Partida Rol por web

Zated hizo un pequeño gesto. 

- Preparaos - susurró. - Puede haber alguien aquí detrás. 

Se olvidó entonces de los armarios, que no parecían tener nada. Y se encaminó a la puerta, tratando de no hacer demasiado ruido.* Seguía con el sable en la mano, aunque estaba apagado. No quería usar la violencia si no era necesario, principalmente por no molestar a Mi-Neb, pero si tenía que hacerlo, lo haría. 

- ¿Quieres pasar primero? - le preguntó al otro jedi. No era por exponerle, era porque tomara la iniciativa de la vía diplomática - Tengo la sensación de que está cabreado o tiene hambre. 

—¿Algo cabreado o con hambre? —dijo Mi-Neb— Alla voy. 

Con el sable de luz preparado, aunque todavía no encendido, pasó el primero, dispuesto a hablar con quien fuera y descubrir lo que había pasado. Cuanto antes, mejor. Nunca se acostumbraría a las atrocidades de la guerra. 

En cuanto Mi-Neb abrió la puerta y se asomó un blaster alcanzó el suelo justo delante suyo. Al fondo, parapetado detrás de una mesa pudo ver a un nautolano con una pistola apuntando a donde estaban. El disparo parecía haber sido de aviso, o uno con muy mala punteria.

Quedáos donde estáis. Me tenéis hasta los tentáculos ya. Se supone que nadie puede atravesar ese campo de asteroides. Por eso me hice una base aquí dentro. Para tener privacidad.

Sin duda parecía enfadado. Tenía toda la pinta de que era lo que había detectado Zated.

Mi-Neb no se movió de donde estaba.

—Que la Fuerza esté contigo. Estamos buscando a Ronald Drum. No somos los que hemos destruido los cazas ni tenemos deseos hostiles. Si pudiéramos charlar un poco, seguramente llegaríamos a acuerdos beneficiosos para todos. 

Fue entrando poco a poco, explicando por qué no se sentía amenazado.

—Podría desviar los disparos de ese blaster o quitárselo de tu mano con la Fuerza, pero como he comentado, sólo queríamos hablar y en ningún caso hacerle ningún daño. No somos sith precisamente. 

- Así es - añadió Zated - No somos ladrones espaciales, ni venimos a buscar una recompensa. - Sin embargo, Zated notó que eso no es lo que el hombre necesitaba escuchar. Quizás debía haber optado por un discurso más agresivo. 

En cuanto escuchó la voz fue a asomarse, ya había creído que hallarían una masacre así que encontrar al pirata le supuso una pequeña sorpresa. Las palabras del nautolano no causaron más que una suave sonrisa en el zabrak.

- Enhorabuena por sobrevivir a lo que haya ocurrido aquí.

Quería escuchar salido de su boca la historia de cómo quedó atrapado. Ni privacidad ni leches, para él lo que había ocurrido es que le atacaron.

- Somos unos tipos amistosos, invítanos a un trago.

Bromeó mientras esperaba a la reacción del pirata.

¿No sois siths? No me jodas. Como si no supiera el aspecto que tienen unos siths. Ni que me acabaran de hacer una visita ni nada parecido.

El tipo no guardó el arma, aunque no estaba apuntando realmente a Mi-Neb. Parecía sentirse más seguro con ella en la mano.

Yo soy Roland, no tiene sentido esconderlo. Además, yo no me escondo. ¿Qué es lo que queréis? Y salid todos de los vestuarios, sé que sois tres. A menos que hayáis dejado a alguien en la nave de mí hangar.
Bonita nave por cierto.

Ah. Olvidáos de ese trago. No me queda suficiente y lo tengo que racionar.

Zated salió detrás de Mi-Neb, que estaba llevando la conversación de maravilla. Tenía el sable en la mano, pero hizo amago de guardarlo. 

- ¿Qué te parece si todos bajamos las armas y hablamos? Solo venimos en busca de información*. 

Mi Neb enganchó su sable al cinto y se acercó al Pirata.

—Como dice mi compañero queríamos simplemente hablar contigo. Quizás hacer negocios. Luego ya nos iremos. Lamento lo de los siths. Si nos cuentas un poco quienes eran, quizá podríamos encargarnos de ellos.

En la negociación ayudaba saber qué quería conseguir la otra parte. Y mucho hablar de que le dejasen solo, pero si que estaba metido en la desaparición del técnico. 

No tardó en salir pues nunca fue su intención ocultarse, estaba tranquilo aunque decepcionado porque el pirata no quiera compartir el alcohol, no era un tipo amigable eso saltaba a la vista.

Xostun dejó que el rifle colgara de su hombro, se quedó atrás dejando que los Jedi tomaran la iniciativa en la conversación que ahora se iniciaba. El pirata no merecía ayuda, era un saqueador que había sido saqueado, incumplía las leye de la República y eso quizás era suficiente para apresarlo si no desembuchaba.

- Eso es, queremos negociar.

Dijo con calma tomándolo con ironía, cruzándose de brazos pues no quería decir demasiado.

- Lo ves, con un poco de esfuerzo por tu parte podrás volver a quedarte solo si es lo que deseas.

Xostun dudaba aquello, querría ser transportado a otra parte y eso podría ocurrir si les hablaba sobre Lian Wann.

Ja.

Dijo a Mi-Neb cuando este comentó que lo sentía. Pero después se sentó y cogió una botella para servirse un trago.

No tengo ningún problema en hablarte de esos sith. Llegaron hasta mi base atravesando el cinturón, como vosotros, eliminaron a mís pilotos, destruyeron los cazas de reserva y luego casi me matan.
Eran dos sith, una mujer y un tipo de su propia raza esa rara. Con ellos estaba una chiss, que creo que era la piloto, y un droide loco. La mujer llevaba una espada de esas vuestras pero doble, el tipo una normal.

Así que los Sith también estaban detrás de encontrar al técnico, y además les llevaban ventaja. Si eran dos sith, quizás no fueran suficientes Mi-Neb y él mismo para poder acabar con ellos. Todo aquello era bastante malo para los planes de la república, pero si había perdido tantas cosas, si habían destrozado todo lo reunido por el pirata, quizás podría ser un buen momento para hacer un "fichaje" para la república. No sabía si Mi-Neb pensaría igual que él, se lo diría -si no- antes de irse. Pero para ello había que averiguar más sobre el ataque. Y no olvidarse del técnico. 

Por ahora, dejó llevar la batuta a Mi-Neb. Era mucho más diplomático que el propio Zated, y además parecía haberse ganado la suficiente confianza del pirata como para hablarle de los siths. 

Miró al alien cuando explicaba lo ocurrido, los sith vinieron, lo destrozaron todo pero perdonaron al pirata, eso no le encajaba al principio.

- Te dejaron aquí para que murieras.

Se fijó en él, no creía que fuera la intención de esos salvajes dejarle vivir una vez obtuvieron lo que querían. El pirata estaba furioso con su nefasto destino. Dejó que Mi-Neb continuara, todavía había que sonsacarle mucho sobre el hombre que venían buscando y ahora se preguntaba si esos sith perseguían la misma presa.

—Sí, eso parece un grupo de Sith típicos, incluyendo uno con una espada doble de esas que tienen más posibilidades de autoamputarte una pierna que de vencer al enemigo. El imperio Sith quema a sus esbirros tan rápido que les da igual. 

Suspiró. 

—¿Tienes alguna herida? Soy sanador y podría ayudarte. ¿Qué querían exactamente esos miserables?

Roland le dio un trago a la botella directamente.

-No. No estoy herido. Fueron bastante..."educados" la verdad. Aunque no su droide, que se lo tuvieron que cargar.
En cuanto a lo que querían.-

Se quedó mirando un momento a Mi-Neb y luego a Zated, para finalmente suspirar.

-Estaban buscando información sobre el paradero de un tipo al que habían perdido.-

Ahí estaba todo dicho, los Sith buscaban al mismo técnico que ellos y les llevaban ventaja, esa escoria había sacado algo en claro pues de otro modo el pirata estaría muerto.

- Vaya, sin duda queremos saber todo eso. Si los Sith buscan a alguien no será para nada bueno y por supuesto si logramos tomarlos por sorpresa haremos un gran bien a la galaxia. Cuéntanos.

Enfrentarse a unos Sith requeriría una estrategia bien planificada en un escenario propio para ellos. También la referencia a un droide causó que la curiosidad despertara en él.

- El droide que se cargaron, ¿están aquí sus restos?

Preguntó por si podían sonsacar algo más, uno siempre podía hurgar en su memoria y descubrir cosillas.

Roland negó con la cabeza ante la pregunta sobre el droide.

Pues no. Se lo llevaron. Parecían bastante sorprendidos de que me atacara. De que les atacara quiero decir.

El pirata miró a Xostum

Claro, claro. Un bien para la galaxia. Seguro que ellos piensan lo mismo si se cargan a alguien de la República. Como si cada uno no barriera para su casa echando pestes del contrario.
Por eso yo no me uno a ningún bando. Prefiero mantenerme independiente.

Por cierto. ¿Por qué queréis saber sobre ese tipo? ¿Y qué gano yo si os lo digo?

Mi-Neb acudio a sentarse con el pirata. 

—Amigo Ronald. La Fuerza está con nosotros. Y contigo. Es lo que mantiene unida la galaxia y las cosas vivas. Nosotros los Jedi servimos a la República porque ésta misma favorece la vida y por más que como todo gobierno sea incómodo a veces, es lo menos malo para todos. 

El Jedi hablaba con franqueza, y el pirata podía ver que no escondía nada. 

—Sin embargo, los Sith la usan para provecho personal, la corrompen, usan el miedo y el odio, y matan a todo lo que se les opone. Si la República gana, podrás ser libre, tener tratos comerciales, aislarte de todo o incluso ser un delincuente sin temor a ser ejecutado sin juicio. Como ves, hemos venido en son de paz y para hablar. El imperio llega y destruye. Y si ganan te harán su esclavo, como a toda la galaxia. El esclavo de unos amos crueles que les gusta torturar y matar por diversión, que lo hacen por deporte con planetas y civilizaciones enteras. 

—Te dices independiente, pero realmente un bando te permitirá ser libre y te considera alguien valioso, un ser luminoso, y el otro escoria esclavizable, como al resto. Yo mismo he venido a ver si necesitas sanación. Es mi especialidad. 

En su voz se notaba la pasión. 

—¿No lo sientes? La galaxia se encuentra ahora en una balanza y unas pocas decisiones pueden inclinarla hacia un lado o hacia otro. Unas decisiones tuyas. Simplemente... si nos cuentas donde está ese tipo al que habían perdido. ¿Era Lian Wann?. No queremos hacerle ningún daño, sino ayudarle, evitar que caiga en manos de los sith. Otra vez. Ya escapó una vez y no queremos que vuelva a caer en sus garras. 

—¿Qué hay para tí? Una mejor galaxia, tratos comerciales con la República. ¿Qué más querrías? No te cuesta nada ayudarnos y te garantizo que en fondo te estarás ayudando a tí. 

Mi Neb se guardó mucho de decir que se vengara de los sith y de sus actos. La venganza, la ira... llevaba al Lado Oscuro, el Lado Luminoso venía de querer hacer el bien y lo correcto. 

Poco más se podía añadir a todo lo que había dicho tan bien Mi-Neb. El hombre tenía labia, Zated tenía que reconocerlo. 

- Si tan sólo te paras un segundo a reflexionar, sabrías que los tratos con la República son mucho más fructiferos para tus negocios. De hecho, si nos ayudas a nosotros ahora, podrías abrirte puertas. No te las cierres de golpe, eres un hombre de negocios, pues piensa como tal. 

Xostun dejó el parlamento a sus compañeros, él todavía se preguntaba cómo era que Roland no pedía auxilio, debía de estar esperando un rescate por otro lado.