Partida Rol por web

Fréagulf se despertó aquel día sintiendo todavía el amargor de las noticias que había recibido y la incertidumbre que las mismas le provocaban. Y al parecer se iba a despertar con nuevas noticias ya que habían venido a buscarle dos soldados para informarle del regreso de los exploradores.

-En seguida. -Contestó Fréagulf. -Si me lo permitís, le pediré a mis amigos que me acompañen. A mi regreso de mi conversación con Leanoth no pude hablar con ellos y me gustaría explicarles lo ocurrido.

Durante el camino de ida hacía la nueva reunión con Leanoth y sus exploradores, Fréagulf fue poniendo al día sus compañeros de viaje.

-Unos soldados de Burh Ailgra llegaron ayer a la ciudad, estaban malheridos y murieron sin que pudieran hacer nada. Es probable que los nuestros fueran atacados por el camino y que toda la pantomima que montó Draupner no haya servido para nada. Leanoth es el señor de la ciudad, mandó a sus exploradores a investigar que había ocurrido.

Trataba de mantener la calma pero tenía los nervios a flor de piel, el corazón le latía acelerado y esperaba con ansia las noticias que los exploradores portaban. Todo su pueblo estaba en aquel viaje, ¿qué habría sido de ellos?.

Turno 1018

Tras divisar perfectamente quienes se acercaban con presura, sin lugar a duda aliados por el emblema que llevaban en el escudo, Ilidan descendió para unirse a sus compañeros para cuando llegarán.

Así, la presencia de aquellos jinetes no le alteró, al revés permaneció todo el rato tranquilo esperando a que tanto Draupner respondiera al jinete al mando como que este se presentará,  para entonces sí actuar adecuadamente. Era algo que cualquiera con un poco de educación sabía, que cada uno tenía su tiempo para presentarse. Y aunque se sobresaltó un poco, muy levemente, casi de forma imperceptible, no le extrañó que quién rompiera estas buenas formas se tratará del rudo, pero de buen corazón, de Oín.

Turno 1018

Bolgo estaba preparado para actuar cuando los jinetes se detuvieron y quien parecía estar al mando preguntó por Draupner ofreciéndole escolta.

-"No suena nada mal"-pensó Bolgo, y más tras las últimas y duras jornadas que había tenido que pasar. Esto lo tranquilizó, aunque aún así se quedó escondido y preparado por lo que pudiese pasar. No desconfiaba de los jinetes, si hubiesen querido atacar podrían haberlo hecho, pero tal vez era su estrategia para cogerles desprevenidos. Tal vez tanto viaje y tanta precaución lo había vuelto un tanto desconfiado, pero como solía decir su primo Frido "hobbit precavido vale más que dos personas grandes risueñas", aunque nunca acabó de entender muy bien que quería decir su primo con ese dicho. Por lo tanto Bolgo se quedó lo más quieto que pudo, preparado para actuar en caso de que fuese necesario con su honda.

Turno 1018

Draupner dejó de hacer lo que estaba haciendo para atender a los visitantes. Al ver cómo se posicionaron, pensó en que los nervios estaban a flor de piel. Estaba claro que la guerra con los orientales estaba a punto de llamar a sus puertas, pues no era normal abordar a caminantes en posición de combate y menos si además habías salido expresamente a su encuentro.

No obstante, la patrulla era un indicativo de que todavía no estaban bajo asedio, lo que era una buena señal para sus planes de continuar con su viaje.

Apenas fue un instante lo que duró este pensamiento cuando Oín se colocó a su lado tomando la palabra enseñando modales a los recién llegados.

No esperó tampoco una respuesta del jinete, pero tampoco confirmó su identidad hasta que este se hubiera presentado adecuadamente. Se limitó a decir - Dejadnos acabar de recoger el campamento y podréis cumplir con la labor que os han asignado, siempre y cuando mis compañeros se vean en condiciones de hacerlo. - dijo echando una mirada al grupo a la espera de un gesto que confirmase su propuesta. - Hemos caminado toda la noche y precisamente ahora estábamos tomando un merecido descanso. -  

Turno 1018 (continuación)

Ante las palabras de Draupner, Bolgo comprendió, o eso al menos le pareció, que iban a actuar con cautela, así que el pequeño hobbit continuó en su posición y se fijó en el jinete que tenía más cerca como posible blanco de su honda en caso de que se viesen obligados a luchar.

Por fin el cuerpo de Temüdyin dejaba de dolerle o quejarse por el cansancio. Había sido una noche reparadora y había descansado como hacía tiempo. Se despertó sin prisas, se aseó y vistió y después de recoger todo, bajaron él y su hermano a comer algo. 

Su aparición en el comedor principal creo un silencio. Todo el mundo le miraba y cuchicheaba. A él no le gustó mucho, prefería pasar desapercibido, pero eso era inevitable. Pidieron bebida y comida y se sentaron en una de las mesas, Temüdyin tenía mucha hambre después de dormir tanto.

La comida fue devorada por el bosquimano de aspecto oriental y cuando terminó esperaron apaciblemente. Justo aparecieron dos soldados en la posada. Su reacción ya no sorprendía a Temüdyin, hasta la esperaba. Venían en busca de Fréagulf y Alian y el posadero fue en su busqueda. Unos minutos después apareció junto a Freagulf y Alian.

Esta vez el ailgratha les pidió que le acompañasen y ambos hermanos rápidamente se levantaron y le siguieron. Las noticias que les comunicó no eran nada alentadoras. Se notaba que Fréagulf no estaba bien, estaba nervioso y no era para menos. Temüdyin se le acercó y poniendo su mano en el hombro del ailgratha intento darle ánimos, aunque no era muy buen en eso, precisamente.

- Animo, herrmano. Ssegurro que no essta todo perrdido.

Turno 1018

El soldado saludo con la cabeza a Oin, del mismo modo que el enano lo había hecho. Pero no le respondio, pues el buscaba a Draupner y no a Oin.

Cuando vio que Draupner, aunque aun no conocía su nombre, no se presento, si no que se limito a pedir tiempo, cayo en su falta.

- Perdonadme, mi nombre es Barthuf - dijo amablemente, era un soldado, tampoco estaba acostumbrado a los protocolos. - Oin, un placer  - contesto entonces al enano. - Tendran todo el tiempo del mundo - contesto a Draupner - Es más, si Draupner no esta entre vosotros, nos marcharemos, siento las molestias que hayamos podido causar. - dijo buscando las palabras adecuadas.

Draupner 1018

Al enano no le había hecho demasiada gracia escuchar que estaban ahí por él y que el resto les daba lo mismo, pues realmente lo que importaba era el grupo y el cargamento que llevaban, así que continuó con recelo la conversación. Y si bien en circunstancias normales no le hubiera importado revelar su identidad, el buen término de la misión estaba en juego y no quería hacerlo peligrar.

- Vaya, ya siento el mal entendido entonces, suerte con su búsqueda. Aunque... antes de que os marchéis, hemos oído rumores de guerra y a poca distancia en el camino vimos cuerpos de orientales, ¿cómo está la situación? ¿es seguro el camino desde aquí hasta Burh Waldlaes? porque es ahí donde nos dirigimos para reponer nuestras provisiones. 

- Por cierto,- añadió más adelante cuando los jinetes estuvieran a punto de partir* - ¿Y quién es o qué ha hecho ese Draupner como para que tu señor envíe a toda un pelotón de exploración a por él? ¿Es peligroso? -

Turno 118

- Mis disculpas - dijo al comprender que allí no estaba lo que buscaban. Con un gesto de la mano, indico al resto la intención de marcharse. enseguida los demás se pusieron en marcha.

El soldado contesto a la pregunta de Draupner mientras sus compañeros se alejaban.

- El camino es seguro, salvo por el tedioso tiempo - señalo el cielo - Y si, hace unas noches abatimos a alguno orientales mas adelante, el enemigo se acerca - esta vez señalo hacia la dirección en que se marchaban sus compañeros.

Después espoleo a su caballo, ignorando al enano, una simple sonrisa le valió para indicar que no podía ni quería responder a la pregunta de quien era ese tal Draupner. - Suerte en vuestro viaje - grito mientras se alejaba.

Oin asiente con la cabeza a Draupner una vez que los soldados se han marchado. Se queda un rato mirando a los soldados alejarse antes de darse la vuelta con una sonrisa en la cara. Se acerca a Draupner, le pega un manotazo en el hombro y apostilla.

- Hecho bien... 

Luego escupe al suelo, carraspea y se pone a silbar mientras de nuevo extiende los trastos para tomarse el merecido descanso interrumpido tan abruptamente por los soldados. No es que desconfíe de los soldados, es que empieza a desconfiar de cualquiera que no sea del grupo.

Turno 1018 Bis

Gelion se quedó de piedra al oír al enano negar su nombre. Es cierto que la desconfianza era una virtud y más después de los contratiempos que tuvieron en los asaltos de que fueron objeto. Pero aquellos venían a darles escolta a la ciudad. ¿Acaso tenían algo que ocultar?

Tal vez Draupner sí lo tuviese. Si uno se comporta como un delincuente, esquivando las preguntas de la autoridad, tal vez lo sea. Y el hecho de que Oin le apoyase le puso los pelos de punta. El mago esperó a que los soldados se fuesen lo suficiente para no oírle.

Pues creo que no hemos hecho bien. ¿Acaso tenemos algo que ocultar? Si tememos de la guardia de Burh Waldlaes tal vez no debamos entrar en la ciudad, porqué ¿Quién diremos que somos a los guardias de la puerta? Y si entramos bajo nombre falso y están allí los otros se descubrirá el engaño. Creo que te has precipitado Draupner. Tu desconfianza un día te traicionará.

Turno 1018

- Esperemos que no. - respondió a Gelión. - De todos modos no sé si te has fijado que no parecían querer escoltarnos a nosotros, si no que solo preguntaban por mí, lo que me hace creer que no han sido los que nos han contratado los que han enviado esta partida o tendrían una descripción bastante más detallada de nosotros como para que una simple despedida les hubiera bastado para seguir su camino. Si nuestros patrones quisieran que tuviéramos esta escolta les habría bastado con describirnos como un grupo de 4 enanos, un mediano, acompañado de tres humanos, uno grande y peludo como un oso al que los sobrevuela un águila y no habría habido palabras en esta tierra para convencer a esos hombres de que no se trataba de nosotros. - 

- Si hay algún asunto pendiente conmigo en Burh Waldlaes no te preocupes que a su debido momento me enteraré de cuál es, pero el momento lo elegiré yo y siempre y cuando me asegure de que no os compromete a ninguno de vosotros ni al encargo que tenemos enconmendado. -

- Ahora sigamos descansando que todavía nos queda un trecho por recorrer y no nos sobran las fuerzas. - apostilló.

Turno 1018 (continuación)

Cuando los jinetes se alejan, Bolgo sale de su escondite y se los queda mirando, mientras escucha la conversación que mantienen Draupner y Gelion. Una duda le asalto de súbito y se vuelve hacia sus compañeros.

-¿No es muy raro que se hayan ido tan fácilmente?. Se encuentran a unos desconocidos ¿y se fían de lo primero que les dicen sin más?

Turno 1018 (Continuación)

-Yo estoy con Ge...- El numenoreano tuvo que cortar sus palabras ante la explicación que empezaba a comenzar Draupner. No había caído en aquel matiz, y que únicamente nombraran al enano pensaba que se debía a que era él quien guiaba al grupo. Si la suposición de Draupner era cierta, este podía llegar a tener un gran problema cuando llegarán a Buhr Waldlaes.

Al menos con las noticias del soldado sus inmensas dudas sobre que la batalla ya se podría haber producido, y por lo tanto llegaban tarde al encuentro y habían dejado a su suerte a sus benefactores en la misión, se esfumó.

Sin embargo, si el enemigo ya estaba tan cerca, en el escaso tiempo que le quedaba de guardia y durante la jornadas venideras hasta la ciudad debería de prestar aun más atención.

Turno 1018

- Sí Bolgo, eso creo yo. Habrá que estar alerta por si se deciden a volver con otras intenciones. -

RESOLUCION TURNO 1018
 

Marcharon los cuatro acompañados de los soldados. Estos, parcos en palabras, abrían la marcha. Los dos soldados se dirigían hacia la base del promontorio donde se situaba el castillo. Freagulf ya lo conocía, había estado el día anterior allí mismo. Alian lo había visitado alguna vez con anterioridad. Yves y Temudyin lo admiraban mientras recorrían las calles escondidas de la ciudad.

Tomaron al salir de la posada el camino hacia la derecha, que llevaba a la ciudad, el mismo camino por el que vinieron y que el ailgratha recorriera ese mismo día, muy temprano. Dejaron la posada atrás y continuaron. La ciudad estaba construida en las estribaciones del Talath Harroch, en sus entrantes  y gargantas. Un rio bajaba a saltos desde lo alto del barranco y atravesaba la ciudad. Estaba salpicada de montículos de la misma altura que la llanura que había sobre los acantilados. Las casas eran oscuras, de piedra en su mayoría. Estaban algo descuidadas. El castillo que se situaba en lo alto de uno de los montículos, y allí estaban también los soldados y guardias de la ciudad. Era un edificio grande que ocupaba casi toda la cima. Solo había un sitio por el que acceder al castillo, su entrada principal. Era un puente de piedra que colgaba a cerca de treinta metros de altura y que conectaba con la parte superior del barranco.

Sin embargo ellos accederían por otro lugar. En la roca, una enorme puerta de madera, bien adornada, se incrustaba en la roca. Se detuvieron y tras el santo y seña de uno de los guardias, esta se abrió desde dentro. Era una puerta de un grosor considerable, casi dos palmos de madera maciza que se abría gracias a, al menos, media docena de grandes goznes de acero clavados en la roca. Tras la puerta una gran sala abovedada con caballerizas y salas por todos lados.

Horadada en la roca una amplia escalinata de anchísimos escalones iba en espiral por las paredes de la roca. Los soldados se dirigieron a una de las cuadras y sacaron caballos para todos. Pronto descubrieron que los escalones tan anchos cumplían una función, la de poder cabalgar por ellos. Algo que aunque extrañados hicieron siguiendo a los dos soldados. Y menos mal que optaron por esta forma de subir. Freagulf ya los había bajado, y ya le parecieron un largo trecho de escalones, pero bajarlos… hubiera sido agotador.

Ya arriba dejaron los caballos en otra sala al efecto, donde unos mozos se encargaron de ubicar en sus respectivos lugares. Tras atravesar la única puerta que había, llegaron a un largo pasillo, todo el escavado en la roca, no muy ancho pero si alto. Serviría para la defensa, por si el enemigo lograba llegar hasta allí. Bastarían unos cuantos arqueros, sería muy difícil errar el tiro.

Llegaron al fin, a través de otra puerta, directamente a una gran sala, Freagulf la reconoció, fue donde se había visto con Leanoth. Y de nuevo allí estaba, rodeado por los suyos. Se acercaron tras los soldados, que después de saludar, se retiraron.

Frente a Leanoth se sentían observados. Varios soldados; un par de ancianos, comerciantes tal vez; oficiales, a juzgar por sus galas militares… y en el centro Leanoth, el comandante y señor de Burh Waldlaes. Esperó a que os presentaseis, mirando sobre todo a Temudyin por su aspecto y a su hermano por el enorme parecido.

RESOLUCION TURNO 1018
 

Aun no habían levantado el campamento cuando los jinetes llegaron. Al principio se limitaron a preguntar por Draupner, pero al ver que Oin se presentaba, cayeron en la falta de modales. Se presentaron de inmediato, eran soldados de Bur Waldlaes que venían a escoltar a Draupner y los suyos. Pero el enano no se presento como tal, es mas, dijo no conocerlo. Contrariados, los soldados se dispusieron a marcharse, no sin antes contestar a algunas preguntas. A galope se fueron de allí.

Aun era de dia, pero tras el sobresalto decidieron continuar la marcha. Podían haber preguntado cuanto les quedaba, podrían haber hecho el camino que les faltaba a caballo, pero las sospechas de Draupner lo evitaron. Le extrañaron varias cosas y aunque no todos estaban de acuerdo, continuaron haciendo caso al enano.

Terminaron de recoger y se pusieron en marcha, antes que ningún día. Aun caminaron una o dos horas antes de que la noche llegase. El cielo parecía estar dándoles una tregua, no llovía y de nuevo la luna iluminaba el camino, a cambio el frio aumento. Como anteriormente avanzaron, en formación, atentos a todo lo que pudiese ocurría en los alrededores. No sabían cuanto les quedaba aun para llegar a la ciudad, ni que se encontrarían al llegar allí. Pero si sabían que deseaban llegar, dormir en cama, comer caliente y sentarse junto al fuego.

Así avanzaron durante casi toda la noche, hasta que el cansancio propio del camino le obligo a detenerse, antes de que el sol despuntase. Había sido la jornada más larga con diferencia, y aun no habían llegado…

Esta vez no hubo problemas en encender el fuego, no llovía, tenían madera y tenían yesca. Marga calentó lo que le había sobrado del té. Era lo último, se había quedado sin una sola hierba útil en ese momento. Tomaron la bebida de la enana aquellos que se sentían más débiles hasta que se agotó. Habían hecho el fuego en una pequeña hondonada, rodeada de rocas, ideal para no ser vistos.

Se fueron a descansar. Manteniendo las guardias tal y como Draupner habia convenido tiempo atrás.

Allá por el medio día, aun cuando algunos dormían, no tardaron en despertar, escucharon como se volvía  a acercar jinetes, pero esta vez en dirección a la ciudad. Iban por el camino pero no se detuvieron, ni siquiera los vieron escondidos como estaban. Avanzaban a galope tendido, apurando a sus monturas, nunca habían visto a nadie cabalgar así, esos etheod eran maravillosos jinetes, y sus monturas poderosas. Pronto los perdieron de vista.

Turno 1019

Aquel día había sido agotador, aunque al menos el tiempo les ofrecía otra tregua. Durante el viaje de aquella jornada Ilidan siguió haciendo hipótesis para sí mismo sobre qué habría ocurrido si Draupner se hubiera presentado. El tema de su decisión no volvió a salir, aunque muchos en esos momentos debían de estar contrariados con ella, puesto que seguramente si hubieran viajado junto con los jinetes ya habrían llegado a Buhr Waldlaes.

Al medio día, un ruido llamó la atención de Ilidan y del resto. Cuando vio de que se trataba, tenía claro lo que aquello podía significar, y que por consiguiente no tenían tiempo que perder.- Draupner, será mejor que recojamos el campamento inmediatamente y nos pongamos en marcha raudos. No creo que aquellos jinetes espoleen así a sus monturas porque quieran.- Se dirigió principalmente, aunque no exclusivamente, hacia el enano, ya que la decisión final estaba en sus manos como siempre por ser el jefe del grupo.

Turno 1019

Estoy de acuerdo con Ilidan. Démonos prisa, no queremos tener que correr perseguidos por ninguna avanzada de ejército o grupo invasor.

Gelion comenzó a recoger sus cosas, apresurándose en guardar sus escasas posesiones y disponiéndose a salir zumbando de allí.

Turno 1019

Draupner no podía estar más de acuerdo con Illidan. - ¡Vamos en marcha todos! El día de hoy no acabará hasta que lleguemos hasta esa ciudad. Y más nos vale llegar pues nuestras vidas pueden depender de ello. Si alguien no puede con sus piernas que le pregunte a Wyd a ver si le deja descansarlas un rato. -

Rápidamente dispuso sus enseres para partir y ayudó a los que estaban tardando un poco más, pues no había tiempo que perder. La urgencia de los etheod se había convertido en la suya.