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17 de Última Semilla. Noche. Riften

Habías podido disfrutar de uno de esos días en familia, una comilona como ninguna otra a la que estuvieras acostumbrada habitualmente en la casa de tu tío Brynjolf en Riften. Durante unas horas las cuitas, los problemas o las dificultades pasaron a un segundo plano en favor de una concordia familiar que podría ser la envidia de muchas otras, tu tío Brynjolf era un hombre de éxito en Riften, uno de los mercaderes más respetados de la comarca y cuyos negocios alcanzaban varios puntos de Skyrim. Bajo la protección de la jarl Maven Espino Negro, la familia había obtenido un éxito comercial que era la envidia de la mayoría.

Tras un banquete con todos los platos imaginables, habías decidido salir al balcón de la mansión de tu tío a que te diera el aire. La noche de Riften te acariciaba húmeda y henchida de olor a pescado llegado de los caladeros, era un aroma, o hedor, que se te pegaba en el cuerpo y contrastaba con el olor a incienso del interior de la casa de tu tío. Un minuto bastó para que la puerta detrás de ti se abriera, apareció tu tío con una sonrisa amplia y amable.

Niña. saludó con cariño, a veces, antes que tu tío, te recordaba a un abuelo por la edad que llevaba a sus espaldas. ¿Disfrutando de la brisa nocturna? No te culpo, el ambiente está un poco cargado, tu primo Fammel ya está bebiendo a espuertas, animando al resto a hacerlo también. se apoyó en la barandilla del balcón, contempló el paisaje como lo hacías tú. Cuéntame, ¿cómo te va todo?

El olor, esa era una de las cosas a las que no conseguía acostumbrarse cuando visitaba Riften, demasiado fuerte para ella. Pero era preferible a ver como su padre y su primo competía por ver quien bebía más. Sobre todo porque Famel tendía a ser muy voceras. Se rio para ella misma, mientras se apoyaba en la baranda, se lo iba a pasar genial por la mañana haciendo que su resaca fuese más molesta de lo que debería.

Giro la cabeza para ver a su tío salir por la puerta del balcón cuando este le hablo y le sonrió de vuelta. De alguna manera, solía ser el quien les arrastraba de vuelta a casa de niños.

- Por la mañana se quejara de que le duele la cabeza respondió con una sonrisa de medio lado, era obvio que lo iba a disfrutar. Todo bien, sobre todo desde que me dejan viajar a mi sola para hacer algunos negocios. Aunque padre se queja de que tardo más de lo necesario. Termino cruzándose de brazos y poniendo morros. ¡Pero es que no puedo evitarlo!

Tu tío recibió con una sonrisa animosa tu actitud, la verdad es que tu padre siempre dijo que te parecías mucho a él, aunque a veces lo decía con cierta reticencia. En muchos sentidos, Brynjolf era un niño más junto a tu primo y a ti, a pesar de su edad se resistía a dejarse vencer por la nostalgia como tantos otros de su quinta.

Eso bueno, niña. asintió con aprobación al escucharte. A tu edad también no paraba quieto, viajé por todo Skyrim para que no se dijera que no había visto mundo. señaló la plaza del mercado. Y cuando estuve listo empecé ahí mismo, en esa plaza, en un pequeño puesto.. hasta donde he llegado ahora. sonrió, ahora sí, con la nostalgia en el rostro. Al escuchar tu último comentario empezó a reír con sinceras carcajadas. Desde luego has salido a tu viejo tío, niña. Ese es el espíritu, curiosidad insaciable, saberlo todo.. pero.. te dio un golpecito en la nariz como hacia cuando eras pequeña. ..procurando mantener un poco de sentido común, quiero ver crecer a mi sobrina.

De nuevo el silencio nocturno, aunque de dentro se escuchaba algo de barullo. El veterano nórdico te miró intrigado.

¿Adónde irás ahora? ¿Dónde te llevarán tus pasos? preguntó con curiosidad.

Le escuchaba atentamente, siempre lo hacía... maaaas o menos, mientras no dijera que no podian ir a algún sitio, esa parte siempre era ignorada. Pero para las demás cosas... Dejo escapar una risilla cuando le golpeo la nariz. 

- Ya crecí tío, dijo con una sonrisa Tengo 22 años ¿recuerdas? Además, no es como si no supiera defenderme. Y era cierto, en cuanto pudo con el peso de una espada, los guardias de Ivar no tuvieron escapatoria, los había molestado hasta el punto de que se resignaron a enseñarle a usarla. También el hombre que estaba ahora a su lado había contribuido, recordaba bien los días que ella y Famel pasaban aprendiendo. Aunque ahora que lo pensaba con más detenimiento... Seguramente había sido una estrategia para mantener a los dos niños ocupados y a la vista. Mm... El mundo está lleno de tesoros, aventuras, cuevas que explorar (las de casa ya estaban más que saqueadas)... Son tantos lugares que no se por cual decidirme. Iré allí donde me lleve el viento. Dijo echándose hacia atrás con los brazos extendidos y las manos agarrando con fuerza la baranda. 

Claro que has crecido. soltó una buena carcajada sin perder la sonrisa. Una mujer hermosa y resuelta, como tu madre. asintió con convencimiento.

Tu tío te escuchó sin intervenir, complacido al escuchar tus metas y tus deseos. Quedó reflexivo durante unos instantes mientras echaba una ojeada a las puertas de la casa a vuestras espaldas. Luego te miró a ti, con esa mirada infantil que trama travesuras.

A medianoche, cuando todos estén borrachos.. ve a la puerta de la mansión. Te mostraré algo. sonrió con complicidad mientras volvía a la fiesta. Pero lo primero, es la familia. Los Canción de Silencio debemos mantenernos unidos, la fuerza de la sangre nos hace capaces de superar cualquier reto que nos propongamos. Nunca olvides esto, niña. Allí donde no llegues tú, llegará otro. habló convencido de estas palabras mientras regresaba a la celebración, nada más abrir se escuchó un coro de carcajadas liderado por Fammel que, a todas luces, ya estaba borracho.

Se sonrojó levemente por el cumplido y ensancho su sonrisa. Pero el gesto pronto cambio a uno de confusión y acto seguido a uno de curiosidad. Torció la cabeza mirando a su tío, que podía ver como en un momento la joven explotaría preguntando que le iba a enseñar, ansiosa por saber que seria. Tal vez por eso mismo no le dejo tiempo antes de continuar hablando.

Una agradable sensación de calidez le lleno el pecho, al escucharle. Desde luego que todos ellos eran lo primero, siempre lo habían sido y siempre lo serian. No iba a irse de viaje así porque si y olvidarse de ellos, siempre podría regresar a un hogar, a gente que la quería tanto como ella les quería. Siempre unida, no lo olvidare. Le contesto mientras veía como volvía adentro. Ella tardo un poco más, volvió su rostro al cielo para ver la luna. El astro aún no estaba en lo más alto. Y de nuevo se preguntó que iba a enseñarle. Encogió los hombros sonriendo para ella. Mejor volver adentro y disfrutar del buen ambiente. Tal vez podría hacer que Famel se cayera de tanto beber y despertarle a voces por la mañana. Se rió de nuevo. "Todos borrachos... ¿eh?" Sería Muy divertido ver a Malia en estado de embriaguez. 

La vuelta al salón fue un simposio de lo que debía ser una buena celebración familiar, un exaltado Fammel desafiaba a tu padre a un duelo de bebida mientras tu madre, tu tía y prima se mantenían al margen de la intensidad de los varones. En un momento de lucidez, Fammel brindó porque tu tío Brynjolf se uniera a la refriega, algo que rechazó diplomáticamente con una sonrisa burlona.

A ti te cogieron las mujeres comentando sobre la moda en Soledad o en Cyrodiil, de eso tu tía Constance sabía bastante y tu prima se unía entusiasta a la conversación que, probablemente, tú ibas a encontrar aburrida. Una más discreta Hetha evitaba ser el centro de esa conversación en la que se veía en desventaja, tu madre no se caracterizaba por apreciar en exceso la moda, pero tampoco le disgustaba ir bien vestida.

Un grito de un victorioso Fammel irrumpió en el salón atrayendo todas las miradas, con grandes risas se abrazó a tu padre celebrando la feliz victoria de su sobrino. Brynjolf aplaudió la gesta tomando él mismo una pinta, alzando la jarra por si mismo hacia ti para que no hicieras ascos en participar del banquete. De esa guisa fue pasando la celebración, el clan Canción de Silencio, reunidos en la gran familia que erais. Cerca de las once de la noche, alguien llamó a la puerta y fue el mismo Brynjolf quien se acercó a abrir, viste en él un gesto de circunstancia, no se esperaba ninguna visita a esas horas..

No pudo escapar a tiempo de su tía y de su prima. Ya no es que la conversación fuera aburrida, es que era una tortura, Ahora sentía la necesidad de servirse una buena jarra, al menos para poder aguantar aquello. Así que ante el grito de Famel, levanto la vista hacia los dos hombres y no pudo evitar reírse, acercándose a la mesa para aprovechar a escapar de la infernal conversación y tomar algo, al tiempo que le gritaba a su primo y a su padre que a ver quién de los dos conseguía beber de dos jarras a la vez. Sonrió a su tío, mientras volvía, jarra en mano, con las mujeres.

Cuando picaron a la puerta, al principio no le dio mucha importancia, hasta que vio la cara de Brynjolf. Seguía escuchando la conversación, sin perder de vista lo que transcurría en la entrada de la mansión. Su tío le había prometido enseñarle algo y esperaba que aquella visita no lo estropease. La curiosidad la reconcomía por dentro. 

Tu arenga fue recibida por tu primo como un desafío y tu padre, lejos de echarse atrás, también presentó batalla. En poco menos de un minuto ya estaban enzarzados de nuevo para ver quien podía con más. Tu madre marcó una leve sonrisa, pero tu tía y Malia se mostraron algo más reprobatorias, quizá condescendientes.

Pasaron cinco minutos y tu tío no regresaba, nadie parecía haber reparado en su ausencia. La celebración seguía su curso, con una absoluta normalidad. En un momento dado, tu primo cayó redondo contra la mesa alzando como campeón a tu padre que, lejos de disfrutar de las viandas del campeón, también se derrumbó sobre la mesa en conjunto con su sobrino.

Lejos de seguir con la fiesta, y al ver que su tío no se encontraba entre ellos, se dirigió a la puerta, sin darle mucha más importancia a los demás. En su cara un gesto de molestia en su siempre sonriente rostro, como el de una niña pequeña que se acaba de quedar sin su juguete. Pues no se iba a quedar con la curiosidad, ¡no señor! Iría a buscarle ella misma.

Se acercó a la puerta de la mansión, abriéndola y mirando hacia ambos lados de la calle mientras cerraba con suavidad tras ella. Probablemente su madre y su tía se encargarían de los dos intoxicados que se acababan de desplomar sobre la mesa, así que no había mucho de lo que preocuparse, no la echarían en falta por el momento. 

En realidad no tuviste que buscar demasiado, viste a tu tío hablando con alguien en el porche de la entrada de la casa. Susurraban, pudiste ver que era una mujer por sus formas e iba encapuchada, y cuando apareciste cesó la conversación y ambos se volvieron hacia la puerta. En las penumbras viste el rostro ensombrecido de una mujer, pero que no podías apreciar al detalle por las sombras de la noche.

Niña, saliste antes de hora. sonrió, pero sin molestia alguna. Perdona.. vino una buena amiga a verme, ven.. creo que la conoces, aunque aun eras pequeña. te invitó a acercarte y a los primeros pasos pudiste ver que no se trataba de una humana, sino de una dunmer. ¿Recuerdas a Karliah? Es una buena amiga, de los negocios de tu tío. la verdad es que se notaba el cariño de tu tío hacia esa mujer, admiración quizá. Puede que no recordabas a la dunmer, pero retazos de tu niñez de esa mujer de piel de ébano tomándote en brazos con una sonrisa.

La mujer se movía con una soltura casi sobrenatural, no escuchaste sus pisadas. Ceñía un peto de cuero junto a un poncho negro con capucha, completaban el conjunto brazales y espinilleras de cuero, al acercarse a ti te mostró una sonrisa leve.

Pequeña Eldrid. dijo con gesto cálido. Has crecido mucho.. por lo que quizá ya no tan pequeña. era seria al hablar a pesar de las leves sonrisas y su actitud cercana. Disculpa que haya robado unos minutos a tu tío, pero la fortuna me permitido volverte a ver, ¿cómo te va todo?

"ups... pillada, tenía que haber salido al balcón" Pensó al recibir la pequeña regañina y soltar una leve risa. La verdad es que viéndola un poco más de cerca, recordaba a alguien como ella, pero vagamente.

- Uhu... me acuerdo un poco dijo asintiendo Lo siento tío, temía que te escaparas, no volvieras a tiempo y me dejaras con la curiosidad confeso. Luego volvió a dirigirse a la mujer sonriendo. No... Soy yo quien debe disculparse, estoy un poco ansiosa esta noche, gracias a él dijo señalando a su tío, no quería interrumpir. Ciertamente ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi sonrió. Cosa que se debía a vivir en otro lugar, aunque tampoco es que de niña le diese mucha importancia, en aquellos días su objetivo era divertirse mucho. 

La dunmer movió la cabeza restando importancia, a pesar de su seriedad te mostraba aprecio de alguna manera.

Hoy celebráis una reunión familiar, soy una intrusa. dijo, pero ante esas palabras tu tío intervino con seriedad renegando de ellas, afirmando que Karliah la consideraba parte de su familia. Ello se ganó una leve sonrisa por parte de la mer, pero antes de que pudiera decir nada tanto ella como tu tío se quedaron alerta. Fue un gesto automático, casi imprevisible para ti, la dunmer te apartó con una agilidad sobrenatural casi a tiempo de algo que no alcanzaste a ver.

Todo sucedió muy deprisa, Karliah desenvainó dos espadas cortas que no llegaste a ver que tenía, de las sombras aparecieron dos embozados que se abalanzaron sobre vosotros mientras tu tío también se ponía en guardia. Su mirada era de absoluta sorpresa, no se esperaba algo así, pero por suerte Karliah sí estaba armada y encaró a los dos asesinos que venían a por vosotros.

La dunmer se movía con esa agilidad que te había apartado y, descubriste, que se trataba de un virote clavado en la madera de la casa. Viste otro cerca de tu tío que había sorteado con habilidad, Karliah trataba de mantener a ralla a los dos asesinos, y aunque poseía una habilidad sorprendente, poco a poco le iban ganando terreno.

¡Marchaos! ¡Los retendré cuanto pueda! dijo la mer centrada en el combate. Tu tío dudó, pero al verte a ti toda duda se disipó, se acercó a ti y te cogió casi en volandas.

Niña, vamos.. sal de aquí. ordenó con un tono que no admitía discusión, te puso en pie antes de que pudieras reaccionar y señaló hacia la puerta de la casa. ¡Entra a casa! ¡Aprisa! ¡Avisa a la familia! Hay que.. ugh.. la mirada de tu tío se tornó lívida de golpe, gimió y se encorvó. Un virote se había clavado en su espalda, y caía de rodillas frente a ti mientras seguía. Corre, niña.. hay que avisarles.. fuera.. largo.. ¡Fuera!

Karliah no fue ajena a ese ataque, uno de los asesinos había podido disparar una pequeña ballesta de mano, pero la respuesta de la dunmer fue brutal. De un corte de sus espadas cortó la mano del asesino que aulló de dolor, y antes de que pudiera reaccionar ensartó el cuello del embozado. 

Tenías delante de ti a tu tío en el suelo con un virote clavado en el omóplato, pidiéndote que avisaras a tu familia y a Karliah luchando contra el asesino restante, la dunmer también parecía herida.

Apenas pudo reaccionar, en un momento estaban conversando tan ricamente y de repente todo fue caos. Y ella se encontró en el suelo y un virote clavado en la madera y su tío tirando de ella y dirigiéndola a la puerta de la casa. ¿Qué estaba pasando? ¿Y porque querían hacerles daño? Habría entrado en casa, pero justo vio cómo su querido tío caía al suelo con un virote clavado en la espalda.

- ¡NO! ¡TIO! Grito al tiempo que se arrodillaba y le cogía por un brazo intentando levantarlo, No podía dejarlo allí herido, no tenían nada para defenderse, y a pesar de que Karliah parecía herida, aun podría defenderse. Avisaría al resto sí, pero no iba a dejarle allí. Tal vez con un poco de suerte, entre los gritos y el ruido de batalla los guardias acudiesen.

- ¡MADRE! ¡TIA CONSTANCE! ¡AYUDA! grito hacia la puerta, tirando de él, maldiciendo el momento en que decidió, hacer que su primo y su padre cayeran redondos embriagados por el alcohol. 

Pesaba demasiado, era más grande que ella y sin un poquito de ayuda de su parte no iba a poder hacer nada. Tenía que hacer algo y rápido, principalmente necesitaba algo con lo que ayudar a la dunmer. 

- Aguanta un poquito tío, en seguida vuelvo le dijo, sin saber si la podía oír, sin saber cuan grave era la herida y corrió adentro de la casa, agitada y dando voces. Diciéndoles que se pusieran a salvo, mientras ella buscaba un arma. Nadie hacía daño a su familia y salía impune.

Tus gritos de alarma no llegaron solo a la mansión de la familia, sino que también recorrieron las calles de Riften. Como una exhalación, unos pocos segundos bastaron para que tu madre apareciera junto a tu tía lanzando un grito de terror al ver la escena. Malia también había salido y junto a su madre socorrieron a tu tío, ayudándote a llevarlo dentro.

Fuera Karliah seguía enfrascada en la pelea con el asesino, pero dado que había acabado en un punto muerto, el embozado lanzó una bomba de humo enturbiando la visión de la dunmer. Segundos después llegaba la guardia y el asesino había desaparecido, perdido en las tinieblas. Karliah parecía tenerlo localizado, pero la guardia la rodeó con lanzas y espadas prestas, parecían haberla confundido con una de las asaltantes por su indumentaria. 

¡Alto! ¡No te muevas! ladró uno de los guardias. Tu madre había vuelto dentro para intentar despertar a tu padre y primo, a tu tío se lo llevaban dentro su esposa y su hija, ayudadas por ti. Karliah se mostraba impotente, sin poder perseguir al asesino restante y les gritaba que se apartaran.

La tensión crecía por momentos, y las cosas no parecían que fueran a calmarse.

Giro la cabeza y frunció el ceño, ¿qué diantres hacían esos estúpidos que no estaban persiguiendo al otro asesino? Al ver que Malia y Constance tenían bien sujeto a su tío, se separó de ellas y se dirigió a Karliah.

- ¡Dejadla en paz! ¡Deberíais estar persiguiendo al otro que se ha escapado! No iba a dejar que la culpasen a ella, que había sido quien les había salvado. Intento calmarse, respirando profundamente, ahora mismo tenia los nervios crispados. Deberías ir dentro, hablo dirigiéndose a la dunmer. Estas herida. Además, acabaste con uno, tal vez podamos averiguar quiénes eran y porque nos atacaron.

Ante tu intervención, los guardias dudaron unos segundos antes de deponer las armas, Karliah miró por donde había desaparecido el asesino mascullando una maldición. Te miró a los ojos y asintió con gravedad.

Entremos, ese asesino ya tiene demasiada ventaja. dijo enojada por la situación, se abrió paso entre los guardias casi a empellones. 

A los diez minutos habían colocado a tu tío en una cama, tanto tu madre como tu tía atendían a Brynjolf, pero Karliah desde el umbral de la habitación contemplaba todo aquello ofuscada. Los guardias os habían interrogado para hacerse una idea de lo sucedido, pero la única certeza era que tu tío estaba doliente en la cama con una herida prácticamente mortal.

El virote, estaba envenenado. afirmó la dunmer que parecía fijarse en los detalles del rostro níveo de tu tío, te miró a ti con determinación. La herida.. podemos salvarle, pero el veneno. Creo que sé cual es. dijo con firmeza, ella misma se había atendido las heridas, parecía que ignoraba su dolor. He de ir a por un antídoto. No tenemos mucho tiempo. te miró a los ojos con dureza. Cuida de tu tío.. hizo un ademán para marcharse por la puerta..

Respiró aliviada de que no fueran a tener problemas entre la dunmer y los guardias, ahora no necesitaban algo así. Entro con ella en la casa, y se dejó interrogar. Esperaba que la información que tenían ahora les ayudase a encontrar a quienes había perpetrado aquello. Mientras Karliah se curaba se acercó a la puerta de la habitación y se quedó parada frente a esta, impotente de no poder hacer nada más. Pero lo peor fue cuando dijo que el proyectil estaba envenenado. Se le hizo un nudo en el estómago y abrió mucho los ojos. Le temblaron las manos que aferraban su ropa con cada vez más fuerza. Miro a la mujer entre asustada y esperanzada y asintió con la cabeza. 

- Gracias Karliah le dijo mientras la veía marchar Ten cuidado ¿sí? Hubiera querido ir con ella, pero ahora mismo tenía que quedarse allí, si volvían, era la única de las cuatro mujeres que sabía cómo pelear con una espada. Al menos el tiempo suficiente para atraer a los guardias. Se apoyo contra la pared y se dejo caer hasta en suelo, llevando las rodillas al pecho y rodeándolas con los brazos, mientras hundía la cabeza entre las rodillas. Llevaba un buen rato aguantando las lagrimas, y aun lo hacia. Hasta que un sollozo fue lo que rompió la barrera y las lagrimas brotaron de sus ojos. Aquella noche se había convertido en una pesadilla. Una de las peores.