Partida Rol por web

Todos observábamos la escena que aun se desarrollaba ante nosotros, solo una cosa nos llama la atención, un grupo de cuerpos de elfos y medianos sin uniformar se encuentran dentro del campo de batalla. Tanto Shanna como Alhandra parecen haberlos visto también. 

- Sería cosa de acercarse hasta esos cuerpos recientes. Empiezo a equiparme antes de continuar. - Cuando mueres mueres, se termina el camino tanto en esta oscuridad o a la luz del brillante sol. Pienso en las imágenes que me quedaron impresas en la mente ante mi enfrentamiento con el "brujo". - Es un viaje sin retorno.

Desciendo de la carreta y camino hacia el grupo que no encaja en el cuadro.

Alhandra y Raith se lamentan al ver los cuerpos de aquellos elfos y medianos tendidos sin vida en aquel lugar de pesadilla latente. Si fuese posible vivir dentro de un mundo onírico de pesadilla aquellas tierras serían el máximo exponente de semejante locura. Entonces reparan en algo. Los cuerpos de elfos , medianos y de otros que se encuentran cercanos a estos, presentan terribles heridas y mutilaciones ...¡Por todos los Dioses! Ojalá se equivoquen, pero jurarían que algo ha estado alimentándose de los cadáveres...   

Algo parece haberle arrancado sus extremidades. El resto del cuerpo se encuentra lleno de barro como si hubiesen estado arrastrándolo por aquel campo.

Cuando de repente...

-¡Cuidado!- les grita Shana desde una posición cercana a la carreta elemental. La princesa ha escuchado algo.

 Al principio os parece un movimiento extraño y hasta fuera de lugar ya que no veis ninguna amenaza. Luego se os hiela la sangre. Un montículo de cuerpos y armas abandonados se mueve, alzándose del suelo sobre ocho patas de crustáceo. En su cuerpo aparecen dos antinaturales y grotescos ojos  que, para vuestro espanto, os recuerdan a los ojos de una persona. Su mirada se clava, con una terrorífica contracción de pupilas,en Alhandra y Raith.

La exploración llevada a cabo por Alhandra y Raith no llevó a nada bueno, como era de esperar en este terreno maldito, que será esa maldita cosa, un carroñero u otro muerto viviente que tantos problemas nos han estado dando.

Voy a intentar rodear al monstruo mientras está distraido para atacar y no llevarme ningún golpe en e proceso.

La repentina aparición de esta especie de cangrejo gigantesco me hace saltar de miedo y sorpresa, imaginándome qué terrores podían estar animando a los cadáveres. Sin embargo, al constatar que los muertos no están volviendo a la vida y que se trata de algún tipo de bestia carroñera, no dudo en echar mano a mi maza.

Ni siquiera me molesto en intentar golpear al crustáceo monstruoso, me limito a balancear amenazadoramente mi arma delante de él con la esperanza de espantarlo de aquí.

El horripilante ser avanza rápidamente con la velocidad que le otorgan sus largas patas parecidas a las de un insecto gigante. Alhandra intenta golpearle con su maza pero apenas si consigue acercarse lo suficiente a él. El temor de quedar bajo el cuerpo de ese animal le disuade de aventurarse a realizar un ataque impulsivo. 

Una de las pinzas se lanza contra Raith desde más distancia de la que el guerrero puede alcanzarle con su espada. La extremidad recubierta de púas y del tamaño de una mesa de taberna, golpea a Raith provocándole varias perforaciones en el hombro. Algunas de sus púas llegan incluso a rascar con el hueso de esa articulación.

Mientras tanto Khala se mueve rodeando al cangrejo con la intención de sorprenderlo desde atrás...

La visión de esa criatura os hiela la sangre. Apenas os habéis recuperado de la terrible visión de aquel campo de batalla eterno que otro horror surge de entre los cadáveres.

-¡Shana!- te requiere Edirel a tu lado-. ¿Qué es eso?

El espadachín te señala uno de los cuerpos tendidos en el suelo. Parece ser el cuerpo de uno de los medianos que tanto os han llamado la atención. De su cuerpo sobresale una bolsa de cuero entreabierta. En su interior se vislumbran tres botellas...

Otra criatura que siquiera debía vivir en esta realidad había salido de entre los cadáveres para añadirnos a su menú. Sin siquiera esperar a que nos acercásemos, abandonó su guarida y cargó contra nosotros. Él me acierta primero, mi sangre fluye entre sus pinzas y mancha el reseco suelo de nuestro alrededor. 

- Bonito día, si muy bonito.

Respondo con un espadazo dirigido hacia su caparazón, si tenía suerte...esta noche cenaría cangrejo a la brasa.

"¡YIKES!" se agarró a Edirél del susto que le dio semejante crustáceo. A ver, lo había escuchado rondar pero realmente no se esperaba semejante monstruosidad de bicho. Los aventureros, como si estuvieran acostumbrados a ver a cangrejos gigantes asi como si tal cosa, como si fuera lo normal, fueron a enfrentarse a él sin más. ¿Llegaría el día en que ella llegase a ver estas criaturas como si fueran el pan de cada día, como hacían ellos? ...Probablemente no.

Lo último que quería era acercarse demasiado al monstruito. Suerte que Edirél la llamó y le señaló una bolsa con tres viales en la bolsa de cuero de uno de los hobbits. ¿Qué serían? ¿Pociones? ¿Explosivos? Shanna examinó la bolsa mientras el tiflin vigilaba por su seguridad.

Khala estaba intentando rodear a la criatura por el sur, así que me dirigí por detrás de Alhandra hacia el norte. Si conseguíamos rodear a la criatura y atacarla desde diferentes ángulos, caería rápidamente con el mínimo de peligro.

Desenvainé la espada y corrí hacia el norte.

Al ver que Raith ha resultado herido y que tanto Threkor como Khala acuden en nuestro auxilio, retrocedo para no estorbarles y echo mano de mi ballesta ligera para acosar a la criatura desde una distancia prudencial.

Threkor corre por el campo de batalla. Sus ágiles pies esquivan los cadáveres repartidos por el suelo aunque en algún paso el manto de muertos es tan espeso que no puede evitar pisar algún que otro cuerpo. Desenvaina su espada y se aproxima temerariamente para asestar un golpe al depravado crustáceo... Cuando el olor nauseabundo llega a su olfato reacciona justo a tiempo de evitar una sacudida de una de las enormes pinzas del ser. Por poco las puas de su caparazón no han arrancado la carne de su cara.

Edirel sigue los pasos de Threkor al ver que Shana acude a ver aquella extraña bolsa llena de botellas que acaban de ver. Aunque sus pies no gozan de la maestría del elfo consigue acercarse velozmente a Alhandra. En el último segundo, no obstante, se detiene al ver como la enfurecida ( o hambrienta criatura ) se revuelve golpeando a izquierda a derecha con sus terribles armas naturales.

Shana se acerca al mediano tendido en el suelo. La bolsa está tumbada en el suelo junto al cuerpo. Una sensación de profundo asco arremete contra ella cuando al pisar el suelo musgoso surge, hasta cubrir sus pies, un charco de agua ensangrentada y pestilente. Un temblor recorre su espina dorsal cuando nota como sus pies se mojan con ese caldo producto de la sangre y los fluidos vertidos en en el campo de batalla.  Pero aún así consigue sobreponerse y arrodillarse junto al cuerpo. Sus manos abren el cuero de la bolsa, húmeda y viscosa. Contempla las tres botellas y extrae una de ella. Una etiqueta reza:

"Poción Sanadora de Guffin's"

Un crujido obliga a la princesa a alzar la vista. La espada de Raith ha golpeado violentamente el cuerpo del crustáceo. Restos de caparazón caen alrededor y encima del guerrero . Trozos de carne marrón, y con un insoportable hedor a algas podridas, caen sobre aquellos que os halláis cerca. 

El guerrero, satisfecho por su tremendo golpe, siente una fuerte punzada en el brazo derecho con el que empuña la espada. Una de las púas del crustáceo se ha clavado en su antebrazo. Un intenso escozor le recorre el brazo...

Edirel da un paso rápido en dirección al monstruo acorazado. Busca un hueco entre las placas de exoesqueleto de aquel ser. Es una acción temeraria que exige lo mejor del espadachín. El acero de su estoque se hunde en el hueco que ha descubierto. Pero unos bordes aserrados del exoesqueleto dañan las manos de Edirel infligiéndole un lacerante dolor.

Alhandra aprovecha la ocasión para alejarse de aquella trituradora de pinzas y patas. Una de las enormes pinzas pasa muy cerca de ella cuando se mueve. Ha llegado incluso a sentir como el aire temblaba a su paso y hasta ha podido oler de cerca a aquella criatura. Extrae su ballesta y casi sin pensar realiza un rápido disparo. El virote se clava en el hueco descarnado que el golpe de Raith ha abierto en una de los costados del cangrejo.

La Cannith contempla con horror como aquel crustáceo clava sus enormes pupilas en ella...

El virote lanzado por Alhandra ha hecho enfurecer al gigantesco crustáceo. Es momento de aprovechar los huecos abiertos en la dura coraza de la criatura para atacar todos a la vez mientras está pendiente de otro objetivo.

Golpear la cangrejo era casi tan peligroso como que este te golpeara, las espinas de su caparazón atravesaban las armaduras y dolía. No podíamos dejarlo con vida y eso nos ocasionaba tener que terminar con él. Alzo la espada una vez más intentando golpearlo en el lugar donde antes le había impactado, con suerte sería un golpe mortal. 

La repugnancia le hizo olvidar que había un cangrejo gigante a pocos metros de ella. ¡Qué asco qué asco qué asco!  Sangre, mugre y... ¿¡eso era un gusano!? Se preguntó que por qué estaba haciendo esto ella, pero es que precisamente ella era la única que podía, ya que sus colegas estaban ocupados en otra cosa... ya sabes, lo normal: UN CANGREJO GIGANTE DEFINITIVAMENTE NADA NORMAL.

Cuando por fin consiguió extraer la bolsa, miró el contenido de ésta. Uno de los viales rezaba: Poción Sanadora de Guffin's. ...¡Justo lo que necesitaban! Miró de vuelta hacia sus compañeros. Edirél ya había acudido a ayudar y se había hecho sangre, y Raith estaba también muy muy herido. Tenía que hacerlo. Tenía que acercarse al cangrejo gigante y alcanzarles esa poción antes de que fuese demasiado tarde. El monstruo le aterraba, no entendía cómo sus compañeros podían ir a afrentarlo sin temor alguno. La princesa tragó saliva, asintió y se puso en marcha, tratando de acercarse a Raith para darle de beber aquella poción sanadora.

¿Es que este bicho no va a morirse nunca? Edirél, Raith, yo... todos sumamos nuestros esfuerzos tratando de acabar con el cangrejo gigante pero su dura coraza resulta más resistente de lo que había supuesto en un primer momento y sus pinzas, más mortales.

Mis disparo resulta extraordinariamente certero. Sorprendentemente certero teniendo en cuenta que no soy una gran tiradora, pero lejos de lograr abatir a la criatura, lo único que consigo es atraer su atención sobre mí. Retrocedo con paso inseguro mientras coloco un nuevo virote en mi ballesta y disparo contra el sobredimensionado animal.

Sin embargo, el comprensible nerviosismo le resta eficacia a mi puntería y el proyectil rebota inofensivo contra el impenetrable exoesqueleto del monstruo.

La agilidad de Threkor le lleva a esquivar las acometidas furiosas de aquella pesadilla. Agachándose al límite de sus posibilidades una de las pinzas pasa rascando por encima de su cabeza. El riesgo ha valido la pena ya que ha conseguido situarse al otro lado de Raith completando de esta forma el cerco al crustáceo gigante. 

Khala demuestra la misma valentía. Pero la suerte no le favorece de la misma forma. Su arma doble rasca el exoesqueleto sin encontrar un hueco por el que hundirla violentamente. El cangrejo gigante gira hacia ella y golpea de arriba hacia abajo. Los brazos de la exploradora se cierran en el último momento en un intento de detener el impacto. Apenas lo consigue...La sacudida casi le parte en dos. Siente crujir varios huesos de su cuerpo y siente como sus brazos son perforados en numerosos partes por las terribles púas que surgen desordenadamente, como puntas de lanza, del exoesqueleto del cangrejo gigante.

En ese momento Shana intenta acercarse a Raith. Sabe de la gravedad de sus heridas. Y sabe que el guerrero puede llegar a ser imprescindible. Pero por otra parte acercarse a aquella trituradora es de lo más terrorífico que haya hecho nunca y más aún teniendo en cuenta el inhóspito y desolado lugar en el que os encontráis. Y sorprendiéndose a ella misma...se lanza hacia Raith con la bolsa de las pócimas en su regazo... 

Nota una vibración en el aire. Un rugido extraño y aterrador. Un insoportable hedor a algas podridas. Pero sin saber cómo, consigue situarse a espaldas del guerrero.El resto respiráis tranquilos cuando veis con infinito alivio como ha podido esquivar una muerte que  parecía segura. 

Sin embargo aquella bestia parece no detenerse ante nada. Ahora comprendéis que estáis luchando por vuestras vidas de una forma desesperada. Y lo confirma lo que sucede a continuación. Tras un certero corte de la espada de Raith, el cangrejo consigue atrapar con una de sus pinzas el cuerpo del guerrero. La presión que viene después es terrible. No sólo no se clavan las afiladas protuberancias en su cuerpo sino que varias de sus costillas se rompen instantáneamente. A oídos de Shana llega el terrible chasquido de los huesos al partirse. Raith queda tan aturdido que sus piernas tiemblan amenazando con desplomarse en cualquier momento.

El destino de Edirel es aún más aciago si cabe. Una de las patas lo desequilibra lo suficiente como para que no vea venir la otra pinza del cangrejo. El golpe es igualmente demoledor. El cuerpo del espadachín sale volando un par de metros hasta caer entre los cuerpos de los caídos donde, para vuestro horror, permanece inmóvil y desangrándose.

Las patas del cangrejo monstruoso cortan el aire a escasos centímetros de mi posición, anunciándome una muerte cierta que he logrado posponer por muy poco y nadie sabe por cuánto tiempo. Mis amigos no tienen tanta suerte y uno tras otro comienzan a sucumbir ante tan temible adversario. Los cadáveres sembrados en este lugar debieron darnos una idea más acertada de la amenaza que nos acechaba pero la subestimamos y ahora estamos pagando las consecuencias.

Tenemos algunas pociones y material médico y contamos con el cinturón curativo, pero ninguna de esas cosas son servirán si no conseguimos acabar deprisa con esta criatura. En estos momentos nos vendría bien algo de magia, una varita de bolas de fuego o algo así. Por desgracia, me temo que yo soy lo más parecido a un mago con lo que cuenta nuestro grupo y eso me da ganas de llorar.

Durante un momento tengo dudas de si se trata de un animal corriente o de una criatura afectada por la magia que impera en este lugar y termino llegando a la conclusión de que se trata de una bestia mágica, pues me parece imposible que la naturaleza haya creado semejante engendro.

Así pues, me concentro en mi ballesta y en los virotes guardados en el carcaj que cuelga de mi cadera, tratando de convertirlos en un arma verdaderamente mortífera para esta criatura.