Partida Rol por web

Empujaste, y según lo hacías, te pareció escuchar algo desde el otro lado del corredor. Empezaste a ver la luz a través de la apertura.  

¿Se habría levantado ya?

¿Hasta cuando no funcionaría allí la señal para pedir ayuda a Titan? ¿Sería en la puerta? ¿Bajo esas enormes escaleras? ¿Quizás desde varios metros a la redonda? 

Me apresuro para llegar a la puerta, teniendo que el tirador se halla levantado. Necesito pedir ayuda pero si, como parece, éste tipo es profesional, puede ser difícil llegar. En cualquier caso, no hay mucho más que pueda hacer.

Intento llegar a algún sitio donde pueda pedir ayuda.

Cruzo la puerta y miro alrededor. Por un momento me dan ganas de mover una peana para bloquear la puerta, pero ni de coña muevo yo eso. Hum... ¿Y esconderme tras alguna columna? Eso sí sería más factible, pero igual es mejor bajar.

Oliste la pólvora húmeda, notaste el sol sobre la piel, un sol que hacía mucho que no percibías. Casi, casi lo habías olvidado. 

Levanta orangután

Abriste los ojos. Aun estabas en el suelo de losa del templo, pero la puerta del fuego estaba abierta. La puerta general se abría, dejando salir al que creías era Graham, y tras él, apenas a un par de metros tuyo, estaba alguien impregnado en agua, apenas visible, que recogía un arma de bajo calibre del suelo. 

Te notabas ardiendo, y el corazón te latía tan rápido que apenas podías escuchar nada más. Lentamente, notabas como todas las venas empezaban a arder, como si fueses a estallar en llamas. 

Se el fín. 

Creías que...pero no. No, no era ella. No esta segunda vez. 

Salió de entre las ligeras luces de la puerta que antes estaba cerrada. Sus ojos eran negros, y sus venas hinchadas de podredumbre negra brillaban al son del fuego de las velas. 

Te miraste la mano derecha, y viste lo mismo. La infección. Sabías que era una infección. 

Tendrás un tiempo limitado antes de convertirte en una masa de carne sin pensamiento. Días, semanas como mucho. Aprovéchalo, pero ten cuidado cuando te hieran, si lo ven te matarán sin dudarlo. 

Agradéceselo, o maldice a la que dejó preparada esta segunda oportunidad, orangután. 

La figura desapareció. 

Orangutan. Mi Emperatriz... mi Mona... me habia llamado antes de recaer en el olvido...

Abro los ojos y lo contemplo no es lo que esperaba. No hay soles, no esta ella. El templo. Dos siluetas. Fred a lo lejos. Mi atacante a mi lado. Poco mas pude fijarme porque mi sangre estaba ardiendo en mi interior como si quisiera matarme desde dentro y el bombeo de mi corazon era ensordecedor en mis oidos. Cerre mis puños. Entonces llego una nueva frase, pero no era ella... ¿El fin de que?

Una figura cercana llamo mi atencion, debia haber venido de la puerta de antes, mientras intentaba al menos moverme. Me fije en lo que decia, sacando una simple conclusion. Infectado. Titan me matara.

Saque fuerzas para contestar, aunque dudo que llegara a oirme. - A ella nunca podria maldecirla. - Susurre.

Comprobaria como estaba mi cuerpo o lo intentaria de la forma mas sutil posible, mientras no dudaba en activar el escudo scutum que llevaba en la muñeca. Era mi unica opcion, tanto defensiva, como ofensiva. Lo primero era cubrirme de esa maldita arma que llevaba.

Lo que sea, no te miraba a ti, salió por la puerta del templo persiguiendo a Fred. 

Lo dejaste de ver

Te escondiste, tras bajar dos escalones notaste como no, no iba a ser posible hacer demasiado mas. 

Pasaron 3 segundos, y nadie salía. 

Hasta que escuchaste crujir una rama en alguna parte de las escaleras apenas a unos metros de ti. Como estabas escondido, no podías ver. ¿Pero eso que te había atacado te vería?

Siento como el corazón me late tan fuerte que temo que quien me disparó me pueda escuchar, mientras intento regular mi respiración para que no se me escuche jadear. El dolor de la pierna es considerable, tanto que estaba seguro de no poder escapar, así que no me quedaban más opciones, pero ahora no puedo evitar plantearme si no me he conducido yo solo al matadero.

Cierro los ojos, nervioso, preocupado, ansioso... pero lo suficientemente acostumbrado a esconderme como para saber controlar todas esas emociones y que externamente no se perciban, así estaré seguro de saber reaccionar suceda lo que suceda. Desde luego, en caso de que me vean, la única solución que se me ocurre es tirarme rodando por la cuesta, rezando por no matarme y poder levantarme al final de esta para intentar huir.

Frunci el ceño al darme cuenta de que mi "enemigo" se iba detras de Fred, saliendo por la puerta del templo, sin hacerme ni puto caso. En cierta forma era de agradecer, y no dude en hacerlo, tomando accion. Obvie todas las preguntas que saltaban a mi mente tras las palabras escuchadas y me centre en este momento.

Comprobaria mi estado fisico, mis heridas, la infeccion y si aun era visible en otra parte de mi cuerpo, mientras me cubria tanto con el escudo como con la columna que tuviera mas cerca. Salir del templo no era viable, hasta no saber exactamente que ocurria con la infeccion. Tras la comprobacion, iria hacia la puerta de fuego. Con suerte ese tipo aun estara por ahi y podra responder a mis preguntas.

Te moviste hacia la puerta. Y dentro no había nada, solo una sala vacía con unas cuantas velas encendidas. 

Lo que si escuchaste, fueron los disparos desde fuera hacia tu compañero. 

Habías elegido entrar en la sala, en vez de ayudar al que se escapaba. 

¿Ganabas o perdías?

Para cuando notaste el frío en tu garganta ya era tarde. La piel se fue abriendo lentamente, dejando manar la sangre hacia tu ropa que empezó a empaparse. 

Estaba encima del mismo pedestal. 

Habías hecho todo lo que estaba en tu mano, pero no eras un profesional. 

Te estabas resbalando hacia abajo ya cuando de reojo pudiste ver el brillo inequívoco de un ojo rojizo. Seguramente un cifrado que estaba mirando el edificio desde abajo. Escuchaste un disparo, y como algo a tu lado caía. 

Cerraste los ojos, descansaste, o quizás simplemente estabas muerto.