Partida Rol por web

Retrocede junto a sus hermanos y su príncipe, ya que las Abominaciones no era un enemigo sencillo, y menos si eran cinco y estando los sin'dorei como estaban. Corre junto a los elfos para salvar el pellejo.

- Majestad, quizás en lo alto de la colina donde construimos la atalaya podamos mantener la posición bastante más que en este campo de muerte- sugiere mientras mira de ves en cuando hacia atrás para contemplar el avance enemigo.

Los elfos comenzaron a batirse en retirada mientras Kael'thas hablaba.

- Nosotros no hemos vuelto a contactar con Elvawen, y por desgracia ahora no podemos plantearnos cual será su paradero, tan solo puedo desear que esté sana y salva - continuó corriendo, ¿qué habrá sido de la exploradora?

- ¡Más rápido hermanos, iremos hacia la colina tal y como ha recomendado Dawnblade! - pero aquellas palabras se vieron ensombrecidas por las cadenas que las abominaciones tenían en sus grotescas manos, usaron dichas herramientas para ir atrapando a los elfos más rezagados como si fuesen moscas para después aplastarlos con sus voluminosos pies, aquello seguía tornándose cada vez más en vuestra contra.

advertir/buscar 9.

Los naga habían evitado su llegada sin duda, aunque no tenía pruebas de ello era lo más probable. Eliäna trató de correr hacia la vanguardia de los elfos instando a sus compañeros a correr más, sus vidas y las del resto de su gente dependían de que se salvasen.

-Corred hermanos, no permitáis que los muertos sieguen vuestras esperanzas-

La elfa dudaba si quedarse atrás para hacer de escudo a su gente pero quien sabía si eso serviría de algo con tantos combatientes de la plaga... decidió no sacrificar su vida en un fútil intento desesperado y trató de continuar.

La sorpresa lo detiene y señala hacia los recién llegados.

- ¡Majestad! ¡Es Elvawen, y viene con unos inesperados aliados!- señala a Elvawen y a los naga que iban con ella. Mira a su compañera y asiente con una sonrisa en el rostro. Se gira hacia los muertos vivientes. Hoy no caerían. 

Eliäna se sorprendió por las palabras de su compañero... "inesperados aliados", de seguro no serían tropas de la alianza, pero no podía imaginarse quien podría ser.

-Me alegro de que Elvawen esté viva...-

La elfa siguió al grupo sin demorarse esperando ver que tipo de ejército acompañaba a la exploradora, "con suerte serían mercenarios si es que no son los enanos o los gnomos" pensó Eliäna.

Cuando las tropas Naga estuvieron más cerca una sensación de alivio repuso vuestros corazones, ahora la batalla estaría equilibrada, ¿pero porqué habían venido?¿qué había hecho exactamente Elvawen?

- ¡Atacad por los flancos!¡No permitáis que avancen más! - casi una treintena de Nagas se abalanzaron contra las Abominaciones mientras que Elvawen buscaba una posición segura, ella no era una guerrera a fin de cuentas.

- Elfos de Sangre, no dejaremos que la escoria no-muerta ocupe este territorio, esta guerra es tanto vuestra como nuestra, ¡no tengáis piedad! -

Vuestro príncipe parecía sorprendido, ¿una alianza con las Nagas? estaba claro que él no había tenido nada que ver, de modo que centró su atención directamente a ustedes.

- ¿Qué es lo que ha ocurrido realmente durante vuestra misión? - preguntó mientras intentaba reorganizar las tropas ahora que sabía que los refuerzos marcarían un antes y un después en la batalla.

-Varias cosas deben de ser contadas majestad, pero creo que no es el momento adecuado... ¿cuales son sus órdenes ahora?-

Realmente el contarlo todo no sería justamente "un momento" por lo que era mejor decirlo cuando la situación estuviese más calmada y sobretodo en una reunión menos multitudinaria con su príncipe, Byron y Elvawen únicamente a ser posible.

La elfa estaba preparada para cargar de nuevo contra los muertos en cuanto Kael'thas así lo ordenase y con suerte tal vez podrían aún rescatar a alguno de los elfos que habían sido agarrados con las cadenas de las abominaciones.

Byron mantiene la posición defensiva frente a su Príncipe, con el escudo en alto y la guja preparada.
- Majestad, siento tener que llevarle la contraria, pero creo que el mejor momento sería cuando acabemos con esos malditos bastardos podridos- su mirada no se aparta de la ola de muerte que se les acerca, pero con los naga a su lado (aunque sólo fuera momentáneamente) no podían perder.

El príncipe asintió haciendo caso a vuestras palabras.

- Pues haremos lo que mejor sabemos hacer, ¡luchar por nuestra supervivencia! - alzó la mano y comenzó a conjurar una bola de fuego.

- ¡Aprovechemos esta oportunidad hermanos, por Belore, por la Fuente del Sol, por nuestra raza! - al terminar lanzó la bola de fuego que detuvo a una de las abominaciones mientras el resto de nagas se ensalzaban en batalla, ahora que estaba todo equilibrado si que existía la posibilidad de obtener la victoria, vuestro orgullo como raza os llamaba a luchar hasta el final.

Byron lanza un grito de guerra acorde a la palabras de Kael.
- ¡¡¡Gloria a los sin'dorei!!!- se prepara para la batalla.

Realiza un primer ataque a distancia, intentando lacerar lo más dolorosamente posible al podrido constructo.

La guja se clava en el grotesco torso de la abominación, pero parecía que hacía falta mucho más que eso para acabar con la gargantuesca criatura.

Este parecía un enfrentamiento difícil, esa mole formada por carne pútrida representaba toda una amenaza para todos. Desde luego si conseguían derribarla habrían dado un gran paso hacia la salvación de sus gentes.

Eliäna atacó con su maza a la abominación esperando no golpear ningún apéndice inútil del amorfo cuerpo. Trató de apuntar a donde su compañero había impactado para aprovechar el daño ya realizado por este.

La maza impactó sobre la herida que ya había provocado Byron haciendo que su efecto fuese más letal. Comprobasteis que aquellas criaturas eran capaces de sangrar, incluso de sufrir, eso era buena señal porque implicaba que estabais logrando progresos, sin embargo vuestro enemigo aún tenía fuerzas para seguir y no iba a rendirse.

Hizo girar las cadenas de sus manos con la perversa intención de lanzarla hacia ustedes y atraparos, ¿logrará tener éxito?