Partida Rol por web

-Eso suena excelente Tamao-chan, tengo que ver también los horarios del club de literatura-

Y también los del club de Teatro, ya que quiero ayudar a Mai en todo lo que pueda. 

No podía evitar pensar qué la había hecho enojar a causa de una sugerencia para hacer más dinero, y le ponía un poco mal pensar en ello. 

 Se pone a pasar entre las chicas para poder ver más de cerca el tablero de los horarios, pero estaba difícil poder llegar. 

-Disculpen, permiso, voy pasan... Do-

​Se había atorado entre dos chicas, cuando por fin pudo pasar, suspiró aliviada de no ser aplastada entre la multitud. 

-Ahora bien, ¿Dónde está el club de literatura?-

Busca entre entre los demás clubes. 

Finalmente, Ruby logró echarle un vistazo al horario. Precisamente a su lado estaban Momomi y Mitsuki, que la vieron también hacerse con un hueco. El club de literatura era los martes y jueves, el de teatro, el miércoles y el viernes y el de cocina, ya por curiosidad, lunes y miércoles.

La pelirroja entre cierra los ojos mientras pone los dedos en la barbilla para ver con más atención los horarios, y descubrir que los días de literatura y teatro no se superponian, pero si con los de cocina el día miércoles.

Oh Kami-sama, bueno si me queda tiempo podré ir a ver a Tamao-chan al club de cocina, pero no quiero descuidar a Mai con el teatro, además compartimos el club de Literatura. 

De un momento a otro, inclina la cabeza a un costad y se rasca con la mano derecha en señal de duda, mientras continúa contemplando el tablero, y pensando cual será la siguiente jugada a continuación. 

Kaname siempre había sido una chica sincera, pero sentía que con Fran, lo estaba siendo en exceso. Quizás no tenía que haberle dado tantas explicaciones. Quizás no debía haberse acercado tanto a ella. Cuando en respuesta a sus dudas y decepciones, ella dijo que era "demasiado bonita y agradable como para que alguien no se sienta atraída hacia ti", Kaname abrió mucho los ojos.

Sin sonreír, la miró como si acabase de descubrirla.

¿Agradable? ¿Bonita?

Le gusto. Creo que le gusto.

Y estuvo a punto de decírselo, pero algo en su interior se lo impedía. ¿Eran todos los años que había esperado a que algo así sucediese sin que al final, lo hiciera? Pudiera ser. 

También podía ser el hecho de que todos tuvieran un plan para ella... excepto ella misma. ¿Cómo podía confiar en encontrar a alguien si ni siquiera se veía como una chica sensible y fácil de alcanzar?

- ¿Cómo puedo saber lo que quieres decirme si no lo dices?

Le comentó entonces, Fran. Pero ella dudaba. Dudaba de que la verdad que tanto había buscado, fuese buena. La decepción pesaría mucho si se produjera.

 No importa lo que tengas que decir, no tienes que preocuparte por nada. Yo te escucharé, ¿está bien? Yo... sólo sé que mi pareja ideal... sería alguien que me quiera por cómo soy.

Y entonces sucedió. Fran la abrazó. Cerró la distancia que había entre las dos, dejándola en nada, y convirtiendo un momento de miedo en otro de esperanza. Kaname la miró a los ojos, se sumergió en ellos, y entonces, sin dudarlo ni un segundo más, acercó su rostro al de la guitarrista, cerró los suyos, y selló con un beso tierno y dulce, todas las palabras que su corazón deseaba decirle y su cuerpo no se atrevía.

Sus labios se sintieron suaves, pero no solo porque lo fueran en sí mismos, sino porque para Kaname, alcanzaron su corazón y lo acariciaron de tal manera que le pareció como si un ángel se hubiese tumbado a su lado para susurrarle una dulce melodía. Era la música que jamás había encontrado, pero que no le había costado ni un instante reconocer. 

Su primer amor.

Su primer instante de felicidad eterna.

Y así, cuando separó sus labios de los de Fran y abrió los ojos, no se le ocurrió pensar que fuese a sufrir con lo que había hecho, porque su roce había sido tan exquisito, que resultaba imposible no llevar aquel recuerdo dentro de su propia alma y sentirlo como algo maravilloso.

-Esto era lo que te quería decir -comentó Kaname, juntando sus labios y sonriendo ligeramente.

Aquello era un caos, la expectación provocada por conocer los horarios de los clubes no sólo la tenían ellas, a juzgar por la cantidad de alumnas que se habían arremolinado junto al tablón, intentar acercarse era una misión "suicida"

Mientras intentaba salir fuera del revuelo de chicas, escuchó la voz de Ayami que la llamaba, escurriendo su menudo cuerpo entre dos alumnas consiguió escapar de aquella trampa mortal y acudió al encuentro de su amiga. Esbozando una sonrisa de alivio. - ¿Oh los tienes? Pufff, ¡eres genial Ami-chan! - dijo con entusiasmo mientras sacaba su móvil y asentía enérgicamente. - Sí, sí, porfi. - le respondió mientras esperaba a recibir* la foto y revisar así los horarios. 

- Veamoos... Hm, hm.. Miércoles y viernes entonces... ¡Anda mira! Y parece que no coincide con el taller de costura, que bien. - comentó con Ayami al tiempo que alzaba la cabeza para escucharla, parpadeó un par de veces mientras daba un rápido vistazo a su alrededor... No parecía que Fran se encontrase por allí, pero, ¿dónde estaría entonces? - Claro, puedes decirle que nos acercamos nosotras a buscarla ya que tenemos los horarios y no hace falta que venga a verlos. Bueno o a intentar acercarse al tablón. - bromeó esbozando una sonrisita al ver la escena que aún se daba allí.

Mitsuki miró a su alrededor. Momomi tenía razón, entre el gentío se podía ver a algunas de las chicas. Por un lado estaban Ayami y Hina, las dos pequeñitas y escurridizas, buscándose las mañas para conseguir ver los horarios. La rubia no tenía intención de ir hacia ellas, sería sumamente incómodo tanto para Ayami como para ella. Por otro lado estaba la indescifrable Rubí junto a Tamao, por otro BK, con la que dudaba de si habría compartido alguna palabra, y por último Yuki y Yaya. Mitsuki se sintió tentada de ir hacia ellas, pero entonces se dio cuenta de que ambas estaban cogidas de la mano. Una expresión de sorpresa sobrevoló el rostro de Mitsuki, justo a la vez que Yuki soltaba la mano de Yaya y se ponía roja como un tomate. Ignoraba qué pasaba, pero sabía que era un momento que no debía interrumpir. 

-¿Sabes? Creo que voy a buscar a Mai y aprovechar para apuntarme al club de teatro. -O no. -¿Qué vas a hacer tú ahora? Podemos ir juntas. 

Momomi miró a su alrededor confirmando que efectivamente, estaban casi todas. Las únicas chicas a las que no podía ver eran Mai y Fran. Obviamente, Fran no quería saber nada de ella, pero tampoco estaba muy segura de que Mai la aguantara, así que negó con la cabeza.

-No voy a hacer nada, pero es mejor que vayas tú sola. Estoy segura de que no les gusto a tus amigas, así que prefiero quedarme aparte. Ve tú si quieres a ver a Mai y luego nos vemos. ¿Me vienes a buscar a mi cuarto, antes de la cena?

Asentí enérgica y risueña al ver que Hina bromeaba y había contestado sin necesidad de pensarlo, definitivamente le estaba dando demasiadas vueltas y preocupándome de más sin motivo. Le envié primero la foto con los horarios a Fran y después le pregunté donde estaba y si seguía en pie lo de acompañarme al club de costura, en cualquier caso parecía que no iría sola. Mientras hacía esto respondí al comentario de mi amiga a cerca de que no me coincidiesen los días de los clubs -Sí, definitivamente no podría haber tenido más suerte- expliqué riendo ligeramente al final antes de mirarla mientras esperaba la respuesta de mi compañera de habitación -¿ahora que ya sabes los horarios tienes alguna idea de si te apuntarás a algo más y a que?- me interesé -si lo sabe y nos da tiempo podemos ir para que te apuntes también- expuse, dándole a conocer que quería devolverle el favor que me había brindado.

Seguida de la imagen de los clubs envié los siguientes mensajes a Fran:

Hola Fran, Hina y yo acabamos de ir a mirar los horarios

Ahí lo tienes

¿sigue en pie lo de acompañarme al club de costura o estás liada?

podemos pasarnos a buscarte o quedar allí, como te vaya mejor :)

Por un momento, la guitarrista había pensado que había cometido un error al abrazar a su senpai, principalmente porque ésta había permanecido callada, probablemente sorprendida ante tal gesto afectivo por parte de la peliblanco. Aquella idea no hizo más que aterrarla, ya que imaginó la posibilidad de que Kaname se iba a mostrar ofendida o algo parecido. Después de todo, no se conocían desde hacía mucho tiempo, por lo que... esa clase de cercanía no era demasiado apropiada, a menos que tuviera la aprobación de la chica a la cual estaba abrazando. ¿Qué sucedería si la despreciaba o si mostraba desagrado ante aquella demostración de cariño? Fran no estaba segura de que fuera a estar bien si algo así llegara a suceder. La presidenta del club de esgrima... era alguien que le gustaba. ¿Cómo no gustarle? Cuando eran tan preciosa, y había resultado ser su pilar de apoyo luego de lo que había sucedido con Momomi.

Es por eso que, cuando al principio la joven no dedicó palabra alguna, la idea de separarse y echar a correr pasó por la mente de la rebelde. Era preferible escapar que volver a saborear otra clase de rechazo. Ya había tenido suficiente con el caso anterior, sabiendo muy bien el sufrimiento que algo así podía causar en su pecho. Sin embargo... no podía evitarlo, no cuando se sentía tan a gusto abrazándola. Su hermoso aroma que le brindaba cierta paz, luego de todo lo malo que había tenido que soportar durante la mañana. Aquel era su momento de tranquilidad, y Kaname se había convertido en su refugio, donde tan sólo debía de aferrarse a ella y sentir cómo todas sus preocupaciones se desvanecían como por arte de magia. Se sentía tan bien que incluso había cerrado sus ojos, disfrutando de ese instante de absoluta serenidad.

No obstante, cuando sintió cómo su senpai parecía apartarse un poco, la peliblanco devolvió su atención a la dulce mirada de la chica, sintiendo cómo ésta se perdía en su mirada, así como ella también. Había quedado totalmente hipnotizada por sus preciosos ojos, por lo que había tardado un poco en reaccionar en el instante en el que Kaname acercó su rostro hacia ella. En ese mismo momento, la rebelde pudo sentir cómo le latía el corazón en un ritmo acelerado, dejando en claro cuan nerviosa estaba ante lo que iba a suceder. Sin embargo, eso no evitó que se dejara llevar por lo que sentía, cerrando los ojos al tiempo que la presidenta lo hacía también.  Entonces, pudo sentir la suave sensación de los labios de la chica contra los suyos, algo tan delicado y precioso que hizo que se estremeciera levemente, mientras sus brazos se cruzaban detrás de la cintura de la joven, aferrándose a ella como si no deseara soltarla por nada del mundo.

La peliblanco se había derretido en esos labios tan hermosos, tan atractivos, notando cómo su mente se nublaba, dominada por la dulzura de aquel acto, el cariño que Kaname le profesaba con un beso tan propio de un bonito sueño que había pensado que no alcanzaría. Aquella unión de sus labios le había robado el alma a la guitarrista, no pudiendo evitar quedarse sin palabras en el instante en el que su senpai alejó su rostro para dejar que Fran recuperara la capacidad de razonar. - Yo... Mm... - Apenas alcanzó a expresarse, no sabiendo muy bien qué decir, principalmente porque aún estaba un tanto atontada por lo que había ocurrido. No había que confundirla, lo había disfrutado demasiado. El hecho de que no se hubiese apartado lo demostraba. - Eso... ¿quiere decir que te gusto? - Preguntó con cierta timidez sabiendo que la pregunta era innecesaria, algo que no era muy natural en la peliblanco. No tardó mucho en llevar su mano derecha a la mejilla de la chica, acariciándola con cariño, en el instante en el que volvía a acercar sus labios a los de ella, con la intención de volver a besarla. No podía evitarlo, quería sentir, otra vez, aquella bella unión, sentir que Kaname estaba allí con ella, y que eso realmente había ocurrido.

El delicado y dulce beso duró un poco más que el anterior, principalmente porque la guitarrista quería guardar aquello en su memoria, además del hecho de que era demasiado precioso como para no querer un poco más. Sin embargo, volvió a separarse, antes de acariciar dulcemente la mejilla de quien suponía que ahora sería su novia, o al menos eso era lo que deseaba creer, si bien estaba casi segura que para Kaname aquello no era un juego, de la misma manera que no lo era para Fran. Su mirada buscó la de su senpai, apreciándola con sus preciosos ojos ámbar, que se mostraban risueños ante el bello momento que compartía con la chica frente a ella. - ¿Pensabas que no me iban a gustar esas... palabras? - Preguntó divertida, dejándole en claro que no debería de haber tenido miedo, que realmente lo había disfrutado más que cualquier otra cosa en el mundo. Había algo en Kaname que... hacía que la guitarrista se sintiera realmente unida a ésta. Tal vez era su forma de ser, no estaba segura pero... le gustaba mucho.

No dudó demasiado en volver a abrazarla, buscando aquel refugio en ella que tanto había disfrutado antes, que la hacía sentir tan a gusto, en paz, mientras sus brazos yacían cruzados, aferrándose a su cintura con todo el cariño que podía dedicarle en ese instante. - Te dije que eres hermosa y muy buena conmigo... No hay manera de que te rechace. - Afirmó en un tono gentil, mientras continuaba abrazada a la joven, evitando mirarla a los ojos ya que no quería sonrojarse demasiado al decir esas palabras. Por alguna razón, Kaname despertaba algo en ella que otras no habían logrado. La... debilitaba, derrumbaba su coraza con facilidad. - Me haces feliz... ¿sabes? No pensaba que sintieras eso por mí. A mí también me gustas, Kaname. - Claro que le gustaba, por algo la había besado. En ese instante, no pudo evitar recriminarse por dentro por decir algo tan tonto. Si no fuera porque estaba su senpai presente, se hubiese pellizcado su mejilla para darse una lección a sí misma. También, ahora que lo recordaba, no habían continuado cocinando, aunque bueno, no era como si hubieran dejado la mezcla sobre el fuego. No había problema.

Mientras disfrutaba del abrazo, sintió su móvil vibrar un par de veces, por lo que al final optó por separarse de la bella chica para poder ver los mensajes que le habían enviado. Al ver que se trataba de Ayami, la peliblanco sonrió, aunque su sonrisa no permaneció mucho tiempo en su rostro, al percatarse que había dejado esperando a sus amigas. Había imaginado que las dos ya habrían ido al club de costura hacía tiempo, si bien parecía que habían preferido esperarla, algo que hizo que la guitarrista se sintiera culpable, ya que no había sido su intención. - Oh... No pensé que me esperarían... Soy una pésima amiga. - Murmuró un tanto triste, al ver que, mientras ella había estado disfrutando de un buen momento a solas con Kaname,  sus dos amigas habían estado esperándola, o al menos eso pensaba ella. De cualquier modo, no dudó en responderle a su compañera de cuarto, para luego mirar a su senpai con cierta expresión que estaba apenada. - Perdón, Kaname... le dije a Ami-chan que la acompañaría al club de costura. ¿Quieres acompañarnos? Aunque primero terminamos los takoyaki. - Le preguntó, amorosa, esperando que la presidenta aceptara su invitación.

Al sentir las vibraciones de su móvil, la peliblanco no tardó mucho en responder, tras leer los mensajes que su compañera le había enviado.

¡Ah! ¡Gracias, Ami-chan! ¡Te debo una!

¡Si! ¡Perdón! Tuve que hacer algunas cosas y pensé que habían ido sin mí.

Estoy en el club de cocina, cocinando takoyaki.

¿Quieren venir? Si esperan un poco pueden comer algunos.  

Rubi salió despedida para ver los horarios, lo que me fastidió un poco, porque estábamos concretando cosas, aunque bueno, la verdad era que ya habíamos quedado en lo de los carteles para reclutar gente, así que intenté no darle tanta importancia.

Bueno, ¿quedamos en mi cuarto para preparar los carteles? -le pregunté a Harumi.

Cuando estuvimos de acuerdo, me puse en pie.

-Entonces listo. Iré yo también a ver los horarios.

Salí de la cafetería y bajé las escaleras, encontrándome a las tres escuelas mirando el tablón. Identífiqué rápidamente a las chicas, que parecían estar abriéndose hueco para poder ver los horarios.

-Chicas, ¿tenéis los horarios?

Me parece bien. Yo tengo un montón de papeles y de colores en mi cuarto. Iré a recogerlos y nos vemos más tarde. ¿Díselo a Rubi para que venga también?

Atashi se despidió de Mai y se puso a hablar con una compañera que estaba sentada cerca de ella.

Hoy... hoy es miércoles... vaya, no entonces no hay club hoy...  Cre-creo que e-estoy vi-viendo e-el ho-horario del club d-de a-arco...-Te-tenemos A-arco lunes y mi-miércoles... ¿e-eso si-significa que ho-hoy ha-habra?- 

Yaya se rió.

-Tontita, esta semana no hay clubs. Empiezan la semana que viene, para que si las presidentas tienen que preparar algo, dispongan de tiempo suficiente -le explicó.

Yaya miró a Yuki, divertida.

-Estos días, tendremos que buscarnos nuestra propia diversión -le dijo, guiñándole un ojo juguetonamente.

Entonces se dio cuenta de que Yuki se estaba agobiando, pero eso no fue nada comparado a lo que se sonrojó cuando miró nuestras manos, que estaban juntas.

-¡Pe-perdón Yaya-chan! N-no m-me ha-habia da-dado cu-cuenta de que t-te ha-habia co-cogido la ma-mano si-sin pe-permiso... ¡Pe-perdón!-

A pesar del gentí, Yaya se acercó a ella para susurrarle al oído.

-No me pidas perdón, Hana-chan. Me gusta cogerte de la mano. 

Tras decir esto, volví a cogerla, solo que esta vez, con un motivo muy distinto.

-Ven, déjame que te saque de aquí. 

Yaya tiró de Yuki hasta que se encontraron fuera de toda aquella aglomeración de chicas. Entonces, la soltó y la miró.

-Bueno, ya estamos fuera. ¿Qué tal si nos vamos al cuarto a relajarnos un poco nosotras solas. Podemos tomar un té. ¿Te apetece?

Mitsuki asintió a las palabras de Momomi. Mai ya le había dicho en alguna ocasión que no le gustaba Momomi, aunque no podía entender por qué, si ni siquiera la conocía. No era extraño que la aspirante a escritora acabara allí también, pues la inmensa mayoría de alumnas se habían concentrado delante del tablón para ver los horarios, pero para Mitsuki era de lo más conveniente.
-Entonces nos vemos luego -respondió a Momomi. Se despidió de ella con un beso en la mejilla y fue a buscar a Mai.
-Mai -la saludó, algo seria. No sabía si iba a volver a escabullirse, como había hecho por la mañana, pero no le apetecía jugársela, así que la cogió suavemente del brazo. -¿Has visto ya los horarios?

Momomi recibió el beso de Mitsuki como si se tratara de el mejor regalo del mundo y se alegró de tenerla con ella. Mitsuki era, definitivamente, muy especial, pensó, mientras se daba la vuelta y se dirigía a su cuarto.

- Yo... Mm... Eso... ¿quiere decir que te gusto? 

La pregunta de Fran le hizo sonreír. ¿En dónde estaba aquella chica dura, insegura y dolida? Cuando la besó, Kaname solo sintió que lo que acariciaba sus labios y rodeaba con sus brazos, era frágil y maravilloso, algo que le hacía sentir especial. ¿Gustarle? No, no, era mucho más que eso.

-Por supuesto que no -le dijo muy seria -. Eso sería valorarte muy poco. Me cuesta encontrar las palabras para explicar lo que me haces sentir. Es mucho más que eso. Me... llenas.

Kaname y ella volvieron a besarse, y de nuevo sintió como vibraba su piel, sobre todo cuando al separarse, los ojos de aquella hermosa criatura no dejaban de mirarla.

¿Pensabas que no me iban a gustar esas... palabras? 

-Tenía miedo de herirnos... a las dos.

Te dije que eres hermosa y muy buena conmigo... No hay manera de que te rechace. Me haces feliz... ¿sabes? No pensaba que sintieras eso por mí. A mí también me gustas, Kaname. 

Aquellas palabras terminaron por llenar el vacío de su corazón y sin dudarlo un instante, cogió las manos de la guitarrista y las llevó hasta su pecho, procurando que sintiese cómo latía su corazón.

-¿Lo sientes? Eso eres tú -le dijo, procurando otorgarle a sus palabras la importancia que tenía -. Mi corazón estaba vacío hasta hace unos segundos y ahora mismo, me parece demasiado pequeño para contener todo lo que siento. 

Por desgracia para ambas, el momento se rompió con un mensaje que parecía estar llegándole a Fran. Cuando lo miró, sonrió., pero después, se criticó a sí misma. Por lo visto, había dejado "tiradas" a sus amigas. Eso hizo que su rostro se entristeciera.

-¿Qué sucede? -le preguntó Kaname, preocupada.

Perdón, Kaname... le dije a Ami-chan que la acompañaría al club de costura. ¿Quieres acompañarnos? Aunque primero terminamos los takoyaki. 

-Claro. Podemos terminarlos rápidamente; no nos queda mucho. Y después, te acompañaré al club de costura -le respondió, sonriendo -. Venga, démonos prisa.

Kaname se colocó de nuevo frente a la mesa y reanudó la preparación de los takoyaki. El pulpo estaba troceado; la salsa, lista. ¿Qué venía a continuación?

La pelirroja vio a su amiga de teatro y literatura, he hizo una pausa con Tamao para poder comunicarle lo que vió 

-Espérame un segundo, Suzumi-chan, ya vuelvo-

Y de nuevo volvió a cruzar el muro de chicas que separa a Mai, pero antes de llegar, tropieza torpemente con el pie de una de las muchachas, llegando a su lugar, callendo de cara al suelo.

-Auch, eso dolió-

Dijo en un tono que denotaba dolor en su voz. 

-Ya averigüe los horarios de los clubes... Lunes y miércoles teatro... Martes y jueves Literatura-

Dijo mientras se sobaba la nariz, sonriendo, cerrando el ojo izquierdo y dejando escapar una lagrima en el derecho, miró a Mitsuki y la saludó.

-Hola Mitsuki, disculpa la intromisión-

Me sonrojé un poco con la risa de Yaya... ¿así que hasta la semana que viene no habría clubes? -Ahhh... d-de a-acuerdo...- asentí a mi amiga. Pero entonces me puse todavía más roja por aquel guiño que me dedico -_{¿Co-como que "bu-buscar nu-nuestra di-diversión"?}- pregunté de forma muy tímida. La verdad es que no había podido malpensarlo... y fue por eso que me puse más roja todavía después de preguntar.

Y el color no parecía tener ganas de irse de mi rostro después de que Yaya me dijera que le gustaba cogerme de la mano y que me la volviese a coger... aunque esta vez fue para sacarme del gentío de alumnas que había frente al tablón. Yo permanecí algo callada y todavía roja, hasta que mi amiga me volvió a hablar -Gra-gracias po-por sa-sacarme...- le agradecí con timidez mientras escuchaba su plan -D-de... d-de a-acuerdo... a-allí ta-también po-podremos ha-hacer los de-deberes... a-asi que va-vamos...- terminé diciendo mientras me iba con ella. Quizás con un te me podría relajar... ciertamente necesito relajarme... o por lo menos recuperar mi color natural.