Partida Rol por web

Los doctores pudieron comprobar como la mirada del coloso se mantuvo fija en ellos... amén que sus ojos se iluminaron con una especie de fuego fatua, mientras notaban como una presencia extraña se adentraba en sus mentes... en lo más recóndito de ellas, sin que apenas pudieran hacer nada...

Parecía que el Coloso buscaba algo en ellos... miedo... secretos... o tal vez los verdaderos sentimientos y pensamientos de cada uno de ellos, la batalla era complicada, pero el doctor era el doctor y no era la primera vez que tenía que hacer frente a intromisiones en su cabeza, de manera que todos sin excepción consiguieron mantener al margen a aquella otra poderosa mente, notaron su desconcierto para después caer en la cuenta de que se había puesto furioso por no haber logrado su objetivo... sólo que ¿Cual era su objetivo? y... ¿Significaría eso que los atacaría?

Si... y no... es lo que de repente comenzaron a darse cuenta todos... puesto que de repente todos comenzaron a magnificar recuerdos que habían tenido durante momentos de enorme dificultad. Jon se vió rodeado de enemigos, era un experto en kung fu venusiano, siempre había salido aioroso de un combate... o casi siempre... incluso en sus combates con el Master, pero aquella adrenalina y angustia que siempre guardaba para sí... pero había algo más que lo angustiaba... y ese algo le vino en forma de un recuerdo que no era exactamente alguno que hubiera vivido sino... que lo iba a vivir... y esa angustia sería la despedida de Joe... un día, lo dejaría para casarse... ese momento de adiós, esa despedida ese sentimiento de quedar sólo, lo dejó inmovilizado.

Por su parte Tom, experimentó el dolor de la pérdida de Sarah Jane, aún no había ocurrido pero sin saber por qué a su mente llegó el momento en que debió separarse de ella porque no podía llevarla a Gallifrey, sintió como se le rompían sus dos corazones por la soledad y la pena que le supuso... Sarah... era su Sarah, llegó a él tras la despedida de Joe y juntos formaron un espectacular equipo... el cuarto doctor podía ser el más cruel e infantil de todos, pero aquel día algo se le quebró...

David, experimentó otra perdida... o no... eran más... eran muchas más las veces que iba a tener que quedarse sólo... y sólo... sólo no podía estar, ¿Cómo iba él a dejar de ser él y estar sólo? no... no podía, no debía... Ross... pero, por qué. ¿Sabes acaso lo que significa el sacrificio que estoy haciendo? Podría ser feliz a tu lado... pero... pero... nooooooooo

Matt... el anciano encerrado en un cuerpo juvenil, que tantas decisiones oscuras había tenido que tomar... recordó el momento en que le falló a Amy... o más bien cuando la abandonó en una dimensión extraña y al volver ya no era ella, sino una Amy anciana que lo odiaba y que tuvo que utilizar para salvar a su Amy... y que al final, dejó que muriera para no alterar la línea temporal y provocar el caos... aquel terrible sentimiento lo asfixiaba... casi tanto... como el haber tenido que dejar a Amy y a Rob... en Nueva York... ¿Cómo iba a poder superar eso?

Y... toda aquella angustia de todos los doctores anteriores a la última encarnación pasaron a Peter... pues al fin y al cabo todos ellos, eran suyos, los había vivido, los había tenido que superar y después olvidar para volver a ser el doctor... pero ante la mirada inquisitiva del Coloso, vinieron todos de golpe como un huracán.

Fue como si mil puñales se le clavasen a la vez tanto en el pecho como en la mente... el dolor fue tan intenso que tras quedar paralizado cayó de rodillas al suelo... la pena, la angustia, el dolor... dolía... solía mucho... sentía como si su cabeza fuese a estallar, tan sólo era capaz de balbucear "Todo... todo... a la vez... no... no puedo... no puedo..." le faltaba la respiración, los corazones no dejaban de latir con inusitada fuerza, como si se le fueran a salir de su sitio... tenía que ser capaz de gestionarlo todo... pero... pero... no podía... no podía ni respirar.

Missy fue la primera en darse cuenta de lo que había pasado y la primera en acudir a él, le posó una mano en la frente tratando de aliviar la carga que sentía usando su mente, pero el dolor era tan intenso que tuvo que retirar la mano.

- Respira... respira... ha pasado... ya ha pasado...- trató de decirle para guiarlo para después dirigirse al resto de doctores- Está reviviendo todos vuestros recuerdos... a este paso puede volverse loco... no se como ayudarlo... sólo sé que hay que tratar de ayudarlo... reconducirlo... 

De golpe sentí esa mirada sobre mí y los recuerdos empezaron a venir a mi cabeza uno a uno, acompañados por el dolor de cada pérdida, de cada error cometido. Cada vez acudían a mi mente con más intensidad, con más fuerza y no podía resistirlo. Simplemente me consumía por dentro tener todo aquello dormido dentro de mí y me aferré a los muros para no acabar en el suelo. Pero dolía cada vez más.

Mis pulmones requerían más oxígeno al tiempo que mis corazones latían rotos por el dolor con más fuerza cada vez. El dolor era insoportable, a penas podía hablar y acabé clavando mis rodillas en el suelo. Ni sentí el impacto de las mismas al golpearme, ni la mano de Missy en mi frente. - No puedo... paradlo... me está matando. - Susurré angustiado y con aquel dolor aumentando cada vez más.

Y de golpe me sentí solo, con todas aquellas almas perdidas a mi alrededor, con todo el dolor que estas atraían hacia mí. Pero fue la voz de Missy la que me hizo abrir los ojos y al mirarla vi lo que jamás pensé que vería: su dolor por mí en forma de lágrimas.

Y entonces lo entendí, aquel era mi pasado, ella era mi presente y mi futuro y no quería que sufriese por mí, no se lo merecía. O quizás sí según a que doctor se le preguntase. - Missy... - Susurré entre tanto dolor que no paraba nunca. - No sufras por mí... - Le dije casi como una despedida. - Porque encontré el camino... y ese camino eres tú. - Y miré al Coloso desafiante, convirtiendo mi dolor en rabia, en ira, por hacer sufrir a la mujer que amaba.

Y poco a poco me fui poniendo en pie, liberándome del dolor, cargándome de ira. - No puedes vencerme... - Dije al principio con un hilo de voz mientras me seguía levantando poco a poco sin apartar mi mirada de aquella estatua. No iba a perder esta guerra. Mis corazones seguían latiendo a pleno rendimiento, pero más controlados y si estaban dispuestos a salirse de mi pecho, eran por Missy, no por aquel Coloso. - Porque yo soy... ¡El Doctor! - Y tras pronunciar esas palabras me erguí, saqué mis gafas de sol de mi bolsillo y me las puse, al tiempo que miré a Missy y la sonreí como si no hubiese pasado nada.

- ¿Ves querida? No tenías que preocuparte por mí. Recuerda que torres más altas han caído. - Y la agarré entre mis brazos y la besé de nuevo, sintiéndome joven y renovado tras derrotar al Coloso. Mis labios se aferraron con fuerza a los de Missy y la besé con la pasión de un adolescente. Luego me separé de ella y miré al rey de los vampiros.

- Creo que podemos continuar. El guardián lo ha intentando... pero dudo que quiera más.

El coloso... no era solo un ser que hacía honor a su nombre, sino que parecía estar guiado por nuestra propia alma, pues al sentir sus ojos me vi a mí mismo y todo lo que había hecho, sentido, odiado, deseado y temido. No sabía por qué sentí la llegada y sobre todo la pérdida de Rose, Martha,  Donna... ah, pero Rose... era diferente. Con ella todo habría podido ser completamente distinto si yo no... si yo no hubiese....

Dolor, eso era lo que me estaba provocando; un dolor que iba más allá de las entrañas de mi propia esencia y que era capaz de atravesar la armadura más resistente conocida.

Era soledad... pero después de la pérdida, y sobre todo, un camino que se avecinaba igualmente solitario.

Agité la cabeza y miré a mi lado a los demás, viendo que también ellos parecían estar viéndose superados por aquella mirada. Sentí inmediatamente lo que ellos debían estar pasando, pues yo era Tom y Jon, diferente pero igual, otro momento pero a la vez, todos los momentos posibles.

Y después me volví hacia Peter.

Él debía estar soportando todo lo que nosotros llevábamos. Por un instante pensé que no iba a conseguirlo, que todas nuestras vidas eran demasiado para él.

Venga, Peter. Tú puedes, ¡adelante!

Y entonces vi su sonrisa, a su alma empujando su cuerpo y a nosotros poniéndonos en pie. Pero estaba equivocado. Él no era el Doctor. Lo éramos todos.

-Así me gusta, Peter. Esa es la actitud. ¿Ves? Nos has atacado con todo lo que somos y es precisamente eso los que nos hace fuertes. No podemos perder nuestros recuerdos ni tampoco lo que sentimos al pensar en ellos, pues eso es precisamente lo que nos hace ser nosotros y nadie más. Necesitamos el dolor; todos nosotros somos dolor. ¡Allonsyyyyy!

Teníamos dos corazones y muchas vidas, pero todas ellas unidas por el mismo cordel, el único que nos permitía asirnos a la vida, pues habíamos prometido no olvidar a nadie, dando así sentido a todos cuantos habíamos visto, tocado, sentido, querido y odiado. Éramos la prueba viviente de que el universo no estaba vacío, sino que era maravilloso e infinito.

Para Jon los siguientes instantes fueron igual de rememorar un viejo trauma que creía tener superado. En los últimos años había pulido una fachada de seriedad, de control, de autosuperación, pero todo lo que estaban viviendo ahora en Nocturnia le había hecho reabrir viejas heridas. Era evidente que no había superado que Jo pasase página ¿era egoísmo?¿había aprendido entonces a sentir de forma más parecida a los habitantes de la Tierra?

Pero cuando se percató de que Peter estaba sufriendo esos recuerdos de todos los doctores cuando reaccionó de una manera acorde a su posición. Su otro yo estaba demostrando más entereza que los allí presentes, él estaba plantándole cara al verdadero desafío ¿Cómo iba Jon a quebrarse cuando otros lo estaban pasando peor? Miró a su alrededor para entender que todos estaban experimentando lo mismo.

Animo Peter, tú puedes

Fue un alivio sanador el que sintió el tercero cuando escuchó la frase victoriosa de su camarada: lo había logrado.

En cuanto pudo acortar distancias con su compañero colocó la mano en el hombro y le dedicó una sonrisa.

—Has dejado el listón alto —y dio un par de palmadas más.

Se había superado una gran prueba pero algo le decía que faltaba mucho más para llegar a nuestro objetivo.

Tom había evitado a toda costa pensar en Sarah Jane. Su acompañante más fiel... y él simplemente había dicho que no podía llevarla a Gallifrey con ella. Pero ¿era verdad? Siempre había formas. La culpa volvió a corroerle como en aquella oscura época en la que se había sentido tan solo, pero no tardó en recomponerse. Sarah y K9 se habían ido, pero estarían bien. A salvo.

En aquel momento se percató de que Peter estaba sintiendo lo mismo que él, ya que contenía también sus recuerdos. Iba a recordarle que a pesar de que fuese un imbécil por liarse con su archienemigo, también contenía la sabiduría de todos los doctores, pero no hizo falta. Parecía que lo había descubierto.

Por suerte o por desgracia, Tom no dijo nada al respecto, solo suspiró con alivió, esbozó una enorme sonrisa y alzó ambos pulgares

—Pongámonos en marcha

- Sí... pongámonos en marcha, pero antes permitidme que os muestre un mapa de lo que es Nocturia... he hecho varios bocetos para que los tengáis y os resulte más fácil guiaros por si nos perdemos... que espero que no pase... 

Dijo el rey de los vampiros mientras os facilitaba varios papeles con el dibujo de la ciudad y sus alrededores realizados por el propio Erasmo. 

- Nosotros hemos entrado por aquí... -señaló la entrada del Norte, la que estaba entre el bosque oscuro y la aldea perdida- tenemos que seguir de frente y no desviarnos... nos os gustaría adentraros en las proximidades de la aldea... y el bosque es mejor no dejarse arrastrar por él... ni siquiera es bueno para un vampiro... lo que habría que hacer es localizar de donde proceden las vibraciones para organizarnos... como veis Nocturia es grande...

A Missy por su lado... se podría decir que se le cayeron las bragas a plomo tras la heróica acción de su doctor y el besarramacaco que le plantó... ya no sabía ni que hacer con su cuerpo, pues por un momento deseo poder estar a solas con el para restablecer sus bodys... o desgastarlos, pero como había demasiado espectadores y no quería pesada, terminó por permanecer a su lado bien enganchada a su brazo, con la respiración entrecortada y un ligero tembleque que la recorría entera, ya no sabía bien si por el miedo a haberlo perdido, la mezcla de alivio o las ganas de estamparlo en el suelo allí mismo y quitarle la chaqueta y lo que no era chaqueta a mordiscos... 

- No... no tenía que preocuparme...- respiró de manera entrecortada- eres el Doctor... estás llenos de recursos y secretos... vaya... si que es grande... Noctura digo- añadió con las mejillas coloradas- supongo que llega la hora de organizarse...- se abanicó con lo que pudo... mejor callarse un rato.

Miré el boceto del lugar y como Erasmo marcaba por donde habíamos entrado. - Pues... no sé a que estamos esperando. - Les dije a todos. - ¿O alguno se tiene que recuperar de lo que le hizo el Coloso? - Pregunté sabiendo que todo el daño y el dolor me lo llevé yo.  Sabiendo por quien me había salvado.

Noté a Missy nerviosa, aferrada a mí temblaba como un pajarillo en invierno y su respiración entrecortada me decía muchas cosas. Cuando dijo aquello de que "vaya, si que es grande", me acerqué a su oído. - Eso se dice que la cama, no aquí delante de todos, mujer. - Le susurré a Missy divertido y travieso, porque así me seguía sintiendo después de derrotar a semejante criatura.

De hecho en mi mirada, al bajarme un momento las gafas y mirar sus preciosos ojos, pudo ver la lujuria y el deseo de un adolescente en mi mirada y volví a cubrirme con las gafas, pues era algo que no quería que los demás viesen hasta que se me pasara al menos... si es que se me pasaba.

- Pues crucemos la ciudad, a eso hemos venido, ¿no? Además, allí podrán darnos indicaciones de donde es más molesto el sonido que estar buscando en los alrededores. Por lo que parece Nocturnia es más seguro que todo aquello que le rodea. - Le dije al rey de los vampiros al tiempo que mi mano sostenía aquella con la que me tenía agarrado Missy y sentía temblar, acariciándola con mi pulgar con mimo, tratando de calmarla de lo que fuese que le pasase. Algo que ya hablaríamos por el camino si es que teníamos ocasión y los demás doctores no optaban por meterse donde no debían.

Aunque era una manía que todos teníamos.

Aquel boceto era como un mapa pero sin serlo, aunque a mí la verdad es que pocas veces me gustaba seguirlos. Era más dado a dejarme llevar por el momento y ver lo que me encontraba delante, aunque me asomé para ver el mapa.

-¿Los nombres de las zonas están escritos en sumerio? Ah, no, no, ahora lo veo. Es que tengo mala vista. Pues...  es todo muy interesante, desde luego. No es como si fuese a servirnos para algo, pero es fascinante como está organizado -comenté, mientras a mi lado Missy parecía haber entrado en un estado casi de erupción volcánica, lo que me hizo inclinarme hacia Peter para hablarle en voz baja -. Ejem, será mejor que hagas algo porque si no esta dama parece que va a explotar de un momento a otro y supongo que será mejor que lo haga contigo nada más.

La pena era que no había mucho tiempo pero seguro que Peter y Missy podían encontrar un momento para entablar una pequeña misión apaga-fuegos.

-Yo desde luego no necesito descansar pero creo que tú deberías hacerlo unos minutos. Missy podría quedarse contigo para que... bueno, por si necesitas algo, ¿verdad? -les dije, con una gran sonrisa -. Los demás podemos empezar a movernos.

Volví a mirar el mapa y después, junté las manos y las froté un instante una con otra.

-Está bien, pues pongámonos en marcha... algunos para seguir avanzando. Peter, Missy, podéis alcanzarnos después, cuando el fuego esté extinguido.

Estos niños...

—¿Detectar las vibraciones? Seguramente nuestro pequeño y confiable amigo pueda ayudarnos a saber algo más de ellas, aunque ahora podemos usarlo para otra cosa— dijo sacando el destornillador sónico, pequeño instrumento que le había servido para tantas cosas en el pasado. —De momento hay que seguir de frente, sí, pero esto nos avisará si otros seres vivos se aproximan.

El cuarto doctor había decidido ignorar deliberadamente al cascarrabias de su última encarnación. Tenía bastante ázucar con sus gominolas, gracias, y aunque había bondad en todos los seres, Missy no era uno de ellos. Estaba convencido de que todo aquello formaba parte de una traición. O algo peor: una relación duradera.

Al doctor le sorprendió la facilidad con la que Erasmo había esbozado aquel mapa tan detallado, sin lugar a dudas había menospreciado la envergadura de Nocturnia.

Sin apartarse ni un solo momento del mapa, examinando cada detalle, no dudó en sentir que sería una oportunidad desaprovechada si no exploran más rincones de aquella exótica subcultura.

—Oh vamos, no empecéis de nuevo —comentó al escuchar la batalla de comentarios de sus compañeros.

—Hemos llegado muy lejos y tenemos más información de la que creíamos hace unas horas, sigamos y concentrémonos. Sería una lástima que alguien se perdiese o sufriera un traspiés con lo épico que está quedando nuestro viaje —y dicho aquello siguió avanzando mientras no perdía de vista aquella reliquia cartográfica.

—¿Que haya tantas estatuas en la ciudad es por algo? ¿por seguridad? ¿tan desprotegidos se sienten? —apuntó mientras señalaba la existencia de un mercado.

El undécimo doctor se decidió a intervenir una vez que el resto de sus yos habló, la mirada de este doctor era sin duda la más anciana de todos, a pesar de que por su aspecto parecía el más joven...

- Bien visto rizos... efectivamente nuestros destornilladores son los más indicados para localizar a nuestro díscolo objeto... si ajustamos la frecuencia de los polos, invertimos las nanosondas e invertimos los neutrones... tal que así... - dijo manipulando su destornillador mientras hablaba mostrando la operación al resto de doctores para que pudieran verlo- tendremos la frecuencia correcta y podemos usarlo cómo radar... - con un ágil gesto de la mano accionó su destornillador sónico y este se puso a lucir y vibrar arojando datos al señor del tiempo- Pues... sí... parece que funciona... vamos provad.

- Efectivamente... hay muchas estatuas, la mayoría de ellas iluminan la ciudad con fuego griego y una mezcla alquimica que hace que las llamas nos se apaguen, se revisan cada cierto tiempo, pero nunca han dejado de iluminar a Nocturia. Dado que a los vampiros no nos gusta demasiado el fuego están lo suficientemente altas para que podamos pasar sin preocuparnos.

Contestó el rey a Jon, esperando a que los doctores le preguntan algo o más o averiguaran por donde venian las vibraciones.

- Querido... será mejor que nos centremos, cruzar Nocturia no es un paseo, es mejor evitar hacer turismo... voy a probar con mi polvera...- dijo Missy mientras manipulaba su peculiar destornillador sónico.

Vi a Matt ajustar su destornillador después de las palabras de Tom y poco a poco se pusieron los demás. Para mí no era más que un sencillo ajuste, así que preferí permanecer un poco más junto a Missy, pero...

No sé exactamente que ocurrió con Missy, no sé si fue porque solté una broma picante entre nosotros o puede que fuese por las palabras de David... pero la forma que tuvo de separarse de mí para sincronizar su polvera y las palabras que me dedicó me hirieron profundamente y me dejó helado y sin palabras.

Yo no había hablado de hacer turismo pero no veía mal que fuésemos de la mano incluso del brazo por aquel lugar. Si era peligroso como decía su regente y ya habíamos visto hasta que punto podía hacer daño, al menos a mí, era lo más seguro para ambos o al menos yo me quedaría más tranquilo de su mano, sabiendo que estaba a mi lado, a salvo.

Hablaba de ella y de mí, claro. Los demás podían ir como quisieran.

Molesto por su forma de actuar, la cual fue como dar mil pasos hacia atrás y volver a antes de acabar en la cama del hombre de bigotes como si fuesen tentáculos cuyo nombre no recordaba en aquel momento, como cuando simplemente no había nada visible entre ambos solo la atracción y el silencio sobre ella, sin saber que estábamos tontos el uno por el otro y peleando siempre, como en cada reencarnación. Sentía que habíamos vuelto a ese punto, un punto de no retorno.

Así pues saqué mi destornillador y me puse a perder el tiempo sincronizándolo, pues no tenía mucho que hacer para ello, pero era la mejor manera de disimular mi malestar. Permanecer en silencio y concentrado, como si no diese con la frecuencia y olvidarme de Missy...

Si después de salvarla la vida, si después de sufrir el dolor que me generó el Coloso y darme cuenta y no solo eso, sino confesar a todos que si me levantaba era por ella y lograr derrotar a aquella estatua, me trataba así de golpe, ¿qué no haría si cometía un pequeño error entre ambos?

O quizás eso estaba pagando...

Al final los humanos tenían razón. No había quien entendiese a las mujeres y yo no iba a correr detrás de ella a intentar comprenderla. Todo iba a resultar igual. Missy, por muchas reencarnaciones que tuviese como yo, siempre tendría el mismo fondo y no cambiaría... dudaba que me molestase en esperarla al final de la meta, porque por su actuación, estaba claro que jamás llegaría.

Escuchando atentamente las indicaciones de Matt, el tercer doctor sacó su destornillador y comenzó a ajustarlo con tesón mientras sacaba la lengua en un gesto que había ido pronunciando a medida que iban pasando los años.

Estuvo un buen rato tratando de conseguir el punto óptimo necesario para que el "radar" fuese efectivo, llegó incluso a sentir algo de vergüenza al comprobar como de momento el resto de sus compañeros lograban configurar el dispositivo sin dedicar tanto tiempo pero tras seguir adelante y reintentarlo unas cuatro o cinco veces, el elegante doctor logró sincronizarlo.

—¡Et voilà! —gritó de forma efusiva casi sin darse cuenta. Poco después carraspeo y siguió al resto de los doctores, pendiente de si alguien necesitaba su ayuda.

De forma sutil, Jon intentí acercarse a Peter y a Missy para observar y aprender de cómo han usado su ingenio para configurar el destornillador de esa forma tan compenetrada y válida. Si algo le encantaba al doctor era seguir aprendiend y más aún si es de sus "iguales más modernos".

Cuando todos los doctores pusieron a punto los destornilladores se dieron cuenta de que todos... excepto el de Missy, se sincronizaron, tomando los datos de Peter, que al fin y al cabo era quien poseía "el software" actualizado, los más jóvenes se dieron cuenta que la memoria y la información había mejorado considerablemente fruto de los años de experiencia que la última encarnación atesoraba. De manera que cuando todos programaron el destornillador para buscar la sintonía de las aletraciones electromagnéticas rápidamente señalaron a un mismo lugar... El Templo de Nocturia... tendría que atravesar la ciudad o rodearla para llegar hasta alí.

- Maldita sea...- dijo Erasmo- es peor rodear la ciudad que atravesarla... creo que voy a necesitar ayuda... antes de entrar voy a requerir los servicios de la marquesa... la sociedad de los vampiros también está jerarquizada por títulos, la marquesa es afín a mí... el barón y el duque... es mejor evitarlos. Ella suele vivir por los alrededores del bosque, no nos vamos a desviar mucho, seguidme por favor.

Dijo el rey de los vampiros adquiriendo un tono de gravedad.

Mientras tanto, Missy que tenía muy clara su relación con el doctor, entrelazó sus dedos con los suyos sin separarse ni un sólo momento de él, sin poder saber lo que pensaba la última encarnación sobre ella, pero muy consciente de que debían centrarse en la misión actual, avanzó aferrada a él, anhelando volver a estar a solas con Peter pero sin revelarlo.

La caminata por el bosque no duró demasiado, los pasos de Erasmo eran firme y decididos, el lugar en concreto era tan extraño y siniestro como bello, había corrientes de agua por doquier, árboles y plantas extraños, que se alimentaban de la humedad y de la iluminación artificial generada por estatuas de piedra que portaban antorchas de un fuego extraño, lo suficientemente elevadas para que la vegetación se incendiase y lo suficientemente cerca para iluminar el lugar, por tanto era una luz tenue pero presente.

Erasmo los condujo a una especie de fuente, donde destacaba una escultura de una mujer vertiendo un cántaro de agua fresca, todas las estatuas era de tradición y manufactura clásicas, realizadas en mármol o piedra blanca... algunas de ellas pintadas. 

Una vez llegados a la fuente, Erasmo les pidió que permanecieran en silencio y que aguardaran... al cabo de unos momentos vieron como una hermosa mujer, vestida al estilo griego y también de blanco, se aproximaba a la fuente y tocaba el agua.

Antes de que ninguno de los doctores pudiese decir, moverse o hacer algo, la mujer se levanto de un sobresalto y en apenas unos segundos se situó frente a ellos.

- Mi señor... es un honor que hayáis venido verme- le dijo a Erasmo haciéndole una reverencia.

La mujer en cuestión, era una vampira de apariencia joven, de una indudable belleza, ojos verdes, pelo negro y delgada, quizás demasiado, sus vestimentas denotaban riqueza pero estaban descuidadas y las manos y los pies goteaban sangre, al igual que la comisura de sus labios. Sus ojos denotaban fervor hacia su rey, permaneciendo serena y espectante ante lo que su señor le había venido a buscar.

- ¿En qué puedo ayudaros?

- Mi buena Julia... como bien has supuesto, necesito un gran favor de tu parte... estos- dijo señalando a los doctores- son amigos míos, han venido a ayudarnos con las vibraciones que sacuden Nocturia...