Partida Rol por web

 La belleza de aquellas aves me tenia ensimismado. Sus garras, su afilado pico y el poder de sus alas me atraia de veras. Nunca habia visto ese tipo de caza, aunque si habia oido hablar de ella. en realidad no me importaba intentar aprender algun dia ese arte, podia ser de mucha ayuda a la hora de buscar comida en la llanura o el bosque... 

Cuando llegamos al lugar donde Faramis debia estar, comprobamos que Melyanna estaba ya con el, por lo visto nos acompañaria. No me gustaba la idea de llevar a una mujer fuera de las murallas, pero por supuesto no seria yo quien contradijera al señor de aquella casa.

Amablemente acate todas las ordenes y pronto estubimos rumbo al exterior.

Subieron a lo alto de una pequeña colina, desde donde soltar a las aves. Faramis fue el primero en hacerlo al divisar un conejo por aquellos terrenos. Con su brazo lanzó al azor hacía el cielo y el ave comenzó a volar en circulos a cierta altura hasta que diviso el conejo que quería su amo.

Dió unas cuantas pasadas por la zona y después se lanzó en picado contra el conejo, que a sabiendas del peligro que corría daba saltos velozmente entre los arbustos de la zona. Todo ello inutilmente, pues el ave de rapiña lanzó las afiladas garras de sus patas contra él y lo atajó desde el aire con brusquedad. Después de unas vueltas de campana sobre la tierra, le clavó el pico y esperó a que su amo recogiera la presa.

Faramis fue a por él y regresó con el conejo al cinto y el azor en el brazo, le había dado un trozo de carne para recompensar su esfuerzo. Después volvió a soltarlo y el azor voló por los cielos sin divisar ninguna presa, Faramis hizo una llamada y el ave regresó y se posó en su brazo como si estuviera embrujada por el joven señor.

Nadie sabe a ciencia cierta por que vuelven. Explicó para todos, pero en especial para la dama. Yo opino que el vinculo que se crea entre el cetrero y el ave es tan especial que supera al instinto del animal de huir libremente o de llevarse la pieza que captura para alimentarse.

- Ciertamente es una extraña relación si, el animal te da toda su comida a cambio de un sólo trozo, pero en realidad si lo piensas no es tan diferente de los demás seres de la tierra, miradnos a nosotros, como última defensa frente al mal cuando podríamos correr a escondernos detrás de una roca. Estamos aquí con escasa esperanza pero con la ilusión de las cosas bien hechas y por nuestro honor.

El vuelo del ave era majestuoso, como conseguía alcanzar gran velocidad con apenas unos pocos batir de alas.

El ave no tuvo problemas en alcanzar su presa y Faramis fue a recogerla.

- A mi me gusta ver como vuelan, me pregunto como son capares, la naturaleza es verdaderamente prodigiosa

 - Sin duda es un espectaculo. Maginifico y elegante. - estaba asombrado por la manera en que el animal cazaba para despues volver con su señor.

- Si me permite una pregunta... imagino que es dificil enseñar a un ave como esa a cazar para vos... Como se hace eso mi señor, realmente estoy intrigado. He visto domar caballos, pero nunca a un animal salvaje enseñado de esa manera.

Realmetne estaba interesado, veia un gran potencial a ese arte de la cetreria. Sabia que no podria aprenderlo, y menos aun en esos aciagos tiempos que corrian en la zona. Pero mentalmente me propuse indagar para algun dia, por que no, cazar junto a mi propia rapaz.

Faramis asintió agradecido de que el enano comprendiera la dificultad que entrañaba aquel milenario arte.

Efectivamente. Respondió. El entrenamiento es duro y exige mucha paciencia. Lo más importante es crear un vinculo de confianza con el ave, de modo que confie ciegamente en tí. Lo primero es tapar la cabeza al ave con una caperuza de modo que se le impida la visión y hacer que se aconstumbre a tu voz y tu contacto durante una noche en vela, o dos, dependiendo del pajaro. Es importante no dejar dormir al rapaz. Durante esa noche se le aconstumbra a comer en tu mano y se le enseña el sonido característico de llamada. Así él asimilara que con ese sonido debe ir a tu mano para alimentarse.

Luego se practican los vuelos, primero vuelos cortos y después vuelos más largos, en los que el pajaro va cogiendo confianza en tí. Aunque el punto más delicado es el de la dieta del rapaz, hay que hacerles pasar hambre para que sigan volviendo a comer a tu mano, pero no tanta para que huyan y busquen su propio alimento. Conseguir ese equilibrio es lo más dificil. Evidentemente hay aves y aves y todo depende de la habilidad del cetrero.

El enano le hizo una pregunta a Faramis y este nos explico como se procedía a enseñar al ave

- Vaya, jamás imaginé que era tan complicado, ahora entiendo el mérito que tiene

Busqué una piedra o un lugar apropiado para sentarme y contemplar desde allí la actividad, aproveché para fumar un poco más de mi tabaco – Si alguien quiere estaré encantado de ofrecerle – me refería a mi hierba de Fornost

 - Algun dia lo intentare, cuando todo esto acabe. Los enanos tienen fama de no salir de sus cuevas, pero lo cierto es que yo paso poco en ellas. Casi siempre estoy en alguna mision en el exterior, me vendria bien algo como la cetreria para ayudarme en las cazerias...

Tomaba buena nota mental de los pasos a seguir, sobre todo de la paciencia y de el amor por esos animales. Siempre me habian parecido bellos, pero de ahi a cogerles cariño... eso me costria mucho.

Tras continuar la caza a lo largo de la mañana lograron cazar un perdiz con el azor y un puñado de conejos con el halcón. Aha consiguió atrapar un faisán después de una excelente persecución.

Faramis acompañaba y enseñaba a la dama en el arte de la cetrería. Los personajes, un poco mas atrasados, iban acompañados de Isten que, con el pequeño Aha, enseñaba los conceptos básicos del arte e incluso les dejó sujetar al animal y lanzarlo un par de veces a quienes se atrevieron.

Mientras cabalgaban para recoger una de las piezas, un jinete vestido de negro apareció sobre una colina y disparó con una ballesta a Melyanna, hiriéndola levemente en un costado y provocando su desmayo.

Faramis, enseguida se lanzó a por la dama, a la cual, en un rápido acto reflejo, logró sujetar para evitar que se fuera de bruces cotnra el suelo. Tras ocuparse en comprobar la gravedad de la herida y confirmar que no era nada grave, dejó a Melyanna en
brazos de Isten y se lanzó a la carrera en la persecución  del ballestero, dándole caza y muerte sin contemplaciones.

Faramis parecía de mal humor por el altercado.

Vayamonos. Dijo dando por finalizada la caza. Melebrian se encargará de tratar a Melyanna y curara esa herida. Sabía que no era nada grave, pues lo había comprobado él mismo. Pero eso no le quitaba la preocupación y la congoja que sentía en esos momentos. Y el enfado hacía el jinete que había disparado. Al cual no dudo en clavarle la espada varias veces aún después del toque mortal.

 Prestaba mucha atencion a ese arte de la cetreria. Si mis hermanos me viesen soteniendo ese ave, quizas se reirian de mi, pero me daba lo mismo. Me habia cautivado la elegancia con que cazaban en pleno vuelo a pajaraos mas pequeños, o como se lanzaban en picado a por un conejo. Ademas por que no decirlo, resutaba de mucha utilidad a la hora de conseguir comida.

Cuando el pivote de la ballesta rozo en Melyanna, mis peores temores se hicieron realidad. En guerra, como habiamos sentido en nuestras propias carnes, no parecia muy apropiado salir a cazar, y menos aun con la dama. Faramis, no tardo en dar cuenta del jinete, antes incluso de que ninguno de nosotros reaccionara ya habia acabado con su vida. En cuanto volvio de su rapida escaramuza, nos dirigimos a toda prisa hasta la seguridad de los muros. Una vez alli Melyanna fue a curarse. Yo espere junto a Faramis hasta tener noticias de ella. Solo esperaba que el dardo no estuviese envenenado...

Vârkim no salia de su asombro, de donde habría salido ese jinete y porque arriesgarse a atacar a la dama que estaba protegida por tanta gente? Seguro que había algo más detrás de todo eso.

- ¿Porque atacar a Melyanna? No tiene ningún sentido, ese jinete sabía que iba a morir si lo hacía, estoy seguro que hay algo detrás de todo esto, comprobad si esta empozoñado el pivote de ballesta porque no le encuentro sentido a esto, y creo que no debería salir de la ciudad más. Por cierto, ¿quienes sabían que veniamos aqui con la señorita Melyanna?

Tras tiempo para la cetrería asistimos impávidos al incidente con el jinete, estaba presto para entrar en acción pero el señor Faramis se bastó en solo.

- Creo que buscan la provocación, quizás que salgamos a campo abierto a atacarles, pero donde les haremos más daño será resistiendo aquí, haremos montones de cadáveres ante las puertas de esta fortaleza

Cualquiera que haya mirado hacía la puerta, por el camino que hemos seguido o desde la torre nos ha podido ver. No creía que fuera necesario mayor protección pues hasta ahora no habían osado a acercarse tanto. Pronunció aquellas palabras pensativo, temiendo que aquello avecinara el comienzo del asedio.

Después preguntó a Melebrian si la herida estaba envenanada, a lo que la curandera respondió negativamente.

Solo se trataba de un rasguño. Dijo. Pero Melyanna tendría que descansar pues el susto le había producido un desmayo.

El día se tercia igual de aburrido que el anterior. Salvo por el bardo que continuaba contando historias y algún que otro entretenimiento apenas no había nada que hacer durante las horas entre las distintas comidas.

Durante la cena, Matha bajó a los comedores para ver al grupo, todos comían en la misma mesa, incluidos Dimrod y Eoden. La hobbit estaba feliz por Melyanna, pues estaba viendo recompensado tan largo viaje. Faramis la trataba con gran delicadeza y total devoción. La distría, la colmaba con buenos alimentos y le proporcionaba la amorosa compañía que ella tanto necesitaba. Matha seguía a su lado como siempre, pero de vez en cuando, como en ese momento, buscaba a los otros para charlar.

Avisó, de paso, al grupo de la visita que mañana estaba prevista.

Faramis visitará a una ermitaña que no vive muy lejos para pedirle que oficie la boda entre ellos. Dijo entusiasmada, se notaba que aquellos chismes le gustaban y que cuando regresará a la Comarca tendría cosas que contar a sus viejas amigas. A Faramis le gustaría que todos vosotros, que tanto habeis recorrido con la dama, les acompañeis.

Me alegró saber que lo de la dama no era más que un rasguño y que el dardo no estaba envenenado, lo que si estaba claro era que había que tomar todas las precauciones posibles a partir de ahora.

La hobbit se nos acercó para comentarlo lo de la visita a la ermitaña – Será un placer acompañarles y escoltar a Melyanna – esta vez la escoltaría de más cerca y estaría más atento

 - Por supuesto que le acompañaremos, ¿es seguro que Melyanna ira como dice Emyr?, por tus palabras pequeña Matha entiendo que solo Faramir lo hara. - dije a la hobbit tranquilo.

Ojala la dama no fuese, era un peligro para ella salir de las murallas, incluso para nosotros planteaba un peligro. Al menos nosotros sabiamos defendernos. El aburrimiento en la ciudad era insoportable, nada que hacer en todo el dia, salvo escuchar canciones y jugar a los naipes con los guardias. Mas que aburrimiento, era una sensacion de que espera, esperar el final de todo aquello, para bien o para mal.

Lunadan esperaba ansioso las divertidas anécdotas de sus compañeros durante la mañana de cacería, pero sólo se  encontró con su preocupación, y la suya tambien cuando se entero de la noticia, sobre la salud de Melyanna tras haber sido alcanzada por un virote.

Por suerte, la herida parecía ser únicamente un rasguño. Suerte que de seguro no se volvería a repetir, pensamiento por el cual Lunadan se quedo sorprendido cuando Emyr habló de escoltar a la dama hasta el hogar de la ermitaña. Por su parte, Nagredog pareció hablar con más cordura, aun así esperaba la contestación de Matha para que todo aquello se aclarará, y que en el caso que fuera afirmativa le llevaría a aconsejar que la dama se quedará en la fortaleza.

Claro. La dama viajara. Faramis quiere presentarsela a la ermitaña. Respondió la hobbit desconocedora, o tal vez algo ingenua, de los peligros del camino.