Partida Rol por web

Al llegar a la sala de ingeniería me encontré a Truck y a Riordan con los semblantes serios. Enseguida me pusieron sobreaviso de lo que pasaba; teníamos un grave problema con las células de refrigeración. Riordan me pasó un padd y estuve cotejando los datos.

-"Creo que deberíamos reclamarlas o ver si podemos conseguirlas por aquí, como decís. Sino, propongo buscar un sustituto de las células. Algo que nos permita hacer su función hasta que las consigamos. Si al final tenemos que desviarnos, quitando la pérdida de tiempo, no habremos gastado las antiguas. Además, nos vendrá bien formar un equipo para empezar a conocernos todos."

Thadeus se materializó en la sala de transporte del Arapahoe con prisas. Miró al alférez que estaba en los controles y ni siquiera se molestó en pedir permiso, sino que descendió de la plataforma, directamente, y se dirigió hacia él.

-Alférez. ¿En dónde puedo encontrar al Comandante? Es urgente.

El alférez lo miró, algo confundido e intimidado por su seguridad.

-Eh... no lo sé... señor. Pero está en la nave.

Thadeus suspiró y pulsó su comunicador.

-Comandante Vrako, aquí Thadeus Holgar. Debemos hablar ahora mismo. Ha surgido algo importante.

-Comandante Vrako, aquí Thadeus Holgar. Debemos hablar ahora mismo. Ha surgido algo importante.

Riordan ya tenía experiencia "reclamando" cosas a la Flota Estelar y siempre sucedía lo mismo. Una larga espera, choques burocráticos... y al final, arreglarse con lo que tuvieran.

-Dudo que reclamar sirva para algo, señor. O bien ha sido un fallo administrativo, en cuyo caso, nadie lo reconocerá, o alguien con más rango e influencia ha desviado suministros, por lo que tampoco es que fuésemos a conseguir mucho. Si deseamos encontrar células, tendremos que... ejem, quitárselas a alguien. 

Aquel hombre respondió a Randall algo ofuscado, preocupado por lo que le estuviese ocurriendo, conteniendo sus reacciones bajo aquellos ojos que lo miraban directamente, pero al menos, respondiendo correctamente.

-Sí, Teniente Miller, es verdad. El oficial de Operaciones. Es un placer conocerle al fin. He de señalar que su equipo está trabajando muy bien. Mi enhorabuena por ello -le dijo, esperando despertar en él un destello de orgullo que le hiciese olvidar momentáneamente de los problemas que tuviese -. En principio, todo es mejorable, pero creo que ya iremos resolviendo los problemas que aparezcan durante el trayecto. Ahora mismo, lo más importante es que sepamos cuál es nuestro objetivo y, cuando llegue el momento, hacer todo lo posible para cumplirlo.

Randall sonrió ligeramente intentando creare un pequeño acercamiento con Miller.

-Vaya a descansar un rato, Teniente. Está claro que ha estado trabajando sin parar, y todos necesitamos estar frescos para cuando partamos. Estoy seguro de que su equipo podrá hacerlo bien mientras tanto. 

La nave chisporroteaba por todas partes y exhalaba humo por cada conducto de refrigeración, pero al menos, había aguantado el regreso. Al menos, lo habían conseguido.

No obstante, muchos pilotos luminosos en el panel de control estaban intentando llamar la atención de tu acompañante o de cualquiera que pudiese interpretarlos. K'anah se acercó, medio arrastrándose, medio reptando entre todos los cables que se habían caído del techo, para ver de qué se trataba.

-Esto no es bueno -murmuró, volviéndose hacia ti con el gesto preocupado -. La nave está muerta en el espacio. Los reactores han quemado todo el dilitio y la contención antimateria es muy frágil. No podemos ni intentar ponerla en marcha porque correríamos el riesgo de que se produjese una explosión y nos fuésemos todos a Sto'Vo'Kor. 

Entonces, se irguió y te miró con mucha seriedad.

-O bien viene alguien a buscarnos o... estamos muertas.

-"Bien alferez, si cree que esa es la mejor opción que tenemos, por mí adelante. Teniente, me ofrezco voluntario para intentar conseguir esas células refrigeradoras; y no me vendría mal la ayuda de la alferez. De todos modos, como he dicho antes, intentaría reproducir un sustituto de las células. Nunca viene mal ser precavido."

Levantó la mirada del padd, luego se relamió los labios mientras pensaba en aquello.

"Quitársela a otros, hasta suena divertido teniendo en cuenta que vamos a irnos para siempre. Casi que deja de importar todo."

Pensó pues era algo similar a una incursión y lo cierto era que tenían que aplazar la salida o arriesgarse con algún movimiento como ese.

- No tenemos que ver con esta pérdida así que lo podemos comunicar al mando sin problemas. Lo mismo atrasan la salida o quizá no haya más alternativa que "ser creativos", lo que creo que significa que habría que visitar alguna nave de características similares a la Arapahoe.

Frank era consciente de que tenían que salir pronto y que no iban a volver, así que tampoco importaba mucho si la liaban un poco.

Los pitidos, avisos y luces  de todos los colores parpadeaban y se quejaban sin parar, Lena que sabía de pilotaje lo justo no daba a vasto para tratar de calmar la cosa tecleando como si de un piano se tratara para reajustar lo posible y evitar que el panel también terminar por soltar humo.

- Los reles fundidos... Sistemas de pilotaje caidos... Ya lo veo ya... Pero al menos los sistemas de comunicación siguen activos... Voy a redirigir un 20 por ciento de energía a soporte vital y volver a mandar un mensaje de socorro si no nos rescatan...si estaremos perdidas...- dijo Lena con calma mientras volvía a teclear para volver a lanzar el mensaje con mayor urgencia

Aquí Lena Connor...nuestra nave se encuentra totalmente inutilizada, vamos a la deriva por favor necesitamos ayuda, nuestras coordenadas son las siguientes.

Adjuntó la posición de la nave como medida desesperada, no sabía quién podría interceptar el mensaje pero no tenía mejor opción.

Aquí Lena Connor...nuestra nave se encuentra totalmente inutilizada, vamos a la deriva por favor necesitamos ayuda, nuestras coordenadas son las siguientes.

- Usted lo ha dicho, alferez. Sus plantas, su responsabilidad. Usted decidió hacer... esto. - Abrí mis brazos y señalé las plantas con ellos. - Usted lo deshace. No soy una niñera que se dedique a limpiar y recoger los desastres de los críos pequeños de la casa. Sus actos, su responsabilidad, alferez Poison Ivy. - La lógica no funcionaba y había llegado el momento de ponerme duro. Solo faltaba que nos colocase a los demás sus errores. Por eso si que no iba a pasar. - Y felicidades. Acaba de tirar del "yo mando". - Lo que fuese por quedarme solo y tranquilo con mis cosas...

Miré al vulcaniano antes de seguir hablando. - ¿El comandante? - No le conocía, pero estaba seguro de que me daría la razón. - Si quiere que le moleste por esto, así lo haré... alferez Ivy. Así que usted decide. O las empieza a empaquetar de nuevo o le llamo y que decida que hacer él. - Dije con firmeza, mirando nuevamente a la mujer.

- Me importan poco sus estudios y su envidia. - Repliqué tras sus palabras sobre el envejecimiento prematuro. - Yo no elegí dormir 230 años. - Respondí dolido ante sus palabras. La mujer que amaba había quedado atrás y no era capaz de recordar que ocurrió con ella y en la Flota Estelar no constaba nada desde que nos estrellamos con la U.S.S. Excalibur. Simplemente nos dieron a todos por desaparecidos o muertos. - O al menos eso creo... si pudiese recordar que pasó... - Susurré más bien para mí quedándome pensativo unos instantes.

Y entonces aquella mujer me sacó de mis pensamientos con aquella estúpida manera de retarme. Pulsé mi insignia antes de hablar.

- Comandante. Aquí el teniente Winwood. Le necesito en... ¿dónde estamos? Con tanta planta... ¡Oh, sí, gracias! En el laboratorio. Tengo un serio problema aquí de insubordinación y de desorden, señor. - Solté la insignia y miré a la mujer. - ¿Satisfecha?

Sonreí al tenerle entre mis brazos y lloré emocionado al sentirle tan cerca y saber que estaríamos juntos a partir de aquel momento. - Yo también te he echado de menos, hijo mío. - Le dije a T'Kev sin soltarle, cerrando mis ojos y apoyando mi cabeza contra la suya, deseé que Lena viese y aceptase todo aquello. - Pero mírate, cuanto has crecido. - Le dije serapándome de él para mirar a Ethan, que se presentaba en aquel momento.

- Soy Vrako, Ethan. Olvida lo de comandante. Está bien que lo sepas, pero... el hermano de mi hijo puede llamarme por mi nombre. - Por primera vez, sonreí a aquel chico que había cuidado y ejercido de hermano mayor de T'Kev durante tanto tiempo. Luego miré a mi hijo, que seguía entre mis brazos. - Creo que a partir de ahora nos vamos a ver mucho... - Le dije con una amplia sonrisa de felicidad. Luego miré a Ethan.

- Eso no quiere decir que vayáis a dejar de veros y estar juntos. - Busqué tranquilizar al chico o más bien a ambos chicos. No quería separarles. Se habían criado como hermanos y eso era bueno para T'Kev. Le veía feliz y tenía a alguien a su lado con quien jugar. Eso me hizo pensar en mi "hermano", en como me educaron, como en casa se portaba bien conmigo y en la calle se volvía un klingon más. Pero Ethan no era así. ¿Verdad? De serlo...

En ese momento escuché la voz del lameculos oficial por mi insignia. Mi rostro se torció y mi gesto se tornó serio. - Le veré en diez minutos en mi despacho, señor Holgar. - Le hablé con bastante asco. No habíamos salido aún y comenzaban los problemas con aquel tipo de por medio. 

- T'Kev. - Miré a mi hijo a los ojos. - Tengo que irme a resolver unas cosas. Pero esta vez es diferente. Todo será distinto. - Le sonreía. - Estamos juntos y... - Le abracé de nuevo y besé su cabecita, recordando aquel  momento en el cual le tuve en mis brazos por primera vez hacía ya tantos años. - ... volveré en cuanto termine. Soy quien manda en esta nave, pero tengo trabajo que hacer. - Me costaba separarme de él, pero debía hacerlo.

Liberé a mi hijo de mi abrazo y me puse en pie, para luego mirar a Ethan a los ojos. - Cuídale como hasta ahora, pues se que lo estás haciendo muy bien. Es feliz. - Le sonreí. - Y dile a tus padres cuando les veas, que estuve aquí. Volveré en cuanto pueda.

Miré a mi hijo una última vez antes de darme la vuelta y salir por la puerta, rumbo a mi despacho.

Finalmente, todo había quedado aclarado. Su oficial superior era otro lameculos arrogante al que le importaban más las normas que el trabajo bien hecho. Obviamente, sabía que al final, existían muchas posibilidades de que tuviera que deshacerse de sus queridas plantas, pero al menos había servido para desenmascararlo.

Sí, sí, todo muy bonito... hasta que alguien le había llevado la contraria.

Otra vez un oficial. Otra vez, lo mismo, pensó Denisse, mientras oía impasible como Daniel llamaba al Comandante, y ella retenía las ganas que tenía de darle un puñetazo allí mismo.

Ethan y T'kev se miraron entre sí y ambos te miraron con sendas sonrisas. Parecían pensar que al final, el temible Comandante era mucho más agradable de lo que habían pensado.

- Soy Vrako, Ethan. Olvida lo de comandante. Está bien que lo sepas, pero... el hermano de mi hijo puede llamarme por mi nombre. 

-Eh... gracias... Tío Vrako -dijo Ethan, que se negaba a llamarte por tu nombre. De alguna manera, pensaba que el añadido de "tío" te daría el respeto que merecías, tanto por tu cargo como por tu edad.

T'kev, en cambio, lo tenía más fácil.

 Creo que a partir de ahora nos vamos a ver mucho...

-¡Bieeeeeen! -exclamó, mientras aplaudía y te daba otro abrazo. 

Entonces llegó la comunicación de otro hombre, y eso rompió el encantamiento del momento. Pero T'kev lo comprendía. Ethan colocó su mano alrededor del hombre de su hermano y asintió a todo cuanto les dijiste, para al final, despedirte más contentos de lo que estaban cuando te abrieron la puerta.

Cuando llegaste a tu despacho, Holgar estaba ya fuera esperándote. Su rostro era igual de desagradable que cuando lo conociste la primera vez, así que no tuviste que ser amable con él. Abriste la puerta y una vez dentro, cuando se cerraron, te giraste hacia él para ver qué demonios quería.

Sin embargo, su rostro era especialmente serio y parecía estar desprovisto de aquella máscara de superioridad que habías percibido en el despacho del almirante.

-Siento ser portador de malas noticias, pero supongo que querrá saber esto. Tiene que ver con la Doctora Connor, su oficial médico jefe. Ignorábamos en donde se encontraba desde hacía meses y ya estábamos preparados para darle el mando del departamento médico al Teniente Perkins, cuando nuestros sensores lejanos captaron dos mensajes suyos, con escasa diferencia.

En ese momento, Holgar se dirigió hacia la computadora.

-Computadora, reproduzca los dos mensajes recibidos por la estación de la Doctora  Lenara Connor Alba, códigos Thadeus guión Holgar guión cero guión cero guión uno, y Thadeus guión Holgar guión cero guión cero guión dos.

- Aquí la Teniente Comandante Lena Connor, necesitamos ayuda, respondan por favor.

El primer mensaje parecía haberse producido de forma rápida. La doctora hablaba con rapidez y algo de angustia. Claro que el segundo, todavía quedó más claro lo que les sucedía.

Aquí Lena Connor...nuestra nave se encuentra totalmente inutilizada, vamos a la deriva por favor necesitamos ayuda, nuestras coordenadas son las siguientes.

-Ignoramos que le habrá ocurrido, pero las coordenadas están situadas precisamente en una zona del espacio de Orión por la que debemos pasar. Y dado que no hay ninguna otra nave cerca que pueda llegar antes y que se trata de uno de nuestros tripulantes...

Holgar no terminó la frase. No pensaba que fuera necesario.

Comandante. Aquí el teniente Winwood. Le necesito en... ¿dónde estamos? Con tanta planta... ¡Oh, sí, gracias! En el laboratorio. Tengo un serio problema aquí de insubordinación y de desorden, señor. 

- No me mire así, alferez. - Le dije a la mujer al ver su mirada clavada en mí. - Fue usted quien preguntó si llamaba al comandante o lo hacía usted misma. Simplemente hice lo que me pedía. - La indiqué encogiéndome de hombros, como si todo aquello fuese algo normal.

Era un inadaptado social que no sabía distinguir el sarcasmo o la ironía en una frase y que no me tomaba las cosas a mal. Eso me hacía no comprender porqué ahora aquella mujer se había enfadado conmigo. Miré al vulcaniano. - Supongo que es por esto por lo que dicen que no hay quien entienda a las mujeres. Les das lo que piden y se enfadan... ¿En su raza pasa igual? - Pregunté al alférez con curiosidad mientras esperábamos la llegada del comandante o su respuesta al menos.

Con de Alba las cosas funcionaban mejor. Todo era distinto. Sentí nuevamente el dolor en mi pecho por perderla y saber que no volvería a verla jamás. - Recordar... debo recordar que pasó... ¿por qué me metí en aquella cápsula...?