Partida Rol por web

Señores, aquí deberíamosnaprovechar para familiarizarnos con los objetos.

Destapo la tela n°7

Me siento como la azafata de un concurso de la tele de estos que hacen para pobres. No te ofendas Chori.

Sir Robert advirtió que el joven Pipe se acercaba al objeto número 7 y levantaba la tela. El adinerado muchacho de la Familia Real española parecía ser el único que, junto con el caballero inglés, seguía manteniendo un cierto interés por los objetos bajo las sábanas. El indigente Txori parecía un tanto avergonzado de haber revelado que le gustaba aquel vino tan avinagrado, Dwayne se había limitado a observar, y el señor Tovar continuaba llamando al mayordomo de una manera que, a ojos de Sir Robert, resultaba terriblemente maleducada.

Sin soltar la mano de hierro, el británico se acercó al objeto número 5 y destapó la tela.

joé... mataria por una cerveza, no literalmente... o quizás sí. 

Tovar ya estaba de mala leche. No había nadie a quien poder quejarse ¡Si hasta él trataba mejor a la gente que entraba en su tienda! Todos los objetos estaban destapados, pero ninguno era un millón de euros*. ¿Por cuánto pensaban subastar el vino a la mitad con babas de noble, la mano decorativa o el teléfono del terror?

Sin mucho interés, se acercó a este y descolgó el auricular para llevárselo a la oreja. Pensaba inspeccionarlo, sin muchas expectativas de que no se rompiera solo. El teclado era de rueda, así que no se llamó a sí mismo. Marcó unos pocos números al azar, eso sí.

Cuando Pipe destapó el objeto número cinco se pudo ver una taza bastante antigua:

Después, Sir Robert destapó el penúltimo de los objetos que estaban escondidos, se trataba de una máquina de escribir elegante, pero bastante vieja:

Al marcar unos números al azar en el teléfono y escuchar el auricular te das cuenta de que, a pesar de que el teléfono no está enchufado por ningún lado, se oyen algunas voces entrecortadas y como si hubiera interferencias.

Se había tornado en un juego. No podía ser que estos fueran los objetos que hubieran de ser subastados. No lo comprendía. No se lo podía creer. La burla tenía que acabar. Esto estaba agotando la paciencia y no sería capaz de mantener la sonrisa mucho más tiempo. Le podían tomar el pelo y ser gracioso, pero hacerle perder tiempo, cuando había "vendido su alma al diablo" para traer dinero para pujar aquí ... todo momento perdido era dinero que le costaría recuperar. Vida que no podría tener y vivir otra vez.

A esas alturas, Sir Robert empezaba a intuir que aquellos objetos, pese a que parecieran tan comunes y antiguos, eran mucho más de lo que a simple vista transmitían. Cada vez estaba más seguro de que la teoría que había sugerido Pipe antes era correcta, y esperaba que así fuera, pues al caballero británico no le hacía ninguna gracia que les hubieran invitado a una subasta para ofrecerles una simple baratijas.

Todavía con la figura de metal entre sus manos, Sir Robert se aproximó hasta la tela que cubría el objeto número 9 y decidió levantarla, tomándola con dos de sus dedos.

-C'est voilá! -exclamó el británico, animado, pronunciando aquella frase en francés, aunque con un más que evidente acento inglés.

Tovar sabía que el teléfono no estaba enchufado, pero aún así sonaban voces. Tal vez sí fuera una especie de "teléfono del terror", o algo como un móvil estruendosamente grande o un ansible. En cualquier caso, colgó con cara de asco.

Bueno, hemos destapado todos los objetos, ya sólo faltaría que los rompiéramos -Racionalizó Felipe Tovar- ¿Los tapamos y esperamos a los Rocks para pedirles explicaciones? O mejor ¿intentamos averiguar cómo funcionan? Ya no debe faltar mucho para que venga esta gente...

Pipe cogió la taza, la examinó, la volteó, miró dentro y fuera. Miró el dibujo y después repitió el proceso otras 3 veces.

Al acabar dijo.

Una taza

Había que informar al resto, al fin y al cabo.

Era increíble la demostración de sabiduría del noble autóctono. - Gracias por la evidencia. Comentó con desinterés. - Y solo falta que rompan algo. Empezó a dar zancadas hacia un puerta. - A ver si llamamos a alguien más. Estoy aburrido de esperar.

Sir Robert Campbell destapó el último de los objetos que quedaban ocultos y con él ya no había ningún misterio que ver, aunque sí quizá que resolver.

.

Parecía un mapa de carreteras de hace muchos años, de esos que se usaban muchísimo antes de que se inventaran los GPS.

Las dudas de los invitados parecían ser la mar de razonables, no era normal que objetos tan viejos estuvieran allí por casualidad. Debían de tener algo de especial. Pero ¿el qué? 

Quizá fueran antigüedades, pero es que había alguno de los objetos que podrían intuirse como tales, pero otros más bien parecía que fueran objetos viejos y que más que estar allí tuvieran que estar en la basura. ¿De verdad ocultarían algo esos Rocks? Y, ¿dónde se habían metido? ¿Y qué pasaba con el mayordomo que había ido a buscarles? Todos tardaban demasiado y algo raro parecía estar pasando. No era normal tener allí a unos invitados y hacerles esperar tanto tiempo.

"¿Qué es esto?" se dijo Sir Robert, observando con atención el mapa con su monóculo, aunque sin soltar la mano de hierro. "¿Un mapa de la Renault? ¿Por qué van a subastar esto?"

-Señores -El británico se dirigió a sus cuatro compañeros-, es evidente que estos objetos son algo más de lo que parecen a simple vista. Aunque me resulta extraño que los Rocks tarden tanto en llegar. Y ese mayordomo... No deja de ser raro que no responda a la voz del señor Tovar, a menos que... -Buscó las palabras adecuadas para explicar su teoría-. Quizá los Rocks quieran que descubramos por nosotros mismos las cualidades de todos estos objetos. ¿Alguno de ustedes ha percibido algo anormal en ellos?

Pues si quieren que descubramos algo, será mejor que empecemos a experimentar

Me acerco a la botella del vino y vierto un poco en la taza que aún llevo en la mano dejando de nuevo el vino en su sitio al acabar.

Observo lo que ocurre.

Si todo está en orden, bebo un pequeño sorbo.

Si todo sigue en orden, inclino la taza para verter el vino en el suelo y observo como se vacía la taza.

Si todo sigue en orden me encojo de hombros y añado.

Esta taza sigue siendo bastante normalucha.

Tovar, que estaba haciendo "guarrerías nasales", despidió el producto con un chasquido de dedos y se acercó al mapa de la Renault. 

La información es poderosa. El conocimiento es poder.

Mira a ver si tiene alguna marca en una página o algo. A lo mejor los Rocks han escondido un regalito cerca de Francia. -dice frotándose las manos. 

Por su parte, Tovar hizo lo propio con la máquina de escribir. La inspeccionó, prestando atención a si tiene tinta y si por algún lado (cajón, etc.) encuentra papel. También si es qwerty, qwertz o lo que sea. De mejor humor, exclama:

...y dejad de beberos eso, que es la sangre de Cristo, cojones.

- ¿Experimientar no?

Preguntó acusador.

- Pues si tanto quieres experimentar echa un trago de esos licores. Sabía, que si en un "bala perdida" empedernido, no tardaría en darle un tiento y hacernos sus comentarios.

-Experimentar. -El caballero de la Orden Británica hizo un gesto de asentimiento ante la sugerencia de Pipe y se mesó los bigotes.

Sin soltar la figura de la mano de hierro, se dirigió hasta los objetos y agarró la llave con su otra mano.

-Puede que esta llave sirva para abrir alguna de las puertas de la casa -sugirió Sir Robert, pensativo-. Quizá los Rocks la han dejado aquí porque quieren que la utilicemos en alguna cerradura que haya por los alrededores. ¿Alguien quiere hacer la prueba?

El británico alzó la llave y la zarandeó, mostrándosela a todos, pero especialmente al indigente, que desde hacía un buen rato permanecía en silencio.

-¿La quiere usted, señor Chori? -le preguntó.

Pipe vertió un poco del contenido del vino en la taza y nada sucedió, pero cuando se llevó la taza a los labios y dio un pequeño trago, sintió dos cosas. La primera de todas es que el líquido del interior de la botella, había dejado de ser vino para convertiirse en vinagre, estaba sumamente pasado y era repugnante. Pero la otra cosa que sucedió fue mucho más sorprendente y maravilloso;

Por un momento, los cuatro invitados que estaban cerca de él se congelaron o se paralizaron. Lo habías visto en alguna película o serie de televisión, es como si se parara el tiempo por un momento. Afortunadamente, nadie se dio cuenta de lo que estaba sucediendo.

Después vertiste el resto del líquido en el suelo manchándolo.

Cuando Pipe bebió de la taza y después tiró su contenido al suelo no parecía que pasara nada. Felipe mientras se puso a investigar a fondo la máquina de escribir, tinta no tenía, obviamente, lo que tenía era la cinta que se usaba para que las palabras quedaran marcadas sobre el papel que se colocara. Peor no había papel por ningún lado. En el hall donde se encontraban no había ni un solo mueble que pudiera contener algún papel, de hecho tan solo estaban las decoraciones y la mesa de subasta con los objetos. Nada más. 

Mientras tanto Sir Robert miraba tomó la llave y miró la sala. Tan solo habia un par de puestas, una en lo alto de las escaleras, por donde el mayordomo se había ido y además estaba cerrada, y la puerta principal por donde habían entrado.

¡Puaj! ¡Que asco! - Dice al probar el vino avinagrado. - Esto es absurdo. El vino es asqueroso y esta es la taza más cutre que he visto en mi vida. Ni siquiera es bonita.

Dejó la taza de cualquier manera en su sitio y la volvio a tapar con una manta.

Esperaba que, al menos, la taza nunca se vaciase y tener una fuente inagotable de vino rancio. Voy a hacerle un favor al mundo.

Dijo, y dio la vuelta a la botella de vino en un macetero de planta de interior o algún otro lugar que no manchase. La botella comenzó a vaciarse.

Vale: Nueva teoría. Entre estos 10 objetos hay uno que tiene poderes increibles y 9 señuelos. Tenemos que encontrar el artefacto mágico antes de saber a qué pujar - Hablaba mientras seguía vaciándose la botella. Quería derramar todo el líquido.

Entonces se dio cuenta de que Sir Robert no había soltado la mano de 4 dedos desde que la cogiera.

Sir Robert, ¿me permite esa mano para inspeccionarla? - Preguntó con una intención que no logró disimular.