Partida Rol por web

Has resistido a salir corriendo a caer en sus brazos ahora mismo. Te sigues torturando. Las cartas repartidas, tu mano sobre la mesa. Si te manda a la mierda, lo vas a pasar mal durante un tiempo. Si acepta tus condiciones, te vas a divertir mucho con ella aunque no le ves fondo al pozo. Y lo que propones o exiges ahora, quizás no tiene sentido en unas semanas. Quizá estás viviendo con ella. Quizá solo follando con ella. Quizá es ella la que se canse de ti y seas tú la que supliques que no te deje. 

Entregada y sumisa totalmente a tu ama.

-No es que no haya pasado nada. Es que no le doy tantas vueltas como tú, Alice. No me como la puta cabeza. Ha pasado y ya. Tiras para adelante. Joder. He admitido mi cagada y tú...no se lo que quieres, tía. Que te coma el coño, joder, si lo hago con gusto. -se está poniendo nerviosa, se está mosqueando.-Vale, unas cervezas. Te paso a recoger, ¿te va a las siete de la tarde?

Hay un corto silencio- Te lo puse en el mensaje, lo he pillado. Como hasta ahora. Ya. Pero, honey, lo dices de una forma...¿Solo me quieres para follar? ¿Para que te ate, te azote y te de por el culo? ¿Es eso, entonces? No se, ¿soy yo tu muñequita? Y cuando tenga ganas y no estés disponible, me lo monto con otra tía sin problema, ¿no?

Un largo silencio. Al otro lado de la línea las palabras de Frisbee retumban en la cabeza de Alice como un martillo en función de percutor.

¿Era eso lo que quería? ¿Sólo eso? No, claro que no. Pero no todo era blanco o negro ¿No? Podía tener eso y además la complicidad...¿o eso llevaría más abajo en el agujero? No veía el fondo y si seguía cediendo...

-Tampoco quiero volver a meterme coca.- añade después con firmeza, incluso tiene los dientes algo apretados- Tenemos que hablar sobre...sobre la influencia que tienes en las personas de tu alrededor. Creo que no lo sabes...pero es...es malo para mi. Y a pesar de eso quiero...quiero algo contigo. -confiesa, mordiéndose el labio inferior- no...no puedo seguir, Frisbee...hablamos mañana. Ya te...te diré la hora...-​​​​​​-el llanto era inminente, tenía que colgar ya. La frustración, la rabia, la impaciencia, la excitación...era una gigantesca ola que la iba a sepultar.

Muchas condiciones. Mucho lo que "yo quiero" . Que está bien, desde luego. Asertiva en tu caída hacia ese pozo de envenenadas delicias. ¿Le estás dejando margen de maniobra? ¿Le estás ofreciendo algo a Frisbee a cambio? Pero claro, ella no corre riesgos o peligros contigo, no en apariencia. Sin embargo tú...

No a todo. No a la coca. ¿Acaso crees que tus negativas tendrán una continuidad en el tiempo? La conducta de la tatuadora no deja lugar a dudas de que está tan pillada por ti como tú misma por ella. Frisbee se está esforzando y no se lo pones fácil. O la estás provocando para que pase de ti.

Al otro lado del móvil no la puedes ver. Aprieta los dientes, cierra los puños de rabia. El "algo contigo" la retiene de enviarte a la mierda definitivamente. Sabe que te tiene a la corta distancia del cinturón, en el otro extremo. Probablemente se está pensando su decisión, si estira, si suelta. Si te da una oportunidad. Que no eres la reina de Gran Bretaña. Ni el único coño dulce de la ciudad. 

Pero sí que eres su coño. 

-Mañana. De puta madre. Vale. -Suena entre decidida, ilusionada, alegre y algo decepcionada. Una mezcla de emociones en su despedida.

Frisbee cuelga y eso te ahorra que lo hagas tú.

Temblando, Alice suelta el teléfono o casi lo deja caer sobre la mesa. No se puede creer que haya sido tan firme. Tal vez demasiado firme. Siente que se ha pasado...estaba tratando mal a Frisbee...¿Por qué? Control. Quería aferrarse a una idea de control, unas normas, unos límites...quería poner toda la carne en la brasa para luego sentarse a comer sin preocupaciones. ¿Tan malo era eso?

Si, seguro que a Frisbee le había dolido...pero Alice no se sentía tan mal ahora. Seguía pensando que podía tenerlo todo. Las putas normas...como en un trabajo. Entras a las 8 sales a las 2. Fácil, sencillo... práctico.

Pero sabía que no iba a durar. Lo sabía pero no quería admitirlo. Había puesto unas condiciones terribles...sabiendo que la tatuadora encontraría la forma de hacerla ceder...y perder todo el control. Como unos zapatos nuevos que tienes que domar...Seguro que Frisbee no lo haría conscientemente...pero lo haría. Forzaría los límites, igual que Alice había pretendido hacer con Michelle.

Pero ella no era Michelle, no tenía su carácter ni su compostura. Alice estaba deseando que Frisbee la poseyera, que la domina se, que le pusiera el pie en el cuello y no la dejase mover...y por otro lado le aterraba la idea de perderse a si misma en el proceso.

Suspira...¿Qué hora es? No importa...solo quiere dormir...

Te duermes. No importa la hora, te sientes agotada mentalmente. Dormir repara las células, las fortaleza, hace qque nazcan nuevas fuertes y vigorosas.

Te quedas frita pronto. Sin pesadillas ni sueños. Despiertas de madrugada, sin apetito, cansada a pesar de haber dormido varias horas. Media vuelta. ya no logras dormirte otra vez. Cigarrillo en el balcón. Pensando. Frisbee ha aceptado. Más o menos. Has ganado. Bueno, has cedido. Un poco. En verla. Mañana. Sin karaoke, solo unas cervezas. 

¿Piensas que hubiese sido mejor que pasara de ti? No quieres plantearte tu reacción, que lo mismo sales corriendo para lamer sus pies. ¿Y mañana? Dios...pero si sabes que cuando has quedado con ella, en cuanto la ves, te humedeces directamente. ¿Una birra? Si deberías invitarla a tu habitación y que bebiese de tu entrepierna. ¿Vas a mantenerte serena, a guardar la compostura? 

Otro cigarrillo. El sueño te visita de nuevo. Te duermes en la silla, te levantas al rato y te metes en la cama. Es un sueño inquieto, pero que te ha ido bien. Al menos casi no has llorado.

Al día siguiente te presentas con ánimos renovados en el casa de Michelle. Trabajo, unas sonrisas, la anécdota de ayer con aquel chico -"Eso demuestra que te puede salir un ligue donde menos lo esperas" -comenta, distraída y riéndose, Michelle. Más llamadas, más trabajo. No te pregunta. No le dices nada. ¿O sí? ¿O no quieres ser "mas pesada"?

La comida. Pides chino. Coméis en la terraza, refresca pero es agradable. No tienes mensajes. Eres tú la que tienes que llamarla o escribirle. 

La comida china y el trabajo le sientan de maravilla y la compañía sosegada y concentrada de Michelle mantiene su cabeza serena durante la mañana y la comida. Bromas y risas, las anécdotas de las llamadas de ayer...

Cuando acaban de comer Alice comprueba los mensajes y la hora...tiene que decirle algo a Michelle, seguro que ella estaba esperando alguna novedad, aunque no preguntase.

-Michelle.-empieza, quizás demasiado seria- He quedado a las siete y media, si hemos acabado...si no no pasa nada aviso para retrasarlo, no importa.- se apresura a aclarar.

-Y el jueves me preguntó Lindsey si podría quedar otra vez, pero bueno, ya sabes, lo que tu digas.

-Claro -la rubia se encoge de hombros, desenfadada. Puede sospechar pero no lo hace notar. -Ya está bien por hoy. Nos preparas un café, recoges y te puedes ir, sin problema, Alice. -Después mira su agenda - ¿El jueves..? Hum... De acuerdo. Puedes trabajar desde casa, así vas más tranquila. Aunque...espera...Esa mañana tenía previsto que tuvieses una entrevista. Igual puedo cambiarla, trabajas en la pensión... o esa cita tampoco te ocupará mucho tiempo.

Michelle es la discreción en persona. No te pregunta nada más. O no quiere saber o no se mete en su vida, como te comentó. Puede que espere a que tú te abras o a que emprendas tus decisiones tú sola. Te observa, con aire pensativo, ¿coqueto?

-Yo...Había considerado que si te encontrabas mejor, más animada...podríamos dedicarnos una tarde o noche a nosotras dos...A relajarnos juntas...Bien, ya sabes...-se ríe, sonrojada de súbito- Cuando te apetezca y tengas ganas, por supuesto. Primero...aquel mensaje -añade, en plan eufemismo.

¿Es una salida para no acudir con Frisbee? ¿para demorar el encuentro? ¿O no tienes ganas de Michelle y quizá mejor otro día? Ella no ha dicho precisamente hoy. ¿O su intención es esa? ¿Puedes pensar en tu jefa y no en ti? Claro que estabas preparándote esta tarde, mentalizándote para ver a Frisbee. ¿Y ahora qué? ¿qué día puedes quedar con Michelle para...relajaros?

Suspira de alivio cuando Michelle parece evitar hablar de sus citas y sonríe tranquila. Más o menos. 

-Ah si el jueves es lo de el tipo de las monedas. Pero si es por la mañana no pasa nada, con Lindsey quedaría a las cinco de la tarde, no hay problema por eso. Y luego el tiempo que me sobre puedo trabajar igualmente en la pensión o aquí...solo necesitaría libre la tarde, como el pasado jueves.- explica pensativa antes de poner su atención en la otra parte del discurso de Michelle. 

Ahora su sonrisa aflora más feliz y se levanta para acercarse a ella.

-Por supuesto...yo eh...me encantaría pasar un buen rato contigo. Después de... después de esta tarde, estaré mejor o peor pero...creo que estaré en camino de solucionar las cosas.- comenta sin querer dar muchos detalles pero parece muy sincera. Quizás se engañaba a si misma pero tenía que creer en esto.

-No, las monedas es mañana. Iré yo, recuerda.
Te acercas a ella. Miradas de complicidad. Michelle está a punto de invitarte a que te quedes hoy. No lo hace, finalmente. Un beso, una caricia. Promesas en los ojos.

-Celebraremos nuestros éxitos.

Café. Te dedicas a su preparación, coges fuerzas y escribes un mensaje. Ya está. Enviado. ¿Quieres que lo lea? ¿Que se le pase sin verlo? Para qué, solo lo demoraría. Y hoy estás fuerte. Animada. Con ganas de ver a Frisbee. O de salir corriendo en la otra dirección. No, eso no. Te gusta demasiado, tu lado salvaje te lo pide, lo ansia 

Regresas a la pensión. En el camino recibes respuesta de la tatuadora. En un par de horas te recoge en la pensión. Llegas con tiempo de ducharte y cambiarte. De preparar tu táctica. De ensayar frente al espejo. O, simplemente, vas a actuar con naturalidad.

Estás lista bastante antes de la hora. Un pitillo en el balcón, y ves a lo lejos su moto que dobla la esquina y enfila vuestra calle.

Ya. Es la hora.

Alice se ha dado una ducha, más por relajar los nervios que por necesidad realmente, pero ya de paso se cambia de ropa...prueba casi todo, nada le gusta, todo le parece que da impresiones equivocadas. No quiere provocarla, sólo es tomar una cerveza, puede que dos. Lo importante es hablar, tiene que centrarse en ella no en lo que lleva puesto. Descarta la ropa excesivamente cómoda como sudaderas o elásticos tipo gimnasio. No tampoco era cuestión de eso...

Mirá lo mejor es esos vaqueros negros, los botines y la camisola blanca. Ya está. Sencillo, que se centre en ti y no en tu ropa. Ni mucho ni poco escote...joder Alice no que fuera una cita...

¿O si? Bah da igual, esa sencilla combinación era lo mejor.

Cigarro en el balcón...casi se atraganta con el humo al ver como su moto tuerce la esquina. Le da un vuelco el corazón y respira. Despacio. Suave. Vamos, al lío. Apaga el cigarro a medias y baja a la calle, no quiere hacerla esperar, no sería justo. Se había portado bien hoy, no la había presionado...veríamos el resto de la noche.

Baja y se acerca al carril...esperando su saludo sin saber qué esperar.

La motocicleta llega a tu altura. Se detiene y Frisbee la sostiene con un pie en tierra, se quita el casco. Y tú te quedas medio embobada, como casi siempre, el corazón a cien, y la transpiración emergiendo lenta, silenciosa, sutil, a lo largo de tu piel. 

-Tan jodidamente sexy como siempre, honey. -Es lo primero que te suelta, sonriendo, traviesa. No ha pasado nada. No, para ella no ha sucedido nada. A ti sí que te parece atractiva, te da un subidón. Te agarra por la cintura, te atrae hacia sí, como cualquier otro día cuando habéis quedado. No opones resistencia, ¿cómo ibas a hacerlo? Te besa con su ardor y ferocidad característicos, sus labios que añorabas se dedican a hacer el amor a los tuyos tembloros. 

La tía es una pasada. Será lo que sea, pero es brutal como te pone. ¿Y qué haces, Alice? ¿Te arrastra el tsunami de su arrebatadora sensualidad? ¿Te devora el fuego de las llamas de su hipnótico erotismo?

La presa se rompe. Literal y figuradamente, sus pupilas se dilatan, sus fosas nasales se abren para tomar aire cuando el beso se produce, la piel se le pone de gallina...todo en conjunto, por poco no le flojean las piernas, pero echa sus manos sobre la nuca de Frisbee para sostenerse, por si acaso. Toda la tensión, toda la angustia, la ansiedad, el miedo...todo desaparece justo en este instante, todo eso abandona su cabeza para dejar su mente vacía...vacía y feliz. 

¿Qué más daba? Todo había pasado, Alice le había dicho lo que quería y lo que no quería y la motera lo había aceptado ¿qué más pruebas quería de respeto? La tormenta había dado paso a la calma y la calma la había llevado a una orilla deslumbrante de vida y belleza, su paraíso particular. El abismo se había abierto y había mostrado luz después de todo y ella...ella revoloteaba como una mariposa en busca del fondo...en busca del néctar.

Tiene que respirar y sólo por eso permite que el beso termine, pero no se aparta demasiado, hechizada, embelesada, enloquecida, mirándola con adoración...¿Cómo podía haber pensado en vivir sin esto...? ¿Sin ella? imposible.

El salto...sin cuerda...sin red...directa a sus ojos, a sus labios, a su cuerpo...

-¿Yo? Si no me he arreglado ni nada...-musita, melosa, sin apartar los dedos de su cabello corto- ¿nos vamos?-pregunta mordiéndose el labio inferior, su mirada era un libro abierto y su agitada respiración hablaba de lo que anhelaba. 

Pero no le correspondía a ella decidir...que lo hiciera su Ama.

Ella te devuelve una mirada semejante a la que recibe de ti. Con el mismo deseo, el mismo hechizo, impregnados de su innata fiereza, de esa esencia vital tan poderosa que brilla en sus pupilas, titilan ansiosas de tu boca. 

Ya está. Prácticamente te relajas en su abrazo. Tu mente aún quiere revelarse pero tu cuerpo toma el mando. Tus sentidos se embeben de su áura animal, de depredadora, la loba que te amará, te lamerá las piel y te morderá si no obecedes sus órdenes. Su fragancia corporal te abruma. 

Tu mirada volcánica y tu respiración entrecortada no desean cervezas. Ni conversar. Tus húmedos y trémulos labios hablan su particular idioma con esos otros labios, igual de temblorosos. Un fogonazo de súbito placer estalla en tu cerebro desconectado cuando la mano de Frisbee se cierra con fuerza en torno a tu entrepierna. Aprieta con su mano esos otros labios que ya reaccionan a la feroz caricia, mientras te come la boca. 

No son necesarias las palabras. 

El beso finaliza una vez más, para aspirar el aire de la noche y no ahogarse en este primer momento de la cita. -Vamos a tu habitación. Nos colamos, con astucia y sigilo, jajaja. No podemos esperar, muñequita.

Se pone roja como un tomate y se pasa la lengua por los labios, ansiosa pero incrédula.

-Estás loca tía...-le dice con una risa nerviosa, mirando a ambos lados de la calle, casi como si estuvieran haciendo algo ilegal.

Si la pillaban...¿no la echaría Rose? Bah, que más daba eso...Frisbee tenía razón, no podían esperar...

-Astucia y sigilo...madre mía...que locurón.- pero no dice que no. No podría, es impensable negarse a nada con esos ojos negros que la pasaban de lado a lado, como arpones. Tan dolorosos como deseables.-¿Estás segura?- pregunta, insegura, dispuesta a dejarse llevar, sin garantías, sin retorno, un vuelo sin escalas rumbo a lo prohibido.

Y total...¿Qué podía ser lo peor? ¿Qué la echara? Bueno siempre se podía ir a vivir con Frisbee ¿no? Así en plan amigas y eso...pintaba bien.

Puede estar loca. Pero está segura de sus actos, o aparenta esa seguridad que tanto amas. O es inconsciencia de sus actos sin pensar en las consecuencias. Su mano sigue presionando en tu entrepierna y renueva su apretón, a la vez que te mordisquea y besa el cuello.

-Vamos.

Aparca bien la Yamaha y sube contigo, soltándote un cachete cuando subes las escaleras delante de ella. Jo, lo echabas de menos. Casi meneas el culo para que te de otro. Ni eres consciente de que todo tu plan ha estallado en cientos de trocitos de purpurina. Solo quieres...solo piensas...en su cuerpo, sus besos, en que te domine, te folle, te azote, te haga lo que desee...

Brenda te abre la puerta, una excusa, que ya no sales, la chiquita regresa a la cocina, con Rose. Escaleras arriba y otra cachetada sonora. Sí que está loca, le gusta el riesgo y el fuego. Como nijas hasta tu habitación...Y en estas que sale de la suya Will...Te sonríe en plan pícaro, lo mismo a Frisbee, que le devuelve una mirada y sonrisa atrevidas y vacilonas.

Will es discreto.- No gritéis mucho, chicas. Orgasmos en voz bajita. -Se larga riéndose por lo bajo.

Adentro. En tu habitación, en tus posesiones. Frisbee echa un vistazo, arroja la chupa por ahí. Tú estás nerviosa, ansiosa, desesperada, no atinas con los botones de la camisola. Frisbee te ayuda. Entre besos que son embestidas del oleaje en la textura arenosa de tus labios.

Su corazón galopa de emoción, tanto por lo que está por venir, como por la adrenalina y el riesgo. Agradece con sonrisas a sus compañeros la discreción y continúa el ascenso escaleras arriba. Cuando llegan, Alice cierra la puerta despacio y pasa el seguro para luego solo centrarse en ella. Y en intentar sacarse la ropa lo antes posible pero su torpeza jugaba en su contra y...pff menos mal que Frisbee tiembla menos que ella.

Va arrojando su ropa por ahí mientras entre besos y tirones la lleva hasta la cama donde Alice termina por sacarse los pantalones con un golpe de tobillo cuando éstos llegan al suelo...y se tira en la cama con una actitud provocadora, llamándola a su encuentro, se muerde el labio inferior y tira de su mano incesantemente para que vaya con ella. La necesita y la necesita ya antes de que en raciocinio vuelva a ella y se de cuenta de lo que dice, de lo que hace...de lo que piensa.

¿Y qué? ¿Tan malo era? Carpe diem. Había puesto de su parte en cuidarse, le había puesto normas a Frisbee, eso era suficiente ¿No? Ella las respetaría y todo estaría bien.

Michelle solo le había pedido que no la dejase tirada laboralmente ¿No? Bueno pues todo lo demás era cuenta de ella...

Tironeas de su mano, ávida de tu Ama, impaciente. Frisbee, en camiseta y braguitas, entretanto admira con descarada lujuria tu cuerpo desnudo, relamiéndose los labios. Sigue mirando de vez en cuando en torno a vosotras, buscando quizá algo, alguna cosa para vuestros juegos.

Se desprende de las bragas ya húmedas de deseo hacia ti, se deja guiar finalmente por tu codicia de ella, trepa por cuerpo como la loba que es, por tus piernas y muslos con sus "patas" hundiendo las uñas en tu carne en cada "pisada". Frisbee entra en modo Ama, cree que estáis ya en el "juego" , en el rol que cada una ha asumido. Sus garras se clavan en tu vientre, en tus pechos, en tus hombros. Su expresión y la mueca de su boca muestran una voracidad bestial que te atemoriza y te excita a partes iguales. 

-¿Me tienes miedo, muñequita? -su boca besa la tuya, más bien la devora, y su lengua te lame de abajo hasta la frente, en un actitud totalmente animal. Frisbee una vez más es creativa, experimentando lo que le viene a la cabeza.

Frisbee es la que tira de tu cuerpo ahora hacia abajo, y se coloca sobre ti a horcajadas, como aquella otra vez. Su sexo en tu boca, su olor femenino que entra como la misma coca hasta tu cerebro en off. De pronto se gira, su trasero casi sobre tu cara.

-Cómeme el culo, muñequita. Cómeme el culo y fóllame el coño. -Exige, no pide ni ruega ni propone. No, tu Ama, ordena. 

Las maneras salvajes y animales de Frisbee la están volviendo loca de gusto, la humedad de su intimidad es una manifestación de ello pero las pruebas estaban allí donde mirases.

-No te tengo miedo, ama...-susurra devolviendo sus besos con avidez, disfrutando del acorralamiento, retorciéndose bajo sus garras, disfrutando de ser la presa, la gacela, el cervatillo... Frisbee había entrado en el juego y había arrastrado a su desconectada mente tras ella en una muestra de control y dominación que cada vez era más y más natural en ella.

Cambio de posición y Alice se encuentra con aquel delicioso festín todo para ella...no había hecho falta que la tatuadora se lo ordenase, pero sus palabras cayeron en su voluntad como una losa, aplastándola con su asfixiante y dulce peso, tan deseado, tan liberador...

-Será un placer, ama...-y se pone manos a la obra, empieza con sus dedos a descubrir el interior de la motera, un interior que pensó que nunca jamás iba a explorar, que tonta había sido...y luego usa esa misma humedad para extenderla en la raja de Frisbee, despacio, deleitándose de las sensaciones que sabía que producía... y luego su mano derecha vuelve a su tarea en el centro del placer de su ama mientras su boca se dedicaba a cumplir las órdenes sin rechistar, llenándose de ella, explorando ese terreno nuevo, con ganas de complacer.