Partida Rol por web

Quizá no convenga ser el último.. A fin de cuentas no conocía que clases de relaciones existían entre la Senescal y cada vástago, y sí alguno llegaba a perturbarla mi presentación podría complicarse.

Luego de que mis recientes compañeros de charla me dejasen solo, aproveché un momento en el cual el desfile pareció detenerse para acercarme ante la mayor autoridad presente de la comunidad cainita local.

Con pasos seguros acorté la distancia que nos separaba, la cercana presencia de Antonelli me resultó extrañamente tranquilizadora. No era la primera vez que me presentaba pues al llegar a la ciudad respeté la Quinta Tradición, pero si era la primera vez que lo hacía frente a tantos.

Mi tono era firme y suave, como la oscuridad de una noche sin luna.
-Señora Senescal, es un honor estar ante usted. Una corta pero marcada reverencia en su dirección.
-Aunque La Torre sufrió un duro golpe que amenazó con derribarla, me reconforta saber que están dispuestos a reconstruirla y fortalecerla. Mis fríos ojos revelaron una chispa momentánea, producto de los recuerdos. -Las temporadas que pasé en los Principados de Los Ángeles y Chicago me enseñaron algo: Sólo juntos prevaleceremos. Mi voz no mostraba ninguna duda al respecto.

-Soy David Burton-Miller, y pueden contar con los recursos de mi Corporación.

Esperaba que mi reputación sirviese para fortalecer mis palabras.

Tras David, soy yo quien se acerca. Ambos, la senescal y yo, eramos cercanos a Alexandría por lo que nos hemos visto y hablado muchas veces, si bien nunca ha sido una relación especialmente cercana, quizá por que ninguno tuviese tiempo de dar ese paso, desde luego estaba mucho más cerca de ello que de ser hostil o desconfiada por lo que me atrevo a incluirla entre mis amigos.

Inclino mi cabeza al llegar frente a ella, respetuoso, antes de besar su mano si me lo permite.

-Mercedes, se hace extraño no verte como Guardiana, tu labor fue espléndida. Sin embargo, has encontrado una sustituta más que adecuada. Y siempre he confiado en el criterio de Alexandria. Espero poder llamarte señora durante mucho tiempo, o hasta que ella regrese. Tienes todo mi apoyo.

Acabo de alinearme con ella, clara y públicamente. Puede gustar o no que ella sea la Senescal, pero no es momento de que haya disensiones y disputas en la cabeza de la Camarilla. el Sabbat puede haber salido mejor parado...o recuperarse antes.

Otra historia es que las disputas no sean en la cabeza, sino entre miembros.

Mis ojos van levemente a Rosa Jian, la única de los presentes que me desagrada. Sentimiento que creo es mútuo. Chocamos en demasiadas cosas.

-No dudes en llamarme para lo que necesites, Senescal.

Tras Jules, subio Dante. Caminaba con gracia y seguridad, como si no tuviera nada que temer en aquella elegante y decadente cueva de monstruos. Hacia mucho que no trataba directamente con el Consejo y la Princesa, basicamente desde la Noche de los Aullidos. Y por mas que el titulo de Mercedes fuera Senescal, a lo que aspiraba era a la (retorica) corona, y este espectaculo no era mas que los ultimos pasos del baile que habia comenzado para llegar a ella.

-Mis señores dijo cuando estuvo enfrente a las eminencias de Buenos Aires a modo de saludo -Mi señora se aseguro de hacer la diferenciacion cuando saludo a la Senescal.

Hizo una profunda reverencia ante ella, con los brazos extendidos hacia los costados, casi como un actor que saluda al recibir los aplausos del publico. Tras unos 2 o 3 segundos que parecieron eternos, se reincorporo.

-Hace mas de medio siglo jure lealtad a la Torre en Buenos Aires, y desde entonces he servido fielmente al noble proposito de engrandecer a la Camarilla y a la ciudad que esta protege. Me regocijo y reconoforto al verla seguir el sueño de Alexandria, y no dudo que bajo vuestra direccion y la del Consejo, las heridas del Buen Ayre no tardaran en sanar.

La mirada de Mercedes a Yamski no pasó inadvertida desde tan cerca. María rogó que los Tremere no estuvieran confabulando... aunque siempre lo están. Asintió a las palabras de la Senescal y siguió a la bella Malkavian.

- Gracias por tus palabras Antonelli. Vivimos épocas difíciles necesitamos ser sinceros. De haber tenido un sistema respiratorio en funcionamiento, hubiera dado una gran inspiración. Sacudió la cabeza queriendo dejar pensamientos atrás y sonrió a la jóven.

- Mañana a las 23 toca una importante orquesta en La Jabonería, la "Misteriosa BsAs". Varios Vástagos han dicho que estarán allí, si quieres venir podemos charlar tranquilas. Espero verte. Sonrió y siguió su camino.

Los ojos de la toreador te repasaron en un vistazo, sin duda sabía quién eras y de qué clan venías. Sintió que los ojos alrededor suyo se clavaron en ella, por supuesto no era la única que contaba con esa información.

-Señor Burton-Miller -inclinó la cabeza en reconocimiento -Necesitamos toda la colaboración que podamos recibir, vamos a reconstruir la Torre y a fortalecerla -dijo subrayando el inclusivo, agregándote a la ecuación -Muchas gracias por ofrecer sus recursos, David -musitó y sonrió sutilmente -Y la experiencia que usted pueda darnos seguramente nos ayudará a aprender y combatir a aquellos que estén en contra de nosotros -dijo volviéndote a incluir, pero esta vez en un sentido más acotado, te dio por un breve instante la impresión de que estaba hablando de ustedes dos, aunque eso era lo más descabellado que se te pudiera ocurrir: así manejaba la persuasión y el carisma la Senescal. Hizo un gesto a Antonelli para que te condujera escaleras arriba.

Al pronunciar tu nombre pudiste ver un brillo en sus ojos café, como el destello de una luz al final de un túnel. Sus labios curvaron aún más la sonrisa en sus labios borravino, había inteligencia en esos ojos, astucia y algo más, algo que no lograbas definir, pero que te daba confianza.

Satisfecho del resultado obtenido seguí a Antonelli.
Como Lasombra estaba habituado al rechazo inicial, pero saber que se me juzgaba por mis propios actos e intenciones reafirmaba mi deseo de ayudar. Era agradable sentirse respetado y aceptado, más aun al serlo por parte de una cainita tan talentosa.

Me encontraba de vuelta con la senescal, acompañando mis labios una sonrisa leve cuando vi acercarse a David, llevaba esperando con cierto interés su acercamiento y no me decepciono, sus palabras eran tan bonitas como las del resto, todo mostraban su apoyo en mayor o menor medida al nuevo liderazgo, supuse en un acto de serena hipocresía o dulce esperanza, lo que me interesaba sumamente, pero cuando David se acercó casi pude adivinar una sinceridad extraña en sus palabras y lo que ya había notado antes, su deseo de apoyar; la mayoría le miraba a ella y la senescal y ella… ella no decepciono.

Forme una sonrisa suave mientras extendía la mano hacia David y la colocaba en su brazo ¿Cuántas veces he hecho esto? Me pregunte mientras le guiaba, tras haberme visto guiar a los anteriores sin duda el entendía porque me acercaba a él.

-David, querido... por favor- logre decir mientras extendía la otra mano muy levemente en la dirección que quería que caminara- tú presentación fue muy acertada- alcance a decirle con una sonrisa mientras caminábamos antes de comunicar la invitación- te felicito y me alegra, te lo aseguro… ahora, por favor ve al recibidor del primer piso… -dije una vez llegamos a las escaleras- el señor Noble y otros vástagos se encuentran allí ya… -comente para comunicarle de que vástagos estaría acompañado- no te encontraras solo, por favor disfruta del resto de la velada, debo volver con la senescal –lo último fue una estudiada disculpa, él sin duda entendería de quién venía la invitación, de hecho ¿Quién no lo sabría? 

Al verte pasar adelante Mercedes asiente en reconocimiento hacia ti pero se toma ambas manos en señal de que no desea que la besen, sobre todo después de que se la besara Franco Noble para escándalo de los presentes.

-Es un placer contar con su presencia hoy, señor de Bourdeo -musitó y alzando una mano se echó el cabello que le caía sobre un hombro hacia atrás, sus ojos oscuros relampaguearon brillando con una extraña chispa. Al notar que tu mirada se desvía hacia Rosa Jian se queda impertérrita, seguramente sabiendo hacia quién mirabas y evitando clavar las pupilas ella también en esa dirección.

-Lo llamaré si lo necesito, señor de Bourdeo -aseguro -Su asesoría será muy valorada -acotó con una sonrisa plácida que luego demudó en una mirada un tanto dura -Y es señora Senescal, no olvide las formas sobre todo cuando todos miran -susurró a lo último con una mirada de concesión inclinándose levemente hacia ti.

-Antonelli, por favor -dijo a continuación, señalando hacia un lado para que lo llevaras escaleras arriba.

No puedo evitar una sonrisa, casi una risa, por sus actos y respuesta. Pero no como burla, sino por la situación.

-Estás demasiado tensa...señora Senescal. Igual estás dando la impresión de intentarlo demasiado.- el susurro es bajo, destinado solo a ella y a Antonelli, muy cerca en esos momentos.

No es más que un comentario con la esperanza de que se muestre más natural. Ninguno de los presentes dejaremos de notar si está relajada o no. O cuanto no lo está. Y con sus amigos y aliados no es problema, pero el resto debe verla fuerte.

Ofrezco paso a Antonelli, para que me guíe como se le ha indicado.

Asentí ante el gesto de la senescal, actuando enseguida, colocando la mano izquierda en el brazo derecho de Jules y alejándolo una vez este dijera su despedida, había tomado nota de todo lo dicho y susurrado, por supuesto, pero Jules me agradaba.

-Por favor venga conmigo señor Bourdeo –dije llevándomelo con un gesto leve en dirección a las escaleras- Ese saludo fue bastante cortes querido, muy adecuado para ti- sonreí un poco en su dirección de manera sincera, camine con él y me detuve al llegar a estas- por favor… acude al recibidor del primer piso- comunique con delicadeza moviendo una mano como si quisiera señalar el camino sin llegar a hacer –  te acompañaría hasta allí pero no puedo ausentarme demasiado tiempo… - me disculpe con una sonrisa al tiempo que mi mano abandonaba su brazo y al tener su respuesta, si la había, volvía de vuelta con la senescal. 

Cuando te levantas de tu reverencia la Senescal te observa con una expresión casi maternal que se diluye apenas terminas de incorporarte. -Vuestra lealtad no es olvidada, por el contrario -se tomó ambas manos delante de sí -Gracias por vuestro voto de confianza, señor Morgan. No quedará defraudado.

Luego se inclina hacia Antonelli y le dice al oído -Que suba cuando termine la presentación, escoltándome junto con la chiquilla brujah.

Dante había avanzado hacia la senescal reafirmando su lealtad a la secta y no pude menos que dirigirle una mirada y una sonrisa cálidas ambas mientras la senescal le contestaba. Recupere el gesto y no pude menos que sentir cierta satisfacción al notar que sí: él acompañaría a la senescal tras la presentación. Un honor que sufrí un poco que compartiera con la brujah, pero lo disimule asintiendo con una expresión tranquila. "después de todo siempre se tienen dos escoltas" Sonreí en dirección a Dante alejándome un poco del lado de la senescal y acercándome a él una vez se hubo alejado de la senescal en dirección a su puesto como escolta, para hablarle en voz baja.

-Dante... - salude con voz dulce y baja poniendo la mano derecha en su brazo izquierdo - estuviste maravilloso querido, fue un saludo muy adecuado- dije con sinceridad- Escucha... La senescal te solicita - le mire siendo que él era tan consciente como yo  de que era una orden y no una solicitud, pero sonaba tan bonito que no podía evitar utilizar esa palabra - que tú y victoria la escolten tras la presentación al recibidor del primer piso - termine sonriéndole con sinceridad-Espero que no te moleste querido; porque yo me alegro por ti en cierta medida...- comente suavemente ladeando solo un poco la cabeza antes de poner una expresión de leve lamento- Bueno ahora debemos volver a nuestros deberes... Vuelvo con la senescal - termine de decirle en voz baja dirigiendole una sonrisa suave y conteniendo una despedida más cariñosa, abandonando mi mano su brazo espere una última respuesta antes de dar los pasos de vuelta con la senescal preguntándome ¿Quién sería el siguiente? 

-Eres muy amable, querida.- sonrío -No hay problema, regresa con ella y dale todo tu apoyo.- alzo su barbilla apoyando bajo ella, con suavidad, los dedos índice y corazón de mi mano derecha. Es un toque ligero, casi de amante.

Ah, es una verdadera pena que sea rubia natural. Una pena.

-Ayúdala como mejor sepas, Antonelli.

Con un guiño me giro para seguir avanzando, y la dejo ir.

Con una leve inclinación de la cabeza, me despedí de Elizabeth. Busqué un lugar cercano y privilegiado para poder oir el discurso de la Senescal.
-"Bonita presentación y muy diplomático el informe." pensé.
La verdad que lo acontecido en esa trágica noche fue terrible: más del 50 % de los vástagos perdidos para siempre, la desaparición del Clan Nosferatu y por no mencionar lo de la Príncipe Alexandria. Era tiempo de cambiar de estrategia, reagruparse, analizar la situación y actuar en consecuencia.
Esperando el momento oportuno me dirigí hacia Mercedes Moreno, nuestra nueva líder y guía en estos momentos tan desconcertantes.
-"Buenas noches, Mercedes, a tu entera disposición para lo que necesitéis. Parco es el discurso de Ricardo Klement; sin embargo mi apoyo será largo y duradero, en estos tiempos tan aciagos y peligrosos." me presenté ante ella para luego ocupar un ligar discreto en la sala.

Mercedes esbozó una sonrisa de lado ante tu declaración y contestó -Muchas gracias señor Klement por sus palabras y su presencia. Es bueno saber que contamos con su apoyo y el de su clan por extensión -miró a Eusebiusz Yamski por detrás de tu hombro, que se encontraba con Elizabeth a su lado -Espero que se sientan más a gusto en el piso superior -dijo haciendo un gesto hacia la escalera del lado derecho.
Se inclinó hacia Antonelli y le indicó que los acompañara una vez que se hubieran presentado los tres.

A la presentación de Ricardo siguió la de Elizabeth, seguida de cerca por el Pontífice tremere. Las palabras intercambiadas fueron amables pero había cierta tensión intangible presente. Una vez finalizados los tres estaban dispuestos a ser conducidos hasta el pie de la escalera que llevaba al primer piso.
 

Dante asintio con solemnidad a las palabras de la Senescal. Luego se volvio a Antonelli cuando se esta se alejo de la Senescal, sonriendole con alegria. Esta le entrego sus nuevas ordenes y, aun mas importantes, palabras de aliento.

Escolta de la Senescal. Era un honor que no se esperaba, pero ciertamente le complacio.

-Gracias, mon amie dijo tras guiñarle un ojo con gesto jugueton Sin descanso para los malvados, verdad? Te veo despues.

Tras esto tomo su puesto nuevamente, siempre alerta, esperando el momento para escoltar a la Senescal como le habian ordenado.

Aún estaba ligeramente sorprendida por la confianza –y claro, el atrevimiento- del tremeré en su saludo, cuando la senescal me señalo que esta vez serian tres los que subirían, de una sola, sonreí suavemente con los labios cerrados, esperando que terminaran de saludar todo el grupo. Ricardo Klement, parco y seguro, Elizabeth Lamothe y último, el pontífice tremeré.

“supongo que esta noche no puedo quejarme” pensé un poco divertida, y un poco ansiosa, mientras avanzaba en su dirección y formaba una encantadora sonrisa, que sinceramente dudaba hiciera efecto alguno en ellos, pero no estaba de más.

Incline la cabeza muy ligeramente, al tiempo que parpadeaba una sola vez, en señal de respeto al pontífice antes de, con la misma sonrisa, abrir la boca.

-Pontífice- no hablemos de orden de llegada sino de importancia, pensé- señor Klement y – hice un gesto leve de reconocimiento mientras pensaba en Elizabeth... ¿cómo? “sí, creo que es señorita” –señorita Lamothe, por favor síganme- hice un gesto de guía para luego caminar en dirección a las escaleras al tiempo que hablaba- siempre es un honor teneros en alguna fiesta- “además de muy raro” pensé completando mi cortesía mientras llegábamos a las escaleras, donde me hice a un lado poniéndome recta para darles paso –por favor continúen –señale levemente con la mano- hasta el recibidor del primer piso, estoy segura que no se… aburrirán –complete con la misma sonrisa, mirándolos, aunque francamente esperaba no toparme con los ojos del líder, espere a que subieran antes de retirarme de vuelta con la senescal.

El Pontífice miró a Antonelli directo a los ojos, leyéndola. Las comisuras de sus labios se curvaron apenas, no podía decirse que era una sonrisa pero tampoco estaba totalmente serio, lo que era suficiente para él: esos tratamientos tan humanos le daban asco. -Muy amable como siempre, Antonelli -llevaba un traje negro que se parecía perturbadoramente a una sotana de cura. Pudiste ver bajo la luz de la lámpara eléctrica que la sotana tenía como figuras estampadas del mismo color que la tela, de modo que a simple vista casi no se notaban. Eran símbolos extraños, seguramente mágicos. Estos magis siempre se andaban con cosas extrañas. La luz se reflejaba también en sus zapatos negros italianos como si fueran espejos, lo que llamó la atención de la hija de malkav unos segundos.
Detrás de él, como una figura sombría y misteriosa te observaba Elizabeth con sus ojos fríos como gemas violetas, aunque un fuego misterioso crepitaba en el fondo de esa mirada.