Partida Rol por web

Para mi desgracia cuando la puerta se abrió no era Mckay sino Kavanagh. A pesar de ello sonreí al verle.

-Buenos días Doctor. Espero que se encuentre bien después del largo sueño.

Escuchaba el ruido de la ducha y la voz de Mckay cantando Gaudeamus Igitur por lo que sonreí.

A juzgar por la reacción de Kavanagh mi visita le había sorprendido y agradado a parte iguales.

-No vengo de modo oficial. Estaba buscando al Doctor Mckay. Si pudiera avisarlo de mi presencia. Le estaría muy agradecida.

El astrónomo especialista en radiotelescopios parece aún más desconcertado:

- ¿Cómo? ¿Que busca a Rodney? - parece que cuesta creerlo tanto que debe repetírselo a sí mismo - Bueno... esto... ahora le avisamos, enseguida la atenderá... supongo...

Y le hace una seña a Kern, que os observa con la boca abierta.

Observo sus reacciones con una sonrisa en el rostro.

- Sí, busco a Rodney, o Meredith, o Doctor McKay, como prefiera... -Comento sin perder la sonrisa- ¿Podría esperarle dentro? No es que me importe esperar en el pasillo. Pero supongo que estaría mas cómoda sentada dentro. Si no es molesta mi presencia claro.

Alli estaba yo, debajo de aquel chorro de agua, disfrutando de una relajante ducha mientras dejaba que el resto disfrutara de mis, sin duda, inigualables talentos como tenor.

Acabe de ducharme, tras interpretar aquella pieza, y con una toalla en el cuello y otra en la cintura, me dispuse a salir, tras afeitarme, para buscar algo de ropa y vestirme.

Seguia tarareando por lo bajo, de un humor inmejorable, cuando aparecí en la zona comun del camarote, usando la toalla para secarme el rostro, sin ver nada a mi alrededor. Quizas por eso me impacto tanto ver que, cuando aparte aquel trozo de tela, lo que tenia ante mi era una vision digna de los propios dioses.

-Ve... Meredith... - fue lo unico que dije, mirandola, con los ojos como platos, sin percatarme ni siquiera de mi propio aspecto- ¿Que haces tu por aqui? Menuda sorpresa... - dije, con la mejor de mis sonrisas y un aire incluso interesante, invitando a la mujer con un gesto a acercarse a mi. -Pasa, pasa... ¿No te han dicho nada? Menudos maleducados.. - dije, fulminando entonces a Kavanagh con la mirada. ¿Como podia haberla dejado ahi afuera?

Kavanagh contesta algo molesto por la acusación de torpeza social... aunque puede que haya también un cierto componente de envidia hacia su compañero:

- La señorita acaba de llegar, Rodney - le devuelve una mirada de hostilidad - Y además... ¿qué esperabas, que la hiciese pasar a la ducha contigo?

Vi la cara de sorpresa de Rodney. La verdad es que su aspecto no es el que esperaba encontrar. Con una toalla a la cintura y otra al cuerpo. Le dedique una mirada desde los pies terminando en sus ojos con una bonita sonrisa mientras entraba adentro del dormitorio compartido.

- No te preocupes Rodney. Como bien dice Kavanagh acabo de llegar. Comente intentando mediar entre los dos. Aunque placentero, no creo que fuera decoroso. Comente con leve sonrisa al comentario de que me hiciera pasar a la ducha.

- Estaba paseando por la nave, en esta bonita noche, y recordé la agradable conversación que tuvimos antes del largo sueño. Y he pensado que bien podíamos repetirla. Hice una pausa. Aunque claro, igual he venido en mal momento. Entiendo que el tiempo libre en un científico de fama mundial es algo escaso. No quisiera interrumpir nada. Sé cómo de importante es la inspiración para vosotros, los científicos. Comente en un tono comprensivo, dejando a Rodney la decisión final sobre dar un paseo o dejarlo para otro momento.

Estaba a punto de ilustrar a Kavanagh sobre lo acertado, aunque poco pudoroso, que habria sido hacer pasar a Venus a la ducha cuando ella se me adelanta, haciéndome alzar ambas cejas en una expresión de absoluto deleite por su respuesta, que vino acompañada por la media sonrisa que se dibujo en mis labios.

-No podria estar mas de acuerdo. - dije, subscribiendo sus palabras, sin dejar claro si estaba de acuerdo con lo primero, con lo segundo, o con ambas cosas.

En cualquier caso, me mantuve con aquella expresión confiada, mientras ella me dedicaba aquel repaso íntegro. No podia culparla. No se veia a un cientifico con un atractivo como el mio todos los dias. Y, para que engañarnos, aquella mirada y sus palabras, delante de mis colegas, habian hecho que el tamaño de mi ego en esos momentos hubiera alcanzado dimensiones desmesuradas.

Y entonces siguió hablando. Y cuando ya pensaba que la cosa no podia mejorar, todavía lo hizo más, dejando claro que habia venido con fines "ludicos" y no porque la mandara la dominatrix de su jefa. ¿Que mas se podia pedir? Bueno, si, se podia pedir que aquellos dos zoquetes se quitaran de en medio y me dejaran enseñar a mi Venus las ventajas de estar a solas conmigo en aquel camarote... pero no era algo con lo que contara, asi que no tuve mas remedio que desechar aquella idea.

En su lugar, asenti, con una media sonrisa algo engreida, dirigiéndome sin mas dilación hacia el armario, de donde saque algo de ropa limpia- Solo una cosa me agradaria más en este momento. - dije, resuelto, mirando a la mujer, tan escrutador como ella, dejando claro a lo que me referia- Dame un minuto y seré todo tuyo. - acabe por decir, alzando un dedo, mientras volvia hacia el baño, dispuesto a vestirme y a terminar de arreglarme alli.

Rodney McKay no va por ahi con una diosa de cualquier forma, eso es algo que todo el mundo debería saber.

Apenas hicieron falta 10 minutos mas para que volviera a salir, listo y dispuesto a marcharme de allí con ella, no sin antes dedicar una mirada suficiente a mis compañeros, una de esas que quiere decir "Si, esa es mi chica, morid de envidia mortales".

Y, sin mas dilación, ofreci mi brazo a la mujer, esperando a que lo aceptara para salir de aquel camarote, dispuesto a dejarme guiar por ella. -Les veo más tarde. Que tengan un buen dia... - me despedi de los dos hombres, sin borrar aquella media sonrisa sobrada de mis labios.

De repente, el dia habia mejorado sustancialmente.

-¿Todo mio? - Pregunté con un tono de voz muy sugerente y una sonrisa bastante picara.

No me hacia falta ver a los colegas de Rodney para imaginarme sus caras. Suponía que ninguno de los presentes, por mas que McKay quisiera disimularlo, estaban muy acostumbrados a tener las atenciones del sexo opuesto... y mas si este se presentaba con mi presencia.

Esperé pacientemente los diez minutos que tardo McKay en estar preparado. Salió muy sonriente y me ofreció el brazo, el cual acepte con una sonrisa. Rodney había arriesgado mucho con ese movimiento... si le hubiera rechazado, habría quedado fatal delante de sus colegas, por no hablar del herido orgullo.

Pero, por fortuna, que fuera rubia no significaba que siempre fuera mala.

- Ha sido un placer. -dije a modo de despedida a los presentes, mientras salíamos a los pasillos.

Me dirigi directamente hacia mi camarote, tal y como habia dispuesto con Baltar. Cuanto mas tiempo pasaba en aquella nave, mas tenia claro que algo apestaba, y mucho. Sabotajes, mentiras, actitudes inexplicables... Estaba seguro de que alli habia algo que no nos habian contado.

Alguien llama a la puerta del camarote de los oficiales –ahora convertido en las dependencias de los tres científicos principales de la nave- con tres golpes quedos y apresurados. Detrás del umbral espera el doctor Baltar, con su característica mirada perdida y su expresión distraída. 

Alce la mirada durante un instante y me puse en pie, acercandome hasta la entrada del camarote. Y, al descubrir a Baltar tras aquella puerta dibuje una media sonrisa en mis labios, invitandole a entrar con un gesto- Gaius, me alegro de verte. - le dije, a modo de saludo, cerrando la puerta tras de el- ¿Crees que este lugar es...? - "seguro", fue lo que no dije. No habia querido hablar en el laboratorio, y podia comprenderlo. Sin embargo, no tenia tan claro que, poniendonos en lo peor, algun lugar de aquella nave estuviera libre de oidos.

-Pasa y sientate... - le invite, esperando a que fuera el quien iniciara aquella conversacion.

—Al menos más que el laboratorio, sin duda —le dijo respondiendo a su pregunta velada y adentrándose en el camarote.

Gaius tomó asiento en una de las pulcras camas de la habitación. Los científicos mantenían aquel cuarto mucho más ordenado de lo que lo estaba el abarrotado y siempre en constante movimiento camarote reservado para el personal civil. Era agradable. Y lo mejor de todo era que no tendría que estar en guardia y vigilante todo el rato.

El informático entrelazó las manos y le dirigió una mirada preocupada a su colega.

—¿Qué tal va todo, Rodney? —preguntó, más que formalidad que por otra cosa—. ¿Conseguiste sonsacarle algo a la señorita Vickers? —era consciente de que se trataba de un tema delicado, pero si no podía tomarse aquellas licencias con McKay, no podía hacerlo con nadie. 

-¿Sonsacar? - pregunté a Baltar, miréndolo con una sonrisa- Yo no sonsaco, amigo... Yo... extraigo sutilmente la información que necesito, a traves de una agradable y fluida conversación... -añadí, pedante y pomposo, en mi linea- Pero ahora que lo dices, aun no he tenido oportunidad de hacerlo. Aunque no te preocupes, pronto podré hablar con ella del tema, en cuanto logre un momento a solas... ¿Y tú? ¿Qué era eso de lo que debias hablarme? ¿Que sabes de ese tipo? - le pregunte entonces, observándolo fijamente, con expresión interrogante. El tema de Vickers era delicado. No quería aprovecharme de ella sin mas, sacando partido de aquello que parecia estar naciendo entre nosotros dos. Quería hablar con ella con la mayor sinceridad posible. Estaba seguro de que no se negaria a colaborar conmigo. No, seguro que no me decia que no.

Gaius sonrió ante las respuestas del científico. Muy McKay, se dijo mientras le escuchaba. Y la verdad es que empezaba a gustarle aquel tipo, con sus delirios de grandeza y un intelecto tan agudo como el del propio doctor Baltar.

—Una lástima —le dijo haciendo referencia a la señorita Vickers—, pero qué le vamos a hacer. Confío en que te las arreglarás con ella —añadió cordial.

Miró un momento al suelo mientras cruzaba ambas manos y se echaba hacia delante en su asiento improvisado. La sonrisa se borró de su rostro y volvió a aparecer aquel semblante sombrío y, en cierta medida,  apesadumbrado.

—Me preocupa Young, el oficial de seguridad informática —le confesó al científico tras un prolongado silencio—. Algo trama, estoy seguro. Me temo que modificó el registro del sistema informático después de la cuenta atrás ya que no había ni rastro del mismo después de unas cuantas horas del incidente. Pero no es sólo eso, Rodney —sus  rasgos se endurecieron durante un instante—, el tipo además está metido en alguna clase de sabotaje que no llego del todo a comprender.

Se levantó de la cama y comenzó a ir de un lado para otro del angosto camarote, exponiéndole con detenimiento el caso a McKay.

—¿Recuerdas las gafas que algunos marines llevaban puestas en la cámara de hibernación? —no esperó respuesta—. Pues bien, fue Young quién se las proporcionó. Se trataba de una holo-proyección interactiva pornográfica. O al menos lo era en apariencia, porque tras unos pocos minutos de la película, el programa te bombardea con un aluvión de datos de prospecciones mineras. ¿Y cuál es el problema? Eso mismo me pregunté yo, hasta qué analicé el contenido de las gafas: la cantidad de datos era tan abrumadora que te deja estólido en el sitio, incapaz de hacer o de decir nada. Algo así como una sobrecarga informativa directa a tu cerebro. No te deja incapacitado, pero está muy, pero que muy cerca.

Se paró en seco y se volvió hacia su colega.   

—Y lo que no termino de comprender es el por qué. ¿Qué se proponía exactamente Young dejando incapacitada a la dotación de marines de la nave? 

Escuche en silencio a Baltar, cruzándome de brazos, mesándome la barbilla con gesto pensativo. Todo aquello era preocupante; muy preocupante. Sobre todo teniendo en cuenta lo que Gaius estaba insinuando en pocas palabras.

-Que nadie lo molestara. A él, o a quien quiera que este encubriendo. - respondí entonces, con ese aire meditabundo- Es posible que alguien se propusiera hacer algo en la nave, alguna especie de boikot, o de emboscada, o algo por el estilo. - dije entonces, observando a Baltar- ¿Que alcance tiene esa "incapacidad" operativa? Es decir... ¿Hasta cuando se verian nuestros chicos afectados por ella? Porque quizas eso podria darnos una idea de cuando puede haber tenido o tendrár lugar ese ataque.  Esta claro que si quieren quitar a los tipos duros de en medio es porque quieren que estemos indefensos.- añadi, mirando aun a Baltar, todavía mesandome la barbilla.

-Sin embargo... no cuentan con que nosotros nos demos cuenta de nada. Y esa puede ser nuestra arma. Creo que lo más importante es que intentemos adivinar cuándo... y qué motivaciones podria tener Young para hacer algo así. Deberíamos intentar sonsacarle de algún modo... Y se me ocurren tres formas: a golpes, a chupitos o con hipnosis. Y la opcion que mas factible me parece ahora mismo es la segunda. Si, ademas, pudieras acceder al sistema y conseguir más información sobre él quizas podriamos tener una idea de a quien nos enfrentamos, o de quienes pueden ser sus "amigos". Y, en cuanto tengamos esa información, quizás podamos pensar en una defensa decente. Algo que no se note demasiado y que pueda ayudarnos a tender una emboscada a Young cuando pretenda dar el golpe, si es que no lo ha dado ya, claro esta... - añadi, esperando a que Baltar me confirmara el tema de la incapacidad. Necesitaba saber si ya llegabamos tarde.

-¿Y ninguno de los marines ha mostrado ningun efecto secundario? La verdad es que parecen todos muy normalitos ahora mismo, vaya...

Gaius asentía mientras su colega compartía con él sus suposiciones.

—Esa incapacidad operativa duraría alrededor de dos o tres minutos, con una fuerte jaqueca que podría extenderse varias horas, pero —levantó un dedo de forma didáctica— hubiera bastado con intensificar un poco más el caudal de datos para que los pobres marines se quedasen vegetales. ¿Y si están bien sólo por un error de cálculo? ¿Y si vuelve a intentarlo de otra manera?

El informático negó entonces con la cabeza, azorado.

—No creo que vaya a cantar nada —le dijo haciendo referencia a su plan—, pero puede merecer la pena intentarlo, Rodney —suspiró—. Tendrías que ocuparte tú de esta última jugada, porque el tipo a mí no me soporta y basta con que nos vea juntos para cerrarse en banda. Estoy seguro de que puedes manejarle en un copa a copa, como quien dice, pero ten cuidado con lo que revelas, Rodney. Young ha probado ser alguien bastante sibilino, y basta con que le demos un pequeño detalle para que sepa que andamos detrás de él.

Hizo una pausa y se acarició el mentón.

—Avísame cuando cuando vayas a ponerte a beber con él. Aprovecharé entonces para meterme en el sistema y seguir investigando de forma… un poco más agresiva —una sonrisa sardónica se perfiló en el rostro del doctor Baltar, quien de repente volvía a parecer abstraído con sus propios pensamientos.   

- Déjalo en mis manos. - dije, con una sonrisa confiada, observando a Baltar.- Intentaré que cante todo lo posible. Hablaremos despues. - concluí, pensando ya en la forma de entablar conversacion con ese tipo.

Y, acto seguido, me dispuse a despedirme de Baltar: aun tenia cosas que hacer.

Acabé conduciendo a Venus hacia el camarote de los oficiales, el lugar que ocupaba junto a los otros dos cientificos de la nave. Y, aunque la idea de perder a Kavanagh y a Kern de vista era un pensamiento que solía repetirse bastante en mí, estaba claro que en aquella ocasión deseaba más que nunca que ninguno de aquellos dos estuvieran alli presentes.

Y así, asomé la cabeza, indicando a Venus con un gesto que esperara mi comprobación.

Teniamos muchas cosas de que hablar.

Cuando Rodney asoma para echar un discreto vistazo, descubre con satisfacción que el camarote está tentadoramente vacío, sus compañeros deben estar en el laboratorio científico...