Partida Rol por web

El joven se lanzó también. Se notaba que la experiencia jugaba a favor del joven humano, y después de un rato, consiguió quebrar la ventaja de la distancia que aportaba la lanza y atacar a Imhol, impactándole en un brazo.

Del golpe el ventante dejó caer la lanza al suelo y se llevó la otra mano al biceps derecho para reducir el dolor del impacto romo.

Después miró el suelo y supo lo que le tocaba.

¿Alguien quiere hacer una interpretación conmigo?

El joven observó como su amigo se tiraba al suelo y hacía los ejercicios. Podía parecer algo duro de llevar, pero su padre le había entrenado así, lo que había potenciado su habilidad y fuerza, cosa que nunca le agradecería lo suficiente.

Cuando Imhol terminó, se puso de nuevo en guardia. La espada de madera, horizontal, apuntaba hacia su amigo, con el brazo que la esgrimía medio extendido. El otro brazo quedaba detrás, listo para golpear, apoyar el golpe, bloquear o cualquier otra acción necesaria. El ventante se puso en pie, y esgrimió la lanza con torpeza…

Finalmente, se lanzó a por él. La agilidad inicial de Imhol sólo le dio una leve ventaja al principio, ya que enseguida la habilidad prevaleció. En un golpe que tenía intención de “traspasar” a Kromwill, éste se echó a un lado mientras el golpe venía, pero no se quedó ahí, sino que agarró la lanza y redirigió el golpe hacia el suelo. La lanza se hundió en la tierra removida, ralentizando a su adversario lo suficiente para que le diera un leve toquecito en la cabeza con su arma.

-Creo que tienes que volver al suelo-dijo el joven humano, alegremente, pero sin intención de herir ni fanfarronearse.

Imhol emiitó una queja mientras se giraba sonriendo hacia Kromwill.

-Todavía me queda mucho.

Dicho eso se tira al suelo y comienza a hacer de nuevo los ejercicios, sus músculos ya flaquean, pues no está nada acostumbrado a un ejercicio físico tan exagerado como las flexiones.

La primera la consiguió, la segunda a duras penas fue concluida, la tercera necesitó toda su fuerza restante. En la cuarta cayó al suelo y no tuvo más remedio que girar sobre si mismo y ponerse bocarriba.

-Uf - Dijo mientras recuperaba el aliento.

Un adolescente Elius caminaba distraídamente por las calles de Fenwood. Aquel día, le había tocado la tarea más aburrida de ser aprendiz de curandero: "Hacer los recados", como le solía llamar Elius. Consistía en llevar medicinas a las casas de los enfermos que no podían ir a recogerlas. Paquetitos de hojas para hacer infusiones, ungüentos ya preparados... Hasta un niño podría hacerlo. Y esa era la parte que le molestaba un poco a Elius: ya no era tan niño. La única parte buena es que durante las visitas, pasaba un agradable rato hablando con los pacientes o sus familiares, pero era pequeño comparado con los paseos en solitario de una casa a otra y que eran el principal motivo de su aburrimiento.

A lo lejos, cerca de la casa de Kromwill, distinguió una figura con un pelo azul, y se le iluminó la cara:

- ¡¡EH, IMHOL!! ¡¡ESPERA!! - gritó Elius saludándole desde lejos. Imhol dio un respingo y miró hacia donde él estaba. Corrió hacia allí y al llegar, recuperó un poco el aliento y sonrió - ¡Hola! ¿qué, vienes de entrenar con Kromwill y su padre?

Imhol se dio la vuelta y miró a Elius. Desde que Kromwill les había presentado, el ventante siempre lo había considerado como una persona muy sensata, alguien con quien poder compartir una agradable conversación.

- Sí, menuda paliza me he pegado - Respondió al tiempo que lanzaba un suspiro. - ¿A dónde vas? - Preguntó interesado, lo cierto es que no tenía nada más que hacer durante todo el día y sería interesante, como siempre, compartirlo con Elius.

Los dos soles calentaban el ambiente como si de una olla se tratase.

El entrenamiento con el padre de Kromwill estaba funcionando bien y ya le había hecho el encargo de comprarse una lanza, de modo que se había dirigido a la casa del herrero del pueblo algunos días atrás y el encargo debía estar listo hoy.

Cuando llegó y preguntó por su arma, el herrero comentó que le faltaban los últimos retoques y que regresase en un par de horas. Imhol no consideró conveniente alejarse demasiado, de modo que salió al exterior de la casa y se sentó a la sombra de un árbol a esperar mientras que el refrescante viento recorría todo su cuerpo.

- Tengo que hacer unos recados, llevar unas curas de casa en casa, ¿quieres acompañarme? No es muy divertido, pero al menos podemos ir hablando por el camino. - Le dije, esperanzado. El cansancio se veía reflejado en los ojos de Imhol, así que Elius rápidamente rectificó su propuesta - Claro, que si estás muy cansado, no te preocupes y vete a casa. Podemos dejarlo para otro día.

No quería que Imhol se sintiese obligado a acompañarle, pero sabía que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, así que de antemano ya conocía su respuesta. "Que buen chico es", pensó Elius para sí mismo.

-No - respondió Imhol - Ni todo el cansancio del mundo te libraría de mi - Añadió a modo de broma mientras comenzó a andar junto a Elius.

Tras unos segundos en que nadie dijo nada, el ventante se dispuso a romper el silencio.

- ¿Y a quién tienes hoy en la lista? He oído que la señora Rerna estaba bastante enferma, ¿pasaremos a visitarla?

- Sí, la pobre ha cogido una gripe que le impide respirar bien. No es muy grave, pero con su edad, la salud ya no es lo que era y le ha afectado demasiado. - dijo Elius con preocupación - También hay que ir a casa de un campesino que el otro día tuvo un accidente: su propio animal de carga le aplastó una pierna. Se recuperará, pero hay que cambiarle las vendas.

Los dos amigos empezaron a andar por las callejuelas de la aldea mientras Elius iba enumarando una lista de los pacientes que tenían que visitar. No eran muchos, pero las casas estaban un poco separadas unas de otras, por lo que aún les quedaba un rato para acabar.

- Bueno, ¿cómo llevas los entrenamientos? -comentó Elius para cambiar de tema - Con todo lo que entrenáis, de aquí a nada os pedirán que seais guardias de la ciudad... ¡y no tendréis nada de tiempo libre! - añadió con una sonrisa llena de picardía.

-La verdad es que Reinhert es bastante estricto con el entrenamiento, pero estoy bastante contento, hace un tiempo no era capaz de hacer cinco flexiones seguidas, y ahora las hago sin cansarme. - Giramos una esquina y un perro pasa corriendo a nuestro lado - Aunque sí es cierto que a penas tengo tiempo ahora para hacer otras cosas... De hecho hacía bastante que no coincidíamos los dos solos sin que ninguno tuviese prisa por hacer algo.

Ante el dúo se veía ya la primera de las casas que había que visitar.

Tienes razón, y ahora que lo dices... ¿puedo comentarte algo y que quede entre los dos? - preguntó Elius con semblante serio. Los ojos de sorpresa de su compañero le invitaron a continuar - Como últimamente pasas más tiempo con Kromwill, ¿no le has notado algo... alicaído?

Durante un momento Imhol se detuvo y lanzó una mirada al cielo como si aquello le ayudase a pensar. ¿Kromwill alicaído? No, que él supiera, pero también era verdad que nunca había sido demasiado bueno cazando los sentimientos de los demás, quizás tuviese la depresión más grande del mundo, que mientras no lo dijera, el ventante a penas se enteraría. Bueno, no literalmente, pero casi.

-No, la verdad, no le he visto actuar raro, ¿por qué lo dices? - Preguntó interesado en el tema sin reanudar la marcha.

- Bueno, igual es sólo una impresión mía... Pero no sé, me ha parecido verle un poco triste últimamente. Al principio pensaba que podía haber tenido alguna discusión con su familia... pero le he observado, y su relación es tan buena como siempre. - dijo Elius convencido. - Otra teoría que tengo es que a lo mejor alguna chica que le gustaba le hubiese dicho otra vez que no... ¡Pero eso le pasa siempre, ya debería estar acostumbrado!

Enconces, Elius miró al suelo un poco avergonzado y continuó - Le pregunté al propio Kromwill, pero esquivó el tema de manera sutil y no sé si es que no quería hablar de ello o realmente no le ocurre nada y mi imaginación ha echado a volar.

-No se - Respondió Imhol continuando dándole vueltas a la cabeza - La única chica con que le he visto estar últimamente ha sido con Gloria - Añadió restándole importancia al asunto, pues en su cabeza no se había encendido la luz que iluminase esa posibilidad.

-Pero seguro que tienes razón, siempre está detrás de alguna... Quizás deberíamos hablar con él.

- ¡Claro! ¡Cómo no se me ha ocurrido antes! Seguro que a Gloria se lo ha contado para recibir consejo femenino... Gloria es nuestra mejor amiga, y le dirá cómo actuar - dedujo Elius con convencimiento. - Me da un poco de respeto inmiscuirme en sus asuntos, ya te digo que le pregunté y cambió de tema restándole importancia...

-¿Y de verdad crees que alguna vez diría que sí le pasa algo? - preguntó Imhol reanudando de nuevo la marcha - A mi no, al menos - añadió el ventante analizando si quizás Kromwill confiase más en el resto del grupo. Era probable que con Gloria si tuviese más confianza en esos temas por ser mujer, pero dudaba si estaba al mismo nivel que el resto.