Partida Rol por web

- Pues lo que decía, estaremos ciegos si decidimos sacar al FRED a pasear bajo la lluvia - dijo Aldo.

Tanta traba para llegar o hacer llegar algo a la Stargate, el lingüista comenzaba a mosquearse. Arkwuior parecía muy transparente. Al fin y al cabo, que hubiera perdido a tantos miembros de la tripulación en aquel planeta podría ayudar a que el hombre no quisiera ocultar nada pero, y si lo hacía.

- Madre mía, somos unos maleducados, a todo esto Arkwuior ¿Cómo te encuentras tú? - preguntó el lingüista recordando alguna de aquellas clases de psicología que había tomado en la universidad - Es decir, tanto tiempo aquí, yo hubiera perdido completamente la cabeza, y no nos hemos preocupado por tu estado mental, te ruego nos disculpes.

Quizá la respuesta le ofreciera algo de información acerca de lo que pretendía ayudándonos.

- No enviaríamos al Fred en medio de la tormenta, si no cuando amaine antes de que se desate otra. De pronto Andrews pensó en el resto de las palabras que dijo el lingüista, sin duda que habían tratado a Arkwuior por lo menos con descortesía, había estado solo no sabía cuanto tiempo y eso seguro que había sido muy duro, pero sin saber las intenciones, Andrews se dio cuenta que las últimas palabras tenían algo más, el sabía tanto de personas como Andrews de botánica. Habíamos sido algo egoístas ¿y qué?, es lo que cualquiera haría, además, le hemos traído esperanza para salir del planeta, que ya es bastante, porque seamos algo rudos no pasa nada. Pensó Fern mientras le daba vueltas a todo.

Hizo un suave gesto lateral con la cabeza antes de escribir algo en el dispositivo y girarlo.

Agradezco el sentimiento, pero no he estado solo tanto tiempo. Fuimos tres hasta hace un par de años. Y en ese tiempo, he encontrado un amigo que sabe escuchar muy bien.

Mientras sostenía el dispositivo con una mano, apuntó con la otra hacia una esquina de la sala. Allí, inadvertida hasta ese momento, descansaba una esfera con unos trazos negros, hechos a mano por lo irregular de la línea, a modo de ojos, nariz y boca.

- JA... jajajajaja - se rio el lingüista al ver al compañero de fatigas de Arkwuior -. Nunca me hubiera imaginado que se pudiera aprovechar una pelota así, parece una ocurrencia de película.

Ni tan siquiera se lo planteó en aquel momento, más adelante, el mismo Aldo pensase que, si no habían hecho una película de un naufrago con una pelota como único compañero, el podría escribir el guion.

- Bueno, pues... necesitamos comunicarnos a través de la Stargate, no podemos hacer otra cosa que ir a tocar la antena - concluyó levantando los hombros hacia Andrews y Alan.

- Bien. Tenemos un plan, señores. - Dijo Whiteface finalmente. Llevaban demasiado rato dándole vueltas y sin llegar a conclusiones. Era mejor que se pusieran en movimiento y se decidiera a actuar.

- Primero tratemos de arreglar esa antena. Si lo conseguimos ya veremos si es factible comunicarse con la base, y si no podemos tratar de comunicarnos con sus amigos. - Dijo señalando al alienígena que se había presentado como Arkwuior. Aunque esa última opción de hablar con los amigos del alien no le convencía demasiado. Quizá fueran comerciantes amistosos, pero quizá no, y el militar de su interior le decía que tuviera cuidado.

- Son nuestras únicas dos opciones por el momento para salir de este planeta... y no quiero que tengamos que estar aquí un puñado de meses antes de que podamos salir por nuestro propio pie. - A esas alturas lo mismo les daban por muertos y le sustituían como miembros del SG-4.

Aplaudió con las manos. - En marcha equipo. - Parecía que al menos podían intentar algo, arreglar esa condenada antena. Mientras tuvieran trabajo que hacer y no estuvieran frustrados, sin ideas y cruzados de brazos, la moral podía mantenerse elevada.

Aldo saltó del susto cuando, al pasar caminando al lado del Mayor, este se agitó y comenzó a hablar, parecía que hubiera estado ausente un tiempo, como si hubiera sido un robot que se encendía en aquel momento.

Aunque a veces los militares parecían eso, robots parados en un punto hasta que, PAM, se activaban, y ya los había visto "en acción" nunca dejaba de sorprenderse de lo bien que lo hacían. De hecho alguna vez, el lingüista, había bromeado sobre la posibilidad de intentar encontrar entre las entrañas de sus compañeros militares, algo de tecnología alienígena, pero dejó de hacer la broma porque nadie se reía.

- Pues vamos allá, si hay alguna posibilidad de interacción con lo que nos corte el camino, creo que Andrews es el más indicado para hacerlo ¿te convertirás en el domador de insectos, colega? - le preguntó Fern en tono jocoso.

Las guardias eran los momentos más peculiares a los que un soldado debía enfrentarse, porque en esos momentos, era crítico permanecer alerta y sin embargo, nuestros sentidos también se dirigían hacia nosotros mismos.

Jamás pensaba tanto en mi vida como cuando estaba vigilando.

Pero mientras tanto, oía las voces del resto del grupo y cómo se desesperaba y alegraba a medida que descubrían cosas. No me sentía parte de aquel grupo de eruditos, científicos, curiosos y científicos, y el mayor parecía encontrarse, al contrario que yo, más cómodo con ellos. 

Cosas del rango, Vanessa; cosas del rango.

De vez en cuando oía palabras sueltas, pero en líneas generales no prestaba atención a lo que hacían o decían porque al final, todo terminaba en lo mismo. Era una situación difícil, en un ambiente claramente hostil del cual, a pesar de la aparente tranquilidad, no me fiaba demasiado.

Los tonos grisáceos del cielo me habían parecido indicar la llegada de un frente tormentoso y por lo que sabía de las que había por mi tierra, en Kansas, aquella debía ser diez veces peor. Era una mala señal. Si no nos marchábamos pronto, quizás tuviésemos que quedarnos un tiempo por allí. Permanecer a la espera no era algo que me gustara especialmente.

Para confirmarlo, oí como hablaban Evans y Andrews, y deduje que las tormentas eran, efectivamente, un problema grave con el que difícilmente podríamos enfrentarnos. También oí cómo decían algo sobre una antena, lo que significaba que con tormenta o sin ella, saldríamos allí fuera. 

Había llegado el momento jugar.

El grupo empezó a moverse y yo me aproximé a ellos. Cuando oí lo que el lingüísta decía sobre actuar como domador de insectos, arrugué el rostro.

-¿Qué sucede, señor? -Le pregunté al mayor. Después, miré a Evans -. Señor Evans, ¿a qué se refiere con eso de domar insectos?

En un momento se habían disipado las dudas del grupo, tras meditarlo profundamente o eso le parecía al científico, el mayor Whiteface dio las órdenes que le parecían más oportunas, sobresaltando en el proceso a los distraídos miembros del equipo. Deberían reparar la antena de los alienígenas para poder comunicar con la base. A Andrews no le entusiasmaba la idea, el saber que los últimos compañeros de su anfitrión habían perecido al intentar ponerla en funcionamiento no ayudaba, aunque reconocía que si lograban colocarla adecuadamente serviría tanto para contactar con la base como con cualquiera que estuviese en el espacio.

Las tormentas como la que habían pasado eran de fuerza considerable, en el exterior de la nave Fern trataría de instalar los equipos meteorológicos para recoger todos los datos que pudiesen por si podían servir en la evaluación del planeta, algo que sin duda tendría que reconsiderar el comando Stargate.

Evans parecía animado y su jovialidad se estaba contagiando.

-No pienso acercarme mucho a esos bichos salvo para coger alguno como muestra, y siempre cuando vayamos a salir, no sea que se enfade el resto y nos la líen.

Esa antena podremos ponerla si tenemos algo de tiempo, en un descanso entre tormentas le daremos caña, no me entusiasma la idea de acabar aquí encerrado una larga temporada.

Ante las palabras de Guerrero, Andrews arqueó las cejas atónito, acabando por sonreir mientras le aclaró:

- Pero Guerrero, en dónde tienes la cabeza. Evans se refiere a las hormigas de este planeta a las cuales hay que dejar tranquilas en lo que podamos, nosotros sólo queremos salir de aquí y meternos con ellas puede ser peligroso. Decía eso a la vez que pensaba en algún sistema para mantenerlas alejadas, algún lanzallamas o más probablemente antorchas con madera almacenada o la del bosque cercano.

- En cuanto despeje algo saldremos con herramientas y el equipo necesario. Arkwuior ¿podrías enseñarnos el equipo y las herramientas que nos harían falta?, sería ideal que nos pudiésemos familiarizar antes de salir para no perder tiempo cuando estemos ahí fuera.

Esperaba que la posibilidad de salir pronto le devolviese ánimos al hombre y que pudiese enseñarnos lo necesario para que al llegar al destino las cosas fuesen mucho más fluidas y sobre todo rápidas, abandonando la protección de la nave, no tenían un refugio seguro conocido.

Evans dio otro salto al escuchar y ver moverse a la sargento. Lo dicho, no se acostumbraba a aquella forma de ser.

- Sea como fuere, yo confío en ti igual que vosotros lo hacéis en mi cuando nos encontramos a alguien con quien llevarnos bien - dijo el lingüista en respuesta a Fern -. Arkwuior, tu conoces mejor que nosotros esas cuevas, ¿nos guías, verdad?

- La sargento Guerrero y yo os cubriremos. - Indicó el mayor Whiteface mientras indicaba con la cabeza a Evans y Andrews que encabezaran la marcha siguiendo a Arkwuior.

El mayor sujetó con firmeza su MP5, se aseguró de que el chaleco no le incomodara, y se preparó para acompañar a los científicos y el alien. No parecía haber amenazas en ese planeta, aparte del clima y los insectoides, pero no quería sorpresas.

¿Hormigas?

No había estado escuchando la conversación que el resto del grupo había llevado, en parte porque no formaba parte de ella, y también porque toda aquella jerga científico pseudo intelectual, me parecía una absoluta pérdida de tiempo. Uno de los aspectos que me habían empujado a llevar aquella clase de vida, era la simplicidad. Para un soldado, se trataba de cumplir órdenes y llevar a cabo misiones; nada más.

Al final, los soldados siempre debían estar allí para solucionar los problemas que otros causaban. Las cosas serían mucho más sencillas si gente como los científicos, no se empeñaran en salir fuera para "conocer el universo", crear problemas e inventar después complicadas soluciones en las que, como siempre, requerían de armas para conseguir realizarlas. Los soldados, sobre todo la infantería, eran quienes pagaban la novatada.

El mayor no me concretó que era lo que había que hacer, pero entre lo que había podido escuchar y las palabras de Andrews, no le costó demasiado deducir la situación.

Una tormenta en ciernes, alguna clase de fauna nativa hostil y poco tiempo para reparar algo que de alguna manera, nos podía sacar de allí.

La sargento Guerrero y yo os cubriremos.

Asentí con la cabeza a mi superior.

-Sí, señor -respondí, asegurando mi arma, comprobando que tenía todo lo que necesitaba y disponiéndome para salir.

Mientras escuchaba a los tau'ri, el piloto se mesó la barba a la altura de la barbilla con aire dubitativo. Al rato, comenzó a escribir en el dispositivo.

Sería conveniente precisar qué intenta hacer, doctor Andrews, para saber de eso modo qué herramientas necesita y, por tanto, dónde buscarlas. Si las hay a bordo.

Doctor Evans, no son cuevas. Son tuneles. Y lo aconsejable sería seguir los que suben. Prefiero no pensar lo que puede haber más abajo. Pero me temo que no puedo dar más información al respecto; dada mi lesión, yo no formé parte del equipo que se aventuró por ellos. Mi tarea fue manejar los controles de la puerta para evitar que algo pudiera entrar en el crucero hasta la vuelta de mis compañeros.

- Entonces poco nos podrás ayudar para guiarnos, pero estoy seguro que uno más para ir a reparar la antena sería de ayuda - dijo Aldo -. Más aún teniendo en cuenta que tanto Fern como yo no somos militares, ya sabes, no se nos da demasiado bien... - añadió haciendo un gesto con la mano como si llevase una pistola.

- Doctor... -Dijo el mayor llamando un momento la atención de Evans, aunque refiriéndose a todos. - Lo que dice Arkwuior tiene sentido... No sirve de nada reparar la antena para comunicarnos, si no mantenemos los restos de esta nave como refugio seguro. Uno de nosotros debería quedarse aquí controlando la puerta para que nada entre, mientras el resto van a buscar la antena y repararla. - Comentó. Tal y como habían hecho Arkwuior y sus compañeros. Aunque quizá eso había sido el motivo de que todos menos el alienígena presente murieran o desaparecieran.

El problema era que Whiteface no quería dejar en la nave al alienígena en solitario. Si los cuatro miembros del comando SG salían en la búsqueda de la antena... iban a depender de un completo desconocido para poder volver a entrar...

Miró a sus tres compañeros por si entendían por dónde iban los tiros y si a alguno se le ocurría una solución.

- Si vamos a necesitar fuerza de fuego, podría quedarme yo - propuso -. Al fin y al cabo Andrews es el que controla de cacharros.

El grupo discutía sobre lo que debían hacer. De ser militares, hace tiempo que habrían establecido un plan y una estrategia. Ahora se imponía la improvisación y como tal, suponía dificultades y problemas que debían solucionar. Así que me acerqué al mayor, entendiendo aproximadamente a qué se refería.

-Señor, si me permite -le dije, indicándole con la cabeza hacia un lateral para hablar con él a un lado, de manera que no nos oyese aquel individuo.

Cuando estuvimos separados, le expuse lo que opinaba.

-Ese alienígena nos ha dejado entrar y somos su última esperanza para salir de aquí. Por otro lado, si no confía en él, considero que sería peligroso dejarle a solas con uno de los nuestros. Sería preferible en ese caso, mantenernos juntos. 

Además, pensé, siempre es mejor estar todos, por lo que pudiéramos encontrar. Si disponíamos de un lingüista en el equipo era por que podíamos necesitarlo.

Sin embargo, no lo dije en voz alta. Ante todo estaba la cuestión de la seguridad, que era la que a mí me importaba, dada mi función en aquel grupo, y una vez expuestos mis temores, quedaba en manos de mi oficial superior, tomar la decisión que considerase más oportuna.

El científico comenzó a repasar mentalmente las posibles herramientas que podrían necesitar

- EN principio necesitaré saber dónde están los componentes que forman la antena y el lugar donde debe colocarse, si tienes un mapa o similar sería de agradecer, cuanto mínimo las indicaciones necesarias para colocarla en la antena adecuada. Harán falta los cables necesarios para la fuente de alimentación hasta el equipo de transmisiones, así como contador de tensión para esa alimentación, taladro y equipo para fijar los soportes. la orientación imagino que será indiferente. También será necesario algún alicate y cinta aislante, destornilladores de precisión. Algún contador de emisiones para comprobar que la antena está operativa.

Para las hormigas que supongo serán enormes, algún lanzallamas o similar, el fuego siempre es un disuasor universal para cualquier animal, algunas antorchas y bengalas.

Rascándose un poco la cabeza se giró hacia los demás.

- Si alguno nota que me he dejado algo lo puede indicar. Demos un vistazo a lo que podamos llevar.

Miré a la soldado Guerrero, no la conocían mucho, se había incorporado al equipo hacía poco tiempo, no parecía muy interesada en las conversaciones que derivaban a temas técnicos o científicos, parecía una chica de acción y no se molestaba en ocultarlo, pero dada la última misión que tuvieron en la que salieron bastante escaldados, Fern se alegraba de contar con ella.

Las palabras de Guerrero parecían haber decantado al Mayor.

- Bien. Los cuatro - dijo señalando a los otros tres componentes del SG-4, y a sí mismo, - partiremos a por esa antena. . Aunque no estaría de más conseguir antes las herramientas que mencionaba Andrews.

Miró luego al alienígena. - Arkwuior, tú te quedas vigilando que no se cuele aquí ningún bicho. Estáte atento porque cuando volvamos quizá tengas que abrir y cerrar esas puertas muy rápido. - Whiteface sospechaba que los insectos podían perseguir al grupo, o sentirse molestos cuando se internaran en sus territorios.

El SG-4 se mantendría unido. Y saldrían los cuatro con vida de ese planeta, juntos.

- Voy desempolvando mi hormigo - como si aquello fuera un idioma.

Aldo comenzó a hacer ruiditos con la boca como si estuviera hablando en un sonido chirriante.