Partida Rol por web

Thuathza

El Templo del Infinito.

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27/07/2009, 15:08
Eulme

Eulme se levanta, con calma, y antes de dirigirse a la puerta hace una seña a su padre pidiendo permiso para ausentarse. Una vez concedido, la Diosa Menor, se aleja discretamente para no interrumpir la conversación.

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27/07/2009, 17:22
Ereymos

Se quedó allí, observando en mortal silencio la retirada de Eulme, la verdad es que no conseguía entender muy bien qué pasaría si todos se negaban a dialogar y a continuar con la creación. Echó una mirada a Adelphos, estaba con él como se lo había dicho en la alcoba, asintió brevemente recordándole lo hablado y luego escuchó con atención a su hermano Neferdos y se sintió de acuerdo con él, era más o menos lo que había dicho antes, claro, sin tanto enfásis porque ella no era así. Y aguardó el momento justo para pedir que se continuara.

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27/07/2009, 22:49
Durmeg

Durmeg llegó a la sala. Parecía cansado, todo lo cansado que alguien inmortal e infatigable puede parecerlo. Sus manos estaban cubiertas de polvo de roca, su barba de trocitos de piedra, su rostro literalmente ceniciento. Se diría que ha estado muy ocupado en este tiempo en el que sus hermanos y hermanas no le han visto, inmerso en sus actividades de creación de su raza con Nimya. Incluso puede notarse como esta interrupción en sus actividades le irrita en la respiración pesada al llegar al umbral y el golpe de su pesada vara sobre el suelo, retumbando a la vez que anunciando a todos su llegada. No dice nada más, sólo espera.

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29/07/2009, 22:23
Adelphos

- Ereymos, Durmeg, gracias por responder a mi llamada.

Adelphos saludó a sus hermanos tras observar a la pequeña Eulme mientras se retiraba. Un momento después, irguiéndose en el sillón, se dirigió a los Dioses presentes.

- No me andaré con rodeos. Supongo que ya habréis notado la ausencia de varios de nuestros hermanos - una pausa para estudiar sus rostros. - Cada uno es libre de hacer lo que crea conveniente, pues el Cosmos nos dotó del libre albedrío. Pero sus mandatos están por encima de esa regla. Me preocupa que nuestros hermanos hayan viajado a un plano diferente para escapar de mi supervisión en los asuntos relacionados con la Creación. Creación que debemos llevar a cabo entre todos, colaborando, para conseguir realizar los planes de nuestro Padre.

Mira a Nerfedos, Ereymos y Durmeg.

- Entiendo que estéis ansiosos por completar vuestras visiones. Todos tenemos grandes planes para nuestros descendientes en la Creación. Pero si cada uno los lleva a cabo por su cuenta no lograremos nuestro cometido. Juntos seremos más que la suma de nuestras partes.

Tras terminar su discurso, respira profundamente, apaciguando la fragua que late en el interior de su cuerpo inmortal.

- Así pues, ¿alguno de vosotros sabe algo sobre dónde están o qué planean nuestros esquivos hermanos?

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30/07/2009, 01:56
Nerfedos

Nerfedos niega tristemente con la cabeza mientras una sonrisa condescendiente se le dibuja en el rostro, casi siempre serio. Su barba cana, viva como las mareas de los recién creados océanos, ondula con suavidad al son de sus movimientos.
- Conoces la repuesta tan bien como yo, hermano mío. - Comienza con tono comprensivo pero duro, haciendo una pequeña pausa reflexiva para que cada cual sacara sus propias conclusiones. - Arezos. - Sentencia sin más preámbulos tras el corto silencio. Su mirada es ruda, sus facciones parecen esculpidas en hielo y tras sus ojos ruge una tormenta mal contenida. - Por el Cosmos que Nerhu y él están tramando algo. Nuestro caótico hermano también recibe visiones del Cosmos, tu lo sabes tan bien como los demás. Y la mente de nuestro oscuro hermano es mucho mas poderosa y afilada que la de cualquiera de nosotros.
Vuelve a negar con la cabeza y suspira pesadamente, haciendo que pequeñas nubes se desplacen por toda la sala, impulsadas por su bocanada de aire. - Sea lo que sea que estén tramando esos dos, no puede ser nada beneficioso para nosotros... Y mucho menos si Melenunde, la de la Discordia, está con ellos

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30/07/2009, 19:35
Ereymos

-Deberíamos buscarles o crear nuestras propias razas mientras ellos no están, algo me dice que Neferdos tiene razón-miré a Adelphos a los ojos para transmitirle la inseguridad que rara vez sentía respecto a algo.-Definitivamente no han querido aparecer por voluntad, entonces vayamos a donde están ellos pero algo tenemos que hacer...

Miré a Neferdos entonces.

-Aunque ellos sean más, pesará más lo que hagamos nosotros tres. No debemos dejarlos llegar a un punto donde echar a atrás sea una tragedia, ¿no lo creen?

Notas de juego

¿Por qué siguen marcando a todos? o.O

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04/08/2009, 19:03
Adelphos

Tras escuchar Nerfedos y Ereymos tamborilea en la mesa con los dedos. Adelphos niega lentamente con la cabeza, más para sí que para el resto de los presentes.

- Continuar la Obra por nuestra cuenta no es una opción... todos necesitamos el don de Nerhu para otorgarles la inteligencia superior a nuestras criaturas. Además, el Cosmos requiere la colaboración de todos para completar su Creación.

Tras un momento de silencio, levanta la mirada de nuevo.

- ¿Y tú, Durmeg, mi sensato hermano, qué piensas sobre la desaparición del resto de Dioses?

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04/08/2009, 21:04
Director

Notas de juego

No. No necesitáis a Nerhu para crear a los seres.

Pueden ser tan inteligentes como tu.

Podéis crear a vuestras razas sin la ayuda de los demás. No creo que ellos vengan a pediros ayuda a vosotros.

 

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04/08/2009, 21:08
Adelphos
Sólo para el director

Notas de juego

Joer, si no es bastante difícil ser el líder de una panda de egocéntricos dioses, voy metiendo la pata a cada frase xD

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05/08/2009, 22:57
Durmeg

-No es su desaparición lo que me preocupa, sino más bien su reaparición. Sé que no abandonarán la que es, en buena parte, su obra. Ninguno de nosotros lo haría. Cada vez que actuamos dejamos una parte de nosotros en la Creación. Me intriga mucho más lo que puedan estar haciendo mientras no los vemos, cómo dejan su semilla en el nuevo mundo. Cuando reaparezcan, que no dudo que lo harán, vendrán con sus razas y tendremos nuevas preocupaciones... -dice el sombrío y práctico dios de la piedra. Su voz suena con el eco de las cavernas donde reverberan secretos y oscuridades insondables. 

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07/08/2009, 22:12
Adelphos

Adelphos se sumió en un silencio meditabundo. Apoyado en el reposabrazos, miraba hacia la inmensidad más allá del balcón. La hermosa Creación que el Cosmos le había revelado en su sueño iba a resultar una tarea compleja. Debía conseguir que todos los Dioses trabajaran en armonía, realizando equilibrios entre sus deseos, habilidades y egos.

Sus ojos lanzaban destellos, cambiando de color al ritmo de sus pensamientos. La paciencia nunca había sido su punto fuerte, aunque su posición requería de un esfuerzo adicional. Tras sopesar las alternativas, sin más información en este momento, tomó una decisión.

- Está bien... - se irguió de nuevo en su asiento para mirar a sus hermanos. - Ereymos, Nerfedos, Durmeg, mi voz ha sonado en los salones del Templo y vosotros habéis acudido. No sabemos qué estarán tramando el resto de hermanos desaparecidos. Nerhu es inteligente y ambicioso - dijo, mirando al Dios de los Mares, - Melenunde, su ambición es la discordia. Arezos es del todo imprevisible, y su influencia sobre Asura es poderosa. Juntos pueden hacer cualquier cosa.

Se puso de pié, caminando lentamente alrededor de la mesa, mirando a sus hermanos mientras seguía hablando.

- Nosotros tenemos la fuerza inquebrantable de la roca, el ímpetu de los mares y las tormentas, el voz del hielo que todo lo silencia y la hambrienta furia de las llamas. Nerhu quiere reinar sobre los muertos de todas nuestras criaturas. Que lo haga, cuando mueran, mientras estén vivas serán los poderes de la naturaleza.

Apoyando sus manos sobre la mesa, inclinado hacia los tres Dioses, concluyó.

- Sé que tenéis vuestros propios planes, vuestras ideas para vuestras razas. Os propongo que combinemos nuestras capacidades para que nuestras razas sean capaces de superar lo que nuestros hermanos hayan planeado.

Notas de juego

Amigos directores. Necesitaría saber algunas cosillas.

1- Según tengo entendido, podemos crear razas inteligentes hasta nuestras propias capacidades, pero, necesitamos el don de Asura para que vivan, ¿no?

2- ¿Podemos crear razas combinadas? Sí, ya se que la pregunta llega un pelín tarde xD

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08/08/2009, 20:13
Master Walgor

Notas de juego

No necesitáis a los demás dioses para dotar a vuestras razas de vida, inteligencia, belleza... pues vosotros mismos poseéis todas esas cualidades, aunque reducidas. Cada uno es especialista en algo, pero puede hacer casi cualquier cosa. De todas formas, tened en cuenta que vuestras razas deben ser similares a vosotros.

Por otro lado, las razas combinadas podrían contrariar al cosmos, pero son totalmente posibles. En todo caso el cosmos aceptaría que poseyeseis al menos una raza propia y a partir de ella pudieseis crear razas comunes.

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09/08/2009, 17:46
Ereymos

Observé a mi esposo, su determinación estaba por encima de todo y eso era siempre agradable de ver. Le sostuve la mirada unos instantes y luego di mi propia opinión, lenta y detalladamente.

-No voy a esperar a mis hermanos para hacer mi creación, la tengo ya en la cabeza hace bastante rato, demasiado, diría que me quema si eso no fuera irónico. Así que si ustedes están de acuerdo, iniciaré la creación de mi raza y a partir de allí, podemos decidir qué quitar, que añadir o simplemente, que sub raza crear a partir de esa...

Me alejé un poco de la mesa, miré a ambos y me declaré lista para empezar en cualquier momento.

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11/08/2009, 21:46
Adelphos

Adelphos escuchó a su esposa. Su fría mente siempre atemperaba su impulsividad. Mirando a sus hermanos, notando su reticencia a perder el control de la creación de sus descendientes. Comprendió que lo único que podía hacer era sacrificar su propia raza en pro de su objetivo.

- Está bien. Cada uno tendrá su raza, tal y como la ha ideado. Únicamente os pediré un favor, cuando llegue el momento - respiró profundamente. - Estaréis ansiosos por comenzar, - miró a Durmeg - o seguir vuestro trabajo. Podéis marchar.

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12/08/2009, 18:38
Director

Y así, ante las órdenes del Cosmos y la Voz de Adelphos, los Dioses del Templo del Infinito comenzaron a crear sus razas.

Una raza a imagen y semejanza de cada Dios.

Una raza con sus características y con los dones que los hermanos Dioses deseen regalar.

Es la hora de la verdad...

Es la hora de hacer realidad el sueño del Cosmos...

Pero la regla del Cosmos sigue en pie.

Podéis crear vuestras razas, pero no podéis interferir en su desarrollo.

 

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19/08/2009, 18:21
Adelphos
Sólo para el director

Adelphos repasaba una y otra vez las posibilidades que le quedaban. Era posible que los dioses desaparecidos estuvieran creando seres que se salían de las restricciones impuestas por el Cosmos... de no ser así, ¿por qué iban a esconderse?

Tenía que hacer algo que marcara una diferencia cuando regresaran. Algo para que no se alzaran sobre el resto de Dioses y criaturas de la Creación.

Convertiría su raza en guardianes. Campeones de la naturaleza que protegerían los reinos elementales de los cuatro Dioses que habían permanecido a su lado. Debían ser criaturas imponentes, poderosas y letales. Utilizarían el fuego redentor para su causa, calcinando a los enemigos de la Creación.

Sólo necesitaría una pequeña ayuda de sus hermanos, Ereymos, Durmeg y Nerfedos, para que su fuego interior no se apagara fuera de los infiernos ígneos del norte.

Notas de juego

Post interpretativo para preguntaros si se puede hacer xD

En un principio teníá la idea de hacer dragones, seres ígneos que vivirían en los infiernos del norte.

Ahora, me gustaría que cada uno de los dioses les diera una piel que les permitiera vivir en sus dominios. Así, se convertirían en guardianes de los mares, las montañas y las estepas heladas.

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19/08/2009, 22:15
Director

Notas de juego

¡Excelente!

Los protectores de la humanidad.

A mi me parece una excelente idea.

A ver si tus compis se ponen las pilas.

xD

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02/09/2009, 11:29
Asura

Asura aparece por el portan el Templo... hace cara de estar pensando algo... finalmente niega aquellos pensamientos de la cabeza y esboza su habitual y dulce sonrisa, mirando a los presentes y haciendo una leve reverencia de cabeza.

Hola, hermanos...

Suspirando, parece buscar a alguien con la mirada... a alguien o a algunos, al no verlos, sonríe de nuevo, una sonrisa de despedida... y empieza a alejarse tranquilamente hacia sus aposentos, y allí se dirigirá a no ser que la detengan.

Ya he tenido bastantes reuniones por hoy.

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06/09/2009, 20:17
Durmeg

Durmeg estaba sobre su nuevo reino, que se extendía bajo sus pies formando el suelo del mundo donde toda vida debía correr, reptar o nadar en las aguas que contendría sobre ella. Ya llevaba mucho tiempo meditando al respecto, trabajando en secreto. Muchos habían sido los ensayos, algunos de los cuales quedarían encerrados en el inframundo, en el mundo subterráneo del que Durmeg era dueño y señor. Otros tal vez llegarían al mundo de los sueños a través del conocimiento del dios de la mente... En cualquier caso, lo que le ocupaba era la gran obra, su creación más elevada, la que haría que su memoria perdurase sobre esta nueva tierra. Ya había trabajado largo y tendido, con y sin la ayuda de Nimya, y ahora quedaba sólo su realización. Tenía ante sí, literalmente, una montaña de materiales diversos, todos provinientes de la roca madre de este nuevo mundo. Con gran afan se dedicaron los dos, mano a mano, a crear el primero de los nuevos seres vivos, uno que sería más que ningún otro la encarnación de su idea de cómo debía ser él mismo si hubiera podido crearse a sí mismo: tan grande como su ego (colosal), duro como la roca, de pies seguros y manos firmes, con la mirada destinada a un solo lugar, pues dos ojos eran muchos para una sola visión, la boca grande, los dientes muchos y capaces de machacar la pura roca, trabajador, laborioso, con una afinidad natural para con su entorno rocoso, el que escogería para vivir. No necesitaría más que la propia tierra para alimentarse (aunque tal vez las arenas auríferas de los nuevos ríos pudieran suponerle un manjar, como podría pasar también con las carnes más blandas y sabrosas pertenecientes a otros seres vivos, aunque eso ya se vería).

Acabó su trabajo tras muchos de esos nuevos días que ahora existían, alternandose unos a otros sin cesar. El trabajo había sido inmenso y el resultado fue Kurghal, un gigantesco cíclope, el primer representante de su raza. Tan grande era que sólo Nimya era mayor. Y ella fue la encargada de crearle una compañera. No había pensado el dios, ensimismado como estaba en la manufactura del gigante, que se les había prohibido comunicarse con su raza, de manera que al ser creado Durmeg se desvaneció en la tierra antes de que se viera tentado de comunicarle conocimientos o deseos o cualquier otra cosa. Ésto dejó sola a Nimya, que tuvo que hacer lo que pudo, sin ayuda, para crear el segundo especimen de la raza de Durmeg. Era necesario para que pudieran reproducirse sin ayuda, pero ella no era un Dios y por tanto erró y la creación no fue idéntica. Ese fue el origen de las mujeres de la raza. Más tarde se diría que fue la primera creación de una creación y que Nimya era en realidad una diosa creada con la voluntad de crear a la raza y ser su señora, pero eso ya serán temas de discusión teológicas que no vienen ahora al caso.

Los cíclopes pudieron entonces reproducirse, pero eso suponía un grave problema que se vería en seguida y que serviría a otros para darse cuenta de que sus creaciones debían tener límites. Los cíclopes eran inmensos y si su reproducción fuera rápida pronto llenarían todo el mundo y vaciarían todas las montañas. Eso no podía ser, así que Durmeg, ayudado nuevamente por Nimya, tuvo que introducir cambios: hombres y mujeres de la raza rara vez se encontrarían, pues sus gustos serían diferentes y Nimya recompensaría a los más laboriosos y creativos de entre ellos. De esta manera, en poco tiempo, los cíclopes se convirtieron en creadores de nuevas cosas: vasijas, mesas, sillas, círculos de piedra y, con el tiempo, los primeros edificios. Todo de gigantescas proporciones, con grandes piedras, inicialmente sólo de una en una.

Pero su tamaño seguía siendo excesivo y se corría el peligro de que ocuparan el mundo que otros dioses querían para sus razas. Viéndolo con antelación, dolido pero previsor, Durmeg indujo a través de Nimya un decrecimiento en la simiente de los cíclopes. De esta manera fueron reduciéndose en tamaño a la vez que adoptaban cada vez más hábitos cavernícolas. En poco tiempo desaparecerían de la faz de la tierra... para ocupar el submundo. Serían una leyenda de tiempos pasados, dejando tras de sí sus construcciones megalíticas, círculos de piedra y fortalezas ciclópeas. Sus descendientes, el pueblo Nimyo, serían bajos de estatura pero roustos y duros como la roca de los primeros creados; industriosos como ninguna otra raza sería, horadando la roca en busca de su riqueza, sus metales que tanto amaban y que conocía mejor que ninguna otra raza mortal. Dormirían, sí, pero en camas de piedra que no invitaban al sueño, y sus sueños serían pesados y oscuros, tan oscuros que se aproximaban mucho a la muerte. Amigos del fuego, que aprendieron a usar para fundir los metales, serían también los primeros en elaborar armas... y sellar su propio destino.

 

Notas de juego

[NdM] Perfecto.

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07/09/2009, 20:22
Adelphos

Adelphos se había encerrado en sus aposentos tras la reuníon con sus hermanos, pero no tardó en dirigirse al portal hacia la Creación.

Desde los picos más altos observó el lejano sur congelado, los vientos aullantes que cortaban el aire levantando cristales de hielo. Las corrientes atravesaban la Creación hacia el norte, transportando los aromas de la tierra, los bosques, el mar... Caminó sin rumbo fijo por las montañas que dominaban el centro de la creación, admirando todo lo que se podía observar desde tan privilegiada posición. Todo lo que habían creado hasta el momento se observaba desde allí. Hacia el oeste se escondía el orbe ardiente que era parte de sí mismo, dejando paso al homólogo de su hija Eulme. La oscuridad avanzaba lentamente.

Caminó por las llanuras, estepas, selvas, lagos y mares, hacia el norte ardiente. Mientras se acercaba a su destino, Adelphos se convenció de lo que tenía que hacer. Todo aquello era frágil, y debía ser protegido.

La luna plateada dominaba los cielos oscuros, cuando Adelphos llegó al borde de la Creación. Toda la parte norte era un infierno ígneo, parte del motor que mantenía el equilibrio de temperatura en el resto del mundo. Las llamas lamían sus pies, como un mar de luz líquida. Aquí y allí surgían montañas, donde la roca de Durmeg había conseguido resistir, resaltando negra contra las llamas del horizonte. Columnas de humo se elevaban desde los picos de las montañas, mientras lenguas de magma descendían perezosamente.

Adelphos subió tranquilamente a la montaña más elevada, dejando un rastro de huellas al rojo en el río de lava. El pico terminaba en una caldera burbujeante, iluminaba las nubes de ceniza de un tono anaranjado. Desde lo alto del volcán se dominaba todo el ardiente norte, y más allá, la oscuridad del vacío. El aire vibraba y olía a ceniza y azufre.

Adelphos se quitó su armadura dorada. Dejó las hombreras, los brazales y las grebas sobre unas rocas, se quitó la túnica y descendió desnudo hacia el lago ígneo. Su piel comenzó a irradiar luz mientras se sumergía. Desapareció bajo el magma con último aleteo de sus alas de luz.