Partida Rol por web

Mitsuki se levantó de la cama cuando escuchó una voz enérgica y familiar al otro lado de la puerta. Furtivo, un brazo se coló en la habitación para saludar, y la muchacha vislumbró el llamativo pelo rojo de Ran. La chica se acercó hacia ellas para devolver el saludo, con aquel aire grácil y estirado que tanto le gustaba lucir.

-Buenas tardes, Akagi-san -respondió, escueta. El motivo de su visita no era aleatorio, al parecer iba a haber una reunión, y Tamao, Atashi y Ran eran las artífices. A Mitsuki le sorprendió que pensaran en ella para invitarla, más aún después de lo que pasó hace dos noches. -Claro. Será un placer -asintió. Después, se quedó unos segundos pensativa. ¿Encabezada por Tamao? -¿En qué habitación es? ¿Habéis hablado con Mai? 

Harumi les dice el número de la habitación, y a continuación, les habla sobre Mai.

-Sí, sí, se lo hemos dicho. Ella y Ruby también vendrán. Aprovechando que estaban las dos se lo hemos preguntando. ¡Seremos muchas! -exclama Harumi, lanzando un puño hacia arriba en señal de éxito.

-¿Quién nos queda? -preguntó.

Yo no estoy seguro de que vaya a ir, Harumi-chan, Ran-chan. Creo que a Mai no le gustaría. Tampoco sé si se lo habéis dicho a Rokuma-chan y ella y yo dudo que podamos estar en la misma habitación a la vez, así que solo irá Mitsuki.

Momomi lo explicó casi con indiferencia, en un tono que sonaba demasiado a neutro.

Ran estaba trazando planes, con su cabeza algo excitada por el entusiasmo del éxito inmediato, sobre su futuro clan de amigas femeninas que la ayudarían también a afeminarse más en el comportamiento, cuando…

Momomi por su actitud y contestación echó agua fría sobre el fuego de la esperanza. “Ehhh…”, carraspeó y se preguntó cómo debía abordar un tema aparentemente delicado, y si tenía el derecho de abordarlo…

Pero en cuanto al segundo punto, en realidad no se lo preguntó demasiado e intentó aclarar el misterio: “¿Qué hay entre vosotros que no funciona? Sinceramente, no creo que Mai éste en contra de que tú vengas.”

Rubí había conseguido en tan sólo unos instantes convertirme en la chica más feliz del mundo. Permanecí abrazada a ella unos instantes, disfrutando de estar con ella, de la calidez de su cuerpo y el dulce aroma que desprendía. Podría haber estado así todo el tiempo del mundo.

Cuando dijo que me amaba un sentimiento de alegría me invadió y la miré a los ojos con una honesta y amorosa mirada.

- Yo también te quiero mucho, Rubí, eres maravillosa - tomé un mechón de su llameante cabello y lo besé en las puntas con pasión - estaré a tu cuidado de ahora en adelante, hagamos muchos recuerdos juntas de aquí en adelante y disfrutes de nuestra vida de estudiantes una junto a la otra - declaré dedicándole una dulce sonrisa.

Me quedé paralizada en el sitio, no solo cuando vi todas caer, y no solo cuando vi que la única que podría salvarme habría sido yo... me quedé paralizada porque la hermana también me había pillado a mi. Ni siquiera era capaz de darle los buenos días... pues ahora mismo estaba aterrada. BK parecía tener un plan al que debíamos "seguirle el rollo"; pero yo no estaba en condiciones de hacer nada, pues la frase de la monja "He visto que habéis salido corriendo en cuanto me habéis visto, así que algo malo estaríais haciendo", me había hecho asustarme mucho además de quedarme roja como un tomate -¿Porque me tiene que estar pasando esto a mi?- pensé creo que lo más nerviosa que he estado en mi vida, o por lo menos entre las tres primeras situaciones en las que he estado tan nerviosa.

Pero además, por otro lado, Yaya empezó a decir otra historia distinta, algo de que yo me había caído y estaban viendo como estaba yo -...- lo único que pude sacar fue silencio de entre mis labios, mientras miré a Yaya igual de asustada que con la monja, aunque ella me guiñase el ojo -Yaya no... ¡por favor no me metas en una mentira! ¡No se mentir!- pensé en mi cabeza, incapaz de decirlo -Y-y... a-a... n-n...- no conseguía pronunciar ni una sílaba. Temblaba, alternaba la vista entre la hermana y mi amiga, me empezó a sangrar la nariz y... junto con todos mis bártulos de fotografía, me desplomé desmayada en el suelo... otra vez...

Momomi miró a Ran. No le caía ni bien ni mal, pero su insistencia le irritaba. Entendía que quisiera conocer el motivo, pero también debía comprender que era algo personal. No es que a Momomi le importase hablar de ello, pero ¿por qué todo el mundo tenía que estar al tanto de su vida?

-Mai no confía en mí, o al menos, eso es lo que yo pienso. Claro que si queréis invitar a todas, tampoco creo que a Fran le guste mi presencia. Como puedes comprobar, no le caigo bien a la gente. Pero Mitsuki puede ir, por supuesto.

Al ver a Yuki desmayarse, Amane corrió a recogerla antes de que cayese al suelo. Aunque no la conocía demasiado, la joven parecía muy frágil y sensible.

-Discúlpela, hermana. Es que se pone muy nerviosa con cualquier cosa -le dijo a la hermana, esperando que junto con la explicación de Yaya, fuese suficiente para que las dejasen ir.

La hermana no terminó de creerse completamente la historia de Yaya. Además, el hecho de ver a aquella chica desmayándose no era normal. Claro que la presencia de Amane,q ue jamás andaba metida en ningún problema, le creaba dudas al respecto.

-Perdona, Amane-Chan, pero no es normal que una chica se desmaye así de fácilmente solo porque vea a un profesor. Si eso fuese cierto, no podría asistir a las clases, ¿verdad?

La hermana se giró hacia Rebecca.

-Señorita Evans, ¿seguro que es cierto lo que ha contado la señorita Nanto?

En una ocasión normal, a Mitsuki no le habría hecho mucha gracia el descaro de Ran pero, en aquel momento, sentía que tenía que actuar de pacificadora entre la pelirroja y Momomi.

-Aún llevamos pocos días de curso. Ya habrá tiempo para limar todas las asperezas que hagan falta. Por ahora, quizá sea mejor no forzar las cosas -en ese momento, pensó en si Francesca y Ayami estarían también en la reunión, y se preguntó si no sería mejor que se quedara ella también sin ir. -Muchas gracias por la invitación, Akagi-san, Atashi-san -se apresuró a zanjar el tema, pues empezaban a entrar en terreno escabroso, y aprovechó aquel instante para observar a su interlocutora. Mitsuki se consideraba alta con su metro sesenta y siete centímetros, pero Ran era una chica realmente imponente; no solo por su altura, sino también por su pelo rojo y alborotado, o por la rudeza y sinceridad de sus palabras. 

Me siento tan agraciada y feliz que no puedo dejar de manifestarlo, me pongo roja cómo un tomate, cuando me separo de ella un poco. 

-Quiero pasar cada momento de mi vida contigo Mai-

Sonreí felizmente a mi novia, sintiéndome complacida en todos los aspectos de mi ser. 

-Ya qué hablamos de pasar nuestro tiempo juntas, ¿Quieres ensayar para la obra conmigo? Así practicamos hasta qué sea la hora del té con las chicas-

Me gustaría hacer más cosas con ella, pero es muy pronto para ello, al menos de momento. 

Con mala gana, me separé un poco y asentí a lo que me había.

- Claro ensayemos - entonces, me di cuenta de algo y reí suavemente - pero Rubí, aún no he terminado el guión ni hemos repartido los papeles. Creo que ambas tenemos tantas ganas de hacer cosas juntas que ni nos damos cuenta de estos pequeños detalles.

Hice una elegante reverencia ante ella y le tendí una mano.

- Pero me vendría bien un poco de inspiración para acabar con el guión, ¿me permitirás ser tu príncipe por unos momentos, mi princesa?

Yo... esto... sí, sí, claro que es verdad. Yuki se cayó y nosotras hemos venido a... a ayudarla.

Vaya manera de convencer a la hermana. Cómo se me ocurre trabarme tanto.

Rebecca cogió y se acercó a Yuki para ayudarla a que se levantase, intentando no mirar a la hermana que mucho se temía no iba a creerse su historia.

Se veía a sí misma junto a las otras, en el despacho de la directora, con la cara muy seria, mientras recibían una buena reprimenda.

La hermana siguió mirandoos con desconfianza, pero finalmente, sabedora de que no tenía pruebas, decidió que era mejor dejaros tranquilas.

-Está bien. Será mejor que os vayáis dentro. Ya es de noche.

Yaya respiró tranquila.

-Sí, sí, ya nos vamos, hermana -dijo, recogiendo a Yuki y empujándola para irse.

No pudo evitar mirar a Amane y a Rebecca y lanzarles una pequeña sonrisa de triunfo.

Hina veía como las chicas al otro lado de la reja, hablaban con la hermana y también como Yuki se desmayaba, tal y como era habitual en ella, seguramente debido a los nervios.

-Oh, Yuki se ha desmayado -exclamó en voz alta.

La escena continuó desarrollándose en silencio mientras tanto ella como Ayami, Kaname y Fran esperaban, y finalmente, a Hina le pareció que por fin, se retiraban.

-C-creo que han conseguido convencer a la hermana y que se van. ¿Deberíamos pasar ahora, no?

Ah… es mi defecto de siempre… quiero obtener demasiado, y obtenerlo demasiado pronto.

¿Por qué he tenido que insistir? De hecho, no he querido insistir de todo, pero como me dice la cara de Momomi… tiene que haberlo interpretado así.

“Disculpa la pregunta”, inclinó la cabeza. “No tengo que el derecho de preguntar. Sólo lo he hecho porque me habría dado mucha ilusión verte a ti también en la fiesta de té, Momomi. Te echaré de menos.” Pero lo que dice que no cae bien a tanta gente, esto no puede ser verdad! “Sabes, tuve una amiga quien creía no caer bien a mucha gente. Unas pocas veces tenía razón. La mayoría de las veces se equivocaba. La pobre se limitaba sin razón. Sólo te hablo de ella, claro.” Se encogió de hombros, mirando al techo. Bueno, tampoco quiero ofuscarla rebatiendo su manera de ver las cosas. Hay que atenerse a lo que se tiene… Se volvió hacia Mitsuki “De todas formas, me gusta un montón que vengas tú!” Sonrió ampliamente. “Ahora, no hemos querido interrumpiros… eh… estudiando… así que, nos vamos ya! Hasta pronto Momomi, y nos vemos anoche, Mitsuki!”

Tomó a Harumi por la manga y la tiró tras de sí, alejándose del dormitorio de Momomi. Le susurró: “He estado un poco torpe, lo sé. Mejor que con los demás preguntes tú, ¿vale? Y… ¿a quién vamos a preguntar ahora?”

Harumi se quedó pensativa durante unos segundos. 

-Pues... están Fran y Ayami, Yuki y Yaya, Hina y Rebecca, que estoy segura de que querrán venir. Pero me ha parecido ver que salieron esta tarde, así que a lo mejor están fuera todavía. Podemos probar a ver si ha regresado alguna de ellas y si no, esperarlas fuera.

Al escuchar a Hina, mientras la guitarrista disfrutaba del delicado tacto de la mano de su senpai, pudo notar que, en efecto, Yuki se había desmayado, si bien aquello no debía de ser muy extraño, teniendo en cuenta el estado de nerviosismo de la chica. La peliblanco seguía pensando que Yuki debería de haberse apuntado al club de esgrima para fortalecer un poco su carácter y ganar algo más de confianza. Sin embargo, no había mucho que pudiera hacer al respecto, por lo que tendría que respetar la decisión de la joven. Lo que sabía, era que a Fran se le hacía difícil conversar con esa clase de personas, principalmente porque ella solía ser muy directa, cuando no estaba triste por algo claro, y eso daba como resultado que acostumbraba a espantar a dichas personas que eran muy nerviosas. De cualquier modo, no había duda de que se había desmayado y esperaba que ésta no se hubiese hecho daño.

- Sí... espero que esté bien. - Dijo un tanto preocupada, observando desde lejos lo que sucedía. Parecía que aquello serviría para que la hermana no las continuara presionando, si es que las había estado reprochando por llegar tarde. - Igual, Hina, no lo digas tan fuerte que no queremos que nos descubran. Luego veremos si le ha sucedido algo, una vez que entremos. - Le explicó a su amiga, aconsejándola para que no tuvieran problemas con las hermanas ni con la directora. A Fran le daba igual que la atraparan sola, pero no quería meter en problemas al resto de sus amigas, por lo que era mejor que no las descubrieran en ese momento. Por fortuna, parecía que la hermana no la había escuchado, debido a la distancia en la que se encontraban del grupo, por lo que suspiró un poco aliviada, mientras centraba su atención en lo que harían a continuación.

El grupo de chicas no tardó en marcharse, posiblemente para ayudar a Yuki, quien se había desmayado, ya que, incluso si podía ser algo usual, no dejaba de ser preocupante, teniendo en cuenta que podría haberse hecho daño. De cualquier modo, parecía que ahora podrían pasar por el hueco en el muro, algo ideal, ya que no tenía intención de permanecer por mucho tiempo fuera de los dormitorios. Tras oír a la pelirrosa, la guitarrista asintió, mostrándose a favor de la idea de pasar en ese momento por el hueco, viendo que parecía no haber nadie más que pudiera descubrirlas.  - Será mejor que lo hagamos rápido, antes de que aparezca alguien más. Si nos atrapan, tendremos más problemas que si sólo llegáramos tarde.  - Aseguró con total confianza en lo que había dicho. Después de todo, una cosa era llegar tarde, y otra muy diferente era hacerlo y además intentar evadir el castigo correspondiente al usar un acceso alternativo. - Vamos. Rápido. - Indicó, al mismo tiempo que comenzaba a caminar hacia el lugar donde supuestamente se encontraba el hueco, a la vez que guiaba a Kaname, aún sujetando su mano con delicadeza.

Reprimiendo un suspiro de alivio y asombrada de nuestra buena suerte, ayudé a Yaya con Yuki para salir de allí lo antes posible, no fuera a ser que la señora cambiara de opinión. Di una mirada a Yaya, ibamos a tener que ser mucho más cuidadosas con nuestra pequeña exploración al lago, pero compartí la sonrisa de triunfo y le guiñe un ojo.

-Eso ha estado cerca, que bueno que piensas rápido - Murmure una vez que creí seguro el no ser escuchadas - Tenemos que tener un plan b para estas situaciones... algo con fuegos artificiales? - Su cabeza ya estaba maquinando una idea.