Partida Rol por web

Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche

Tierra Oscura (Anima Beyond Fantasy)

ESCENA 1: El Monasterio de Stelea

Cargando editor
29/03/2019, 19:50
Narradora

 

El graznido de los cuervos es la única música en este lugar; la oscuridad la única luz; el frío el único calor y la muerte, la única vida...

Lucer Grey

 

989 DC

Vuestro destino os ha traído por muy diversas razones a la oscuridad del reino de Moth; una tierra de la que poco conoceis, de la que nadie se atreve a hablar, y en la cual jamas pensasteis que pondríais un pie. Pero aquí estais...

El cielo es de un gris plomizo todo el tiempo, y no recordáis en lo poco que lleváis aquí, haber visto el sol vencer jamas a las densas y oscuras nubes. Cuando no llueve, hay niebla, o tormentas eléctricas restallando en los cielos, y a menudo, todo al mismo tiempo. 

Los caminos son ríos de barro, piedras y suciedad; los ríos arrastran aguas lechosas y peligrosas con violentas corrientes que se desbordan a menudo sobre los valles negros, y los bosques muertos; las ruinas de viejas iglesias y pueblos enteros abandonados salpican los paisajes desolados plagados de vegetación en descomposición, arboles retorcidos y rocas mohosas.

Sin embargo, lo que mas os sorprende a todos por igual de esta tierra maldita, es la cantidad exageradamente imposible de cuervos que infectan cada rincón del mundo. Los cielos se cubren de forma continua de millares de estas negras y sádicas aves, y sus graznidos se pueden escuchar sin cesar todo el tiempo, estés donde estés, de día o de noche. Cada arbol, cada edificio, cada señalización en el camino, se desbordan de estas alimañas incansables, hambrientas, pacientes y vigilantes. Siempre vigilantes.

Vuestros pasos cansados, os han traído hasta un inmenso y viejo monasterio en ruinas, situado en lo alto de unas quebradas rotas y afiladas: El Monasterio de Stelea.

Desde la lejanía podéis ver como el lugar parece habitado, dadas las luces que se mueven y tiemblan tremulosas en la oscuridad profunda de la noche. A lo lejos los aullidos de los lobos se mezclan con los graznidos de los cuervos, y sabeis en lo mas profundo de vuestro ser, que no seria mala idea buscar refugio entre las paredes del monasterio, antes de que los lobos negros del bosque de las sogas, os encuentren a vosotros.

Subir hasta el Monasterio es una tarea ardua y compleja, trepando por estrechos caminos, de riscos afilados y abismos de gran profundidad de los cuales apenas podeis ver el final debido a la niebla impenetrable, y que se escurre culebreando entre las piedras negras y afiladas. Pero finalmente lograis alcanzar las enormes y antiguas puertas del monasterio, las cuales permanecen cerradas.

Llamais insistentemente en la entrada y tardan un buen tiempo en abriros, hasta que finalmente un monje completamente ebrio, portando un candil de luz, os abre un pequeño pórtico en un lateral y os pide disculpas por la tardanza.

El monje, dando tumbos y apestando a alcohol os conduce a un patio interior desde el cual podéis ver la inmensidad de las ruinas del monasterio, que parece estar dividido en varios edificios situados a lo largo de un inmenso puente principal que lo conecta todo adentrándose en la montaña rota y gris.

Vuestro desagradable anfitrión os lleva hasta lo que parece ser uno de los edificios principales y el que en mejor estado se encuentra de entre todas las ruinas que os rodean. Las puertas de la gran catedral estan abiertas dejando escapar un haz de luz cálida y tenue de su interior; al entrar, os reconforta al menos el poder sentir el calor de las velas de los candelabros, y el aroma del incienso que impregna toda la estancia.

-Un...momento...no se marchen....hip!!!- os balbucea -Avisaré al...al...Diacono Cristea de su llegada...- y se marcha dando tumbos al interior de la oscuridad de la estancia.

A vuestro alrededor podéis ver las sombras de unos pocos monjes andando de aquí para allá inmersos en sus tareas nocturnas.

El Diacono debe estar a punto de aparecer en cualquier momento...

Notas de juego

Estais todos juntos esperando, aunque aun no habeis cruzado palabra alguna entre vosotros, como desconocidos que sois...

Desde este momento podéis participar, hasta que aparezca el Diacono

Cargando editor
29/03/2019, 21:46
Crish Edlov

Estoy esperando. Callada. Cansada. Asustada.

El camino ha sido largo, y por fin parece que encuentro cobijo. Sin embargo, el monasterio parece más siniestro de lo que yo esperaba. Tampoco ayuda el estar acompañada de cuatro desconocidos. Cuatro desconocidos grandes, fuertes, y armados. Parecen soldados, pero no visten uniformemente. Es como si fueran viajeros de distintas tierras. Me siento intimidada. No sé cuáles son sus intenciones.

Intento pasar desapercibida, aunque creo que se me nota lo tensa que estoy. Estoy deseando que llegue cuanto antes el diacono para pedirle alojamiento. Necesito descansar.

Me mantengo callada, evitando el contacto visual con los desconocidos.

Cargando editor
30/03/2019, 07:39
Az

La inhóspita y penumbre tierra ya era bastante deprimente de por sí pero ahora también estoy encerrado con 4 extraños con pocas intensiones de compartir cálidas palabras

La verdad a veces me pregunto porque te hago caso (digo mientras observo una moneda de plata extraña que si se fijan lleva una daga en un lado y del otro la cara de una mujer)

Aunque al menos estoy en compañía de 3 hombres que parecen saber defenderse y una mujer que quizás sea la más peligrosa entre todos.

Jugando con la moneda en mi mano moviéndola entre mis nudillos los observo unos 3 segundos hasta que con un “Tsk” que hago con mi boca termino diciendo,

Me llamo Valentine, gusto en conocerlos, no sé ustedes, pero creo que ese monje que nos dio la bienvenida es quizás lo más feliz que he visto desde que entre a estas tierras… me llena de curiosidad saber qué es lo que toma. (Digo con una clara sonrisa en mi rostro)

Notas de juego

En mi observan un hombre de unos 180 cm cabello dorado ojos grises, vistiendo una chaqueta de cuero larga con una gran cantidad de bolsillos, pantalones de cuero negro, botas negras y un abrigo largo de distintos tonos de gris con una cadena que cuelga de mi costado izquierdo, mis manos siempre ocupadas en algo, cuando no estoy jugando con la moneda me encuentro haciendo pequeños malabares o simplemente jugando con el polvo en el piso

Cargando editor
30/03/2019, 17:02
Kelgar Stalsson

Moth.
Había escuchado incontables leyendas y habladurías sobre las “tierras malditas”. Si tuviera que hacerles caso, aquella era una tierra donde ya no debería quedar ni un solo hombre en pie, puesto que había oído que horrores de todo tipo campaban a sus anchas, y que incluso las mismas tierras se engullían a los incautos viajeros.
No les hizo mucho caso a esas habladurías de borracho de taberna. Porque de su gente, los Haufman, también les había oído decir que eran seres salidos de “los demonios de los hielos” y que devoraban todo a su paso... semejantes comentarios le hicieron reír un buen rato, ¡cuanta imaginación tenían las gentes de Abel!

Pero algo sí que tenía claro. Y era que Moth era una tierra peligrosa. Y donde hay peligro, hay gente necesitada de protección.
Y él se ganaba la vida ofreciendo protección... o destruyendo cuando se lo pedían.
Así que no dudó en desplazarse allí, y de algún modo, saciar su curiosidad.
El ambiente era sin duda tétrico. Tampoco le atormentaba el hecho de no ver el sol, cosa que en su patria natal sucedía a menudo, ni siquiera esa sensación de que todo estaba marchito y mancillado.
No, eran esos malditos pajarracos. Estaba harto de verlos y escucharlos a cada momento. Era como si le siguieran allá donde fuera, esperando el momento en que cayera para devorarlo.

Tuvo que hacer un gran esfuerzo para calmar a Uljak, su caballo, de un pelaje castaño y crines de un tono más claro.
El animal, pese a ser una poderosa montura de guerra, sentía algo en el
ambiente que le hacía estar intranquilo.

Kelgar tenía más o menos claro que quería llegar a Torda, capital de Moth, donde las posibilidades de encontrar contratantes se multiplicarían.
Pero el avance se hacía lento y pesado, por lo que ante la proximidad de la noche (y de los lobos) decidió que sería una buena idea pasar la noche en el monasterio que vio por el camino.

Su acceso no fue sencillo, acorazado como iba, tuvo que descender varias veces de Uljak y ayudar al corcel a subir. ¡¿Cual de los dos era la montura?!
Ya por fin en el monasterio, se dio cuenta de que aunque parecía medio derruido, aún seguía habitado por sus monjes.

Coincidió con otros cuatro viajeros, a los que dedicó un mudo asentimiento a modo de saludo.
El monje que los recibió, olía a alcohol y se movía como si hubiera vaciado varias jarras de cerveza.
Kelgar no pudo evitar sonreír.
Eh tú, tráete algo de lo que has bebido para los invitados. dijo Kelgar en tono jocoso, sacando de su bolsa una moneda de plata.

Sin estar seguro de si atendería su petición, el monje se marchó a buscar al diácono, supuso que la autoridad del monasterio.
Eso le dejó solo con los cuatro desconocidos.
Kelgar apoyó su pesada espada sobre una de las mesas, la cual sobresalió un buen trozo. Se sentó enfrente y escuchó al tipo del chaleco de cuero presentarse como Valentine. No pudo evitar que esbozar una sonrisa ante su comentario sobre el monje borracho.
Kelgar. respondió, mientras sacaba su cantimplora.

Esperemos que nos traiga algo de su bebida... dijo, mientras miraba hastiado su cantimplora antes de darle un trago.

Mientras se secaba la boca con el dorso de su mano acorazada, lanzó su mirada a la joven que se esforzaba por no mirarlos.
Señorita, tenéis vos mucho valor... andar sola por estas tierras es algo que la mayoría de hombres jamás se atrevería a hacer... comentó, tras lo que lanzó una fugaz mirada al resto de viajeros, ambos con aspecto de hombres de armas.

Notas de juego

Pues tenéis mi descripción en el apartado del PJ.
Dos metros, ciento y pico de músculo, los cabellos de un rubio platino que casi parece blanco típico de los nórdicos, ojos azul claro.
Va acorazado con una campaña completa plateada, es decir, acorazado hasta las cejas (en teoría tiene por ahí el yelmo, pero nunca se lo pone).
Y lo más llamativo sin duda es su espada, una versión enorme del mandoble, algo así como la espada de Sword of the Berserk, si conocéis la serie.
Vamos que si existieran los detectores de metales explotarían cuando pasa! :D
Saludos!

Cargando editor
30/03/2019, 22:02
Crish Edlov

Oh, finalmente me han dirigido la palabra. Debo responder algo amable. Y no parecer asustada.

Levanto la mirada a Kelgar y le respondo.

-Oh, yo soy Crish, pero sólo estoy de paso por aquí. No voy a quedarme por estas tierras.

Bueno, ha sido una respuesta un poco ridícula. Está claro que todos ellos también están de paso. ¿Quién se quedaría aquí? Tampoco quiero contar el motivo real por el que estoy aquí.

Cargando editor
30/03/2019, 23:37
Az

¡Impresionante espada Kelgar! debe ser un arma letal, claro... si la sabes usar.  Pero… nunca te han dicho que las armas sobre la mesa son de mala educación… ¿dónde pondríamos los tragos? Murmuro en un tono más bajo Si es que algún día ese monje regresa.

Un gusto srita Crish, bueno hay quienes se van y otros que se quedan en todos los andares de la vida, algunos viven y otros mueren.

¿Qué os trae por aquí? Pregunto a todos en un tono familiar mientras juguetonamente comienzo a malabarear la moneda entre mis dedos en una forma extravagante

Cargando editor
31/03/2019, 11:41
Alveco

La niebla y el resto de condiciones ambientales no hacían fácil el viaje. La humedad se metía hasta los huesos y aunque Alveco estaba acostumbrado a dormir al raso, el tiempo que hacía aquí no le gustaba. Por suerte pudo divisar en la lejanía algún signo de vida, así que decidió encaminarse hacía allí. El camino como todo en estas lejanas tierras no había sido fácil y por suerte o por desgracia se encontró en el camino con otros que habían tenido la misma idea que él. 

Una vez llegaron a las puertas vio que se trataba de un monasterio para desilusión de Alveco. Los monjes no saben divertirse, aunque al menos podré dormir a cubierto, pensó para si Alveco. 

Según se puso a hablar el monje  Alveco esbozó una sonrisa, parece que los monjes en este remoto lugar no son tan aburridos. -Ademas de al Diacono, podrías traer lo usáis para combatir el frío, el viaje ha sido largo, dice Alveco casi a la par que uno de los desconocidos.

En ese momento decide observar a los viajeros con los que ha compartido el último trecho del camino, la mayoría parecen hombres de armas como él, mejor o peor ataviados, eso dependerá de su suerte en la vida y su habilidad. Le llama la atención el enorme arma que porta uno de ellos. 

-Mi nombre es Alveco y mi oficio manejar la espada por aquellos que puedan pagarla. Veo que como la mayoría de ustedes. Quizás podamos compartir anécdotas y espero que los monjes compartan algún trago. Mas adelante le preguntaría a aquel hombre el origen de semejante arma. 

Cargando editor
01/04/2019, 00:02
Kilian Welker

Tal y como contaban todas las historias, Moth resulta ser un lugar oscuro, no sólo en lo material sino también en el aspecto espiritual. Sus gentes son calladas y hoscas, el ambiente apagado en general, y todo transmite la sensación de que la vida y la alegría ha abandonado el principado. Durante el viaje recorro valles y bosques con la mirada, imaginando que entre la espesura se ocultan todo tipo de criaturas que en otras regiones fueron exterminadas hace siglos y aquí han encontrado un hogar donde sentirse seguras.

Por ahora, al menos...

El olor a alcohol del monje me hace suspirar y acariciar con los dedos un odre que llevo al cinto. Tengo la garganta seca por la larga jornada, pero no dudo que nos agasajarán con algo de comer y beber si lo solicitamos; el resto de presentes se adelantan, claramente deseosos. Mercenarios o aventureros la mayoría, a juzgar por su aspecto. Individuos que solo piensan en el oro, los placeres mundanos y buscar problemas.

De entre ellos, la única que despierta mi curiosidad es la joven mujer. Paso más tiempo examinándola del que la cortesía permite, aunque no por motivos perversos, como quizá piense ella si capta mis miradas. Me pregunto cómo habrá llegado hasta aquí, y cómo se las apañará para sobrevivir en estos parejes. No tiene el porte de un guerrero, y los otros no parecen ser sus guardaespaldas. Y aunque fuera de sangre noble, Moth no es una región donde eso te garantice inmunidad al peligro.

"Kilian", contesto al ver que los demás se presentan, pero ignoro a propósito el resto de preguntas. "Creo que todos estaremos agradeceríamos algo con lo que calmar el hambre y levantar el espíritu..."

Notas de juego

En mi caso podéis ver a un hombre alto, de aspecto serio y frío, más atlético que fornido, en torno a la treintena. Viste con ropas sencillas como las que llevaría un mercenario, pero sin los pequeños trofeos o símbolos que usaría uno de ellos, todo muy adusto y funcional, como evitando llamar la atención. Al cinto lleva enfundada una espada larga, y de vez en cuando acaricia la empuñadura del arma, sobre todo al veros por primera vez, que os dedicada una mirada a cada uno como si estuviera analizando vuestras caras.

Cargando editor
01/04/2019, 09:52
Kelgar Stalsson

La señorita se presentó como Crish, respondiendo algo obvio, y es que estaba de paso.
Kelgar asintió ligeramente, parecía que no tenía miedo a estar de paso por un lugar como ese.
Ya veo. Disfrutando del “acogedor” paisaje como todos. dijo con claro sarcasmo.

Cuando Valentine le dijo que era maleducado poner el arma sobre la mesa, Kelgar se encogió de hombros y apartó la pesada arma, dejándola en el suelo.
De donde yo vengo, poner las armas sobre la mesa es una señal de paz y buena fe. Es el único sitio donde nadie puede desenvainar sin que el resto se percaten. explicó sonriente.
Claro que su espada se veía de una hora lejos cuando fuera a blandirla.

Alveco, otro de los viajeros, dijo ser un mercenario.
Vaya, otro del gremio. Pues sí, puede ser una buena idea viajar juntos, y poder escuchar otra voz que no sea la de los malditos cuervos. añadió, ofreciendo su compañía al resto.

El último en presentarse fue el llamado Kilian, que parecía un hombre serio y reservado.
Kelgar no dijo nada a sus palabras, asintiendo ligeramente.

Cargando editor
01/04/2019, 20:35
Diacono Cipriano Cristea

Vuestras voces resuenan en la oscuridad de la estancia, mientras veis algunas sombras a vuestro alrededor escurriendose silenciosamente, prendiendo algunas velas, portando algunos cirios, o simplemente caminando en la penumbra.

Tras unos minutos, una figura grande y notablemente obesa, se acerca acompañado de una pequeña jovencita de cabellos anaranjados que porta un candil con una luz tremula y vacilante.

-Bienvenidos al monasterio de Stelea...- os dice el hombre con voz tranquila y rostro sonriente -Soy el Diacono Cipriano Cristea, señor del monasterio y representante  de nuestra Santa Iglesia aqui, en este lugar... - dice señalando con las manos grandes y rechonchas alrededor

-Espero puedan disculpar la tardanza del hermano Tómas en abrir las puertas, me temo que ha vuelto a beber demasiado otra  vez...- dice intentando quitar hierro al asunto -El monasterio es un lugar tranquilo, por lo que les ruego mantener las formas dentro de sus viejas paredes, no molestar a sus moradores, ni interrumpir sus obligaciones... en definitiva, no causar mas problemas de los que ya estamos sufriendo en estos momentos...- cuando dice esto ultimo veis que su risueña expresión se ensombrece con una profunda tristeza

Tras unos segundos en los que parece recomponer de nuevo una mueca de sonrisa en los labios, continua -La Hermana María les mostrará sus habitaciones, y les hablará sobre el monasterio. Si quieren saciar su sed y calmar su hambre, la hermana Steffania les preparará algo en las cocinas- da una suave palmada en señal de conciliación - No les molestaré mas, sean bienvenidos a esta nuestra casa. Les dejo con la hermana María...-

Con una leve reverencia de cabeza, el Diacono se da la vuelta y se marcha de nuevo desapareciendo en la oscuridad

La hermana María os observa y sonríe con timidez

Cargando editor
01/04/2019, 20:48
Maria

-Por favor sean tan amables de acompañarme...- dice haciendo una reverencia - Supongo que tendran hambre...- os dice con voz dulce

Cargando editor
02/04/2019, 10:09
Crish Edlov

Me propuse pasar desapercibida para evitar problemas, pero después de escuchar a los demás viajeros presentarse, he de admitir que fui calmando mi nerviosismo. Excepto Kilian, que parecía el más reservado, los demás no parecían tener malas intenciones. Incluso empecé a tener curiosidad por saber de dónde venían y qué les trajo hasta aquí.

Entonces apareció el Diacono con una subordinada, hizo su presentación, y se marchó, dejándonos con la hermana María.

¡Por fin! Me muero de hambre y estoy muy cansada.

Hubo algo raro en la presentación del Diacono. Mencionó algo de unos problemas que estaban teniendo. No obstante, debido a mi estado, lo ignoré completamente y me apresuré a contestar a María.

-Sí, por favor. Muchas gracias.

Me dispongo a seguirla.

Cargando editor
02/04/2019, 16:23
Az

Estaba pasando un buen rato con la compañía, ya hacía tiempo que no compartía con personas, parece que varios de ellos son mercenarios y aventureros,

¿Acaso es eso lo que soy?, supongo que me quedare con eso hasta encontrar algo mejor

Un hombre con una sonrisa y regordete que me recuerda a muchos otros que me he encontrado durante mis travesías, no parecía nada especial sin embargo al presentarse caí en cuenta de que era el Diacono que esperábamos acompañado de una hermosa chica.

Aparentemente tendremos habitaciones y comida me parecía que el simple hecho de dejarnos entrar ya era suficiente...

Estas personas son así de honestas y amigables por su fe o por interés... quizás rezan tanto por algo.

Observaba atentamente a esta chica María que parecía tímida

“-Por favor sean tan amables de acompañarme...-“

Procedo a seguirla después de recoger mis pocas pertenencias al terminar veo que Crish se me ha adelantado, debe estar muriéndose de hambre ¡Haha! sonrío un poco

Hermana María, ustedes no reciben muchos aventureros por estos lados ¿verdad?

Cargando editor
02/04/2019, 16:48
Alveco

-Reverendo Señor, muchas gracias por su hospitalidad. Dice Alveco para despedirse del Diácono.

Entonces mira a la Hermana María. -Muchas gracias por ofrecernos su hospitalidad, no pretendo causaros ninguna molestia. Iba a comentar que podía pagar dicha hospitalidad con trabajo, pero las palabras del Reverendo Señor me han dejado preocupado. Ha mencionado que están sufriendo algún tipo de problemas, si no es mucha indiscreción ¿qué tipo de problemas son esos? Alveco caminaba mientras hablaba estaba ansioso por poder quitarse la armadura y la capa que le protegía del fío del camino, pero más aún por llevarse algo a la boca. 

Cargando editor
02/04/2019, 23:54
Kelgar Stalsson

Finalmente llegó el diácono, el cual era un hombre sobrado de peso y bonachón que les dió la bienvenida de forma sincera.
A Kelgar le preocupaban una serie de sombras que creía haber visto moverse por la sala antes de que llegara el diácono... como si les espiaran. ¿O eran paranoias suyas?

Sea como fuera, el diácono Cristea les dijo que les dejaría hospedarse y además les daría de cenar.
Mucha amabilidad... la cual no acababa de creer que fuera desinteresada.

En todo caso dio las gracias con un leve asentimiento y un atisbo de sonrisa. Lo que dijo sobre que tenían problemas no dejó de llamarle la atención, pero el hombre se marchó sin darles tiempo a preguntar.
Eso dejaba a la joven como única opción para informarse.

Alveco formuló la pregunta que le rondaba por la cabeza, pues quería saber qué eran esos supuestos problemas.
Kelgar se quedó esperando la respuesta, preguntándose porqué esta joven de buen ver estaba aquí en una monasterio donde todo deberían ser hombres.

Cargando editor
03/04/2019, 00:04
Kilian Welker

Guardo silencio, dejando que otros hagan las preguntas por mí. La verdad es que el rostro del Diácono no ha dejado mucho a la imaginación; está claro que se enfrentan a algún tipo de problema complejo. No tengo especial interés en ayudar a lidiar con bandidos, impuestos o algún otro problema común, pero presto atención a la respuesta de la joven que nos guía ahora; tal vez sus palabras dejen entrever algo más interesante de lo esperado.

Mientras camino con el grupo por los pasillos del monasterio, acaricio suavemente la empuñadura de mi espada, en un gesto que he automatizado hasta que se ha tornado instintivo. Moth es un lugar donde ciertas cosas que deberían permanecer ocultas en la sombra a menudo vagan incluso a plena luz del día. Tal vez este lugar no tarde mucho en ponerme a prueba.
 

Cargando editor
03/04/2019, 21:38
Narradora

La hermana María comienza a caminar a través de los lúgubres pasillos mientras escucha vuestras preguntas:

Hermana María, ustedes no reciben muchos aventureros por estos lados ¿verdad?

La Monja sonrie timidamente mientras se coloca el cabello con la mano -Lo cierto es que no, no es muy común recibir viajeros en esta parte del mundo, ¡y menos aun tantos en una sola noche! sin duda es algo excepcional, aunque siempre agradable...- Hace una pausa para subir con cuidado unos escalones que llevan al ala Oeste del Monasterio - ..Siempre es interesante recibir noticias del exterior, para nosotras, este es nuestro único mundo...- 

-Muchas gracias por ofrecernos su hospitalidad, no pretendo causaros ninguna molestia. Iba a comentar que podía pagar dicha hospitalidad con trabajo, pero las palabras del Reverendo Señor me han dejado preocupado. Ha mencionado que están sufriendo algún tipo de problemas, si no es mucha indiscreción ¿qué tipo de problemas son esos?

La hermana María se detiene frente a un portón de madera grueso y os mirá; podeis percibir el aroma delicioso que viene de la estancia que hay detras -Si...lo cierto es que atravesamos una época triste y desafortunada...- afirma con rostro desilusionado -Algunos de nuestros hermanos están desapareciendo, sin mas...y no es que seamos muchos aqui tampoco, y su perdida es para nosotros un duro golpe...- hace una pausa algo consternada -...Aqui somos todos una gran familia- y sonríe con tristeza

Acto seguido la hermana María abre la puerta y accedéis a una estancia no demasiado grande pero con techos inmensamente altos y en un estado mucho mas que cuestionable. Un par de mesas amplias para 10 o 12 comensales yacen en mitad del salón, con jarras de pieltre con vino especiado y cestos de mimbre con pan caliente. -Por favor sentaos...- dice María ofreciendoos los bancos de madera frente a la mesa 

Unos segundos mas tarde, otra monja hace aparición de una habitación contigua; es mas joven que María y tiene el cabello rubio corto; porta una cazuela de metal humeante, que huele deliciosa; sonríe al veros, y con voz infantil os dice -Sentaos por favor, la cena esta lista, deben estar que rabian del hambre, ¡y este caldo les ayudará a dormir como angelitos!-

 

 

Cargando editor
04/04/2019, 19:35
Crish Edlov

Obedezco con gusto a las monjas y me siento en la silla que tengo más cerca.

¡Oh! qué gusto poder sentarme después de tanto tiempo caminando.

Me inclino hacia delante y apoyo mis brazos sobre la mesa. Siento ganas de apoyar también la cabeza y cerrar los ojos, pero en lugar de eso me quedo mirando la mesa, en el sitio donde próximamente estará mi tan deseado plato de comida. El olor que me llega de repente hace que me ruja el estómago. Desvío la mirada hacia una de los cestos de pan. No puedo evitar coger un trozo de pan caliente y empezar a devorarlo sin piedad. No he pedido permiso ni he esperado a los demás, pero el impulso ha sido superior a mí.

¡Este pan está delicioso!

Mientras mastico me pongo a pensar.

Así que están teniendo problemas. Desapariciones. Si no estuviera tan hambrienta y cansada... quizás mañana...

Cargando editor
04/04/2019, 20:47
Kilian Welker

"Muchas gracias, hermana", comento escuetamente, en tono amistoso pero sin llegar a sonreír. Mientras espero a que el pan y el humeante caldo se enfríen un poco más, observo con curiosidad los alrededores, meditando acerca de las palabras de la hermana María sobre sus compañeros desaparecidos. En cualquier lugar resultaría extraño ver esfumarse progresivamente a monjes sin motivo alguno; podría entender que uno o dos se fugaran durante la noche, en busca de un modo de vida diferente, pero no un reguero de desapariciones misteriosas.

Está claro que aquí hay gato encerrado.

"¿Podría contarnos algo más acerca de esas desapariciones?", pregunto mostrando por primera vez algo de interés genuino en la conversación. "¿Algún patrón común? ¿Momentos del día, último lugar en el que se les vio, algo inusual en su comportamiento antes de que sucediera...?"

Cargando editor
04/04/2019, 21:30
Maria

"¿Podría contarnos algo más acerca de esas desapariciones?", pregunto mostrando por primera vez algo de interés genuino en la conversación. "¿Algún patrón común? ¿Momentos del día, último lugar en el que se les vio, algo inusual en su comportamiento antes de que sucediera...?"

María mira cabizbaja y triste, como recordando -Bueno... fue todo hace apenas una semana, dos de nuestros hermanos, desaparecieron sin mas de la noche a la mañana, nadie sabe donde fueron, ni que fue de ellos...todas sus pertenencias están intactas por lo que no se sospecha que pudieran escaparse o huir del monasterio...estamos todos consternados...¿verdad hermana Steffania?-