Partida Rol por web

La bodega de carga de un Crucero Estelar de clase Barracuda está situada en la proa de la Cubierta Principal y es la cámara estanca de mayores dimensiones de toda la nave. Dispone de una larga rampa desplegable automatizada que cuando se extiende llega al nivel del suelo, para permitir una cómoda carga/descarga desde superficie. Por supuesto también es exclusa de aislamiento y presurización.

Se trata de un compartimento de doble altura (es decir, el techo está a unos 5 metros). Las dimensiones de la exclusa de entrada a la bodega de carga son de 6x6 metros, definiendo por tanto el límite de lo que puede embrarcarse.

La superficie del espacio de carga total es de 10x6 metros.

Suficiente para el vehículo pesado APC (6x3m) que conduce a los marines coloniales a los asaltos en superficie, cuando el Crucero de Combate ha optado por aterrizar en un cuerpo planetario.

El exoesqueleto de combate Armaggedon de Miles Quaritch también está almacenado aquí.

Al conducir al preso a la bodega de carga de la nave, éste tiene ocasión de ver el material militar que tienen aquí almacenado, desde el vehículo blindado APC hasta esa especie de chasis de robot, que parece salido de una holoproyección de terror. Incluso el veterano activista político, rebelde guerrillero, o terrorista, según queramos escoger los términos para definir su desigual lucha, no puede sino alegrarse en su fuero interno de no haber tenido que enfrentarse todavía a una de esas unidades. Si ese cabrón de Cohagen dispuso alguna vez de esto en su Protectorado de Marte, no tuvo el valor de sacarlo a las calles para la lucha contra la insurgencia. Mira por dónde, aún se contuvo un poco, ni que fuera por temor a su repercusión sobre la opinión pública. Porque incluso teniendo comprados todos los medios de masas, un exoesqueleto de combate de casi dos toneladas no puede ocultarse bajo la alfombra…

Cuando le llevan hasta el fondo del hangar y activan sus grilletes magnéticos, el Chacal queda fijado a la pared con una fuerza inhumana por las muñecas y los tobillos. La postura no es muy cómoda que digamos, pero sin duda ha estado peor. Mucho peor.

Atravesamos la nave hasta llegar al que va a ser mi nuevo hogar, sin duda no tiene el carácter intimidatorio que poseía Himalia y eso es en cierta medida reconfortante para mi. El propio hangar es enorme, un vehículo APC blindado de ultima generación descansa en uno de los laterales, pero lo que realmente atrae mi interés es el vehículo motorizado con chasis de robot... esa maldita malabestia podría haber sido todo un problema allá en Marte, aunque incluso eso seria difícil de esconder al resto del mundo. Usar material militar de ese nivel en las calles es algo de lo que ni siquiera Cohagen saldría bien parado ante las cámaras. La verdad es que me gustaría conocer al piloto de ese trasto, debe tener algún tipo de minusvalía grave en alguna parte de su cuerpo, o de su mente, para sentir la necesidad de pilotar eso... y el ego, es simplemente muy fácil de provocar.

He escuchado a Adama mientras veníamos hacia aquí... dos guardias del montón, junto con uno de sus veteranos. A alguno ya lo conozco... y algo me dice que otro de ellos sera el piloto de ese mastodonte. Sin ninguna duda, esto se pone interesante por momentos.

La caminata se termina ante una pared del fondo del hangar, me hacen darme la vuelta y entonces conectan los grilletes. La fuerza de tracción es simplemente inhumana, y pronto siento como mis extremidades golpean contra la pared metálica, dejándome de cara al hangar. Una posición perfecta para monitorizar todo lo que hacen. Es interesante como simplemente por tener esa joyería alrededor de mis extremidades, todos se relajan... como si eso supusiera un problema a la hora de matar.

Intento mover los brazos y las piernas. La postura es incomoda, mas no sobrecarga mis músculos... y lo mas importante, no estoy en hielo. Creo que, tarde o temprano, alguno de ellos se arrepentirá de no haberme congelado, tal como pidió el soldadito. Así que, en esa postura y con poco mas que hacer, me dedico a estudiar el hangar... su superficie, los conductos de ventilación, las zonas de carga, los suministros.

Estudio cada detalle, por pequeño e insignificante que parezca, esperando mi momento.

Primer turno de guardia del nuevo... 

Accedemos al hangar, no puedo evitar sonreír al ver como mira a mi Exoesqueleto de Combate al pasar junto a él, la primera vez que ven uno de esos nadie se queda indiferente. Admiración, miedo, desprecio... no importa, pero indiferencia nunca.

No es lo más protocolario, tampoco es protocolario tenerlo fijado a la pared, pero empujo una de las cajas de suministros con la bota lo suficiente para tener una buena visión del Chacal cuando tome asiento. Miro hacia el acceso asegurándome de que uno de mis compañeros lo tenga cubierto y me dejo caer sobre el cajón, vaciando el aire de mis pulmones con pesadez. No es fatiga física, es monotonía: eso si te mata poco a poco.

Va a ser un turno largo... ¿como quieren que intente algo con esa chatarra encima? Claro, lo que quieren es justamente que no intente nada... 

Examino al reo, tanto como él debe haberme analizado a mi ya. Para mi disgusto parece demasiado cómodo como para querer causar problemas tan pronto, seguro que le apetece disfrutar un poco más de su nuevo hogar.

- ¿Que hiciste? - eso es lo que siempre dicen que no se le pregunta a un preso, pero después de todo es de lo poco que interesa saber de ellos. La pregunta deja patente que no es el mayor seguidor de los medios de comunicación, o quizá simplemente se aburra lo suficiente como para querer escuchar otra versión.

Un guardia, uno que parece más veterano que el resto, se acerca a donde estoy. Y de una patada mueve un cajón metálico para poder sentarse y estar más a gusto. El soldadito y el guaperas no están por aquí, así que él debe ser el elegido para ser el jefe de turno... y algo me dice que el piloto del armatoste, no las tengo todas conmigo, pero viendo al resto de los guardias es una aproximación bastante buena.

Se sienta tras mirar a su subordinado, para estar seguro de que le tiene cubierto. Eso sí tiene gracia, incluso este veterano me tiene miedo. Estoy esposado a una pared metálica por grilletes magnéticos en ambas muñecas y tobillos... y aun así se andan con mil precauciones antes de acercarse a hablar. No puedo más que sonreír, una sonrisa corta y sarcástica, una que no desaparece cuando pregunta. Sobretodo porque no me pasa desapercibido su suspiro, uno que indica que los turnos de guardia son largos y monótonos... y esa monotonía es música para mis oídos.

Fijo mis ojos en los suyos mientras hago algo de fuerza con mi espalda, la justa para que algunas vertebras suenen. Todo ello sin perder mi sonrisa, no tenía claro si quería jugar o simplemente era el típico militar que no miraba las noticias porque no le importaba una mierda mientras tuviera a alguien a quien matar... a quien fuera.

Mi voz suena neutra, sin emoción alguna. - Solo luchar. ¿Y tú? - Algo tienes que haber hecho para que te pongan de niñera de alguien como yo. Muevo ligeramente mi muñeca derecha, no intento separarme de la pared, más bien... arrastrar la muñeca levemente, ver si es posible.

Llega el relevo del turno de guardia, en esta ocasión bajo el mando del Brigada Rogers. Y al entrar, encuentra que Quaritch está manteniendo algo parecido a una conversación con el reo.

Indico a los dos guardias que me acompañan que mantengan las distancias con respecto al prisionero, aunque no les doy más explicación al respecto, pues no es conveniente que se genere ningún tipo de rumor sobre Riddick. Bastantes chismorreos habrá en los barracones por la presencia del terrorista en la nave.

Observo su posición, pegado a la pared de la nave y miro una vez más el contenido de la bodega. El comandante parecía un hombre suficientemente inteligente como para saber que éste no es el lugar adecuado para mantener a Riddick, así que me pregunto quién ha tenido la brillante idea de encerrarle aquí.

Veo cómo tensa sus músculos una y otra vez, tratando de mantenerlos en forma. Es una buena táctica, yo mismo la he utilizado en alguna de mis misiones cuando me he visto obligado a permanecer mucho tiempo en la misma posición, pero aún así nada evitará que dentro de uno o dos días sin moverse los calambres empiecen a molestarle.

- Lamento mantenerle así - digo hablando por primera vez en su presencia. Aunque por algún motivo parece que en la prisión escuchó más de lo que debería. - Había asumido que una nave militar tendría algún tipo de celda de reclusión más acorde al trato que debería recibir un prisionero, pero por el momento tendremos que apañarnos así.

Le obsrvo atentamente, esperando su respuesta. Para bien o para mal, vamos a pasar mucho tiempo juntos, así que será mejor que empecemos a acostumbrarnos el uno al otro.

"Maldita sea, hay demasiado material militar aquí", pienso mientras observo la bodega de carga. En algún momento tendré que hablar a solas con Adama: si es posible encontrar algún lugar más despejado para mantener a Riddick será mejor para todos.

Me vuelvo finalmente hacia el prisionero. Estudia con atención el lugar y es un hombre paciente. Eso le hace más peligroso todavía. Le he visto luchar y sé que podría acabar fácilmente con sus tres vigilantes si yo no estoy para apoyarles, lo que no me gusta absolutamente nada.

Pro fin me decido a hablarle. Será mejor mantenerle entretenido antes de que siga buscando la forma de escaparse de aquí. Mis palabras son completamente ciertas: preferiría tenerle en una prisión más convencional y no mantenerle en un estado que ningún ser humano merece, pero también es cierto que hasta el momento a duras penas me ha demostrado que puede llegar a ser un ser humano... y preferiría que le hubiesen ejecutado por sus crímenes antes de tenerle aquí.

La verdad es que vistas las maneras que apuntaban mis nuevos guardias esperaba poder jugar con el hecho de que eran más... "civilizados" que los anteriores. Parecían tener un cierto sentido de la decencia, y eso en última instancia los hacia más vulnerables, solo debía encontrar el momento propicio.

Estaba relajando los músculos intentando que no se agarrotaran, algo que ocurriría sin remedio con el paso del tiempo si seguía en esta posición, cuando se abre la puerta del hangar.  Desde mi posición puedo ver como el soldadito entra en el hangar con dos guardias más, cambio de turno de guardia, preciso y perfecto, puntual. Bueno, era de esperar, sobretodo siendo el primero y viendo a quien le toca.

Deja a su apoyo, al igual que su compañero, fuera de la conversación. Alejados, como si no quisiera que tuvieran una visión real de mí. Supongo que una nave tan bonita y perteneciente a la ONUG no está acostumbrada a llevar un ser como yo... al fin y al cabo, la gran mayoría deben saber quién soy y eso provoca lo que ningún oficial quiere. Chismes, apuestas, preguntas... algo que me puede ayudar a salir de aquí llegado el momento. La curiosidad siempre mata al gato... siempre.

Se dirige a mí en un tono educado, ni distante ni frio y por alguna extraña razón creo en sus palabras. Sonrío levemente y me encojo de hombros lo poco que me permite mi actual posición. - Es una nave militar, no un transporte de prisioneros... está diseñada para matar. - No para contener a gente como yo, mas me guardo mucho de decirlo en voz alta, son inteligentes y estoy seguro de que ambos están de acuerdo en eso. Miro a mi alrededor, haciendo un movimiento más que obvio con la cabeza para que me siga el movimiento y entienda lo que estoy mirando, antes de volver a mirarle a los ojos. - No es que tenga ninguna queja de mi actual situación. - Es con creces bastante mejor que mi anterior zona de confinamiento, dicha sea la verdad.- Únicamente echo de menos una buena comida. Ya sabes, algo que no sea una pasta o una aguja en el brazo. -

-Bueno la comida de aquí no está nada mal comparada con otras naves en que... las últimas palabras fueron decreciendo su volumen hasta callar. Eso realmente no venía a cuento y lo que tenía que hacer era sólo vigilar, sin más.

Miró a Rogers como disculpándose y cerró el pico, apoyando su espalda contra una de las paredes a esperar que el tiempo pasase sin novedad.

Despues de nuestra peculiar "recogida", acompañe a la comitiva, ocupando mi lugar, hasta el Aurora. Me habia mantenido en silencio durante todo el trayecto, demasiado pensativo incluso para ser yo. Y es que, despues de lo del viajecito anterior, aquello era el colmo.

Todo el mundo sabia quien era el Chacal. Y, si algo era obvio, era que, a juzgar por su historial, era mejor no tenerlo cerca.

La situacion me escamaba cada vez mas. Sobre todo teniendo en cuenta que si encadenas a la misma persona a la que has ido a buscar por iniciativa propia es que algo no cuadra.

Y entonces llego mi acostumbrado dilema moral entre el deber, lo correcto y lo que se esperaba de mi.

Miré a aquel hombre, atrapado por aquellos grilletes. Parecia tan consciente de su propia situacion que daba hasta miedo. Y me pregunté si el sabia exactamente qué estaba haciendo a bordo de aquella nave...

Quaritch saluda con un leve cabeceo al cambio de guardia, pero no desvía la vista del Chacal. Tienen algo remotamente parecido a una conversación y no piensa dejarla a medias. Su última respuesta ha sido demasiado ambigua.

Claro... nunca hacen nada malo.

- Luchar... ¿Y de qué te acusan? 

Junto al soldadito también aparece el piloto, parece fuera de lugar como si no supiera realmente qué hace aquí. Sus palabras se cortan a mitad de frase, para acto seguido echarle una mirada de disculpa al soldadito. No puedo mas que ladear la cabeza para volver a observar a este último, así que tú eres el macho alfa de todo este grupito. Interesante.

Dejo que mi cuello cruja con un seco movimiento del mismo, la posición empieza a ser algo molesta, mas la atención recibida hasta ahora no. Tengo a seis guardias, sin ningún arma visible, pendientes de cada uno de mis movimientos. Tal vez esta presión que siento en la espalda sea mi ego hinchándose por tanta atención. Vuelvo al tedioso ejercicio de relajar y contraer los músculos de mi cuerpo para evitar un agarrotamiento peor y devuelvo la mirada al jefe del primer turno de guardia.

El veterano saluda al soldadito sin desviar su mirada de mí, como si en ese breve lapso de tiempo pudiera perderse algo o yo pudiera hacer algo, antes de continuar con la "conversación". Le miro, mientras en mis ojos brilla una sonrisa irónica y totalmente falta de inocencia, que constrasta con la absoluta seriedad de mi rostro. - De no jugar según sus reglas. - Tras esa mas que breve explicación, decido participar de este intercambio, sin perder de vista su lenguaje corporal. - ¿Que ha hecho un veterano como tú, para acabar así? – No creo que haga falta ser mas especifico. Un soldado acostumbrado a luchar allí donde le manden. Posible piloto del robot que he visto antes. Probablemente condecorado por sus múltiples campañas, ahora hace de carcelero para alguien como yo, no tengo claro si puede considerarlo como un ascenso o no.

Una sonrisa irónica se dibuja en el curtido rostro del mercenario, haciendo que sus cicatrices se marquen más todavía:

- Yo estoy aquí porque pagan realmente bien - deja aflorar todo su cinismo - Y voy a cobrar lo mismo vigiándote aquí sentado que entrando en combate con ese exoesqueleto Armaggedon que ves ahí... así que créeme, no me molesta lo más mínimo este tranquilo destino.

Y a continuación, dando por terminado su turno de guardia con la llegada del relevo, se pone en pie lentamente y se encamina hacia los pasillos con el paso relajado...

Asiento a las palabras del prisionero sobre el crucero. Está diseñada para matar. - Como nosotros... - añado casi en un susurro, como si pensase en voz alta pero en un tono suficientemente elevado como para que se escuche.

Crichton interviene hablando sobre la comida, pero se interrumpe casi inmediatamente. A pesar de que en esta nave no mantenga mi rango completo, el soldado se excusa por su intervención. Asiento con una sonrisa, disculpando su salida de tono al tiempo que le agradezco la deferencia. - Veremos qué se puede hacer - le digo a Riddick respondiendo a su petición.

El cabo Quarich continúa hablando con el prisionero. El eufemismo de Riddick me hace fruncir ligermante el ceño. - Estoy seguro que 178 familias de civiles habrían dado una definición muy diferente de sus actos. - Digo con voz seria-. Y pocos lo considerarían un juego, añado casi para mí. Si Miles quiere más información, no tiene más que buscar en la Umbra para encontrar cientos de noticias sobre Riddick.

Mi tono es suficientemente seco como para dar la conversación por concluida. Saludo al cabo Quaritch con una inclinación de cabeza, indicándole que nosotros retomamos la guardia desde este momento.

"Mercenario" Es una de esas palabras que hacen que mi estomago quiera salirse de su sitio. Soldados, guerreros entrenados sin un motivo, sin un fin. Unicamente deambulan por sus vidas dedicándose a lavar los platos sucios de otros por dinero. Cuando si se centrasen un poco, podrían usar sus habilidades para el bien común. Pero para eso, tendrían que tener una conciencia social de algún tipo, pero a ellos solo les importa su propio provecho. La peor basura que puede existir, me recuerdan a los uniformados negros, sin identificación... "Ghekas". Mi mirada se torna en una que destila desprecio, no es que no reconozca sus habilidades, mas aun vista la bestia que pilota, pero aun así es como si expidiese un tufo que hace que prefiera tenerlo lejos.

Levanto mi mirada y las palabras del soldadito hacen que me centre en él. Así que tendrá en cuenta mi petición... vaya, vaya. Cómo le gusta creer que está en una posición moral mas elevada que el resto, probablemente porque nunca ha visto puesta a prueba su conciencia... o cuando ha sido así, han dado una orden y como buen perrito la ha cumplido. Es entonces cuando menciona a las victimas del "accidente", pensar en él de esa manera me hace sonreír, una sonrisa sincera y siniestra, que oculta un placer difícil de explicar. Mi tono destila veneno concentrado mientras me dirijo al buen soldadito.- ¿Esperas que llore por ellos? ¿Por qué en lugar de centrarte en esos 178 no te fijas en los números de verdaderos "civiles" a los que el gobierno no ayuda? Los mismos a los que las MegaCorps aprietan el cuello con impuestos, rebajas de sueldos y despidos improcedentes... con unas condiciones de verdadera esclavitud... pero claro, esos no son importantes ¿verdad? - Clavo mis ojos en los suyos, dos pozos que llamean con justicia y sed de sangre. - Mueren 178 niños ricos y eso sí es importante. Da igual que sean un lastre para la sociedad. Da igual cuantos de los "muertos de hambre" tengan que agonizar para que ellos lleven esas vidas de lujo y derroche... porque en el fondo solo esas 178 familias importan. No juegues a los números soldadito... sobretodo cuando ni siquiera sabes quién lucha en esta guerra.

Ladeo la cabeza con un tono peligroso en mis ojos y una sonrisa depredadora. - Acaso no escuchaste lo que dije antes... o es que prefieres hacer oídos sordos. Si, estoy seguro de que eso se te da muy bien. Ellos mandan y tu obedeces cual perro fiel. Es muy fácil no preguntar, no mirar tras la cortina. Esta guerra es un juego para ellos... siempre lo ha sido... unicamente cuando 178 personas que no "debían" ser jugadores entraron en el juego. Solo entonces decidieron reaccionar, porque es "su" juego y tienen que ser "sus" reglas...

Riddick responde exactamente como había previsto: tanto su reacción como sus palabras se ajustan a lo que esperaba de él. Casi resultaba triste comprobar cómo, una vez más, los movimientos de resistencia iban acompañados por una pretensión de superioridad moral.

- Primero desprecias la muerte de cientos de inocentes para luego escudarte en la muerte y la desgracia de cientos de miles - le digo. La desparición de los derechos humanos es una de las mayores vergüenzas de la humanidad, pero el trato denigrante que las mega-corporaciones tienen con sus empleados no justifica en ningún caso una masacre de civiles. - Pero cuando no se puede escoger las guerras que vas a luchar, siempre puedes elegir tus armas - añado. Con suerte, Agathon estará escuchando la conversación antes de irse y será capaz de relacionar mis palabras con nuestro encuentro anterior.

- Y utilizar un Crucero como un misil nuclear contra una estación minera es, desde cualquier punto de vista, un acto criminal. ¿Crees que sólo murieron niños ricos allí? - Aunque la mayoría de las víctimas perteneciesen a la élite socioeconómica del Cinturón Orbital Terrestre, trabajadores de WK también perecieron en el asalto. - Y ¿crees que ese atentado terrorista sirvió para mejorar las vidas de aquellos por los que dices preocuparte? - Por lo que sé, la estación vuelve a estar operativa, pero estoy seguro de que ninguno de los directivos de las corporaciones se encargó de montar los sistemas de extracción robótica en un área aún afectada por el accidente de una nave con un motor de fisión nuclear. No, no son únicamente 178 las víctimas que han muerto a causa de las acciones de Riddick. Por mucho que diga preocuparse por esa gente, sus actos de violencia gratuítos sólo han servido para empeorar aún más su calidad de vida.

Escucho su opinión sobre mí. Riddick tiene un perfil público conocido por todos, pero poco sabe sobre mí a parte de lo que yo mismo le pueda decir o dejar entrever por mis propias acciones. Por suerte, he tenido suficiente práctica tratando con todo tipo de interlocutores tanto o más peligrosos que él en esos aspectos. Mientras crea que me conoce, tal vez no llegue a hacerlo... y eso implicará una ventaja si en algún momento llegamos a enfrentarnos el uno al otro.

- Independientemente de quién juegue y de las reglas que se sigan, ya deberías saber que siempre son los mismos los que pierden. - En toda guerra hay bajas civiles, pero mueran o no, siempre son ellos los principales perjudicados de cualquier conflicto bélico. Riddick no es el primer terrorista que intenta empezar una guerra contra el poder por el bien de la gente, pero debería estudiar un poco de historia para saber cómo acaban siempre ese tipo de acciones.

Sus respuestas son las de cualquier otro que sirva a los depredadores de las MegaCorps. Sus palabras que cree afiladas son simple retorica, usada una y otra vez tantas veces que ha lavado el cerebro de la mayoría. Usa los mismos guiones que esas cadenas de noticias internacionales que dicen contar la verdad, pero lo realmente preocupante es que aunque él habla para condenar mis actos, se nota que en cierta manera desprecia cómo esta estructurado el mundo. Desprecia lo que hacen las Megacorps, desprecia que hayan convertido nuestra sociedad en un basurero donde solo unos pocos tienen el privilegio de vivir mientras el resto solo consiguen "sobrevivir".

Niego con la cabeza sin perder mi sonrisa. - ¿Despreciar? No desprecio esas 178 muertes. En cierta medida se podría decir que les estoy agradecido. Su sacrificio, hizo que el mundo entero se volcara en mi mensaje. Se puede decir que por primera vez en sus vidas, usaron una pequeña porción de su tiempo para algo que realmente merecía la pena. - Me encojo de hombros mientras suelto unas breves carcajadas, carentes de todo humor. Y mi rostro le mira con una mueca burlona. - Un soldado me habla de elegir armas. A ver si lo entiendo bien, eres un pupilo aventajado de Adama. Ese pobre viejo que cree que puede cambiar el mundo desde dentro, con burocracia y opiniones en los oídos correctos...  tan idealista como para creer que su hijo creará una nueva sociedad en Tau-Ceti. - Ahora si empiezo a reírme de verdad.

Cuando paro de reírme le miro sin perder esa sonrisa afilada. - Soy un combatiente, y lucho por aquellos que no pueden luchar. Por aquellos que no se atreven a luchar. En tu mundo, ese que crees poder cambiar desde el interior siguiendo sus reglas, soy un criminal. Si, soy un criminal, soldadito... lo que no entiendes es que mientras vosotros lo consideráis algo malo, yo llevo con orgullo ese apelativo. - Que aquellos que mantienen el sistema, que rigen quien vive y quien muere, que toman decisiones sobre las leyes y cómo estas afectaran a la sociedad... me consideren un fuera de la ley, un animal descontrolado... un criminal. No puedo sino estar de acuerdo con ellos. Lo soy... joder, claro que lo soy. - No, no solo murieron niños ricos en el accidente... pero eso es lo que "vosotros" llamáis "bajas colaterales". ¿O acaso has olvidado el "Jueves de Cruces"?

Sus ultimas palabras parecen un epitafio para la MNM, como si no supiéramos que teníamos las de perder. Debe ser bonito verlo todo desde el escaparate del que sabe que tiene las de ganar. - No lo entiendes - Bajo la cabeza, dejando mis ojos clavados en el suelo, serio por primera vez desde que empezó esta conversación. - No lo entiendes ¿verdad? Claro, que es normal. Vives en su mundo. Sólo veis las cosas desde el punto de vista capitalista y económico, típico de las MegaCorps. Nunca se ha tratado de ganar o perder soldadito... - Lanzo un largo suspiro mientras mis palabras se vuelven meros susurros, mas unos susurros con una fuerza y una vitalidad que solo los verdaderos creyentes pueden insuflarle a sus palabras. - Sino de atreverse a soñar con un mundo mejor. Atreverse a creer que existe un mañana mejor, donde no tengas que ver morir a tus hijos por cartillas de racionamiento. Donde después de una jornada laboral de trabajo puedas tener una comida caliente esperándote y que mientras saboreas ese trozo de carne, no tengas que estar pensando si mañana tendrás trabajo o no. -Levanto lentamente mi cabeza, con una sonrisa distinta a todas las anteriores. Una de alguien que realmente cree en ese mañana... no porque él pertenezca a ese mundo, sino porque derramara cuantos litros de sangre sean necesarios para que haya una posibilidad de que exista ese mañana.

Aprieto ligeramente los labios. Los "daños colaterales" y las muertes civiles no son más que errores de soldados incopetentes en el mejor de los casos. En el peor, son crímenes de guerra, ya estén cometidos por un oficial de cualquier ejército o por un terrorista como Riddick.

- Y, ¿cuántos de esos que no pueden luchar te han pedido que lo hagas tú por ellos? ¿Cuántos habrían escogido una masacre de civiles como método de enfrentarse a su situación? - El ego del terrorista le hace pensar que sus métodos son los idóneos, que lucha por los demás y no por él mismo. De la misma forma, se incluye entre los "perdedores" a los que me refería antes sin darse cuenta de que en realidad los más perjudicados de sus actos son aquellas personas por las que cree luchar. - Hay muchas formas de soñar por un mundo mejor, Riddick. Pero aquellos sueños en los que civiles inocentes son masacrados se llaman pesadillas.

Me vuelvo un momento hacia los dos soldados que comparten la guardia conmigo.

- Crichton, necesito que inspeccione la bodega - ordeno antes de volver a prestar toda mi atención a Riddick. - Asegúrese de que conoce todas las salidas, incluyendo entradas a túneles de ventilación y mantenimiento. Necesitaré un informe cuando salgamos de aquí - concluyo sin mirar al soldado. Obviamente no es algo que vayamos a hablar delante del prisionero. - Además, retire cualquier cosa que pueda ser utilizada como arma.

Por su expresión se nota que le ha sentado mal lo de las "bajas colaterales", esto es nuevo, un soldadito con conciencia. Algo me dice que este paseo va a ser muy interesante. Entonces suelta sus preguntas, creyéndose que no tengo las respuestas... iluso, joven e idealista. Es exactamente el tipo de gente que le gusta a las MegaCorps y el reúne todos los requisitos.

Mientras mis ojos siguen fijos en los suyos ladeo la cabeza levemente, antes de volver a hablar, en el mismo tono de antes, nada de susurros. - No has salido mucho de tu burbuja particular ¿verdad? - Una ligera mueca con forma de sonrisa entre sarcástica e irónica asoma a mis labios. - Deberías pasear alguna vez por los barrios de trabajadores de Marte, ir allí con ese uniforme tuyo tan bonito, y verías que el mundo no esta pintado de rosa. Te darías cuenta de que hay mucha mas gente de acuerdo con nosotros de la que tú pareces creer, pero claro, para eso deberías atreverte a quitarte esa venda que te has puesto en los ojos. - Le miro y mis ojos traslucen mis pensamientos, sé que no está preparado para ello. - ¿Quién crees que me protegía de Cohagen, de los "Ghekas" y de la policía, soldadito? Te lo diré... civiles, todos ellos civiles, que están de acuerdo con lo que hacemos. Nunca he obligado a ninguno de ellos a hacer nada, lo han hecho porque han querido. - Me quedo unos segundos en silencio, mientras mi mente evoca recuerdos pasados. - Si oyeses a muchos de ellos hablar, cuando la luz se apaga y únicamente queda la oscuridad... - Mi cabeza hace un gesto con un leve movimiento, como dando a entender que no son justamente suaves los comentarios. - La muerte que yo les di fue compasiva, soldadito. Un instante y todo se acabo.

Le miro cuando habla de sueños y pesadillas... y vuelvo a reír. Mis carcajadas son cortas, secas e hirientes. - Tú, soldadito, no tienes ni idea de lo que es una pesadilla... ni la mas puñetera idea. - El brillo de mis ojos cambia, en una mezcla explosiva, por una parte muestra sinceridad y por la otra hace una promesa... de que antes de que acabe este extraño viaje, le mostraré lo que es una pesadilla.

El soldadito me da la espalda para mirar a su fieles perritos, mientras yo decido ponerme en una posición mas cómoda. Ya he hablado suficiente y por más que lo intente, el soldadito no se dará cuenta de nada hasta que no tenga los huevos de quitarse esa venda, que parece haberse puesto el mismo. Sus siguientes palabras me llegan altas y claras, quiere estar un paso por delante de mí. Quiere una inspección del lugar, con todo posible agujero por donde quepa un cuerpo humano.

Un suave suspiro escapa de entre mis labios, al darme cuenta de que ni siquiera son conscientes de la verdadera situación. Yo no necesito escapar de aquí, tarde o temprano serán ellos los que me liberen.

Mira la nuca de Rogers, que le ordena sin siquiera girarse.

Levanta una ceja con desdén, la verdad es que había encontrado una postura cómoda y no se podía imaginar cómo iba a escaparse el prisionero con esas esposas magnéticas...

-Sí señor -dijo con un tono carente por completo de entusiasmo.

Miró a su alrededor y se fue moviendo por la instancia, tomando nota de los detalles de la misma para el informe.

Estoy hasta la polla de informes...