Partida Rol por web

Escena de prólogo de Askaroz y Jaserys

Estás en una taberna. Una de tantas en la ciudad, pero para tí no es sólo una taberna. Es tu oficina. Allí te encuentras con tus contactos y de paso mides posibles reclutas para agregar a tu extensa red.

La tabernera te lleva un trago a la mesa, y un bardo toca una canción pegajosa en fondo. Apenas se oye de todas formas, con el barullo de tanta gente.

De repente notas que entra un hombre diferente. Hay algo en él que te llama la atención. Al parecer molesta a varias personas nada más de entrar. Lo miras bien y parece un formidable guerreo.

En tus viajes llegas a una taberna. Tus pasos te han traido hasta Avazaldar. Lejos de tu hogar ytus sacerdotes herejes. Sabes que has de medir tus palabras, pues no a todos les agradará tus ideas religiosas. Tu misión hasta ahora ha sido investigar la ciudad y sus políticas. Sabes que si hay algún cambio te lo informarán de la forma más inesperada.

La taberna está llena. Hay muchas mesas llenas, ruido de fondo opacando al bardo que canta algo que te desagrada. Notas que nada más entrar mucha gente te mira fíjamente y algunos con cara de desagrado.

  Manifiesto: Aconstumbrado a vivir en las sombras, a vivir en el anonimato , a vivir despreciado,estoy condenado porque  mi aura es demoniaca, soy  el caballero de la muerte ,alla  por donde voy llevo la maldad y la muerte ,no importa las veces que me intente ocultar trasn una mascara una capa con perfumes ,no importa mi olor es a muerte,no tengo famialia,no puedo tener amigos ya que me amiga es la soledad,una vez mi maestro me dijo tu unica virtud y al mismo tiempo  tu maldición es que solo sabes y vives para matar por toda la eternidad y es cierto ......

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Entro en la taberna con paso frime ocultado mi rostro con la mascara y la capucha ,busco la mesa menos iluminada y mas alejada del resto de la gente de la taberna ,me siento solo, llamo al tabernero  pido algo de beber y comer ,no me quito los guantes  para que nose me vea la piel blanquecina.el perro de fuera no para de ladrar desde que entre,la gente me ira con desprecio,siempre es la misma historia,acabare rapido de cenar y  pedire  hospedaje si es que me lo dan sino tendre que ir a la peor taberna  de la ciudad,espero  acabr pornto mi cometido y volver al templo de mi orden.

-Un hombre así podría serme realmente útil, ya fuera como guardaespaldas o bien para llevar a cabo ciertos cometidos. Aunque no sé si sería la mejor idea contratarle. Esos símbolos creo que son de la orden de Bahal, y sus seguidores matan por matar, o al menos eso he oído. Debería informarme mejor, quizás...

Llamo a voces a la tabernera para que todo el mundo me oiga, incluído el guerrero que ha atraído mi atención, y, mientras disimulo pidiéndole otra copa de vino (aguado, como siempre: ella, por supuesto, ya lo sabe), le susurro que le diga a Derra que invite a un par de copas al guerrero, que se le insinúe durante un rato y que trate de sacarle algo de información sobre lo que ha venido a hacer a la ciudad y, si es posible, sobre el dios al que sirve.

Una chica de la taberna se le acerca a Askaroz. Si se siente incómoda con el guerrero, trata de no mostrarlo. Trae una jarra de cerveza en la mano,

¿Es nuevo en esta zona? pregunta cortesmente. Permítame brindarle esta cerveza. Digamos que la primera va por la casa. Se sienta junto al joven y el coloca la jarra delante.

Desde el fondo, Jaserys observa disimuladamente la mesa mientras finge beber copiosamente.

 Hablo despacio,con voz tremula y siniestra,al acercarse la joven de perfil la mascara en forma de calavera de acero negro.

   Gracias por la jarra de cerveza ,pero esos son mis asuntos personales y no te los contare ati y ahora dejame solo.

Tras ver la reacción del extraño guerrero al acercarse su empleada, Jaserys ya se ha formado una pequeña idea sobre la persona con la que va a tratar. Tras mirarle fijamente durante un rato para que se haga evidente que le interesa hablar con él, Jaserys se levanta de la mesa que ocupa y se acerca con pasos mesurados al hombre:

-Os saludo, seguidor de Baal. Adivino que no vendríais a la que todos saben que más que una taberna es mi base de operaciones si no quisierais hablar conmigo. Supongo que ya lo sabéis, pero, soy Jaserys, al que llaman el Príncipe de los Ladrones, o también el Maestro de Espias -dice mientras se quita el sombrero tocado con una pluma y hace con él una ornamentada reverencia hacia el adusto guerrero- No sé si esos títulos os gustarán o no, ni si son adecuados, buenos o malos, ni lo que pensaba de mí la gente que los inventó, pero ahí están. Decidme, ¿qué os trae a este lugar?

  Obserbo como el hombre que no dejaba de mirarme fijamente se acerca a mi mesa y comienza  a hablarme como si me conociera de toda la vida con descaro y desparpajo.

Veo que conoceis el simbolo de mi orden,aun sabiendo que soy te acercas ami. Que es lo que deseas   y porque tanto interes en lo que vengo a hacer a la ciudad,solo te  dire esto  que soy y quien soy , yo soy la maldad y respondo al nombre de muerte ,eso es lo unico que sabreis  señor y si quereis un consejo alejaros de mi si no quereis caer desgracia.

Hago hamago  de levantarme.

-¿Debo entonces pensar que entrasteis en esta taberna en concreto por puro azar? Entonces estoy perdiendo el tiempo con vos y no tenemos nada que obtener el uno del otro. Marchaos si os place. Y, por cierto, nadie que camine con dos pies y no tenga una buena cantidad de seguidores capaz de hacer lo que ordene puede "ser la maldad y responder al nombre de muerte". Recordad, y no penséis que os amenazo porque ningún motivo tengo para ello, que un cuchillo por la espalda de un desconocido en medio de una multitud es imprevisible por completo, y matará al más fuerte de los hombres, seguidor de Baal o no. Si no buscáis nada de mí, marchaos, o pasad la noche en la taberna: no es la mejor, pero tampoco de las peores. Elegid vos mismo.

Tras decir eso, Jaserys se marcha a su mesa, pensando que cualquiera, por mucha experiencia que tenga, puede equivocarse al juzgar a un hombre a primera vista. Aunque es un error que no debe cometerse a menudo...

 Al ver que el hombre se pone a la defensiva cambio mi actitud al pensar que  podria  beneficiarme odtener información y cumplir mi misión mas rapido,me vuelvo a sentar y le digo...(hablo en bajo y con voz sosegada.

Tal vez os haya juzgado mal ,pero teneis que entender que he llegado hace poco a la ciudad y no conodco a nadie aun ,no debeis temer nada de mi yo no mato a placer ,solo porque me le ordenan o por necesidad y estoy cansado de tener que hacerlo por ambas cosas ,si quereis que os cuente que he venido  a hacer a la ciudad darme  una muestra de que  puedo confiar en vos ,si es asi os contare y os  dire el modo en que los dos nos podremos  beneficiar mutuamene si me ayudas yo te ayudare a ti ,asi que dime en que te puedo ayudar y tu me ayudaras ami en mi cometido. 

Jaserys mira de nuevo al guerrero, pensando que, quizá, su primera impresión tampoco fue tan errónea, y en lo que se equivocó fue, con mayor probabilidad, en la puesta en escena. Pero ya no tenía remedio y, además, tenía una reputación que mantener. Tras un momento en silencio, meditando la situación, Jaserys vuelve a dirigirse a él:

-Mi nombre es Jaserys, y muchos en esta ciudad o incluso en el reino dicen que soy una araña que teje sus hilos a lo largo y ancho de nuestro querido país para lograr la información que le interesa. Comencé siendo un ladrón, pero no tardé en darme cuenta de que el mejor producto con que uno podía hacerse es la información que a otros les interesa mantener oculta. Incluso, aunque no lo creáis, nunca robé a nadie al que le faltara para comer o que se encontrara en una situación comprometida. Incluso he devuelvo mercancía robada cuando, más tarde, me enteré de que su propietario original no eran como yo pensaba. Ahora me dedico a tratar de influir en las personas que tienen poder en el reino para lograr ayudar, de modo indirecto, a sus habitantes. Bueno, ese soy yo.

Jaserys está un poco confuso, llegado a este punto, puesto que hace realmente mucho tiempo que no hablaba tan abiertamente de sí mismo con nadie, y menos con un perfecto desconocido. En cualquier caso, lo que le ha contado no era la pregunta, así que se apresta a responderla:

-Vos parece que tenéis una misión que alguien, probablemente de vuestra orden, os ha impuesto. Mi misión, por el contrario, si puede llamarse así, me la he impuesto yo mismo. Hace poco recibí noticia de que iba a entrar en el consejo que está a punto de formarse. Es una especie de reunión de personas cuyo pensamiento, se espera, pueda ayudar al reino y, por tanto, a sus habitantes. Así que, ahora más que nunca, me sería realmente útil alguien con vuestra capacidad con las armas, alguien capaz de llevar a cabo misiones peligrosas y, a la vez, delicadas para mí. Si aceptarais hacerlo, no os veríais obligado a hacer cosas que no comprendéis o que no os gustan sencillamente porque alguien os las ordena: no soy ese tipo de persona. Sí es cierto que puede darse el caso en que nuestro criterio no coincida, y puede que no queráis hacer algo que yo considere importante. En eses caso, probablemente se lo encargaría a otro de mis seguidores, probablemente menos capaz, o bien contrataría a otro, aunque no me gustara. A cambio, tendríais la información que yo tenga, y, evidentemente, yo podría conseguir información que a vos os interese y que, de otro modo, os costaría muchísimo tiempo, dinero y esfuerzo recabar. O incluso no lo lograríais nunca. ¿Qué os parece?

   Me parece un trato justo,pero tengo que advertiros de uno cosa ,al requerir los servicios de un guerrero de Baal estais contrallendo con la orden un deuda de sangre ,para que me entiendas mejor,en cualquier momento de tu vida te ordenaran que hagas algo por ellos  muy importante para la orden y tu lo  tendras que hacer o perderas tu vida, es un mandamiento de los seguidores de Baal te  digo esto para que sepas el tipo de trato que vas a hacer conmigo y esta questión no es negociable,si aceptas ese compromiso,te ayudare a cambio de toda la infomación que puedas reunir sobre esta ciudad ,su gobieno,sus lideres,su jercito ,relevante y destacable ,si me consigues todo eso te ayudare en todo lo que pueda ,ademas si mi orden queda  satisfecha ,has de saber que pagan muy bien aquellos que le sirven bien y no  solo con bienes materiales  tu ya me entiendes,aceptas las condiciones amigo Jaserys ,por cierto mi nombre es Askarozy la historia de mi vida es que mi  gran condean  y mi gran virtud es que solo soy unstrumento de muerte. 

-A mí también me parece justo. Sólo pondré un pero: lo que tenga que hacer no podrá ser en perjuicio de los inocentes, de los que nada han hecho más que ser manejados por los poderosos. Me refiero a cosas como envenenar el suministro de agua de una ciudad o cosas semejantes. Si se cumple con eso, por mí tenemos un trato

  Le tiendo la mano para cerrar el trato.

  Trato echo, pero que sepa que me debo a las ordenes de mi hermandad.

Sentados a la misma mesa comparten unas palabras un rato más. Askaroz, espera el momento de pedir una habitación, pero ha decidido seguir con el gran "pequeño" hombre que está a su lado.

Jaserys, sin embargo, espera algo o alguien. Y efectivamente. Entra un joven con cubierto con una capucha hasta la cabeza. Al entrar a la taberna va hasta una esquina y se descubre. Los busca con la vista y va hasta la mesa.

Señor, al fin le encuentro. He hecho lo que me ha encomendado. Mira al guerrero y duda si continuar.

-No os preocupéis, podéis hablar sin tapujos. Este que veis aquí es Askaroz, un guerrero de Bahal con el que actuaremos conjuntamente, al menos mientras su Dios lo mantenga en nuestra línea. Contadnos lo que habéis averiguado.

Me quedo callado para saber mas de que va todo este asunto y escucho atentamente lo que el compañero de Jaserys tiene que decirle.

El joven, quizás aún con recelo comienza a hablar.
Fui hasta la mansión de Halduk*, y le saqué información al cocinero después de algunos tragos. Me contó que el Sr había estado de viaje por casi 3 meses, pero no comentó nada de adonde fue. Respecto a lo de su relación con la princesa... todos parecen creer que tienen un romance. Pero nadie ha visto nada, ni lo pueden jurar. Le pagué unas monedas de oro, y quedamos en que si había algo nuevo me avisaría a tiempo.