Partida Rol por web

Había llegado la hora era el momento de actuar, la rampa trasera del vehículo se abrió para dejar salir a sus ocupantes. James echo un vistazo por si había alguna amenaza para colocarse en la puerta y dejar salir al resto mientras aguantaba la respiración durante el tiempo suficiente a que todos hubieran salido y asegurarse que nadie quedaba atrás.

Tras los primeros segundos pudo ver que algo no acababa de ir bien, Ishant y Elung parecían tener problemas en la entrada a la nave, James observo alrededor de la escena principal intentando entender que estaba sucediendo.

Antes de que el grupo principal saliera, James dirigió un mensaje privado al comunicador de Diana. Acompaña al primer oficial y a nuestro contacto, asegurate de que no corre peligro y que no hay nada raro.

El comunicador se abrió

Elung, Ishant informen de inmediato, ¿que sucede?

Quizás en otro momento cuando la vida misma no es sometida al tormento del control, la situación se convierte a través de retazos en un presente imborrable para una mente que destila razón y lógica, bajo la sorpresa de lo imprevisible. 

En aquel instante cuando Elung intenta detener el avance de un Andoriano cegado por el momento, jamás en todos sus años vivido pudo prevenir aquella acción tan emocional, impulsiva e incluso agradable. Preguntándose tal vez desde cuándo la violencia se responde con amor, con intenciones que destilan cariño, conexión. 

Y ante la sorpresa que la deja estática al principio, la vulcana no sabe cómo reaccionar ante la tempestiva intensidad de un beso que le quita la respiración en cuestión de segundos, considerando que de ninguna manera jamás se había sentido así, ni siquiera con su esposo que apenas a visto y ha tenido contacto físico. 

En parte desubicada, confundida y minimamente fuera de ese control que mantiene a rajatabla, corresponde desde su lugar, desde una inexperiencia que se traduce en el respeto impartido, el mismo que quizás tendría hacia Diav que al ser su esposo, es quién debe recibir aquella muestra de cariño. Entonces el beso se extiende, lo necesario y correcto para una vulcana que ahora intenta comprender está diferencia cultural. 

¿Se relacionan los andorianos de aquella forma? ¿Es un ritual de protección? ¿Camaderia?

Al no conocer la cultura de quién ha sido un enemigo para su raza, desconoce a ciencia cierta si aquello no está contemplado dentro del criterio del amor y quizás, fuera un mero acto de compañerismo que termina en un gesto más íntimo para sellar una amistad. Cuestiones que Elung se plantea, sin captar del todo lo que sucede mientras corresponde imitando el movimiento de su compañero. 

Hasta que el beso termina a través de una pregunta, una que le permite a la Oficial científica alzar una ceja y tras mantenerse aún atrapada entre sus brazos, intenta pensar que puede decir para equilibrar las costumbres. 

- Estaba deteniendo su avance, al parecer no es una trampa y son los rehenes que se acercan. - responde al mirarlo directamente a los ojos, para luego contemplar las antenas y así descifrar algún gesto cordial o algo. 

- Todo en orden. ¿Se están acercando?- pregunta para confirmar, al coger el comunicador de Ishant. 

Antes de que el grupo principal saliera, James dirigió un mensaje privado al comunicador de Diana. Acompaña al primer oficial y a nuestro contacto, asegurate de que no corre peligro y que no hay nada raro.

Artemisa responde de inmediato – Entendido. Escoltar y proteger – afirma con paso decidido para luego salir rauda hacia Aakesh y el alienigena. 

Aakesh puso cara de asombro ante las palabras del alienígena, para luego sonreír mientras menea la cabeza

-Un héroe, un jodido héroe...

Ríe por lo bajo

Menudo héroe, un héroe anónimo que poco más ha podido hacer para salvar a sus compañeros y encima lo soy traicionando su confianza por colaborar con un ente gubernamental secreto...

-Me sorprende que alguien como usted, alguien no humano sea miembro de la...organización...

Estaba preparado, Aakesh no lo sabía

-Estoy listo para mi primera misión, pero que les quede claro, mi tripulación es prioritaria, si me piden que haga algo que pueda ponerles en peligro....no lo haré, aunque me cueste la vida

Miró al alienígena durante unos segundos

-Por lo demás....soy su hombre....

Calló cuando al escuchar una explosión.

Aakesh estaba hablando conel alienígena cuando una explosión llama su atención. Se gira y observa una columna de fuego y humo que se alza a la vez que comienzan a sonar las alarmas y el humo se dirigia hacia ellos

-Ya continuaremos hablando, ¡toca correr!

Aakesh corría fijándose a su alrededor por si veía a alguno de sus compañeros en dificultades, pero el humo le dificultaba la visión...

Jankowsky no se había puesto el trave EV, no lo había visto necesario y aún así no le habría dado tiempo. Salió raudo del vehículo:

-¡Joder con la distracción!- Murmuró meneando la cabeza como un padre regañando a sus hijos. Echó una mirada a Stevenson aunque no prentendía culparle. - Venga, tapaos la boca con lo que tengáis a mano y corred.- Jankowsky usó un pañuelo que tenía a modo de bufanda para taparse la nariz y la boca. Así avanzó moviéndose rápido sin dejar de controlar a Cristina que, aunque llevaba un traje EV, no dejaba de preocuparle su estado.

-¿Como vas capitana?- Le preguntó.

Ella estaba preocupada por el hindú que había salido previamente del vehículo. Jankowsky lo buscó pero la visión no alcanzaba demasiados metros por causa de la niebla generada.

-¡No te precupes, sabe cuidarse solo!- Intentó animar a Cristina y, aunque sabía que perdía el tiempo, Jankowsky tenía confiar en que Mukherhee supiera arreglárselas.

Miró al resto de compañeros, Lightman también tenía traje y parecía avanzar sin problemas al contrario de Ollander que parecía tener complicaciones.

-Mierda- Ayudó a Cristina a llegar para volver hacia el ingeniero y echarle una mano.

-Venga Jack, coj coj coj...- No pudo seguir hablando, llevaba demasiado tiempo en el exterior y por error inspiró una bocanada de aire contaminado, por supuesto aquel pañuelo distaba mucho de ser una máscara antigas. Pese a la tos no dejó de asistir al ingeniero. ¿Se había convertido en un suicida?, ¿acaso pretendía perder la vida ayudando temerariamente a algún tripulante?.

La nube toxica se extiende rápidamente, que en un santiamén llega hasta la posición de Elung e Ishant, específicamente a mitad de la rampa de acceso a la nave. Ellos, que estaban casi por entrar a la nave, ahora han bajado hasta interceptar al “Breen” y a Mukherjee, quien lleva el traje EV Breen.

En ese momento Ishant salta sobre el Primer oficial de la Excalibur pero es detenido bruscamente por la pequeña Elung y su habilidad marcial. Luego de un breve forcejeo es posible ver el arma filosa del andoriano, pero luego este gira, dando la espalda a todos los que se aproximan a la rampa de acceso.

Aakesh y su acompañante llegan a la rampa con Diana pisando sus talones. Por detrás les alcanza Cristina que tardó un poco mas por la reciente falta de visibilidad provocada por la nube. Los demás también tiene dificultades para ver el camino por delante pero igualmente llegan sin problemas.

Quienes no utilizan los trajes EV del vehículo tienen complicaciones con la nube toxica en mayor o menor medida. Los ojos y la nariz les escuece, siendo igual a respirar cloro o algún gas similar.

Por ejemplo Ollander es uno de los afectados por la inhalación del gas y sufrir quemaduras en el sistema respiratorio. No es nada grave pero requerirá de tratamiento pronto antes que sus pulmones continúen recibiendo la mortal toxina. Otro que casi sufre heridas es el doctor del grupo de rescate, solo que su resistencia física por su entrenamiento militar le permite superar el problema.

Casi todos han llegado hasta la nave, solo faltando Jankowsky quien se encuentra a cargo de sus compañeros de la Excalibur, que al ver partir a Wilheim y Chandler finalmente se encuentra listo para cruzar la distancia que separa el vehículo de la nave. Incluso el camión ha sido limpiado de toda evidencia, sin dejar nada librado a azar y mucho menos evidencia que ate el rescate con la Flota Estelar.

El carguero ha tenido mejores días pero aun así se le ve robusto y ampliamente mejorado a lo largo de los años. De cerca es posible avistar torres de cañones de pulso y emisores deflectores. La sección ventral posee un añadido de triduranium enriquecido.

El acceso a la nave se encuentra custodiado por Raptar y dos alienigenas desconocidos para la mayoría.

- ¡Vamozzz, vamozzz! - llama el Gorn a los rezagados para que entren antes que el gas toxico entre a la nave.

Junto al reptiliano una mujer de gran belleza, ataviada con una vestimenta de color negro y rematado con un amplio sobretodo de cuero. Ella lleva el conteo de quienes entran raudamente al escapar del gas. Quienes pasan junto a ella se percatan de sus ojos negros y de sus llamativas curvas que conforman a una mujer en pleno estado físico.

A su lado una figura horripilante observa a todos con su mirada pétrea. El sujeto parece un muerto andante por su terrible palidez y delgadez. Su altura y su carne pegada a los huesos conforman una visión espeluznante para la mayoría. Incluso la vestimenta del alienigena es equivalente al de las momias en la tierra, solo que el color es negro. Una caja de controles cuelga en su pecho, similar a un dispositivo de control de un traje EV.

El interior de la nave es aun más tenebroso que el aspecto del alienigena, cuyo aspecto recuerda a las prisiones medievales, con celdas de barrotes, elementos de tortura y una especie de pira funeraria en el centro de la bahía de carga.

El interior del carguero no cambia en absoluto a la primera impresión que arroja desde la entrada. Todo se encuentra en penumbras y suciedad, pues una nave cuyo trabajo es transportar cargamento no se caracteriza por la pulcritud. Tampoco por las comodidades.

El interior de la nave es espaciado, pudiendo albergar varias lanzaderas y contenedores de mercancías. En cambio el espacio se utiliza para apilar innumerables jaulas magnéticas de esclavos, un tipo de jaula utilizada por los Oriones y que ahora todos los comerciantes de esclavos emplean por su facilidad de uso.

Con la bahía de carga en el medio solo deja dos caminos, uno hacia la proa, donde se encuentra el puente de mando y la cubierta habitacional, y otro hacia la popa donde existe la cubierta de ingeniería y la bahía de lanzaderas. En sí el carguero se caracteriza por su simpleza en diseño a favor de otras cosas como su robustez y facilidad de acceso.

Mukherjee poco antes de entrar descubre a Jankowsky, parcialmente perdido por el humo y asfixiado por el gas luego de ayudar a cruzar a De Alba, a Ollander y a todo aquel que necesitara de asistencia. Entonces Aakesh va en su ayuda y juntos ingresan finalmente a la nave gracias al visor del traje Breen que otorga buena visibilidad pese a la emanación toxica.

-Me sorprende que alguien como usted, alguien no humano sea miembro de la...organización...

Estaba preparado, Aakesh no lo sabía

Una mirada poco amistosa examina a Aakehs por parte del “Breen” antes de responder al comentario que parece ofenderle bastante.

- Nací en el mismo planeta que usted y serví en la primera nave de la Tierra, siempre de aquí para allá, salvando la Tierra y la linea temporal por igual. No se deje engañar por mi apariencia. Los vulcanos son habilidosos “maquillando” - responde al llevar su mano a su rostro, casi extrañado por su apariencia.

 -Estoy listo para mi primera misión, pero que les quede claro, mi tripulación es prioritaria, si me piden que haga algo que pueda ponerles en peligro....no lo haré, aunque me cueste la vida

La “Sección” bajo ningún punto de vista pondrá en riesgo la vida de los integrantes de la Flota por encima de cualquier interés. Eso es algo que Erika lo sabia y por eso decidió confiar su secreto a usted a sabiendas que usted haría lo correcto. Cuando lleguemos a la nave de la Flota es cuando recibirá su misión, la cual irá a la par de los demás pero de forma paralela para no llamar la atención. A propósito, puede llamarme Nazram. -

La conversación es suspendida por el acercamiento de Ishant y luego por la fuga de la toxina. Nazram no pierde su tiempo e ingresa a la nave.

Aribeth lleva la cuenta de todos y es quien le indica al “cadaver” a su lado, quien toma notas en una especie de padd que sostiene en sus huesudas manos.

- Volvemos a encontrarnos. No olvides tu promesa. ¿Compartimos camarote? - saluda Aribeth a James cuando este ingresa a la nave. La mirada lasciva de la mujer es difícil de ocultar y ella parece no tener problemas para expresar su deseo por el Primer oficial del grupo de rescate.

- Ustedes dos tienen mucho de que hablar. Y casualmente Licahss – señala al alienigena a su lado- me debe un favor. Por lo tanto les cede un camarote doble durante el viaje, al cual podría visitarlos cada tanto durante las noches. - agrega la mercenaria a Elung e Ishant cuando estos cruzan por el umbral. - Es más, puedo ser el “interprete” de sus “confusiones” - termina con una sonrisa al examinar por enésima vez el musculoso cuerpo del ingeniero y las elegantes curvas de la oficial de ciencias.

- ¡Bienvenidos a la Zeshkan! Y no teman al “decorado”, cuyo propósito en esta ocasión no es otro que el de servir de simple transporte. -

Las palabras finales de la mujer "adivinan" con precisión los pensamientos de todos al ingresar. Especialmente el de los rescatados que poco antes eran esclavos y vivían en jaulas similares.

Lichass, el capitán de la nave-jaula Zeshkan, apura a los rezagados con su esquelética mano, llamándolos a que suban sin demora.

- Pronto, pronto. La nave partir de inmediato – habla por medio de la caja de controles ubicada en su pecho y por medio de una voz sintetizada.

Su gesto nervioso es lo único que lo aparta de un cadáver, porque ninguna otra acción lo acerca al concepto “humanoide”.

Durante un instante, mientras la vulcana parece reaccionar positivamente a sus avances, el mundo se detiene para Ishant, pero es sólo un segundo, pues cuando se separa de ella y plantea su pregunta, la respuesta de la vulcana resulta más dolorosa y confusa de lo que podía esperar.

- Estaba deteniendo su avance, al parecer no es una trampa y son los rehenes que se acercan

Una leve ceja alzada, exceptica o quizá admonitoria, y la revelación de que su asalto, lejos de ser un reflejo de la tensión sensual entre ambos es una mera estratagema, otra mentira vulcana para manipularle, para controlarle. ¿O quizá es realmente desconocimiento?. Las antenas de Ishant se mueven enloquecidas, aplastandose un instante contra su cráneo, para despues volver a ponerse rectas señalando a la vulcana y seguidamente girar de manera asincrónica para, al final, quedar casi colgando a los laterales de su rostro, agitando ligeramente las puntas, sin fuerza para alzarse. Sus ojos claros pierden poco a poco el brío que brevemente los ha animado, para quedar apagados y oscuros, plagados de una añoranza que dificilmente podrá ser satisfecha. La mano que se posaba en Elung se arrastra por su esbelta espalda hasta caer sin vida al lateral de su cuerpo, dejandola libre, permitiendola marcharse, al tiempo que se inclina ligeramente para dejarla en el suelo. Sin decir nada, sin osar volver a mirarla, el ingeniero avanza hacia el grupo, el ushaan-tor aún en su puño, tan apretados los dedos sobre su empuñadura que los nudillos se muestran blancos y si sangre. 

Cuando el grueso del grupo empieza a subir la rampa, el andoriano se inclina levemente, permitiendo a la vulcana saltar de su espalda al suelo para después girarse rapidamente y dirigir sus pasos hacia Stevenson, una de sus manos sosteniendo con tal fuerza la empuñadura de su arma que los nudillos han perdido la coloración azulada del resto de su piel.

Antes de que pueda dirigirse al primero, la betazoide interviene con sus impúdicas sugerencias, que son recibidas con una mirada vacía por parte del andoriano y un aplastamiento de antenas contra el cráneo tan veloz que da muestra de la poca paciencia que gasta en esos momentos, y la rapidez con que su aparente calma puede tornarse en otro exabrupto violento.

- Mantente alejada de mi, telépata.- gruñe quedamente mientras pasa a su lado, evitando ostentiblemente mirarla o rozarla si quiera. Cuando está a punto de sobre pasarla se detiene un instante y gira la cabeza, mirando primero a la betazoide, después a la oficial científica y de nuevo a la batazoide, achicando los ojos momentaneamente, las antenas aún más pegadas en el cráneo. Pero sea lo que sea lo que ha pasado por su mente, decide apartarlo sacudiendo ligeramente la cabeza y devolviendo su mirada y sus pasos a su ruta inicial, simplemente negando ligeramente. No es el momento.

- tha'Stevenson.- se dirige al primer oficial cuando llega hasta él, inclinandose sobre su oido para que la conversación quede sólo entre los dos, a modo de susurro.

- tha'Stevenson.- susurra el enorme andoriano, inclinado sobre el humano como un pajaro siniestro.- Nuestra nave de salida es una nave esclavista, una única salida, un pasillo rodeado de jaulas, todo dispuesto para plantar con facilidad una emboscada. Fácil de defender en caso de motín, más fácil aún de contener un intento de escape. La iluminación es muy pobre y dudo que ustedes, humanos, puedan estar atentos a todos los detalles.- no se trataba de una apreciación especista, el andoriano sabía bien que sus antenas le brindaban un sentido del oido más fino que el humano, así como un sentido de los cambios de presión del aire a su alrededor que hacía dificl cogerlo por sorpresa.- Su amiga la betazoide ha asegurado que el capitán ha sido remunerado por adelantado y que está de nuestra parte, pero sospecho que se quedará con el dinero y nos apresará para sacar un extra con nuestra venta como tenga la menor oportunidad.-dudó un instante antes de añadir algo más, la información que había suministrado ya era lo suficientemente preocupante. Finalmente, inclinando ligeramente la cabeza para no perder de vista a los mercenarios añadió.- No hay ni rastro de la tripulación femenina de la Excalibur, en ningún momento los mercenarios les han nombrado ni han hecho el menor intento de indicar donde se encuentran o señalar su rescate. Esto también podría apuntar a que todo forma parte del plan y que ellas ya se encuentran en manos de los compradores, a diferencia de nosotros. Debemos actuar con extrema precaución.

Ante las palabras de Nazram, Aakesh asintió

-Bien, entonces todo aclarado, he de suponer que será mi enlace, al menos de momento, ¿no?

La explosión les interrumpe y se dirigen a la nave

-Ya hablaremos

Aakesh a duras penas consigue orientarse con el gas. Al llegar a la nave, observa como sus compañeros van llegando a la misma, aunque tiene que ir a ayudar a Jankoswki ya que tenía dificultades.

Al estar en la nave se quita el casco, fijándose en los que allí están

-¿Estamos todos?, ¿podemos irno....? ¡huala!

Aakesh se acababa de fijar en la mujer vestida de negro

-Así da gusto ser rescatado...

Buscó a la capitán y se acercó a ella

-¿Como se encuentra capitán?, parece que ya nos vamos

Si no fuera porque había inhalado bocanadas ingentes de gas tóxico y corrosivo, podría haberme fijado en la esbelta figura que nos recibía. Sin embargo, con los pulmones ardiendo y la garganta consumida, apenas eché un rápido vistazo a todos los nuevos que nos recibían, con la desconfianza de un perro callejero.

Asistí a Jan y con la ayuda de Muk terminamos de ingresar en el tractor flotante que era la Zeshkan, una máquina odiosa y desagradable.

Me tendí en el suelo, llevándome las manos a la garganta y tosiendo. Intentaba respirar aire fresco, pero cada bocanada era como inspirar fuego. A duras penas, al cabo de un par de minutos, pude recostarme contra una pared. Mis ojos enrojecidos miraron alrededor. Estábamos en una nave espacial.

-¿Agua? -alcancé a preguntarle al exótico individuo que hablaba con voz sintetizada, aquel que se llamaba Lichass.