Partida Rol por web

El truco con la chistera resulta ser todo un existo. Los dedos de Maria se mueven ágiles como el viento transparentando cualquier cosa que el público pueda notar. Por desgracia no hay tanta suerte con palomas, cuando llega su turno salen volando disparadas y se posan en la rama de un arbol. No sin antes dedicar una cagada cerca del lugar donde esta Maria.

Maria, al ver que sus palomas han salido volando y se han posado sobre un árbol, se saca un poco de pisto del bolsillo y silva para atraer la atención de sus palomas.

De momento, independientemente de si sus palomas le hacen caso o no, Maria se saca una varita de mago. No es muy larga, pero aparentemente es rígida, blanca y con las puntas negras. También se saca un pañuelo blanco de una manga. 

Muestra el bastón al público y lo hace girar un poco para comprobar su rigidez. A continuación, empieza a envolver la varita con su pañuelo y una vez hecho esto, retira el pañuelo bruscamente pero ya no hay varita.

Maria se pregunta si el truco le ha salido bien....

Una de las palomas se asusta cuando Maria quiere alimentarla y sale volando, quien sabe, quizás con suerte llega más tarde. Pero de momento Maria se pregunta si tendrá que capturar otra por el camino. 

El truco realizado le sale de forma decente, consigue su objetivo pero desgraciadamente se ve a la lista lo que ha hecho para conseguirlo. Debería practicar con más ganas la ocultación del mismo. 

Maria, al ver que su otra paloma está asustada y volaba en dirección opuesta a ella, decide traerla por la fuerza, ya que no soportaría la idea de perder a un compañero, aunque sea una paloma... Cierto es que Maria les había cogido cariño a aquellas blancas ratas voladoras, las cuáles le ayudaron a independizarse. Bueno... más que independizarse... aquellas palomas ayudaron a Maria a reunir el valor necesario para embarcarse en aquel proyecto tan ambicioso que tenía en la cabeza...

La chica se calmó, miró a la paloma, cerró los ojos e imaginó que la poloma volvía lentamente con ella, a sus cálidos brazos.

De pronto la paloma se detiene en el aire como si una cuerda la estuviera sujetando. Lentamente se va acercando a Maria pese a sus intentos de escapar. Cuando por fin esta a su lado puede notar el terror en sus diminutos ojos, así que Maria decide encerrarla en la jaula hasta que se tranquilice. 

Si la otra paloma pudiera hablar se habría quedado sin palabras al ver aquello, Maria decide guardarla también para no tener que repetir sus acciones de nuevo. 

Al rato de seguir practicando entra Disgaya de pronto por detrás, por suerte, supone Maria, no había visto lo que había pasado por la paloma. 

- Nirameth esta como loca avisando a todo el mundo... ¿Sabes? - Dice algo nerviosa. - Yo antes vivía en Cele, cuando lleguemos ahí... ¿Me dejarás ser tu guía? Es una ciudad que puede asustar mucho a primera vista, pero es muy fácil llegar a los sitios. Me hubiera quedado ahí de no ser por lo de mi padre... 

Un gran escalofrío recubre el cuerpo de Maria al ver que Disgaya a entrado en la estancia. Maria supone que no ha visto nada de su poder, pero es inevitable pensar el riesgo que existe en ser descubierta. ''Siempre podré decir que se trata de un truco de magia'' Piensa Maria no muy convencida de si misma...

-Así que se trata de eso... Dice Maria dirigiéndose hacia Disgaya.

-Bueno, será toda una comodidad que uno de los miembros del grupo conozca Cele. La verdad es que nos ahorrará muchos quebraderos de cabeza. (Maria no quiere indagar en lo que le pasó al padre de Disgaya. No de momento. Pues no quisiera reabrir una vieja herida. Además, a Maria no parece importarle ese tal ''padre'' ni lo más mínimo.

Maria no parece percibir nada extraño de aquella situación. Disgaya se ruboriza al escuchar las palabras de Maria.

- ¿D-de verdad me dejarás? - Casi parece que va a comenzar a dar saltos de alegría. - Ya verás, te va a encantar Cele, es una ciudad preciosa. Con era muy pequeña mi padre también me llevó a ese teatro, es uno de los más famosos de Cele. - Mira a Maria nerviosa, esperando a que diga algo más pero antes de que pueda reaccionar vuelve a la carga. - B-bueno, iré a preparar mis co-cosas.

Y sale disparada por la puerta por la que ha entrado. Justo en ese momento aparece Nirameth por la misma. Aquello parecía un desfile de la felicidad. 

- Ya he avisado a todo el mundo y se están preparando. - Dice con una mano en la frente (El típico gesto militar). - ¿Preparo también tus cosas? - Es evidente que quiere que Maria diga que si.  

-P-pero, espera! Le dice a Disgaya mientras esta sale corriendo...

Ve entrar a Nirameth por lo lejos y...

''Ya está aquí otra vez...'' Piensa Maria con un poco de recelo. ''Bueno, supongo que me servirá ella también...''

-Vale, vale, haz lo que quieras... -Asiente Maria con la mano.

-Oye, ya que estás aquí, mira esto.

Maria realiza el truco de la varita que estuvo practicando antes. Quiere ver si alguien como Nirameth se daría cuenta del engaño o no.

Y sin saber si esta última sigue en la estancia o se ha largado dejando tras de si una nube de humo... Maria espera una respuesta del público.

Nirameth mira atentamente y cuando ve el truco da palmadas de algría. 

- Yay, tan talentosa como siempre, Maria. - Dice con una sonrisa complacida. - Bueno, me pongo con tus cosas. - Sale corriendo también por la puerta.  

Maria deja las cosas a recaudo de sus compañeros, esperando que estos, deseosos por actuar pronto, se den prisa y hagan las maletas para salir cuanto antes de la pensión.

La chica sigue practicando magia hasta la hora de comer. Se trata de los mismos trucos que ha estado realizando esta mañana. Quiere perfeccionarlos hasta el punto de notar mejoría en ella, con tal de realizarlos con total naturalidad. 

A juzgar por la posición del sol y viendo que nadie le avisa de que la comida está lista, Maria se aventura al comedor en busca de sus compañeros.

Las comidas con su grupo nunca eran muy organizadas. Entre que uno estaba aún practicando una escena o otro no tenia aún hambre... organizar una comida conjunta cada día se volvía un caos. Así que decidieron comer cada uno cuando le apeteciera. Era una de las cosas por las que la gente se sentía a gusto con aquel grupo, la libertad.

Cuando llegó a la cocina Maria se encontró con Erika ayudando a la cocinera y tomando notas a su vez. Ser sastre no la hacía trabajar muchas horas así que decidió que también cocinaría para el grupo, aunque aún estaba perfeccionando su técnica. El plato olía realmente bien, la cocinera del hotel era poco habladora pero sus platos compensaban su agrió carácter. Cuando vio que entraba Maria la saludo con la cabeza y continuó con lo suyo. Erika, en cambio se acercó a María con un cuchillo en las manos que estaba usando. 

- Estará listo enseguida. Los demás están al aire libre, esperando también, si quieres comer con ellos... - Entonces Erika bajó la vista y se dio la vuelta para volver al lado de la cocinera. 

Maria pudo oír como el resto del grupo se estaba riendo, seguramente por algún comentario ingenioso que había hecho Roberto, era el actor más ingenioso que tenían.

La puerta hacia el exterior estaba abierta y daba a un pequeño patio con mesas, aunque también había mesas dentro.  

(Ya está intentando ligar otra vez ese payaso) pensó Maria al oír aquellas carcajadas. A Maria no le gustaban los ligones que entraban con facilidad a las chicas para... hacerles cosas, los detestaba. Si no fuera porque Roberto tenía talento como actor y porque algunos de sus comentarios sí que le hacían gracia a Maria, Roberto ya haría décadas que estaría despedido.

La chica siguió las risas con su oída y rápidamente encontró al grupo. Parecían muy alegres. Estaban matando el tiempo mientras llegaba la comida.

Maria saludó con una agridulce sonrisa, muy forzada. Casi parecía que le diese asco sonreir. Sin esperar respuesta alguna, Maria se sienta a poder ser, en la silla más alejada del grupo (si la hay), sino dónde pueda.

- La cosa es que entre en esa taberna y... - Roberto se quedó callado justo cuando vio llegar a Maria. 

En la mesa estaban Roberto, Juliett y las tres bailarinas. No era complicado saber que se traían entre manos Black y Blanca en esos momentos, el grupo ya se había acostumbrado a sus ausencias. Mike estaba en una mesa más alejada leyendo un libro. La mayor parte del equipaje de Mike eran libros, a pesar de no tener agilidad escribiendo podía presumir de haber aprendido rápido a leer. Maria se sentó en la mesa de Mike, sabía que allí nadie la iba a molestar, el silencio de Mike concentrado era lo que necesitaba para relajarse. Cuando Maria se hubo sentado, Roberto comenzó a hablar más bajo, sin tener un especial interés en la conversación era raro escucharlo. 

Al cabo de un rato Erika salió con una bandeja, ser camarera era un pago por las clases de cocina que le estaba dando la cocinera. Primero sirvió a Maria, como estaba acostumbrada a hacer, era un plato de pasta bastante apetecible cubierto con algún tipo de salsa. Después de servir a Maria, Erika fue paseando con la bandeja para servir al resto de las personas. Cuando hubo terminado se sentó junto a Maria, dejando a un lado los cuatro platos faltantes a un lado (Para Black, Blanca, Disgaya y Nirameth). Todo el mundo comenzó a comer.  

Maria intenta disfrutar de su plato. No todos los días se le presenta una oportunidad de comer comida en tan exquisitas condiciones. Sin hacerle ascos lo más mínimo, intenta disfrutar al máximo y apreciar el sabor, el aroma y la textura de aquel solomillo que se estaba comiendo.

Para ello, intenta coger los cubiertos de la manera más elegante posible, a poder ser, sin mancharse la boca ni un ápice.

Llegado al ecuador de la comida, Maria coge uno de sus cubiertos y lo hace repicar contra su copa de la forma más armónica posible, con tal de captar la atención de sus compañeros.

''Atención, por favor.'' *Se levanta de la mesa y se pone en pie para hacerse notar más*

(Invoco el aspecto de teatrismo para intentar hacer que el discurso, quede más épico.)

-Bien, como ya sabréis todos, esta tarde partimos hacia Harmen. Es un viaje algo duro y largo, pero una vez lleguemos allí, partiremos rumbo a Cele. Esta es la oportunidad que estábamos esperando, al fin podremos alcanzar el fruto de nuestro esfuerzos. Cele es una ciudad grande y la gran potencia mundial. Actuar allí supondrá fama y fortuna. No podemos dejar pasar este regalo que nos ofrece la vida! El tren solo pasa una vez! Ya es hora de que pasemos a la gran palestra, de que brillemos con nuestra propia luz!

Todos os habéis estado esforzando muchísimo estos últimos años y no veo nada más que progresos y éxitos. Seguid así chicos, estáis haciendo un gran trabajo! Estoy muy contenta con todos vosotros.

Recordad, esta tarde partimos a las 4, así que recoged vuestras cosas y sed puntuales. Quedaremos a las 4:00 pm en la entrada de la pensión. Sed puntuales, no hay demora para la perfección.-

Dicho eso, Maria vuelve a sentarse, y sigue comiendo lo poco que le quedaba del plato.

Maria procura comer con suma elegancia, como si aquello se tratase de un cena de gala. Pero realmente sus movimientos se notan torpes y el tiempo que se toma en degustar la comida resulta excesivo. Erika la observa algo extrañada viendo como se esfuerza, pero no comenta nada al respecto. 

Cuando Maria llama la atención de todos estos detienen sus charlas y sus comidas para escucharla. Todos parecen bastante atentos durante su discurso, algunos incluso aplauden al final o parecen más motivados que antes. Incluso se escucha de fondo la voz de Nirameth:

- ¡Bien dicho, Maria!

Nirameth ya traía arrastrando sus maletas y las de Maria. Se notaba exhausta después del trabajo y se sentó en plancha lo más cerca que pudo de Maria. Mientras devoraba su plato los demás ya se habían vuelto a centrar en sus cosas. 

El resto de la mañana transcurrió con tranquilidad, los que habían faltado en la comida fueron los ultimo en acabar. Y como era ya tan normal, Disgaya fue la ultima en conseguir hacer las maletas, que por supuesto, acabaron desparramándose por el suelo cuando bajo por las escaleras. Era la que tenía más equipaje del equipo, y para aquellos que no entendían de ciencia, todos los artilugios que llevaba les resultaban una carga inútil. 

Para llegar hacia su destino lo más lógico sería coger que un tren llevará directo hacía allí. Si conseguían cogerlo ese mismo día quizás llegarían a Harmen con días de antelación incluso. La gente del pueblo no tardó en fijarse en la comitiva. El grupo aún no había conseguido el suficiente dinero como para ganar transporte propio así que tenían que ir a pie cargando con todo lo que tenían, el viaje hasta la estación iba a ser agotador. Era curioso ver como se separaba el grupo, Black y Blanca, como siempre a un lado charlando en susurros y dándose besos. Roberto y su comitiva de admiradoras era un no parar de hablar y canturrear, cosa que irritaba bastante a Maria. Erika parecía bastante emocionaba contándole a Nirameth todo lo que había aprendido durante sus clases de cocina. Mike y Disgaya eran los más rezagados y Maria iba sola liderando a toda la tropa, aunque ella ya estaba bien así. 

Tras un paseo lo suficientemente sofocante y agotador pudieron llegar hasta la estación del pueblo. El hombre de los billetes miro asustado lo que se le venía encima, pero por suerte pudieron coger el tren que salía a las nueve de la noche. No escatimaron en gastos, al fin y al cabo ir a Cele los iba a hacer ricos, así que decidieron pedirse vagones privados cerca del restaurante. Una vez hechos los preparativos solo quedó esperar al tren, no sin antes armar un poco de jaleo. 

La estación estaba desierta, pocas personas se podían permitir un viaje a aquellas alturas, y los que podían preferían quedarse en la seguridad del hogar, mucho más relajante. Maria se sentó en un banco alejado de sus compañeros, aunque Nirameth no tardó en hacerle compañía.

- Los demás están improvisando un concurso de música para distraerse. El ganador se llevará el colgante del Fénix de Roberto, ¿No vienes?

Roberto siempre había presumido de ese dichoso colgante. Cuando Maria lo acogió fue porque lo pillo intentando robarle su cartera. La fama de actor de Roberto no venía de la nada, era un embaucador de primera, te distraía con palabras para robarte tus pertenencias sin que te dieras cuenta. La habilidad había interesado mucho a Maria, pero también había provocado muchos problemas en sus primeros meses con el equipo. El colgante de Fénix se lo había robado a unos extranjeros ricachones que habían venido de turismo al pueblo donde se hospedaban en ese momento, el plan fue bastante elaborado, pero algo salió mal y tuvieron que estar escondiéndose durante días. Maria estuvo a punto de echar a Roberto por ello, pero la fama que había ganado con el resto del grupo se lo impidió. 

La estación era bastante grande y desoladora. Tenía un no se qué que achantaba un poco a Maria. Las estaciones y los lugares de despedidas no le gustaban en absoluto. Para ella, eran sitios donde la gente se ponía ñoña y acababa medio fingiendo sus sentimientos en cara de un ser ''querido''. ¿Falsedad? ¿Recelo? ¿Envidia? ¿Melancolía?... Lo cierto es que Maria... al perder el amor de sus padres... perdió parte de su humanidad. O la guardó en lo más hondo de si misma. ¿quién sabe?

De repente, Maria oyó la característica voz de Nyrameth, la cual hizo que reflotara la mente entre sus pensamientos.

-¿ehh?, ¿sí?- dijó algo despistada...

-B-bueno... vamos a ver qué hace ese gañán...-

Maria se acerca junto a Nirameth y observa los movimientos de su grupo de cerca, pero a la vez distante, como si no quisiera integrarse en el grupo.

Cuando Maria llegó lo bastante cerca pudo ver que era el turno de las bailarinas. Aunque no estuviesen bailando parecía que nunca perdían la sincronización. En ese momento estaban cantando una especie de canción de nana, pocas canciones se pueden oír en las calles. Una tenía la voz demasiado chillona, la otra demasiado grave y a la mediana casi no se le sentía, por lo que aquello era más un dolor de cabeza que una canción. 

Después llegó el turno de Juliett, no hablaba mucho y se tiraba el día pegada a Roberto, pero si algo hacía bien era cantar. Si aquello hubiese sido un  concurso de verdad más les hubiera válido a las bailarinas salir corriendo en aquel momento. Juliett se había ganado la vida en la calle cantando en una esquina. Tenía un ojo de cada color y el pelo largo y enmarañado, por lo que la gente no se solía acercar a ella. Eso fue precisamente lo que interesó a Maria, ver a alguien rechazado por ser diferente era algo no podía tolerar. Si bien era cierto que una vez arreglada y maquillada, Juliett podía presumiren belleza con cualquiera. 

Cuando Juliett terminó de cantar todo el mundo se rindió al instante, era un caso perdido intentar superarla. Así que como era predecible Roberto le acabó entregando el colgante a Juliett. No habiendo nada que ver Maria decidió que lo mejor sería volver a sentarse donde estaba. 

Al cabo de un rato una presencia la alertó. Era como si de pronto hubiera aparecido a su lado. Iba tapado con una capucha y ocultaba el rostro tras una máscara, estaba claro, se trataba de uno de los Ojos de Khillisia. Comenzó a hablar, pero el sonido era extraño, como si se introdujera directamente dentro de la mente de Maria. 

- Sabemos que piensa ir a Cele, Maria di Arya, ¿Es consciente de lo que allí le espera? Quizá piense que se escapara de nuestra vigilancia llegando hasta allí, pero también perderá nuestra protección... - Esta ultima palabra se escucho mucho más nítida que las anteriores. 

La chica quedó vislumbrada ante tal acontecimiento.  Atónita, con una expresión en la cara de pura desesperación. El pulso cardíaco de María empezó a acelerar hasta límites insospechados. Su corazón latía a mil por hora.

Solo necesitó un par de milésimas de segundo para encuadrar toda aquella situación. Al oír la voz de ese enigmático ser, a María se le vinieron a la mente las palabras de Kaz: Ojos de Khillisia. Los ojos que todo lo ven. No puedes hacerles frente. Te aniquilarán en cuanto tengan ocasión. Maria!! Controla tus emociones. Deja la mente en blanco.

Todas esas palabras sonaban en la mente de Maria, eran las enseñanzas del padre de Nirameth, su mentor. Sonaban con mucho eco y distantes en su cabeza. Aún así, Maria lo percibió todo como si el propio Kaz hubiera estado allí en persona.

Una vez se hubo recuperado del shock, se dirigió a la enjironada figura y le dijo:

-¿Protección? No necesito vuestra protección!!-

Dijo en un tono bastante alto y respondón...

- Usted misma, pero una vez allí estará sola. Y si osa volver y ha roto su juramento... Estaremos esperando. - Una vez dicho esto el hombre se desvaneció como si de niebla se tratará.

El juramento...  El juramento era la promesa que hacía todo Khillisiano cuando abandonaba su hogar para siempre "No dañaras a los tuyos". Nirameth se acercó a Maria, posiblemente la hubiese escuchado gritar. 

- M-Maria, ¿Decías algo? - Dijo algo dudosa. - ¿Con quien hablas?