Partida Rol por web

Tiempos de incertidumbre

Preludio 3: Alphonsus Reynard III

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14/09/2009, 14:39
Director

Alphonsus había sentido la llamada de la magia desde muy pequeño, de hecho en su ciudad natal de Solanthus, los vecinos decían que había heredado las facultades de su madre Eldiana, una conocida Túnica Blanca de la ciudad, sin embargo, su padre nunca estuvo satisfecho de que su hijo siguiera la senda de los magos, pues él era un Caballero de Solamnia, y los caballeros siempre habían visto la magia con recelo, en algunos casos con evidente rechazo. Únicamente por el hecho de que el padre de Eldiana también había sido Caballero, se le había permitido a Alphonsus el casarse con una maga, y fruto de éste amor nació el pequeño Alphonsus, que heredó el nombre de su padre.

 
Siendo joven, Alphonsus se quedó huérfano de padre, debido a una escaramuza en las montañas Vingaard, cuando el escuadrón de caballeros fue atacado por un grupo numeroso de goblins. Tras este acontecimiento, Eldiana decidió enviar a su hijo a la ciudad de Haven, donde un conocido suyo, el mago Túnica Roja Seivan, accedió a hacerse cargo de los estudios mágicos del joven Alphonsus. Durante unos años, Alphonsus aprendió el arte de la magia y su nuevo maestro quedó tan impresionado con sus posibilidades, que decidió llevárselo consigo a la Torre de la Alta Hechicería de Wayreth, para acabar de formarlo y en un futuro hacerle pasar la Prueba.
 
Ahora, han pasado diez meses desde que Alphonsus llegó a la Torre de la Alta hechicería…
 
Alphonsus se encontraba trabajando sobre el pequeño escritorio de su habitación, en la primera planta de la Torre, el conjuro que Seivan le había ordenado copiar en el pergamino era bastante conocido por él, y los caracteres del alfabeto de la magia se dibujaban en el pergamino con facilidad, hasta que llegó a la última palabra, en ese momento, un estruendo resonó en toda la torre, y Alphonsus no pudo evitar que la pluma se le deslizara por el pergamino, destruyendo en el acto el conjuro. La habitación pareció moverse, y algunos pergaminos de la estantería cayeron al suelo. Extrañado, el mago se levantó para recogerlos cuando otro movimiento, este más fuerte volvió a sacudir la torre y a punto estuvo de hacerle caer.
Ligeramente asustado, Alphonsus abrió la puerta de la habitación, dispuesto a averiguar que estaba pasando…
 
Al abrir la puerta de la habitación que da al pasillo, ves a un par de Túnicas Blancas que corren por el pasillo, un Túnica Negra, que al parecer también ha salido de la habitación con tus mismas preocupaciones te mira y hace un gesto que denota que no entiende que está pasando.

Notas de juego

Como ves, he puesto unos mínimos trazos de tu historia anterior, la idea es que poco a poco le vayas dando cuerpo a esa historia.

Ya tienes tu primera situación, vamos a ir matando el gusanillo mientras el resto se pone al día...

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14/09/2009, 23:02
Alphonsus Reynard III
Sólo para el director

El mago detestaba las interrupciones, muy pocas cosas conseguían ponerlo de tan mal humor. De ahí que la reacción instintiva de Alphonsus había sido imprecar severamente al causante de tanto alboroto. Sin embargo, pronto tomó conciencia de la magnitud de los ruidos que había oído. Algo realmente extraño y grave había pasado. Tal vez algún hechizo de gran poder había salido mal, o algo parecido.

Cuando salió de su estudio, su rostro aún portaba trazas evidentes de furia. Sin embargo, aquella sensación comenzaba a disiparse, y una profunda curiosidad tomaba su lugar.

-  ¿Qué diablos? – dijo en tono ofendido al estudiante que tenía ante él. - ¿Es que uno ya no puede trabajar con tranquilidad en estos días? Rodarán cabezas, amigo… te lo aseguro !!!

Acto seguido, se giró a cerrar con llave la puerta de su estudio y se encaminó en la dirección por donde habían venido los Túnicas Blancas.

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15/09/2009, 14:13
Director

El mago avanzó por el pasillo por donde habían venido los túnicas blancas, por el camino, otros hechiceros habían salido de sus habitaciones y se preguntaban que estaba sucendiendo. Cuando llegó a las escaleras que bajaban a la planta baja vio por el hueco de la escalera como muchos aprendices empezaban a juntarse en pequeños corros, a buen seguro buscando entre ellos alguna explicación al estremecimiento que había sufrido la torre.

Mientras bajaba la escalera escuchó a un túnica roja que hablaba con un túnica negra. Uno le decía al otro que podía haber sido a causa de la Prueba que debe estar pasando algún novicio, mientras el otro negaba con la cabeza y argumentaba que debía ser algo más poderoso.

Al llegar a la planta baja, Alphonsus llegó a la espaciosa sala de entrada a la torre, donde algunos hechiceros intentaban llegar a las puertas cerradas de la torre con el fin de averiguar si fuera pasaba algo, sin embargo, unos hechiceros de mayor rango estaban apostados en la puerta intentando tranquilizar a los magos y prohibiendo que alguno saliera al exterior.

La incertidumbre empezó a crecer, cuando Alphonsus vio a lo lejos y entre la gente como se abría una puerta de la sala y salían de ella un grupo de seis hechiceros, uno de ellos, que parecía increpar a otro era su maestro Seivan.

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16/09/2009, 05:31
Alphonsus Reynard III

Alphonsus no era precisamente un hombre pequeño. No solo por aspiraciones y capacidades, sino también y principalmente en cuanto a su aspecto físico. De hecho, era toda una rareza entre aquellos sujetos desgarbados y enjutos que pululaban por la Torre.

Tal vez no pudiera competir con guerreros y demás hombres de armas, pero sus hombros anchos y su espalda recta y firme lo destacaban del resto de sus colegas, la mayoría de ellos doblados por el peso acumulado de horas y más horas de estudio. Incluso su actitud, siempre orgullosa y altiva, casi desafiante, le servía para ganar algunos centímetros de más. Toda su figura irradiaba un aura de poder, fundado sobre todo en su impronta física. Sus movimientos seguros y ágiles subrayaban ese carácter y le otorgaban una vitalidad prepotente.

Aprovechando su corpulencia, el mago fue avanzando entre la multitud a base de empujones y miradas intimidantes. Procuró acercarse lo suficiente a su maestro, de modo tal que este pudiera verlo sin que necesitara alzar la voz para llamarlo. No cometería la impertinencia de interrumpirlo, pero le haría saber que estaba allí.

 

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16/09/2009, 11:27
Director

El mago hizo caso omiso a las desafiantes miradas de aquellos a los que empujaba levemente en su camino hacia donde se encontraba su maestro. A su alrededor el tono de voz de los hechiceros aumentaba y las discusiones crecían en varios puntos de la enorme sala circular.

Alphonsus observó como Seivan discutía con otro maestro túnica negra, éste llevaba la capucha echada y no pudo verle el rostro, así como tampoco pudo escuchar sobre que discutían debido a los gritos de otros magos. A los pocos segundos, el túnica negra hizo un gesto con su mano y se marchó dejando a Seivan con sus pensamientos, el maestro túnica roja hizo ademán de caminar hacia las escaleras que subían a la planta inferior, pero se detuvo al ver a Alphonsus entre la multitud. Con un leve gesto, le indicó a Alphonsus que se acercara, a la vez que cubría su cabeza con la capucha de la túnica.

Viendo que su maestro le había visto, Alphonsus se acercó lentamente a Seivan.

-Maestro..., -comenzó Alphonsus pero su maestro le interrumpió con una indicación, dándole a entender que lo siguiera. El aprendiz asintió y Seivan comenzó a caminar hacia una puerta cerrada de la sala, tras abrirla con una llave, ambos pasaron a un oscuro pasillo. Seivan cerró la puerta por el otro lado a la vez que las lámparas de aceite del pasillo se encencían automáticamente.

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Tirada: 1d20(+1)
Motivo: Escuchar
Dificultad: 15+
Resultado: 4(+1)=5 (Fracaso)

Tirada oculta

Tirada: 1d20(+5)
Motivo: Avistar Seivan
Dificultad: 10+
Resultado: 17(+5)=22 (Exito)

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16/09/2009, 12:04
Seivan

-Me alegro de que hayas bajado, me has ahorrado un paseo hasta tu estudio, -dijo en voz baja Seivan mientras comenzaba a andar por el pasillo.

Alphonsus sabía que se encontraba en uno de los pasillos de la Torre que estaba prohibido para aquellos aprendices que todavía no habían pasado la Prueba. Como él, todos aquellos magos que habían sido invitados a residir en la torre hasta el día de su Prueba tenían a su disposición un estudio, una parte de la biblioteca y un maestro, además de las salas comunes como el gran comedor y los jardines que rodeaban la torre, pero tenían prohibida su entrada en los recintos de uso exclusivo para maestros y magos de pleno derecho. Como si Seivan le hubiera leído la mente, el maestro se le adelantó a su pregunta.
 
-No te preocupes, Justarius me ha dado autorización para que entres aquí conmigo. Vamos a mi laboratorio, he de coger una cosa, -explicó Seivan antes de detenerse ante una puerta. El mago colocó la mano a escasos centímetros del pomo de la puerta y murmuró unas palabras mágicas, al instante el glifo custodio de la puerta emitió un fulgor violáceo y se apagó-, Bien, ya está, adelante Alphonsus, -anunció Seivan al abrir la puerta.
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16/09/2009, 17:56
Alphonsus Reynard III

El mago observó a su tutor con gesto extrañado durante unos momentos. El Túnica Roja llevaba ya demasiado tiempo en este juego y Alphonsus era un recién llegado, casi un advenedizo. Realmente, jamás hubiera pretendido conocer todos los secretos de su maestro, pero seguía sin poder acostumbrarse a las sorpresas. Para alguien que se vanagloriaba de estar siempre un paso por delante de todos, era muy frustrante verse en la más completa oscuridad. Las infinitas incógnitas que envolvían las actividades de su maestro le producían un sentimiento casi de furia, que solo lograba contener gracias al profundo respeto que sentía por Seivan.

A veces, Alphonsus casi creía ver una ligera sonrisa en el rostro de su mentor, como si supiera de sus reacciones y se burlara de ellas. Tal vez era todo parte de la prueba… no la Prueba de la Alta Hechicería, a la que aspiraba a ser convocado alguna vez, sino de la gran prueba de la Magia. Aquella que se tomaba día a día, y por la cual se demostraba si uno era digno para practicar siquiera los más rudimentarios balbuceos del Arte.

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17/09/2009, 14:17
Director

El laboratorio de Seivan no era excesivamente grande, dos mesas alargadas estaban colocadas en dos paredes perpendiculares, en una de ellas, un par de pergaminos enrollados se encontraban al lado de un tintero, una pluma de grifo y dos viales vacíos que esperaban ser rellenados con alguno de los líquidos, que guardados en botes de cristal, se encontraban en la otra mesa, junto con una olla de la que se desprendía un humo de color verde y un olor suave pero penetrante. En la pared que quedaba había un armario pequeño que parecía estar cerrado con llave y dos estanterías con algunos viejos libros. En la esquina había dos vasijas de barro y un taburete que el maestro utilizaba cuando tenia que escribir en la mesa.

Del techo colgaba una pequeña lámpara con velas que desprendían una luz mágica, Alphonsus dedujo que su maestro debía de haber lanzado un conjuro de permanencia sobre las velas, para no tener que estar constantemente encendiéndolas. Cerca de la lámpara, en el techo parecía haber una salida de humo rudimentariamente fabricada.

Seivan no perdió el tiempo en mostrar nada de su laboratorio a su alumno, se movía nervioso, controló con la vista que el líquido de la olla se mantuviera tal y como esperaba y se dirigió al armario, utilizando una llave para abrirlo sacó una pequeña caja de madera y la colocó encima de la mesa de trabajo. Sacó de la caja varios anillos y tras examinarlos con ojo clínico, devolvió todos los anillos a la caja menos uno, que guardó en el bolsillo. Acto seguido devolvió la caja al armario y lo cerró. Levantó un instante la vista hacia Alphonsus y le dedicó una sonrisa, ya casi estamos...

Por último, cogió una poción de la mesa y vertió su contenido en la olla, ésta desprendió un humo negruzco y poco a poco el humo fue disipándose, bien, ahora volvamos a tu estudio, debes coger algunas cosas antes de marchar, tranquilo te lo explicaré por el camino. Seivan abrió la puerta y volvió a invitar a Alphonsus a atravesarla en primer lugar.

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17/09/2009, 14:32
Seivan

-Supongo que te habrás preguntado por qué la Torre se ha estremecido de golpe, y por que todos los magos están tan nerviosos, -comenzó Seivan mientras caminaba por el pasillo. Aplhonsus se dió cuenta de que no volvían a la sala de entrada, donde los magos seguirían congregados, esta vez, el maestro parecía llevarle por otro lugar menos concurrido-, cuando ocurrió algunos maestros y yo nos encontrabamos con Justarius y Par-Salián, todos coincidimos en una cosa, sea lo que sea que ha provocado el estremecimiento, es algo grave, y debemos actuar con presteza.

El maestro se detuvo ante una puerta y tras abrirla continuó por un pasillo hasta unas escaleras que ascendían. Alphonsus no sabía cómo, pero las escaleras les condujeron justo hasta la puerta de su estudio. Seivan comprobó que no había nadie cerca y le señaló la puerta a su aprendiz.

-Esta puerta debes abrirla tu, Alphonsus... tu tienes la llave.

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17/09/2009, 15:24
Alphonsus Reynard III

Alphonsus siguió a su maestro por corredores y pasillos hasta desembocar en sus habitaciones. Realmente estaba fascinado por sus descubrimientos, pero no dejaba que su rostro mostrara ni el más leve signo de excitación. Mantenía el semblante grave y preocupado que parecía acompañarlo en todo momento.

Había echado una rápida ojeada al laboratorio de su mentor, y cada segundo que siguió lo dedicó a grabar en su mente lo que había visto. Procuraría recordar el color de aquel humo extraño, y también su aroma, la disposición del lugar y, sobre todo, los libros de la repisa. Tan solo había vislumbrado algunas palabras o letras en sus lomos, pero empezaría a investigar desde allí.

Sin embargo, la euforia pronto se fue disipando, a medida que tomaba conciencia de las palabras de Seivan. Ni Justarius ni Par-Salian tenían control sobre aquellos estallidos. Eso era realmente preocupante. Mucho peor, en verdad, era terrible…

Cuando introdujo la llave de su estudio en la puerta y cedió el paso a su maestro, el mago ya no tenía ninguna necesidad de aparentar preocupación y gravedad. En rigor de verdad, estaba completa y genuinamente horrorizado.

Notas de juego

Quisiera saber si tuve oportunidad de reconocer algo de lo que vi en el laboratorio. Sobre todo los libros y el contenido de la olla. Imagino que nunca antes había estado allí.

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17/09/2009, 15:28
Director

Notas de juego

Haz una tirada de Avistar (sin dificultad), es solo para comprobar el grado de recuerdo que tendrás de lo que has visto y una tirada de Arte (Alquimia) con CD 10 para tratar de saber algo sobre lo que había en la olla.

Efectivamente, nunca antes habías estado allí.

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17/09/2009, 16:00
Alphonsus Reynard III
- Tiradas (2)

Tirada: 1d20(+1)
Motivo: Avistar
Resultado: 18(+1)=19

Tirada: 1d20(+4)
Motivo: Alquimia
Dificultad: 10+
Resultado: 3(+4)=7 (Fracaso)

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17/09/2009, 16:32
Director

Notas de juego

Recuerdas perfectamente que en la estantería había libros que por el título de su lomo versan sobre componentes alquímicos para la creación de pociones, algunos sobre hierbas y similares, también recuerdas que los tres primeros libros de la estantería superior eran de color negro y no tenían ningún nombre inscrito. Sin embargo, uno de los libros te llamó la atención por el título, Notas sobre Raistlin.

Sobre la olla, deduces que se trata de algún preparativo para realizar una poción posterior, el aroma te recuerda a ciertos componenes de pociones sobre sabiduría o concentración, y el humo negro que se disipa casi al instante te recuerda a algo que alguna vez te enseñó tu maestro sobre algún conjuro de localización, pero tus conocimientos sobre alquimia no te dan para saber más.

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17/09/2009, 16:39
Seivan

Al entrar en el estudio, Seivan da una vuelta como meditando qué decir, suspira y se lleva la mano a los labios mientras te mira fijamente. Parece notar que Alphonsus parece horrorizado y no disimula en absoluto su preocupación

-Algo malo está a punto de pasar, lo presiento, Alphonsus, y esta opinión la comparten Justarius y Par-Salián, según ellos, algo o alguien ha intentado atacar la torre, el estremecimiento que notaste fueron las defensas mágicas de la torre... por lo menos ha resistido el ataque, -explicó Seivan.

El maestro miró alrededor y señaló algunas cosas.

-Justarius y Par-Salián han hablado con algunos maestros, conmigo incluído y nos han ordenado intentar averiguar, que o quien ha sido el culpable del ataque...

Notas de juego

Dejo la conversación a medias por si vas teniendo alguna pregunta.

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17/09/2009, 17:36
Alphonsus Reynard III

Alphonsus seguía con detenimiento las palabras de su mentor, y la sombra de preocupación iba aumentando en sus facciones. No podía concebir siquiera que alguien tuviera la osadía de atacar la Torre de Wayreth. El enclave había resistido estoico durante siglos, precisamente por lo inexpugnable de sus defensas y solo un necio o un loco podría pergeñar un ataque tan directo. Sobre todo con el poder combinado de sus defensores.

La mayoría de los magos más poderosos de Krynn habitaban en sus recluidas estancias, o al menos estaban hospedados en ellas. Todos excepto…

Una alarma sonó en la mente del mago, llamando su atención sobre algo en particular. En su apresurada conversación, Seivan había hablado, casi como al pasar, de los líderes de las Órdenes. Al menos dos veces había hecho mención de ellos. Sin embargo, ningún miembro de los Túnicas Negras había aparecido en su relato.  

 

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17/09/2009, 18:25
Seivan

-Algunos maestros han empezado a enviar a magos a varios puntos de Krynn en busca de respuestas, -Seivan hizo una pausa y volvió a mirar a Alphonsus directamente-, Justarius me ha pedido que envie también a algún alumno. He pensado en tí, Alphonsus, has mostrado inteligencia y saber hacer en más de una ocasión...

Seivan se detuvo para calibrar el rostro de su alumno.

-Tenemos a un hombre que trabaja para nosotros en Kalaman, él te pondría en contacto con una mujer que quizás tenga alguna respuesta...

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21/09/2009, 06:07
Alphonsus Reynard III

Alphonsus se sintió algo sorprendido por la propuesta, pero no dejó que sus facciones demostraran su perplejidad. Ya bastante tenía con haber dejado traslucir miedo ante su tutor.

- Me pondré en marcha de inmediato. Haré todo cuanto esté a mi alcance para mostrarme digno de semejante encargo. Sin embargo... si me permitís unas palabras...

- ¿Realmente creéis que soy el indicado para tan importante tarea? – indagó con cautela. - Es decir… no deseo que malinterpretéis mis palabras, realmente es un honor… pero… siendo un asunto de tamaña magnitud, no podría sentir ofensa alguna si os decidierais por otros en mi lugar. Después de todo, aún no soy un miembro de pleno derecho en la Orden. Ni siquiera he pasado la Prueba

Los resquemores del mago no tenían que ver con la inseguridad o la falsa modestia. Seivan sabía muy bien que su pupilo carecía por completo de ambas. Sin embargo, el hecho de que lo eligieran a él por sobre otros miembros mucho más cualificados dentro de la Órden, daba mucho que pensar al suspicaz practicante.

En cualqueir caso, era una oportunidad excelente para demostrar sus habilidades, y por nada del munda osaría desaprovecharla… sin importar los riesgos que tuviera que correr.

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21/09/2009, 11:40
Seivan

El maestro escuchó con atención las palabras de su alumno asintiendo levemente cuando Alphonsus acabó de hablar. Sabía que su pupilo aceptaría el encargo, y sabía que hacía el encargo a la persona adecuada.

-En parte, tu mismo has contestado a tus preguntas. Es cierto que no eres un miembro de pleno derecho de la orden, aún no has pasado la prueba. Esto te permite actuar al margen del disciplinado régimen que debe seguir un mago de alta hechicería que está vinculado a una de las tres órdenes. -Seivan dio media vuelta y se dirigió al escritorio de su alumno, pasando la mano por la pulida madera con gesto despreocupado. Al maestro le gustaba que sus palabras fueran haciendo efecto, como si lanzara un sortilegio.
-Tal y como Par-Salián ha ordenado, todos debemos trabajar para calibrar la magnitud de la amenaza a la que nos enfrentamos, por eso los magos más experimentados tendrán otras misiones... digamos acorde con su estatus dentro de la jerarquía..., -la mano de Seivan se cerró los restos del pergamino destruido que Alphonsus había intentado crear antes de que fuera interrumpido por el movimiento de la torre-. Por el momento únicamente buscamos respuestas, y necesitamos que las busques, aunque no encuentres más que preguntas, -Seivan hizo desaparecer los restos del pergamino y se frotó las manos para eliminar los pequeños restos de pergamino quemado, luego metió la mano en el bolsillo de la túnica y se acercó a su pupilo.
-Míralo como una ocasión de hacer méritos para ser propuesto para pasar la prueba, una opción para hacer trabajo de campo…
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21/09/2009, 13:37
Alphonsus Reynard III

El rostro del mago sufrió unas leves contracciones, de modo que una mueca oscura comenzó a tomar forma. Era lo más parecido a una sonrisa que Alphonsus podía permitirse. Las respuestas de su Maestro lo habían dejado satisfecho, al menos de momento. Su preocupación por la situación de las Órdenes no había disminuido, pero las certezas sobre su recompensa le hacían olvidar cualquier peligro.

- Espero estar a la altura de tan insigne encargo, Maestro. Es todo lo que puedo decir. – concluyó inclinando suavemente la cabeza a modo de solemne reverencia.

- Ahora bien… ¿Quién es este contacto con el que me debo encontrar? ¿Y por que podría esa persona estar al tanto de aquello que permanece oculto aún para lo más insignes practicantes del Arte?

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21/09/2009, 14:29
Seivan

-Bien, Alphonsus, tengo un conocido en Kalaman, su nombre es Gadaner, trabaja para salvaguardar los intereses de la magia en la región. Como sabes, la ciudad de Kalaman está regentada por Caballeros de Solamnia... -Seivan se detuvo sabedor de la ascendencia solámnica de su aprendiz y trató de escoger bien las palabras-, y la mayoría de estos caballeros no suelen ver con buenos ojos todo aquello que tenga que ver con nuestro arte. Es por ello que Gadaner trabaja en la sombra, elaborando informes y prestando atención a los movimientos de los Caballeros. Es un hombre listo, tanto que trabaja en el mismo castillo de Kalaman, rodeado de caballeros...

Seivan sonrió levemente recordando a Gadaner y se detuvo cuando unas fuertes voces empezaron a escucharse al otro lado del pasillo. El maestro se dirigió a la puerta y la abrió de sopetón. Alphonsus siguió con la mirada a su maestro y se movió para observar el pasillo. Allí, un hombre caminaba apoyado en su bastón sin disimular su cojera hacia dos túnicas negras que discutían en voz alta. El hombre del bastón, que Aphonsus reconoció como Justarius, jefe de los Túnicas Rojas, parecía nervioso y reprendió a los túnicas negras ordenándoles volver a sus estudios. Una vez que éstos se marcharon, Justarius volvió la vista hacia Seivan.

-Maestro Seivan

-Justarius, señor, -le saludó Seivan con cortesía.

-¿Llevaste a cabo el conjuro de localización?

-La poción necesaria para el conjuro estará lista en breve, señor..., -respondió Seivan mostrando tranquilidad.

-Bien, -asintió Justarius iniciando el camino de regreso por el pasillo-, el tiempo apremia...

Seivan cerró la puerta y se volvió hacia su aprendiz

-Como te decía, cuéntale a Gadaner lo ocurrido, si tiene alguna información te la revelará, o te pondrá en contacto con una mujer que trabaja con él y tiene más libertad de movimientos, lleva esto contigo, -Seivan sacó un anillo del bolsillo y lo colocó en la mano de su aprendiz. Alphonsus lo reconoció como el anillo que había ido a buscar al laboratorio-, es un anillo mágico que me permitirá contactar mentalmente contigo, únicamente puede ser puesto en funcionamiento desde una dirección, es decir, sólo yo puedo contactar contigo, trataré de hacerlo lo más frecuentemente posible, de este modo, podrás transmitirme lo que vayas descubriendo... ahora recoje tus cosas mientras preparo el conjuro de teleportación, ¿tienes alguna pregunta, Alphonsus?

Notas de juego

Damos por hecho que el equipo que recojes apresuradamente es el que tienes en la ficha.