Partida Rol por web

Y a jugar con sus manecillas.

¿Sí? os diré lo que va a pasar si hacemos eso: los Rock nos preguntarán que qué hacemos por su casa enredando con sus objetos sin haberlos pagado. No. Mejor nos largamos de aquí, montamos todo esto en la furgoneta y nos los repartimos como buenos hermanos. 

Felipe Tovar dio una vuelta a su llave  en el dedo y la metió en la cerradura de salida. A ver qué pasa. 

Pipe paró el tiempo y se acercó para tomar la botella. Cuando sirvió en el interior de la taza, se dio cuenta de que la botella no caía. No solo el tiempo se detenía, si no que los objetos se paralizaban, por lo que la gravedad no ejercía su poder de atracción y la botella no llenaba la taza impidiendo hacer todo lo que Pipe tenía en mente.

Es cierto que entre chupito y chupito tenía apenas un minuto para moverse, pero o bien volvía al mismo sitio, o bien todos verían como se teletransportaba de un lugar a otro de forma muy sospechosa.

Felipe tomó la enorme llave que había encontrado en la mesa de subastas y se acercó a la puerta de salida. La llave era demasiado grande, y a no ser que se atreviese a intentarlo, estaba claro que no encajaría. La llave era típica de las mansiones de los pueblos, y la cerradura de la casa de los Rocks era mucho más pequeña y de las típicas actuales. 

Además, Sir Robert exclamó a Felipe que no abriese esa puerta, si no la otra que estaba en lo alto de las escaleras. Anteriormente había intentado escribir alguna bobada con la máquina, pero no había sucedido nada. 

Mientras tanto, Dwayne decidió investigar también el reloj, y empezó a mover las manecillas de un lado a otro sin que nada pasase. 

Me sirvo otra taza de vino, después me acerco a Felipe y Robert con la taza de vino agrio en la mano para curiosear qué están haciendo.

¿Vais a intentar robar los objetos? Eso es muy descortés.

Cuando me acerco a ellos, bebi un largo trago y hago lo descrito anteriormente. Estando cerca nada puede fallar... o sí.

Txori observa incréduclo la escena. Felipe propone robar unos objetos que ni siquiera para él, pobre indigente, tienen ningún valor: - No sé qué harías con estos objetos, Felipe. Creo que están aquí para hacernos entender algo, ya que su valor es ínfimo. - Txori sigue sorprendido por hasta dónde puede llegar la avaricia humana.

Teniendo en cuenta que había sido el primero en guardarse objetos en los bolsillos, Sir Robert decidió no unirse a Pipe y a Txori en reprender a Felipe Tovar por su decisión de querer marcharse robando los objetos. En vez de ello, observó la escena en silencio, aún centrado en descubrir el funcionamiento de la vieja máquina de escribir. Puede que no fuera un fax mágico al fin y al cabo, pero, ¿qué otra forma de descubrirlo podía haber que no fuera la de escribir en ella?

El caballero británico se fijó en el otro invitado de los Rocks que no se había dirigido a Tovar y que en esos instantes estaba examinando el reloj de cuco. Sir Robert no era muy dado a ver cine comercial, pero la cara de aquel hombre le resultaba un tanto familiar. Era actor, no cabía duda, y si no recordaba mal, aquel hombretón había participado como protagonista en un remake de una película de los años noventa, ahora ambientada en una jungla, que se había estrenado una o dos semanas atrás.

"Jumanji" pensó para sí, haciendo un chasquido de dedos, al recordar el nombre de la película.

Todavía experimentando con la máquina de escribir, Sir Robert comenzó a pulsar las teclas hasta formar un nuevo mensaje.

E-L N-E-G-R-O D-E J-U-M-A-N-J-I

Justo cuando Felipe iba a meter la enorme llave en la pequeña cerradura. Algo sucedió, sintió como una extraña sensación, como si algo o alguien tirase de la llave para quitársela y al instante, ésta había desaparecido de sus manos. Algo había sucedido. Cuando Sir Robert se quiso dar cuenta, tampoco tenía ya en sus manos, ni el abrecartas, ni la mano del mono. Esos objetos habían desaparecido.

A pesar del nuevo intento de Sir Robert en la máquina, ésta seguía sin hacer nada. 

Veo cómo algunos objetos comienzan a desaparecer así de repente. Temiendo que la botella lo haga también, bebo un largo trago, a morro, inclinando la botella cobre mí. Finalmente le he cogido gusto a este vino. Me limpio con la manga y miro a los demás, asustado y desorientado. "¿Para qué coño eran estos objetos?"

El luchador, soldado y actor estaba más sorprendido en cada momento.

- ¿Sacrificados o destruidos?

No sabía si es que se habían roto o si simplemente era parte del juego. Abrazó el reloj y dejó sus "experimento" mientras a ver si se aclaraba lo que acababa de suceder.

Sir Robert no podía dar crédito a lo sucedido. La mano de mono y el abrecartas habían desaparecido por arte de magia. El británico se llevó la mano al bolsillo, incapaz de asimilar que el abrecartas no estuviera ahí. ¿Acaso aquel era el sistema de seguridad antirrobo de los Rocks?

"Y todo por culpa de ese español alopécico" pensó Sir Robert para sí, al percatarse de que los objetos habían desaparecido justo cuando Felipe Tovar se disponía a introducir la llave en la cerradura para huir con los objetos de la subasta. "Sí, sin duda ha sido el sistema de seguridad de los Rocks, y todo por su culpa..."

Enfurecido por lo sucedido, el caballero se disponía a agarrar la máquina de escribir y lanzársela al calvo a la cabeza, pero viendo lo grande y pesada que era, se decantó por el teléfono. Lo levantó en brazos y corrió hacia Felipe Tovar, descolgando el teléfono y dándole un sopapo en la cara al español con la parte superior del objeto.

-¡Te mato! ¡Te mato! ¡Yo te mato! -gritó Sir Robert, furioso-. Tenías que intentar llevártelo todo, ¿no? ¡Ahora no tenemos la mano que cumplía deseos, ni el abrecartas que podía atravesar las mesas, ni esa maldita llave! ¡Te mato!

A Tovar no le gustaba que le amenazaran, y menos con un teléfono del terror. Pero que le dieran golpes...

Quita! -Exclamó, pegando un empujón con una mano pero con todas sus fuerzas al caballero inglés. 

Esto no ha desaparecido por meter la llave en la cerradura. Eso significa que los Rock nos han puesto la miel en los labios teniendo todo bajo control y ahora van a venir a sacarnos los cuartos. Muy listos son esos Rock. Además, todavía tenemos el vino ese, o el mapa. 

Tovar miró a ver si los demás objetos desaparecían. Su intención era esperar, porque ahora sí que no tardarían mucho. 

Pipe comprueba que su taza sigue en su mano y después se gira hacia el negro que está manipulando el reloj.

Oye, ¿Es que has conseguido averiguar como detener el tiempo y nos estás fuleando?

Pero enseguida el tocayo lanza otra posibilidad justo después de que el inglés (que cada vez le parecía más un falso inglés) le sacudiera con el teléfono.

Eso tiene sentido. Igual en cuanto conocemos todo el poder de un objeto los Rocks nos lo quitan de la vista para que elevemos las apuestas... Eso significa que para poder avanzar algo, deberíamos averiguar para que sirven el resto de objetos en su totalidad. - Dice girándose de nuevo a la lista de objetos.

Voy a comprobar la vasija. - Se acerca a la jarra con la taza en la mano.

Buena idea, chaval!

Tovar decidió hacerle caso, sencillamente porque cuanto más investigaran, antes llegarían los Rock. Sacó "su" mapa del tesoro y dijo en voz alta, como para que le oyera un espectador invisible y un poco duro de oído:

Yo creo que este mapa muestra aquello que más deseas, no importa donde esté. 

Cambiando de registro, Tovar saca su smartphone del bolsillo y se llama... desde el "teléfono del terror", que está en manos del señor Campbell. 

-Tiene sentido -admitió Sir Robert, ante las palabras del joven noble de la Casa Borbón-. Si seguimos esa teoría, significa que esa botella de vino agrio aún oculta algún tipo de poder, al margen de que no pueda vaciarse su contenido. Tiene que haber algo más.

Tras la estrafalaria pelea que el bigotudo había mantenido con Tovar, se acercó a la mesa y depositó el teléfono, esperando a que sonara debido a la llamada que estaba realizando el hombre calvo.

Entretanto, observó el resto de objetos que quedaban en la estancia. En esos momentos, Dwayne se encontraba abrazado al reloj de cuco, del que no habían podido averiguar gran cosa. Con respecto al mapa, Tovar acababa de sugerir que su función era la de mostrar lo que uno más deseara, y quizá llevase razón en su teoría. La máquina de escribir continuaba siendo un completo misterio para él, y luego estaban la taza y la jarrita de té, que habían sido los objetos que habían pasado más desapercibido para él en primera instancia.

Siete objetos.

-Puede que lo del teléfono dé resultado -murmuró, haciendo un gesto de asentimiento.

El caballero británico se aproximó hasta la jarrita de él y la tomó en sus manos. Luego se aproximó al vagabundo.

-¿Podría servirme un poco de vino, señor Chori? -le preguntó al indigente, indicándole que derramase el líquido sobre la jarrita como forma de otro experimento.

Todos se habían puesto bastante nerviosos al ver desaparecer gran parte de los objetos que tenían. Felipe se había quedado con las ganas de saber si esa enorme llave habría podido abrir la pequeña cerradura. Independientemende de eso, se había puesto a probar el teléfono marcando su teléfono móvil que creía que lo tenía en el bolsillo, cuando realmente lo había dejado en las taquillas del exterior.

Mientras tanto, Dwayne seguía abrazando al reloj cuando de pronto se escuchó un cuco sonar. Eran las tres de la tarde, y en el momento en que el pajarillo había salido de su jaula, parecía que tenía algo en su pico. Algo que había brillado con mucha intensidad, pero que rápidamente se había vuelto a esconder en el interior del objeto.

También seguían tanteando la botella de vino, que quizá habían dejado pasar otro de los elementos importantes que venían con el objeto. Por un lado tenían la botella, dentro el vino picado y agrio convertido en vinagre, pero el corcho seguía encima de la mesa, y quién sabe, quizá eso era lo importante de aquéllo.

Txori sirvió algo de vino en la jarrita de té que tenía Sir Robert Campbell, pero al beber de ella, no sucedió absolutamente nada.

En cuanto bebes el vino de la taza sientes como si todo tu malestar y cansancio de todo el día se hubiese eliminado. Para ti era como si te encontrases muchísimo mejor, como si aquel día no hubiese pasado para ti.

Al colocarte el teléfono en el oído y marcar tu número de teléfono oíste unas palabras muy extrañas:

Sigue así y morirás pronto. No habrás aprovechado tu vida, hoy morirás y sentirás como si no hubieses hecho nada. Llevas años perdiendo el tiempo, tu vida es absurda y a nadie le importa. 

Era una voz tenebrosa y prácticamente satánica, pero había dicho unas palabras que te dolían en el alma. Era como si hablase de tus mayores miedos en la vida. Como si aquello fuera a ser capaz de cumplir tus temores.