Partida Rol por web

Escuchas mencionar un nombre, Eckhardt, varias veces. La mayoría hablan de la edición de hoy del Epitaph y hacen bromas sobre el alcalde. No entiendes mucho del contexto pero el ejemplar de hoy debe de ser una bomba y eso te decide aun más a hacerte con un periódico. Por las alusiones a la Fargo y la palabra "diligencia" entiendes que no ha cambiado el tema de moda en el Tomsbtone Epitaph.

Intentando llamar la atención lo menos posible, Frank se acerca con paso discreto al vendedor del Epitaph.

Le lanza un silbido corto al chico. Cuando éste gira la cabeza le lanza una moneda, una menos..., al aire como pago por un ejemplar.

Frank espera ansioso leer las noticias.

Maldito sheriff.

El bribonzuelo agradece tu moneda pasándote con premura uno de los últimos periódicos. La contraportada no te pasa desapercibida en el ejemplar doblado por el centro que te tiende el chaval. Todas las maldiciones se te hacen pocas al reconocer los trazos y la característica letra.

En torno al dibujo el texto reza:

¡Se Busca!

100$ de recompensa para la primera persona que dé información sobre este hombre. Podría ser peligroso y se le supone armado.

¡Id con cuidado!

Sheriff Walter Eackley

Es la segunda vez en pocos minutos que te ves dibujado en un condenado anuncio y esta vez está en el Epitaph. Es de esperar que en un rato hasta el tonto del pueblo reconozca tu cara.

Mascullando y aún más interesado que antes, das la vuelta al papelucho para leer la portada. No es menos sensacionalista de lo que te tiene acostumbrado, en letras bien grandes anuncia:

¡La Wells Fargo rompe el cerco!

Las presiones de nuestra editorial y la fuerza de los inconformistas habitantes de Tombstone han podido contra el cierre y el sindicalismo de nuestras empresas de transporte. Tapando sus errores entre ellas y con ayuda del alcalde, nos habían mantenido aislados del mundo. Hasta hoy.

Hoy, viernes 3 de mayo, la primera diligencia que hace travesía en más de un mes sale de la posta oeste de la Fargo a las 11:30 AM exactamente. En palabras del propio Samuel Carlson -sin demoras de ningún tipo-. Como ha prometido la empresa, todos aquellos que conserven su billete preferente deberán acudir antes de las 11:00 a la oficina de la Wells Fargo a validar su tiquet y, de esta forma, conseguirán un puesto en la esperada diligencia. La ruta será Bronco Pueblo-Casa Grande-Phoenix-Coachella-Lost Angels.

Por descontado, el Epitaph tendrá un representante en este viaje. Charles Eckhardt ocupará un asiento en el transporte para poder informarnos, a su llegada a Bronco Pueblo y a las siguientes poblaciones en la ruta hacia California, del transcurso de la travesía desde su posición privilegiada. Contentos de que la situación no haya requerido medidas más drásticas por nuestro lado, nuestro humilde periódico agradece a los numerosos voluntarios que, en tan corto periodo de tiempo, se ofrecieron como escolta o ayuda para el peligroso viaje. (Ver nota en contraportada)

Como los sabios, el Epitaph perdona... pero no olvida. No cometeremos el error de pensar que está todo solucionado. El pueblo de Tombstone aún no ha obtenido satisfacción ni explicación ante tales despropósitos. Quedan muchas preguntas por responder que no olvidaremos ¿A qué se ha debido este mes de aislamiento? En una reciente entrevista, Danny Chang, el famoso forajido nos dijo: -el único propósito de mi captura es desviar la atención de lo que sea que esté pasando con la Wells Fargo y sus diligencias...- ¿qué hay de verdad en ésto? lo cierto es que desde la represión del alboroto frente a la oficina de la Fargo, el Sheriff ha demostrado cuál es su bando. (detalles de la entrevista en el interior)

Pero no es la intención de este nuevo artículo reavivar polémicas que ya tendrán tiempo de ser resueltas. Lo cierto es que nos alegramos de haber cerrado este penoso capítulo y que la pronta satisfacción a nuestras demandas bien hace al Alcalde, a Samuel Carlson de la Wells Fargo, y a todos los suyos, merecedores de cierto crédito por nuestra parte. Hoy es día de celebración y de volver a emprender juntos el duro camino del progreso para nuestra ciudad, tan bruscamente interrumpido recientemente.

John Abott y Charles Eckhardt.

Frank no sabe si alegrarse o apenarse.

Necesito un arma. Tengo que salir de este agujero lo antes posible. Quizás lo más inteligente es buscar a ese bribón del pistolero.

Le da vueltas a la cabeza pensando en alguien que pudiera suministrarle información relativa a esos dos asuntos.

ummmmmm tal vez...

La opción más inteligente que se te ocurre es pasar por el ambiente en el que le viste por primera y única vez. Volver a "La Jaula" después de lo de ayer sería ciertamente arriesgado, pero no lo necesitas. Hay toda una serie de bares y garitos satélites al famoso Saloon que están frecuentados por la misma clientela. También tiene otra ventaja: esa gente te conoce, aunque sea de vista, y eso les hace más receptivos. Desde luego que te expones a que un listo que haya visto el cartel decida que le apetece ganar 100$, pero la probabilidad es la misma con cualquier habitante de este villorio.

Los locales que visitas están casi vacíos pero algunos rostros conocidos han bebido lo suficiente para tener la lengua larga. La mayoría de los paisanos, por muy ebrios que estén, reconocen tu voz; no todos se fijan en tu cara, y eso no es malo.

Algunos rumores sueltos y afirmaciones dudosas. Eso, hasta que un old-timer* borracho al que llaman "Viejo Bill" te da mucha más información de la que podría parecer que cabe en su mollera. Desgraciadamente no se centra mucho en lo que te interesa, divaga continuamente.

En fin. Has gastado más de un pavo en tragos de cerveza aguada y, lo que es peor, casi una hora de tu tiempo. Si te planteas aprovechar los 8$ que te costó el billete y no perder la oportunidad de salir de este pueblucho, tienes que pasar por la oficina de la Fargo antes de las 11:00. Al menos sabes algo más que antes: el viejales llamaba todo el rato a ese pistolero, "predicador" ¿será posible? según él se ha despedido porque tiene que tomar una diligencia ¿que qué diligencia? ¿la de hoy? sí, supongo...

Encontrar un arma disponible para un forastero en esta ciudad donde los perros de la ley son más temidos que los bandidos parece cosa imposible, tendrás que tener paciencia.

Por otro lado, todo el mundo parece hablar de la salida del transporte de la Fargo. Eso significa que se ha suspendido la expedición de Charles Eckhardt por lo que esos 15$ no verán tu bolsillo, tampoco es que esperar hasta el miércoles que viene te hiciera mucha gracia después de ver un precio puesto en un cartel con tu nombre.

Frank maldice en silencio su suerte, aunque se da por satisfeco al saber detalles de "El Predicador" Menudo mote. Otro loco... seguro.

Cansado de arriesgarse a que alguien le delate abiertamente, el vaquero dirige sus pasos hacia la oficina de la Fargo. Validaré mi ticket y saldré de aquí. Con un poco de suerte tendré oportunidad en unas horas de hablar con ese predicador.

Serán aproximadamente las 10:30 cuando partes hacia la oficina de la Fargo, que está en el área Norte de Tomsbtone. Has tenido que recorrer varias manzanas en las que procuras cruzarte con el menor número de personas posible.

Pareces estar teniendo suerte, aunque si alguien te reconoce y te delata tampoco es que tuvieras por qué enterarte inmediatamente.

En un cuarto de hora te personas en las dependencias de la Wells Fargo & Co. No hay ningún cliente más cuando llegas y el secretario que te mira desde una mesa parece más que suficiente para atenderte, sin embargo otro tipo sale de un despacho a tu encuentro, un hombre bien vestido con aspecto de ranchero tejano que te mira sonriente desde detrás de unas amplias gafas.

Frank se quita el sombrero justo antes de entrar a las oficinas. Al fin y al cabo buscan a alguien con sombrero...

Buenos días señores. Vengo a validar el billete de la diligencia que sale escasamente en 15 minutos. Menuda suerte ha habido al final...

Frank sonríe lo menos falsamente que puede. Nunca le ha gustado sonreir.

Te atiende directamente el tipo mejor vestido.

Bienvenido a la Wells Fargo, cowboy.

Te tiende una mano cordialmente mientras continúa su charla.

Soy Samuel Carlson, el dueño de la empresa. Echando un vistazo al billete que le tiendes consulta unos papeles y sin perder su sonrisa amistosa le tiende el boleto al secretario, que lo marca con un sello sin tardanzas.

Frank Thumbsdown... ciertamente tuviste que dar tu nombre completo para conseguir tu pasaje preferente en espera de salidas todo está en órden, muchas gracias por elegir nuestra forma de viajar. Esté antes de las 11:30 en nuestra posta oeste con su equipaje.

Devolviéndote el papel ya con el sello de la Fargo se toca su sombrero a modo de despedida.

¡Que tenga un buen día!

Sin entrar en conversación ninguna, Frank se despide y sale de las oficinas.

Igualmente, señor.

Intentando hacerte una idea de la hora miras al cielo; tienes un rato para preparar tus cosas, pasando por última vez por tu garito, y llegar hasta la posta oeste. Pareces haber tenido una suerte poco usual en estos últimos minutos, para compensar lo mal que ha empezado el día. En todo caso no estás seguro de cómo de seguro será aparecer por la diligencia, pero pocas cosas más tienes que hacer.

Dirigiendo tus pasos hacia el motel llegas a la conclusión de que deben ser las 11 menos cuarto aproximadamente. Al menos has aprendido a moverte por las zonas más discretas de la ciudad, eso ahora es una ventaja.

Llegaré a última hora a la diligencia. El tal Samuel dijo las 11:30... He tenido suerte.

Frank empaca todo en una pequeña maletita. Antes, para matar el tiempo, limpiaba su arma. Ahora, sin nada que hacer, el dolor y ardor en su estómago regresa.

Maldito agujero asqueroso...

Preparas tus pocos bultos y haces tiempo mientras maldices tu estómago. El día pasa lento cuando tu ardor empeora, aún no has comido nada y eso te sienta mal, pero si comieras tan temprano sería peor.

Por las sucias ventanas ves el sol moverse lentamente, ahí fuera habrán una docena de "perros de la ley" buscándote y centenares de personas dispuestas a cobrar esos 100 pavos. Cuanto menos te expongas, mejor para ti. Te preocupa el trayecto a pie desde tu motel hasta la estación de la Fargo donde cogerás la diligencia, en esos diez minutos de paseo mostrando tu jeta bien pueden pasar cosas desagradables. Tampoco olvidas que la salida de la diligencia probablemente se convertirá en una llamada para los curiosos, es de desear que ningún "buen ciudadano" se fije en ti.

Por no hablar de si al Sheriff le da por despedir a los viajeros... si de verdad le interesara no perderte sabes que sería de esperar que pusiera alguien a controlar las posibles salidas de la ciudad.

Poco puedes hacer al respecto así que decides no darle más vueltas. Cuando calculas que tienes el tiempo justo para llegar a la posta oeste sales del tugurio dejando todo saldado. Hoy tienes un mal día, tus entrañas rugen.

Procurando evitar las zonas más frecuentadas recorres la ciudad preocupado por cada ventana abierta que ves y cada don nadie que se cruza en tu camino. Nada te interrumpe y te mueves con rapidez entre las callejuelas que te acercan al borde oeste de Tombstone. Pasado un rato tu estómago te da un respiro y parece cesar por hoy o, al menos, hasta que comas. Sintiéndote mejor te concentras en tu trayecto y en pasar desapercibido, deben faltar unos minutos para las 11:30, no llegarás con mucho márgen.

Los edificios de la sucia ciudad ya quedan a tus lados y detrás, por delante solo un desierto y una ligera depresión del terreno que desemboca en el edificio que hace las veces de estación y posta para la Wells Fargo. Desde la decena de yardas que te separan del transporte y los hombres reunidos en su contorno, tienes una visión privilegiada gracias al cambio de pendiente.

La diligencia tiene un aspecto impresionante, se trata de una de las grandes, apta para seis personas con comodidad. Otros tantos caballos van amarrados al tiro, prometiendo velocidad y fuerza para atravesar los peores lugares de un desierto rocoso como el que tendréis por delante. Sin embargo eso no es nada inusual comparado con los refuerzos de hierro que presenta la cabina, que la hacen más sólida de lo común. Seguramente el número y calidad de los caballos se debe al peso extra que supone esta infrecuente medida de precaución. 

La parte trasera del vehículo está cubierta por una gruesa piel que protejerá víveres, posiblemente, y los útiles necesarios o bien equipaje. Sobre el techo de la cabina también hay sitio sobrado para que maletas y bultos vayan bien atados y asegurados por unas rejas laterales.

Bajas acercándote al lugar y ves más de cerca a los dos tipos reunidos en torno a los animales del tiro, hay un sujeto de cabello y bigote canos, tiene pinta de robusto y en su mano lleva un látigo enrollado: el cochero, sin duda. 

El otro individuo que espera la salida va cubierto por un sombrero bien calado pero cuando te dirige una de esas miradas que son como acero frio sobre la nuca lo reconoces en seguida: ¡el pistolero del Saloon! no parece un pasajero más en el viaje, cuando llegaste dialogaba con el mayoral* y a su lado tiene un caballo ensillado y equipado. Lo que más te sorprende en el tipo es lo que ves en su cuello ahora que tiene la chaqueta abierta: un alzacuellos blanco ¿lo de predicador ira en serio?

Frank observa la escena nervioso. Tener que levantar la mirada y saludar uno por uno a los que esperan la salida de la diligencia le expondrá sobremanera. Pero poca alternativa hay. Una vez hecha la composición de lugar en su cerebro, el vaquero desciende el pequeño desnivel hacia la posta, con el sombrero bajo y mirando los pasos que dan sus polvorientas botas.

Lo que daría por tener mi arma...

El "Predicador" se te queda mirando no con la más amable de sus caras, pareces ser la última persona que esperaba ver aquí. Tras largos segundos, que podrían ser horas, el tipo dice:

Llegas el primero, puedes escoger el sitio que quieras, y además me han pedido que te avise de que corre un falso rumor que dice que la diligencia va cargada de oro. Si el viaje ya era peligroso ahora lo será mas, aunque no creo que eso a ti te preocupe....

Te mira evaluándote mientras echa el humo de uno de sus cigarros.

Cuando el río suena agua lleva. En cualquier caso estás en lo cierto, me importa poco.

Frank sube sin pensarselo más a la diligencia cogiendo el sitio que le parece más cómodo.

¿Sabes si vamos con retraso?

Saldremos a la hora prevista cowboy.

Es el otro el que te responde, el viejo acerca toda su robusta anatomía a ti y te saluda alzando su fusta. El cochero cambia una mirada interrogativa con el predicador antes de presentarse.

Soy Hank Bully, el Látigo de esta diligencia. Ponte cómodo porque no tardaremos mcho en partir.

Frank hace un gesto de cortesía muy limitada al saludo y presentación de "el látigo". No responde a la presentación de la misma forma. Es decir, no corresponde con su nombre.

Se limita a mirar inquisidoramente a tal "predicador". Ya hablaremos tu y yo seriamente, amigo. Y más te valdrá ser claro, o tendrás la misma suerte que esos apestosos mexicanos.

Salta a la vista que el vaquero es de muy pocas palabras. Gira la cabeza en dirección contraria, se arrepollina en el sillón y se cala el sombrero. Calmadamente espera salir de ese agujero llamado Tumbstone.