Partida Rol por web

- ¿Crecido? ¡Mira quien fue a hablar! -digo riéndome mientras abrazo a Arbahin (o al menos, eso intento, pues su corpulencia no está muy indicada para que un humano le de abrazos). Tras ello, dedico una amplia sonrisa a los demás y me acerco a ellos para darles un apretón de manos y les comento aliviado- Imhol, Gruntah, ¡vosotros sin embargo seguís como siempre! No sabéis cuánto me alegro, ¡temía que todos hubieráis cambiado tanto que no os reconociera! Siento el retraso, por cierto, nos ocurrió un incidente a poca distancia de la aldea.

Por un instante, se me ensombrece la cara por el recuerdo, pero mi sonrisa vuelve al ver a Gloria, a la que aún no he saludado. Ya no es la niña de nuestra infancia, ni la jovencita de nuestra adolescencia, sino una mujer hecha y derecha. Al acercarme a ella, le cojo suavemente la mano y se la beso con una galantería sobreactuada:

- Vos, mi señora, seguís tan bella como una orquídea bañada por el rocío del amanecer -confío en que Gloria no haya olvidado las bromas que solía hacer, comportándome con ella como si me encontrara con la mísmisima princesa del continente.

Tras esto, me siento al lado de Arbahin, feliz de estar por fin en aquel lugar.

El abrazo de Elius lo sorprende, pero no lo rechaza, aunque se siente algo raro el ser abrazado. Con suavidad palmea la espalda de su amigo y lo hace lo más suave que puede, conciente de que podría romperle un hueso con facilidad. Aun así se alegra de comprobar que su compañero no esta tan flaco como antes, su cuerpo tiene mas musculatura, auque obviamente no rivalizaría con ningún guerrero se lo ve sumamente saludable.
-Bah, al lado mío todos son pequeños- bromeo, lo cual también era raro pues no solía bromear. Pero ante sus amigos y después de tanto tiempo, se sentía verdaderamente feliz. Cuando menciono el percance, Arbahin se puso serio-. Nosotros también tuvimos “percances”… ¿un payaso? ¿Con dos espadas?
Sabía muy bien que su respuesta seria un si. Pero las palabras de Elius para con Gloria hiciera que el licántropo dejara esa cuestión para mas tarde, estaban casi todos reunidos. Solo faltaba el guerrero, Kromwill…

-Olvida lo que dije- se sento con suavidad, no queria que la silla de Eleara se rompiera por su peso.

Gloria sintió una punzada entre ilusión de estar con Elius de nuevo, y decepción por Kromwill....aún no habñia llegado.

-Siempre siendo demasiado Galán Elius. Me alegro de que estes bien, de verdad, nos tuviste preocupados.

Las palabras de Arbahin no sabía si eran dirigidas a ella, pero no las tomó importancia, ya que él tenía razón. Tenía demasiado apego a Kromwill...quizás un aspecto que debería cambiar de ahora en adelante. Ya no eran niños, y quizás aquel "amor" ahora solo fueran cenizas.

El draconiano sacudió la cabeza cuando se mencionó el tema del bufón y esperó pacientemente a que explicara lo sucedido y el por qué de su retraso. Ya estaba más que acostumbrado a las efusivas demostraciones de afecto de los humanos, y símplemente sabía que necesitaban del contacto físico. Estrechó la mano de su compañero y amigo, notando el encallecimiento de sus palmas, y apretó con fuerza para demostrarle que le había echado en falta.

- Estábamos preocupados, Elius. ¿Qué te ha ocurrido?

Tras sentarme y pensar en las palabras de Arbahin, miro con unos ojos como platos a mi amigo.

- ¿Cómo...? ¡Exacto! ¿Cómo lo has sabido? -pregunto muy sorprendido, y de repente caigo en la cuenta y continuo con sincera preocupación- ¡No me digas que también te atacaron a ti! ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? Debiste huír de ellos si luego nos asaltaron a nosotros...

Los demás me miran con incomprensión ante mi mezcla de pensamientos en voz alta y la oleada de preguntas a Arbahin, así que respiro un momento y explico, dirigiéndome a todos, en especial a Gruntah que me había preguntado:

- Cuando no quedaba mucho por llegar a la aldea, Kromwill y yo fuimos atacados por dos tipos extraños. Como bien dice Arbahin, eran como payasos armados con peligrosas espadas. Lo que más me sorprendió fue la mecánica de sus movimientos, no parecían... sentir nada. -Una expresión contrariada cruza mi rostro, recordando las reflexiones internas que había tenido sobre aquellos individuos.- De cualquier manera, gracias a los dioses que Kromwill estaba allí porque se deshizo de los dos. Los detalles de la pelea los deberá contar él, yo... bueno, a duras penas pude defenderme -finalizo con una sonrisa, obviando la parte de la historia en la que fui herido. No quería preocupar a mis amigos nada más llegar, así que esperaría a que llegara Kromwill para contar esa parte.

Arbahin arrugó el ceño, dandole un aspecto intimidante. Ya no habia duda de que esas cosas estaban tras todos ellos, solo habia que saber porque demonios los querian muertos.

-Arbahin no huye- dijo con un tono algo fuerte, pero luego lo suaviso cuando continuó-. Maté al maldito, era rapido y no sentia dolor. Pero es obvio que enviaron uno por cada uno de nosotros- con sus garras tamborilleo sobre la tabla de la mesa, pensativo-. Habia olido a Kromwill en ti, asi que supuse que estaban juntos- evitó mirar a Gloria, pues habia temido que el guerrero estuviera herido y por eso no habia llegado, pero solo se habia retrasado-. ¿Vendrá mas tarde?

Un poco azorado, miro a Arbahin.

- No pretendía ofenderte, compañero, ya sé que tú eres un valiente, -le digo sinceramente- sólo que no se me había ocurrido que hubiese más de esas cosas...

"Y menos que nos persiguieran a cada uno... ¿con qué motivo? ¿que querrían? Esto es cada vez más desconcertante." pienso para mí mismo.

- Kromwill no debería tardar en venir, fue a ver a sus padres. -Comento tranquilizando al grupo- Como digo, si no llega a ser por él... Fue una situación cómica, ya que nos encontramos en el camino pero no nos reconocimos el uno al otro -aclaro riendo- así que luchamos codo con codo sin saber quiénes eramos.

"Típico de Kromwill: Defendiendo al más débil sin preocuparse de quien era. ¡Que suerte tenemos de conocer a alguien tan bueno!", este pensamiento me hace sonreir con orgullo.

Cuando Elius habló de su enfrentamiento junto a Kromwill, Gruntah se aproximó, echándose levemente sobre la mesa, y lo miró fijamente. Su cuerpo sinuoso se movía en silencio, roto quizás por el roce de la túnica contra las escamas. Había una duda que tenía el draconiano y quería que se la resolviera.

- ¿Llegó a atacarte? ¿Te cortó con el filo de sus hojas? - dijo, posando las manos sobre él y mostrando el corte en su piel, fino y casi curado - Arbahin y yo fuimos heridos, y eran hojas envenenadas. Nos duró poco el efecto, pero me resulta extraño que criaturas tan extrañas y evidentemente mágicas no tuvieran unas armas mejores. ¿Podrías echarnos un vistazo y ver si hay algo venenoso en nuestra sangre?

Gruntah estaba algo paranoico, porque había muchas preguntas sin respuesta. No estaba de más ser precavido.

Sales de tu casa con un asunto menos del que preocuparte, aunque con una perspectiva igual de complicada enfrente con el reencuentro con tus amigos. Sin embargo, la idea de no acudir, y más después de haber visto a Elius, es como una brasa de hoguera en tu pecho. Así pues, encaminas tus pasos a la Gav-Kosh, la posada principal del pueblo, dispuesto para la reunión. Dado que ya estabas en tu casa, recortas la distancia en un espacio de tiempo corto, y para cuando quieres darte cuenta se alza frente a ti uno de los enormes árboles del bosque de Fenwood con un edificio adosado a varios metros del suelo, el cómo está colgado te es un misterio como siempre. La mejor manera de subir, unas escaleras de caracol de madera permiten el acceso hasta la balustrada del piso superior, que tiene todo un balcón para asomarse. Entonces, cuando estás acercándote a la escalera, una voz femenina llama tu atención desde arriba.

-¡El hijo pródigo ha llegado! Vamos, date prisa en subir guerrero, tienes a todo el mundo esperándote. -La garganta que entona las palabras se repliega entonces, esperándote arriba hasta que subes. Y frente a ti, una vez arriba, te encuentras a Eleara, la hija del dueño de la posada. Si bien parecía difícil, está aun más guapa que la última vez que la viste hace tres años. -Pero no te quedes ahí parado, vamos para dentro. Entra directo, ya te llevaré lo que quieras después de todos los saludos que les debes. -Se cuela primero en el local, y luego va delante hacia los reservados, señalándote el Nº 2 cuando llegais hasta ahí. -Si ya sabía yo que lo ibais a conseguir todos. Venga, venga. -Y te deja ahí, alejándose hacia la barra con paso firme.

Escuchais un paso firme al otro lado de la pared del reservado, seguida con un paso más lento y sonoro, propio de la persona que porta una armadura pesada. El paso de Eleara se detiene frente a la puerta, y entonces podeis oir su voz diciendo:

-Si ya sabía yo que lo ibais a conseguir todos. Venga, venga. -Y entonces sus pasos se alejan, probablemente en dirección a la barra.

-Y ahí llega Kromwill - Digo feliz y a la espera de que el humano entrase.

Eleara le guió por la taberna, sin dejarle decir ni una palabra a pesar de los intentos de Kromwill. Y al final, allí estaba, ante el reservado en el que estaban sus amigos.

"Y aquí estamos otra vez... sólo que ahora no estoy entero. Pero no deben darse cuenta... espero que no se den cuenta..."

Así que inspiró aire, compuso una sonrisa y se preparó a entrar. Kromwill abrió de un portazo, entro riendo y dijo:

-¡Ya estoy aquí! Me alegro de volver a veros, pero si no iba a ver a mis padres, me mataban.

Las palabras de Elius lo habian avergonzado visiblemente, por un instante habia sido el mismo orgulloso tonto de siempre, era bueno saber que su compañero no se habia molestado. En cambio Arbahin si sintio mal, como si hubiera retrocedido todo lo bueno que habia cambiado. Asi que apoyo su mano en el hombro del curandero diciendo:

-No te preocupes amigo, nunca me ofenderia- esperaba que con eso pudiera reparar un poco su error. Deberia pensar las cosas antes de decirlas.

Unos pocos segundos despues, Kromwill hizo acto de presencia. Por un momento el rostro de Arbahin se mostró extrañado, como si algo estuviera mal. El olor, Kromwill no olia como siempre. Habia algo enturbiando su escencia, como si algo estuviera podrido, pero no era el mismo olor. No lograba identificarlo. Supuso que deberia ser el rastro de veneno que le dejaron esas cosas sin vida que lo atacaron.

Asi que se levanto tirando la silla y estrecho la mano del guerrero. Era obvio que el guerrero estaba mucho mas musculoso, altletico y alto que cuando se despidieron. Era increible que pudiera crecer aun mas. Esperaba que viera que el licantropo tambien habia crecido, era mas musculoso y su pelaje era mas largo. Claro que la sangre de su hombro habia secado en casi todo su pecho pero aun asi se veia imponente.

-Tardaste mucho- dijo con una sonrisa lobuna-. Tantos golpes en la cabeza hicieron que olvidaras donde estaba la taberna.

Al fin estaban todos juntos...

- Llevar esa enorme armadura te hace lento, Kromwill - Digo alegre cuando entra - La próxima vez contigo quedamos un día antes para que llegues cuando el resto - Añado como broma, evidentemente no había llegado tarde, pero una broma entre amigos nunca estaba de más.

Por un momento, cuando miras a Kromwill lo ves tal y como es, todo él reflejado en el aura que puedes percibir. Pero al instante siguiente, cuando Arbahin hace que se gire ligeramente al sacudirle la mano provoca también un retortijón en ese cúmulo que ves y una repentina oleada de oscuridad y abominación recorre todo el espectro que estabas viendo sobre el guerrero. Hay algo temiblemente oscuro en él, y ahora que te fijas puedes ver la sombra de la culpa en la zona que todavía reconoces como la de Kromwill.

Abro la boca para responder a Gruntah, pero justo entonces oímos a Eleara hablar tras la puerta del reservado, así que cambiando de opinión, le digo:

- Gruntah, luego te cuento. Parece que Kromwill ya llega.

Tras irrumpir en la sala con la alegría que le caracteriza, Kromwill completa el grupo de amigos. "Ya está, ya estamos todos. Que ganas tenía de que llegara este momento..." pienso feliz.

Como yo ya he saludado a Kromwill anteriormente, me limito a sonreir y a decirle:

- Hola de nuevo.

Gloria sonrió cuando escuchó de nuevo a Eleara, y ésta vez se quedó a medio levantarse de su sitio. Miró a Kromwill y algo en él había cambiado, algo había perturbado su aura. Su corazón estaba acelerado, pero esta vez no era de amor....era mas bien...miedo.

La sacerdotisa se levantó completamente de su asiento y se dirigió a la puerta.

Perdonad, creo que Eleara olvidó mi té. - dijo excusandose y al pasar al lado de Kromwill solo dijo - -Bien...bienvenido

Y salió del reservado.

- ¡Maldita sea! ¿Qué coméis para estar tan grandes? ¡Un día de estos incluso Gloria será más grande que yo! - dijo, posando la garra sobre el hombro de Kromwill para luego mirarle a los ojos - Imhol, deberíamos espabilar antes de que estos tipos nos dejen al tamaño de kobolds...

Durante unos segundos pareció haber visto algo extraño en el recién llegado, porque apretó la mandíbula y agitó la cola, para luego sacudir la cabeza.

- Me alegro de verte, Krom. De veras.

Sonrió a Gloria, pero su sonrisa se apagó un poco al ver que se marchaba a toda prisa de allí.

-¿Ha pasado algo?-preguntó, procurando sonar confiado de sí mismo.

"¿Acaso lo ha notado?" pensó con preocupación. Inconscientemente empezó a llevarse la mano derecha a su hombro izquierdo, pero se dió cuenta a tiempo, y fingió sacudirse algo de la capa.

-Yo también me alegro mucho de veros a todos. Elius, ¿estás bien?

Arbahin se apartó justo a tiempo para que pasara Gloria, olia el miedo en ella, eso lo sorprendió tanto que el pelaje de su espalda se puso de punta como si hubiera un enemigo cerca. Pero solo estaba ellos, amigos y compañeros desde hace años.

-No tengo idea- murmuro el licantropo, habia tanto que no conocia del comportamiento humano que podia estar pasando algo por alto. Se encogio de hombros, esperando que no fuera nada-. Mucha emocion de golpe.

Era raro que al fin estuvieran juntos, si bien la sombra del ataque aun sobrevolaba el ambiente. Pero la felicidad superaba cualquier problema.