Partida Rol por web

El momento te llega, el tsunami de desorbitado placer te alcanza y golpea a la vez todo tu cuerpo. Tu mente se quiebra, follada una y cien veces por la voz grave de tonos inflexibles. Bastan unas pocas frases más de la tatuadora, cuajadas de insultos y humillaciones, para que el torbellino del orgasmo arrastre en su voracidad los restos de tu carne temblorosa y tu razón troceada en miríadas de cachitos de quien fue Alice.

Tu cuerpo se agita, tu cerebro desconectado y sus neuronas chisporroteando. 

Al poco, semejante a un sueño, sientes que te desencadena y te tumba boca arriba sobre la cama. Te sigues estremeciendo, tu mente en cortocircuito. Frisbee te ofrece todo lo que deseas, no es la clase de ama egoísta que solo busca su placer como parece ser el tipo de las velas con el que quieres una sesión.

No. Ella no es así. Es buena. Es lo mejor. Es perfecta.

Cuando sientes el nuevo dildo abriéndose paso dentro de ti, el delirio es total. Tú ya estás narcotizada, pero tu ama te entrega el regalo final. El miembro artificial es transparente, algo más largo y grueso que el tuyo propio. El dolor y el goce son mayores, fundidos en una sola sensación de intenso placer. La posición es nueva, no es la habitual que más te gusta, con Frisbee a tu espalda, sino frente a frente, con tus piernas sobre sus hombros, aunque la penetración es por detrás.

Ella se hunde profundo en ti. La ves, también sudorosa como tú, su atractivo cuerpo, sus pechos marcados a través del top blanco.Su sonrisa malvada, sus ojos dos orbes de fuego, llamas de excitación danzan por su esclava. Las miradas se cruzan, te sientes morirte, más cuando se inclina y muerde ansiosa tus pezones, dos hierros al rojo que intentan abrir tu piel y emerger al exterior. Besas y lames el sudor de su cuello, ella el tuyo, sujetándote los brazos, embistiendo suave al principio y con más energía poco a poco.

Cada penetración llega acompañada de un micro orgasmo. De nuevo las explosiones continuas en tu cerebro, los temblores en tus piernas, en tus brazos, en tu vientre. Estás perdidísima, flipada, sumergida en el pozo de sus dos brasas al rojo y cayendo en un abismo de tan brutal placer que te es imposible canalizarlo. Los ojos se te quedan en blanco…

Subspace. Flotando entre nebulosas o en líquido amniótico. De alguna manera eres consciente de que tu Ama te sigue follando, de que sigues corriéndote imparable…Te encuentras tan bien, tan dulcemente amada y embriagada por la violencia física y verbal, que no quieres salir de esta luz maravillosa que te envuelve, mientras sigues gritando que no se detenga…

Los sonidos se amortiguan como si el mundo se hubiera quedado escondido tras un vidrio translúcido, una cortina gruesa, una cascada cristalina. Oía sus propios gemidos y el retumbar de sus cuerpos chocando en la oscuridad pero...era como si aquello no tuviera nada que ver con ella, como si sucediera a miles de kilómetros de ella...pero el batir de las alas de una mariposa le trae las oleadas de placer como con cierto efecto retardado. Era un eco de sí misma, de la situación...una cámara tan lenta que era como si lo viviera dos veces. Cada mordisco, cada embestida, cada beso y lamida...dos veces.

El subspace. Se deja mecer por sus cálidas y mansas aguas, fluyendo en su propio hedonismo, hacía demasiados días que no alcanzaba este lugar y...dios cuánto lo había anhelado. Tan solo deseaba que aquello perdurase...y sin controlarlo mucho su boca suplicaba y exigía más y más, hasta que la rompiera, no importaba, el cuerpo sólo era un recipiente, una cáscara mortal, sanaría...pero su alma, su mente estaban en otro sitio, a salvo...y también justo aquí.

Es difícil describir con simples palabras la experiencia que vives durante las horas sumergida en el "espacio profundo". El mundo se ralentiza, la paz y goce infinitos.

Caminas en La eternidad. El tiempo no existe. 

Regresas. Sobre la cama, en camiseta y ropa interior. Crees que has estado consciente, recuerdas haberte duchado con Frisbee, haber comido, sola o con su ayuda. Quizá incluso la has liberado de su preocupación, hablándole quedo, bajito, rebosante de amor por ella. Conservas la fragancia de sus besos tibios, de la frescura de su lengua, de largos minutos devorándole la boca, paladeando su miel. Recuerdas tu mirada de embelesamiento por ella.

Permanece el sabor del tabaco en tu boca. ¿Has fumado?

Pero todo esto amortiguado en tu memoria, como la historia de una peli, de una novela, donde eres testigo, espectadora, y no protagonista. 

Tú solo sientes el deseo de repetir de nuevo. Ya. Ahora. Ansiosa. Tal vez mañana, ¿podrás aguantar? ¿Lo aceptará la tatuadora? Estás necesitada de esta droga, como lo estaba tu ama de la coca. La cocaína es perjudicial, dañina. Mata. Lo tuyo para nada es equiparable.

Tu chica fuma en la terraza. Tu chica, sin reservas. Tu Ama. Una nueva Alice ha renacido. Esclava. Dichosa de serlo. 

Esclava. Ama. ¿Quién es quién?

La nebulosa se va despejando muy lentamente, haciéndola emerger como llevada por una fuerza que parecía tomarla del pecho y ascender...así debía sentirse una de esas persona que saltaban enormes cataratas y luego emergían en el lago de abajo...salvo que Alice no sentía la opresión del agua en sus pulmones. Era como si flotara...hacia sí misma, volviendo de sus abisales profundidades.

Gimotea un poco y se empieza a desperezar, pareciendo que despertaba del sueño, la sonrisa perenne grabada en su cara, se frota ésta con las manos y trata de recolocarse en pelo...en vano, claro. Gimotea de nuevo, ésta vez de sorpresa y un poco de dolor, al estirar los brazos había notado las agujetas de los hombros...¿de dónde venían? Su mirada encuentra la cadena colgada del techo y enseguida ata cabos. 

Ah si, de eso. 

-Pff...¿Frisbee? Me duele todo...bua...hola. -dice mientras se estiraba en la cama, sin decidirse a abandonarla pero queriendo ir al lado de su chica. No se decide, se queda un poco a medio camino, estirándose cual gata para librarse del entumecimiento.-Que pasada...menudo viaje.

Estás indecisa, no sabes el motivo, es una sensación. Total, has vuelto de ese viaje flipante, debe de ser eso, que no sabes todavía ni donde estás. Incluso algo mareada, tambaleante en tus pasos. 

-Hola, Muñequita. -Frisbee se gira hacia ti y te sonríe. Lleva puesto un jersey negro, gordito y ancho, de manga larga, que le cubre hasta los muslos desnudos. Es un canuto lo que se fuma. Alarga un brazo en señal de que te reúnas con ella. Tú casi que corres a su lado. Afuera refresca, la lluvia ha dejado aroma a hierba mojada, el cielo está despejado, aunque plomizo. Es media tarde, ¿las cuatro, las cinco? Te refugias en sus brazos y en su pecho, apretándote contra ella, tienes frio en contraste con la tibieza del interior.

Te besa los cabellos revueltos, te pasa el porro. -Esta vez me asusté menos -bromea. -¿Has visto elefantes rosas?

-Rosas, amarillos, verdes y azules...-le sigue la broma, juguetona, refugiada en sus brazos, deja que el calor de Frisbee le temple la piel y siente un pequeño escalofrío que pasa enseguida. Toma el porro con la mano mientras la otra la deja bien pegada a su cuerpo buscando calor, aunque pronto empieza a encontrarse menos destemplada.

-Me alegra que te hayas asustado menos...joder, no sé ni en qué dia vivo...¿aún es sábado? ¿La gatita? ¿La llevaste a casa? Era guapa, me gustó.- afirma con una sonrisa sincera.

-Es sábado, pasadas las cinco. Jaja. Qué puto cuelgue, tía. -responde, de buen humor. Tú te aprietas más contra Frisbee. Estás plena, satisfecha, feliz, no sabes cuando vas a querer más, si en una hora, a la noche, mañana, pero su contacto, su calor, su olor, remueve a la serpiente adormilada en tu pubis. 

-Kenzie se fue en su coche. Hoy tenía historias.- os vais pasando el canuto. -¿Te gustó, Muñequita? Me dio la impresión de que estabas incómoda. No sabías qué hacer con ella o no te decidías. 

Ahora es tu ama la que te abraza con más fuerza y te ofrece sus labios en un jugoso beso.- Pensé que la había cagado con esta idea del regalo. 

Alice da caladas cortas pero lentas, saboreando, disfrutando de la dulce calma que se iba colando en su cerebro gracias a la hierba.

-Si me gustó, de verdad, ella me pareció guapísima y super sexy. Yo estaba un poco indecisa porque no sabía qué esperabas tú...ya sabes que a mi el tema de las mascotas no me sale natural así que voy más despacio, esperando tus órdenes.- se explica regalándole una sonrisa tranquilizadora.-¿Por eso estabas nerviosa antes de subir a la habitación? Parecía que algo no iba bien.-confiesa, pensando que era mejor hablar del tema antes de que se diluyera.

Frisbee te escucha, fuma cuando le pasas el canuto, observa las nubes gordotas navegando en el cielo empujadas por el viento - No sabía qué coño esperar, la verdad. Lo que tú quisieras hacer. O que ella te hiciese. -se encoge de hombros- Lo sucedido anoche y hoy me ha servido para entenderte mucho mejor. -te devuelve la misma sonrisa reconfortante.

-Sí, por eso. Quería que tú lo pasases bien, no por mis deseos o mis pajas mentales, sino por los tuyos propios. También por la falta de coca...Llevaba un par de días sin meterme...Antes le di a una puta raya. Es solo la tercera desde el domingo pasado. -A ti te parece que dice la verdad, pero la conoces bastante bien, y sabes que hay algo más que te oculta, que no quiere hablar sobre ello. La explicación de ese algo que no iba bien continua latente.

-¿Quieres repetir algún otro día con la gatita?

Se pone un poquito de puntillas y le deposita un beso en la mejilla, casi en la comisura de los labios cuando dice que "solo" se ha metido tres rayas en casi una semana. Era una hazaña en verdad, Alice quería apoyarla con eso.

-Está muy bien Frisbee. No pasa nada. Ya irás reduciendo. No debe ser fácil pero tranquila, lo estás haciendo genial.-le dice besándole en el hombro y acariciándole el brazo en gesto de aprobación y apoyo.

-Si, me parece bien, algún día, cuando quieras, de vez en cuando. Me parece bien.- sonríe, embelesada, no sentía la necesidad de negarse a nada de lo que le propusiera, todo sería perfecto. Claro que notaba que algo le ocultaba pero no sabía cómo sacárselo, ni sabía si debía incidir en ello...tal vez fuera mejor dejar eso para otro momento, quizás no fuera nada...si volvía a notarlo ya le insistiría pero...hoy ya no era el momento.

Acepta tus besos, aunque parece distraída, sonriendo, sí, pero como si estuviese a kilómetros de aquí. -Tú también tienes que explicarme un día que sientes en el subspace. Lo mismo es como ir hasta arriba de coca. O de maría. 

Sus ojos muestran ese brillo de chica mala que tanta te gusta. -A ver - Te quita la camiseta, tú te dejas, hace fresco pero no se te ocurre oponerte. Después, como su jersey es tan ancho, te mete dentro de él, forzando el cuello de la prenda, y pof, apareces con la cabeza muy pegada a la de tu ama. No puedes apenas mover los brazos, estás pegada absolutamente a ella, piel con piel, apretados los pechos mutuos, el abdomen, el vientre...el calor de su cuerpo abrazando el tuyo y llenándolo de una agradable y sensual tibieza. 

-Jajajaja, qué jodida gilipollez, jajajaja. -Sus manos rodean tu cintura- Atrapada, Alice. -Te besa allá donde termina la mejilla izquierda, en el hueso de la mandíbula. -¿Te gusta el collar? Está guapo, ¿no?

Se sumerge en las profundidades del jersey de Frisbee y queda muy pegadita a ella, ambas sonriendo como niñas que hacen travesuras.

-Se te va a dar de si el jersey...-le advierte aunque no protesta, se esta bien en este capullo  suave y cálido.-Me gusto mucho, es una pasada, seguro que te ha costado una fortuna.- protesta un poco- Y el dildo nuevo...que maravilla jaja, lo cierto es que el otro ya se quedaba corto. Dios mío que enferma estoy...y tu conmigo jaja

Por toda respuesta, Frisbee te estira un poco de los cabellos hacia atrás y te besa y mordisquea el cuello. -¿Quién dice que estemos enfermas? Pero es verdad, sea lo que sea, yo contigo. 

Te va besando el cuello hasta alcanzar la barbilla y tus labios - Pero no te compro ningún dildo más grande. Olvídate, no me apetece coserte el culo, jaja.

Sus ojos centellean, dos agujas que se clavan en tus pupilas y las perforan.- Eres mía, muñequita. Toda mía. Quiero que lleves siempre puesto el collar. Y la pulsera.

Su boca se funde en la tuya y reprime cualquier respuesta. Y a ti todo el cuerpo se te estremece, el corazón se te dispara...estás enferma, sí, por ella. Enviciada. Drogada.

Tu ama. Tu Ama que hace todo para ti. Tus caprichos, tus placeres, tu deleite.

¿Todo el tiempo? Espera...¿qué? Será broma 

Su tono no era de broma y hay cierta perplejidad en el rostro de Alice aunque lo disimula con una sonrisa.

Ahoga su respuesta con el beso por largos momentos, uno de esos que amenaza con fundirle el cerebro y dejarla catatónica, bajo el jersey, ella se afianza en su cintura como si ello impidiera que se cayera. 

El abrazo de labios termina, necesariamente, y Alice suspira en su boca  al acabar, teniendo que volver a poner su cabeza en su sitio para ordenar sus ideas y no perder el hilo de lo que estaba pensando.

-Anda que...pues menudo espectáculo iba a dar en el trabajo con este collar...jaja...la pulsera esta bien, me encanta no me la quito nunca. El collar...creo que es demasiado...-hace amago de protestar, realmente le gustaría poder llevarlo pero no lo ve compatible con un trabajo serio y cara al público como el suyo.

Y además está Michelle.

No es broma, sus ojos no mienten, además que Frisbee suele ser siempre muy expresiva. Pero cuando te responde, deduces que ella sí interpreta tu negativa como una broma, el juego en el que ambas estáis inmersas y disfrutáis juntas. 

-Ah, mi muñequita está rebelde. ¿No estás orgullosa de mostrar al mundo que me perteneces y yo a ti? ¿Quieres que te castigue? -sus manos te agarran del culete y presionan hacia ella. -No será el castigo que imaginas, al contrario, te quedarás sin mis caricias, qué pena...- te muerde en la barbilla, mordisquea tus labios.

-¿O buscas que te tortee la cara? Es eso...Eres un puta diablesa, muñequita...-Tu ama hunde sus dedos en la tersa carne de tus glúteos, su lengua se desliza en tus labios. -Tienes mucho vicio, muñequita. 

Se deja ir por sus caricias y mordiscos, alzando la barbilla para que Frisbee pueda obtener lo quiere por unos instantes, Alice sonríe embobada y melosa, jugando en la fina línea de seguir autoengañándose con la "broma" de Frisbee...sólo por el convencimiento de que si se lo plantea como una orden real...todo puede romperse y no quiere que se rompa. No no puede romperse...por eso...tiene que ser una broma.

Se mece en sus brazos, presa consciente de la toxina de sus besos y sus dulces palabras, pero sin poder sacar el taladro instalado en su mente que era la asunción de la promesa implícita que le hacía si no se cercioraba de que la tatuadora solo bromeaba.

-Ummmm ¿y qué coño le importa al mundo lo que hagamos con nuestro tiempo? Esto solo nos pertenece a nosotras...-le contrargumento, usando un registro algo más barriobajero para acercarse a la tatuadora, en la cuerda floja del juego y la realidad. ¿Dónde terminaba Alice y empezaba la esclava? ¿Dónde empezaba su relación de Ama y sumisa y dónde acababa su horizontalidad de "novias"?

Tu ama entrecierra la mirada calibrando la tuya y el contenido real de tus palabras. Transcurren unos segundos donde tu corazón rebota contra el pecho de ella igual que una pelota de baloncesto sobre el parquet de la pista. Alza la barbilla y sus ojos se transforman en dos rendijas. 

-Ama y esclava tienen que estar de acuerdo, hasta donde se, es lo que he leído. -sus uñas ascienden y descienden en tu espalda, con esa lentitud extrema y esa presión justa para que tus nervios se te pongan a flor de piel y tus pezones se endurezcan. -Llévalo cuando estés sola. Eso te recordará a mí. -Parece que cede. Inclina un poco la cabeza a un lado.

-Pero mereces un puto castigo por no complacerme.

-Cuando esté sola. Así se hará, ama...-dice melosa de nuevo, sumisa, en su tono dócil y complaciente. Vuelta a la carga, suspira interior y exteriormente por su excelente señora...¿es que acaso no tenía ningún defecto? Siempre cedía...¿lo hacía porque entendía lo que estaba "mal" de sus ideas o sólo por complacerla? Alice sabía la respuesta...no le gustaba así que prefirió ignorarlo todo...la pregunta y la respuesta. Estaban disfrutando el momento, no se había roto nada, seguían aquí y eso era lo que importaba.

-Si ama...tu sabes lo que es bueno para mi, siempre.- le concede, bajando la mirada en actitud esclava, se muerde el labio inferior, esperando lo que sea que venga.

Tu última frase causa cierta perplejidad en su mirada -¿Siempre? hace un momento te oponías, muñequita. No juegues así conmigo, Alice. No me jodas, que no soy gilipollas. -Uy. Su tono es neutro, sin asperezas. Los segundos transcurren dentro de esa extraña intimidad formada por el refugio del jersey. Hay calidez, excitación, hay algo erótico en el interior del capullo donde se acarician vuestros cuerpos. -¿Soy tu ama solo entre estas paredes, durante el finde? Estoy la hostia de confundida. 

Notas como su corazón se acelera -Estamos en un vórtice de emociones, muñequita. Nos puede tragar el jodido torbellino o podemos ser ese torbellino. -El castigo no llega ni un avance del mismo. No está enfadada, habla de forma natural, sin malos rollos. Sí que caen más besos y más confesiones. Frisbee se libera poco a poco - No todo es sobre ti. No todo tiene que ser BDSM, dolor y placer, o romperte el culo. 

Apaga el cigarrillo. Te abraza atrayéndote más hacia ella, como si fuese posible- No soy una tía tan dura. Doy el pego. ¿Te preguntas qué siento, qué pasa por mi puta cabeza cada vez que te suelto un latigazo o una torta, o te estoy follando? ¿Piensas en mis sentimientos hacia ti? ¿O te da miedo conocerlos?