Partida Rol por web

Cambiando de idea, no viendo prudente permanecer más tiempo en un lugar donde podrían aparecer más traidores de un momento a otro, Takuro asoma a la calle transitada más cercana. Allí, haciendo uso de su rango, ordena a dos eta que le sigan para ayudarle.

Consciente de que la tarea no es agradable, les promete unas monedas cuando lleguen a palacio.

-Vamos.

Una lijera sonrisa se dibuja en el rostro de la Matsu, nunca habia visto a nadie comportarse de una forma tan amable con unos Eta,- ¿unas monedas por transportar los cuerpos?, si empezamos así, ! terminaran queriendo ser tratados con respeto!- , por lo que cambia el gesto por uno de desaprobación que le dirije a Takuro-san.

Los dos eta, que pasaban su tiempo jugando a arrojar pequeñas piedras a una pared, reaccionan de inmediato y auqnue no son enterradores y por lo tanto la trea les debe repugnar un tanto, no tienen honor que perder y obedecen, transportando el cuerpo.

Así, una tétrica procesión (las máscaras Escorpión, la impresionante presencia de la Matsu y el cadáver decapitado) atraviesa la ciudad bajo las angustiadas miradas de eta y heinin y los gestos serios de los pocos nobles que os cruzáis.

Por fin, frente a la entrada del palacio, dos guardias os miran con recelo y luego con pasmo tragan saliva al reconocer la cabeza que yace sobre el vientre del cadáver. De pie, esperan que expliquéis... algo.

-Franquead el paso a los huéspedes e invitados de Doji Hoturi, y al cuerpo del que ha entregado su aliento a su espada para lavar su Honor y el de su Familia. Que sea llevado a los monjes para prepararlo, y traed un paño para disponer la cabeza según requiere el protocolo para que su padre la reciba junto al daisho de Takeo-san.

Se inclinó en señal de respeto al samurai que había realizado seppuku, y al incorporarse de nuevo, les apremió.

-Haced lo que os digo con presteza, y avisad a Hoturi-sama de que deseamos hablarle a solas, antes de hacerlo junto a Sigheru-sama.

Mientras esperan a que las ordenes impartidas por Shosuro Saiko sean obedecidas, Takuro comenta algo en voz baja con la Matsu.

-Cuando Yukio salió del almacén tras el heinin que escapaba, Takeo le cortó el paso y ambos se enfrentaron. El hijo de Shigeru no podía permitir que se supiese que él estaba detrás de lo ocurrido en el torneo. Hubiese supuesto una gran vergüenza para él, además del resto de consecuencias. De todos modos, no creo que debamos juzgarle nosotros. Su muerte será menos dura para su padre si se remarca que, cuando Yukio lo dejó malherido, sacó fuerzas de flaqueza para lavar su honor cometiendo seppuku.

Yo estoi de acuerdo con Takuro -san , solo un pequeño grupo debe saber la realidad de la situacion para poder desempeñar nuestra labor con eficacia- digo mientras observo los movimientos intranquilos de los guardias que se apresuran a cumplir con lo necesario.

-Hai.

La Soshuro se inclina en señal de estar de acuerdo. Mejor que hablen primero con Hoturi y Shigeru solamente. Cuantos menos sepan de todo lo ocurrido, mejor, por lo menos por el momento.

De modo que ya preparados para entregar la triste prueba de sus trágicas noticias, esperan a los criados que les habrán de conducir al interior del Palacio.

Los guardias obedecen rápidamente, haciendo que eta del propio palacio recuperen y trasladen al interior el cuerpo. Mientras, sois escoltados hasta el interior del palacio central, donde se os invita a tomar un baño para estar presentables mientras avisan a ambos dignatarios.

El joven samurai suele tomar el baño como un momento de disfrute y relajación pero, en esta ocasión, las preocupaciones se lo impiden. Takuro se asea sin perder tiempo y cambia su kimono sucio de tierra húmeda y restos de telarañas por uno limpio. La seda roja y negra resplandece a la luz del atardecer. Tras atarse el obi alrededor de la cintura, limpia sus armas y las coloca en él. Las palabras escritas en la vaina, los principios del código bushido, le arrancan una sonrisa melancólica.

Parece tan claro y fácil de seguir.... Los sentimientos lo complican todo.- reflexiona mientras se lamenta pensando en Takeo, en las poderosas razones que le impulsarían a hacer lo que hizo y como la posibilidad de que se explicase desapareció en aquel último acto de expiación.

Muy serio, se reune de nuevo con las dos damas mostrando un aspecto impecable y dispuesto a ser recibido por el daymio y por Shigeru-san.

El Ritual del baño ha sido un contrapunto perfecto para el estado de ánimo de la Shosuro. Y el siguiente ritual, que ha tenido lugar en privado, ha acabado de devolverle el equilibrio. Porque mientras se maquillaba con delicadeza y precisión el complicado entramado de trazos que formaban su máscara ha podido desgranar las imágenes y los recuerdos de todo lo ocurrido, y ponerlos en su lugar.

Eso no quiere decir que les haya dado sentido. En realidad la pequeña cortesana es consciente de que son demasiados los flecos que se han escapado, flecos que compondrían si se ataran un tapiz completo. Pero no es el caso.

Así que cuando se ha bañado, maquillado y vestido, el semblante con el que se ha unido a sus compañeros es de una total ambigüedad...

Me dirijo rapida a iniciar el baño , es uno de los pocos momentos en que me permito el disfrute total de cuerpo y mente , pero dadas las circunstancias lo mejor será que en este momento solo me de un rapido baño para quitarme el sudor y el olor a muerte que impregna mis ropas.
Labo mi suave piel rapidamente con movimientos rapidos pasando un poco mas suavemente por las cicatrices , intentando devolver a mi piel un tono sonrosado y fresco, suelto mi pelo que se estiende por mi cuerpo como un manto negro y lo lavo rapidamente frotandolo energicamente, una vez acabado mi ritual de limpieza salgo del baño pasando las manos por mi piel para secarme ,y escurriendo mi melena me la cepillo rapidamente ,recojiendo los laterales y la parte superior en una coleta alta dejando caer el resto del pelo lacio por mi espalda hasta mas abajo de mi cintura, recojo el kimono limpio de donde lo he dejado y rapidamente me dirijo a encontrarme con mis compañeros.

Tras lavaros, observáis que ha anochecido del todo y el palacio está en su mayoría en silencio. Unos criados os acompañan desde el edificio de invitados en el que estáis hacia el edificio del Daymio. Sin embargo, tanta calma no podía ser real. Tan pronto estáis a punto de abandonar el edificio de invitados... ¡un grito! Parecía más bien el grito de batalla de un hombre antes que un grito de ayuda. E inmeditamente después, ¡un golpe! El sonido es como el de un elefante atravesando una de las paredes de pepel y madera. El ruido proviene, sin duda, de las habitaciones de los Yasuki!!!

-¡Shigeru!- exclama mirando a sus compañeras de magistratura.

Sabiendo que su protegida está a buen recaudo, vigilada en todo momento por los fieles y eficientes bushi que le acompañan, Takuro corre hacia el origen del grito con la mano en la empuñadura y atento a cada esquina y puerta por la que pasa.

La cortesana, sorprendida más que asustada ante el grito de batalla que ha escuchado, sale corriendo tras Takuro, en un segundo plano, atenta a lo que suceda.