Partida Rol por web

Tiempos de Guerra

Capitulo I

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07/07/2014, 18:45
Udokal

El crujir de la silla lo previno, aunque esperaba que aguatase su peso. No fue así y Udokal se fué al suelo y se quedó sentado sobre los restos de la silla.

-BRRRRR. Protestó haciendo resoplar sus labios con un tono de resignación, como a quien le ha pasado más de una vez. Los pequeños humanos no saben hacer sillas en condiciones. Dijo a Keloa mientras se levantaba tranquilamente y buscaba otra silla. Y eso que no llevo la chaqueta de pieles ni el hacha... Observó varias sillas con detenimiento levantándolas e inspeccionándolas por debajo hasta que encontró una que parecía algo más robusta. A ver si esta...

Se había perdido la charla del posadero, pero seguramente estaba allí para saludar y preguntar que quería de comer, lo de siempre.

-Carne o peces, muchos, o todo. Dijo en el idioma común esperando que la comida fuera mejor que las sillas.

Se quedó mirando a Keloa suponiendo que ella pediría lo mismo, no había dicho nada desde hacía rato y quizás estuviera preocupada por algo. Desde su encuentro con aquel grupo de O'Shars no habían hablado mucho de lo que sucedía, quizás fuera mejor así o quizás necesitaran hacerlo.

Notas de juego

Si no digo nada es que hablo en O'Shar por defecto.

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08/07/2014, 00:06
Ophelia

Algo bloqueaba la entrada. Podía tratarse de un cortinaje de pieles, pero a aquellos no solían sobresalirle piernas por debajo, excepto cuando un aprendiz se cuela en el despacho de un maestro y está a punto de ser descubierto. Y, desde luego, nunca, jamás, tenían cabeza. Las cortinas no la necesitaban.

¿Por ventura no será un hombre? Y lo era, en efecto; el más alto y voluminoso con el que se había topado nunca, excluyendo a los que se encontraban bajo ciertos efectos de magia de transmutación. Un verdadero gigante de hombre, coronado por una cabellera anaranjada como el halo de las llamas.

A su lado, envuelta en el mismo tipo de pieles, una mujer que era prácticamente su igual en estatura, y de cabellera incluso más intensa.

Verdaderamente, la guerra había desplazado a gentes de todo el continente, transformando los reinos que permanecían todavía fuera de la influencia de los conquistadores en verdaderos jardines de humanos, y otros seres inteligentes.

Cuando por fin decidieron marchar en busca de una mesa, pudo echarles un mejor vistazo, y comprobar que no viajaban solos, sino que lo hacían en compañía de un hombre y una mujer, ambos de baja estatura, si es que la perspectiva que desdibujaban los dos enormes pelirrojos era correcta.

Ophelia eligió para sí una mesa vacía, cerca de un rincón, de cara a la entrada. Dejó las alforjas de su montura en el suelo y se sentó con el morral cruzado sobre el regazo. Cuando el posadero apareció en el salón, llamó su atención levantando un brazo.

Mientras esperaba que terminara de atender al cuarteto, dejó que su mirada deambulara por los parroquianos. Una pareja llamaba la atención casi tanto como aquellos. Al menos, la mujer. Piel oscura como el cuerdo curtido y musculatura que envidiaría un hombre fuerte en un cuerpo casi tan grande como el de la pelirroja.

El estruendo de la madera al quebrarse y la carne al golpear el suelo reclamó su atención. La pobre silla sobre la que se sentaba el pelirrojo no estaba a la altura del enorme peso que le hacía soportar. Bajo las posaderas de aquel hombre, el trono del más arrogante de los monarcas hubiera parecido una silla normal y corriente.

La mujer se echó a reír con ganas, tapándose la boca para evitar elevar la voz. Si pudiera atrapar este momento, lo titularía: la venganza del hombre común.

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08/07/2014, 14:44
Vilnar

Vilnar se queda con el rostro desencajado tras ver como una de sus valiosas sillas se reducía a astillas, tanto por la sorpresa como por el dolor de tener gastos extras.

            - Ejem... si.. bueno... - Observa a Udokal mientras va a por otra silla... - Esa parece más robusta - Dice con esperanza.

Cuando Phey le habla, este retrocede un par de pasos y le mira con cierta aversión, cuando le responde, su tono es forzado. - La carne es de vaca, algo vieja tal vez, pero todo un lujo en estos tiempos, tuvimos que sacrificarla al romperse la pata dos días atrás mientras el buey la montaba. Estoy seguro que con unas patatas, cebollas y zanahorias estará mas que jugosa. Y me temo que no tenemos otra carne en estos momentos...

                - Pescado no tenemos me temo, nadie en el pueblo se dedica a la pesca, pero confié en mi, habrá carne de sobra para saciar tu apetito... Aunque tal vez prefieran también sopa para que después entre mejor la carne... y quien sabe, algún postre, como tarta de manzana...- dice ahora en un tono menos nervioso a Udokal - Eso sí, trate por favor de no romper mas sillas... son valiosas ¿sabe?

                - Y de beber vino tinto? cerveza? tal vez agua?, yo aconsejaría el vino, por los alrededores elaboramos un buen vino, con especias es especialmente delicioso, en especial para el paladar delicado de las mujeres, - dice mirando tanto a Keloa y Pazzo como a la nueva clienta.

                - ¿En qué la puedo servir a usted noble dama? - Dice apreciando las túnica de calidad de la última en llegar. - Algo para comer? beber? hospedaje también? - Pregunta con esperanza.

 

 

 

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08/07/2014, 20:16
Pazzo

La puerta de la cocina se abrió de golpe y el hombre que salió por ella se les acercó sonriendo. En cuanto lo escuchó hablar Pazzo le puso el mote de “falaz”. ¿Nobles? O es tonto o es ciego o piensa que nosotros lo somos, de nobles no tenemos ni… ni la yegua de Phey. Oh, sí, con nuestro tamaño tenemos hambre, claro, este se ha fijado en la barriga de Udokal y a mí ni me ha visto. ¿La mejor cocinera o la única? Si no estaría tan hambrienta, se iría de ahí ahora mismo. Seguro que les iba a traer una comida peor que mala, pero no había otra cosa. Le tocaba aguantar.

La que no pudo aguantar más fue la silla de Udokal, los crujidos avisaban desde que se había sentado. Con la misma rapidez con la que el culo del pelirrojo tocó el suelo, Pazzo se levantó de su silla y se apartó del “gigante”. No era la primera vez que la silla se hacía añicos, pero recordaba lo que pasó en otras ocasiones. En una de ellas, la estúpida de ella le tendió la mano para ayudarlo y él, más estúpido aún, la cogió. Lo que pasó después se lo contaron, porque ella no recordaba nada. Al parecer la golpeó con la cabeza contra su rodilla, sin querer claro, y perdió el conocimiento. Tuvo dos semanas un chichón enorme en la frente. Otra vez, el hombre se quedó como una tortuga con las patas arriba y, en el intento de levantarse solo, ya que nadie se atrevía a ayudarlo, salvo Keloa de vez en cuando, le dio una patada que la movió tres metros. Un bonito moretón le adornó uno de sus flacuchos muslos por mucho tiempo, pasando de un color a otro lentamente.

Ahora que estaba de pie y lejos de Udokal se pudo reír a gusto con su cristalina risa y luego le pudo hacer caso al dueño alcalde falaz. No sabía que quería comer, pero si Phey le decía que espere, ella tenía que decir justo lo contrario.

- Yo quiero algo fuerte para beber, me voy a arrepentir de esto, y algo caliente para comer, pero que no sea carne de caballo, lo miró un poco y añadió, tampoco de ningún animal de dos patas, ya sabes a qué me refiero. En aquellos tiempos no era de extrañar que metieran en la cazuela a los débiles del pueblo con tal de ganarse unas monedas. Era más fácil que cazar o criar animales, más barato y además se libraban de las bocas inútiles. Y no piense engañarnos, sé muy bien a qué sabe esa carne. A mis amigos, hizo una señal hacia el pelirrojo que ya había encontrado otra silla que parecía más sólida y hacia Keloa que tenía una mirada tan fría que parecía que empezaban a bajar las temperaturas, no les gusta esa carne y créeme, no te gustaría verles mostrar su descontento.

Se volvió a sentar y le pudo prestar atención a Phey. ¿Cómo no hacerlo? La miraba con esos ojos y le hablaba con esa boca, esos labios… y... ¿con esas palabras? Debería haber hecho el voto de no hablar… Suspiró, puso los ojos en blanco y le respondió de mala gana.

- ¿Qué más te da? Ya sé que si me pasa algo no tengo que contar con tu ayuda… Oh, oooh, ¿me estás llamando mentirosa? Sus ojos soltaban chispas y las palabras mostraban claramente lo ofendida que estaba. Aunque mantenía una voz baja, se podía ver por sus gestos que estaba muy, muy enfadada. Y la guinda del pastel era como siempre Hanne. No, no era por tu maldita yegua… ¿Sabes qué? Él nunca me trató así, se refería a su primer amor. Nunca desconfió de mis palabras, aunque algunas veces debería haberlo hecho, pero eso no se lo iba a decir. Siempre me trataba con ternura y amor. Sin querer los ojos se le llenaron de lágrimas, pero se negaba a llorar. Oh, y sus abrazos, suspiró tristemente, me perdía en ellos y no quería que dejara de hacerlo jamás. En una cosa tienes razón. Es buena idea ponerle a un animal que te va a acompañar mucho tiempo el nombre de alguien que aún ocupa un lugar en tu corazón. Su padre era el hombre que nunca le había fallado, mientras que ella no dejaba de decepcionarlo una y otra vez. Los recuerdos sobre su familia la entristecieron, pero ella era una chica alegre, siempre lo fue. Era su manera de sobrevivir cada día.

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09/07/2014, 08:20
Mamawe

Mamawe observó la escena en silencio. Los últimos forasteros en llegar tomaron asiento en una mesa al fondo, y tras ellos entró otra humana menuda, estaba comenzando a observarla cuando un crujido a su espalda le sobresaltó. Si giró al notar el tremendo ruido que hizo el O´shar cayendo al suelo, no pudo evitar que una media sonrisa asomara en su rostro mientras observaba al hombre levantarse y buscar otra silla que fuese capaz de aguantar su peso.
-Parece que ahora ya nadie se fijará en nosotros. Comentó de soslayo a su compañero de mesa.

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09/07/2014, 18:11
Kalen

Un pequeño estruendo distrajo su atención de la conversación mantenida con Mamawe. Esperaba que aquella mole fuera terrorífica en combate, porque en la vida real proporcionaba un curioso entretenimiento. El hecho de que uno de sus compañeros se riera sin tapujos, la pequeña, mostraba confianza. Aunque podía ser también falta de sentido común, así que sólo la reacción del O'Shar lo confirmaría.

Miró a su compañera de viaje y asintió.

- Eso espero -expresó con un ápice de esperanza. Si formara parte de aquel vario pinto grupo...

"Ha vuelto al silencio. Me gusta, pero no cuando me dejan a medias en una conversación. Si esta es su capacidad de atención apañado estoy, o bien...".

- Entonces... -Depositó el vaso en la mesa, ya medio vacío (así veía las cosas), y mantuvo una postura informal apoyando los antebrazos en la mesa mientras observaba a la mujer-. Hablábamos sobre nuestros caminos. ¿Algo en mente?

Prosiguió con la discreta conversación sobre su futuro como compañeros inesperados de viaje.

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10/07/2014, 01:15
Ophelia

Reír era justo lo que necesitaba para quitarse las malas sensaciones con las que se acostaba cada noche. Estaba acostumbrada a la soledad; su trabajo en la torre a menudo la requería. Pero el camino hacía perder la perspectiva. Horas y horas del mismo paisaje, a veces días, como en una absurda pesadilla. El pensamiento se diluía hasta mezclarse con la realidad sensible, en una amalgama homogénea e improductiva, que amenazaba con arrastrar a la locura.

Podía entender a esos hombres y mujeres que, apartados de la civilización, hacían de la foresta su hogar, satisfechos con el aislamiento y la subsistencia. Habían perdido su humanidad en la monotonía y la soledad, retrocediendo a un estado primitivo de vida, cuando la vida era un combate interminable contra la naturaleza por la supervivencia.

La risa le recordaba que seguía siendo una persona y no simple animal que se dejaba cargar por otro. El cuidador de los sabuesos de la vieja torre, que en paz descanse, decía que los perros salvajes no reían. Solo los domesticados. Ophelia desconocía la verdad, pero le confortaba pensar que así era.

El posadero se dirigió a ella mientras terminaba de atender la mesa de los jayanes pelirrojos. Comida, bebida, hospedaje.

Ophelia asintió con la cabeza.

—Las tres —respondió—. Y mi yegua también necesita alimentarse; ha sido una larga jornada.  Confío en que tienes a alguien que pueda ocuparse de ello.

»Dime también cuál es el nombre de este pueblo, y en qué punto de la región estamos.

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10/07/2014, 08:22
Mamawe

Mamawe volvió de nuevo a la conversación con su acompañante. - A cualquier sitio menos el sur, ese es mi plan. Y era cierto, ese era el único plan que tenía. Alejarse del maldito sur,y de la gente que la arrancó de su seno familiar y la convirtió en una gladiadora.-y tú, ¿tienes pensado algún destino concreto? o sólo seguiremos viajando juntos mientras nos interese.

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10/07/2014, 12:56
Phey Stern

No es a ti a quién fallé. Fue a Hanne.

Y a eso se le sumaba que Pazzo se pusiese a mencionar a su exnovio abrazador. Ese tipo de comentarios dolían a cualquiera. Phey se puso en pie deslizando la silla hacia atrás en un sonoro raspazo chirriante de la madera sobre la madera.

Se acabó. No tengo por qué aguantar esto. Llevas haciéndome reproches desde que volví del templo de Hareth. Si no llega a ser por mi intervención, Pazzo, te habrías quedado en los calabozos de la torre que los magos hicieron estallar. Si me disculpáis, esperaré fuera a que esté lista la comida.

Cuando se alejó de la mesa, apoyó la mano en el hombro del alcalde para que se diese la vuelta.

Para mí carne de vaca estofada, sin sopa, y un vaso de agua, gracias-dijo todo serio.

Y siguió su camino hasta la puerta. Hasta dentro de veinte minutos su estómago no le iba a hacer volver a la mesa. Eso le daría a penas cinco minutos de paz, sin el agudo pitido de la voz de Pazzo taladrándole la cabeza. El otro cuarto de hora lo iba a necesitar para dejar de comerse la cabeza, hacerse reproches a sí mismo y olvidar porqué empezó toda esta discusión. Cada vez era más evidente que se sentía más agusto con su nueva yegua que con las personas, y su nueva yegua necesitaba que le quitasen el peso de la silla de su lomo y que la cepillasen un rato. ¿Tiene Pazzo esas mismas necesidades? ¡No lo sé! Pero ese no es el punto en este momento. Salió de nuevo al exterior.

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10/07/2014, 15:43
Vilnar

 - Por supuesto que es de vaca... ¿por quien me ha tomado? - Pregunta enfadado Vilnar, al que la falsa sonrisa le ha abandonado por unos instantes.

A pesar de todo el trabajo que tiene, lloviéndole peticiones de aquí y allá, parece que se desenvuelve bastante bien.

- Tenemos un licor de hierbas que creo que la encantara pequeña dama, en unos segundos se lo traigo.

Cuando Phey le toca el hombro pega un salto hacia atrás, como si le hubiese quemado. Luego, a una distancia prudencial lo mira con lo que podríamos clasificar una mirada llena de odio si no fuese por que la sonrisa sigue allí. - Le pediría por favor que se abstuviese de tocarme... no me gustan esa clase de eh... como decirlo... familiaridades... esto no es como la ciudad.

  Intentando olvidarse de Phey se vuelve hacia Ophelia. - ¿Algo de comer o beber en especial? En cuanto a las habitaciones, tengo una que creo la encantare. Eso sí, me temo que no tenemos mozo de cuadras... pero su caballo al menos pasará la noche bajo techo, y es gratis...

 ¿Vais a alojaros también en nuestra humilde posada? - Pregunta dirigiéndose al grupo de los O´Shar

Vilnar desaparece por un par de minutos detrás de la barra, para volver después con una gran jarra de agua, otra de vino tinto junto con unos vasos todo ello de barro cocido, sin olvidarse del vaso con licor de hierbas de Pazzo

 

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10/07/2014, 18:46
Udokal

El dueño no parecía muy contento por lo de la silla, pero Udokal no tenía la culpa que las hicieran tan endebles, en cualquier caso hablaría con Pazzo para que le diera unos círculos metálicos por ella.

-No preocupar, la pago.
Dijo Udokal en el idioma común mientras sacaba el pequeño saco con todos los círculos metálicos que tenía y se lo acercaba a Pazzo mientras hablaba con ella en su lengua natal con la que se sentía mucho más cómodo. ¿Cuanto vale una silla pequeña Pazzo?

Confiaba plenamente en la muchacha y siempre le consultaba ese tipo de cosas. Claro que tuvo que esperar a que dejara de reírse de su caída. En general pocos se atrevían a hacerlo, pero a Udokal no le importaba, la próxima vez debería examinar con más detenimiento la silla antes de sentarse.

-Mucha carne y sopa... sí.

Tras la sorpresa inicial y el estruendo por la caída de Udokal poco a poco todos volvieron a sus conversaciones, aunque de vez en cuando las miradas iban sobre su mesa, la de la mujer que había entrado tras ellos o la de la otra pareja. Estaba claro que muchas de las conversaciones se centraban en los tres grupos de forasteros. Udokal dejó que Pazzo y Phey hablaran, nunca parecían ponerse de acuerdo, y esperó a que Keloa saliera de su mutismo.

-Phey ¿No comer?
Le preguntó cuando este se levantó de la mesa y pareció alejarse hacia la puerta decidido a salir fuera, ni siquiera pareció escucharle, así que se limitó a encogerse de hombros. Los pequeños humanos eran muy raros y no terminaba de comprender sus costumbres, por eso quería llegar cuanto antes con los otros O'Shar. Se sirvió unos buenos vasos de agua de la jarra que el posadero había traído, tanto caminar le había dado sed y además hacía mucho calor. Más agua. Dijo mirando al posadero. Vale suelo.

Al final siempre acababan durmiendo en el suelo pues no se acostumbraban a las camas y ninguna era lo suficientemente grande para ellos.

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11/07/2014, 01:37
Kalen

La guerra y el pillaje se asociaron en los últimos tiempos. Las historias teñidas de rojo intenso viajaban de boca en boca aparentando verdades cuando los únicos testigos eran los muertos. Verdades sacadas de ruinas y cenizas, de carne descompuesta y sangre seca. Viajar solo era de locos muertos, o de locos poderosos; pero locos al fin y al cabo.

- Concretamente alejarme del sur -respondió mientras jugueteaba un poco con el vaso, casi distraídamente, pero sin apartar la mirada-. Hasta ahora nuestra sociedad ha sido beneficiosa, así que en principio podemos seguir el camino hasta donde nos lleve. "Los puentes se cruzan de uno en uno", o eso dicen -Ahora sí se distrajo, lo justo para mirar sus uñas y mostrar una ligera sonrisa.

"Tengo mierda hasta en las oídos".

- ¿Has alquilado alguna vez tu acero? Nunca he tratado por libre, así que no tengo muy claro el mecanismo para... -Una de sus manos hizo un movimiento en círculos, sin exagerar. Era la representación física de la ignorancia sobre el tema-. En algún momento necesitaremos ganarnos la vida -"No siempre se arranca plata de las manos muertas que intentan asaltarte".

Giró la cabeza levemente, mirando de reojo al Hijo de Ihvist.

- ¿Tienes necesidad inmediata? -Regresó a la conversación- Yo no, pero el hombre perezoso se atrofia -Si ella lo necesitaba sopesaría el riesgo, así que dejó la puerta entreabierta.

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11/07/2014, 10:06
Mamawe

Lo miró muy seria,-He sido gladiadora, se detuvo un momento mientras hacía memoria de cosas, que a juzgar por como apretaba la mandíbula no eran muy agradables,-es casi lo mismo. Y soy buena, no te engañes.Podría enrolarme en cualquier ejército. 
Pensó en su saquillo de dinero... -No será necesario esta noche, mostró una ligera media sonrisa, muy sutil.E incluso así, puede que fuera uno de los pocos gestos de alegría que Kalep había visto en ella en el tiempo que llevaban viajando juntos.
-Y, ¿si nunca has tratado por libre... había alguien que tratase por tí? Yo tampoco he tratado nunca por mí misma.

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11/07/2014, 16:31
Ophelia

Ophelia suspiró largamente. Otra razón para preferir los animales invocados, menos trabajo. Pero no podía hacer nada más que resignarse, así que se encogió de hombros.

—Para beber vino suave, o si no, agua. Y para comer, prefiero evitar la carne si tienes otra cosa —pidió. Hacía años que había dejado de comer carne, como muchos de sus compañeros. En ocasiones, especialmente cuando estaba lejos de la torre, se veía obligada a hacerlo, y la desagradable sensación en el desacostumbrado vientre duraba horas—. Y te he hecho una pregunta. Si no puedes atender a varios clientes al mismo tiempo, no me importa esperar un momento, pero no me gusta repetirme inútilmente.

Habitualmente era más simpática, pero a pesar de la inesperada risa, no estaba de humor para aguantar estupideces. No había preguntado por entablar conversación. Bajo la lluvia, los caminos se desdibujaban y las distancias se confundían, y un pueblucho como aquel no figuraba en ningún mapa.

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11/07/2014, 17:37
Pazzo

Lo había soltado todo, ¿pero se sentía mejor? ¡NO! Discutir con Phey la agotaba. Lo miró con los ojos entrecerrados y los labios apretados cuando volvió a echarle en la cara que la había salvado.

- Pues ¿sabes qué? Haberme dejado ahí para morir. Con suerte tu yegua llevaría mi nombre. Ya no hablaba en voz baja aunque Phey ya había salido. Puede que ni la escuchó. Lo que le pareció exagerado fue la reacción del posadero en cuando este lo tocó. Ese hombre no le gustaba nada. Demasiado nervioso y esa sonrisa falsa...

-No soy una dama, dijo asqueada. Tráeme ese licor, o mejor la botella. Vamos a alojarnos, sí. Yo quiero un cuarto y estos dos, hizo una señal hacia los pelirrojos, otro. Al hombre cariñoso, sonrió con maldad recordando el gesto del posadero cuando Phey le tocó el hombro, lo tendrás que preguntar luego. Puede que prefiere dormir con la yegua...

- Udokal, ya le pagaremos más tarde al hombre lo que vale la silla, dijo en el idioma antiguo. Le devolvió la bolsa con las monedas y le hizo una señal para que guardara aquello.

Los O´Shars habían aprendido a hablar el idioma común y entendían más de lo que hablaban, pero se sentían mejor hablar en su propio idioma. Desde que Aeryn, Voki y Phey se marcharon, Pazzo solo los tuvo a ellos y eso que los acababa de conocer en una posada antes del ataque. Pasaron tanto tiempo juntos que hasta a ella le era más cómodo hablar el idioma antiguo. También era importante la confianza que tenían en ella. Cuando los conoció la salvaron de unos mineros a quien había robado y se fueron todos a la cárcel. Aún así parecía como si nunca hubiera hecho nada malo. Era lo más cercano a unos amigos que tuvo en mucho tiempo. ¿Por qué Phey no podía tratarla así?

- Supongo que comerá, le respondió al grandullón a la pregunta, habrá ido a buscar un conejo, pero con esta lluvia no encontrará ni uno mojado. Bebió de golpe el vaso de licor que había dejado el alcalde y puso una cara que dejaba claro que no estaba acostumbrada a eso. Al parecer le apetecía antes comerse uno, dijo con voz cambiada por el alcohol, casi ronca. Alcalde, vuelve a llenarme esto. Empujó el vaso al centro de la mesa y se preguntaba si sería capaz tomarse otro vaso.

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11/07/2014, 17:49
Vilnar

El alcalde responde a Ophelia antes de volver a desaparecer en la cocina. - Claro, claro... el pueblo se llama Martall, no es un pueblo muy grande, pero si bonito... y esta mira al mapa un poco confuso, se ve que no esta de usarlo... - digamos que por aquí, señala con el dedo una región a unos 100 - 150 km de la frontera -

A su vuelta regresa con varios platos, dos de ellos con sopa de pan y ajo, y parece también que bastante pimienta por el olor, y los otros dos con carne de vaca, patatas y cebolla... uno de los platos da la impresión que le han escurrido la salsa.

Varios de los lugareños miran los platos con apetito y tal vez por ello, sus miradas de disgusto, incluso odio, hacia vosotros se intensifican.

Antes de atender a Pazzo, se fija que la extraña pareja tenga aun agua y vino suficiente. Vuelve después con dos vasos de licor mas para Pazzo - Veo que a la jovencita le gusta el licor, me alegro - Dice intentando ser amable y con una jarra de vino tinto no muy fuerte para Ophelia.

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11/07/2014, 17:59
Keloa

Cuando Udokal rompe la silla, Keloa mueve la cabeza un tanto avergonzada, aunque se fija y mucho en quien se ríe y no de su compañero...

 - Solo una habitación para nosotros - Dice Keloa en su habitual tono frío y seco, mientras mira al humano con desdén. Aunque ha descubierto cosas de la civilización que le gustan otras las odia sobre manera, una de ellas es la servidumbre y como se rebajan estos humanos, supone que es debido a su debil condición, basta ver sus cuerpos enclenques.

Lanza otra mirada de disgusto a los aldeanos, en respuesta a las que esta recibiendo... y espera un rato a ver si alguno se atreve a retarla... estar sentada allí en aquella diminuta silla en una postura forzada, con el calor de la sala y rodeada de gente hace que su humor sea especialmente malo... Sin duda preferiría seguir andando bajo la lluvia.

Finalmente lanza una mirada hacia la mujer de color ataviada con la pesada armadura en la que han esculpido sus atributos femeninos... Desde luego no parece tan enclenque como el resto y su color de piel la llama la atención, claro que la armadura metálica es un indicativo de que no sabe luchar demasiado bien... si no... para que necesitaría llevar una armadura así... o tal vez es simplemente por que le gusta llamar la atención... esos dos bultos en la armadura es imposible que sean naturales...

Notas de juego

el DM haciendo de Keloa :( :( :( 

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11/07/2014, 18:08

Notas de juego

Espero que no te aburras...

Tu has llegado a la posada por la mañana... has comido algo y bebido mucho y te has ido a dormir, por que tenias mucho mucho sueño...

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11/07/2014, 19:35
Udokal

Udokal asintió y recogió la bolsa con las monedas, en cuestiones económicas era Pazzo la que sabía como y cuando se hacían las cosas y él se limitaba a seguir sus consejos.

-En nuestro pueblo teníamos unos tocones de madera para sentarnos, más altos que estas sillas porque nosotros somos más grandes como has podido comprobar pequeña Pazzo. Desde que habían salido de la mina Udokal le contaba de vez en cuando alguna cosa de su tribu y las costumbres O'Shar, aunque tampoco era su tema de conversación favorito. Ya viste que no soy el más grande como pensabas, deberías haberte visto la cara cuando nos encontramos con los del Clan Kara´Krag. Si no tuviéramos que recorrer aún tanto camino yo mismo cortaría un tronco y nos haría unos asientos para Keloa y para mi. Se quedó pensativo y un instante después formuló algo que le venía rondando por la cabeza desde hacía tiempo. ¿Nos acompañarás hasta que encontremos a nuestro pueblo? No podrás estar más segura en ningún otro reino, ahora los O'Shar nos estamos reuniendo por orden del Gran Akhane. Formaremos un ejército y aplastaremos a los pieles verdes y a esos guerreros del dragón.

Lo dijo seguro. En el Este los habían pillado por sorpresa y en una clara inferioridad numérica, aún así les habían plantado cara y muchos hermanos habían muerto en batalla, de momento parecía que su tribu había sido la que peor parada había salido, aunque seguía sin tener noticias de muchas otras. Pero cuando todos acudieran al llamado ningún ejército podría resistir a una turba de O'Shars enfurecidos y sedientos de venganza.

-Phey no podrá cazar un conejo.
Dijo Udokal convencido de que con aquella armadura le sería imposible acercarse a uno. Además cazar conejos no servía de nada, se necesitaban muchos para poder comer bien. En su tribu solo los niños cazaban conejos. Si quiere una buena pieza ¿Por qué no se lo pide a Keloa? Ella es capaz de cazar cualquier cosa, al menos algo que merezca la pena, no conejos.

No comprendía como a la pequeña Pazzo podía gustarle aquella bebida. Había probado alguna, la roja a la que llamaban vino y otra más amarilla a la que llamaban cerveza, todas le sabían mal. Prefería beber agua.
Udokal asintió ante la afirmación de Keloa. Esa había sido la tónica habitual desde que llegaran a las tierras del sur, se habían acostumbrado a compartir el mismo espacio para dormir, así podían guardarse las espaldas el uno al otro. La pequeña Pazzo prefería cogerse una habitación para ella, era una chica muy confiada y Phey también hacía lo mismo. Cuando no había suficiente sitio podían compartir espacio, ellos no usaban lo que los pequeños humanos llamaban camas, eran demasiado pequeñas, así que dormían en el suelo.

-Bueno provecho. Dijo en el idioma común cuando llegó la comida, tal y como Pazzo les había enseñado que era costumbre decir antes de empezar a comer. Le hacía cierta gracia algunas de aquellas frases, aunque normalmente las decía sueltas y luego comenzaba a hablar de nuevo en su idioma, a no ser que tuviera que comunicarse con Phey o con algún extraño que no entendía su idioma. Veamos si Keloa tiene que ir de caza mañana o podemos avanzar a buen ritmo.

Cuando no había pueblos por los que pasar o la comida escaseaba se veían obligados a cazar y eso podía llevar mucho tiempo, por lo tanto tan solo caminaban cuando ya habían conseguido alguna pieza importante.

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11/07/2014, 23:22
Phey Stern

Locos. Todo el mundo está loco. Phey estaba dispuesto a reverenciar a las autoridades locales de allí por dónde pasara, pero aquel era un posadero. Su trabajo consiste en tratar con la gente, no es muy normal que se ponga a la defensiva. Y las últimas palabras de Pazzo cuando Phey cruzaba la puerta sobraban. ¡Claro que le pondría su nombre a un caballo si hubiese muerto! ¡Eso se daba por descontado! Lo que pasa es que al no ser rico y solo tener una yegua a la que bautizar, Pazzo tendría que compartir el honor con Hanne. Eso significaba ponerle un nombre compuesto, como Hannepazzo o Pazzhanne.

No, seguramente Hannepazzo, hay que poner en primer lugar a la persona más importante. Hanne era sacerdotisa, le corresponde un lugar de honra.

Pero si Hanne siguiese viva y Pazzo no, a Phey le encantaría montar a Pazzo. Pazzo yegua, se entiende. Lo de la Pazzo cadáver es necrofília y eso es pecado.

Hoooola, bonita...

Daba gusto tener a alguien que se pusiese contento al volver a verte, en lugar de soltarte reproches y miradas hostiles. Hanne cabeceaba haciendo pendular su melena alegremente mientras relinchaba. Qué cielo de yegua.

¿Quieres que te cepille? ¿Eh? ¿Quieres que te cepille? Muy bien, buena chica. No como otras...