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The Chronicles of Vandal & Enchantress

01.Nuniris

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27/02/2020, 19:06
DIRECTORA

Puede que en un pasado lejano, Vandal viviese en una región similar, y eso le hizo pensar en la relación que habría entre el antiguo Egipto y aquel sitio. ¿Un nuevo Egipto? No lo entendía, pero el caso era que estaba allí.

A su lado, Encantadora simplemente caminaba con la mirada fija, sin volverse a contemplar las maravillas que la rodeaban y casi con cierta indiferencia ante la belleza de aquel sol reflejado en el agua.

El desierto pronto fue dando paso a un aspecto diferente, más fértil y verde, fruto de la presencia de agua. Podíais olerla, a pesar de que aún no fueseis capaces de verla. Si la sangre era la vida para Savage, el agua lo era para la tierra. Ese cambio de paisaje os hizo ver que no solo estabais en un lugar dominado por el calor, sino también por la vida. Era un mundo fértil.

Al entrar en la ciudad, la arena pareció desvanecerse, para ser sustituido por gente que estaba por todos lados, y cuyos ojos se giraban hacia vosotros con extrañeza. No solo erais extranjeros en una tierra extraña; también lo parecíais. Quizás por eso la gente se apartaba a vuestro paso, mientras seguíais el camino que parecía adentrarse en la ciudad

Los conocimientos que Aniisha traía os estaban resultando de utilidad para conocer el entorno en el que os estabais moviendo. Aquella era la capital de Umban, Nuniris, hecho que se debía a su proximidad con el río de Lefratet, lo que le había otorgado una gran importancia, tanto a nivel estratégico como de comercio, dado que el transporte de grano y cualquier otro material, partía desde allí en todas direcciones.

Controlar el Lefatet era controlar Umban.

Pero además, montados en el carro, todo parecía más sencillo. La gente se apartaba a vuestro paso, como si fueseis importantes, y es que un carro no era algo que un común tuviese. Solo la gente de posición y riqueza podían disponer de uno.

Así, antes de hacer cualquier cosa, ya estabais por encima de los demás.

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29/02/2020, 13:48
Tek

No podía olvidar aquellos fardos que había cargado en el carro, que si bien no pesaban demasiado, estaban ensangrentados. Tanto el hombre como la mujer parecían tener un poder más allá de lo que él había visto, y cuando ni siquiera su Aniisha había podido resistir, significaba que él, un simple sirviente, no tenía ninguna oportunidad.

La mujer parecía menos agresiva que el hombre, pero por algún motivo, también más peligrosa. Ambos eran dioses o actuaban como dioses, y eso era suficiente para él. Además, había dado su palabra, les había ofrecido su lealtad, sobre todo porque Aniisha estaba allí, con ellos, aunque fuera de manera involuntaria.

Así que les seguiría hasta la muerte.

Cuando llegaron a la ciudad, nada llamó su atención, pero al final del camino vislumbró los muros de la ciudad real, así que se giró hacia ellos, disminuyendo ligeramente el ritmo.

-Esa es la entrada a la ciudad real. Solo los hombres y las mujeres que sirven al rey pueden entrar en ella. Aniisha tenía vía libre, pero vosotros... sois dos extranjeros. No podréis pasar. Todo el mundo sabe que sus guardianes son muy poderosos.

Al acercaros, visteis a dos figuras protegiendo la entrada, dos hombres que la guardaban con una lanza o alguna clase de arma en sus manos.

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29/02/2020, 15:50
Vandal Savage

- "No me fio de él" - Fue lo poco que le dije a Encantadora usando el egipcio antiguo entre nosotros. El idioma de los dioses. - Pero no te negaré nada, mi diosa. - Su tierno gesto había rozado mi corazón y dicho esto, le entregué la lanza a Tek cuando este estuvo a las riendas del carro y ayudé a mi diosa a subirse a él, para quedarme detrás, evitando así que ella cayese por el hueco en caso de que el joven quisiera hacer alguna estupidez.

Cuando llegamos a las tierras de los mortales no me lo podía creer. Era casi, como si volviese a mi hogar en el antiguo egipto. Sonreía feliz, observando la maravilla de aquel lugar y pasé mi mano por la cintura de Encantadora, atrayénodla hacia mí.

- He vivido más de 52.000 años entre mortales. - Comencé a decir a mi diosa. - Mis mejores años sin duda fueron allí en el Antiguo Egipto, pasando parte de mi vida como sumo sacerdote, susurrando a Ramses II bajo el nombre de Hath-Set y tiempo después de la lluvia de meteoritos que me unió a Chay-Ara y al príncipe Khufu por la eternidad, se me conoció como el faraón Kefrén y guié a Egipto en varias dinastías más.

- Para mí aquella fue una de las mejores etapas de mi vida. - Dije con nostalgia en mi voz mientras seguía viendo el paraíso al cual nos dirigíamos, mientras que mis ojos mostraban un brillo especial viendo aquello, con mi diosa pegada a mí.

- Todo era hermoso a mi alrededor, tenía todo el poder que deseaba y mi inmortalidad me concedía un status especial entre mis fieles. Pero el mundo que fue una bendición para mí, se convirtió en una maldición el día que vinculé parte de mi poder con la sacerdotisa y el príncipe y cuando comencé a debilitarme, tuve que dejar mi paraíso y buscar la causa de mi mal.

» Y fue cuando la encontré, cientos de años después... Era otra cilivización, ella tenía otro nombre, pero su mismo aspecto. No me recordaba, no recordaba como la había matado y nos enamoramos y vivimos felices durante mucho tiempo... Y su príncipe apareció y la hizo recordar. Su amor se convirtió en odio hacia mí y mi rabia me hizo matarlos a los dos de nuevo, recuperando así mi energía y mi poder. - Besé la frente de Encantadora tras mi breve relato, notando que sentía por ella algo más que aquella necesidad de protegerla.

Su trato hacia mí comenzaba a funcionar y me estaba dejando arrastrar sin pensar si todo aquello no era más que un juego, una manipulación por su parte... como hizo con Croc, como haría con un futuro mortal...  Y comencé entonces a recibir la información sobre el lugar donde estábamos y la importancia que tenía aquella ciudad y su gente. Estábamos en el lugar correcto.

Que nos mirasen extrañados a la llegada y entrada de la ciudad que tanto me recordaba a mi amado Egipto, no me sorprendía. Yo me había desprendido de mi abrigo hacía tiempo y colgaba de mi brazo, pero aún así,mi camisa y mi chaleco no eran precisamente ropajes de la moda local.

Que alguien como Encantadora permaneciese a mi lado, miránoles con esa frialdad y viajar en carro. Lo cierto era que todo era extraño para ellos y a nosotros no solo nos venía bien hacer una entrada como esa, sino que nuestro aspecto, al diferir de ellos mismos, daría más que hablar.

Y el boca a boca era lo importante en aquel mundo.

El joven detuvo el carro delante de lo que dijo que era el fin de nuestro viaje. El lugar al cual no podíamos pasar. Pero él no sabía aún a quien había llevado a su ciudad.

Descendí del carro y ayudé a mi diosa a bajar del mismo. Luego me puse el abrigo y yo mismo cogí el fardo ensangrentado del carro. - Aléjate. - Le ordené al joven siervo. - Los caballos necesitan agua y reposo.

Dicho esto, avancé hacia los guadias. - Decidle a vuestro rey, que la sacerdotisa Aniisha cumplió con su destino. Logró atraer la atención de dos dioses a vuestro mundo para salvarlo o destruirlo. - Señalé a Encantadora con mi mano, mostrándola como uno de esos dioses de los que hablaba.

- De vosotros depende lo que ocurra. Vuestros actos determinaran ver la bondad o la ira de uno de los dos dioses. - Concluí con mirada altiva y con arrogancia en mis palabras. - Puesto que, por las buenas o por las malas, nos abriremos paso hasta vuestro rey. Vosotros sabréis cuanta más sangre podréis derramar y cuantas fuerzas perder para intentar parar lo inevitable.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Discurso final con tirada de persuasión, a ver si no tengo que comerme a todo el pueblo xDDD

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29/02/2020, 19:53
Enchantress

La confianza de Vandal en mí era la mayor de mis fortalezas, porque hasta ese momento, había actuado sola, sin contar con el tiempo durante el cual, mi hermano Incubus luchó a mi lado para conquistar el mundo de los hombres. Por consiguiente, me sentía más poderosa y sobre todo, confiada en que íbamos a cambiar aquel mundo al que habíamos llegado.

Su brazo me atrajo hacia él y yo me dejé arrastrar para contemplar aquel territorio que me pareció hermoso, a pesar de haber sido creado por mortales. Ciertamente, a veces eran capaces de modelar maravillas que iban más allá del tiempo y el espacio, y aquellas pirámides creaban un paisaje digno de ser conquistado.

Pero aún significaba mucho más que eso.

Vandal lo observaba dominado por una inesperada ensoñación, y cuando comenzó a explicármelo todo, entendí el motivo. Era como si hubiese regresado al mundo del cual provenía, aquel en el que había sido más feliz, si es que tal estado podía medirse de manera similar a como lo hacían los mortales.

Pero al igual que me había sucedido a mí, cuanto más cerca estaba de sentir las mieles de la perfección, más cerca estuvo de la perdición, porque era cuanto más confiados nos sentíamos que a nuestro alrededor aquellos que nos habían seguido pensaban que no nos necesitaban y entonces, y solo entonces, se atrevían a desafiarnos.

Pero aquello no me volvería a ocurrir jamás. 

Para Vandal, el regreso a un tiempo pasado le supuso encontrar odio y temor, y eso le había llevado a la destrucción y la muerte de aquellos que no habían confiado en él. Su beso en mi frente fue la confirmación de que parecía sentir por mí algo que trascendía nuestros cuerpos. Yo lo miré y acaricié el dorso de su mano con suavidad. También sentía algo por él que iba más allá de músculos o huesos.

Estamos conectados, tu y yo, amado mío -le dije, mientras el carro seguía su curso. Yo acaricié mi vientre sobre las ropas y lo miré directamente a los ojos - y ambos seguiremos el mismo destino.

Cuando finalmente llegamos a Nuniris, yo al lado de mi inmortal, y él agarrándome por la cintura, mientras Tek, nuestro primer acólito, manejaba el carro, noté como nos miraban. Pero nada de eso me importaba. Mientras avanzábamos, me sentía superior a todos ellos, no solo por mí misma, ni por tener a Vandal a mi lado, sino porque era consciente de que ya partíamos con la ventaja de viajar de una manera diferente y eso, nos otorgaba un estatus que nos permitiría abrirnos paso sin necesidad de interaccionar con nadie.

Hasta que llegamos al final de nuestro camino.

Guardianes. 

Tek se mostró preocupado, pero mi inmortal se sabía superior a ellos. Nos hizo bajar a todos del carro y después, se encaminó hacia los guardias, advirtiéndoles, o anunciándonos. Sentía que estábamos siendo demasiado compasivos. Tek era un perdón conveniente. Aquellos guardias podían o no dejarnos pasar pero ante todo, constituían otra clase de oportunidad. Ambos guardias se miraron, confundidos, pero en aquellos instantes, yo sabía ya cómo actuar. 

Creé rápidamente la ilusión de que era Aniisha y no yo quien estaba allí, y lentamente comencé a acercarme a ellos. Sabía perfectamente lo que estarían pensando. La confusión se habría abierto paso en sus mentes, haciéndoles que se preguntaran cómo era posible que yo estuviese allí y no me hubieran visto con claridad.

-Soy Aniisha, sacerdotisa de Umban. Servidnos bien y dejadnos paso -dije en voz alta, ante la sorpresa de todos.

- Tiradas (1)
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29/02/2020, 20:00
DIRECTORA

Los dos guardias vieron llegar aquel carro de manos del joven que servía a la noble sacerdotisa, pero en él viajaban dos extranjeros a quienes no habían visto nunca. Nadie podía entrar en la Ciudad Real sin permiso, y nadie lo haría.

Sin embargo, el hombre se acercó para hablar con ellos. Las manos de ambos se apretaron entorno a las lanzas. Les estaba amenazando, pero también diciéndole que eran dioses enviados por la noble Aniisha. Eso ellos no lo entendían.

Nadie pasaría.

Pero sus palabras... eran las de un dios, y eso era algo con lo que no contaban.

Y por si fuese poco, de repente apareció la noble sacerdotisa. ¡Cómo no la habían visto antes! Apenas tenían dudas sobre dejarlos pasar, pero la aparición de Aniisha terminó con las pocas que les quedaban. Ambos guardianes pusieron sus rodillas en el suelo e inclinaron la cabeza. 

-Podéis pasar, oh noble señor, noble Aniisha. 

El paso, estaba libre.

- Tiradas (1)
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29/02/2020, 20:28
Vandal Savage

Sentí la calidez del gesto de mi diosa sobre mi mano, mientras mis ojos se perdían en las maravillas que se alzaban ante nosotros. Pero centré mi vista en Encantadora cuando esta afirmó con tanta rotundidad que estábamos conectados y observé su gesto sobre su vientre. Y cuando pronunció sus siguientes palabras supe que ella estaba destinada a lograr expulsar el amor que sentía por Chay-Ara de mi corazón y ocupar su lugar en él.

No la dije nada, solo apoyé mi cabeza sobre la suya y pasé una de mis manos por su vientre. Ella lo estaba haciendo muy bien sola, yo solo debía seguir dejándome llevar y permitiéndola seguir entrando dentro de mí como hasta ahora. - Lo sé. Y cuanto más tiempo paso a tu lado, más seguro estoy de ello, mi diosa. - La respondí al final, abriendo por fin los ojos para disfrutar del paisaje y del contenido de aquella cilivización que tantos buenos y dolorosos recuerdos me traía, pero sin perder la ilusión en mi rostro y mi mirada.

Para mí ella era lo más importante en aquel momento. Ella y quienes se estaban gestando en su vientre. Deseaba tanto hablarla como ella hacía conmigo... pero yo solo era capaz de hacerlo cuando verdaderamente lo sentía dentro y Encantadora estaba logrando alcanzar mi corazón a pasos agigantados. Pronto aquel sentimiento de protección se vería fortalecido por otro mayor y más intenso. Uno que haría que nuestra conexión desafiase todas las leyes, conocidas y por conocer.

Y estaba deseando que ocurriese.

Permanecer todos en el carro, no hubiese sido la mejor de las ideas en caso de que aquellos guerreros hubiesen intentado atacar. No temía por mí, pero si por Encantadora. Ya la había perdido una vez, no habría una segunda.

Y un carro roto tampoco me sería de utilidad, más aún sabiendo como funcionaba aquel mundo.

Así pues, esperé a que aquellos hombres respondiesen con sus palabras o sus armas a mi exposición... y escuché a mi lado aquella voz asegurando ser Aniisha. Me giré para ver a Encanadora a mi lado, pero por los gestos de los guardias, ellos debían estar viendo el reflejo de quien una vez fue la sacerdotisa, cuyos órganos estaban no solo en mi interior, siendo digeridos, sino en el interior de mi Encantadora, dándola vida y dentro de mi fardo... esperando para ser mi cena.

- Me complace ver que al final puedas acompañarnos, sacerdotisa Aniisha. - Dije a Encantadora tendiéndola mi mano con una irónica sonrisa.

- ¡Tek! ¡Trae el carro!¡Debemos proseguir! - Ordené al joven quien quizás necesitase una bofetada si la ilusión de mi diosa también le había afectado. Pero los guardias habían caído en la ilusión y no íbamos a desaprovechar el tiempo.

Tras subir de nuevo en él, cruzamos la primera barrera e ingresamos en lo que parecía la verdadera ciudad. El lugar donde el rey se sentía a salvo y seguro. El primer lugar que tomaríamos para conquistar aquel mundo.

- "¿Qué es lo primero que quieres hacer una vez seas reina y diosa de Nuniris?" - Pregunté en Egipcio antiguo a Encantadora. No quería que nadie conociese nuestros planes... no aún. - "Porque esta será la primera ciudad de muchas más y será nuestra en breve, mi diosa. Ningún mortal podrá pararnos aquí". - La dije con una sonrisa orgullosa en mi rostro.

Y es que... ¿qué sabía realmente de ella? Que quería formar un ejército con nuestros hijos y eso ya estaba en camino con nuestros primogénitos gestándose en ella. Que quería conquistar el mundo y estábamos en ello en ese momento, aunque no fuese el que queríamos, por alguno debíamos empezar. Que los mortales no eran más que criaturas que adornaban su vida y a quienes someter y destruir a su voluntad. Sabía que la gustaba sentirse protegida y eso se lo estaba dando... pero, ¿qué más ansiaba mi diosa?

La volví a mirar y la sonreí con dulzura. - Tu sólo has de pedir y yo me encargaré de que se te conceda. - La dije al fin agarrando su mano con la mía para luego acariciarla con mi pulgar con suavidad. - Mi Diosa entre las diosas.

Iba a ser sencillo hacernos con todo aquel mundo. Los palos, las flechas y las lanzas no eran rivales para los dioses y estaba claro que Encantadora y yo nos entendíamos cada vez mejor.

- Tiradas (1)
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01/03/2020, 11:54
Tek

El joven Tek se bajó obedientemente a sujetar los caballos, pero mientras lo hacía, miró al hombre acercarse a los dos guardias y enfrentarse a ellos. Si era un dios, tal y como parecía y ambos afirmaban ser, no eran rivales para ellos.

Por un momento, los guardias parecieron confundidos pero a Tek le dio la sensación de que finalmente, iban a aceptar sus palabras y dejarles pasar. Sin embargo, no estaba preparado para lo que vino a continuación. Ante sus ojos, en medio de un extraño brillo, la mujer se transformó en Aniisha, la hermosa e inigualable Aniisha, la mujer a quien amaba y qué le había entregado su amor, arriesgándose con ello a sufrir la ira del mismísimo Rey.

Tek soltó las riendas y comenzó a andar hacia Aniisha, mientras esta se aproximaba a su vez hacia los guardias para pedirles paso y esta vez sí, con claridad, los protectores de la Ciudad Imperial se sometían a su voluntad.

Solo la orden del hombre consiguió sacarlo de su hipnosis. Tek corrió de regreso al carro, se subió y lo llevó unos metros más adelante, en donde esperaban él y Aniisha. Cuando ambos se subieron, la proximidad de su amada le hizo sentirse extraño, como si estuviese en un sueño y de nuevo todo lo demás hubiera sido una pesadilla.

Solo cuando volvieron a hablar entre ellos se dio cuenta del engaño, aunque sus ojos continuaban mostrándole lo que quería ver. Aniisha se volvió hacia él, lo miró con su eterna sonrisa y a continuación, habló con el hombre.

Y mientras tanto, Tek guiaba el carro hacia el interior de la ciudad. Nadie podría detenerlos y él procuraría que nada le sucediese a su amada.

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01/03/2020, 12:12
Enchantress

Crear la ilusión de que era Aniisha me resultó tan sencillo, que fue casi un insulto a mis habilidades. Aun así, eran esos subterfugios los que convertían a los hombres en niños, y también los que harían que aquel mundo cayese bajo nuestro dominio.

Vandal tendió su mano para acompañar la ilusión y yo, Aniisha, deposité la mía sobre ella, dejándome llevar como si él me idolatrara, no solo de igual a igual como ambos hacíamos, sino en la forma de la débil mujer. Cuando los guardias se postraron ante mí, o ante nosotros, porque él había ya logrado su objetivo sin mi intervención, llamó a Tek para que trajese el carro.

-Oh, mi pobre Tek. Cuánto debe estar sufriendo. No puedes hacer eso. Él....

-Puedo hacer lo que yo quiera, mujer, pero lo que para ti es un sufrimiento, para él es un atisbo de aquello por lo que lucha. Verte a ti en mí, le dará el convencimiento para seguir sirviéndonos y, por consiguiente, continuar con vida.

Ante su mirada confusa, yo respondí con frialdad bajo aquellos ojos que sabía lo habían amado una vez, y con el fin de mantener su interés, acaricié su pecho ligeramente, dejando que la visión de los labios que había besado, lo encadenasen a mí para siempre.

Mientras nos adentrábamos en la ciudad, mi amado inmortal me preguntaba por el destino que buscaba y despertaba una sonrisa en mis labios.

-Ser Reina y Diosa es todo cuanto deseo. Primero Nuniris, y después...

Pero no pude terminar de hablar. Un dolor intenso hizo que mi cuerpo se doblase y que sus palabras se perdiesen en la brisa que nos rodeaba. Entonces, levanté mis ropas y observé mi vientre.

En aquellos momentos, el embarazo de nuestra progenie estaba tan avanzado como debía estarlo... varias semanas después. Estaba desarrollándose a mayor velocidad de lo esperado.

Sorprendida, miré a Vandal.

-Dentro de pocos días estaré de parto. Algo en este mundo hace que nuestros hijos crezcan más rápidamente de lo que deben -le informé, mirando hacia delante e intentando recuperar la compostura. Si todo continuaba al mismo ritmo, dentro de poco quedaría incapacitada y dependeríamos, nuestros hijos y yo, de Vandal, para sobrevivir. 

Segura de que no había nada que temer, agarré una de sus manos y la atraje de nuevo a mi vientre.

-Tú nos protegerás. Dependemos de ti.

Aquello era nuevo para mí. Hasta ese momento, en ninguno de los cuerpos que había habitado, había tenido que enfrentarme a algo así, pero jamás hasta entonces había recibido la semilla de un inmortal. Me sentía dichosa de llevarla y de que nuestros hijos fuesen los primeros de una línea de sangre que se perpetuaría hasta el final de los tiempos.

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01/03/2020, 12:32
DIRECTORA

Atravesasteis la puerta con suma facilidad y os adentrasteis en lo que era la Ciudad Real. El camino atravesó un pequeño camino que estaba rodeado por una especie de lago en el que hombres y mujeres reposaban y lavaban sus cuerpos, completamente desnudos y sin pudor alguno.

Algunos os miraron con curiosidad, pero la mayoría continuó haciendo lo mismo sin darle mayor importancia a aquel carro ni a las tres figuras que marchaban en él, entre otras cosas, porque una de ellas era la noble sacerdotisa de Umban y nadie dudaba de ella.

Finalmente, el carro llegó a una puerta que no estaba custodiada, pero que parecía conducir a la Sala del Trono. Tek detuvo el carro y a través de la puerta, pudisteis ver la grandiosidad del lugar.

Quien quiera que fuese el Rey de Umban, no solo no estaba en aquellos instantes, sino que además, parecía querer que la Ciudad Real fuese, además de un lugar de extraordinaria riqueza, también de un inigualable poder.

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01/03/2020, 14:35
Vandal Savage

Observé en silencio como nuestro acólito miraba a Encantadora. Él también había caído en el engaño y, aún sabiendo que estaba muerta, no podía resistirse a ella. Al menos mi orden le sacó de ese estado y regresó con el carro. Pero una vez los tres subidos en él, la escena se repitió.

El gesto de mi diosa hacia él, manipulándole con aquel gesto no supuso nada importante para mí. Sabía que era un juego para amarrarle a su lado y por fortuna, ella aún no había calado lo suficientemente profundo en mi interior como para sentir celos. Pero ese juego a la larga podría convertirse en un arma de doble filo, sobre todo si Encantadora decidía darle un poco más de cuerda a Tek, tras haber logrado conquistar mi corazón.

Maté a Chay-Ara y Khufu por celos. ¿Qué no haría que no hubiese hecho antes?

Pero no podía permitirme el lujo de adelantar acontecimientos ni de crear semillas de duda entre ambos. No cuando estaba claro que nos necesitábamos el uno al otro para continuar allí, porque cada vez éramos más importantes el uno para el otro.

Acariciaba la mano de Encantadora, escuchando su respuesta, cuando la vi doblarse con dolor. No me lo esperaba, ¿acaso el corazón de la sacerdotisa estaba fallando? La abracé, preocupado por aquel repentino gesto de dolor. - Dime que es, que te duele. - La dije enseguida, mirando su cuerpo buscando su mal y al subirse su ropa, me di cuenta de lo que estaba pasando.

Miré a Encantadora con verdadera sorpresa en mi rostro. - No podemos perder tiempo entonces. - Respondí a sus palabras. Ellos debían nacer bajo la protección de los Dioses y Reyes de Nuniris, no de quienes estuviesen peleando por su trono.

Me mantenía abrazado a ella, cuando esta tomó mi mano y la colocó en su vientre. La miré a los ojos y la sonreí orgulloso. - Sabes que siempre ha sido así y no va a cambiar ahora, mi diosa. Ellos estarán a salvo, al igual que tú a mi lado. - La dije mirándola a los ojos. - Para eso somos una familia basada en la divinidad de nuestra sangre. - La sonreí y nuevamente atraje su cuerpo hacia el mío, sin importarme a quien estuviesen viendo los demás en aquel carro, si a yun extranjero abrazando a Aniisha o a otra extraña, pera mí seguía siendo Encantadora, mi diosa, la madre de mi poderosa descendencia y mi futura reina.

Cruzar por aquel lago donde hombres y mujeres compartian su desnudez sin pudor ni tapujos hizo despertar en mí dos cosas: la necesidad de tomar un baño también y de aliviar mis más bajos instintos.

Pero todo aquello debía esperar. La prioridad absoluta era el rey del lugar y hacernos con el poder lo antes posible.

No separé mi abrazo protector sobre mi diosa en el trayecto, ni separé mi mano de su vientre, mirando siempre al frente, mientras que mi cabeza iba memorizando los lugares por donde íbamos pasando, buscando guardias que nos diesen problemas. Hasta que llegamos a nuestro destino y Tek detuvo el carro.

No habían guardias en la entrada de lo que parecía la Sala del Trono, algo que me sorprendió. Ayudé a descender a Encantadora, ahora con más cuidado que nunca, del carruaje. Luego miré a Tek. - Mantén tu lanza en tus manos. Tu prioridad ahora es cuidar de ella. No hay manera más clara de que veas que Aniisha aún vive dentro de ella, que pudiendo verla delante tuyo. - Le dije, ayudado por la proyección de Encantadora sobre su cuerpo, para continuar manipulando su débil mente mortal.

Sabía que, simplemente por el amor que le procesaba a su Aniisha, el joven mortal cumpliría con su parte. Ella era quien necesitaba protección extra, sobre todo si era yo quien acababa metido en otra clase de líos por nuestro bien.

Y con esas palabras, me adentré unos pasos en el Salón del Trono, pendiente de los sonidos o movimientos de sombras del lugar. Pareciéndome un lugar por el momento seguro, puesto que no había alerta de intrusos, tendí la mano a Encantadora la cual sostuve con delicadeza y comencé a caminar junto a ella en dirección al solitario trono.

Me gustaba el lugar. Era digno para mi diosa y para mí.

Mis conocimientos de milenios de guerras y batallas, harían de aquel lugar uno impenetrable. Mi descendencia crecería protegida y segura, junto con su madre y mi diosa, a quien no tardaría en amar como correspondía. Aquel mundo quedaría doblegado ante sus dioses y mi poder se mantendría vivo gracias a los sacrificios humanos que se harían en mi honor.

Pero antes, debía hacerme con el lugar.

En vista del silencio y paz de salón, me giré hacia nuestro mortal faldero.- ¿Cómo atraéis a vuestro rey cuando alguien quiere hablar con él? - La verdad era que lo que quería era someterle, pero tampoco tenía que explicarle todo a nadie.

- Tiradas (1)
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01/03/2020, 19:23
DIRECTORA

Al girarte, viste que la pared del fondo no era lisa, sino que tenía una fina línea vertical que parecía indicar la presencia de una puerta. No podías distinguirla demasiado bien, pero sí lo suficiente como para percatarte de su presencia.

Y entonces, como si alguien hubiese oído tus palabras, y antes de que el joven Tek respondiese, las puertas comenzaron a abrirse.

En lo alto de las escaleras apareció una figura imponente, acompañada de diez guardias como los que habíais dejado atrás. Dos de ellos se colocaron a ambos lados del que sin duda debía ser el Rey de Umban, mientras que los otros ocho se dispusieron a ambos lados, formando una hilera.

Nada más verlo, Tek se arrodilló a vuestro lado. Era obvio que para él, aquel ser era también un dios.  Casi al mismo tiempo, la figura se sentó en el trono y con una voz gutural y poderosa, habló para todos vosotros.

-No recuerdo que haya dado permiso a nadie para entrar en el Palacio. Dadme una buena razón para no ordenar vuestra muerte en este preciso momento.

En cuanto hubo pronunciado esas palabras, los ocho soldados enderezaron sus varas y os apuntaron con ellas.

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01/03/2020, 20:34
Vandal Savage

Al adentrarme un poco más, vi como la luz comenzó a pasar por lo que me dio la impresión de que era una puerta oculta. Por ella cruzaron varios guardias y el que debía ser el rey del lugar.

Poco duró la lealtad y la protección de Tek, quien al verle no tardó en arrodillarse ante él.

- Después de lo que me has visto hacer a mí, ¿aún te arrodillas a ante él? - Le pregunté al mortal con arrogancia en mi voz y mis palabras.

Al ver como se colocaban todos, no tuve más opción que ponerme delante de Encantadora y hablarla en egipcio antiguo - {No dudes en teleportarte y salir de aquí si esto se pone feo. Tú y nuestros hijos sois la prioridad.} - La dije al ver que no parecían haber reconocido a Aniisha en ella.

Quizás no se habían percatado aún de "su presencia" o pudiera ser que la ilusión se hubiese roto, pero eso solo habría pasado si Encantadora hubiera querido.

- Tú sacerdotisa de Umban ha requerido nuestra presencia aquí. ¿Acaso nos ha hecho viajar a través de vuestros portales para nada? ¿Así recibís a quienes han venido a salvar vuestro mundo? - En ese momento me erguí y alcé mi cabeza y mi voz ante todos. - ¿Así recibís a unos dioses?

Mi gesto, mi porte, mostraba que no temía a aquellos hombres y menos aún al que se encontraba frente a mí. No sabían con quien estaban jugando y solo la muerte les enseñaría el camino...

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01/03/2020, 20:51
Enchantress

Nuestra entrada había sido veloz y sencilla. A mi memoria venían ráfagas de algunos de los lugares que había conquistado cuando me encontraba junto a mi hermano, y en cada uno de ellos, la sangre teñía nuestras armas y cubría el suelo como un mar embravecido.

Pero aquel lugar era muy diferente.

Podía percibir el poder en él, la seguridad de quien quisiera que gobernaba allí, no era como los demás. Más bien, se parecía a nosotros.

Vandal habló en voz alta y sin que nadie le respondiese, unas puertas al final del salón se abrieron y toda una comitiva caminó hasta llegar al trono, y con aquella figura que pretendía ser imponente, una decena de soldados.

Vi como a nuestro lado, Tek se arrodillaba.

-Es Ra. Arrodíllate antes de que acabe contigo.

-Yo no me arrodillo ante nadie, porque nadie es más poderoso que yo y mucho menos estando ambos. Vandal solo podría destruirle pero entre los dos, será como si jamás hubiera existido.

Casi inmediatamente, las palabras de Vandal en el idioma antiguo llegaron hasta mí, pero yo negué con la cabeza. Nada iba a hacerme huir.

-{No huiré por nadie y nuestros hijos jamás tendrán motivos para avergonzarse de su madre} -le respondí a Vandal, antes de avanzar unos pasos.

En cualquier caso, Vandal no perdió tiempo y se giró hacia él, retándolo todavía con la ilusión que me envolvía, y yo hablé como si Aniisha hablase realmente.

-Honorable Ra. He venido con el dios de dioses. Este es Vandal Savage, inmortal. No es su vida la que corre peligro sino la tuya. Ha acudido para derrotar a los Krahn y salvar a nuestro mundo del caos.

Mi presencia debía darme la capacidad adicional para desarmar a todos cuantos nos amenazaban pero por si acaso, me preparé para atacar junto a mi inmortal.

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01/03/2020, 21:33
Ra

Ambos esperabais que Ra se sometiese, ya fuese por la persuasión de Vandal o la de Encantadora con su realidad alterada, pero su respuesta fue completamente diferente.

Ra empezó a reírse.

-JA JA JA JA JA. Así que tú -le dijo a Vandal -la proteges a ella, porque lleva a tus hijos en su interior. Puede teletransportarse y es tan poderosa como tú, pero además, está intentando engañarme con una pobre ilusión que no es digna de engañarme.

Ra se puso en pie y se alejó un par de pasos del trono.

-Ninguno de los dos sois rivales para mí, pero al menos he de reconocer que resultáis de lo más entretenidos.

Al fondo, la puerta por la que habíais entrado se cerró al igual que se había abierto el otro lado, dejandoos completamente aislados o al menos, con una sola forma de escapar de allí, obviamente, que no era sino pasando por encima del tal Ra. Pero este no iba a dejaros marchar tan fácilmente, al igual que tampoco iba a permitir que dos "supuestos" dioses, hicieran lo que quisieran.

-Creo que he oído hablar de vosotros. Cuando mi sacerdotisa me pidió permiso para traer héroes con los que enfrentarse a los Krahn, no sabía que ya estaban aquí, pero me pareció divertido, además de interesante. Como soy generoso, os daré la opción de escoger vuestro destino. Podéis uniros a mi ejército y ayudadme a conquistar este y el resto de mundos, cuando mi nave regrese, o podéis... morir aquí mismo. 

Y tras decir aquello, pulsó un botón y la máscara desapareció, dejando al descubierto su verdadero rostro.

Ese no era el rostro de alguien que se dejase amedrentar, y por lo que habíais visto, tampoco era alguien que se dejase engañar. Ahora, Umban ya no era la víctima propiciatoria que esperabais. Quizás lo fueseis vosotros.

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03/03/2020, 21:09
Vandal Savage

Encantadora no quiso abandonar. Para mí lo más importante era ella, aún sin mis hijos, porque ya no era mi semilla lo que portaba, sino mi descendencia, ella seguiría siendo lo más importante. Yo podía morir y volver a la vida una y mil veces, como estos últimos 52.000 años, aunque aque lugar parecía debilitarme la sangre y carne de la sacerdotisa me habían dado suficientes fuerzas como para saber que no debía temer nada. No aún, porque mi inmortalidad volvía a estar intacta.

Y la sangre de mi diosa fluía por mi cuerpo también. Eso era quizás lo más importante de todo.

Pero ella... la acababa de traer de la muerte y había visto como me había afectado. Sin quererlo se había convertido en mi debilidad. Lo fue en la mansión Wayne y lo era ahora. Pero lejos de incomodarme su gesto me hizo sonreír levemente hacia ella. Si todo iba bien, mi sangre aún la protegería de la muerte y si no, quizás la unión de nuestros no-natos... con que uno de ellos heredase mi inmortalidad, el vínculo que mantenía materno los mantendría a los tres a salvo.

Difícil pero no improbable.

Pero no consideraba humillante huir, ni algo vergonzoso. No cuando podría ser la diferencia entre vivir y morir y yo no temía a la muerte porque no me llevaría por siempre con ella. En cambio el cuerpo que habitaba Encantadora era otra cosa y para ella debía ser una opción.

Miré sorprendido al rey cuando este rompió a reír y sus palabras enseguida de descubrieron.

-{No voy a doblegarme porque alguien que entienda este idioma descubra algunos secretos de mi diosa y míos. Además, no son los dioses los que se arrodillan ante los reyes.} - Le respondí serio y cierto tono de desprecio en mi voz. Tono que se reflejó en mi mirada.

- {Salvo que tengas algo más que diez guardias armados, un intelecto lo suficientemente alto como para que sus ilusiones no funcionen contigo y conocimiento de un lenguaje tan antiguo como este, creo que deberías empezar a sopesar el resto de tus opciones o puede que no llegues a ver jamás esa nave que esperas. No en esta vida al menos.} - Le respondí al rey que tanto nos subestimaba. Y esa era la clave: las ilusiones de Encantadora y mías, no funcionarían con él, pero sí lo hacían con sus guardias.

Pero debía guardarme para mí que yo también era capaz de manipular la realidad, así como mi inmortalidad o que Encantadora podría sacarnos de allí a los dos con solo tocarme y desearlo.

Poder generar ilusiones nos daba una oportunidad de volver a sus propios hombres en su contra, pero necesitaría la ayuda de mi diosa y no delatarnos con aquella idea. Por eso usaba aquel antiguo idioma para comunicarme con ambos.  Cualquier ventaja sobre los guardias, nos daría ventaja sobre él.

Que estuviese tan confiado y nos subestimase era bueno para nosotros, solo debíamos saber aprovecahrlo.

En sus palabras pude leer más y cuando se descubrió el rostro estas se confirmaron. No era de este mundo, como nosotros.  Quizás a él le afectaba de otra manera aquel lugar, como a Superman el Sol. Pero si su sacerdotisa temía tanto a aquellos enemigos como para hacernos venir para salvarlos, era porque aquel rey era vulnerable. Mortal.

Y si no, ¿por qué conformarse con ser un simple rey, pudiendo ser un dios?

- {Si tan poderoso eres, ¿cómo es que aún no has conquistado este mundo?} - Le respondí con soberbia en mi voz mientras trataba de analizar sus gestos* ante mis palabras, buscando irritarle y ver su temple, esbozando una tenue sonrisa en mi rostro al tiempo que le mostabra así que no le temía.

- {Creo que te equivocas con el trato, Ra.} - Me mantuve frío y con las manos a mi espalda. - {Deberías comenzar a replanteártelo antes de que no haya marcha atrás.}

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Tirada de advertir/notar para eso. Si fuese solamente percepción, se cuenta el 9 en lugar de 12 y así no hacemos mil tiradas.

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03/03/2020, 21:29
Enchantress

Los dioses no se doblegan.

Los dioses no toleran el desprecio o las burlas por parte de seres inferiores.

Pero nosotros, no éramos los únicos dioses que habitaban en el universo. Yo misma aún debía hallar a mi otra mitad, además de al resto de mis compañeros que habitábamos en el inframundo. Y Vandal, un dios terrenal, podía ser uno más de muchos que, al igual que él, hubiesen pasado de la vida mortal a la inmortal, empujados por el destino.

Así, cuando mi amado inmortal le habló a aquel ser, Ra, con la seriedad y convicción que le otorgaba su estatus, el de aquel que se sabía superior y por tanto, no le temía a nadie, mis ojos brillaron, sintiendo que su confianza era la mía, y que su sangre, mezclada con la que le había ofrecido, era un escudo que nos protegería a todos, a él, a mí y a nuestros hijos aún por nacer, de cualquier ataque o daño. La conexión entre ambos era poderosa; podía sentirla a mi alrededor. 

Y a pesar de todo eso, sus palabras recibieron el mayor de los desprecios por parte de Ra.

Mi furia aumentó proporcionalmente al sonido de sus risas, una burla en su boca, que no demostraba lo que debía.

-Cesa en tus burlas y arrodíllate ante nosotros, o tu desprecio recibirá una muerte lenta antes de que puedas hacer algo para evitarla -le dije, escupiendo un veneno que sabía había mantenido bajo control, pero que no lograría detener si aquel ser se empeñaba en actuar como una vil serpiente.

Pero no tardé demasiado en darme cuenta de que quizás, aquella burla, no era sino lo mismo que Vandal y yo sentíamos por los demás. Puro desprecio por quienes eran menos que nosotros. Si eso era así, si en verdad aquella voz hablaba, no porque dudase de nuestro poder, sino porque se sentía superior, habíamos encontrado lo único que no debíamos hallar.

Otro dios.

Su desdén resultaba insultante y mientras como diosa, deseaba aplastar su cuerpo contra el suelo y destrozar su rostro detrás de aquella máscara, al mismo tiempo, como hechicera, sentía curiosidad por saber de dónde provenía y qué era lo que buscaba.

-Él es Ra, el sumo dios a quien el mismo Sol adora, me dijo Aniisha.

-El Sol solo adora al Sol. Ra... es algo más, le respondí yo. Calla y déjame hacer.

En ese momento, oímos como la puerta se cerraba a nuestra espalda, dando la sensación de que habíamos caído en una trampa. ¿De verdad era eso?  La situación no me puso nerviosa, pero si me creó la sensación de que debíamos actuar. Además, su ultimátum no dejaba lugar a dudas. Si era un dios, al igual que nosotros, la batalla sería difícil. Si era un humano, su muerte debía ser tan horrible como merecía. En cualquiera de los dos casos, la espera empezaba a hacerse intolerable, y es que la paciencia nunca había estado de mi lado; más bien, todo lo contrario.

Consideré la posibilidad de huir, pero mientras lo hacía, Vandal continuó hablando, demostrando su valía y también su valor. Los dioses no se arrodillaban ante los reyes, pero yo... cada vez estaba más convencida de que era mucho más que eso. A pesar de todo, supe notar en las palabras de Vandal el ligero cambio de tono al hablar de los diez guardias. Nuestros ojos se encontraron en un breve suspiro y al instante comprendí que entre los dos, podíamos salir de allí. Huir y sobrevivir, para destruir en otro momento.

Vandal continuó desafiándolo, intentando que perdiese su capacidad para pensar con lógica y que se abalanzase. En la irracionalidad estaba la derrota; en la ilusión, nuestro futuro.

Todo mi cuerpo se preparó entonces para el choque entre los tres. De una manera u otra, aquel salón se llenaría de sangre y una guerra empezaría, justo en aquel lugar, y solo podía tener un destino.

Nuestra victoria.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Lanzo para teletransportar y seguirte la estrategia cuando ataques o él ataque.

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04/03/2020, 20:26
Tek

Nadie había visto jamás el rostro de Ra, pero al verlo, Tek sintió verdadero miedo. Nunca lo había experimentado hasta ese momento, incluso cuando el hombre lo ahogó y estuvo a punto de matarle. Pero al ver la cara de Ra, sus ojos, sus gestos... supo que era temible, y que nadie podría enfrentarse a él.

¿Cómo se había atrevido a desafiarle? Aquellos dos, el hombre y la mujer, eran poderosos, pero no podían compararse con Ra. Él era más fuerte, era... el auténtico dios.

Y entones, se acordó de Aniisha. Lo había hecho por ella, por estar a su lado, por proteger lo que quedaba de ella y continuar a su lado hasta el final. El miedo disminuyó de intensidad, aunque no desapareció completamente. Lo hizo lo suficiente como para permitirle mirar a Ra a los ojos y también al hombre y la mujer, que lo desafiaban sin dudar.

Si ellos se atrevían, él también lo haría.

Agachado en el suelo, sus manos se cerraron entorno a la lanza, esperando su momento.

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04/03/2020, 20:36
Ra

Ra no variaba demasiado el gesto, pero su actitud de seguridad no le pasó desapercibido a Vandal, que vio en él, no una rata cobarde capaz de abandonarlo todo o arrodillarse, sino justamente lo opuesto. Su cuerpo se enderezó completamente, sus brazos se separaron un poco del torso y Ra movió el cuello hacia ambos lados, como si se estuviese liberando de la presión o... se preparara para una pelea.

Vandal tuvo claro que parecía más bien esto último.

Ante la amenaza de Encantadora, Ra volvió a reírse, esta vez, de forma más comedida, pero no fue eso lo que acabó por definir qué era, sino lo que dijo a continuación.

-No soy un rey. Un rey se conformaría con un solo lugar, o un solo mundo. Yo aspiro a todo el universo. Este planeta es solo... un pequeño aperitivo mientras mi ejército llega y con él, créeme, nadie podrá resistírseme. Pero todas vuestras ilusiones o vuestra... capacidad de teletransporte, no podrá vencerme. Por supuesto, huir es siempre una buena opción. Podéis hacerlo ahora mismo, si queréis. Al igual que no me divertiría aplastar una hormiga, tampoco encontraría satisfacción en hacer lo mismo con vosotros. Así que, os invito a que os marchéis... ahora, o de lo contrario, ni todas las ilusiones del mundo podrán evitar que vuestras cenizas formen parte del suelo de este salón.

Lentamente, alzó las manos, y una especie de fulgor empezó a formarse en ellas. Eran dos acúmulos de energía, y si hacía lo que parecía, toda esa energía no tardaría en encontrar dos objetivos: Vandal y Encantadora.

-Tic... tac... tic... -dijo en voz alta Ra, mientras en sus brazos, la energía continuaba acumulándose.

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05/03/2020, 20:23
Vandal Savage

La situación se iba tensando por segundos y las cartas se iban colocando poco a poco sobre la mesa. Empezaba a ver que nuestra baza no era quizás la mejor, puesto que esperaba que nos lanzase a los guardias, no que se comportase como si fuese a saltar sobre mí para darme una paliza brutal. Y menos aún esperaba lo que nos mostró al final.

Mis ojos se desviaron levemente hacia mi diosa cuando esta habló. Parecía estar más que dispuesta a llegar hasta el final y yo solo podía hacer una cosa: confiar en ella. Ella sería quien juzgaría si debíamos huir o seguir luchando, porque me sabía con fuerzas para derrotar a aquella bestia que se alzaba ante nosotros y que empezaba a divagar y a contradecirse a sí mismo con quien era y lo que era.

Pero no podía evitar dejar de pensar en ella, de preocuparme por su seguridad y la de nuestros hijos.

Mientras me movía lentamente por el poco sitio que teníamos libre, observé al chico que nos acompañaba y su mirada. Había determinación en ella, saltaría como un perro de presa, pero ¿cuánto viviría?

No es que me importase demasiado su miserable vida de mortal, pero sí la información que nos pudiese proporcionar llegado el momento. Con disimulo pisé su lanza, obligándole a mantenerla en el suelo y la presión que notaría en la mano sería suficiente para que me mirase. Cuando lo hizo, le negé con la cabeza.

No era su momento.

- Deberías saber que no se debe atacar cuando no se va a ganar. - Dije al chico, pero girando mi cabeza hacia Ra al tiempo que hablaba. Esperaba que al menos Tek tuviese suficiente cabeza como para captar el mensaje, aunque mi voz sonó tan desafiante como pretendía, retando así a Ra y su... magia.

Quizás mis palabras le hiciesen pensar a Tek en nuestro encuentro y con que facilidad hubiese muerto en mis manos, de no ser por la intervención de mi diosa y su sacerdotisa muerta.

- Y dime que clase de... ser eres que no paras de contradecirte. Primero nos amenazas con matarnos, te proclamas rey y ahora dices que no lo eres y que nos podemos ir... pero tus manos, tu energía en ellas no me dice lo mismo. ¿Acaso debería tomarte en serio? - Le indiqué con seguridad sin temor en mi voz viendo como esa energía iba creciendo.

Esperaba ser lo suficientemente rápido, puesto que se dice que quien golpea primero, golpea dos veces. Y su prepotencia y su tic-tac me estaban dando ese tiempo extra que necesitaba.

Sabía que Encantadora estaría lista para seguirme o a malas, sacarnos de allí, así que, primero la distracción. Lancé el fardo que llevaba en mi mano hacia el rostro de Ra. Mi intención no era golpearle con dureza alguna, sino que fijase su vista en él el tiempo suficiente, incluso que le desconcentrase el tiempo necesario para que la daga que guardaba en la funda, saliese de ella guiada por mi mano y volase hacia su cabeza.

Su ojo era mi objetivo.

La hoja de la daga era suficientemente larga como para atravesarle el órgano y penetrar en su cerebro. No le mataría, pero si le dejaría lo suficientemente tocado como para rematarle con facilidad. De ser una de mis dagas o llevarlas todas encima, el ataque hubiera sido de otra manera, pero aquella daga era ceremonial, no de combate y no podía fiarme de su dureza frente al hueso y menos aún con alguien como aquel sujeto que teníamos delante.

Pero era lo que tenía y con eso debía pelear.

Yo era la amenaza real, así que los guardias me atacarían a mí, no a mi diosa y menos aún al chico, si es que era listo y sabía quedarse arrodillado y sin meterse. Era el momento de generar también la confusión en sus cabezas y opté por lo básico. Me verían en Ra y si me miraban verían a su señor.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Ok, dejo las que creo oportunas (antes grabo el turno): iniciativa, ataque con daga/arma a distancia (que es la misma puntuación así que no hay problema para elegir) y manipulación de la realidad, que creo que son las necesarias por ahora.

Uff... caca de tiradas xDD