Partida Rol por web

Faraday de nuevo hizo una demostración de sus habilidades al conseguir lo que solo podía describirse como un aterrizaje de manual. El viaje había sido tranquilo y el piloto era el único que había tenido algo de trabajo, pero ahora que estaban en Harmony le tocaba al resto ganarse el pan. A ver con que se encontraban allí - Coincido con Spencer, señor - dijo al escuchar al cazarrecompensas - Creo que a todos nos vendría bien estirar las piernas sobre un poco de roca. La disposición también la veo correcta. No debería haber problemas pero ya hemos comprobado - le echó una mirada de reojo a Russel - que por aquí son de temperamento corto y gatillo fácil. Estaría bien decidir que clase de acercamiento vamos a intentar - dependiedo de lo que se dijera, tendría que ir con un arma u otra, la gabardina solo daba para ocultar lo que daba.

Me apoyo en el asiento del copiloto para observar el paisaje que se extiende ante nosotros, mientras iniciamos el rápido descenso.

Aunque la pericia de Faraday es encomiable, no puedo evitar sentir un nudo de nervios en las tripas; al fin y al cabo, ¿quién me garantiza que esta nave no estallará en llamas en cuanto crucemos la atmósfera del planeta?

No, debo elegir concentrarme en los alrededores, y desde que atravesamos la atmósfera hasta que empezamos a divisar el trazado topográfico del planeta, trato de hacerme una idea de cómo serán las gentes que viven aquí. Aparte de Perséfone, nunca he estado tan lejos de los planetas centrales, así que no puedo evitar fijarme más en el paisaje que en posibles emboscadas.

A medida que vamos descendiendo, decido observar con detenimiento lo que comienza a percibirse. Confiaba en mi vista de halcón para vislumbrar qué es lo que se veía en aquella zona de aterrizaje.

-Con un poco de suerte, de aquí no tendremos que huir mientras nos disparan -comento, lacónico, mientras jugueteo con el revólver.

Faraday se lanzo a por un descenso rápido, inclinando el morro de la nave al ingresar en la atmosfera, y luego jugando con las corrientes de aire, para evitar quemar tanto combustible y maniobrando con lo mínimo con los flaps, y las turbinas laterales de la Constanze. El no usaba el panel de vidrio balístico de la cabina, en cambio se guiaba con sus instrumentos, los sensores, la brújula interna de la nave y el mapa topográfico que indicaba el terreno gracias a la computadora de la nave.

La cabina se había convertido en un lugar concurrido, desde el Capitán quien se había agendado el lugar de copiloto, Rush se había ido contra un rincón, observando todo como un niño en una tienda de caramelos, la acompañante se había apoyado en el asiento de copiloto,

¿Quiere que hagamos una demostración de habilidad para impresionar compradores, Capitán? Dígalo y hare un par de maniobras divertidas dijo el piloto, agarrando una palanquita que usualmente no tocaba, y que el piloto había puesto el cartel de “no tocar” con cinta. Pero el descenso fue tan rápido que no dio la oportunidad y no quería quemar combustible innecesario. Lo cierto es que la mayoría del mismo se quemaba en la atmosfera, en el espacio no era tan necesario excepto para los microcambios de rumbo.

Observo que Kovacs y Spencer estaban todos en la cabina. O sea, eso implicaba que no había nadie en la sala de motores. Quizás habían creído que su habilidad bastaría para aterrizar, esa confianza estaba bien, pero quizás se confiaban demasiado. El necesitaba alguien en la sala de motores. Y no parecía que nadie tuviera ganas de asumir esa responsabilidad. Hablaría con Kaine al respecto. Empezaron a repartirse los puestos de bajada. Lo cierto es que le vendría bien estirar las piernas, pero podía quedarse en la nave si se requería.

Finalmente, la nave aterrizo en el destino indicado, y saco las patas de la nave, que se extendieron para apoyar la nave suavemente, o tal vez no tanto, en tierra. El Piloto mantuvo la nave con los motores encendidos durante unos segundos más, costumbre de piloto experimentado, para ver si el suelo aguantaba el peso de las ciento sesenta toneladas que pesaba la nave estando casi vacia como era el caso.

A pesar de que estaban todos en la cabina, Faraday tomo el comunicador de la nave, y el piloto indico por el mismo Les habla su piloto favorito, Nathan Faraday, de Espacioviajes Sugar. Espacioviajes Sugar agradece el viaje en su espacio línea, y desea que las utilicen nuevamente, sin agujeros ni partes menos en su retorno. El destino es la agradable Snowfall, lugar de criminales de gatillo fácil, entregas turbias forzadas, escasa terraformacion, roca de mala calidad, y algo abundante en tormentas de arena. Se recomienda el uso de gafas y ponchos.

Luego se giro en su silla hacia el resto, y comento.

Me da igual quedarme o ir, pero soy un conductor bastante decente, sobre todo para salir rápido de una zona complicada. Pero si es por ese motivo, seguro Kovacs o Spencer también lo son. ¿Verdad? Y si es por ese motivo, mejor me quedo en la nave, pero en el próximo planeta, bajo.
Aunque si no voy, y esta la posibilidad, consigan whisky, o bourbon, que empiezo a quedarme en la reserva

Inspiro lentamente sin dejar de mirar los sensores, para luego contestar a nuestro atrevido piloto, de nuevo sin mirarle.

- No hay necesidad de presumir, señor Faraday. Siempre es mejor ser subestimado por el enemigo.

Todos llevamos dos días encerrados en esta cafetera. Nos vendrá bien salir, pero si alguien quiere quedarse en las cercanías de la nave no me importará siempre que se queden al menos dos personas. Nadie se queda sólo en ningún momento ¿entendido?

Miro el escenario a medida que nos acercamos. Mis ojos se estrechan y aparto la espalda del respaldo para señalar un punto en la ventana

- Allí. Observen.

En el desfiladero parece que hay al menos un par de hombres. Van vestidos de colores parduzcos y parecen moverse  inquietos.  Además, a lo lejos parece que hay un par de caballos.

No creo que sea una emboscada, pero desde luego están al tanto de nuestra llegada.

Miro la instantánea del valle que se extiende ante nosotros, y suspiro. No está mal; de hecho es hasta bonito. Sin embargo, todos ponen especial interés en investigar un punto concreto, y no puedo evitar volverme hacia ellos, ¿qué hay? ¿Por qué tengo la impresión de que soy la única que no se entera de nada?

En el desfiladero parece que hay al menos un par de hombres. Van vestidos de colores parduzcos y parecen moverse  inquietos.  Además, a lo lejos parece que hay un par de caballos. No creo que sea una emboscada, pero desde luego están al tanto de nuestra llegada.

-Shénme? -Recibo sus palabras con un sobresalto, intentando seguir la trayectoria de su mirada para ver a los bandidos ocultos en el paisaje, pero soy incapaz. A lo mejor necesito gafas.

 Lanzo un pesado suspiro. Maravilloso.

-Muy bien, capitán, ¿necesita que alguien concreto le acompañe? Aunque estoy de acuerdo con el señor Spencer de que debería llevar un par de pistoleros para cubrirle las espaldas, creo que es importante que la nave no se quede desprotegida. Si me lleva a mí, -añado, inquieta- puedo intentar ayudarle con la negociación, pero no crea que es falsa modestia si le digo que no estoy acostumbrada a negociar en estos términos. Y, por supuesto, necesitaré un arma.

Aria había visto lo mismo que el Doctor Kaine mientras la nave hacía el descenso. Así que no dijo nada en relación a eso, pero sin embargo parecían nerviosos, más allá de que el capitán no creyera que fuera una emboscada, el adolescente intuía que aquel intercambio no iba a ser sencillo. 

–Esto... creo que va a pasar algo... esos hombres parecen nerviosos ante nuestra llegada... y si se supone que esto iba a ser simplemente recoger algo, no deberían de estar así. Me refiero... estamos en un lugar aparentemente solos, pero esos tipos no paran quietos... Creo que no deberíamos ir todos, quizás el capitán con la señorita Jun y alguien que pueda protegerlos. –Aria miró en la dirección de Bill y Nikita. Los demás deberíamos tratar de cubrir todo el terreno colindante por si acaso... Bueno, yo no tengo un arma, pero ya sabéis a que me refiero.

Aria frunció el ceño, tal vez se estuviera extralimitando al hablar, no en vano allí era más un estorbo que algo de ayuda. –Quiero decir... Nos vamos a meter en un lugar estrecho, desde donde podrían hacer cualquier cosa si vamos todos juntos. Ellos no saben cuantos somos, ¿No?. Podríamos ser nosotros quienes controlaran la zona y no ellos...
 

David también veía al par de siluetas que los esperaban en el desfiladero. La situación no le gustaba, la cosa podía salir mal muy fácilmente y el lugar del encuento no es que acompañara a la hora de tranquilizarlo. Le pareció bien lo de no dejar a nadie solo, aunque aquello iba a dividirlos de manera inevitable. Ni Jun ni Russel tenían armas o entrenamiento para usarlas, por lo que mínimo uno de los demás tendría que quedarse cerca de ellos. Seguirían siendo cuatro, pero...

- Nunca se sabe. Dos me parece poca gente, podría haber más escondidos cerca, y un desfiladero es un buen sitio en el que montar una emboscada. Podríamos tratar de colocar un tirador en una posición ventajosa antes de ir al encuentro. ¿Alguien tiene un arma de largo alcance?

No era ningún secreto en el mundillo de los cazarrecompensas que yo tenía una visión certera, capaz de percibir formas a larga distancia. Sin embargo, la precisión con la que había hablado el capitán era estremecedora. Yo había logrado ver a aquellos dos hombres con ropas parduscas, pero él incluso había divisado un par de caballos a lo lejos.

Dejé escapar un ligero silbido de aprobación.

-¡La leche, capitán! ¡Eso es sí que es tener vista de lince! -exclamé, emocionado. Al escuchar la pregunta de Kovacs, hice un gesto de negación con la cabeza-. Solo tengo la Desert Eagle, me temo. Aunque si alguien tiene un rifle de larga distancia, podríamos apostar un francotirador en una zona elevada.

Mientras todos hablaban en su cabina, al tiempo que el seguía revisando diferentes avisos de los sensores, presto atención a todos hasta que se barajaron las diferentes opciones.

Con el debido respeto, Capitán. Si muge, come pasto, y da leche, yo me prepararía para el ordeñe, si me logro explicar. giro en la silla para encarar a los presentes. Me encantaría que no fuera una trampa, pero no llegue hasta este punto de mi vida vivo y entero con buenos deseos. Mucho menos, si recordamos que quienes nos encargaron el trabajo, nos dieron una emboscada, utilizaron un emisor de radio para jammear la nave, un control de la puerta trasera y tenían matones y tipos listos para abordarnos, ni hablar que golpearon a Rush. Esta es mi sugerencia. Llévese a Stark, Kovacs y a Spencer y déjeme aquí a la Dama y al niño.
Yo lo estaré observando desde aquí, con la nave con los motores calientes. Y usted puede llevar un radio de corto alcance y poner algunas palabras claves. Una palabra clave puede ser apunta a los bastardos del rifle con los lasers de la nave, o dispárales, otra, venme a buscar a toda máquina.
Es mas, si cobijamos con unas mantas a la mula, no será necesario mostrar todas las cartas, Kovacs y Spencer pueden ir ocultos y Nikita su agradable acompañante para levantar menos sospechas. Es solo una sugerencia, un esbozo de plan, pero mejor prevenir que curar.

Nikkie escuchó todos los planes, pero desde luego el del piloto consiguió que reaccionase y le miró con una ceja levantada. Ya estamos, como era una mujer, que le hiciese de acompañante.

A modo de respuesta saca y eleva su M4A1. Esta preciosidad alcanza los 420 metros. Puedo situarme y esconderme para mantenerlos a raya si os disparan y así poder cubriros al ir o cuando vengáis si hay problemas. Propone. Demasiado tiempo sin estar en acción. Lo estaba deseando.