Partida Rol por web

-Doctora, la esperábamos para esas altas. Exclamó al verla sin duda cansada de esperar por una leve contusión que no tenía riesgo alguno. -Supongo que su ausencia se debe al prisionero, esta acaso herido?

El comandante empieza a balbucear en sueños.

-Más bien al contrario, su salud es inmejorable y, en comparación con la del resto de tripulantes de esta nave, extraordinaria.- Contestó la doctora, con una cierta premura pero sin caer en la precipitación. -Lo cual hace recaer en mi la tarea de debilitarle psicológicamente para que se muestre más abierto hacia nosotros.

Dándose cuenta de la agitación del comandante MACO que aún permanecía inconsciente, Diane se acercó a la camilla y le observó desde lo alto sin la menor muestra de empatía antes de darse media vuelta. -Enfermera Rochard, encárguese de atender al comandante Silky: parece estar a punto de despertar.

Se mordió los labios durante un instante, mientras pensaba en la mejor forma de proceder: necesitaba concentración y lo que menos le apetecía en ese momento era enzarzarse en una nueva discusión con sus inquietos pacientes. Así que terminó decidiéndose por una aproximación relativamente diplomática.

-Oficial Isathaa, comprendo su impaciencia con respecto a las altas médicas pero en este momento resulta urgente obtener cuánta más información sea posible en el escaso tiempo que disponemos.- Le indico, deteniéndose frente a ella, sin ninguna muestra de sentirse intimidada por sus anteriores amenazas ni tampoco ofendida por su discusión por intercomunicador -Le atenderé en cuánto termine de preparar el suero que necesitan en las celdas de contención, pero hasta entonces le agradecería que me deje espacio para concentrarme.

Sin dejarle apenas tiempo para responder, la doctora se dirigió al laboratorio y comenzó a preparar su equipo.

Diane se puso los guantes, conectó el microscopio, preparó sus muestras, se aisló mentalmente del exterior, y se dispuso a preparar aquel "suero" que sus compañeros le pedían y que a ella le sonaba más a magia o a ciencia-ficción que a una realidad plausible. Por supuesto, sabía que había componentes químicos que le permitirían afectar a la mente del prisionero, pero lograr dar con una combinación adecuada para una especie que le resultaba desconocida le hacía pensar en una probabilidad demasiado azarosa como para ser siquiera contemplada.

Aun así, se dispuso a trabajar. Total, ¿qué era lo peor que podía pasar? Prefería que se mantuviera con vida pero tampoco iba a llorar si ocurría algún accidente. Y si enfermaba, bueno, también estaría debilitado en algún sentido. La parte divertida llegaría, sin embargo, cuándo tuvieran que introducirle el alucinógeno: ¿o es que alguna esperaba que el Gorn colaborara y se sometiera a la droga? Afortundamente, eso ya no sería problema suyo; ella era responsable de la fórmula, que fueran los miembros de seguridad quienes se hicieran responsables de los peligros.

Nada más despertar, ya se intentó incorporar, uraño, irascible, y preguntando: - ¿Sigue vivo el Cab  de AAKESH? Se cortó en el insulto. No quería meterse con un muerto, pero si seguía vivo, le tenía que dar cuatro palabras a ese miserable cobarde.

Utilizando la base de datos medica y cruzando información con los registros de medicina animal terrestres, en especial con los reptiles de gran porte, Diane logra aislar el componente glandular que equivale al pentotal sódico en los humanos.

Luego en base a la yuxtaposición con los organismos humanoides catalogados en la base de datos terrestre la doctora crea el suero mediante ingeniería genética y química molecular para finalmente procesar el suero experimental 07.

Crear el suero llevó cinco horas y la maquina tardó ocho horas en procesar el suero mediante el cultivo de hornillo, por lo tanto ese tiempo Diane pudo usarlo para ordenar la enfermería y descansar un poco. Trece horas en total.

La oficial Isathaa no era gran conversadora. Rápidamente respondió a mis preguntas y cambió de interlocutores, cuando se puso a saludar soldados. 

Fue entonces cuando ingresó en la enfermería la doctora. Estaba ocupada desarrollando sustancias para sonsacarle información al prisionero, o al menos eso me pareció entender por sus palabras. Las órdenes seguían siendo las mismas: esperar el alta que llegaría cuando la doctora tuviera tiempo. Yo por mi parte, me disponía a aguardar su decisión, que probablemente llegaría en unas cuantas horas.

Lightman despertó. Hablaba en voz alta, diciendo indirectas y otras cosas. Le ignoré de plano. Sus palabras, miradas, burlas y ofensas no eran de mi interés y no captaban nada de mi atención.

Justo en ese momento despertó Silky. No lo conocía y nunca había hablado con él, pero quizá fuese al menos alguien interesante con quién matar el tiempo. Estaba enojado, mucho.

-¿El Primer Oficial? -pregunté, entretenido- Vivito y coleando. Creo que fue el único en el puente que salió consciente. ¿Qué sucedió? ¿Puedo preguntar el porqué de su furia, comandante? Por cierto, soy el Oficial Ingeniero Ollander -me presenté, asintiendo con la cabeza.

SE intentó incorporar en la camilla con los codos, visiblemente enrojecido por la ira y con ganas de poder librarse de las atenciones de la enfermera y ver a sus hombres. - ¿El único? Y entre dientes refunfuño: - Seguro que se escondió bien como el vulgar ratón cobarde que es. Suspiró: - Joder, que es el segundo de la nave. Si tenemos por mando un incompetentes sin valor ... vamos mal. - Si, es que me toca mucho las narices que cuando me estoy liando a tiros para defender a alguien, se ponga a gritar. Se sentó en el borde de la camilla, y preguntó con amargado interés: - ¿Me puedo levantar ya? Tengo que ver a mis hombres e informar de la refriega.

Le alargó la mano al ingeniero, como suplicándole ayuda para dejar de ser prisionero de los cuidados médicos: - Si, te conozco ingeniero. Parecía despectivo, pero realmente es que la enfermera le esta revisando las heridas y ese tratamiento era más doloroso que las mismas en si. - Algo he leído en los informes de seguridad. Normal, era parte del trabajo de su destacamento. - Y creo que eres un tipo que los tiene bien puestos. Le dedicó una amable sonrisa, con un rostro ampliamente inundado por la satisfacción de conocer en persona a un tío que tenía el valor de hacer lo que había que hacer. Miró a la enfermera, cambiando la faz totalmente. Era una mezcla de superioridad e ira, mezcladas: - ¿Cómo están mis chicos? ¿Y el comandante Jankowsky?

Contemplo como el oficial MACO resurge a la vida.
-Y pensaba que era yo quien tenía mal carácter – espeto después de oír como habla del primer oficial, incorporado en mi camilla, con media sonrisa en mi rostro.

Vuelvo a tumbarme. Por ahora no intento salir de la enfermería, con recibir un disparo es suficiente, pero parece ser que la doctora tiene otras prioridades.

-En fin, habrá que tener algo de paciencia. Eh! – alzo un poco la voz – Supongo que no habrá inconveniente en que me levante y camine un poco, ¿no? No estoy inválido y me gustaría estirar las piernas, a menos que también esté prohibido y aquí el John Wayne ese se lie a dispararme. Tranquilito, amigo – digo mirando al sargento – Ahora mismo no soy ninguna amenaza, solo quiero andar un poco.

 - Algo he leído en los informes de seguridad. Normal, era parte del trabajo de su destacamento. - Y creo que eres un tipo que los tiene bien puestos. Le dedicó una amable sonrisa, con un rostro ampliamente inundado por la satisfacción de conocer en persona a un tío que tenía el valor de hacer lo que había que hacer. 

Sonreí ante el comentario de Silky, no sabía bien a qué se refería, pero definitivamente me caía bien. Estreché su mano a pesar del dolor, con toda la firmeza posible y volví a recostarme en la camilla.

-Gracias, comandante, ¡por fin alguien sensato en esta nave! -afirmé- Tengo que decir lo mismo de usted, se ha llevado las peores heridas. ¿Qué demonios fue lo que sucedió? ¿Tiene idea? Aquí la oficial Isathaa no pudo ver a la nave enemiga, y yo estuve todo el tiempo, salvo durante la explosión, en la Sala de Máquinas. Nadie hasta ahora me ha sabido decir qué es lo que aconteció. ¡Nos destrozaron los malditos lagartos!

-Doctora, si no digo que no tenga trabajos prioritarios a atender heridas leves, sino que no puede dejar la enfermería sin dejar a alguien capacitado para dar el alta, Blake ya me ha examinado sin hayar nada y yo me siento bien hace rato que podría estar en activo. Respondió. En vez de estar aquí varada podría haber ayudado con el interrogatorio, conozco bien a los Gorns y se como tratar con ellos.

-En fin, acabe el suero y haga lo que tenga que hacer y tramite mi alta, el Alferez Lightman, ellos dos... señaló a los dos guardias que había hecho llamar -...y yo misma iremos con usted a las celdas. Dijo finalmente, luego escuchó la conversación de Ollander con el recién despertado y se puso tensa mientras se dirigía a este ultimo

-No se que habrá sucedido con el primer oficial señor Silky. Si un miembro de los MAKO tiene alguna queja referente a un miembro de la tripulación puede dirigirse a mi, a sus superiores o a la capitana, pero absténgase de amenazas contra cualquiera de los tripulantes de la nave. Exclamó con voz firme

-Tenga claro que me da igual que sea un comandante, un general o un simple soldado raso; mientras estén aquí pertenezca a la flota o a los MAKO, aquel que de problemas o cause un disturbio en la nave se las verá conmigo y le puedo asegurar que la disciplina Andoriana no es tan flexible como la que le han inculcado a ustedes los humanos. Dijo mirando también a Lightman

Mientras ando un poco por la habitación, oigo a Isathaa decir algo de ir a una celda.

-Vaya, ¿ahora me toca a mi ir a una celda? No soy yo quien ha disparado. La verdad, no sé porque este empeño en retener a la fuerza al timonel de la nave: en la enfermería, en la celda de contención... supongo que si viene la nave enemiga sabrán cómo manejar los controles y salir todos con vida.

Cruzo los brazos mientras me apoyo en la pared, cerca de OLlander.

-Eh... Pstt, eh, tú, aprieta-tuercas... – intento llamar la atención del oficial científico - ¿Qué tal si enterramos el hacha de guerra? La nave no es muy grande y no me apetece tener que irnos esquivando el uno al otro.

Permanezco apoyado en la pared, con una sonrisa que intenta ser conciliadora.

-No alferez, usted es el que ha insultado a un oficial superior... "merecidamente" piensa esa última palabra sin llegar a decirla -... y además desobedecido una orden. "absurda y sin sentido" piensa también -Que no le gusten o encuentre inapropiadas algunas de las ordenes recibidas no significa que no deba obedecerlas y aunque en este asunto en concreto esté con usted la normativa es clara y mi deber hacerla cumplir. Para la próxima, le recomiendo que se abstenga de su actitud rebelde y presente sus quejas posteriormente en un informe. La cadena de mando es importante para el funcionamiento de la nave y es la flota quien decide si las ordenes emitidas por los oficiales son o no correctas, no usted. Respondió firme a sus convicciones la andoriana

-Por otra parte le recomiendo que no se lo tenga tan creído alferez, como bien sabe hay muchos otros capacitados para pilotar el Excálibur así que mientras pasa su día en la celda, recuerde que nadie es imprescindible para el funcionamiento de una nave estelar.

-Por supuesto, por supuesto... – dando la razón a la oficial – Ahora resulta que todos en la nave saben pilotar. Pero no voy a discutir eso, cuando quiera le cedo el timón y a ver hasta dónde nos lleva...

Giro la cabeza y quedo expectante de la propuesta hecha al Oullander, mientras me arreglo el flequillo distraídamente.

Lightman se recuperó mucho mejor y más rápido de lo que hubiera deseado.

-Tengo que decir, señor Lightman -dije, molesto-, que me sorprende que haya llegado tan lejos como para formar parte de esta nave con unos niveles de indisciplina tan altos. ¿Cómo hizo para saltarse cada clase sobre respeto a sus superiores? -pregunté, conteniéndome- Encuentro increíble que no haya pasado la mitad de su carrera militar arrestado por insubordinación... Voy a hacerle una aclaración que no tengo porqué, pero como tengo un montón de tiempo libre, me tomaré la molestia. -respiré profundo- Como bien ha expresado la Oficial Táctica -le dediqué un gesto de asentimiento a Isathaa- usted cometió un delito militar. No solo que agredió verbalmente a un oficial de superior jerarquía, sino que lo amenazó. Nada, absolutamente nada, se desprende como atenuante del delito que cometió. Yo que usted me alegraría si sólo pasa una temporada en el calabozo, como bien la oficial Isathaa tiene intención de ejecutar. Personalmente dudo mucho que se salve de una Corte Marcial, alférez. Aunque tengo que decir que puede tener suerte, si la Capitana resulta benevolente. Mas eso no depende de mí, yo cumpliré con mi obligación de informar a mi superiora directa sobre lo que ha acaecido. -le miré a los ojos- Sinceramente espero que recapacite sobre lo que hizo. -concluí, cortántemente.

En realidad, no tenía nada contra el timonel. Pero su actitud me había ofendido gravemente, y en el ámbito castrense, no se podía dejar pasar tal falta disciplinaria. Además, no había hecho nada más que empeorar al dirigirse a mi en términos coloquiales: "aprieta-tuercas". ¿Pero qué demonios? El sentido común más elemental dice que cuando uno quiere hacer las pases incluso con un amigo, no puede hacerlo ofendiéndolo. En este caso, ni amigos ni mierdas, se trataba de un oficial de superior jerarquía. Punto.

Le dediqué una mirada a Silky, como queriendo decir "¿puedes creer esto?"; parecía ser un sujeto racional que comprendía, al igual que Isathaa, el orden militar.

-Increíble... negó con la cabeza al escuchar la respuesta como signo de resignación mientras observaba a la doctora sin duda impaciente.

-Ollander tiene mucha razón alferez y le puedo asegurar que de ser necesario puedo pilotar mejor de lo que usted es capaz de manejar un arma sin ser esa mi especialidad. Afirmó sin dudar en sus palabras -Recuerde que todos los oficiales de la nave tienen formación en pilotaje y un mínimo de 100 horas de vuelo reales además de sus entrenamientos en simuladores así que cualquiera de la tripulación esta capacitado para pilotar tanto naves estelares como transbordadores. 

Explicó lo que todos allí sabían pero al parecer el alférez convenientemente había olvidado

-La próxima vez, antes de escupir semejante tontería recuerde que además de usted hay al menos otros dos pilotos especializados que le cubren cuando usted no esta de servicio, así que mejor baje de su nube y mejore su actitud antes de que esta le cueste su carrera alférez.

"Si es que no es demasiado tarde" pensó

-De momento además del día en el calabozo que se ha ganado a pecho por falta, recomendaré a la capitana que asigne a otro de ellos para el turno de día, su indisciplina y actitud arrogante me hace pensar que no trabajaremos bien y aunque fuese el mejor piloto de la flota, cosa que dudo, eso es más importante que sus habilidades.

Le respondió al engreído alférez el cual parecía desconocer su lugar por completo.

Soporto serenamente el discurso de Ollander.

Cita:

-En serio, no es nece... – pero el oficial sigue con su verborrea, obviando mi petición de que no hace falta ni es que me interese demasiado lo que va a decirme.

Una vez termina, espero que me devuelva la mirada después de cruzarla con Silky.

-De acuerdo Jack Destornillador, igualmente mi oferta sigue en pie. Nos vemos por la nave.

A lo que me aparto un poco, no sea que vuelva a abrir la boca.

Acto seguido la oficial de seguridad remata la situación con otro sermón.

- Pufff - pego un resoplido - No me tendría que haber levantado...

Llegué a la enfermería y me interesé por el estado del joven comandante Silky, que parecía econtrarse mejor y estar saliendo del coma.
Acto seguido contacté con mis hombres para darles ordenes tácticas posicionando a dos escoltando permanentemente a la doctora Diane Walker y a tres parejas haciendo rondas por la zona de la enfermería. La capitana había pedido reforzar la seguridad de nuestra oficial médico.
Al resto de hombres los dispersé por parejas en las zonas más críticas tales como puente e ingeniería entre otras. Dejé a un retén de cuatro descansando en camarotes contiguos para que cubrieran las rotaciones.
Aunque las cosas parecían tranquilas teníamos que estar preparados y alerta por lo que les advertí a todos de la posible falla de sensores en caso de otro ataque.
-Capitana, he puesto a todos mis hombres en estado de alerta y dispersos por las zonas críticas, espero que no haya otro ataque similar. De haberlo, estaremos preparados. Con su permiso, necesito un par de horas de sueño, todo leñador necesita afilar el hacha de vez en cuando. No duden en contactarme si me necesitan

- Recibido. Descanse señor Jankoswky, se lo ha ganado. Buen trabajo.