Partida Rol por web

Al ver el exito del disparo, me alegro visiblemente, y, creyéndome fuera de peligro, saco una nueva flecha del carcaj, y apunto aplicadamente

Aranarth se colgó el arco en el hombro, asió su lanza y salió a campo abierto, al claro, dispuesto a acabar con la vida del maltrecho ciervo.

Lunadan estaba dispuesto a acabar con su presa en su próximo disparo, y para ello pretendía realizar un gran disparo que a la vez fuera preciso y contundente. Pero lo que no esperaba es que tensará la cuerda con tanta fuerza hasta que llegará a romperse, cosa que desafortunadamente ocurrió.

Aranarth dio los últimos pasos que le separaban de su presa para asestarle el golpe de gracia. Ya a su lado, asió fuertemente bocabajo la larga lanza con las dos manos y la descargó sobre el indefenso animal.

Una vez apunto, tras dudar varias veces, suelto la cuerda, y mi flecha sale disparada hacia el siervo, cierro los ojos en un momento que parece eterno, y luego los abro, esperando ver al ciervo en el suelo..

La lanza de Aranarth atravesó el cuello del animal como si fuera mantequilla. Durante los próximos segundos el príncipe pudo observar su reflejo en los ojos del ciervo, que se fueron cerrando lentamente para nunca más abrirse.

Cuándo abro los ojos, veo que felizmente di en el blanco, y el ciervo se debate entre vida y muerte en el piso, sobreviviendo a duras penas, una triste imagen... que no me agrada en lo absoluto.

Me acerco ágilmente hasta el animal, y utilizando la única herramienta que tengo en mano, el arco, doy por finalizada la vida del ciervo, con una flecha en la cabeza, disparada de cerca.

Luego dirijo una triunfal mirada a mis compañeros, estaba orgulloso de hacer logrado algo.

Finalmente comienzo a llamar a los perros, que son mi responsabilidad, y los debo juntar nuevamente.

Aranarth se acercó a Yuma y le felicitó.- Muy bien hecho, soltaste a los perros en el momento preciso...abatiste al ciervo tu sólo con dos disparos bien dirigidos.-

Gracias, mi señor- Digo inclinando levemente la cabeza

Continuaron con la cacería, se acercaba ya la hora de dar por finalizada la jornada, cuando de un arbusto salió un jabalí enfurecido que sorprendió a todos y que casi se llevó por delante al corcel blanco de Aranarth, haciendo que este se encabritará y tirará a su jinete de su grupa, dejándolo en una mala posición para la próxima embestida del cerdo salvaje y de sus afilados colmillos.

Cuando Aranarth se incorporó lo suficiente para ver como la bestia cargaba hacía él, ya era demasiado tarde para desenvainar su espada, recoger la lanza del suelo o incluso para apartarse de la trayectoria del animal.

Eoden que aun no se había recuperado de su caída del caballo, se enteró demasiado tarde de lo que sucedía, tanto como para no darle tiempo a ayudar antes de que el jabalí embistiera al príncipe.

Lunadan espoleó a su caballo para ponerse entre medias del jabalí y del principe. Mientras cabalgaba asió su lanza en posoción de ataque contra el animal y así intentar distraer la atención de este hacia Aranarth.

Dimrod vio claramente toda la escena de la caída del príncipe e intuyó lo que iba a suceder después.- ¡Proteged al príncipe!- Así que se adelantó a la bestia y lanzó un golpe como si de ello dependiera su propia vida.

Viendo que el Príncipe cae, decido soltar a los  perros en su dirección, sabiendo que lo conocen y no atacaran, esperando que lo protejan-

Luego, preparo una flecha, y comienzo a apuntar al jabalí, que se mueve mucho más que el ciervo