Partida Rol por web

La noche pasa más deprisa de lo que algunos desearían. El sol apenas asoma por el horizonte cuando la pequeña hadita zelda comienza a despertar a los chicos, que parecen estar más cansados que ayer, resultado de su caminata arrastrando el cuerpo de Kururu por las praderas hasta llegar al castillo.

A esas horas, la ciudad aun permanece dormida, pero es la mejor hora para viajar. En las praderas el sol da de lleno, sin sombra donde guarecerse, y es mejor haber caminado, al menos, hasta las cercanías del Lago, cerca de las montañas.

 Me desperté en un techo que no reconocí al instante. Creo que aún todos dormían, pero era un experto en moverme en silencio en esos momentos. Recordaba cuando, jugaba en casa de mi abuela a oscuras, y con los ojos cerrados, hasta llegar a mi habitación. Moverme hasta el frutero y coger alguna pieza de fruta no era muy diferente a aquellos momentos, sólo que con el riesgo de que el abuelo de Kara me estuviera vigilando.

Ví las mochilas que preparó Maron y en seguida me vino aquel momento en el Castillo. Volví a alegrarme de que estuviera allí. Terminaba de comerme la manzana, mirando tras una de las ventanas mientras pensaba y pensaba. No sabía que podíamos encontrarnos en aquellas frías tierras. Pero a decir verdad estaba ansioso por descubrirlo.

-Sólo espero que sea quién sea nos brinde una oportunidad para poder cunplir esta misión. La verdad que me siento ridículo rezando, nunca se me ha dado bien y ni si quiera se a quién rezarle. Pero por favor, no dejéis que a ninguno de ellos le pase nada malo.-

 -Un madrugador, ¿eh? -dijo una voz a sus espaldas.

Kururu entró en la estancia, amparado en las sombras que aún reinaban en la casa del doctor.

-Creo que aún no nos han presentado formalmente... ¿cómo has terminado mezclado en todo este marrón?

Noté un pequeño roce en un hombro y me giré despacio, pensando que sería Nyx como de costumbre. Me costaba abrir los ojos a pesar de que no había mucha claridad, pero pude distinguir la forma de Zeldita despertando al resto de muchachos.

Faltaban Kururu y Eldar en sus camas pero unos susurros me indicaron que estaban cerca. Sin ganas de levantarme me arropé todavía más cubriéndome con la tela incluso la cabeza, remoloneando como no acostumbraba a hacer, pero los últimos días habían sido agotadores.

Yard despertó y se levantó procurando no hacer ruido, para ir a asearse. Algunos de sus compañeros continuaban dormidos y la hada de Zelda intentaba despertarlos, aunque Falare ya se movía bajo la ropa de cama. Aún era muy temprano, una hora que a Yard le encantaba. Era una hora de tranquilidad y quietud, perfecta para pescar.

Bien... cuanto menos llamemos la atención, mucho mejor, pensó.

Oyó cómo Kururu se dirigía a Eldar. Él no tenía muchas ganas de conversación, sólo de partir cuanto antes.

Linnet pasaba de todo, si los otros querian madrugar, que lo hicieran, pero ella aun durmia profundamente. Seguro que Kukuru le diria que habia roncado (cosa que era falsa) o Eldar se meteria con ella (le diria que iba horrible) pero todo eso era mentira. Conspiraban contra ella, eran malas personas... solo Kara y Falare la entendian. Y si dormia tan profundamente era porque estaba muy cansada... culpa de los chicos por forzar tanto las marchas.... si, Kukuru y Eldar eran unas malas personas...

Mientras seguía avistando tras la ventana una voz poco conocida se me presentó. Por costumbre y por lo pensativo que estaba mis dedos se deslizaron con discrección al mango de la espada. Los bajé de nuevo cuando ví aquel rostro.

-...

En el Castillo siempre tenía que hacer guardas tempraneras, así que uno termina por acostumbrarse. Esbocé una sonrisa, aunque realmente nunca me gustaba dormir demasiado. Me gustaba escuchar ese silencio tan tempranero. Puedes llamarme Eldar. Y lo de todo esto que se nos avecina, me pareció una buena oportunidad para salir del Castillo. Pero sobre todo no quería dejar tirada a una vieja amiga.

Aquella vieja amiga se trataba de la mismísima Zelda, qué fué la que puso toda su confianza en mí.

Tú tampoco parece que estés aquí por casualidad.- Le dije, extendiéndole una de mis manos.

 Lo miró con una sonrisilla.

-¿Soldado de la corte, entonces?, parece que no va a tratarse de un picnic si la princesa ha considerado necesario enviar a un guerrero... -dijo meditabundo, pasando junto a él sin aparente interés en la mano extendida- encantado, Eldar, espero que no tengas que arrepentirte de haber venido... ¡khuuuuu, khu, khu, khu, khuuu!

Kururu abandonó la habitación, seguido por la aguda risilla que aún resonaba por el corredor, en dirección a la sala de reposo de los pacientes donde había ocupado la misma camilla en que había despertado aquél mediodía.

Realmente nunca me importó mi grado de soldado. No sabía ni que rango ocupada, pero tenía claro que era uno de los más bajos. Tamcoco me importaba saberlo. Arqueé una ceja, cuando aquel muchacho hizo caso omiso al estrechar mi mano y me quedé sin respuesta.

-Sí, eso espero... Forcé una sonrisa mirando hacia el suelo cuando se marchó junto aquel extraño sonido. La verdad que me sentí un poco incómodo.

Ya me había hecho la idea de marchar de allí, pero los demás aún dormían, o eso pensaba. Si no estuviera Maron ya les habría dicho que les esperaba fuera, al exterior. Abandoné la sala, y me acerqué de nuevo a la habitación del descanso. Me senté a los pies de la cama de Maron, sin despertarla, pensativo...

Nyx insiste en despertar a Farale. Se mete bajo las sabanas y comienza a hacerle cosquillas para despertarla. Le sabe muy mal hacerlo puesto que sabe que está muy cansada por todo ese viaje, pero deben partir cuanto antes porque el destino del mundo está en sus manos.

Mientras tanto, la pequeña Zeldita se acerca volando a Linnet, que también permanece dormida en esos momentos. Toca con sus manitas la cara de la chica dormida mientras pronuncia su nombre.

El movimiento en la cama hace que poco a poco se despierte. La verdad es que ya antes ha notado que las hadas han estado tratando de despertarlos a todos, pero como el día anterior fue bastante emocionante, está un poco cansada... más que nada porque se pasó media noche adaptando las capas a la altura correspondiente de cada uno de los miembros del grupo... no podría dejar que Farale fuese con la capa arrastrando, ni tampoco que a cualquiera de los demás les fuese corta.

Además, también ha hecho dos pequeñas capas para las hadas ya que no sabe si ellas pasan frío o no.

Abre poco a poco los ojos, soñolienta. 

-¿Qué hora es?

No espera que haya nadie en la habitación, solo es una pregunta que no espera respuesta.

Tras pocos minutos y sin conseguir conciliar el sueño de nuevo noto que algo se ha colado debajo de las sábanas improvisadas. Gracias a que estoy acostumbrada a la presencia de Nyx, de hecho llevo toda mi vida con ella, no me pongo a dar manotazos. Rápidamente veo la luz que desprende el cuerpo de mi compañera y que se percibe incluso a través de la sábana.

- Jijijijijijijji... - río nerviosamente por las cosquillas que mi querida compañera me está haciendo. Termino por salir de tan agradable descanso de un solo salto mientras, aún riéndome, espero a que Nyx salga de allá dentro.
- Siempre te sales con la tuya, ¿eh? - le pregunto, sin esperar respuesta. Es entonces cuando me doy cuenta de que Linnet aún sigue acostada y me llevo ambas manos a la boca por haber hablado tan alto, aunque ya sea tarde.

- Ummm... no lo sé... - respondo en un tono más bajo a la linda pelirroja que se muestra recién levantada y con mucha cara de sueño.
Miro alrededor y me doy cuenta de que faltan todos los muchachos de nuestra compañía de viaje. Ha quedado claro que ellos son más madrugadores... pienso divertida.

 Kururu entró en la habitación con las manos a la espalda. Decepcionado vio que ya todos estaban en pie... no, Linnet parecía aún dormitar bajo las mantas. Su boca se sesgó lentamente en una amplia sonrisa que mostraba todos los dientes y que brindó a todos los rpesentes. Cruzó la habitación dedicándoles una mirada resplandeciente a los demás antes de situarse junto a la cama de la chica. Muy despacio alzó las manos, revelando en ellas una cacerola y un cucharón de metal, los mismos que utilizara Kara la noche anterior para prepararles la cena. Tomó aire y se dispuso a dar los buenos días...

-¡YA HA AMANECIDOOOOOO!, ¡BUENOS DÍIIAAAAAS! -exclamó a voz en grito, acompañado por el estruendo metálico de la cacerola.

Lo cierto era que aquellas bromitas usualmente le parecían bastante poco imaginativas y absurdas, él era más de comentarios mordaces... pero qué le iba a hacer, llevaba mucho rato despierto dado que había dormido casi todo el día anterior y estaba ya aburrido de tanto esperar.

-¡Linnet, se te ve radiante esta mañana!

Ella era la ultima en estar dormida, evidentemente no lo sabia.... porque estaba dormida. Tampoco habian intentado despertartla de manera sutil y ahi interviene nuestro amigo Kukuru. Cacerola en mano, con una mala baba infinita, algo se oyo por toda la casa, un grito de la sorprendida hylian:

-Kyyyaaaaa!!!!

Malnacido. La cara de Linnet era de sorpresa...¿que habia pasado?¿El cielo se les caia encima? No, como siempre el insoportable, Kukuru y sus chiquillerias... Le hecho una mirada furibunda:

-Tu!!! Mala persona!!!¿Que haces aqui?

Estaba enfadada con Kukuru..

Kururu le sonrió mostrándole los dientes.

-Pronto partiremos y no estaría bien que quedases aquí olvidada...

Kururu la obsequió con su habitual risilla retorcida mientras salía de la habitación, camino de la cocina.

Aquella cara de sueño indicaba que Maron debió de pasarse casi toda la noche tejiendo capas, y preparando todas las cosas necesarias para el viaje. Realmente era un trozo de pan. Siempre me gustó esa expresión. Cuando mi abuela se creía que no había cogido ninguno de sus dulces postres antes de la hora siempre me decía que era un trozo de pan. Pero realmente el dulce siempre lo escondía detrás de mi espalda.

Esbocé una sonrisa agradable al ver como empezaba abrir los ojos.

-Aún es algo temprano. Pero no creo que la oscuridad también se despierte con... Me hubiera gustado darle un beso de buenos días, pero un sonído de algún cacharro de cocina lo estropeó. Sonreí, negando con la cabeza como si aquel muchacho no tuviera remedio para curar sus locuras.

Creo que Kururu tiene razón. Os esperamos fuera, ¿vale?- Me acerqué a Maron y le regalé un beso en la mejilla, pero siempre cercano a la comisura del labio. Quizá las cuatro jóvenes y preciosas damas que nos acompañaban necesitaban algo más de tiempo para vestirse, sin olvidar a los dos pequeñas fatas.

Algo sospeché en cuanto ví entrar a Kururu a la zona donde habíamos dormido, pero hasta que no se acercó a la cama donde Linnet seguía recostada no ví venir lo que esaba a punto de suceder.

Justo a tiempo me llevé las manos a las orejas para que el estruendo que sobrevino no me destrozase los tímpanos. La broma era graciosa, eso debía reconocérselo, sobre todo por la cara de la pobre Linnet, pero después de haber estado a punto de morir... y de seguro lo habría hecho de no ser por nosotros, era una falta de educación por parte de Kururu despertar así a la pobre muchacha.
Después de que nos quedamos todos sin dormir por salvarle la vida... pensé tras bajar las manos, ays, no cambiará este chico, no me extraña que sacase de quicio a todo el grupo hasta que me encontré con ellos.

- De acuerdo, enseguida bajamos, dadnos un ratito para prepararlo todo. - respondí a Eldar, poniéndome de inmediato manos a la obra a recoger mis cosas, llenar más la mochila, aprovisionarme con algo de la comida que se había comprado y, además, asearme lo mejor posible. A saber cuándo podremos volver a limpiarnos como es debido...

Cierra un poco los ojos, aun está más en el reino de los sueños que en el mundo de los despiertos y como Eldar le dice que es temprano y la pequeña Falare, aunque seguramente sera mucho mayor que ella, dice que no sabe la hora que es, así que se echa de nuevo para poder descansar un poco, pero en ese momento entra Kururu y se escucha un ruido de cacerola contra cucharon muy alto.

Se levanta de pronto y mira asustada a su alrededor... parece ser que Linnet no era la única dormida.

-Que susto... 

Tras eso y decir que el chico de la cacerola tiene razón y que hay que partir, Eldar la deja sola en compañía de las otras chicas. Se levanta, aun con cara de sueño y coge su ropa para cambiarse en el baño ya que es bastante tímida. Tras unos 5 minutos sale cambiada y con la cara limpia y fresca, aunque aun se aprecian los signos de la falta de sueño en sus ojos.

Se acerca a Farale con dos capitas en la mano.

-Mira... las he hecho para tu hada y la pequeña hadita que se parece a la Princesa... para que no pasen frio... - sonríe, esperando la reacción de Farale.

Sonrío al ver que Maron vuelve del baño aún con carita de dormida y noto que se acerca hacia mi con algo en la mano. No llego a distinguirlo bien hasta que ya está frente a mi y puedo verlo con mayor claridad: parecen un par de capas, o trozos de tela bien remendados.

Antes de tomar entre mis manos lo que me ofrece la muchacha le comento:
- Puedes entregárselas si quieres, para algo las has hecho tú. Diles que es un regalo, seguro que les encantan, son muy bonitas y así no pasarán frío allí donde vamos.