RESOLUCION TURNO 100
TURNO 101
Qué es el viaje sino una travesía de la mente? pensó Groal mientras viajaba. Sus pies hollaban el camino, sus ojos buscaban los obstáculos, pero su mente caminaba por otros lados. Su mente volvía a la biblioteca enana y sus paredes misteriosas, sus puertas construidas para no ser abiertas. Cómo pueden retener el conocimiento? El concepto le era completamente extraño, ajeno a lo que había conocido en el Clan.
Pensativamente recogió una hoja desprendida de su árbol. Era verde, transparente ante el sol; sin secretos. La Madre no ocultaba sus tesoros, estos eran secretos al alcance de todo quien quisiera mirarlos. Por qué los enanos son distintos?
Siguió y siguió, con la resistencia de su clase, abstraido en estos pensamientos. Y así mientras su cuerpo guiaba a Wid camino abajo, hacia la portentosa ciudad de Minas Tirith, su mente comenzó otro viaje en el cual, tal vez, encontrara el mismo destino: el entendimiento.
Llegó al nacimiento del Carnen, el gran Río Rojo, y pensó que el Gran Oso le había sonreido pues unos almadieros se afanaban en su trabajo. Se acercó, componiendo su expresión para no demostrar su extranjería pues largo era el camino desde Carroca, y levantó la voz al llegar a los hombres que trabajaban.
- Buenas tardes, buenas almas. Que la bendición del río los acompañe este día. Se apoyó en el bastón, mientras les hablaba. Mi nombre es Groal, y viajo desde las lejanas tierras del otro lado del Bosque Verde. Pero ese es solo mi origen pues requiero ir más allá, al sur, siguiendo el curso del Carnen hasta el Celduin. Tal vez pueden ayudarme? No tengo ya casi dinero, señaló sus ropas, sucias del largo viaje desde Ciudad Lago, pero no desconozco el trabajo honrado.
Esperó la respuesta de los hombres.
Turno 101
El hombre estaba atareado, cortando en tiras la corteza de un tronco que tenia junto a el. Le observo de arriba abajo, y despues se limito a señalarle al que parecia ser el capataz. Ese hombre estaba asombrado por la talla de Groal, que media mucho mas que cualquiera de sus compañeros y de el mismo.
Groal se dirijio hasta el capataz y le hizo la mima pregunta y una presentacion parecida.
- Mmm.. Mi nombre es Letar, y has dado con el hombre indicado. Llevamos unos dias preparando el viaje y bueno... no nos vendira mal tu ayuda. - dijo observando la altura del beornida - Ademas veo que traes un buen animal, quizas su ayuda tambien vendria bien... - Wid estaba tras Groal, y la vision de ambos le abrio a Letar la imaginacion.
- Podria dejaros bajar el rio con nosotros, a cambio de trabajo duro por supuesto. - Dijo con una sonrisa en la cara - Tenemos que terminar de traer unos troncos del bosque, y despues preparar el trenzado para la balsa. Aun nos llevara un dia entero, mañana al anochecer espero tener todo preparado para partir al alba del siguiente dia... - Letar observaba el semblante del beornida, intentaba convencerle para que les ayudase, pues la idea de contar con ese hombre y su caballo le agradaba en demasia.
TURNO 101
El Beórnida lanzó una fuerte y resonante risa. Por supuesto que puede contar con mi brazo y mi espalda, señor! Se echó la capa hacia atrás para revelar los gruesos y fuertes brazos. Si bien nunca había entrenado específicamente su fuerza Groal no podía evitar ser grande y bastante fuerte, como todos los de su Clan. Y el trabajo bajo el sol era una bendición del Oso, pequeño precio que pagar si podía acortar su camino en una balsa hasta el Celduin.
- Sin embargo, no sé en qué puede ayudarnos mi buen amigo Wid, completó palmando los ollares del caballo. Lleva mis cosas porque se lo he pedido, tal vez pueda pedirle que tire de un tronco, o similar, pero no está obligado. La cara del capataz era extraña, como si no entendiera lo que Groal intentaba explicarle.
Pregunta, ya es "turno 102" ? O hasta el jueves sigue siendo 101?
Turno 101
Efectivamente el capataz miro extrañado... ¿Pedir a tu montura que te lleve las cosas?, ese enorme hombre debia estar algo loco.
- Bueno, si, la idea era esa... hay que traer aun varios troncos del bosque, y tu caballo, con un buen arnes de tiro, haria el trabajo rapidamente, en no mas de cuatro horas... - dijo el almadiero sin salir de su asombro - Tu mientras tanto, podrias ayudarnos a juntar los troncos en la orilla para ir tejiendo el entramado. - hizo una pausa - En cuanto partamos, tan solo una jornada nos separara de Burh Marhlinge, alli haremos noche antes de continuar hacia Riavod, podemos llevaros hasta donde deseeis, a ti y a tu caballo...
► Si, el turno es el 101 hasta que haya resolucion el jueves, de ti depende la duracion de un turno (de vosotros depende la duracion del turno).
► Groal no ha oico nunca hablar de esos nombres, aunque supone que deben de ser poblaciones o puntos geograficos importantes.
TURNO 101
- Um, Riavod? Es en dirección al Celduin, cierto?
Groal está un poco confundido. Deja al capataz un momento, para acariar el morro de Wid. Amigo, estos hombres pueden ayudarnos a cortar camino. No tendrás que caminar! Y todo por solo tirar unos pocos troncos desde el bosque hasta aquí. Nada, eh? Cuando el caballo le empuja el hombro levemente, Groal asiente con una sonrisa. Bien, bien... les preguntaré si tienen alguna zanahoria, oh... incluso un tomate! Gracias, termina acariando sus flancos.
Vuelve hacia el capataz. Si acorta el camino será un placer prestar nuestra ayuda a su empresa, señor. A la espera de la respuesta sobre la dirección del lugar, comienza a quitarse la capa y la ropa pesada, dispuesto a trabajar.
Turno 101
- Bueno, lo cierto es que Riavod esta en la desembocadura del Celeduin, alla en el mar de Rhûn, no se donde te dirirges exactamente. Burh Marhlinge esta justo donde el Carnen se une al Celeduin. Pero bueno vayas donde vayas, si te interesa, hay que ponerse en marcha...
Con unas señas hizo venir a un par de sus hombres. Agerridos leñadores que tras cortar los arboles y dejarlos "pelados" de ramas, tenian que llevarlos a la rivera del rio.
- Estos dos hombres se ocuparan de tu caballo, tu te quedaras conmigo, y tranquilo lo cuidaran bien...
RESOLUCION TURNO 101
Groal había llegado hasta el nacimiento del río Carnen, el río Rojo. Su nombre provenía del color rojizo que tomaban sus aguas debido a las filtraciones del mineral de hierro de las montañas colindantes. Allí había un asentamiento de almadieros, que se afanaban en construir su balsa.
Los almadieros cortaban madera durante el invierno, y la transportaban río abajo para venderla. Las lluvias de los últimos días, favorecieron un viaje extra antes de la primavera. El cauce del río había crecido, y no podían dejar pasar esa oportunidad.
Varios troncos se almacenaban ya junto a la rivera del Carnen, habían sido transportados con mulas desde el bosque, a apenas una media hora de camino sin carga alguna. Ya tajados los troncos, es decir, libres de ramas, eran llevados hasta una explanada junto al río, donde varios carpinteros se afanaban en “agujerear” ambos extremos del largo palo. Mientras, otro grupo los amontonaba juntos y los ataba entre ellos con mimbre salvaje. Ya tenían dos balsas hechas de casi cuatro metros cada una. Eran cortas para lo que se acostumbraba, pero hasta el deshielo, no podían arriesgarse a mas. Algunos miembros de los atadores estaba comenzando a unir ambas balsas, de siete troncos cada una, entre si. La almadía comenzaba a coger forma.
Como le explicaron a Groal, intentarían bajar una almadía de cuatro secciones, aunque no descartaban tener que dividirla mas adelante.
El capataz indico a Groal cual seria su trabajo. Trabajaría con los atadores, ayudándolos a mover los pesados troncos hasta colocarlos unos junto a otros, para después asistir en las labores de anudado.
Mientras Wid se marcho con los dos hombres. Groal vio apenado como le colocaban un enorme collaron de cuero, con cadenas colgando. Esto serviría para atar los troncos y arrastrarlos por el camino. Wid, junto a los dos hombres, desaparecieron por el camino, rumbo al bosque.
La tarde pasaba. El aire de las montañas traía un frío que sumado a la humedad del río, calaba hasta los huesos. El sol, aunque calentaba, no lograba reconfortar lo suficiente. Al menos el aire fresco, el olor a pinos y resina, si que hacia sentir bien a Groal.
El trabajo parecía no ser duro, pero según iba avanzando la tarde, y mas y mas troncos llegaban hasta el río, la espalda de Groal se resentía mas.
Wid se marcho hacia su ultimo viaje, guiado una vez mas por uno de los hombres, el otro debía estar preparando la siguiente carga. Para cuando volviese casi habría anochecido ya.
El beornida, junto a sus compañeros de tarea, habían sido capaces de construir la tercera balsa casi por completo. Iban adelantados en trabajo, gran parte debido a que los hombres se afanaban en atar, mientras Groal movía los troncos el solo, cosa impensable para sus compañeros. Pese a no ser muy fuerte, tenia cabeza. La maña y su tamaño le ayudaron en la ardua tarea.
Casi dos horas después, Wid, guiado por ambos hombres, llegaba al campamento cargado con los dos últimos troncos. Al fin le fue retirado el collaron y sus cadenas. El caballo estaba exhausto, casi tanto como Groal.
Era momento de dejar de trabajar. El sol se había ocultado, y sus últimos rayos iluminaban tenuemente el cielo. El capataz toco un silbato que llevaba al cuello, y de inmediato todos sus trabajadores se congregaron junto a el.
► Anota el próximo turno como “Turno 102”
► Aunque el sol se esta yendo ya, aun es solo media tarde. En invierno anochece rápidamente.
► Resolución del próximo turno: LUNES 14 - 03 – 11
Turno 102
El capataz también había trabajado lo suyo, junto a Groal y los atadores. Ya exhausto toco su silbato para reunir a sus hombres. Todos acudieron, un total de veintidós personas, entre atadores, carpinteros, aguadoras y mimbreras.
- Bueno compañeros, hoy hemos trabajado muy bien, tenemos adelantado bastante trabajo, creo que a este ritmo, para mañana a media mañana habremos acabado. – todos vitorearon la buena noticia - El equipo de traslado a terminado de traer troncos, por lo que pueden sumarse a alguna tarea aquí en el río. – hizo una pausa mientras el resto hacia comentarios en voz baja, estaban encantados. – Hay que dar las gracias a nuestro amigo Groal, y a su caballo, gracias a ellos ha sido posible ese avance…
Todos agradecieron a voces, e incluso con abrazos al beornida. Ese adelanto en la tarea, implicaba algo mas de un dia de descanso para casi todos, y poder llevar cuanto antes la madera hasta su destino, ganándose así su sueldo.
- Ahora, vamos todos a cenar como es debido, ¡¡hay que coger fuerzas!!
Después, todos en masa se acercaron hasta una gran hoguera que había en el campamento, alejado del río por la humedad. Allí algunas mujeres habían preparado un buen asado y tenían todo listo para dar de comer a todo el mundo. Se sentaron en el suelo, junto a la hoguera mientras les servían un buen cazo de estofado en un cuenco de madera. Groal se había sentado, a petición de Letar, junto al capataz.
TURNO 102
Al terminar la dura jornada, y sintiendo como el día comenzaba a llegar al fin, Groal acomodó a Wid a un lado, asegurándose de que tuviera hierba fresca en abundancia para comer. Aceptó con incomodidad los halagos de los hombres; no estaba acostumbrado a que alguien se alegrara solo por cumplir su parte.
Con humildad aceptó el cuenco de caliente comida, elevándolo ante sí con ambas manos y musitando una oración al Gran Oso, y la Diosa que todo lo Da. Tal vez lo observaron con curiosidad, pero a lo largo del día ya se habían acostumbrado a sus extrañas maneras. El mismo Groal había intentado explicar los preceptos del Culto del Oso, de la unidad con la naturaleza, mediante los ejemplos a mano: la simbiosis de los trabajadores con los bosques era inmediata y efectiva, no podían vivir uno sin el otro. Así como el bosque sacrificaba troncos para el bienestar de los hombres, los hombres debían respetar ese sacrificio y no ir más allá, como por ejemplo provocando fuegos... algo a lo que los almadieros eran muy sensibles pues, si el bosque se quemaba, perderían su fuente de trabajo.
En definitiva, una jornada agradable de trabajo y conversación, de sudor y calor y agotamiento bien ganado.
Cuando por fin llevó el cazo a los labios, oyó un suave relincho y recordó la promesa. Volviéndose al capataz, preguntó con inocencia: Disculpe, buen hombre... no tendrá algunas zanahorias? Tal vez... un tomate?
Edito: perdón, olvidé el "turno" arriba.
Turno 102
- Parece que ama usted a ese animal - dijo refiriendose a Wid, que ni aun durante la comida se alejaba mucho de Groal. Una sonrisa se dibujo en la cara del almadiero, aunque ellos trataban bien a sus mulas, no las invitaban a la mesa.
Levanto la mano, pidiendo a una de las mujeres que servian que se acercase. Despues de pedirle unas zanahorias y de que ella le mirara extrañada, la mujer se acerco hasta una carreta donde guardaban las provisiones. Cuando volvio llevaba cinco enormes de esas hortalizas anaranjadas. Se las entrego a Groal a una seña del capataz.
- Y bien amigo, ¿cual es su destino? Si puede saberse claro... - Despues tomo una cucharada de su cuenco, quizas demasiado grande para su boca. No tenia unos modales exquisitos, pero era gente de campo. El capataz era afable y hablaba con cordialidad al beornida. - Cuentenos algo del lugar del que viene, ¿son todos como tu?, ¿tan grandes y extravagantes? - no habia maldad en sus palabras.
La gran hoguera que habia en el centro calentaba a todos y era la unica fuente de iluminacion tras la total puesta del sol. El dia aunque quedaba aun para dormir, habia llegado a su fin, pues poco mas se podia hacer sin mas luz que la del fuego.
TURNO 102
Mientras Groal observa como Wid engulle las zanahorias, piensa una respuesta para el capataz. Ojalá fuera hábil con la lengua y la cítara, como el Primo Huitl! Pero no lo es, por lo que tendrá que usar su burda expresión para intentar dar respuesta.
- Soy un Beórnida, descendiente del gran Beorn del Bosque. Su barba, teñida del fulgor rojizo de la fogata, resalta las gruesas facciones de Groal. Vivimos en el bosque, dijo señalado la espesura a su alrededor, sirviéndonos de él tanto como lo servimos. El Bosque Verde, Eryn Lasgalen, otrora el Bosque Negro. Mucho tiempo sobrevivimos contra el Mal del bosque, curando las heridas de la tierra.
Una muchacha observó la escudilla vacía y ofreció volver a llenarla. Groal le agradeció con su sonrisa ancha y generosa, y reparó entonces en el silencio a su alrededor. Los hombres escuchaban su historia; tal vez no tuviera el talento de Huitl pero al menos había conseguido llamar su atención. Señaló al caballo. Así que tiene razón, señor. Amo a ese caballo. Amo al bosque. Amo a las criaturas que llevan su buena vida de la mejor forma que pueden, y si además son generosas con sus dones, como Wid ha sido prestando su trabajo hoy, y como es cada día llevando mis petates, más aún. Tiempo ha que los Hijos de Beorn cuidamos a los bosques, a nuestro hogar. A sus criaturas.
- No sabría decirle si somos extravagantes, pero sí, somos grandes en tamaño. Seguimos el Culto del Oso, y tal vez somos un poco el Oso dentro de nosotros.
Groal descubrió un grillo entre sus pies, y lo levantó con amor entre sus grandes manos. El insecto dudó un momento pero luego continuó el canto, sin inmutarse, sin temer. Tal era la bendición de los Beórnidas: ser unos con la naturaleza. También era la maldición de los Hijos de Beorn, de la sangre majestuosa que corría por sus venas... pero esperaba no tener que enfrentar a estar simples personas a tal hecho.
- Habeís oido de los elfos? Se han marchado, todos ellos. Antes habitaban el Gran Bosque, y nos ayudaban a cuidarlo y protegerlo. Pero se han marchado, a un hogar de oro más allá del más lejano mar, según me han dicho, y hoy necesitamos recuperar algo de su sabiduría. Es por ello que viajo al sur, hasta Minas Tirith. Ojalá los Dioses permitan que ellos conserven algo de la antigua sabiduría y yo pueda verla, para volver a Mirkwood con el los conocimientos que hagan que la naturaleza florezca, una vez más.
Se calló, consciente de que había dicho mucho. A la vez, muy poco, pues ciertas cuestiones, ansiedades, esperanzas de su alma no podían ser volcadas en una sola charla alrededor de una fogata. Pero los hombres lo escucharon, y él se abrió a contarles, pues tal es la inocencia y buena fé de un Beórnida.
Espero que te guste, y que se vaya perfilando, la "psicología" de Groal. No es simple, pero sí bastante inocente en el sentido de confiar. De hecho, pensé que me ibas a robar todo con el caballo pero no podía, por el personaje, desconfiar de ellos ;)
Turno 102
Los hombres escuchaban muy atentos lo que Groal contaban. Ellos apenas si recordaban a los elfos, por aquellas tierras jamas los habian visto, y aunque habian oido hablar de su marcha, jamas hubieran imaginado que alguien se interesara aun por ellos. Los trabajadores comian tranquilamente, algunos de ellos estaban doloridos por el trabajo, tanto que cualquier movimiento que no fuera llevarse la cuchara a la boca, les hacia apretar los dientes de dolor. Eran los mas jovenes, aprendices seguramente. Su cuerpo aun no se habia acostumbrado a la humedad y el trabajo duro.
El capataz estaba encantado con la presencia de Groal a su "mesa". Hacia tiempo que nadie le entretenia tanto y el disfrutaba de las historias de tiempos pasados, elfos y antiguos bosques.
- Algun dia, dejare este oficio, me gustaria retirarme, tal vez al Bosque Verde del que tan bien hablas. Llevo talando y transportando madera demasiado tiempo y no conozco otra vida, pero sabre adaptarme... - dijo el jefe de los almadieros pensativo, como si no quisiera decirlo en voz alta.
- Bueno, si como dices vas a Minas Tirith, lo mejor sera que cuando lleges a Burh Marhlinge, continues a caballo. Es cierto que tal vez parezca que te alejas, pero despues puedes dirigirte hacia el suroeste, bordeando el bosque verde hasta llegar al Anduin. Mucha gente sigue esa ruta desde Barukkizdin, es la mas rapida sin duda, aunque tambien algo peligrosa, hay demasiados bandidos. Los hombres de este se adentran cada vez mas. Algunos mercaderes bienen por aqui siguiendo esa ruta, aunque yo la desconozco.
El hombre hablaba tranquilo, explicandole a Groal la ruta que seguian algunos de los viajeros que pasaban por su asentamiento. Aunque muchos preferian ir hasta Esgaroth, cruzar el bosque negro por el paso de los enanos hasta la carroca y continuar por alli hacia el sur. Ahora era tarde para decidirse, aunque Groal ya habia cogido la ruta rapida, que lo seria mas si bajaba por el rio.
TURNO 102
El gigantón palmeó la espalda del capataz. Sentar cabeza, disfrutar de un poco de paz... no es eso lo que todos deseamos. Si la pobre palabra de un simple hombre te inspira, busca un lugar que amar y quédate allí. No te arrepentirás.
Luego gruñó levemente al considerar el camino. Realmente parecía largo, eterno; pero no cejaría en su empeño. Gracias por el consejo. Haré como dice, señor; seguiré a pie en Burh Marhlinge. Los bandidos no me asustan, aunque respeto el peligro. Mentiría si dijera que soy un hombre valiente, o hábil con las armas, pero tengo Fé en que la Diosa verá que llegue sano a mi destino.
Luego terminó de comer, y se estiró a observar las estrellas que comenzaban a adivinarse en la bóveda celeste.
Turno 102
La tarde llegaba a su fin, y muchos de los presentes se afanaban en recoger todo para disponerse a dormir. El asentamiento contaba con varias estructuras de madera, destinadas en su mayoria a guardar los aperos y materiales de trabajo. Todas menos una, la mas grande. Esa, de unos veinte metros de larga por cinco de ancha, servia como barracon para los trabajadores. En el suelo tirados, varios jergones de paja se distribuian uniformemente para dar cobijo a algo mas de una veintena de hombres.
- Elige uno amigo, pasaras la noche caliente...
TURNO 102
- Gracias, dijo Groal, y tras verificar que Wid quedaba en buen lugar para descansar, acarreó sus petates hasta un rincón, hizo un bulto con la capa para apoyar la cabeza, y se echó cuan largo era.
Tardó en dormirse, sin embargo; muchas emociones e ideas corrían por su cabeza. Al rato sin embargo el cansancio lo venció y, recordando un dicho de su padre que rezaba: "siempre falta demasiado poco para el alba," cerró los ojos y durmió.
RESOLUCION TURNO 102
Valdir iba absorto en su viaje, aun apenas había comenzado, y ya estaba vislumbrando su camino, cabalgando por la llanura mientras el viento le daba en la cara. Era lo que realmente le gustaba.
Cuando llego a la puerta de salida de la ciudad, vio que estaba cerrada, aun era demasiado temprano, pues ni el sol había salido aun, ni los gallos se habían despertado para dar la bienvenida al nuevo dia. Valdir se paro en seco, deteniendo su carrera por los soportales de la enorme estancia que albergaba el mercado. Una vez parado, desmonto y fue directo a la garita del guardia que la noche anterior le había indicado como llegar hasta Tharkân. No a el, pues probablemente el guardia había cambiado ya de turno, pero si a un compañero suyo, fue a quien le pregunto la manera de llegar hasta el asentamiento de los almadieros. El guardia tras explicarle el camino a seguir le abrió las puertas, para dejarlas ya así a la espera de un largo dia.
Valdir monto de nuevo, y tras espolear su montura avanzo veloz camino abajo. Era un camino serpenteante que llevaba hasta la base de la montaña. Una vez paso por debajo de un gran arco estaba fuera de la ciudad propiamente dicha. Desde allí, cogio el camino que salía hacia el este, y cabalgo y cabalgo, hasta que el camino se hizo un poco difuso. Para entonces ya había llegado al asentamiento. Resulto no estar demasiado lejos, pues solo llevo media jornada alcanzar su objetivo. Claro que sabia que todo se lo debía a su portentoso caballo. Un enorme ejemplar, bien musculazo y formado, era formidable. Aun recordaba Valdir el dia que su padre se lo entrego, desde entonces no se había separado de el.
La mañana había sido fría, un viento helado bajaba de la montaña y al pegar en su cuerpo le entumecía los huesos y le hacia creer que la temperatura bajaba a cada instante. Se acurruco bien en su capa, para escapar de ese cortante frío.
Valdir vio a lo lejos una serie de cabañas de madera y gente trabajando junto al río, pensó que debía ser el asentamiento que buscaba. Decelero un poco su corcel hasta que llego allí. Se detuvo por completo y desmonto. Al principio nadie había reparado en el, pero en cuanto comenzó a caminar, agarrando las riendas de su caballo, todo el mundo dejo de hacer su trabajo para observar al rohir.
En seguida varios hombres se le acercaron. Iban armados con sus herramientas de trabajo. Hachas, punzones, cuchillos y algún bastón.
Uno de ellos, le hablo.
- Detente, quien eres y que buscas aquí… - dijo con voz seria y potente.
► Anotad el próximo turno como “Turno 103”
► Cambiamos de escena a Valdir, ahora estas en esta.
► Marca tambien a Groal, pues esta entre los hombres, aunque aun no sabes quien de ellos es.
► Resolución del próximo turno: JUEVES 17-03-11
RESOLUCION TURNO 102
Groal finalmente se durmió. El jergón de paja resulto ser mucho mas cómodo de lo que había imaginado por su aspecto. La noche paso sin sobresaltos, dando a todos ese merecido descanso tras el trabajo bien hecho.
Por la mañana, una de las mujeres fue a despertar a Groal. Habitualmente el se levantaba incluso antes de que el gallo pensara en cantar, pero ese dia no. La copiosa cena, junto con el trabajo del dia anterior habían dejado sus músculos y huesos destrozados. Se despertó, agradeciendo a la mujer el haberle llamado. Se dio cuenta de que era el único que quedaba en la cama, por lo que apresuradamente salio de la enorme cabaña.
Fuera todos habían comenzado sus tareas pendientes del dia anterior, cosa que a Groal le disgusto, pues le hubiera gustado comenzar como todos. Una señora le acerco una buena rebanada de pan untada en manteca de cerdo y una bota de vino.
- Tenga, coma esto, y no proteste, le dará energías para la mañana. Después pararemos a desayunar. - y dejándole todo en las manos se marcho a toda prisa.
Groal engullo la gran tostada y fue a ver a Wid. No llego a acercarse cuando a lo lejos vio que le habían puesto un buen montón de heno fresco e incluso unas pocas zanahorias. Alegre y risueño, se dio media vuelta y se dirigió a su puesto para continuar sus labores.
El dia había salido frío, un viento helado bajaba de la montaña y pegaba de lleno en los cuerpos de los trabajadores. Se entumecían los huesos y os hacia creer que la temperatura bajaba a cada instante. Todos se acurrucaban en sus chaquetas de lana o en sus capas, para escapar de ese cortante frío.
A media mañana, las mujeres habían preparado una mesa, sin sillas con bastante comida. había de todo. Panceta asada, huevos, chorizo, pan, vino… La visión de aquellos manjares abrió el apetito de todos. Rápidamente se lanzaron a por todas las viandas, y al poco tiempo habían dado cuenta de casi todo. Groal empezaba a cogerle el gustillo a esa vida, pesada pero con pequeñas alegrías. Un pequeño momento de relax, en el que los hombres bromeaban y reían, mientras se masajeaban las espaldas doloridas y los brazos cansados.
A Groal le dolían los brazos y las piernas, en definitiva el animista no estaba del todo acostumbrado a ese trabajo, ni a la dura vida de esas gentes. Se había levantado con agujetas del dia anterior, pero por suerte los hombres, acostumbrados a que los aprendices sufran calambres y demás dolores, le hicieron una sabrosa infusión con las hojas de los árboles que cortaban. No estaba muy bueno, pero resultaba. Era la hora de volver al trabajo.
El sol avanzo durante toda la mañana hasta que llego la hora de la comida. No les quedaba demasiado trabajo, tan solo colocar el ropero (Pieza donde se colgaban los enseres para que no se mojen) y los remos, que estaban ya preparados. Una ve hecho eso, se llevarían finalmente al agua para prepararlo todo. Eso seria tras el almuerzo.
Estaban todos dejando sus herramientas para marcharse a comer, cuando un hombre alerto de que se aproximadaza un jinete. Los trabajadores se juntaron alrededor de Letar, empuñando hachas, punzones, martillos y todas las herramientas de que disponían. A menudo habían sido objeto de robos y disputas, y temerosos de que se les llevaran algo antes de partir, defenderían sus posesiones.
Entonces el jinete llego, se apeo de su caballo y se acerco decidido hasta Letar, al que supuso el cabecilla al estar adelantado respecto de sus compañeros.
- Detente, quien eres y que buscas aquí… - dijo Letar con voz seria y potente.
► Anotad el próximo turno como “Turno 103”
► Marca tambien a Valdir, el es el jinete aunque aun no os conoceis.
► Resolución del próximo turno: JUEVES 17-03-11
TURNO 103
Una vez llego al asentamiento se bajo del caballo y mientras andaba echaba un vistazo al lugar, hasta una gente que mas que guardias paracian compesinos armados asi con su herramientas de trabajo, cuando una le pregunto que hacia alli Valdir dijo; Ruego me disculpe señor, no vengo con intencion hostil solo soy un mensajero, busco al capataz del grupo de almadieros llamado Letar, ¿me podria decir donde se encuentra?
perdon por la demora del post pero los findes los tengo muy mal para poder postear.
Turno 103
- Yo soy Letar, dime que mensaje me traes, y quien necesita de mi. - El capataz aun no las tenia todas consigo pero haciendo señas con la mano, indico a sus compañeros que podia relajarse. Estos lo hicieron, aunque no se marcharon, continuaron tras el capataz a la espera de sus ordenes. Su herramientas aun estaban bien sujetas, viendo las que portaba el mensajero nadie queria quedarse con las manos vacias.