Partida Rol por web

Tras escuchar a Brokk, Matrika se comienza a partir de risa. Parece que no va a parar y comienzan incluso a aflorar algunas lagrimas. Cuando consigue controlarse se levanta y ayuda a levantarse a Brokk con el brazo. 

- No, no creo que sea buena idea dejarte tocar ningún arma por un tiempo. Creo que por hoy hemos tenido suficientes emociones fuertes, espero que mañana no me hagas una demostración de como explota una navaja. 

Cuando Brokk esta levantado puede ver que donde antes estaba el liquido ahora solo queda un pequeño hoyo ennegrecido. Matrika también se fija en el agujero un instante. 

- ¿Cuantas veces me vas a hacer salvarte la vida? - Dice en tono burlón. 

- Oye, oye, que esto no está planeado. Así que quizá solo un par de veces más.

Entonces Brokk empieza a reirse también, aunque de una forma más natural de la que había reído la noche anterior. Le preocupaba que no pudiera ser de mucha utilidad a la organización con esas pobres habilidades con armas de fuego, pero no podía dejar de pensar en ese agujero en el segundo disparo. En verdad, tenía gracia.

Brokk saca entonces un cigarro y se lo enciende. Hace entonces el amago para sacar otro y le ofrece a Matrika.

- Eh, Maestra, ¿fumas?

Matrika miró el cigarillo y su rostro se ensombreció. Es evidente que había recordado algo. Lo cogió y lo apretó entre sus dedos provocando que el cigarillo cayera al suelo hecho pedazos. 

- Es por mi madre...

Brokk se quedo mirando algo incrédulo a Matrika. Ella le devolvió la mirada, quizás hubiese dicho sin querer aquellas palabras por como lo miraba sorprendida, pero después prosiguió. 

- La razón por la que mi padre odia a Cele, es por lo que le ocurrió a mi madre... - Matrika se apoyó en una pared. - Yo aún era un bebé así que apenas recuerdo su rostro, pero mi padre me habló de ella mucha veces. Era bella, era cariñosa, y fue ella la que impulsó a mi padre a dedicarse a ayudar a los necesitados. Pero ella nació con una enfermedad degenerativa, no iba a vivir muchos años. Nadie podía curarla, solo había un lugar que seguro tenía el poder para hacerlo, el paraíso... Cele. Trabajaron durante años para poder pagarse un billete hasta Cele pero no lo consiguieron, y mi madre empeoraba día a día hasta que llegó el momento en que mi padre quiso entrar en Cele a la fuerza para poder curarla. Muchos dicen que Cele es el paraíso, pero para aquellos que no pueden entrar puede convertirse en el mismísimo infierno. Mi madre no sobrevivió a aquello y parte de mi padre murió con ella. - Una lagrima cayó por la mejilla de Matrika. - El es un buen padre pero... cuando lo veo... Cuando veo sus ojos cuando habla de esa maldita ciudad...

En ese momento Matrika se deslizo hacia abajo y comenzó a llorar de verdad, con la cabeza entre las piernas. 

Al ver la escena, Brokk sin querer abre la boca demasiado y el cigarro se le cae de ella. Está bastante impresionado por la escena.

- Pero... tranquila Matrika. Está bien que no fumes, de hecho mejor así...

Brokk estaba nervioso y no sabía ni lo que decía. Nunca había sabido que hacer una situación así. En el pasado, cuando todas las noches iba con su grupo de amigos, alguna vez uno de ellos comenzó a llorar sin motivo aparente, y el resto al verlo se marchaba corriendo, para no lidiar con ese tipo de situaciones. Pero ahora no era una situación de la que pudiera huir.

- Matrika... - dice Brokk aún algo nervioso. Entonces se agacha y queda en cuclillas, y estando en cuclillas se acerca a Matrika y le rodea los hombros con un brazo. Entonces, aún mirando hacia delante, pues no se atrevía a mirar a Matrika a la cara, dice - Pero por eso estoy aquí, ¿no? Por eso me habéis reclutado y por eso me entrenas. Por tu madre. Por tu madre y por toda la gente en su misma situación. Hundiremos el infierno y lo convertiremos en nuestro paraíso.

Brokk toma aire para calmarse y entonces prosigue.

- ¿Sabes, Matrika? Me he criado toda mi vida en los suburbios. Los mismos suburbios han sido mis padres. La mujer que me parió jamás que amó como a un hijo, y mi "padre"... - lo dice con un tono amargo - Bueno, dudo que pueda llamarlo padre. La cuestión es que toda mi vida he vivido en los suburbios, y ha sido la única vida que he conocido. Durante mucho tiempo he intentado adaptarme a ello y convencerme de que era la mejor vida existente. Ya sabes, tiene emociones y ningún día es igual al anterior. Pero en el fondo sabía que me estaba engañando a mi mismo. -  Brokk se lleva la mano a la cara y se frota fuerte los ojos. No llora, pero comienzan a escocerle - Siempre he deseado estar en Cele y vivir como la gente de allí. Realmente uno debe sentirse en el paraíso ahí dentro.

Entonces Brokk finalmente se levanta, apartándose de Matrika y camina hacia delante, sin rumbo, y se para unos metros más allá, mirando a la nada.

- Pero el paraíso debería ser un lugar donde TODOS sean felices, no solo unos pocos. Maldita sea, llevo toda mi vida encerrado en una media vida, quiero probar la felicidad por una vez. Aunque para ello tengamos que asaltar Cele con navajas explosivas.

Brokk se gira con una media sonrisa y camina hacia Matrika. Le tiende la mano derecha para que se levante y dice:

- Así que puedes quedarte ahí, llorando por algo que no tiene solución, o podemos darlo todo para crear nuestro paraíso. ¿Qué me dices, Maestra?

Matrika miró hacia arriba. Tenía los ojos enrojecidos y miraba fijamente a Brokk. 

- He sido una egoísta, Brokk... - Vuelve a bajar la vista. - La razón por la que te quite la daga y te visité esa noche... Solo fue para asegurarme de que te unirias a nosotros... - Vuelve a mirar a Brokk. - Pero no fue por la organización, ni por la misión, no fue por nadie más que por mi misma. Mi padre hace tiempo ya que ha estado preparando una oportunidad como esta, pero desde que comenzaron los preparativos de la misión es cada vez más distante, y sus ojos Brokk, sus ojos están cargados con los llamas de la venganza. Esos ojos que una vez solo transmitían esperanza, quiero volver a verlos... - Se restregó las lagrimas. - Pensé, que si le ayudaba... Que si conseguía encontrarte y meterte en la organización, volvería a ser el de antes... Pero me equivoqué. Cuando anoche pasó lo que pasó supe que esto solo había sido el comienzo... Esos ojos ya no volverán a ser lo que eran hasta que vean derrumbarse esa ciudad... Supongo... Supongo que es cierto que no hay solución para esto. - Coge la  mano de Brokk y se levanta. - Siento que te tengas que ver involucrado en todo esto, Brokk, ayer sin querer acabe pagando contigo lo que paso... 

- Ah, ¿con que eso era? - dice Brokk con calma - ¿Me quitaste la daga para ir y asegurarte de que aceptara? Bueno, en ese caso... gracias. Si no fuera por eso quizá seguiría en las calles, haciendo lo que he hecho durante toda la vida. Y créeme, esto es mucho mejor. Me alegro de estar aquí con vosotros. Puede que sea lo único bueno que haya hecho en mi vida.

Matrika mira a Brokk algo confusa. 

- ¿N-no lo entiendes? Todo lo que hice lo hice por mí... Yo... Si por mi fuera preferiría que esta misión se fuera al traste y mi padre volviera a ser el de antes... - Vuelven a asomar lagrimas. 

- Vamos, vamos. No seas tan dura contigo misma Matrika.

Brokk se pasa la mano por la cara, algo cansado de esta situación.

- No puedo decir que me parezca una postura correcta la tuya, ni puedo decir que te entienda, pues nunca he tenido un padre por el que diera tanto como tú. Solo sé que como bien has dicho, la única manera de que tu padre vuelva a ser el de siempre es con el éxito de esta misión. Sea cual sea tu razón, en el fondo tenemos el mismo objetivo.

Brokk se vuelve a acercar a ella, y termina:

- Y si lo que quieres es ser juzgada por alguien para aliviar tu conciencia, debo pedirte perdón. No soy la persona más indicada para juzgar a nadie por nada.

Matrika se sacude la cabeza y se acaba de limpiar las lágrimas. 

- Tienes razón. - Dice algo seria. - No debería haberme puesto así. 

Matrika camina hacía su maletín y guarda el bote de spray en su sitio. Se dirige hacía la salida y mira a Brokk con una sonrisa algo forzada. 

- Bueno, supongo que va siendo hora de que conozcas a todo el mundo. - Comienza a subir por las escaleras. 

Brokk la sigue, pero continua conversando.

- Sí, no estaría mal. - dice con tono preocupado - Me gustaría evitarme cuantas amenazas de muerte con cuchillo sean posibles.

Brokk entonces hace una relación rápida de algo que le dijeron ayer. Cuando había visto a Debora  no había pensado en ello pero...

- Oye, esa tal Debora, la del cuchillo... ella y Franky... están... ya sabes...

Brokk no sabe muy bien como abarcar el tema, pero espera que se le entienda.

- ¿Preguntas que si están saliendo? - Matrika había recuperado el tono de voz animado. - Por favor, sería más lógico decir que Franky es el juguete sexual de esa mujer. Cualquiera le dice que no... - Lo mira con una sonrisa traviesa. - ¿Eso quiere decir que ya has tenido un encuentro con ella? Desde luego es dificil de tratar... 

- ¿El juguete se...? Oye Matrika, ¿qué edad tienes?

- 16, ¿Por? - Matrika se para un momento y mira a Brokk con una sonrisa traviesa. - Vaya, vaya... Pensaba que para el señor "Se mueren por mi tupé" no habría secretos en ese ámbito. 

Sigue subiendo las escaleras, dedicándole a Brokk una risa malévola fingida. 

- No se trata de que yo no los sepa, muñeca. Te hacía más joven y educada y me ha sorprendido oirte hablar así.

En parte por demostrarse a si mismo que Matrika estaba equivocada y en parte por puro gusto, mientras subían y mientras Matrika miraba hacia delante, Brokk tenía la vista fija en el trasero de Matrika. Sí, no estaba nada mal.

- Y dime, Matrika, ¿tienes algo pensado para mi entrenamiento? Algo que no implique pistolas, claro. - dice Brokk, apartando por fin los ojos de su culo.

- Creo que nuestro entrenamiento quedara aplazado hasta que consigamos otra pistola de pruebas. Te instruiría en el combate cuerpo a cuerpo pero aquí donde me ves solo soy experta en usar a mi dos preciosidades. Así que del combate del combate cuerpo a cuerpo se encargará Debora, pero tranquilo, iré a verte, nunca es un mal espectáculo ver Debora parte un par de huesos. 

Dicho eso abrió la puerta hacía del final de la escalera y salió hacia la sala principal de las puertas. Brokk pudó oír ya un poco más de ruido. Algunos niños correteaban por allí, se podía ver a alguna mujer llevando a su bebé a cuestas... Desde luego estaba mucho más vivo que hacía un rato, eso si, la sala era lo suficientemente grande como para seguir pareciendo vacía a pesar del número de personas. 

La mayoría de gente ignoraba a Brokk, pero pos su ropa o aspecto se podía suponer que se trataba de gente de la calle o gente enferma. Otros, en cambio, mejor vestidos, lo miraban con curiosidad. Matrika agarró a Brokk por la manga para acercarlo a un grupo de personas que parecían enfrascados en una conversación. Cuando los vieron llegar se callaron. Dos de ellos eran hombres altos y musculosos, uno era tan barbudo que parecía un león, y el otro tenía tantas cicatrices que era complicado saber de que color era su piel. El tercer hombre no era tan fuerte como los anteriores, pero tenía unas facciones duras, lo que le hacía parecer también bastante duro. 

- Os presento a Brokk, es el nuevo recluta. - Dijo Matrika. - Mira, Brokk, estos de aquí son Leo, Scar y Wheels. No son sus nombres reales pero nunca llegaron a tenerlos. Son los encargados de los transportes de cargamento. 

- Un placer, pelo-pincho. - Dijo Wheels con una sonrisa que mostraba sus estropeados dientes. 

Brokk resopla algo divertido por la situación. No esperaba que le presentaran a la gente tan de golpe pero, ¿por qué no?

- Encantado Wheels, es un placer estar aquí con vosotros.

Brokk tiende la mano al resto. A todos les aprieta la mano de forma masculina. Sin intención de hacer daño (aunque seguramente no pudiera) pero mostrando su hombría con el apretón.

- Transportes, ¿eh? ¿Trabajáis juntos, o vais por separado?

- Juntos.

Brokk y Wheels se quedan mirandose. Ambos se han dado cuenta de la simplicidad de la pregunta y ello ha provocado que se cree el silencio. El silencio perduró un rato, pero el mundo parecía haberse detenido durante ese tiempo. Brokk iba a comenzar a preguntarse cuan vacía era su existencia cuando Matrika volvió a activarlo. 

- Bueno, vamos a seguir buscando gente. - Volvió a arrastrar a Brokk hacía el centro de la sala. 

Matrika parecía buscar con la mirada a alguien pero al final se dio por vencida. 

- Bueno, el resto debe de estar en el comedor o durmiendo. Menuda panda de holgazanes. 

Matrika se encaminó hacia las puertas que conducían al comedor. Dentro el ambiente estaba algo más cargado. En las mesas del fondo algunos mendigos comían lentamente y parsimonia el caldo que tenían delante. Más cerca de la puerta estaba sentado Theo concentrado en una copa de licor. Matrika se acerco hacia él.

- ¿Sabes? No se va a convertir en un licor de calidad por mucho rato que lo mires. 

- Oh, vaya par de tortolitos acaban de entrar, tu pajarillo que dijo que le hiciste una visita nocturna a nuestro nuevo recluta hace un par días. - Miró a Brokk y sonrió. 

- Owl no se sabe estar callada ni un momento, eh... Ese nombre no le pega para nada. - Se sienta en una silla que hay al otro lado de la mesa donde esta Theo.   

- ¿Envidia Theo? Necesitas un tupé al menos tan grande como el mio para que Matrika vaya a buscarte.

Obviamente, Brokk no hablaba en serio. Usaba un tono bromista y jovial. No tardó en ponerse cómodo, con los pies en alto si había espacio para ello.

- Debo decir que esto está mucho mejor que la pocilga donde vivía, sí señor. Y no habrá algún experto en hacer masajes en la organización no? Porque ahora mismo no me iria nada mal.

- Oh, ¿Quieres que pruebe? - Dijo Theo con una sonrisa maliciosa, chasqueando los dedos y dejando escapar una chispa de electricidad entre ellos. 

Brokk quita los pies de la posición en alto en que los tenía y se sienta, algo tieso, de forma normal de nuevo.

- Tranqui tío, estaba de broma. - dice mirando los anillos fíjamente - ¿Por casualidad tienes alguna anécdota donde utilices esos anillos o te salves gracias a ellos?