Partida Rol por web

Es evidente para todos que el interrogado está pasando un mal rato, pues suda profusamente y se remueve en la camilla sobre la que está sentado...

- Y-yo no querría s-sabotear esta n-nave - contesta angustiado sin dejar de tartamudear constantemente - A-además, ya le he dicho que p-por lo que yo sé desde l-las t-terminales del laboratorio c-científico n-no creo que p-pudiera hacerse... t-tal vez d-deberían acceder a la c-cámara del r-reactor para eso... s-supongo...

Entonces se queda callado, como perdido en la mirada del Agente Bester, parece un ratón ante una serpiente... hasta que desvía la vista y vuelve a hablar casi en un susurro:

- M-mire, no t-tengo l-la m-menor idea de l-lo que era esa c-cuenta regresiva - asegura en un irrisorio intento de dar una respuesta firme, aunque la ahogada voz le tiembla más que nunca - P-pero c-cuando m-me a-asusto... ¡intento huir!

- Comprendo. - Dijo, secamente, mientras se ponía en pie. Soltó al Doctor Kern, volviéndose a colocar los guantes como si de algún ritual sagrado se tratara, con tota la calma del mundo, guardando su juicio y opinión mientras terminaba su particular ceremonia, tomando aire, y girándose hacia su público.

- Inocente. - Dijo, alto y claro, caminando hacia el grupo, abandonando sin siquiera despedirse del Doctor. - No será necesaria vigilancia, ni privación de libertad. Eso es todo. - Acabó por decir, con la vista fija en el Comandante Adama.

- Si desea saber más, con gusto lo atenderé en privado, comandante. - Saludó con un cabeceo, y una diminuta sonrisa. - Con permiso. - Le pidió a los presentes, con educación, para poder retirarse.

Asiento algo extrañado a las palabras del hombre de la ONUG -Bien, gracias por sus servicios señor Bester. Acompáñeme a mi camarote. Antes de marchar miro al doctor y al soldado en guardia -Si no le importa doctor se quedará aquí un par de horas más, bajo la protección de mi hombre. Debo asegurarme de que nadie desconfíe de usted antes de dejarle sin protección, alguien de la tripulación podría estar nervioso y tratar de agredirle. No pienso permitir que nadie socave su integridad física. Por último me acerco a la doctora Roslin -Siento las molestias, doctora, trataré de venir con la máxima brevedad para evitarle más problemas e inconvenientes.

La doctora parece fascinada con lo que acaba de contemplar...

- Debo reconocer que este interrogatorio no ha sido en absoluto como lo esperaba - comenta sin dejar de contemplar de reojo al agente Bester - Sus métodos son... poco ortodoxos... pero desde luego no puedo poner objección alguna a nivel médico - admite - Ni desde una perspectiva ética, queda claro que no se han vulnerado los derechos civiles del acusado.

Entonces se dirige a Adama y añade con una afable sonrisa:

- Le agradezco sinceramente la forma en que ha conducido toda esta situación, comandante, podría haber sido algo muy conflictivo, pero ha sabido hacerlo todo muy correcto. Muy... civilizado.

El asistente sanitario no es tan pulcro como la doctora al expresarse:

- Joder, eso ha sido alucinante - se le escapa en voz baja, mientras pone una indisimulada expresión de sorpresa, con los ojos muy abiertos - Sin aparatos, sólo con preguntarle mientras le toma el pulso y le mira a los ojos... ¡nunca había visto nada igual!

- Le agradezco los cumplidos, Doctora Roslin. Estoy seguro que estaremos de acuerdo en que "Si nos convertimos en nuestros enemigos con tal de combatirlos, nada nos diferenciará de ellos. Solo seremos más enemigos a combatir". Me gustaría pedirle que piense en esta frase, por favor. - Añadió el menudo hombre mientras acababa por ajustarse los guantes de cuero con método y mecánica.

Bester estaba acostumbrado a ver ese tipo de reacciones. Ahora, la tecnología lo había eclipsado todo, pero él seguía creyendo en el poder de la psicología, en los viejos métodos de los que se hablaban en los libros de historia -o más bien, en los vids de historia-. Si durante más de cien años les sirvió... ¿Por que no iban a servir ahora?

Aun más, Bester estaba seguro que hasta cierto punto, esas máquinas y drogas fallaban. Entrenaban a la gente para resistirlas. Pero nadie recordaba los viejos métodos contra los que ya nadie se preparaba.

- De nada, Comandante. Ha sido un placer. - Llevó las manos a la espalda, manteniéndose firme y recto, mirando al comandante cuando este le invitó a marchar a su camarote. Asintió levemente con la cabeza, girándose hacia los demás presentes. - Hasta luego. - Y tras decir esto, esperó al Comandante para acompañarlo hasta su camarote.

- Lucy. - La llamó, esperando que también les acompañara.

Observar y observar era el cometido de Lucy por ahora. Le parecía sorprendente la empatía que desprendía su mentor cuando se relacionaba con la tripulación, algo que a ella le costaba bastante teniendo en cuenta el largo tiempo que había permanecido en la Babylon-5. Pero ahora, todo aquello tenía que ir desvaneciéndose, y ello requería de voluntad por su parte.

- Buena demostración, Bester - se aventuró a decir la joven mostrando una sonrisa. Cuando escuchó el énfasis con el que hablaba el joven Wallace elogiando a su mentor, se quedó pensativa. Durante unos instantes reflexionó sobre esa conducta. Lucy dió un pequeño salto cuando Bester le llamó para que le siguiera - Por supuesto - le respondió.

Como prometí voy con la botella de vino y un par de copas hasta la enfermería con la idea de liberar al doctor Kern, tratar de crear un vínculo y, ya de paso, recuperar posible información que pueda ser útil.

Toco a la puerta antes de entrar y, una vez en el interior de la enfermería, saludo a la doctora -Dra Roslin, siento molestarle de nuevo pero me gustaría charlar con el doctor Kern como prometí. 

A continuación me giro hacia el soldado que mantiene su puesto de vigilancia frente a la puerta donde se encuentra encerrado el hombre de ciencia -Le agradezco su servicio, puede marcharse y disponer de algo de tiempo libre.

Antes de permitir que los hombres hagan uso de la cámara de crioestasis me dirijo a la enfermería para conversar con la doctora. Nuevamente toco con los nudillos la puerta pues, pese a que ya he tratado con ella varias veces, la enfermería son sus aposentos tanto como el puente de mando es el mío y son de su total propiedad.

Dra Roslin, me gustaría hablar con usted un momento si no le importa, mantener una pequeña conversación privada -le informo procurando dejar claro que no requiero la presencia de su ayudante.

El soldado de primera Scott Matthew, que estaba de guardia a la puerta, se cuadra cuando apareces y luego sonríe agradecido de verse liberado del servicio:

- Señor - saluda disciplinadamente, antes de marchar.

Pentecost está montando guardia en el interior de la enfermería y cuando entras sonríe ampliamente y hace un saludo marcial, combinando como tiene por costumbre la disciplina castrense con la cordial afabilidad de un viejo camarada:

- Señor - se dirige a su comandante - Me alegro de que todo esto haya podido resolverse rápidamente y de forma satisfactoria...

Y dicho esto, sigue a Matthew hacia su barracón, liberado también del servicio.

Roslin observa con una cálida sonrisa dibujada en los labios:

- Me sorprende usted, comandante Adama - comenta con tono suave - Tendré que replantearme todas las ideas preconcebidas que tenía acerca de los militares de carrera...

Wallace no dice nada, pero contempla boquiabierto la botella, preguntándose si el mandamás piensa compartirla...

Y por último, el que hasta ahora ha sido considerado prisionero, el sospechoso de una tentativa de sabotaje, permanece cabizbajo y contempla de reojo al máximo mando de la nave, sin prestar atención alguna a lo que lleva en las manos...

- ¿Cuándo van a dejarme marchar? - pregunta titubeante - No sé cuántas veces tengo que decirles que yo no he hecho nada, sólo intentaba ser prudente... y evitar el posible peligro.

Sonrío como respuesta a las palabras de la doctora y asiento ante la afirmación del sargento. A continuación me siento al lado del doctor y, sin dirigirle la palabra de momento, abro la botella y lleno el par de copas que he traído hasta aquí.

- Doctor Kern, entiendo su actitud, su respuesta y sus peticiones. Se que se ha visto envuelto en algo por simple azar y quiero agradecerle su cooperación. Se que es usted un científico de gran prestigio y mayores descubrimientos, algo que está muy por encima de lo que un hombre como yo alcanza a comprender. Por ello sé que a usted no le cuesta nada razonar ante lo ocurrido y saber que, como comandante, debía recopilar y revisar toda la información antes de tomar una decisión -le comento al principal sospechoso de lo ocurrido, cargo eliminado tras la actuación de Bester- Espero pues que lo entienda y no guarde rencor. Es mi deber analizar todos los problemas y eliminar toda sospecha de ataques terroristas. Nuestra misión no se encuentra amenazada por ellos, pero estoy seguro de que tamaños criminales querrían atacar a los pilares más férreos de la humanidad, las grandes mentes, algo de lo que está bien provisto esta nave. Una vez realizadas las pesquisas necesarias, no me queda más que rechazar de pleno la idea de un posible ataque, agradecerle nuevamente su colaboración y blindar por usted -concluyo acercándole la copa y levantando la mía.

Jonathan Kern parece azorado. Más aún que antes, si cabe... aunque rechaza la copa con un tímido gesto:

- N-no bebo alcohol - se excusa - N-no me sienta bien. Pero le agradezco el detalle - titubea y sigue evitando el contacto visual directo - Q-quiero decir, p-por haber venido en p-persona y d-decir todo esto. Pues eso. Que gracias. S-supongo...

Y dicho esto, viendo que ya tiene el paso fraco para escurrirse a su laboratorio, a su camarote o a donde decida huir a refugiarse, se levanta todavía encogido y desaparece...

Su copa permanece intacta sobre una de las camillas de la enfermería.

No puedo más que encogerme de hombros ante la respuesta y posterior huida del doctor. Sin duda alguna es un hombre muy peculiar y, por sus últimos actos, estoy más seguro de que él es inocente.

Laura Roslin contempla durante un largo instante a Adama, hasta que por fin rompe el silencio:

- Aunque la cosa no haya acabado como usted esperaba, ha sido un gran gesto por su parte, comandante.

Y diciendo esto se aproxima hacia él unos pasos, tanto en un sentido físico como anímico...

Antes de que alguien se acuerde de la copa que ya está servida y reposa sobte una de las camillas de material plástico, para darle un uso adecuado al vino y brindar junto a la que aún sostiene en su mano William Adama... el asistente de la doctora ya le ha echado mano y la se la lleva a la boca:

- Mmmm... que bueno está esto - comenta mientras se pasa la lengua por los labios - Bueno, disculpen que me haya servido, es que pensé que sería una verdadera lástima desperdiciarlo...
 

Sonrío ante las palabras de Roslin, marcando aún más las arrugas que recorren mi rostro. Lo cierto es que la doctora está demostrando ser de gran ayuda y apoyo, tanto para la nave como para mi propia persona.

No se preocupe Wallace, sería una pena que se perdiese. Eso si, le recomiendo tener cuidado con su rapidez para recoger las copas ajenas, yo ya soy perro viejo... pero no creo que todos los tripulantes del Aurora compartan mi punto de vista -respondo al ayudante de la doctora, tratando de ser amable pese a que sus actos merecen un toque de atención- Si no le importa, me gustaría que disfrutara de la copa de vino en el exterior, necesito hablar con la doctora en privado... siempre que usted pueda -afirmo mirando a la doctora y esperando su consentimiento.