Partida Rol por web

Nikita observó todo el fardeo con una ceja levantada y una sonrisa de lado. No dijo nada durante todo el proceso y le dejó terminar.

¿Ya has acabado de presumir? Pregunta una vez termina. No admitiría que le había gustado el espectáculo, el espacio era su debilidad, pero que el chico había tratado de impresionarla, de eso estaba segura. ¿Está intentando ligar conmigo, señor Faraday? Pregunta divertida, adoptando una pose en la silla más cómoda y de diversión, poniendo una pierna encima de uno de los reposabrazos y dejándola colgar desde ahí.

¿Le ha funcionado con la princesita y ahora lo intenta conmigo? Chasquea la lengua y niega divertida. Qué feo está eso...

Faraday ignoro las preguntas retoricas de la muchacha. Se paro y puso los brazos en jarra, y torcio la cara al tiempo que una sonrisa se dibujaba en su rostro mientras la observaba desde su altura, ella sentada.
simplemente pensé que le gustaría el espectáculo Se quito la chaqueta, quedando solo en la camiseta de hilo, y luego, busco algo debajo de su asiento. Saco su bolso militar, y ahí estaban unas vendas, de esas que tenían para anudarse al dedo pulgar y luego a toda la mano.
Pensé que no era de las que decía no a un combate de práctica, Srta Stark. Parece que le vendría bien soltar algo de vapor. Tiro uno de las vendas anudadas al aire, y la volvió a agarrar cuando cayo.

Apartó la mirada de él para dirigirla a un lado, sin mirar nada fijamente, aunque pareciese que miraba algo o a alguien. Niega y sonríe de medio lado. Coge aire y decide levantarse.

¿Me estás retando a un combate? Pregunta sorprendida levantando las cejas y aún sonriendo. Adelante. Igual sí que me vienes bien para dormir mejor. Dijo haciéndose crujir los nudillos. De paso, le iría bien para saber qué mas habilidades tenía su compañero para quizá fiarse más o no de él. Igual hasta la sorprendía y resultaba que era bueno y ya tenía entretenimiento dentro de la nave: ganarle.

Faraday le arrojo los dos bollitos de tela, al tiempo que salía de ahí, caminando primero hacia donde había designado como salón de entrenamiento, pasando la cocina, donde empezaba a olerse café nuevo. Empezó a anudarse la mano izquierda, al tiempo que la observaba girando la cabeza, pues el había abierto el camino.
A un combate de práctica, no quiero lastimar ese bonito rostro dijo, ya atándose la otra mano. Creo que te equivocas, no vas a dormir mucho conmigo como compañero, Pecas.
Estiro los pies, dando pequeños saltitos, y luego tiro un uno-dos, de precalentamiento. ¿Lo hacemos por algo? ¿O solo practica? Vamos! ¿Las Damas primero.

Nikita no pudo evitar sentir la emoción de un combate. Aunque no fuese con armas, el hecho de combatir le hacía subir la adrenalina y era justo lo que necesitaba despues de ese día tan tranquilo.

Se protege las manos, solo por igualdad de condiciones, solía ser más basta. Si quieres apostar, adelante. Dice segura de si misma.

Cuando le da permiso, no se lo piensa dos veces y va directa a mandíbula.

Faraday salto a un lado, y luego al otro, como midiendo a su rival y hasta ofreció el puño para dar oficialmente por comenzada la práctica. Se puso en guardia en una pose de boxeo alzando los dos brazos para cubrirse el rostro y el torso, aunque una de las manos la dejo abierta por si debía capturar algo.
El golpe de Nikita paso rapido, pero el giro la cadera rapidamente, esquivandolo por poco, y realizo un barrido a su vez, derribando a la chica.
Salto a un lado y al otro, sonriendo.
Disculpa... ¿el piso esta duro? dijo, tocandose la nariz con el pulgar un par de veces.Tal vez podemos hacerlo por secretos... ¿Que dices?

Nikita cae de golpe y una vez toca el suelo sus ojos se abren todo lo que pueden y se le quedan mirando. Qué rabia le daba esa soberbia. Quería tenerlo bajo su bota a toda costa. Si bien era cierto, que Nikita era mucho mejor con las armas a distancia, tampoco creía que cualquiera pudiera ganarla.

No me hace falta ganarte para saber que muy probablemente compartimos profesión en algún momento de nuestras vidas. Dijo encajando el golpe con el mayor orgullo que podía, confesándole algo de ella y levantándose. Sabía que no le ganaría, pero tenía que volver a intentarlo.

De nuevo, por poco, tampoco consigue acertarle. Queda peligrosamente expuesta a él, y sabe que se avecina el golpe de respuesta. Tenía que intentarlo.. dice simplemente sonriendo y encogiéndose de hombros. Aún perdiendo, disfrutaba de un buen combate.

Nikita la observa de reojo pero no dice nada. Igual había a personas que les costaba entender que otras personas no querían hablar de su pasado. De nada que tuviera que ver con su vida hasta ese momento. Decidió tener un poco de paciencia y no soltarle una grosería el primer día.

Mire señorita... Jun... le concedió el tutearla, aunque Nikita pareció estar incómoda. No te lo tomes a mal, pero cuanto menos sepas, mejor, para las dos. De verdad, no insistas. Hagamos de este viaje, lo más cómodo y cordial posible. En pocas palabras, era un "vamos a llevarnos bien". No iba a hacer daño ni física ni verbalmente a nadie, pero si había algo que no le gustaba, lo diría.

Yo no me meto en tus cosas raras y sospechosas que llevas encima y tú no preguntas más sobre mi pasado... Dijo a modo de trato y le tendió la mano.

El alivio que siento al comprobar que las medicinas están bien me ha sacado completamente de situación, por lo que me sobresalta la voz de la señorita Stark.

Yo no me meto en tus cosas raras y sospechosas que llevas encima y tú no preguntas más sobre mi pasado...

Me sonrojo ligeramente, mientras separo las manos de mi pecho y deposito la caja con cuidado sobre mi cama.

-Lo entiendo -asiento-. Siento si la he ofendido, en absoluto era mi intención. A veces el pasado se enquista en el alma, y crea una herida que nos acaba devorando por dentro. Si cambiara de opinión... -me encojo de hombros- mi trabajo consiste en escuchar, y en la discreción. 

Suspiro pesadamente, mientras observo la superficie de la cama, en la que la cajita de jeringuillas destaca poderosamente.

Supongo que lo suyo sería un quid pro quo. No puedes pedir discreción sin dar nada a cambio.

-Estoy enferma. -Confieso, finalmente, dejando caer los hombros- No es algo que me guste divulgar, y preferiría que... quedara entre nosotras. Ya sabes, para evitar momentos caballerescos innecesarios.

Abro el estuche de jeringuillas, y se las muestro brevemente.

-Realmente no hay mucho que hacer, son medicinas paliativas. -Esbozo una sonrisa triste, tras cerrar la caja y guardarla de nuevo en la bolsa- Me endeudé con Sugar en el peor momento, está claro.

Mientras guardo la cajita en la maleta, no puedo evitar agradecer a esos clientes con problemas de erección que necesitan... una ayudita química. 

Entre esos, los que prefien un viaje místico por las estrellas durante las sesiones, y los que sufren dolores crónicos, tengo medicamentos para rato. Dejar la caja en la postura idónea para que cayera en el momento justo ha sido lo más difícil de todo.

En fin, veremos si la señorita Stark también es parca en palabras en lo referente a los temas personales de los demás. 

El Piloto no era quizás lo que la mercenaria había esperado, era rápido, sus reflejos estaban bien puestos, eso era normal en un piloto, pero también era considerablemente fuerte, como alguien acostumbrado a entrenar al límite. Ahora usaba algo similar a saltitos de boxeo, quedándose nunca quieto en un lugar, y facilitando el esquivarla, después de todo, el casi media metro noventa, y sus brazos eran largos en comparación.

No me dices nada nuevo. Cuando transmiti los códigos de la alianza, esperaba que Kovacs lo entendiera, pero no sabia que tu lo habías hecho también. O eso, o eras una espia. Uff Esquivo por muy poco el golpe de ella, pero muy poco era la diferencia entre la victoria y la derrota.
Se la jugo en un golpe que el esperaba, era la respuesta obvia a la pulla que le habían dado, el ahora lo encajo, agarro su brazo, y la proyecto por encima de si, para bajarla no demasiado suavemente sobre el piso, que por suerte no era metálico. Le habían hecho eso miles de veces, y dolía, pero sobre todo dolía en el orgullo. Se arrodillo rápido sobre la también acostada nikita, y palmeo dos veces el trasero de ella.
Casi, casi, eres tan buena como Jun. Felicitaciones

Se incorporo, y ahora con ambos brazos la incito a que lo atacara, con una obvia sonrisa sobradora en el rostro.

Todo iba bastante bien, pues Nikita tenía orgullo, pero adoraba aprender y perdía con la cabeza alta, siempre descubriendo cosas nuevas. Le dolía, pero admitía perder, pues de las derrotas se podía avanzar. Lo que no le gustó, fue cuando le palmeó el culo.

Su mirada cambió, a una más amenazante.No sé qué rollo te traes con la princesita. Pero no te equivoques conmigo. Quizá no soy buena en pelea, pero podría matarte a kilómetros de distancia, así que no te la juegues. Dijo como si fuese una tigresa sacando los dientes.

Si quieres tocar culos, la llamas a ella. Dijo levantándose dispuesta a irse.

Agendado dijo el piloto, sorprendido ante la reacción de la chica, pero no molesto, ni perturbado Solo para dejarlo claro, no he tenido contacto con Jun. Así que tampoco la llamare.
¿Ahora vas a quedarte hablando o vas a tirarme un golpe?

Llevaban ya un par de días a bordo de la Constanze, rumbo a Snowfall, y la dinámica de la tripulación no había variado demasiado, al menos por lo que David había visto. Cada uno dejaba en paz a los demás mientras los demás no se metieran con sus cosas. Por supuesto, había momentos en los que no les quedaba otra que relacionarse unos con otros, pero no servían realmente para conocer al resto. Lo único que verdaderamente era lo mucho que los tenía cogidos por las pelotas Kim Sugar y lo poco que podían hacer al respecto salvo tragar con lo que este les mandara.

Estaba en la zona común encargándose de la limpieza y el mantenimiento de su revólver: desmontarlo, asegurarse de que las piezas estuvieran en correcto estado y volver a montarlo. Los revólveres no se encasquillaban pero eso no significaba que no pudieran estropearse, y con su suerte, si algún día le sucedía estaba seguro de que sería en el peor momento posible. Centrado en la tarea, apenas se dio cuenta de que Jun había entrado en la sala por una de las puertas laterales.

La saludó con un movimiento de cabeza antes de que ambos se dispusieran a continuar con lo suyo, pero algo le vino a la mente y decidió aprovechar la ocasión para hacerle una pregunta que a la que le había dado vueltas de tanto en tanto - Oye - la llamó antes de que desapareciera por la puerta, dejando el arma sobre la mesa - ¿Cómo es que una Acompañante se ha visto envuelta en algo como esto? Vuestra profesión os asegura cierto... nivel, ¿No? - no se le ocurría otra manera de decirlo.

Tercer día de viaje. Por la mañana

Aunque sé que Stark ya lleva un rato despierta, también empiezo a comprender que prefiere levantarse de la cama cuando ya lo he hecho yo, así que decido hacer como que no percibo el cambio en su respiración y levantarme, asearme brevemente y ascender por la escalera de mano. Una vez fuera del camarote, estiro la espalda y me rasco la cabeza, adormecida. Eso de subir la escalerilla recién levantada debería estar penado por la ley.

Pero no pasa nada, hoy estoy más animada; voy a empezar a arreglar una de las lanzaderas para mí. El capitán no me ha dado el "sí", ni tengo ni idea de cómo empezar, pero algo se me ocurrirá. Avanzo hacia la bodega, atravesando la cocina, y le hago un breve gesto de saludo a Kovacs, quien al parecer ha madrugado para adecentar sus armas. Estoy a punto de dejarle atrás, cuando me detiene abruptamente.

Oye 

Me vuelvo, con las cejas alzadas.

-¿Sí?

 ¿Cómo es que una Acompañante se ha visto envuelta en algo como esto? Vuestra profesión os asegura cierto... nivel, ¿No? 

Ahí, sin anestesia ni nada.

Me cubro la boca para ocultar una carcajada que iba a aflorar de mis labios, más por el momento absurdo que por la pregunta, que por otro lado no me es nada grata.

Me lo pienso unos segundos, y finalmente avanzo hacia la mesa donde tiene esparcidos pequeños trozos de pistola. Allí me siento tranquilamente, y cruzo las piernas.

-¿Qué tal si me ofrece un té a cambio de mi historia? 

Nikita se gira, y apoya una mano en su cadera.

¿En serio te funciona ser tan capullo con las chicas? No entendia por que tenía que hacerse el chulito de esa forma tan impertinente si su forma de ser chulo-gracioso estaba bien.

Da un paso hacia él y aunque se muere de ganas de darle un buen golpe y se pone en posición, sus palabras salen antes sin que haya ataque. No me gusta que me dejen ganar. Prefiero que me enseñes. Dijo dándole otra oportunidad.

Faraday baja los brazos, y le sonríe, quizás esta vez, en serio y sin un gesto de provocación.
- Tienes razón, disculpa si me excedí.. Quería ver hasta dónde podía provocarte. Entre que asustas, y pareces a punto de explotar, todo a la vez, y no es bueno en una misión, asi que quería que te desafogaras. se dio vuelta y busco un trapo con el cual se seco un poco la transpiración. – Antes de hablar de enseñar, saldemos las deudas, me debes un secreto… suelta el que quieras y podemos continuar.