Partida Rol por web

Bayhas había dado un paso hacia la esquina y habia seguido susurrando hacia las sombras. Finalmente, la conversación pareció terminar y el mago regresó hasta donde se encontraba el resto del improvisado grupo de investigadores.

- Bien, lo más importante es que no toquemos la bebida. El troll la considera suya. 

Indicó con un gesto a todos que se alejaran del lugar. - El troll se llama MmKrrKrr. Mike, si lo preferís. - dijo, consciente de que el auténtico nombre del troll no era demasiado fácil de pronunciar. - Mike era el guardaespaldas de la Reina de Invierno, pero lo sustituyeron después de que se enamorara de su cliente. Fue sustituido en su puesto por Calep, el hermano de la Reina. Y Mike considera que Calep no hizo un buen trabajo. Que tiene la cabeza demasiado caliente y que se ha juntado demasiado con los dragones.

Bayhas hizo un gesto con la cabeza, una especie de mini encogimiento de hombros. - Quizá no es un dato muy importante... pero es un hilo del que tirar.

-Ajá.- Dijo Cleo, con media sonrisita de incredulidad. Ya con el móvil a la mano tenía un peso menos encima, por lo que no parecía tan angustiada como 24 horas atrás. -Entonces Mike está enamorado de la Reina del Invierno, y ¿acusa a los dragones? Suena un poco a que podría estar celoso, ¿no?- Comentó, lanzando una mirada divertida hacia la esquina sabiendo que no iba a ver nada.

-Y si fue sustituido, ¿qué estaba haciendo aquí?- Preguntó, le parecía extraño que siguieran usando al tipo de guardaespaldas luego de aquel asunto, o que lo hubieran invitado a la fiesta.

- MmKrrKrr se quedó en el plano mortal después de ser despedido. No se lo tomó muy bien... y ahora vive aquí, drogándose, bebiendo y sintiendo pena de sí mismo... creo que se ha colado aquí, normalmente vaga invisible por Swansea

-¿Y entonces desde cuando vive aquí? ¿O se enteró de la boda y trató de colarse? ¿Acaso estaba aquí ya durante la fiesta o es simple casualidad que esté aquí justo hoy?- Las cejas de Cleo se alzaron aún más. Lo veía como mucha casualidad, aunque suponía que las casualidades pasaban... a veces.

- Las casualidades, Cleo... - Miró a la chica a los ojos. - no existen. Existen ciertos ritmos que lo conectan todo. Solo que muchas veces no somos capaces de detectarlos. 

¿¿Y eso que se supone que significa?? Además no había contestado sus preguntas. Bah, Bayhas y sus secretos. -Ya, bueno.- Dijo, alzando las manos y esquivando la mirada del mago. -Entonces ¿qué, nos vamos?- Preguntó al resto, metiendo las manos en los bolsillo de la chaqueta.

-Sí, vayámonos -secundó Orion- Tú tienes tu móvil y el trol su whiskey. Todos contentos, ¿no? -se giró hacia Yakub y le dijo casi en susurros-: ¿Qué más esperas encontrar aquí que nos ayude a evitar una guerra? Sinceramente amigo, esta película se me antoja cada vez más ajena.

Yakub asintió a las palabras de Bayhas; y todos pudieron escuchar un ligero suspiro del anciano cuando escuchó el nombre de Calep. Cuando se hubieron separado de la zona del troll habló con el resto.

— Calep, como bien has dicho, es el guardaespaldas principal de la reina. Y me salvó la vida la otra noche además —

— Quizá podamos contactar con él para que nos cuente algo más; aunque trataría de buscar algo más por aquí ya que estamos. Restos de magia quizá, puede que marcas en las parades de algún tipo de ataque o los restos de una ruta de escape de algunos de los bandos. —

Suspiró de nuevo. - Si no podemos volver a mi apartamento a tratar de ver que ha podido grabar el teléfono de Cleo. Yo intentaré contactar con Calep a ver si pudiera pasarse por la tienda... o quizá tener alguna reunión en algún sitio —

–Muy bien. Bayhas y yo podemos seguir buscando por aquí. Si él me dice lo que estamos buscando puedo ser de utilidad. Mientras, Cleo y tú podéis volver a la tienda, contactar con Calep y ver lo que está grabado en el móvil. Ten –le alarga las llaves del Golf a Yakub– ​​. Luego nos reunimos allí o en el bar si os apetece algo de jolgorio. 

- Siempre que no nos acerquemos al bar, entiendo que no deberíamos tener problemas con el troll... - dijo Bayhas, recordando lo que había comentado MmKrrKrr. Luego miró a su alrededor. - De acuerdo, Orion y yo echamos un vistazo por aquí. Quizá haya algo que pueda encontrar y estudiar después en mi laboratorio. - También podía tratar de absorber algo de la magia ambiental y tratar de poner algo en claro, pero, la verdad, era bastante agotador y la magia era turbulenta en este lugar ahora mismo: caótica por la presencia de los seres faéricos y cargada de una resonancia de muerte debido a los hechos violentos que tuvieron lugar el día anterior. Prefería no tener que volver a abrir sus sentidos místicos en este lugar. No tan pronto. - Busquemos cualquier cosa que hayan podido dejar los atacantes. Quizá pueda usarlo para rastrearlos.

Cleo no necesitaba que se lo dijeran dos veces. -Igual sea mejor que lo revise en casa, a menos que el señor Yakub tenga un buen ordenador.- Era posible que se perdiera detalles del video mirando la pantalla quebrada, así que pensaba pasar el archivo desde su móvil al ordenador para revisarlo mejor.

-¿Y cómo cojones esperan que salga de aquí?- Preguntó; no se veía bajando por el mismo camino donde habían subido sin matarse.

Bayhas miró a la chica con una sonrisilla. - Seguro que el Maestro Yakub tiene un plan magistral para que salgáis de aquí los dos sin que nadie se dé cuenta, Cleo. - Dicho lo cual, se volvió hacia el vampiro. - Venga, Orion Watson, vamos a buscar pistas. - Y se dirigió hacia el interior del Palacio de los Elfos.

Sin el frenesí del combate rugiendo alrededor, el palco resultaba de lo más vulgar: tres sillas destrozadas y amontonadas, agujeros de bala en las paredes y algunas manchas de sangre. 

Orion olfateó la sangre seca como un depredador al acecho: identificó el aroma feroz de Amethyst, el leve hedor de la suya y al menos otros dos que no conocía. Uno era humano pero el otro... No olía algo así desde que conoció a Bayhas en The Killing Moon.

Rakshasa.

Bayhas se dio un paseo por el piso de abajo. Las hadas habían despejado buena parte de los asientos para dar espacio a los bailarines. Y lo habían llenado todo de flores amarillas y blancas. El mago estaba familiarizado con la botánica alquímica y podía identificar varias especies. Ninguna pertenecía al Reino de los Hombres. Entonces algo que primero tomó por una mancha de sangre llamó su atención: una rosa roja. 

No había nada parecido en los arreglos florales del teatro y estaba bastante seguro de que la novia no la llevaba. Y, según le había explicado Nina, sólo la Reina tenía permitido llevar flores en una boda fae. 

-Ñe ñe ñe...- Dijo Cleo mientras veía a Bayhas y a Orion alejarse a revisar el sitio. Caminó hasta el barandal y se apoyó a éste, sacando el móvil y tratando de ver que tan terrible había sido el daño recibido. Sólo esperaba que no se hubiera dañado el puerto de carga y el conector de USB, sino sería más complicado sacar la información.

Su mirada dio una pasada por las zonas que faltaban por revisar, golpeando impacientemente con su pie en el suelo.

Orion continuó buscando algún detalle oculto más por la zona de bastidores y bajó ágilmente por la tramoya hasta el escenario, para encontrarse con Bayhas.

—Yakub tiene razón. Al menos uno de los atacantes era un rakshasa. En el palco se ha quedado impregnada la misma peste que en mi bar cuando te salvé el culo de esos pakis rabiosos.

Cuando Orion bajó por la tramoya y se acercó a Bayhas, encontró al mago con una rodilla en el suelo, sosteniendo una rosa roja entre sus manos, que parecía observar con interés. El mago miró a Orion y asintió al escuchar lo que había descubierto. - Rakhasas... - dijo, pensativo. No era algo inesperado, pero añadía una facción más a todo este asunto, que habría que encajar dentro del puzzle. Con suerte, no serían sino unos mercenarios, contratados por los verdaderos responsables del ataque.

Bayhas se metió la rosa en el bolsillo de la chaqueta, con la intención de estudiarla después en el laboratorio. - Venga, volvamos con los otros. No creo que averigüemos mucho más aquí.

Yakub tomó asiento en una de las sillas mientras Orion y Bayhas revisaban el teatro. Miró a Cleo.

— No creo que les lleve demasiado. Dejemos que hagan su trabajo y descansemos. — Entonces suspiró y observó con detenimiento al vampiro y al mago.

— Dime Cleo, ¿Que es lo que has venido a hacer a Swansea? ¿Solo quieres averiguar la verdad acerca de este mundo? ¿O quieres ser parte de él? No te voy a engañar. Las dos tienen altas probabilidades de que termines muerta en un par de años. —

Lo cierto es que solo quería hablar de algo mientras terminaban de inspeccionar el lugar. Finalmente parecía que su teoría cobraba sentido. El siguiente paso entonces era averiguar quien los había convocado, porque la orden de Merlin los estaba manipulando y por supuesto encontrar a los dos enamorados.

— Dejemos, la conversación si quieres para otro momento, parece que ya han terminado. Pero me gustaría que lo pensaras y me dieras una respuesta en unos días. Si no es molestia claro. —

Cleo se quedó un momento en silencio por la contundencia de las palabras, antes de dibujar media sonrisa nerviosa. -Joder, qué directo.- Dijo, bajando la mirada a sus pies. Terminó por asentir, aún cuando tenía la respuesta con total seguridad. Al menos, lo que creía en ese momento, lo que creía desde hacía dos semanas.

Pero las cosas podían cambiar.