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1 de Fuego del Hogar, Mañana, Vieja fortaleza de Helgen

Hadvar os recibió en pie, aun alborotado por la discusión con el general imperial, se encontraba conversando en voz baja con un anciano de aspecto venerable y ropajes que lo identificaban con toda probabilidad como hechicero. Cuando os acercasteis, dirigió un asentimiento al hombre, que dio un par de pasos a un lado para alejarse, y os recibió con una sonrisa cansada.

A pesar de que el mundo insista en mandarme malas noticias, llegan algunas de buenas. dijo acercándose a vosotros. Temía que toda la columna del capitán Reed hubiera muerto en el Paso Pálido. suspiró. Hadvar presentaba el mismo aspecto tenaz que siempre había demostrado, pero la edad empezaba a hacer mella en su rostro poblado de arrugas y el asomar de cabello canoso en las sienes. Aun demostraba una potente forma física, que nada debía envidiar a cuerpos más jóvenes, pero su actitud y movimientos demostraban las formas de un hombre cauto y veterano.

Os conozco, ¿verdad? frunció el ceño al miraros uno y a otro, Naarin había optado por quedarse unos pasos atrás. Me suenan vuestras caras.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Vieja fortaleza de Helgen

El general Imperial nos habla de una forma muy despectiva pero mantengo el gesto militar pues es un oficial superior y no verá en mí signo alguno de desacato o insubordinación. Espero a que se vaya para salir de mi postura de firme y solo cuando ya no le veo, relajo mi posición mientras sonrío a las palabras de Naarin, a quien encuentro toda la razón.

Entonces nos hacen pasar a donde está Hadvar y él nos habla, le respondo un poco emocionado:

 - "Somos Titus y Einar. Servimos bajo sus órdenes contra los Thalmor, hace casi un año. Me nombró su soldado de primera en el último tiempo. Dijo que habría nombrado a Titus, que sería su mejor soldado si no pensase todo el día en mujeres. Hemos venido a servirle aquí."

Me extraña que no me reconozca a la primera, con lo cercano que fuimos y todo lo que vivimos al sur del Imperio, pero supongo que los asuntos acá le han aquejado demasiado y no tiene memoria ya para detalles insignificantes, como un par de soldados rasos que alguna vez conoció.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Vieja fortaleza de Helgen

Tus palabras parecieron espolear los recuerdos del thane, al que le brilló la mirada y asintió recordando. Junto a ella también afloró una sonrisa franca, sencilla, sin subterfugios.

¡Claro! ¡Claro! Ahora recuerdo. Que pequeño es Tamriel. sonrió ampliamente, asintió. Me alegro de veros, las caras conocidas son siempre bienvenidas, a pesar de las terribles nuevas que os acompañan. dijo algo más sombrío.

Decidme, ¿qué ocurrió en el Paso Pálido? Estoy harto de rumores, quiero hechos. hizo una pausa, miró a vuestro alrededor asegurándose de que no había nadie escuchando. ¿He de preocuparme por algo, soldados?

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Vieja fortaleza de Helgen

Me reconforta mucho que para Hadvar hayamos significado algo, lo que se demuestra con que nos recuerde. Fuimos soldados leales, por lo que apreciamos mucho de que nuestro servicio haya valido.

Cuando pregunta por el paso, le respondo mucho más sombrío de lo que estaba al llegar:

 - "Fue una carnicería, Señor. Unos guerreros con armaduras y cascos astados nos cortaron el paso. El oficial intentó dar órdenes pero un Dragón apareció y le mató para luego cortar nuestra retirada. Los guerreros misteriosos eran cuatro pero mataban como cientos y rompieron rápidamente nuestras filas. Intentamos reorganizarnos pero los soldados rompieron la formación y todos murieron, por las espadas o por el dragón. Titus y yo sobrevivimos porque nos lanzamos al río desde un risco. Teníamos ahí más posibilidades que en la alternativa."

Aún recuerdo la masacre y no quiero pensar demasiado en mi fracaso para organizar a las tropas, pues no quiero que lo primero que piense Hadvar después de este tiempo sea en lo fracasado que soy. Tampoco pienso que fuimos cobardes por huir, aunque todo ya estaba perdido. Hubiese luchado hasta el final si hubiera contado de algo, pero eso solo fue una matanza y nosotros el ganado.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Calles de Helgen

Llegasteis a Helgen casi al mediodía, el movimiento del pueblo era abundante, sus gentes enfrascadas en sus labores diarias. Aunque había guardias apostados en las entradas, legionarios todos ellos, no se mostraron especialmente recelosos con vuestro acceso, la gente saludaba a Suetonio como un viejo conocido que regresaba de viaje. Algunas miradas curiosas por el sacerdote dunmer Erandur, y otras menores por vosotros.

La vieja fortaleza permanecía ruinosa, pero aún lo suficientemente sólida como para presentar un reto ante cualquier intento de asalto. Las cicatrices de los ataques de los dragones permanecían, pero mientras que las sierpes se habían marchado, Helgen permanecía. Sin duda alguna era un lugar pleno de oportunidades, quedaba por ver de qué clase..

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Puesto de Suetonio

El mercader se estiró sobre el asiento de conductor, dirigió la carreta hacia una de las pocas calles de Helgen, tenía una enorme sonrisa.

¡Hemos llegado! Gracias por vuestra compañía, y espero no haber sido especialmente aburrida la mía. bromeó el imperial mientras bajaba del carro. Los guardias de la caravana empezaban a afanarse a descargar el carro, a estos les ayudaba Erik, que se había recuperado por completo gracias a las atenciones de Erandur.

Erik había decidido aceptar la oferta de Suetonio, parecía que iba a trabajar para el mercader como aprendiz o ayudante. Algo de trabajo, dijo, iba a venirles bien si se iban a quedar en Helgen. La tienda de Suetonio era una suerte de puesto con dosel, bastante surtido, tras la barra había una mujer de unos cincuenta años junto a otra más joven que rondaría los treinta, la esposa e hija de Suetonio, las dos mujeres dieron una cálida bienvenida a Suetonio.

Piensa en mi oferta cuando vuelvas de hablar con Hadvar, chico. comentó el mercader mirando a Lars con un asentimiento, luego volvió la mirada hacia Aurora sin perder la sonrisa amable. Y vos cuidaos bien.. sacerdotisa, tienes mi palabra que tu hermano estará bien trabajando conmigo, espero que tú también puedas encontrar tu rincón aquí. asintió mientras Erandur ponía la mano sobre el hombre de Aurora y apretaba con suavidad y una sonrisa afable.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Puesto de Suetonio

Al fin hemos llegado, el viaje ha sido entretenido y he aprendido muchas cosas de la gente que nos rodea. Incluso me he unido un poco mas al sacerdote, estoy muy contenta por la rápida recuperación de Erik y ver que ha encontrado algo en que entretenerse, ha encontrado "su lugar", solo me queda encontrar el mio, y quizá sea aquí también. 

-Gracias a vos sr Suetonio por dejarnos compartir el viaje y por ayudarnos a llegar- le digo al hombre agradecida cuando el agradece. Escucho todo lo que dicen los demás mientras observo el lugar en el que hemos acabado, las gentes que nos rodean, todo... 

Entonces el señor Suetonio vuelve a hablarme y no puedo hacer mas que dedicarle una amable sonrisa -gracias  de verdad, Erik es mi única familia y para mi es muy importante que el esté bien- asiento despacio con la cabeza mientras noto el brazo de Erandur sobre mi hombro, entonces le miro de reojo -estoy segura de que puedo encontrar mi lugar aquí- digo sonriendo ampliamente. 

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Puesto de Suetonio

El viaje había sido bastante tedioso y largo, pero también bastante tranquilo y Lars se tomó un momento para agradecer a los nueve por aquel simple pero maravilloso hecho. La bienvenida fue cálida, un poco diferente a lo que Lars esperaba, pero achacó aquello al hecho de que viajaban con el mercader más próspero de todo el asentamiento, alguien a quien todo el mundo conocía y respetaba.

Sin lugar a dudas Helgen había sufrido mucho durante la Crisis de los Dragones, Lars mismo recordaba las historias que se cantaban acerca del ataque de Alduin y el "nacimiento" del Sangre de Dragón. De como el fuego había caído del cielo y de como el hálito del primogénito de Akatosh había derretido las torres más altas de la fortaleza. Sin embargo, Lars pudo contemplar de primera mano cómo los esfuerzos colectivos de los habitantes del pequeño poblado daban frutos y, contra todo pronóstico, Helgen prosperaba.

El guerrero nórdico aprovechó la pausa de la caravana para reposar su espada sobre la tierra y estirar sus músculos tal y como el imperial lo había hecho segundos antes. Asintió cuando Suetonio le pidió considerar su oferta luego de hablar con el Thane y, tras agradecer por la compañía durante el viaje y despedirse del imperial, el sacerdote elfo oscuro y la sacerdotisa y su hermano, partió para encontrarse con Hadvar, preguntando dónde podría encontrarle por el camino.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Vieja fortaleza de Helgen

Después de despedirte para dirigirte a ver a Hadvar, no te resultó muy complicado saber dónde se encontraba, pues la vieja fortaleza de Helgen era bien visible desde cualquier pueblo del pueblo. En el exterior tuviste tiempo de ver como un grupo de jinetes imperiales se alejaba, encabezada por una cara conocida por ti, el general Marius Cotta, un militar de reconocido talento en la Legión Imperial pero con fama de implacable con enemigos y aliados.

Una vez llegaste a la entrada, te detuvieron los legionarios de la entrada. Era curioso no ver ningún guardia de Carrera Blanca, la seguridad estaba a cargo de la Legión Imperial. El legionario de la entrada comprobó tus credenciales y te hizo entrar al vestíbulo. Allí reconociste a Hadvar hablando con dos hombres, a juzgar por sus ropas roídas, dos legionarios que habían visto tiempos mejores y una bosmer que esperaba en segundo plano.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Vieja fortaleza de Helgen

El thane escuchó la narración de Einar con gesto grave, se mesó la barba con preocupación mientras reflexionaba unos segundos. El ímpetu nórdico pudiera haber amonestado que abandonaran el combate, pero la mentalidad de soldado comprendía esa elección. Ir a Sovngarde en una batalla suicida y sin sentido carecía de honor, un guerrero elige sus batallas con sabiduría.

Lo que me cuentas es grave, legionario. No es la primera noticia que tengo de esos hombres astados, acosan las caravanas y los caminos. dijo con gravedad. He puesto alguna patrulla para amedrentar cualquier intento, pero por lo que veo.. ni de esa guisa servirá. comentó sin ocultar que no le gustaba un pelo aquello. Vuestra columna iban a ser tropas de refresco, pero sin ella vamos a tener que esperar un mínimo de un mes para que lleguen tropas de Cyrodiil, y eso si el Paso Pálido no se cierra por las nieves. 

Hadvar alzó la mirada hacia Lars, que había entrado hacía un minuto y se encontraba a la espera. El nórdico frunció el ceño e hizo un gesto al joven guerrero para que se acercara,

Ven muchacho, ¿nos conocemos? le preguntó abiertamente una vez se acercó.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Calles de Helgen

Mientras os alejabais del puesto de Suetonio, veías a Erandur contemplar el ir y venir de gente con curiosidad. El dunmer recibía, a su vez, varias miradas curiosas a la par que intrigantes, sus ropajes sacerdotales y el visible símbolo de Mara en su pecho resultaba ser bastante llamativo para la mayoría.

He oído que hay una capilla de Kynareth en Helgen, si vamos a establecernos aquí sería importante hablar con sus sacerdotes. dijo pensativo, te miró de soslayo con curiosidad. Dime, Aurora, como sacerdotisa de Mara.. ¿cómo te ganarías el afecto de la gente de este pueblo? ¿Qué puede ofrecer Mara a sus habitantes?

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Vieja fortaleza de Helgen

Hadvar escucha el relato que hago y entiende lo preocupante de nuestra situación, por lo menos desde mi punto de vista, pues haber estado frente a frente para esas amenazas me hace dimensionarlo de una forma que no debe ser fácil para quienes solo oyen las palabras. Los relatos no son capaces de despertar los temores que la sangre y la muerte frente a los ojos lo hace.

Pero Hadvar es un hombre sensato y probablemente nos conoce lo suficiente como para saber que no exageramos. Por otro lado, los números son claros y todos esos soldados no mueren sin un buen motivo.

Sonrío aliviado de saber que no reprocha nuestro actuar y que no nos juzga como cobardes ni desertores. Entonces, aparece otro guerrero que se acerca a nosotros. Me quedo mirándolo, sin saber quien es y esperando a que se presente, como Hadvar le indicó.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Vieja fortaleza de Helgen

Cuando fue requerido por Hadvar, un dubitativo Lars se acercó al thane de Carrera Blanca. Tuvo un amago de saludo marcial, pero se quedó en un respetuoso asentimiento mientras le tendía una carta.

Puede que hayamos coincidido en Carrera Blanca, señor. O en la Legión Imperial.. a la cual pertenecí. respondió el joven mientras permanecía firme, a la espera, sin duda denotaba que había pertenecido al ejército. Hadvar tomó la carta mientras lo miraba interrogante, la abrió y empezó a leer. Al poco tiempo, se dirigió tanto a Einar como a Titus.

Tomaos un descanso. ordenó Hadvar a los dos legionarios. Conoced el pueblo. Os lo habéis ganado. Mañana presentaos aquí, os asignaremos vuestro lugar.

El thane se quedó a solas con Lars mientras terminaba de leer la carta en silencio, con un Lars firme y en silencio a la espera de la respuesta de Hadvar.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Vieja fortaleza de Helgen

Las palabras de Hadvar son amables y respondo a ellas con un asentimiento, seguido de un saludo militar de la Legión, en signo de respeto y obediencia. Luego miro a Titus y le hago un signo para que nos retiremos.

Camino hacia la salida, marchando marcialmente hasta llegar a la entrada. Me despido de los guardias que guardaban la entrada antes de salir nuevamente al frío aire de Helgen.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Calles de Helgen

-Truhán...- pensé, dando zancadas mientras abandonaba la posada para reconocer el asentamiento -Debí suponer que Kaeso haría algo semejante. Empiezo a sospechar que le encanta hacerme rabiar y... ruborizarme- y a pesar de mis gruñidos, una media sonrisa se dibujó en mis labios sin remedio.

Comencé a recorrer Helgen, observando los edificios y las obras. Buscaba algún puesto de carne, o incluso un herrero que necesitara pieles. Tal vez un curtidor... Como último remedio, iría a ver a la guardia. Quizá preferían que alguien explorase los alrededores para mayor seguridad de los habitantes.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Puesto de Suetonio

Tu paseo por Helgen buscando un curtidor terminó por llevarte al único puesto comercial, al margen de la herrería, que había en el pueblo. Te llamó la atención la profusa oferta de artículos que tenía a la venta, un poco de todo y, entre ello, pieles. Junto al puesto había un carro del que iban descargando dos hombres con aspecto de guardias, también había un imperial de unos cincuenta y pocos años que estaba hablando con un joven nórdico.

No te preocupes, muchacho. Lo harás bien.. y tu hermana está en buenas manos, calo a la gente rápido, ¿sabes? Aunque sea un dunmer, es un sacerdote de Mara. dio una palmada en el hombro del joven que enseguida se dirigió a ayudar a descargar el carro. El hombre entonces te vió curioseando, y con una amplia sonrisa de comerciante se acercó a ti.

Buenos días, joven muchacha. dijo con energía. Sé bienvenida, disculpad el desorden, pero acabo de llegar un largo viaje de Soledad con nuevos artículos para el puesto. Mas estoy seguro que podré ayudarte. asintió convencido. Soy Suetonio Narano, a vuestro humilde servicio. se inclinó teatral ante ti.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Puesto de Suetonio

Helgen estaba en crecimiento, pero aún quedaba un largo camino para considerarse una ciudad. Tras un rato buscando, vi un puesto comercial donde estaban descargando mercancía. Observé amasándome la barbilla el género, sobretodo lámparas de cuerno, pieles y, por qué no, trofeos de caza decorativos. Quizá pudiera ofrecer mis servicios al mercader...

Entonces la voz del hombre me sacó de mis pensamientos y lo miré.

-Buen día, Suetonio- dije a modo de saludo después de que él se presentara -. Lo cierto es que esperaba poder ayudaros yo, si no es indiscrección. Acabo de llegar a Helgen y, como todo hijo de vecino, necesito ganarme el pan- comenté -. Puedo conseguiros buenas piezas: pieles, cornamentas... trofeos para decorar las casas- esbocé media sonrisa, esperando que adivinara por dónde iban los tiros -. La gente necesitará abrigo y útiles que se pueden extraer de las piezas de caza, así que, quisiera saber, si me haríais un precio justo. Además, si os interesara una pieza en concreto, podría ir a buscarla por vos- la elocuencia no era mi fuerte, pero tenía que intentarlo. Miré descaradamente hacia el puesto del herrero -. Claro que si no os interesa, siempre puedo venderlas en la herrería...

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Puesto de Suetonio

El imperial te analizó con detenimiento. Lo notabas en su mirada, era un perro viejo y un hábil negociador. Con un gesto casi natural se encogió de hombros con una sonrisa socarrona.

Lo que pueda pagarte Dorthe no llegará ni a la mitad de lo que pueda pagarte yo, muchacha. respondió ante tu amago de ir a hablar con la herrera. Además.. ella solo trabaja el metal, los mejores curtidores.. digamos que tenga buenas relaciones con ellos. se cruzó de brazos confiado, en su salsa.

Aunque en su gesto también había algo pensativo, se acarició la barbilla.

Haremos una cosa. Tráeme una buena pieza, te pagaré por ella, te lo aseguro.. y sabré que eres mejor que la medida de por aquí que se hacen llamar cazadores. razonó mientras te proponía aquello.

1 de Fuego del Hogar, Mañana, Puesto de Suetonio

Miré a Botitas y sonreí -Tengo la ligera sensación de que las botas de cuero van ha ser muy demandadas por estos lares- dije, y como si me entendiera, el cachorro ladeó la cabeza. Fue entonces cuando miré a Suetonio de nuevo -. Aunque las armaduras sean de metal, siempre se necesitan correas de cuero. Del mismo modo que las empuñaduras de las armas suelen forrarse con tiras de piel... y las armaduras de los guardias requieren cuero para su elaboración, además- no obstante, el comerciante tenía razón en que probablemente la herrera pagaría menos -. Recuerdo, de niña, cómo Eourlund Melena Gris incluso utilizaba hueso y cuernos para las empuñaduras de las dagas. Mas creo que todos saldríamos ganando si os trajera a vos las piezas, ya que podríais negociar con la herrera e incluso conseguir un precio mejor tras curtir el cuero, recuperando lo invertido y obteniendo beneficios. A fin de cuentas, tenéis el único puesto con variedad de género de Helgen por el momento- sonreí.

Hice dudar al comerciante, o al menos reflexionar sobre mi ofrecimiento. Cuando me propuso que le trajera una buena pieza, mi sonrisa se ensanchó.

-Así lo haré. Eso sí, salvo que comerciéis con comida, la carne probablemente se la venda a la posada, si os parece bien- entonces caí en la cuenta de que no me había presentado, y mi nombre quizá podía incluso abrirme más puertas... bueno, el de mi madre -. Perdone mis modales... me llamo Hati Garra Roja, hija de Aela La Cazadora- sonreí, sosteniendo la mirada de Suetonio.

Entonces eché un vistazo alrededor -Antes de irme... ¿puedo preguntaros algo? ¿Hay algún alquimista o curandero por aquí? En mis exploraciones, podré encontrar plantas y flores con las que se pueden elaborar ungüentos y cataplasmas.