Partida Rol por web

¿En serio? Te recuerdo que yo también pertenecí a la Alianza. Allí si te enseñan algo, es a tenerlo todo bajo control. No soy ninguna loca que se vaya a despertar una noche pegando tiros a todos los tripulantes. Dijo a modo de broma, pero le había ofendido que pensara que podía explotar.

Cuando le pide el secreto, chasquea la lengua. Su palabra era importante para ella, probablemente lo que más, así que se vió obligada a contestar. Huyo de mi padre, él también es de la Alianza. Dice simplemente y a regañadientes.

¿Contento? ¿Vas a enseñarme a patear culos ya? Pregunta divertida y dando unos saltitos como él daba antes.

“Huyo de mi padre, el también es de la alianza…” Si el supiera que al día siguiente tendría un encuentro con la otra fémina y ella también soltaría sus secretos, se hubiera reído. O quizás no. Ser el guardián de los secretos del lugar no le hacía demasiada gracia.
El había esperado otra clase de secretos. “Sigo jugando con muñecas”, “Moje la cama hasta los 4”, no “Mi Padre el ContraAlmirante Stark, Héroe de la batalla de Komarr, conocido como el “Carnicero” me está buscando activamente y matara a todo aquel que haya osado mirar a mi hija” pero en fin, el también era un desertor, bueno, “Baja Deshonrosa” por desfigurar a un oficial superior, así que… qué más da.
Se encogió de hombros, movió el cuello haciéndolo sonar y subió los brazos de nuevo, en posición de boxeo.
Primero veamos de que estas hecha. ofreció una mano para que le pegue al costado.

Nikita agradeció que no hiciera más preguntas y que dejase el tema. Mucho mejor así y menos incómodo. Todo se habría vuelto mucho más violento si Faraday se hubiese puesto a indagar más. No sabía qué haría con ese minisecreto, pero le pareció el justo y necesario para pagar la deuda.

No seas muy duro conmigo... Le dice fingiendo claramente victimismo. En realidad, quería que fuese lo más duro que pudiese con ella.

Sonrió y se lanzó a atacarle cuando él le dió permiso. Estaba deseando y su cuerpo le pedía sudar un poco y Faraday parecía un buen saco de boxeo. Quizá podría acabar cogiéndole algo de aprecio y todo.

Tal vez a Stark no le había quedado claro que estaban en modo entrenamiento, por eso cuando el piloto esperaba un golpe a la mano, para evaluar la técnica y postura de ella, y el mismo le llego al rostro, seguido de una retahíla de golpes que no pudo contar, pues ella parecía la personificación de un demonio de Tasmania, sintió dolor en el muslo, en la mandíbula, y en las costillas, en todos lados menos en la palma de su mano. Cayo al suelo hecho una bola, protegiéndose y rodando.
Se puso a cuatro patas y escupió sangre en el suelo.
Probablemente me lo merecía. dijo, tosiendo un par de veces. Bueno, lo primero que puedo notar… se incorporo de un salto, y sacudió la cabeza para despejarse. Es que tienes un severo problema con la puntería..

Nikita se llevó las manos a la boca. Rápidamente se arrodilla a su lado.

¡Lo siento! ¿Estás bien? Pensaba que el chico lo esquivaría, como había esquivado todo. Lo analiza, como si supiera lo que estaba haciendo y suspira aliviada. Estaba y estaría bien.

Tuerce el gesto cuando habla de su mala puntería. Pues será con los puños, por que con mi rifle no suelo fallar. Dice algo extrañada. No le parecía diferente apuntar con un arma que con los puños.

 ¿Cómo lo quiere?

-El de té negro -le indico, desde mi asiento. Es bueno para la ansiedad mañanera y para calmar los ánimos, seguro que nos resulta de utilidad a ambos en esta situación.- Pero no lo deje mucho tiempo en el agua, o la amargará demasiado.

Aprovecho para hacer a un lado cuidadosamente alguno de los pertrechos del señor Kovacs para hacer sitio a las tazas, y me sonrío cuando dice la siguiente frase, repentinamente consciente de la indiscreción que ha cometido.

 Aparte del té, le dejo también hacerme una pregunta incómoda usted a mí

 -Bueno, podría preguntarle lo mismo, pero su discurso de presentación fue bastante revelador... un ex soldado de la Alianza no tiene muchos lugares donde poder ganarse la vida honradamente, ¿verdad? -Me atrevo a aventurar, mientras espero ese té- En su lugar... le preguntaré qué opinión le genera el resto de la tripulación, si le parece bien.

Sacó un par de bolsitas con la pequeña etiqueta que indicaba "Negro" en inglés y chino y guardó la caja en su lugar, asintiendo ante lo de no dejarlas demasiado tiempo en remojo. El agua casi había dejado de hervir, sacó un par de tazas, metió las bolsitas en ellas y luego las llenó con el agua caliente, que soltaba voluminosas columnas de vapor que se perdían en el aire - ¿Le suele poner algo? ¿Azúcar? - no sabía que más podía haber en la nave, la verdad es que se habían embarcado sin ni siquiera comprobar como estaban de suministros. Se imaginaba que a Sugar no le convendría que la tripulación se le muriera de hambre en mitad de la nada, pero no sabía si encontaría productos que en muchos de los mundos fronterizos se consideraban "de lujo". Aunque se creía que Jun los hubiera traído consigo.

Cogió ambas tazas y las llevó a la mesa, sentandose de nuevo y acercándole la suya a la mujer. Vio que esta había hecho espacio en la mesa apartando las piezas del revóvler que había sueltas, así que mientras esperaba a que el té se enfriara la suficiente, se entretuvo volviendolas a colocar en su sitió - De hecho, yo sí que podría haberme ganado la vida de manera honrada. Al contrario que Faraday, no soy un desertor, lo dejé por cuenta propia. Pero como no me ha preguntado por mis motivos... - dijo medio sonriendo - Ya que he sido yo el que la ha metido en este aprieto, responderé primero.

_^>> El capitán me parece alguien que usa su cinismo desencantado y el ser borde como mecanismo de defensa. Me la jugarái diciendo que era buena persona y amable hasta que la vida decidió ponerle un palo por el culo. Pero aun así, no habría puesto a nadie más que él a cargo de la nave. Puede no tener las maneras, pero si las dotes para ello.

^_>>  Hasta que lo demuestre, todo ese rollo de "mejor piloto del Verso, lo dicen otros no yo" de Faraday me parece autobombo. Un poco bastante pagado de sí mismo, pero he visto como se mueve, tiene entranamiento de la Alianza así que lo veo capaz en cuanto al resto de cosas que dijo.

^_>> ¿El chico? El que más desentona, no sé como habrá podido acabar aquí pero la verdad, no lo veo siendo de mucha ayuda en lo que respecta al futuro que nos espera. Aunque tendrá oportunidades de sobra de demostrar lo contrario. Demasiado nervioso para mi gusto. Por cierto - bromeó - me sigue debiendo unos pantalones.

^{_{>> ¿}}La señorita "Yo mato gente"? No soy nadie para meterme en los asuntos de otros ni para forzarlos a revelar sus secretos, pero con esa actitud y desconfianza no va a ganar nada. Estamos todos metidos en esto de la misma manera, dudo mucho que a alguno le guste pero encerrándonos y no colaborando no llegaremos a ningún sitio. Seguramente usted sepa más que yo, ya que comparte habitación con ella.

^_>> Sobre Spencer, me parece el más franco de esta nave. Quizás demasiado. Y más importante, con lastre moral también, como dijo Kaine. Que lo busquen a cambio de una recompensa es lo único que no me gusta, puede meternos al resto en problemas si no vamos con cuidado.

- La verdad es que creo que todavía es demasiado pronto para hacer verdaderos juicios de valor. Pero bien, creo que ahora es su turno - dijo, dejando a Jun aparte intencionadamente. Dejó el revólver ya montado sobre la mesa, a un lado. Lamentaba que los modelos más modernos carecieran del característico tambor tenían antiguamente y que podían verse todavía en los mundos del borde. Pero prefería mil veces la practicalidad a la estética.

 ¿Le suele poner algo? ¿Azúcar? 

Me encantaría ponerle azúcar, pero es un lujo que me reservo sólo cuando estoy con un cliente. Una no siempre tiene tiempo de ejercitarse, pero en las Casas siempre esperan que tu aspecto sea el mejor. Perfectas, siempre hemos de estar perfectas. Así que niego con la cabeza, con una sonrisa, antes de recibir la taza caliente de las manos del señor Kovacs.

Escucho su análisis con atención, mirándole fijamente a los ojos mientras dejo que el té infusione unos segundos antes de retirar la bolsita y dejarla apartada sobre la mesa. No puedo evitar sonreír al escuchar el alegato final del pistolero, y le doy un delicado sorbo al té antes de hablar. 

-Bueno, no hay mucho que contar. A veces una chica necesita dinero, y acaba recurriendo al tipo equivocado. Sugar está vetado en las bases de datos de las Acompañantes pero me vi envuelta en una especie de... -titubeo, buscando la palabra adecuada- "lío". Y tuve que recurrir a él. Ya sabe. Nos enseñan muchas cosas en las Casas, pero desde luego no hay maestra lo suficientemente paciente como para enseñar un poco de cautela a una cabeza loca como yo.

-Sin embargo, si usted mismo afirma que podría haber conseguido un trabajo honrado al licenciarse del ejército en lugar de desertar, ¿cómo es que ha acabado en esta nave?

Despues de un rápido gesto que indicaba que estaba bien, Faraday abrio grandes los ojos cuando ella empezó a justificar su puntería. Se toco el moretón en el labio y probo sus costillas, aun resentidas. Respiro un par de veces y decidió continuar.
Bien, esto es práctica, practica, ¿comprendes? ¡No golpees al piloto! dijo explicando las cosas despacio, con una ligera indignación.
Tiro un jab, jab y se alejo un paso.
Muestrame lo que sabes… en el aire. No a mi.

Siento mucho oír eso. Dice con sinceridad. Parecía que la chica estaba enferma de gravedad y entendía que atesorara esos medicamentos como si fuese lo único que hubiese en la tierra.

¿Puedo saber de qué? Pregunta temerosa de que le dijera que no. Estaría en su derecho y lo respetaría, pero algo dentro de Nikita la incitaba a hacer la pregunta. No solía interesarse por las cosas íntimas de las demás personas, pero quizá ahí la princesita había dado con uno de sus puntos débiles.

Nikita torció el gesto. Sabía que había habido un malentendido, pero el tono y las palabras del piloto tampoco le habían gustado a ella. Notó algo de tensión y suspiró, bajando los puños relajando la postura.

Creo que necesito un trago. ¿Te apuntas? Pregunta mirándolo fíjamente. Quizá con el café que había tomado, a él no le apeteciese, y no es que Nikita fuese a emborracharse, pero necesitaba un solo trago de algo fuerte.

Siento mucho oír eso. ¿Puedo saber de qué?

Alzo las cejas con la sorpresa genuina de haber despertado en la señorita Stark un sentimiento realmente sincero.

-Cáncer -respondo, con la resolución de la aceptación- cosas que pasan. Afortunadamente ya pasó el tiempo en el que estuve enfadada por mi destino. Ahora simplemente, espero. 

Me retiro un mechón de cabello de la frente, de forma descuidada.

-No lo sienta por mí, al fin y al cabo, esta noche podríamos estrellarnos contra un meteorito. El mañana no existe, y nadie nos garantiza que vayamos a salir vivos de nuestra primera misión. Por lo tanto, que esté enferma es puramente anecdótico. -Sonrío- Es la perspectiva que otorga el Tao. Aunque yo soy más budista.

Coloco la lámina de los Ocho Inmortales sobre la repisa, y la acaricio con los dedos.

-Pero, como le digo, no es algo que quisiera divulgar, ¿podría ser discreta respecto a este tema? No quisiera que se extendiera hacia el resto de la tripulación...

Nikita apretó los labios y encogió los hombros. Si ella así lo quería... Tampoco quiso opinar respecto a su visión de la vida, o en este caso no-vida. Cada uno pasaba el duelo de saber que tenía una enfermedad terminal como podía. En eso Nikita no se iba a meter. Pero desde luego no compartía su opinión. Quizá esta noche podrían estrellarse contra un meteorito, pero el caso es que ella se estrellasen o no, acabaría muriendo antes que los demás si no se estrellaban. Tampoco esas cosas a las que adoraban o creía, iban a ayudarla a curarse, aunque si la ayudaban a pasarlo menos mal, Nikita también lo respetaba.

Si te puedo ayudar en algo, solo dilo. Dijo simplemente, y probablemente serían las palabras más amables que podría sacarle en bastante tiempo.

Si te puedo ayudar en algo, solo dilo.

Acaricio por última vez el retrato, antes de volverme hacia mi compañera.

-Lo haré -sonrío, ampliamente y agradecida por ver por fin una muestra de amabilidad en ella- y le aseguro que puede contar conmigo, si necesita cualquier cosa.

Titubeo durante unos instantes, antes de sentarme sobre el suelo con una expresión traviesa en el rostro.

-Venga, aprovechemos que somos las únicas chicas de la tripulación, y hablemos sobre el resto, ¿qué opina de ellos? Entre nosotras. Seguro que usted tiene más experiencia reconociendo gente... "complicada", por llamarla así.

Jun no le daba la impresión de ser una "cabeza loca", como ella misma había dicho, pero supuso que si habái acabado en aquella situación algo de razón tenía que tener. Pero problemas de dinero... No sabía cuanto pordía ganar una Acompañante pero sítenía claro que sin duda le permitía vivir de manera más que holgada en comparación con la media del Verso. El hecho de haber llegado a la Constanze con aquellos maletones igual o hasta más grandes que ella confirmaban que antes de acabar bajo la bota de Sugar no había pasado necesidad precisamente. Si la seguía viendo con un vestido diferente cada día.

Sentía que había recibido una respuesta a medias a su pregunta, pero no trató de averiguar más. Alzó la taza y olió el té un poco, había visto que eso era lo que hacía la gente, aunque tuvo que esforzarse por sonreír y no arrugar la nariz frente a Jun. Dio un sorbo pero todavía estaba demasiado caliente como para tomarselo, al menos con tragos de más de un segundo, de modo que lo dejó de nuevo sobre la mesa.

- Pensaba que habíamos quedado en solo una pregunta incómoda - dijo bromeando - Digamos que no me sentía orgulloso de cómo se llevó a cabo la Unificación, y que acabé en una bola de barro tratando de limpiar mi consciencia - era también una respuesta a medias - Ya puede ver lo bien que me fue en ese aspecto - se quedó callado unos momentos, rememorando en solitario, hasta que su mente volvió al presente - ¿Qué la pudo llevar a arriesgarse a que la echaran de su gremio por dinero? ¿Tiene a alguien esperándola en casa? - lo de casa era una manera de hablar más que nada, pero cumplía su propósito.

¿Tiene a alguien esperándola en casa? 

No puedo evitar agachar la mirada, a sabiendas que Kovacs ha dado en el clavo. No, ya no hay nadie esperando en casa de los Vasilis.

-Para serle sincera... -apoyo los antebrazos sobre la mesa, cogiendo la taza entre los dedos, disfrutando del calor que emana la cerámica. El espacio es frío- es una historia mucho más común de lo que imagina. Ya sabe, chico conoce a chica; chica acaba pidiendo dinero para él y... chico desaparece. -Suspiro, sin mirar a mi acompañante, casi sin recordar que está allí. Y más para mí misma que para nadie, añado- Por supuesto, dejando tras de sí un "pequeño regalo", en el peor momento.

Repentinamente consciente de la peligrosa sinceridad de mis palabras, doy un respingo y la taza se vuelca de entre mis manos, quemándome la piel y desparramándose por la mesa.

-Gāisǐ de -exclamo, retirando los dedos adoloridos y enfadada conmigo misma, tanto por mi torpeza verbal como física. 

Al ver que Jun desvió la mirada hacia su taza al escuchar su pregunta, David pensó que la había cagado de nuevo. ¿Estás fino hoy, eh? Sigue así, que van a ser unos meses estupendos. Aunque se mostró verdaderamente sorprendido al entender las implicaciones de lo siguiente que mencionó la Acompañante. No supo como responder ante aquello. Por "suerte" (Pero hombre, ¿Cómo es eso lo primero que se te viene a la cabeza?), fruto de su propio nerviosismo, Jun le dió un repentino vuelco a su taza, derramando su contenido sobre la mesa y sus manos y soltando un insulto, que podía ser en chino pero que era igual de entendible en cualquier idioma.

David rápidamente se levantó, cogió un par de trapos de la cocina, mojó uno en el fregadero y volvió corriendo hacia la Acompañante - Tenga, póngaselo en las manos. - dijo tendiéndole el trapo húmedo y fresco. Utilizó el otro para limpiar el té derramado sobre la mesa, aunque un poco ya estaba cayendo por el borde en forma de gotas pequeñas pero constantes - Cuidado con el vestido - la advirtió mientras seguía limpiando. No había que enteder mucho de esas cosas para saber que un trabajo así ni se encontraba en cualquier lugar ni sería precisamente barato. Limpió la mesa todo lo que pudo y después añadió - Creo que hasta aquí llega la ronda de preguntas incómodas.

Por unos instantes desearía que el soldado no hubiese escuchado mis últimas palabras, pero observo el brillo de la comprensión en sus ojos mientras me tiende un paño frío, y, avergonzada, agacho la mirada. El contacto húmedo alivia el escozor de mis dedos, mientras él se dedica a secar la mesa, y siento que se me llenan los ojos de lágrimas.

-Lo siento, no quería ser indiscreta -murmuro, conteniéndolas sabiamente- yo... no quiero que nadie se entere. Podría afectar a mi relación con el resto de la tripulación, o incluso con Sugar. No sé lo que puede pedir a cambio de la liquidación de una deuda, pero no quisiera arriesgarme a que fuera...

Mi primogénito, como si Sugar fuera una de esas hadas malvadas de los cuentos. 

-¿Podrá guardarme el secreto, por favor? 

Y otra vez, cuando intento ser gracioso, la chica en vez de combatir, bajo los brazos, y ofreció ir a por un trago. ¿Ir a por un trago, cuando estaban entrenando? Ahora podía ver porque no había llegado demasiado lejos en sus técnicas, seguramente había decantado por las armas. No era asi como lo habían entrenado a el. Su sargento se habría sacado los ojos antes de permitirlo. Pero no estaban en el servicio, por lo que respondió.
- No bebo cuando estoy navegando. dijo el piloto. Ve si quieres, yo entrenare un poco mas.
Dicho esto, se colgó de uno de los caños y empezó a ejercitarse.