Partida Rol por web

The Force War, Prelude

Preludio: Alessha y Caesar. Una noche inolvidable.

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11/09/2011, 04:36
Aleesha

- ¡Excelente! - exclamé con una sonrisa radiante.

Di una spalmaditas en el hombro del padre y luego pasé un brazo por encima del hombro del hijo haciendole girar hasta dar la espalda a su padre. Miré hacia atrás.

- Ya me hago cargo. Enviaremos las cargas - le guiñe un ojo y me despedí con la mano.

Luego empujé al hijo muy ligeramente, indicándole que caminase conmigo. Parecía algo reticente a estar conmigo, pero bueno, detalles. Empecé a guiarle por el hangar, saludando como si conociera de toda la vida a los mecánicos con los que había hablado antes.

- ¡Nos vemos! - me despedí levantando el brazo libre y sin mirarle ya. Me acerqué al chico y adopté un tono de voz confidencial - Bien, necesitaré conocer algunos detalles. Capacidad de carga, compartimentos ociosos, - un eufemismo como cualquier otro para decir secretos - discrección en las entregas... - vease, capacidad de engañar escáneres - y cualquier tipo de... preferencias que deba considerar. - me paré en seco y le golpeé sin fuerza en el pecho con el dorso de la mano y luego le señale - Nada de carga viva.

Esto último era otro eufemismo, una forma tan buena como cualquier otra de insimuar que nada de esclavos. Aunque odiaba juzgar, no me gustaba vender gente, aunque fueran de otras especies. Esa era otra de las cosas que me había hecho dejar a Zekk. Volví a pasar un brazo por encima de sus hombros y extendí el otro abarcando todo el hangar.

- Por suerte, el universo esta lleno de posibilidades - le dediqué una sonrisa juguetona y empecé a caminar - Vamos a elegir uno o más cargamentos y luego podemos ir a celebrarlo. ¡A las carreras! A fuerza tiene que haber algo interesante por allí. - me llevé un dedo a los labios en actitud pensativa - ¡Si!, creo que recuerdo un sitio con buena música.

Había estado realizando cálculos mentales y había decidido que necesitabamos una carga que pudiera ocultar los cargadores de blaster y tenía la idea perfecta para ello: androides del placer y juguetes eróticos. Más que nada porque eran la típica carga que nadie revisaría muy a fondo para no ser considerado un pervertido. Bueno, salvo un pervertido. Pero entonces sería fácil que no prestase atención a los cargadores.

Hice los arreglos para que enviasen las dos cargas a Gaius, le expliqué cómo debía guardarlas y me despedí

- ¡Nos vemos mañana al despegue!, ¡cuando quiten el bloqueo!

Lluego me giré hacia su hijo.

- Umm, tenemos toda la noche por delante. ¿Alguna idea de cómo aprovecharla? Seguro que
montones de cosas interesantes -
le di unos golpecitos juguetones en el pecho - ¡Ya sé!, vamos al sitio con buena música que esta cerca de las carreras...

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11/09/2011, 04:37
Caesar

- Oye mira, Álex... - comenzó hablando el chiss. - Eres una chica muy atractiva y pareces realmente divertida pero no te cononzco de nada y... bueno, la verdad es que no me gusta dejar a mi padre encargándose de todo este embrollo, ¿sabes? No es cosa tuya y, la verdad es que te agradezco muchísimo que nos hayas ayudado con tus contactos y eso... pero no tengo ninguna intención de pasar la noche de fiesta contigo.

Los chiss tenían fama de fríos y poco sociables y, aunque Caesar estaba deseoso de dejarse llevar por aquella fascinante desconocida, sabía que eso acarrearía problemas graves a la ya más que maltrecha relación que éste tenía con su padre.

- Pero... no te enfades por ello. Por favor... yo...

El chiss se debatía en su interior. Su educación le marcaba de un modo férreo qué era lo que se esperaba de él pero... por otro lado. La desconocida tenía unos ojos tan bonitos... una sonrisa tan...

- Sólo un rato... ¿de acuerdo? - dijo con media sonrisa mientras señalaba con el dedo para reafirmar su propósito.

Notas de juego

Master: Sólo una... seguro.

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11/09/2011, 04:40
Director

Notas de juego

No tienes ni idea de ningún sitio con buena música que esté cerca de las carreras o que se puedan ver en él, pero sabes que sin duda tiene que haber alguno ^^

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11/09/2011, 04:41
Director

Recibes un mensaje de texto de tu padre en el comunicador. La carga parece legal y bastante rentable. RECLUTALA PARA LA NAVE. Ni tu ni yo somos especialistas en negociar y conseguir buenos precios como ella con una sonrisa. Y las compañías que apreciarían nuestra seriedad no contratan comerciantes tan pequeños. La necesitamos como relaciones públicas. Gaius. Es el típico mensaje de tu padre en el que te ordena y manda... pensando en la nave y en la empresa, aunque una nave y una empresa con la joven que tienes delante parecen mucho más atractivas que sin ella.

Notas de juego

Tenemos que ponerte equipo... empezano por el comunicador. jeje

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11/09/2011, 04:46
Director

Os acercáis a la salida del espaciopuerto mientras Gaius se queda para coordinar la carga de la nave. Caesar no sabe si su padre se enfadará o no con su comportamiento... pero está seguro que no dirá demasiado si vuelve a la hora de la partida, que según consta en su comunicador será dentro de algunas horas por los retrasos en control de vuelo debido al excesivo tráfico.

A la salida hay lanzaderas aéreas que llevan por pocos créditos a pasajeros a diferentes zonas de la ciudad. El transporte a la zona comercial, de fiesta y diversión y de las carreras es gratuita, sin duda subvencionada para que los tripulantes, pilotos y mecánicos no duden en acudir a gastarse sus duramente ganados créditos en el lugar. Y ese tipo de profesionales deja divisas fuertes y sus salarios les permiten dejarse mucho.

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11/09/2011, 15:48
Aleesha

Esbocé una sonrisa cómplice, el padre no me parecía particularmente molesto. Tal vez sorprendido... bueno, tal vez se molestaría ligeramente cuando se le pasara la sorpresa. Pero seamos sinceros, en realidad le estaba haciendo un favor, porque cuando volvieramos su hijo estaría de mucho mejor humor y se habría olvidado de la discusión previa.

-Ei, que tampoco quiero perderme nuestro vuelo.

Vale, era posible que no hubieramos concretado ese punto, pero había cumplido con mi parte y volvería a hacerlo cuando llegaramos a donde quiera que fuese. En el fondo, era útil a más niveles que reunir información y negociar. Era evidente que había demasiada tensión en esa nave.

- Tienes que aprender a relajarte ¿sabes? - dije dandole un sutil masaje de hombros - Los droides se encargarán de la mayoría del trabajo. ¿Y qué sentido tiene viajar por el universo si ni siquiera te tomas un rato para conocer los sitios por los que pasas?

Tiré de le hacia uno de los transportes. Ya dentro le cogí del cuello para acercarle a mi y que mirase hacia el mismo sitio que yo. Luego señale hacia el circuito de carreras. La ciudad estaba llena de luces y de vida, de actividad y quería formar parte de ella.

- Mira eso, ¿no lo notas? Nos esta esperando - giré la cara para mirarle y sonreí - Cada instante es valioso porque nunca va a volver. Muchas oportunidades sólo suceden una vez. - Me di cuenta de que mi tono había cambiado ligeramente. La conversación se estaba volviendo seria, así que cambié de tercio rapidamente - No te preocupes, no haremos nada de lo que puedas arrepentirte. - le guiñe el ojo. - Y volveremos en hora.

Evidentemente no añadí sobríos porque habría sido forzarlo. Además, hacía demasiado poco tiempo desde que había dejado a Zekk, mejor no tentar la suerte... aún. Me aparté un poco y me senté cerca de la ventana, me gustaba tener buena vista de todo lo que me rodeaba.

- Esta bien, hablame de ti, así no seremos desconocidos - sonreí de modo amistoso. Vale, técnicamente tendría que hablar de mi misma, pero en realidad no me consideraba tan interesante para que mereciera la pena. ¿Y qué iba a querer saber de mi?

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12/09/2011, 10:06
Caesar

Caesar se sentía incómodo y, a la vez, tremendamente excitado. La chica se tomaba más confianzas de las que él estaba acostumbrado... tanto parloteo... tanto contacto físico. Efectivamente los chiss no solían tener ese trato tan... humano. Y la verdad es que le ponía nervioso por lo que solía torcer el gesto en un mohín de desagrado cuando Alex se permitía más confianzas de las que Caesar estaba acostumbrado.

Sin embargo todo ello comportaba también una gran excitación para el chiss. Casi por primera vez en su vida tenía una conversación a expensas de su padre y del trabajo que con él desempeñaba. Por primera vez en su vida tomaba las riendas de su destino y... bueno, lo entregaba a una desconocida sin remordimientos. Bueno... casi sin remordimientos. Existía una pequeña voz en su mente que le impulsaba a parar con aquella especie de escapada y volver a su vida sencilla. A su plácida prisión... a su obediencia ciega al estilo chiss.

La chica era hermosa. Tenía una sonrisa poco común y una mirada que dejaba a Caesar completamente indefenso. Seguramente su padre le acabaría diciendo algo como "esa muchacha es una influencia muy negativa para ti, hijo". ¡Al cuerno lo que diga mi padre!

- Esta bien, hablame de ti, así no seremos desconocidos

- Er... bueno. Mi nombre es Caesar y soy un chiss. Somos pocos en la galaxia, ¿sabes? Y me dedico al transporte con mi padre. Somos originarios de Csilla, más allá del Borde Exterior pero vivimos en Polmanar. Y... bueno, no hay mucho más que contar.

Cuando Caesar escuchó sus propias palabras sintió una profunda vergüenza. Se acercaba a los veinte años y apenas tenía tres datos en su acerbo para definirse como adulto. Sencillamente no había vivido su vida sino una proyección de la de su padre. Esa sensación le había acompañado los últimos años de su vida... a lo largo de toda su adolescencia. Pero allí, en aquel lugar, en aquel momento, junto a aquella excitante desconocida, se hizo más acuciante la necesidad de independencia, de libertad... de vida.

- ¿Y tú? Seguro que tú sí tienes historias interesantes que contar. ¿De dónde eres?

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13/09/2011, 13:23
Caesar

 

Aleesha observó con curiosidad a Caesar y le dio la sensación de que el muchacho se ruborizaba bajo aquella fascinante piel azul. Le daba un toque exótico, atractivo. Seguía nervioso, como si la chica le hubiera puesto a prueba, pero poco a poco se iba soltando. Ella giró su cuerpo sobre el asiento de forma que quedasen frente a frente. Después apoyó un brazo sobre el respaldo y la cabeza sobre la mano y, de forma distraída, comenzó a acariciar su brazo. 
 
- Es increíble poder ver amanecer en otros planetas. Cada uno es distinto. De niña jamás lo habría imaginado y ahora no podría vivir sin ello. - Sonrió de forma soñadora - Parece que lleve toda la vida viajando, esa debe ser una de las pocas constantes en mi vida. – dijo riendo con suavidad - El universo puede hacer que te sientas pequeña, pero yo me siento afortunada.

Ella respondía a la pregunta del chiss pero sin decir nada pero de una manera estudiada y precisa. Relajada. No es que tratara de ocultar algo pero daba la sensación que la muchacha era simplemente alguien que vivía el presente, el ahora. Y además llevaba esa característica hasta sus últimas consecuencias.

- Er... sí. El amanecer. Bueno, la verdad es que ni mi padre ni yo somos muy dados a esas... cosas. Él es una persona extremadamente práctica. Ambos lo somos... - se corrigió oportunamente el chiss. - Pero lo cierto es que muchas veces me gustaría aprovechar más nuestros viajes. Aprovechar más... quizá no sea esa la expresión. Mejor... hacer cosas nuevas, interesantes... Hemos estado en Raxus docenas de veces y jamás he visto las carreras. Recuerdo una vez que tuvimos que entregar una mercancía consistente en repuestos directamente en la parte de atrás de los boxes, en el circuito. Sólo el sonido del público, los aceleradores, los motores... me fascinaba. Y ni siquiera entonces conseguí convencer a mi padre para asistir. 

El chiss contaba la historia evitando mirar directamente a la muchacha. Le ponía tan nervioso... ¿por qué? Ella había extendido su brazo tras el respaldo de éste y de manera calculada tocaba su brazo. ¿Por qué estos humanos son tan... inoportunos? Al margen de la relación tan tensa que mantenían Caesar y su padre, éste no recordaba que se hubieran dado un abrazo en años. El contacto físico era una frontera infranqueable.

Mientras hablaba iban acudiendo diferentes imágenes a su mente de su infancia, de su adolescencia junto a su padre... y un gesto de desagrado se dibujaba en su boca. Habían estado en tantos planeas y, sin embargo, habían visto tan pocos lugares.

- Creo que suena un poco patético. - apostilló tratando de hacer una transición a otro tema. - Bueno, ¿a dónde me llevas? 

Aleesha escuchaba con atención. No era la primera persona que le contaba algo así pero la chica opinaba que lamentarse de las cosas servía de poco. El pasado no se podía cambiar y era lo que convertía a una persona en lo que era. Estiró la mano sobre la que había estado apoyando la cabeza y le acarició la nuca con la punta de los dedos, en un gesto que sabía que era relajante.

- Ahora tienes ocasión de verlas, de visitar la ciudad y experimentar lo que tenga que ofrecer. – sonrió otra vez, intentando animar al chico. - El pragmatismo está bien para garantizar la supervivencia, pero no es incompatible con disfrutar de las pequeñas cosas. ¿Qué es lo que te gustaría ver de las carreras? ¿Te gustaría participar? ¿O solo verlas? - preguntó con genuina curiosidad - A mí me gusta ver a la gente, sentir la emoción que me rodea, la pasión – los ojos de la chica brillaban - Mezclarme con ellos y ser una más. – rió un poco. – Y no suena patético, suena normal. Vivir es un riesgo, pero es un riesgo que merece la pena. - luego esbozó una sonrisa divertida - Tengo una idea, llévame tú. O, mejor, encontremos un sitio juntos. - le guiñó un ojo - ¡Será divertido!

La caricia de Alex hizo que se le erizara el pelo de la nuca a Caesar. Un pequeño escalofrío recorrió la espina dorsal del muchacho que le hizo sacudir la cabeza para zafarse de aquel contacto. No podía negar que le gustaba... realmente le gustaba la muchacha; su compañía... su familiaridad... Pero le seguía poniendo nervioso.

- ¿Participar...? - preguntó con los ojos como platos. - No, no... yo, bueno, soy piloto sí. Pero solamente he llevado transportes medios de carga. No quiero ser el típico novato que sufre un accidente por pardillo. 

Aquí hizo una pausa mientras vislumbraba lo que iba a decir. 

- Pero me encantaría verlas... vivir la emoción. Como tú dices, sentir la pasión del público... su furor. - de nuevo sacudió la cabeza para salir de su ensoñación. Había imaginado tantas veces cómo sería escapar... aunque sólo fuera una noche y ver el mundo con sus propios ojos y no a través del tamiz que representaba su padre. Tal y como estaba haciendo y, sin embargo... ¿por qué no terminaba de sentirse bien? Se sentía culpable.

Aleesha retiró la mano cuando Caesar sacudió la cabeza. Tal vez era algún tipo de tabú de su especie, si bien casi todos los humanoides respondían de forma parecida al contacto físico. Caesar parecía reservado, aunque quién era ella para criticarlo, la intimidad era algo que no aparecía sin más. Sonreí con tranquilidad mientras hablaba de ver las carreras.

- Mejor así, solo le veo sentido a participar en unas carreras por dos motivos. Necesidad o placer. Hay quién disfruta corriendo, pero la competitividad llevada al extremo puede hacer que eso se pierda - sonrió ligeramente, hablar de eso me recordaba a Zekk. Su necesidad de ganar siempre hacía que se olvidase de porqué le gustaban las cosas. - Solo recuerda, apostar puede ser incluso más peligroso que participar - rió un poco. 

La muchacha se recostó un poco en el asiento, acomodándose en él. La lanzadera iba medio vacía, así que había espacio. Recostó de nuevo la cabeza sobre la mano.

- Y seguro que pilotas mejor que yo, no tengo ese don. Hay gente que parece haber nacido para ello, es como si la nave fuera parte de ellos. - le miré de reojo - Cuando pilotan puedes sentir que están... más vivos. A mí me pasaba con la música. Pero tampoco entiendo demasiado estos... instrumentos tecnológicos y la madera no abunda en el espacio. - suspiró - Me queda la voz, pero nunca es igual cuando cantas sin compañía.

Pensó por un momento en su madre y su abuela. Aquello quedaba muy atrás. La última vez que había cantado había sido para Zekk, justo antes de largarse. Pero dudó que entendiera el mensaje que la muchacha quería transmitirle, su voz le relajaba aunque no entendiera las palabras de su viejo planeta. Ella misma comenzaba a olvidarlas. Podría haber hablado de cómo el arte usa la ficción, la mentira para mostrar la verdad del alma humana, pero eso habría sido perderme en filosofía que la mayor parte de la gente no entendía. Algo que había quedado muy atrás en un planeta considerado primitivo por la mayoría. Se giró para mirar de nuevo a Caesar y sonrió de forma traviesa.

- Hoy decides dónde vamos. Tú guías - le guiñé el ojo y me reí un poco. 

Caesar pensó por un momento que quizá había sido grosero con la muchacha. Ella era de otra forma de ser... no era chiss, sino humana... y sólo quería una relación más cercana y amistosa. Más cómoda. El movimiento de cabeza de Caesar hizo que esta separase la mano de su nuca y, aunque fue un gesto instintivo provocado por la falta de costumbre del chiss al contacto físico, la verdad es que le gustaba el tacto de Alex sobre su azulada piel.

- ¿Yo... dirigir? - replicó - No, no... de eso nada. Tú eres la que me ha secuestrado así que ahora tienes que hacerte responsable de tu prisionero. - comentó a modo de chiste. - Ya casi estamos llegando... podríamos ir a algún lugar interesante... a tomar algo... a escuchar música... a las carreras...

Casi tuvo que obligarse a ello pero tras una dura pugna consigo mismo al final consiguió sacar fuerzas de flaqueza para demostrar que la chica le importaba... que le gustaba. Así tomó su mano entre las suyas en un gesto cómplice.

- Hagamos un trato... yo elijo y tú me guías.  

Caesar miraba con ojos dulces a Alex. Por lo menos con todo el dulzor que pueden mostrar unos ojos rojos y brillantes... pero la miraba con verdadero agrado. Pero, ¿sentiría ella la misma excitación o era simple pose para conseguir un negocio rentable?

Ella entrelazó con naturalidad sus dedos con los del muchacho. Era el primer gesto de acercamiento que él hacía. En cierto modo sus modales le recordaban a los de la sociedad, mucho más tradicional, del planeta de origen de Aleesha. Así le dedicó una sonrisa, en realidad nunca se le había dado demasiado bien el ser formal. Podía fingirlo, claro, pero no le habría resultado cómodo. Soltó una ligera risa seductora.

- Así que ahora te he secuestrado ¿Eso es lo que le contarás a tu padre? - volvió a reírse. Los ojos le brillaron un poco, en el fondo lo entendía, ella misma había hecho lo mismo con Jared montones de veces. Si es un socio o un cliente el que te sacaba a dar una vuelta, resultaba mucho más complicado negarse. Así que obtenías permiso para hacer cosas que normalmente te prohibirían. - Umm, parte de la gracia estaba en que por una vez fueras donde quieras. Sin nadie que te diga lo que debes y no debes hacer. Bueno, no importa, improvisaremos juntos.

Obvió decir que en realidad sólo llevaba unas cuantas horas en el planeta y que, siendo sinceros, tampoco iba a ningún sitio en concreto. Claro que esas cosas nunca le habían importado. Al final siempre encontraba su camino y siempre terminaba donde tenía que estar. Acarició el dorso de su mano con el pulgar y luego señaló una calle aleatoria que se veía por la ventana. 

- Seguro que hay sitios interesantes por allí. De hecho estoy convencida de que encontraremos un sitio nuevo, claro que sí. Después de todo, compartir experiencias es parte de lo que les da sentido. - sonrió con completa confianza. Algunos dirían inconsciencia, pero qué diablos, la noche era joven.

- Me parece perfecto... ¡vamos! – respondió el chico.

Ambos jóvenes comenzaron a marchar a paso rápido adentrándose en las calles de aquella gran ciudad. Raxus. Tal vez no fuese el mejor lugar de la galaxia pero Caesar estaba absolutamente maravillado por los neones que anunciaban exóticos lugares de bebidas y comidas... apuestas, carreras, negocios... Y, por supuesto, la compañía. Muchos de aquellos lugares arrojaban al exterior su música a través de los ventanales... parecían llamarte al interior. En algunos de ellos se podían vislumbrar sexys twi'leks que danzaban hipnóticamente al son de la música y ante la mirada de un sinfín de visitantes y curiosos. La algarabía de la calle, de la ciudad, flotaba en el aire como un aroma que excitaba los sentidos.

- Bueno, Alex... ya hemos llegado. ¿Tomamos algo? Yo... casi preferiría ir directamente a las carreras pero si te apetece...

Caesar se sentía torpe ante la muchacha... nervioso. Alguna vez habían tenido él y Gaius ciertas conversaciones sobre mujeres y, aunque su padre ya le había advertido cuales podían ser las consecuencias de "dejarse llevar" al respecto, el joven chiss se encontraba completamente imbuido en un estado en el que su padre ya no aparecía por sus pensamientos.

Aleesha observó las tiendas, los bares y las casas de apuestas. Era la primera vez que estaba allí pero había algo familiar en todos ellos. Era un déjà vu habitual. Cada planeta tenía cosas que lo hacían único pero, al mismo tiempo, había cosas que siempre permanecían igual. De haber estado sóla se las habría apañado para escamotear algo de comida y bebida por el camino, pero una cosa era correr riesgos por su cuenta y otra llevando compañía. Sonrió con satisfacción sintiendo el pulso de la música y la multitud.

Lo único que, tal vez, nubló ligeramente su diversión fue la duda sobre si las twi'leks que bailaban lo harían por elección propia o estarían allí como esclavas. Pocos las miraban a los ojos y ese era el único modo de saber si disfrutaban realmente de la música. La chica se giró para mirar a Caesar, parecía como un niño al que le dan un regalo. No es que ella hubiera disfrutado de muchos, pero era esa sensación. Soltó una risa suave. 

- Esta bien, vamos a las carreras. Habrá tiempo de tomar algo después. - de forma sutil, para que cogiera confianza en sí mismo, le dejó hacer de guía entre la gente. Era mejor así, no sabía si estarían juntos mucho o poco tiempo, pero sí sabía que lo que aprendiese esta noche se quedaría con él para siempre. Tanto ella como él guardarían aquel recuerdo como siempre. Experiencias, eso era lo único que nadie podía robarles.

Caesar tiraba de la mano de la chica con delicadeza y, a la vez, con firmeza. En cierta manera quería demostrarle que era capaz de tomar sus propias decisiones. Que, efectivamente era capaz de desprenderse del yugo que suponía la férrea educación de Gaius. La gente se agolpaba en las calles y, aunque el camino a los circuitos estaba bastante señalizado Caesar tenía una pequeña sensación de aturdimiento. Probablemente era más debido a la sobreexcitación que le producía toda aquella situación que a sentirse realmente perdido.

Poco tiempo después se encontraban a las puertas del gran estadio. El rugido de la multitud se escuchaba desde varias calles de distancia y, ahora, ya solo estaban a pocos metros. 

- Vamos... - volvió a apremiar el chiss. Así, tras unos cuantos pasillos llegaron por fin a la grada. La visión era espectacular... y no porque estuvieran en localidades preferentes, sino más bien porque se hallaban en medio de un tumulto de gente de docenas de razas y planetas diferentes que jaleaban a los pilotos. Los vehículos que competían eran de naturaleza heterodoxa pero desde fuera parecían jugarse literalmente la vida en aquellas carreras y el público, ávido de sensaciones, gritaba mucho más cuando la muerte estaba más cerca.

- Es impresionante, ¿verdad? El chiss sonreía exultante... radiante de felicidad. Sin embargo había una idea que le rondaba la cabeza. - Oye... una pregunta, pero no quiero que te enfades. - la muchacha hizo un mohín de curiosidad. - ¿Por qué nosotros...? En esa dársena había decenas de cargueros.

El estadio estaba lleno, lo que siempre resultaba cómodo. Perderse entre la multitud era una costumbre. No sólo ofrecía cierta seguridad por el anonimato, si no que permitía disfrutar de una sensación de pertenencia, por fugaz que fuese. De forma sutil ella hizo que pudiesen pasar entre la gente hasta instalarse en unos asientos con buena vista. Era algo sobre lenguaje corporal, empujones estratégicos y sutiles indirectas. Al final la gente siempre te dejaba un hueco. Así que se instalaron con comodidad. Ella tuvo que contener apenas el impulso de afanarse lo que parecía algún tipo de comida que había por ahí. En realidad y llegados a la necesidad, tampoco veía nada de malo en comer lo que otros dejaban tirado por ahí. Pero de momento la chica no tenía hambre. Miró con curiosidad a Caesar. Luego meditó, la elección había sido evidente, más después de lo que había pasado antes con la fanática. Le miró con cierta extrañeza.

- ¿Y qué tiene de raro? - preguntó - Vosotros necesitabais una ayuda que puedo proveer y, a cambio, obtengo lo que necesito. - anticipó la pregunta lógica del chiss - Pasaje, comida y algo de dinero para mis gastos. ¿Qué más puedo pedir? - entonces ensanchó su sonrisa de forma amistosa - ¡Ah, sí! Buena compañía. Pero ya protestaréis cuando practique con mi cacharro de música - rió un poco. Luego se encogió de hombros - Que hubiera muchos cargueros no significa que tuvieran lo que buscaba – dijo mirándole de reojo - No sólo se trata de hacer dinero, una mala elección puede traer muchas... complicaciones. - No del todo exacto, pero tampoco falso. Claro que explicar la trayectoria de la muchacha era algo que tampoco tenía mucho sentido. Volvió a reírse. - Mira, ese ha perdido un motor. Buena cosa que no participases.

- Si... vaya, con un motor menos no creo que tenga oportunidades. Debería retirarse... - comentó el chiss con un tono un tanto fúnebre. Por un momento había pensado que ella les había elegido por alguna otra razón. ¿Por qué si no se mostraba tan amistosa con el muchacho? ¿Flirteaba...? ¿Quería  confundirle? Si era así de seguro que lo había conseguido. Pero no... lo había dejado claro. Era un negocio... una transacción.

En aquel preciso instante otro conato de accidente hizo que el público bramara aún con más fuerza lo que devolvió a Caesar a aquel momento... a aquel lugar. Qué demonios... estaba por fin en las archiconocidas carreras de Raxus. - Disfruta el momento... - se dijo.

Aleesha notó cómo los hombros de Caesar se hundían tras su respuesta. Tal vez malinterpretaba el lenguaje corporal, pero ella tuvo la certeza de que él esperaba otra respuesta. Con todo, no vió la necesidad de mentir, prefería ser sincera mientras no tuviera motivos. Le apretó la mano intentando animarle. 

- La vida sucede, son las coincidencias felices lo que la hace interesante. Quién sabe, tal vez el del motor no gane, pero se libre de un destino peor. O tal vez sea una carrera amañada. Lo importante, es que durante un segundo, el corazón de la gente latió más rápido - dijo poniendo la mano en su pecho. Luego le sonreí y me acerqué a susurrarle en su oído - Pase lo que pase esto no te lo podrá quitar nadie.

- ¿Y tú? - replicó Caesar con una mirada penetrante. Los ojos del chiss brillaban con un intenso fulgor. Con mano firme pero sin violencia el muchacho obligó a la mano de la chica a posarse sobre el pecho de ella. La mano del chiss también se había posado descaradamente. No le tocaba el pecho ya que la mano de ella estaba entre medias pero el joven pensó que sería una buena idea darle a Alex un poco de su propia medicina. - ¿Tú que sientes? ¿Qué es lo que te hace palpitar el corazón más rápido? Apenas has hablado de ti y las evasivas no pueden durar toda la noche... Mucho menos un viaje interplanetario.

El chiss estaba muy serio. Era joven... Más quizá por comportamiento o por inexperiencia que por edad real, pero no era estúpido. Aquella chica era atractiva... Mucho... Quizá lo suficiente para nublar su raciocinio pero el momento de averiguar si había algo más, algo que pudiese querer ocultar, había llegado.

Aleesha se sorprendió por el cambio súbito de comportamiento, había dejado su timidez a un lado. No era desagradable para ella, simplemente distinto. Con todo no resultaba amenazador, claro que después de estar entre piratas y cazarrecompensas, mientras nadie tuviera un blaster en la mano, todo iba bien. Sostuvo su mirada y sin dejar de mirarle, cogió su mano para que quedase directamente sobre su corazón. 

- No escuchas – respondió - No se trata de entender, se trata de sentir. Cierra los ojos, siente lo que nos rodea. Disfruta de una melodía, de un instante. Limítate a vivir, sin dudas ni preguntas. Solo hazlo. Eso es lo que hace que mi corazón lata, que me haga sentir que estoy viva. 

De nuevo filosofía que dudaba que entendiera. Cosas que le contaba su abuela y que sólo podían entenderse a través de la experiencia. Alrededor la gente gritaba, maldecía reía o animaba. Algunos odiaban y otros amaban. Y ellos formábamos parte de todo aquello porque seguían respirando y nadie les había volado la cabeza o les había hecho esclavos. No tenían ni hambre, ni frío. ¿Qué más se podía desear? Tal vez ella habría querido algo de compañía, pero eso era algo complicado. Desde la muerte de su abuela era difícil encontrar alguien con quién encajase… alguien que la entendiera. Sin duda Jared había sido como un padre. Aún cuando acabó por independizarse, claro. Y Zekk, a su manera retorcida, se había preocupado por ella. Más o menos. Pero no la entendían. Continuó sosteniendo la mirada de Caesar. 

- ¿Qué es exactamente lo que quieres saber? - levantó una ceja - Adelante, pregunta. - soltó una risa suave… ella sí opinaba que se podía pasar todo un viaje espacial sin revelar nada de sí mismo, toda una vida. Pero no era tanto que se escondiera cómo que no creía en que enumerar sucesos de una vida dijera nada sobre su persona. Nada sobre quién era, en cualquier caso - Si somos el resultado de nuestras experiencias, sólo compartiéndolas puedes llegar a conocer a alguien. Y eso no puede forzarse, no importa cuántas cosas podamos contarnos. De nuevo, ¿quieres que te cuente qué hace que mis ojos brillen o quieres verlos brillar? - Soltó su mano, pero no dejó de mirarle.

Aquella forma de pensar no terminaba de ser entendida por la mentalidad de los chiss basada en un apremiante deber de practicidad. Vivir... sonaba bonito, no obstante. Sentir la realidad en cada momento, formar parte de ella. Sin duda era un buen motivo para que el corazón palpitase con fuerza, después de todo. El tacto del pecho de la mujer... su piel blanquecina y rosada vibraba por la emoción que impregnaba la grada. El resto del público chillaba presa de la sensación de adrenalina mientras los jóvenes se miraban con intensidad y compartían un instante en el que el universo entero parecía detenerse a su alrededor.

Quizá no fue conscientemente pero Caesar relajó el gesto. No dejaba de mirar en lo profundo de los ojos de su compañera tratando de ver en ellos las respuestas a aquellas preguntas que no sabía o no se atrevía a formular. Pero probablemente era simplemente que ella no quería responderlas... o, efectivamente, no había una respuesta que se pudiese verbalizar y que fuese lo suficientemente convincente.

Ella le sonreía. Hablaba en serio y no frivolizaba la situación pero su rostro y su sonrisa atrapaban al chiss en un intenso lazo de empatía y dulzura al cual Caesar no podía resistirse. La chica le había cautivado. Ya fuera una fugitiva que pretendía huir de Raxus en su transporte... bien quisiera estafarles o sencillamente robarles... o siquiera fuera efectivamente una muchacha que sabía ver y aprovechar una buena oportunidad de cooperación... el chiss había caído irremisiblemente en su red.

Sin saber cómo ni porqué... sin saber cuál sería la reacción lógica a su atrevimiento... en un gesto súbito... Caesar pegó sus azulados labios a los de la muchacha. Como un imán. Hasta él se sorprendió de su acción. Y al infierno lo que viniese después. ¿Era eso vivir el momento?

Ella respondió sin pensar, dejando que el momento cobrase forma. Sin pasado ni futuro, sólo importaba aquel instante. Los labios del muchacho eran suaves pero también inexpertos y había algo intrigante en ello. La chica dudó un segundo, no había pasado tanto desde que había dejado a Zekk y aún así no importaba. Reaccionó por instinto, sujetándole de la ropa para bajarle a mi altura, alargar el beso. Sin prisas ni intenciones de profundizar, sólo compartir aquello. Cuando se separaron tanto ella como él sonreían.

Las carreras seguían pero hacía un rato que habían dejado de importarles. Por un instante pareció que sí habían conectado realmente o quizá sería solo una vez más en las que el contacto físico sustituía a la intimidad real. No lo parecía, pero tampoco podía asegurarse.

- Lo tomaré como que prefieres verlos brillar… - susurró ella.

La noche continuaba a velocidad de vértigo. El momento en el cual tendrían que buscar una lanzadera que les devolviera a la zona del espaciopuerto se acercaba inexorablemente pero los jóvenes no tenían concepción de lo que sucedía a su alrededor. Ambos reían, bailaban y corrían por las calles de un Raxus más brillante y vibrante si cabía. Un entorno realmente vivo en el cual uno podía sentir el pulso del universo latiendo con la fuerza de un tambor. Cualquier esquina era propicia para pararse… perseguirse… besarse… abrazarse… compartir confidencias. Un bar les ofrecía algo de beber… un poco fuerte. Otro les brindaba la posibilidad de probar exóticos platos precocinados que, si bien eran poco más que comida basura de escasa calidad, para ellos suponía una auténtica delicia digna de ser experimentada. Todo lo era… como había dicho Aleesha al princpio de la noche, compartir vivencias era la única manera de conocerse. De revelar algo de uno mismo. Algo digno de ser revelado.

Conforme avanzaban las horas él se sentía más y más exultante… más libre. Ella ponía a prueba la capacidad de éste para seguirla… para atreverse a vivir.

Probablemente aquella fue la primera noche que el joven chiss vivió de verdad. Ajeno a su padre, a sus sueños, a su pesarosa existencia… despreocupado. Feliz de encontrarse bajo aquel dulce sueño en el que reía sin motivos y aprendía a cada minuto que vivir no podía ser un riesgo inasumible.

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19/09/2011, 00:11
Director

Y en aquella noche en la que el Chiss empezó a vivir de verdad, otros empearon sus planes maestros para cumplir con sus oscuros propósitos, no había pasado ni una hora desde que acabaron de ver las violentas carreras de motojets en el estadio cuando ambos jóvenes se econtraban en la barra de un bar. Alegres gogos de varias especies y al menos tres sexos bailaban encima de ella y las bebidas eran una combinacion de demasiados colores. Pero nada de esto importaba a ninguno de los dos, ya que estaban concentrados en probar la suya y la del otro, con lo bien que sabía en sus labios...

Y de fondo, a través de una enorme cristalera, la ciudad de Raxus, antigua capital de la Confederación en los tiempos de las guerras clon, en toda su gloria y belleza, con los hermosos rascacielos llenos de luces... y los hermosos fuegos artificiales rojos y azules en el cielo nocturno que acaban de encenderse... Un momento precioso de felicidad.

-Eso no son fuegos artificiales.- oís a un joven murmurar a vuestro lado, justo cuando acaba una canción y empieza otra.

Y horrorizados contempláis que desde luego no son fuegos artificiales cuando los primeros haces turboláser caen sobre los rascacielos y además las naves que alzaban el vuelo o aterrizaban son atravesadas por potentes disparos que las hacen desviarse de su curso y estrellarse contra el suelo, o contra los edificios, muchas veces en forma de bolas de fuego ardiente o solo restos.

La multitud deja de bailar y sin creérselo se acerca a la cristalera alucinada.

 

 

Notas de juego

Ambos una tiradica de sentir podéis hacer. ^^

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19/09/2011, 09:19
Caesar

Una canción, un beso... un baile, un beso... un trago, un beso...

La noche transcurría en un sinfín de vivencias y experiencias... de sensaciones nuevas y felices para Caesar. Sin duda esa era la verdadera razón de la existencia. Ahora sí comprendía a la muchacha... le había enseñado tanto en tan poco tiempo. El chiss estaba viviendo algo parecido a una ensoñación. Tal vez sería por la bebida o por la mera acumulación de sensaciones pero cuando comenzaron aquellas detonaciones no podía dar crédito. Incluso cuando aquel tipo bajito y de facciones extrañas anunció que aquello que caía sobre Raxus no eran fuegos artificiales, Caesar sólo pudo contener una risotada pensando que el tipo estaba mucho más borracho de lo que él estaba... ¡santo cielo, ¿esto borracho?! - pensó el chiss con los sentidos abotargados.

La cristalera de pronto se vio inundada de los clientes del bar. El pánico comenzaba a crecer en sus corazones y, como si la burbuja de la ensoñación estallase, de pronto, Caesar se dió cuenta de la terrible situación. 

- Mierda... ¿dónde estamos? Tenemos que regresar al espaciopuerto. ¿Qué hora es?

El chiss miró a un lado y a otro. Había que salir de allí inmediatamente. No estaban seguros... el tumulto que se iba a formar podría ser peor que un wookie enfurecido.

- Alex... vamos.

 

- Tiradas (2)
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20/09/2011, 01:03
Aleesha

La música era como un latido. Podía cerrar los ojos y sentir cómo impulsaba mi cuerpo, lo recorría como la sangre. Me movía siguiendo su ritmo, como si pudiera formar parte de ella, dejarme llevar hasta que no quedase nada de mi. Era estimulante. Y mientras lo hacía alargaba el brazo para alcanzar mi bebida, con el vaso siempre medio lleno. Me divertía cambiándose la a Caesar. Mezclandola en su boca o salpicandole de forma juguetona.

Había perdido la noción del tiempo y tampoco me importaba demasiado. Sólo sabía que aún no era tarde porque el cielo aún no había empezado a clarear y aún faltaba para el alba. El cielo. Aún con las estrellas ocultas por el brillo de los neones, las luces juguetonas de los vehículos y la luz difusa que impregnaba toda la ciudad, siempre atraía mi mirada. Entonces los vi, tan hermosos como destructivos. Caían sobre la ciudad dibujando estelas de colores, destruyendo edificios y naves como quien estalla burbujas. 

Me quedé inmóvil, había dejado de prestar atención a la música y miraba paralizada la destrucción que dejaban tras ellos. Mi mano se extendió hacia el cristal, rozándolo con los dedos, incapaz de creerme lo que veía. Pero era muy real y tuve la intuición de que era ella, la fanática, quién había iniciado esto. ¿Por qué? No podía dar una explicación más allá de que su nave era grande, tenía muchas tropas de aspecto militar y que ya tenía lo que había venido a buscar. O tal vez fuera un rival que buscaba lo mismo, pero me sentía poco inclinada a creer que fuese casualidad. Caesar tiró de mi.

- Recogeremos a tu padre y saldremos de la ciudad - dudé un momento - tal vez tengamos que robar un vehículo de tierra.

Después me dirigí por instinto hacia la salida que, como siempre, había identificado al entrar. Buscar rutas de escape era una segunda naturaleza y apenas me detuve un instante para asegurarme de que Caesar me seguía...

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Nota: lo de la salida me baso en la forma estándar de funcionar de Aleesha (Ver turnos previos XD)

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21/09/2011, 20:34
Director

De pronto todo se vuelve negro y tienes una horrible premonición. Alguien... una mente implacable... algo muy oscuro esta ahí arriba el espacio... y está haciendo esto por diversión, o por un pequeño beneficio.

Y el bombardeo sientes que solo es el principio. Que hay un plan para todo el planeta y no es nada bueno.

En ese momento sientes a Aleesha tirando de dí, sacandote fuera del local.

Notas de juego

No se si lo he puesto en las reglas, en cada tirada se desglosa y si el último dado es un 6 lo repites y lo añades al resultado.

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21/09/2011, 22:22
Director

Aleesha tira de la mano de Caesar y corre hacia la salida, que a pesar de estar algo "contenta" puede identificar perfectamente. Como si hubiera sido siempre lo normal pensar en escapar corriendo de un lugar. Ambos muchachos esquivan a jovenes pasmados y quietos que no saben exactamente como actuar.

Y en un instante empujan la puerta, un arcaico dispositivo que se mueve por bisagras y están saliendo del local dejando su últimas bebidas sin pagar y pasando entre dos sorprendidos guardias de seguridad.

Se detienen un poco más adelante en la pasarela-aparcamiento-mirador en mitad de la torre espiral en la que están, desde la que se disfruta una preciosa vista sobre tanto la ciudad Intermedia, un poco más bajo, como la ciudad Superior... desde allí se tomarian aerotaxis a otras zonas de fiesta, al espaciopuerto, al estadio donde empiezan las carreras... pero justo en ese momento ven como uno de los aerotaxis, robotizados y de rumbo predecible es impactado de refilón por un disparo de turboláser que le desvía de curso haciendo que se estampe contra un bloque de viviendas de clase media-alta, que desaparece en una bola de fuego.

Y no parece que hayan salido demasiado pronto... porque la multitud empieza a escapar de la discoteca por alguna razón... que queda clara cuando un muro de llamas sigue a tres de los jóvenes que acaban de salir abrazandolos por su espalda y los incinera... quemando y desfigurando también horriblemente a los porteros que estaban a los lados de la entrada que se retuercen de dolor en el suelo.

A vuestro alrededor, las hermosas luces de Raxus se confunden con los incendios provocados por los turboláseres y por las naves que caen del cielo en llamas.

Notas de juego

Tenéis aerodeslizadores enfrente, que seguro se acaban de quedar sin dueño.

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22/09/2011, 09:19
Caesar

Un escalofrío recorrió la espalda del chiss desde la base del cráneo hacía abajo. Era una sensación fría y desagradable... cruel. Mucho más que las explosiones... más aún que las descargas de turbolásers y terriblemente más maquiavélica que todo el caos en el que estaba sumido todo Raxus. Eso le turbó dejándolo semiaturdido. No entendía nada... ni el qué ni el cómo y, aun habiendo "visto" el porqué de todo aquello, la idea no era esclarecedora sino más bien como una sombra... como una nube que se cierne a la montaña presta para descargar su tormenta.

Los aerodeslizadores estaban delante de ellos... su posibilidad de escape. Y aunque suponía prácticamente ser culpable de un robo el caos era tan apremiante que casi que la idea de infligir la ley perdió todo su peso en cuestión de segundos.

- ¡Vamos! - volvió a gritar Caesar. Las manos de los jóvenes no se habían soltado en todo momento. Era primordial no perder ese contacto ya que la marea humana que se movía alrededor era bien capaz de separarlos. Había que llegar al espaciopuerto lo antes posible y abandonar el planeta con o sin permiso de la autoridad portuaria.

Ambos subieron de un salto a uno de los aerodeslizadores... Caesar a los mandos. El aturdimiento no le dejaba pensar... sólo quería arrancar aquel trasto y salir de allí. 

Notas de juego

Bueno jefe... no sé si hay que tirar algo para "puentear" el aerodeslizador o si salimos por patas directamente. Tú nos dices.

Por cierto... lo del dado loco lo sabía pero me despisté. Gracias!

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22/09/2011, 20:57
Aleesha

Y luego había quien me consideraba paranoica. Si el bar donde habíamos estado bebiendo no estuviera ardiendo y la gente agonizando o muerta habría sonreido de modo irónico. Pero ya no tenía ganas de sonreir. Para nada. Mi expresión se había vuelto seria. Teníamos que salir de allí cuanto antes, pero quien fuera que estaba disparando no nos lo pondría fácil.

- Tu conduces - le dije a Caesar.

Entre otras cosas porque las cosas tecnológicas nunca habían sido lo mio. Prefería sentarme junto a él, con la pistola a mano y vigilar por si se acercaban problemas. De forma instintiva miré a mi alrededor buscando una pauta en los disparos, un modo en que pudieramos trazar una ruta relativamente sengura. Si podía determinar su origen, podríamos determinar el ángulo ciego.

Me senté junto a él y le apreté ligeramente la mano.

- Ei, si esta es nuestra última noche, habrá merecido la pena - le dije con un guiño - Ahora sacanos de aquí.

Notas de juego

Básicamente buscará la mejor ruta para evitar problemas e intentará estar alerta a posibles problemas. Si Caesar le dice que puede ayudar con algo lo hará ;) 

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23/09/2011, 14:47
Director

Notas de juego

Los disparos vienen desde el espacio (desde arriba), si avanzáis por niveles inferiores o debajo de pasarelas estaríais más o menos seguros.

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23/09/2011, 14:49
Director

Notas de juego

Claro que hay que tirar algo para puentear el aerodeslizador. Seguridad a 15 y os lo dejo fácil...

Ah! que nadie se ha puesto nada en las habilidades técnicas... es trágico :p

Y no me digáis "Anakin roba uno en segundos"... porque Anakin a los 8 años ya fabricaba droides.

 

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23/09/2011, 16:26
Caesar

Caesar se puso de manera instintiva ante los mandos del aerodeslizador y de pronto se vió un mundo de botoncitos y lucecillas a su disposición... ¡y ninguna respondía! Necesitaba la llave de acceso a los controles del mismo. 

- Mierda! - espetó presa de su propio nerviosismo.

Jamás había intentado puentear un vehículo pero ante aquella premura merecía la pena intentarlo. Medidas desesperadas... pero ni siquiera sabía cómo empezar. Algunos controles daban acceso ala caja de fusibles pero... dios, todo aquello le venía grande.

- Aleesha... dime que sabes hacer que esto arranque. - Caesar golpeó con fuerza la consola central del vehículo. ¿Cómo iban a huir de allí si no tenían medio de transporte? 

- Tiradas (1)

Notas de juego

He roleado la tirada. Dado que la habilidad está sin desarrollar, que el personaje no tiene aptitudes en temas técnicos y, sobretodo, que el resultado de la tirada ha sido tan desastroso... lo más coherente es que vaya a hacer un puente y no sepa ni qué leches tiene que hacer. T.T

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23/09/2011, 16:40
Director

Notas de juego

Alex, dile algo o haz algo que ahora entro yo... y pasan cositas :p

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23/09/2011, 20:15
Aleesha

Vale, las potenciales rutas no del todo suicidas estaban claras. Por desgracia estaba claro que Caesar no había hecho nada ilegal en su vida y, por lo que parecía, tampoco era especialmente bueno en temas de mecánica. Lástima, por un momento pensé que funcionaría.

No teníamos tiempo para experimentos, así que habría que improvisar. Mire a mi alrededor, buscando gente que corriese hacia su vehículo, podíamos unirnos a ellos o, si la cosa se ponía, digamos, poco amistosa, siempre se les podía persuadir de forma menos amistosa. El asunto era salir de allí rápido y meternos en los niveles inferiores.

- ¡Vamos! - le dije levantandome y tirando de él - Buscaremos uno que este ya arrancado o nos subiremos con más gente. Tenemos que llegar a los niveles inferiores...

Luego corrí. No era el momento para ponerme a explicar que provenir de un planeta donde la tecnología más avanzada es la forja no te convierte precisamente en un genio de la técnica.

Notas de juego

Hazme las tiradas que toquen. En el peor de los casos intentaría saltar sobre un vehículo en movimiento si ve que puede colarse. No es que sea una maquina, pero la situación parece requerirlo XD Nota: de esta acabará muerta fijo XD