Partida Rol por web

La rueda pasó por encima de la cabeza de aquella mujer. Y sonó crac de nuevo. El terrano remontó la cuesta hasta su posición original, con una rueda manchada de fragmentos de hueso, cerebro y sangre. Vílchez estaba flipando en colores, y el Chispillas lo mismo.

Su compañero le ordenó que se mantuviera junto al ciclomotor y se acercó a la ventanilla. No sabía que su compañera fuera capaz de matar a una persona desarmada con tal sangre fría. Aquello le provocó un calambre por la espalda.

Su compañero entró en el coche con cara de estar muy rallado.

-¿Que coño ha sido eso, jefa?, ¿por que te la has cargado? Joder, no me entero de una polla nunca. ¿Que coño está pasando con el virus ese?

La radio se activó entonces y escuchó la voz del cuartel de Mengíbar, del cual dependía su puesto.

-U-33, aquí Control Mengíbar. ¿Cuál es el estado de la persona infectada, cambio?

Aún tenía los brazos rígidos sosteniendo el volante cuando su compañero entró, miró a un lado, el Chispilla aún estaba ahí más blanco que la leche. Bajó un poco la ventanilla –Vete a tu casa cagando ostias y ni una puta palabra ¿Entendido? Ea, arreando- el cabrito había tenido suerte y se había librado.
Se pinzó el puente de la nariz - ¡Vílchez cojones! ¿Es que no te lees las circulares? ¡MIERDA!- le golpeó el brazo, la radio la interrumpió, era central. Exhaló fuerte y tomó el intercomunicador, se mordió el labio antes de hablar – Menjíbar, aquí U-33, he… hemos tenido un accidente, la he atropellado…- apretó los ojos -…está muerta. Cambio-. Cortó la comunicación un momento –escúchame- dijo a su compañero –tú estabas echando un pis y entonces apareció eso de repente, lo comuniqué por radio, me puse nerviosa y sin querer me la llevé por delante ¿Vale?-  señalaba con el dedo inquisitiva.

La radio volvió a sonar al cabo de unos minutos de silencio.

-10-4. Mandaríamos a los de atestados pero os váis a tener que encargar vosotros. Es una noche movidita con éstos casos. Documentad el atropello con unas fotos y cubrid el cuerpo. Intentaremos mandar a alguien del SAMUR o protección civil para que lo retiren de ahí. Cambio y corto.

Su compañero le miró en silencio, entendiendo poco a poco lo que quería decir. No obstante, esperó a que el chispillas se fuera (echó una foto al cadáver cuando estaban distraídos usando su nokia) en su moto. Había dado 0,12 en el control, por debajo de la tasa.

-Y ahora que estamos solos, cuéntame por favor que coño pasa.

Mari Cruz volvió a echar el seguro de las puertas y no dejaba de controlar los retrovisores. Repitió automáticamente el contenido de la circular en torno al tema, como un loro. Luego continuó con apreciaciones personales – Ya ves que la cosa se está poniendo “calentica”. En la tele intentan quitarle importancia pero esto es una maldita epidemia, más te vale entender el término “inmovilizar” en un amplio sentido como acabo de hacer yo o te infectarás también. Llama a tu familia y diles que se queden en casa no les digas más, no es plan de generar alarma, con tanta gente en la calle… esto se tiene que estar extendiendo como la pólvora- echó la espalda en el respaldo –Jooooder la que se nos viene encima-. Apoyó una mano en su hombro –Deberíamos ponernos los chalecos. Venga vamos, hagamos esto rapidito y volvamos a meternos en el coche vayamos a pollas…- puso sonrisa de circunstancia tratando de tranquilizar a Jorge. Estiró el brazo hacia atrás y sacó una bolsa deportiva de debajo de uno de los asientos, donde tenía los chalecos guardados. Era una profesional metódica y lo tenía todo siempre a punto, como ordenaba el reglamento, aunque sus compañeros se lo pasaran por el forro. –La cámara está en la guantera-

Trataba de asimilar todo lo que le decía su compañera. Parpadeó, y unió las piezas del puzzle. Las noticias de la infección, los datos extraños como el estado de sitio decretado en Sudáfrica o las declaraciones de Estados Unidos diciendo que no pasaba nada. Pero estaba pasando, si. Él mismo había escuchado aquello de los "infectados", y como habían llegado ya a España. La cosa estaba fuera de control, aunque trataban de controlarlo. Muy al estilo español. Todo reglamentado, aunque se fuera a tomar por culo. Y como siempre la Guardia Civil era la primera que se comía todo el puto marrón.

-Entonces van a morderte, y si te muerden, te infectan -resumió- Joder. ¿Y a éstos los intentan meter en hospitales para curarles? Si le has pasado con el coche por encima y seguía erre que erre. Estamos jodidos entonces. Me cago en satanás...

Se pasó la mano por el mentón, dejando unos minutos hasta que adquirió el valor suficiente para abrir la puerta del coche. Lo siguiente que hizo fue quitarle el seguro al arma, por que ya no se fiaba ni de su puta madre.

Abrieron el maletero y en él la bolsa de viaje con lo que solían usar para documentar atestados. Los formularios en su carpeta, la cámara de fotos digital, el testigo para poner en las fotos y que se viera la escala y la antiestética manta térmica de color dorado con reflejos que ponían encima de los cadáveres de los siniestrados.

Iluminaron con la linterna el lugar donde estaba el cuerpo. Para su alivio, no había movido. Tenía la cabeza hecha una mierda, rota por arriba como un huevo kinder relleno de fresa al que le habían pegado un bocao, esturreando su contenido. El cerebro estaba hecho pulpa y manchaba la tierra formando un reguero hacia abajo y otro pequeño que subía hasta la rueda del todoterreno.

La noche se había vuelto silenciosa de cojones. Ya no se escuchaban ni las chicharras. Aquello ponía los pelos de punta más que cualquier otra cosa.

-Echemos las fotos y al coche otra vez. No me fío una puta mierda. Podría haber más por ahí. Mi abuelo era cazador y decía que cuando estabas en el campo y no escuchabas nada... es que algo asusta a los animales.

Tenía el ojete tan apretado que no le cabía ni el pelico de una gamba. La tensión le sentaba bien a Vílchez, al parecer era mejor profesional de lo que aparentaba –Veo que lo has pillado. Ya sabes, tiro a la cabeza, ni inmovilizar ni pollas en vinagre-. Fue “pim-pam-pum, bocadillo de atún”, el hizo las fotos y puso la manta mientras ella vigilaba arma en mano. La visión y el olor eran lo más repugnante que habían visto en sus vidas pero la adrenalina impidió que bajaran la guardia -¿Has terminado? Ala, los papeles los hacemos en el coche, corre, que tienes más razón que un santo- Se refería al sospechoso silencio de la noche. Trotaron hasta el vehículo, se aseguraron que la puerta trasera estaba bien cerrada, regresaron al interior sin quitarse los chalecos y echaron los seguros. No habían hecho un atestado más rápido en su puta vida. Mari Cruz cogió la carpeta de formularios, se detuvo antes de escribir mirando el retrovisor central, no se veía acercarse ningún vehículo –han dicho que “intentarían”… protección civil no vendrá, están copados con las fiestas de la Virgen, los nuestros ya han dicho que tampoco, pffff- resopló –voy a preguntar a ver que hacemos... Mejíbar, aquí U-33, ya hemos hecho el atestado ¿Hay nuevas instrucciones? ¿Debemos continuar con el control de alcoholemia? ¿Cuál es el estado de la situación? Cambio-

-Po a mí en Jaén no man dicho na, y vengo ahora de descargar allí... Hablando de descargar, me voy a ir yendo qe mestán entrando ganas de jiñar. Me pones dos redbull, un kinder sorpresa pal Deibi y el Primera Línea de este mes que toavía no lo tengo. "Ónde ligar este verano"... a mí me lo van a decir. Cóbrate todo y dame un recibo por la gasofa.

Mientras el Tortu se afanaba Jose Luis se puso a mirar el móvil, no fuera que se le hubiera escapado un sms sin leer. A saber qué quiere la Toñi aparte de dar por culo.

Los ojos de la Kimberly se iluminaron con forma de S de superman. Por fin alguien traía algo interesante con lo que divertirse por allí y con ello bailar toda la noche. Pero antes lo más importante, pasarse por la piedra al forastero mientras le daba una de las pastillitas d'esas.

-Pos podemoss probarlo e irnos a un lugar más íntimo, que me se parece que aquí hay mucha gente pa' que lo pasemoss tú y yo bien- la Kimberly sonreía, viéndose ya a aquel maromaco entre las piernas y con un tripi gratis de regalo. -¿Has traío coche pa' venir?

La pesa fue echada con total tranquilidad mientras revisaba la revista con ojo profesional. El tortu le había preparado una bolsa con toda la comanda y cuando salió de cagar le cobró cumplidamente. Se despidieron y, con un suspiro, volvió al camión. Se tomó su tiempo para encenderlo, pues no tenía una mierda de prisa, más bien al contrario.

Sin más, se dirigió hacia el pueblo, o más concretamente hacia su casa, un caserón de la hostia con piscina, tres plantas y tapia exterior a las afueras del pueblo. Lo mejor para los suyos, dando fe de que la gente de la ciudad no tenía ni puta idea de vivir en condiciones.

Pero antes había que llegar al pueblo, claro. No había mucha distancia, apenas diez minutos, y tendría que evitar el "centro", por el que no se podía transitar con motivo de las fiestas. Había que pasar dos pequeños puentecillos, arroyos enmarcados en un mar de olivos. Lo que le ralló es que se le puso delante un camión de transporte de cerdos, que vaya horitas para llevar a los cerdos a la cárnica que estaba a las afueras del pueblo. El camionero de delante conducía de una forma bastante errática haciendo eses.

Estaban llegando al Arroyo del Nacimiento y el puente que estaba sobre él. Se fijó que a la derecha, entre los olivos, estaba el todoterreno de la guardia civil, y que había un ford fiesta parado en el arcén en un control. Entonces, el camión de los cerdos terminó de cagarla bien cagada y allí se lió parda.

La radió respondió con instrucciones imprecisas.

-Tenemos un cacao de transmisiones de radio ésta noche, U-33. Estamos intentando recibir instrucciones de Baeza sobre el tema, por si hubiera algún cambio en el protocolo de actuación debido al aumento de los incidentes. De momento manténgase en su posición en stand-by. Prosigan con los controles de alcoholemia sólo si lo juzgan prudente. Cambio.

Se miraron entre ellos entiendo que los mandos no tenían ni puta idea de la situación real ni de qué hacer. Entonces vieron que un coche se acercaba por el sentido del pueblo, un ford fiesta con la música a todo trapo. Ellos no se bajaron del coche, pero habían visto los conos y se pararon solos. No se bajaron del coche ni nada, y Vílchez dudaba entre acercarse e indicarles que prosiguieran o usar los altavoces del coche.

Entonces llegaron dos camiones en la dirección de la autovía, a sus espaldas. Uno era un camión de transporte de cerdos, con cargamento para la cárnica que había a las afueras del pueblo. El que venía detrás el camión de "El cagaprisas", un transportista local.

Y en un momento, se lió un foyón de la Víhen. El camionero de los cerdos venía haciendo eses, pero a la altura del puente la terminó de cagar. Algo entró en la cabina del camión a través del cristal que comunicaba con el compartimento de carga e hizo que el camionero acelerara todavía más y perdiera la dirección del vehículo.

Los civiles vieron como el camión se estrellaba con una gran energía y velocidad contra el ford fiesta, que quedó hecho un puto acordeón. Y no solo eso, el camión rompió el quitamiedos del puente en su lado derecho y cayó al arroyo seco dando un par de vueltas de campana. Los cerdos chillaban de una forma estridente e insoportable con gran energía.

El fiesta quedó bloqueando la calzada, que al ser de una carretera comarcal no era muy ancha, y Jose Luis debió pegar un frenazo para evitar comerse los restos del vehículo y sumarse al accidente. Lo consiguió por puros reflejos y por que venía de vacío con el camión, sin contenedor. El frenazo chilló en la noche hasta que el camión se detuvo. Luego quedó el silencio, solo roto por el cláxon escacharrado del camión siniestrado y la algarabía de los cerdos asustados.

La cosa marchaba. Ya lo creo que marchaba. No lo sentía por Juancar, porque esta era una de esas oportunidades que pasan una vez al año, y el resto del tiempo te tienes que conformar con gachís que esten medio bien. Esta no solo está medio bien, es una reina de Saba. Una que no ponía mucho obstaculo, pero el poco que hubiera esperaba que se fuera con ese atontaniñas.

En el baile arrimé cebolleta hasta el punto que ella me dejara. Cada mujer en un mundo para estas cosas, a unas se lo puedes hacer casi bailando, mientras otras son mas comedidas en los bailes, aunque luego resulten fieras en la cama. Cosa de hacerse las dignas y las dificiles. Pero yo he conseguido abrir mas chirlas que Manolo el pescatero, como quien dice, y conozco los procedimientos de seducción.

Quiero entender que la canaria Yaiza me está proponiendo un plan alternativo a la On, como conocer el hostal donde se estén quedando o pretendan dormir. Pues en realidad no me apatecía nada ponerme ahora de pinguino y coger el coche a Bailén. Valgame Dios los calimochos.

- ¿Quiereh ir despuéh pa la On? Porque yo me quedaría por aquí contigo, con to el guhto der mundo, reina - trago al calimocho y mirada tórrida de macho español. 

Le pareció que la vida pasó a cámara lenta. Había estado a punto de quedarse allí pegado. Se quedó unos segundos estupefacto antes de poder reaccionar. Maniobró el camión, se apartó y aparcó en el arcén.

-¡La Víhen! ¡Joputa!

Saltó de la cabina blanco como la cal y casi se comió un cochino que salía corriendo de allí. Los chillidos de los cerdos llenaban el aire, apilados unos sobre otros en desorden como una montaña de carne temblorosa. Quiso acercarse a ayudar o lo que fuera.

El maromo entendió perfectamente el "lenguaje entre líneas". En realidad, estaba bastante claro. Era una ventaja de aquel mundo y de la juventud del momento. Ya no se estilaban las largas o la retórica. Se preguntaba directamente "si quiés foyah" y la cosa era pim pam pum bocadillo de atún.

-Si, claro que si. Hemos venido en mi coche.

La Kim se tomó aquello y a los pocos minutos le hizo efecto. Parecía éxtasis por que comenzó a sentir euforia, extroversión y la sensación de que estaba a solas con él, a pesar de que allí había la hostia de gente. Se sentía jovial, activa, segura de si misma y llena de energía.

En realidad no se enteró muy bien de como terminó en aquel descampado, caminando hacia el peugeot 306 del tal Alberto. Todo iba como por lagunas, lapsos de tiempo. Cuando volvió a parpadear estaba con la parte de arriba del bañador quitado y sentada encima de él en el coche. Alberto le comía los pezones como si no hubiera un mañana. Aquella sensación sexual pareció estabilizar un poco más el "contínuo espacio-tiempo" y fue más consciente de su control sobre la situación.

El plan estaba surtiendo su efecto. El antontañinas se mezcló muy bien con el porrete que luego le ruló para que se fumara, y su amiga se estaba cociendo viva y acercándose a unos chavales en un intento desesperado por imitar a su amiga y mojar aquella noche. Pero ellos iban a ser los primeros, sin duda alguna.

-No soy muy de discotecas -dijo con una sonrisa- Mucha gente. Y yo solo quiero que estemos los dos.

La mirada fue significativa. Y ahora que su amiga no estaba carabineando ojo avizor, llegó el beso. O más bien, la lengua que se metió en su boca. La madre que la trajo. Estaba más caliente que una estufa cuando notó su abrazo. Entonces le susurró con ese acentillo canario que le puso la polla bailando el mambo.

-Vamos a algún sitio tranquilo. Y fóllame Seky. Hasme tuia.

Estaba un poco perjudicada.

El acto reflejo del camionero fue bajarse a ayudar. Pero en realidad no sabía muy bien como cojones ayudar. El frontal del fiesta estaba hundido en la parte trasera y era casi imposible que nadie hubiera sobrevivido a ese accidente. El cerdo que pasó a su lado corrió como alma que lleva al diablo. Como si huyera de algo o alguien le persiguiera.

De la pareja de picoletos, el chico bajó del todoterreno y le miró cuando se acercó al terraplén, dispuesto a bajar a la vaguada e inspeccionar el camión siniestrado. Pero al girarse a mirar al guardia civil, la pierna del camionero tropezó con algo que sonó como papel de plata. Al mirarlo bien, vió que había pisado un cuerpo tapado por una manta térmica de la que solían poner en los siniestros.

Al pisarlo destapó la cabeza y vió que era la de una mujer muerta, con el craneo abierto reventado y los sesos parcialmente desparramados por la ladera.

Aquello la había llevado al espacio sideral como había prometido el maromo y ahora estaba por llegar hasta el infinito y más allá.  Había tenido un viaje guapo y las cosas habían salido redondas, apenas había llegado a la piscina y ya tenía un chorbo entre sus piernas. Si la noche seguía así, conseguiría otro al acabarla y que no fuera el rancio del Charly que lo tenía ya muy trillado. La Kimberly era chillona y gritona en todos los aspectos de su vida, el sexual no era muy distinto, aunque aquel chico no estaba haciendo nada del otro mundo, los berridos en celo de la joven podían ser oídos en metros alrededor y solo tapados en la piscina por la música.

-Así, sigue Anto... ¡Alberto! Hazme tuya semental- le gritaba frotándose contra el paquete del maromo, del cual ya se estaba olvidando de su nombre. -Saca un condón y fóllame- insinuó con la delicadeza de un bocata de cepas.

Y la cosa viene rápido. La canaría resulta mas facilona de lo que pensé. Mejor, mucho mejor...Efectivamaente, la chica no tiene ganas de On, sino de un buen pollazo. Me come toda la boca cuando cuando su amiga fea se despista, y yo la correspondo, con labrada experiencia de calienta camas. Le sobo bien el pandero en el proceso, y me la termina de poner como un asta con sus claras intenciones y ese acentillo que pondría a tono hasta al más eunuco.

- Ay morenasa, que tengo er coche aparcao fuera...Amoh a darle ehquinaso a tu amiga un rato...- Le digo, y cogiéndola de la mano, y sin mucha dilación, me encamino hacia la salida, con la merienda mas caliente que un cocido en agosto.

Esta iba a ser otra muesca en el siento trasero de mi seat.

-¡Hostiaputa! ¡Que salpica, cagüentó! -exclamó dando un saltito de nena. Notó un sabor agrio en la boca y un nudo en el estómago. Se apartó un poquito y gritó- ¡Agente! ¿Se ofrece algo? ¿Ha llamao ya a lambulancia?