Partida Rol por web

Devolvió la sonrisa a Silke cuando confirmó sus sospechas, no se parecían ni de lejos a la de ella, bueno, no las había confirmado, pero casi, suponía que debía ser el defecto profesional. La verdad es que todo el mundo menos ella pertenecía al grupo militar. La miró con suspicacia cuando le preguntó, pero sólo durante unos breves instantes no sé mucho más, se supone que esta es la parte previa a la zona de saltos eso era lo que intuía, por las explicaciones de su improvisado instructor y luego ya depende de la misión a la que decidamos unirnos, dicen que siempre hay alguna que hacer volvió a sonreír, pero esta vez de una forma mucho menos evidente pues tendremos que equiparnos para la misma en consecuencia y... se encogió de hombros cumplirla, después de todo, por eso estamos aquí ¿no? Las partes malas del asunto deberían conocerlas, así como lo de los códigos de colores.

Una nueva interrupción. La chica rubia recién llegada usaba un mono verde científica la división de colores estaba bien porque te permitía saber a que campo pertenecían las personas, pero por otra parte, también te predisponía sobre ellas. A la chica no le preocupaba eso, pero tal vez pudiera llegar a ser un problema llegado el caso a la hora de decidir si alguien era o no prescindible. No quería pensar en las decisiones de las que tanto le habían hablado Marko y Elisa.

Hola Doctora, soy Hilv.

Se presentó con brevedad, para luego regresar a la mujer con la que estaba conversando, mirándola extrañada al verla hacer esos pequeños ejercicios, pero vio como los ojos de esta estaban posados en... no sabía que pensar, pero al igual que la pelirroja, le resultaba imposible dejar de mirarlo mientras realizaba aquel ritual, le fascinaron los tatuajes, no tanto los símbolos, sino el color de los mismos y como resultaban. Ni siquiera se enteró cuando los saludó, y no fue hasta que no se puso el mono, lo que en cierta manera causó una pequeña decepción a Hilv, cuando reaccionó.

Esto cada vez mejora más... si, y también acojona más.

Si, vamos caminó casi a la altura de Sike, siguiendo a Kara aquí la puntualidad la llevan a rajatabla.

Estaba impaciente, pero no podía olvidar que también debía ser cautelosa. 

rubia es usted la medico?? siempre es bueno tener un medico en el grupo- mirándola fijamente a los ojos-

Las palabras de la otra mujer rubia fueron acertadas, sería mejor continuar avanzando para seguir con el protocolo. Aunque no le parecía mal a la Germana mantener conversaciones lógicas y típicas de la situación, más que nada porque la mayoría estaba experimentando esto por primera vez. Al margen de ello, la mujer de cabellos rojizos se interesó por saber un poco más sobre este proceso, pero la presencia de aquel muchacho andrógino le llamó muchísimo la atención. 

No sólo por sus formas y ese andar distinguido, sino por la soltura con la que pululaba en aquel sitio. - Debe ser de titán. -  pensó la Doctora mientras le dedica una mirada que refleja curiosidad, no quería avasallarlo a preguntas ya que posiblemente será una guía para todos y dependerá exclusivamente de lo que quiera transmitir durante este protocolo. - Buenos días. - se limitó a saludar educadamente tras subir terminar de colocarse el mono verde, dándose cuenta de que era la única científica en ese momento. 

- Un placer Hilv. -  respondió esbozando una sonrisa mientras se acerca junto a la joven y así emprender el camino hacia el segundo paso. Solo que antes el grandulón le hizo una pregunta, lo cual giró sobre si misma con la intención de responder distendida. - Soy Doctora en Botánica, mi área no es la medicina, lo siento.  Seguramente nos encontraremos con alguno en el proceso, aunque nociones básicas tengo. -  respondió en un tono amable, nada que pueda parecer arrogante o similar. 

Se mantenía un poco aparte, escuchando las conversaciones, cuando, en efecto, reparó en que se suponía que tenían que pasar por la puerta en menos de diez minutos. Y el tiempo tenía alas.

Cierto, cierto. Un punto para usted, Kara.

Contento de no ser el primero, se puso en marcha con los demás, mientras repasaba una y otra vez una canción que se le había quedado pegada y, maquinalmente, comprobaba todas las direcciones, olfateaba con disimulo y, en general, estaba mucho más atento a todo de lo que parecía.

El tipo grandote (era más grande que él, eso seguro, pero Alejo tenía más barriga... estaba bien ganar en algo, jojo) parecía de esos fríos y profesionales. ¿Militar de carrera, o algo? El otro calvorota parecía un místico. Las mozas eran agradables... de entrada. Todo se vería. Por el momento la cosa no iba mal. A ver cuánto tardaba en torcerse. Asintió para si, satisfecho, sin darse cuenta. En algún momento algo se jodería, y entonces se vería cómo era cada cual.

vaya una cura árboles, bueno señorita a la próxima cuando se presente como doctora podría agregar a continuación su especialidad para evitar malos entendidos- sonrío ( aunque cuando sonrío doy miedo por las quemaduras en la cara) yo espero a que salgan todos y salgo el ultimo cubriendo la retaguardia y que no se quede nadie rezagado, además cuando salgamos de misión tendremos que tener cuidado de que estas mujeres no caigan en mano enemigas, por lo que las puedan hacer, parecen  tan delicadas a simple vista, veremos como se portan en combate

Nadie le prestó excesiva atención al chico que había entrado como si estuviese acostumbrado a entrar allí. Tampoco parecía importarle. 

Poco a poco todos acabaron hablando tarde o temprano, tras ponerse sus monos. Era una sensación desagradable quizás para algunos, sobretodo los primeros minutos, ya que su función era la de segunda piel, pero sujetando y afianzando. Algunas partes mas sensibles podrían sentirse un poco incómodas o apretadas. Tampoco era molesto en demasía. 

El fue el primero en ir hacia el pasillo, uno que no apareció hasta que este se acercó. La compuerta se abrió y el se introdujo en la oscuridad de la siguiente sala, un lugar donde ni la claridad se atrevía a entrar por el marco de la puerta. Kara le siguió y así todos acabasteis por entrar, dejando paso a un pasillo largo de paredes negras, iluminado solo por unas pequeñas luces con forma de cuadrado en el suelo que estaban casi pegadas a la pared. Los que ya habíais estado, conocíais la secuencia, pero como siempre, la voz habló de nuevo.

Cada sujeto deberá de colocarse sobre uno de los cuadrados, una vez estén todos, accederán a una sala con una consola donde seleccionarán una de las misiones disponibles. También podrán elegir equipo. Tienen 10 minutos para seleccionar misión, después de eso, saldrán a las compuertas de cambio de fase y se encontrarán con sus compañeros en la sala Umbra electa para elegir el equipo privado y el grupal.

Buena suerte. 

Tras colocaros todos, las puertas se abrieron, y como si algo os empujase entrasteis cada uno en una sala pequeña pero muy iluminada. Con una especie de escritorio con una silla, y en un lateral,en la pared, un compartimento amplio cerrado con luces rojas. 

Tras sentaros, el menú desplegable parpadeó y se encendió  el holograma con la selección de misiones. Era la hora, había llegado el momento.