Alraim se dirige a la torre, y en su camino se cruza con los dos orgullosos enanos. Cojea, y la tela que rodea su muslo está empapada en sangre, pero su cara no muestra signos de dolor.
Me retraso un poco y no me dejáis ningun esqueleto....ah la famosa codicia enana...
Alraim sacude la cabeza, sonriendo, y continua hacia la torre. Necesita atender su herida
- Gracias maese enano- digo acompañando la risa de Vârkim. - Tu maza tampoco se quedo atras, no hay como un buen arma para romper en lugar de esos jugetes afilados - añado mientras con un gesto de espada imaginaria corto el aire.
Tras descargar un poco la tension, nos disponemos a rodear la torre, con el fin de inspeccionar los alrededores en busca de mas enemigos.
- Creo que yo soy el más indicado para responder a tu cuestión.- dijo mientras se acercaba al desconocido, a la vez que envainaba su espada.
Una vez frente a este- Ibamos camino de Bree, desde la Comarca, cuando esta espesa niebla inundó los alrededores del camino que transitabamos, desorientándonos y dando a parar a estas ruinas, donde decidimos acampar hasta que se disipara la bruma.-
- Me imagino que a ti te habrá pasado lo mismo, me refiero a lo de la niebla.- Hizo una pausa para fijarse en el hombre de delante suyo. Tenía el pelo negro, algo largo y un poco descuidado, vestía con ropas de tela. Encima de estas llevaba una armadura de cuero marrón , brazales y grebas de cuero. En el protector pectoral tenía dibujado el árbol blanco de Gondor con una pequeña filigrana de plata, y en la espalda llevaba una capa verde oscuro que le llegaba hasta los pies y que estaba algo sucia por la parte baja.
-¿Qué trae a un montaraz de Gondor hasta tan al norte?, y acaso ¿te han asaltado unos bandidos?- formuló esta última pregunta Dimrod, ya que observo para su propia sorpresa, que la única pertenencia del montaraz aparte de los ropajes era su espada.
Lunadan, en tu contestación, no marques a Varkim y a Nagredog, se han ido ya a ver si hay mas enemigos por la zona. Y tampoco marques a los del interior de la torre (Lunadan incluido, segun su anterior mensaje)
Vârkim y Nagredog desaparecieron en la niebla justo en el momento que Dimrod había formulado la anterior pregunta.
En su vuelta por las ruinas y alrededores, los enanos no encontraron ningún enemigo. Pero sí, una mochila al lado de un escudo, una lanza y una arco con sus correspondientes flechas.
Vuestro turno.
Alraim entro a la torre y observo la siguiente escena.
Alraim si en tu siguiente mensaje sigues incluyendo aspectos sobre lo de la herida, te daras cuenta que ya no te sangra (el golpe no te habia producido hemorragia)
Eoden con su cantimplora en la mano, echaba pequeñas gotas de agua en la frente de Melyanna para sacarla del estado de inconsciencia. Sin embargo, al ver que no despertaba, el joven tuvo que vaciar lo que quedaba de líquido en la cara de la dama.
Nada más el agua entro en contacto con la tersa piel de Melyanna, esta se despertó sobresaltada y rápidamente se llevo las manos a la cara en un acto reflejo, una vez se dio cuenta de donde estaba, pregunto.- ¿Que me ha pasado? y ¿porque estoy mojada?-
Matha respondió.- ¿No te acuerdas de los esqueletos?-
La cara de la dama tomo un matiz de miedo al escuchar las palabras de la mediana.
Sin embargo, poco después al comprobar que los esqueletos no estaban en la cercanías, se calmo y preguntó lo mismo.- Pero que tiene eso que ver con...-
- Te desmayaste al verlos, pero no te preocupes que ya han sido vencidos por los enanos... Y sobre el agua, fue para despertarte.- resolvió las dudas la hobbit.
- La joven contemplo como Eoden portaba una cantimplora, por lo que con tono amenazador e inculpatorio mientras a la vez echaba una mirada furtiva, y seguramente debido a su educación como noble, preguntó.- ¿No habrás sido tú?, Eoden.-
- Sí, lo siento mi señora, pero es que...- pronunció las palabras con un matiz de culpabilidad, pero aun así, la frase fue cortada por Melyanna.
Al ver la cara de Eoden, con un tono algo más suave le dio una orden.- Pues por lo menos, traeme algo para secarme.-
A lo que el muchacho obedeció con presura.
Vuestro turno ( No pongais como destinatarios de mensaje a los del exterior de la torre, dentro estais Alraim y Yuma como PJs)
Lunadan se quitó la capucha y se llevó la mano a la herida causada por el esqueleto.
-Me dirijo al norte, a Fornost. Yo estaba acampado a poca distancia de aquí cuando una niebla me ha despertado. En ese momento han aparecido esos dos esqueletos y los he seguido. Aunque por el camino los he perdido, pero vuestros gritos de alerta me han guiado hasta esta torre.
El hombre se echó un rápido vistazo a la herida Un pequeño vendaje y el descanso de esta noche la cerraran. pensó mientras volvia la mirada hacia su interlocutor.
-En cuanto a mis cosas las tengo a poca distancia de aquí. Por el momento he tenido suerte de que no me asalten los bandidos, aunque he tenido que esquivar algún grupo. ¿Habeis tenido vosotros problemas?
He puesto solo estos tres destinatarios, si falta alguno me lo decis y para los próximos mensajes lo pongo.
Los destinatarios (los he modificado) son los que estan ahora en tu mensaje
Vârkim cogiendo la mochila y colocandosela al hombro:
- No se de quien será, pero he aprendido que lo que está en el suelo es de todos, y antes de que se pierda en esta niebla, prefiero cogerlo yo.
- Además no se porque pero creo que pertenecen a ese montaraz misterioso.
-¿Además de estos esqueletos, quieres decir?
Emyr se aprieta la herida con la mano mientras se desgarra el resto de su manga, ya rota y manchada con sangre. Con la tela hace una rápida venda y se la pone para mantener la presión, con el gesto serio de haber recibido más daño que el inflingido.