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15 de Fuego del Hogar, Tarde, Este de Helgen

Hati se dedicó a revisar los alrededores en busca de un rastro que pudiera seguir, la exploradora no pareció costarle mucho encontrar una ruta y anunció que podíais seguir hacia el noreste, que parecía haber un rastro claro en esa dirección que coincidía con lo que podía ser la niña que buscabais.

15 de Fuego del Hogar, Tarde, Este de Helgen

Hati busca un rastro por unos instantes y pronto encuentra un rastro que podría ser el de la niña que estamos buscando. Indica que debemos seguir hacia el noreste, donde el rastro continúa. Miro al grupo y apoyo la iniciativa:

 - "Vamos entonces. Si hay huellas, hay alguien que las hizo."

Por lo menos eso descarta la idea de que sea un espectro o alguna clase de espíritu. Entonces, mi mente cambia completamente y entiendo que sí es una niña la que buscamos y debemos encontrarla antes de que le pase algo. Quizás cuanto tiempo ha pasado hambre y frío.

Apuro el paso, decidido a encontrarla y ayudarla.

Entre toda aquella paz, vio como la pelirroja se movía por el lugar en busca de alguna pista que les indicara por donde podría estar la niña. Sin embargo, el solo observar como trataba de encontrar un rastro, sin poder ayudar mucho mas, hacia que se sintiera un poco inútil. 

En cuanto lo tuvieron, no tardaron el retomar la marcha en la dirección señalada, y de pronto al guardia le había entrado la prisa y le vio adelantar a la rastreadora con aire decidido.

- Deberíamos pensar en un plan de acción. Comento mientras caminaban, pues no sabían con lo que se iban a encontrar. No sabemos que o quien retiene a esa niña y si la encontramos a lo mejor no esta sola en esta ocasión. Recuerdo que no parecía muy asustada cuando se oyó el graznido siniestro. Mas bien preocupada por nosotros.

Seretide se apoyó sobre su cayado y caminó, cerrando la comitiva, entornando los ojos, sin realizar mucho esfuerzo por adaptarse a los cambios de luz en la foresta- Ciertamente...-dijo, en respuesta a Eldrid, al ver cómo avanzaban presurosos la nórdica pelirroja y el hombre que las acompañaba- Es posible que haya alguna clase de sortilegio vinculado a esta situación, y precísamente por eso deberíamos proceder con cautela. - comentó, bajando la voz ligeramente, y mirando hacia los lados, con curiosidad y cierta preocupación.

- Lo que está claro es que no llegaremos al fondo de este asunto si no alcanzamos aquello que le preocupa a esa cría.- comentó- Así que, nos guste o no, nos tendremos que enfrentar a algo que quizá nos erice la piel. 

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La exploradora empezó a buscar un rastro, que lo encontró, y este os dirigía hacia el noreste, a lo profundo del pinar. Manchas de nieve poblaban la zona, moteando el suelo de blancos, verdes y pardos, Hati se mostraba partidaria de la cautela. Aunque no parecía muy centrada en vuestra conversación, sino en el camino que debía buscar para hallar a la misteriosa niña.

Miraba alrededor mientras seguía a la pelirroja, que estaba enfrascada en no perder el rastro mas que a la conversación. Pero no se le podía reprochar.

- Si... respondió frunciendo el ceño al menos por las descripciones que dan de los encuentros... parece que hay magia de por medio. De ser así, de estar la elfa en lo cierto, aquello podría ser mucho mas complicado de lo que se imaginaban. 
El rastro llevaba cada vez mas al interior del bosque, lo que hizo que escudriñase todo su alrededor aun mas. Si tan solo pudieran encontrarla a solas, como la otra vez, tal vez podrían hablar con ella, esclarecer que es lo que estaba pasando. La angustia se colo en ella, necesitaba ayudar a aquella niña.

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Caminamos siguiendo el rastro de Hati un buen rato más mientras Eldrid y Seretide discuten acerca de lo que puede estar detrás de esta situación. Me encojo de hombros mientras hablo:

 - "No tengo idea de magia ni nada de eso, pero si sangra, puedo enfrentarlo."

Mis palabras son seguras pero no puedo evitar pensar en el incidente de los guerreros y el dragón. Claro que puedo enfrentarlos, aunque no necesariamente derrotarlos. 

La verdad es que no soy un guerrero demasiado entrenado, pero no tengo miedo y lucharé lo que sea necesario para acabar con lo que mantiene a esa niña indefensa acá en el bosque.

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Hati os fue conduciendo a la sombra la cordillera, una sendero que ascendía a las faldas orientales de la Garganta del Mundo, la montaña más alta de Tamriel, donde parecía que seguía el rastro. Parecía que ibais por el buen camino, pues no tardasteis mucho en dar con los restos de un viejo campamento.

Ya reclamado por la vegetación, se podían apreciar las cicatrices que había dejado aquel improvisado asentamiento en forma de telas, madera cortada, huecos de hoguera y, especialmente, un pendón raído de tonos azulados con la cabeza de un oso en él. No os fue muy difícil saber a quien perteneció ese campamento: a los Capas de la Tormenta, los rebeldes nórdicos leales a Ulfric Capa de la Tormenta en la guerra civil de hacía veinte años. La cabeza de oso era el emblema de Ventalia, emblema que aun se conserva.

El hallazgo no era extraordinario, aquel que escarbara suficiente por el territorio agreste de Skyrim podía terminar por descubrir los restos de esos sombríos días para los nórdicos. Pero aquello no era vuestro destino, el rastro seguía, según comentó Hati, más hacia el norte. Unos pasos más allá descubristeis otra señal, esta no era de los antiguos rebeldes nórdicos, sino el de una calavera de venado colgando de las ramas de un árbol.

Tu atención a lo que te rodeaba mientras avanzabais no reveló nada en especial, pero sí pudiste apreciar que a medida que seguíais adelante el ambiente del bosque se iba haciendo más silencioso y los animales más escasos.

Era una sensación creciente de que algo allí no era del todo natural.

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Nuestro camino nos lleva por zonas del bosque que no había recorrido nunca. Cuando pasamos por los restos de ese antiguo campamento de Capas de Tormenta, me quedo un momento pasmado. No es que me sorprenda lo que mis ojos ven, sino que golpea gran parte de lo que supe como historia de mi familia. Es algo de lo que no he hablado con nadie, pero el tema de la rebelión es algo que marcó para siempre a toda mi sangre.

Pero la vida sigue, así como siguió la vida en Skyrim cuando los nórdicos perdieron en su grito por la libertad.

"A veces siento vergüenza de saber que soy un nórdico descendiente de orgullosos guerreros pero en el fondo no soy más que un peón imperial más. No sé qué sentir y evito con todo mi corazón pensar en qué es lo que sentirían mis ancestros."

Continúo mis pasos, intentando volver a poner atención en los alrededores para estar preparado por si somos atacados de alguna manera, pero mi mente sigue orbitando al pasado, las cosas que sucedieron y lo que no sucedió. Lo diferente que sería la vida si las cosas hubiesen sido de otra manera.

Finalmente llegamos a una zona donde una calavera de venado colgando no recibe. Me pongo en alerta mientras intento pensar en qué es lo que significa sin que puedan emboscarnos.

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Aunque mientras avanzaban, no veía nada fuera de lo normal y todo parecía estar en orden por los alrededores del grupo, poco a poco y paso a paso se fue dando cuenta que había algo que no estaba bien, algo en el ambiente que le decía que algo peligroso acechaba.

En cualquier otra ocasión, el encontrarse con un campamento abandonado de los capas de la tormenta, habría supuesto una gran emoción y no habría dudado un instante en registrarlo entero en busca de algún pequeño tesoro que se hubiera dejado atrás. Nunca había estado de acuerdo con aquella mentalidad que profesaban los capas. Aunque de pequeña no lo entendía, cuando creció y aprendió pudo darle sentido a todo.

Siguieron caminando, dejando atrás el campamento que nada tenía que ofrecerles, y aquella sensación de que algo estaba mal creía por momentos, hasta que se dio cuenta de lo que era. No había ruidos, ni siquiera el de trinar de las aves, de hecho apenas habían visto alguno desde que se adentraron en la espesura.

- Que mala espina me da esto… No hay ningún ruido que no sea el de nuestras pisadas… Eso no es bueno, nunca lo es. No terminaba de decir aquellas palabras cuando se toparon con la calavera allí colocada. Muuuuuuuuuuy mala espina.

Siguió la comitiva, mirando alrededor con su vista capaz de escudriñar en la oscuridad, examinando los restos del campamento de los Capas de Tormenta con el semblante de quien está acostumbrado a observar la muerte, guardando respetuoso silencio a su paso y siguiendo a la exploradora nuevamente, antes de el grupo se topase con la calavera de venado que parecía marcar de alguna manea el lugar

- Ciertamente se debería escuchar al menos el viento, o el trasiego de alguna alimaña.-apuntó, abriendo mucho los encarnados ojos, preocupada- Apuesto lo que sea a que si este asunto de la pequeña misteriosa realmente estuviese relacionado con un aquelarre... De seguro una calavera de venado sería un adorno ideal para marcar el punto de reunión. 

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El hallazgo de la calavera de venado no espoleó ninguna otra reacción más, pero había un inusual silencio que impregnaba todo el sitio. El campamento, mudo y reclamado por la naturaleza, os contemplaba inerte mientras decidíais si seguir adelante o no.

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- ¿Renegados?- dijo, insegura- Y una cría misteriosa...-añadió, mirando entonces a sus acompañantes- Y tres nórdicos junto a mí. Genial. -concluyó, encogiéndose de hombros- Esto no me gusta nada. Pero ya estamos aquí. Y de seguro hay quien ya sabe que andamos fisgoneando. ¿Seguimos?

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El cráneo que vemos es el símbolo que representa a los Renegados, bandidos bretones que odian a los nórdicos por sobre todo el resto. No es que me importen demasiado pues no temo a los idiotas esos, pero hay que tener cuidado de cuidar bien la elección de las batallas a luchar.

Escucho a Seretide y sonrío a sus palabras mientras le contesto:

 - "¿Es miedo lo que oigo en tu voz?"

Me río un poco mientras la miro a los ojos, con buen humor, antes de continuar:

 - "Piensa positivo. Si nos encontramos con esos perdedores, te ignorarán para atacarnos a nosotros. Continuemos."

Avanzo, ignorando la señal que nos indica que es territorio de los rufianes y que deberíamos alejarnos. Simplemente, no me interesa contra quienes nos debemos enfrenar para así rescatar a esta niña: Hombres, bestias, todos iguales para mí pues una pequeño nos necesita y no me detendré por una estúpida señal abandonada en el bosque.

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