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Turno 714

Parecía que el enemigo se había reagrupado en el claro pues si no recordaba mal parecía haber más enemigos ahora allí que cuando se detuvieron a ayudar al Eorlinga. Quizá fuera momento de reagrupar a los suyos para poder enfrentarles con garantías de éxito.

En aquella situación, no le importaría saetear a aquellos desalmados desde la posición en la que estaban y evitarse de ese modo heridas innecesarias, pero antes creyó conveniente buscar al resto de su partida para reagruparse también y organizar una estrategia de ataque en condiciones. Con Gallidum, Arlan y Coralak caídos, debía buscar a Ilidan, Bolgo, Gelión y Dwalin, quizá los 3 primeros podían reducir lo suficiente al grupo opositor para que Oin y él se lanzaran al cuerpo a cuerpo.

De este modos siguió rodeando el claro cautelosamente en busca de sus compañeros. Tratando de hacer una seña a Oin para que hiciera lo propio. A pesar de la distancia confiaba en que viera su gesto y lo entendiera. 

Turno 714

Oin mira al claro con preocupación y sobretodo los cuerpos de sus compañeros. Menea la cabeza, aprieta los dientes y mira a los malditos Sagath.

Observa a Draupner hacer la seña, asiente y le hace una seña de que va a volver a por el arco del Sagath caído... nunca se sabe...

Así que regresa a por el arco del caído sagath y regresa a su posición antes de buscar a Draupner con la vista y acercarse a él.

- Necesitamos distraerlos y romper su formación... Tal vez podamos dispararlos desde la espalda... la prioridad son los arqueros... - le comenta en Khuzdul y en voz baja.

Turno 714
 

Se encontraba en una situación en la que tomar una decisión errónea sería su final, y aunque tomará la óptima tampoco se lo aseguraba del todo, ya que en gran parte dependía de los sagath.

Bien, podría levantarse, y atacar al enemigo más cercano. Con suerte lo cogería por sorpresa y de un golpe acabaría con él, pero luego aun así debería de enfrentarse al otro sin ya contar con el factor sorpresa de por medio, y con impedimentos tan grandes como que debería de blandir la espada con su mano torpe.

No, no debía de hacer aquello, debía de permanecer sereno, aguardar su oportunidad para atacar o para huir. Esta última opción casi parecía hacerse de lo más evidente a realizar si salía de aquel apuro, ya que desde hace medio minuto aproximadamente, Ilidan no había vuelto a percibir acción alguna de sus compañeros. Igual se habrían reagrupado, y debía de reunirse lo antes posible con ellos.

Permanecía quieto, manteniendo el aliento a pesar de que sabía que no podían oír su respiración. Enfundado en la capucha de su capa, con los ojos entrecerrados por precaución, aun a sabiendas que gracias a la acreciente oscuridad no se le veía. Pero no podía reprimir hacer aquello, acciones inculcadas durante mucho tiempo para pasar desapercibido.

Esa vez su suerte no dependía tanto de él como de sus adversarios. Y si aquella suerte no se materializaba lo que tenía seguro es que vendería cara su piel. Sólo veía desde los pies hasta algo por debajo de la cintura el cuerpo del enemigo, pero sería suficiente para entrever sus intenciones, y reaccionar con un ataque de su espada, que ya tenía preparada por si se diera el peor de los casos, que le descubrieran.

Turno 714

Los dos sagath miraban hacia todos lados buscando el origen de aquel ruido que habian escuchado. Solo habia sido una rama, pero el nivel de alarma entre los orientales era alto, mas aun tras perder al ultimo compañero casi delante de sus narices, justo antes de matar a Arlan.

Turno 714

Mientras Chaka terminaba de machacar aquel pastoso ungüento que estaba fabricando para impregnarse de él en su maltrecha rodilla, Fréagulf prestaba atención a los sonidos del bosque. Todo parecía tranquilo, silencioso, como si una batalla a vida o muerte no se estuviera librando en esos momentos. Podría ser que la batalla hubiera terminado y que todos hubieran huido o muerto, pero el rohir no se fiaba. Además estaba aquella extraña oscuridad que lo cubría todo como la más profunda de las noches, sobretodo desde que la antorcha se había extinguido.

-Maldita oscuridad... parece una brujería. -Comentó más para si mismo que para su compañero tuerto.

Aquella oscuridad era extraña, bien era eso cierto, pero también era cierto que si servía para cubrir a los sagath también le cubriría a ellos y un buen explorador experimentado como Fréagulf sabía que eso bien era una ventaja para acechar sin ser visto.

-Parece que los enanos han regresado al claro. -Le comentó en voz baja a su compañero mientras este seguía trabajando en el emplaste. -Todo está demasiado tranquilo, voy a echar un vistado. Si por algún casual me sorprenden gritare para que te escondas. En tu estado es mejor que no te vean. - Puso una mano sobre el hombro de Temüdyin para obligarle a detenerse sobre un segundo en su labor y que le mirara a los ojos. - Si yo caigo eres la única esperanza que le queda a mi pueblo de recibir las noticias. Eres una valiosísima información, necesito que llegues hasta Buth Ailgra y les cuentes lo que sabes. Olvídate de esta lucha perdida y ve a allí, diles que Fréagulf Mediabarba te ha enviado, así te creeran. 

Fréagulf no quería ponerse todavía en lo peor, confiaba en sus dotes de explorador y en su habilidad natural para acechar entre las sombras. De todos modos solo iba a echar un vistazo por los alrededores no había porque ponerse tan drámatico, aunque si que había que estar preparado para ello.

-No te preocupes, volveré antes de que termines ese potaje tan rico que estás preparando. - Se retrasó un par de pasos de donde se encontraba y paró un segundo para escuchar el bosque, cuando comprobó que todo seguía en calma se dirigió hacía el Norte bordeando el claro y caminando con el mayor sigilo que pudo reunir. Trataba de mirar entre los árboles para ver si podía escuchar, o ver alguna cosa que le revelara información sobre el paradero de los Sagath y el grupo de los enanos.

Turno 714

El cabecilla de los sagath (#8) estaba bien armado con su lanza y su escudo. Esperaba a sus compañeros, a dos que se habian separado hacia el norte.

Miraba a todos lados, poniendo mas cuidado en las zonas arboladas, por si algun enemigo, que sabia rondaban cerca, estaba por alli.

RESOLUCION TURNO 714

Alli estaban, dos sagath. Practicamente podía alcanzarlos con solo adelantar su mano. Tambien podría haber lanzado su espalda y dejarlo sin tobillos, pero una de las cualidades de Ilidan había sido siempre la sangre fría y el no dejarse llevar por impulsos. Bien sabia lo que le hubiera aguardado si hubiese atacado. Un grito hubiera alertado al resto, que esperaba junto al claro. Ademas el segundo sagath hubiese terminado sin demasiados problemas con el numenoreano, herido como estaba.

No, la solución era mas sencilla. Casi lo habían pillado y se había logrado esconder bastante bien dadas las circustancias. Solo debía esperar y rogar a los Señores que no lo vieran, que pasaran de largo, o que se diesen la vuelta sin mas. Por ello se quedo completamente inmóvil, quieto como una piedra, como un simple bulto de tierra en mitad del bosque. Aguantaba la respiración, no la hubieran oído, pero el la aguantaba.

Unos segundos de larga espera y máxima tensión. El sudor frio aparecio en la frente de Ilidan, No podían verle, seria el fin. Apreto con fuerza su espada que semiescondida bajo su capa esperaba presta al socorro, tal vez, si lo veian, le sirvviera para intentar desviar, aun con la izquierda, los golpes de sus enemigos. ¿Hasta cuando? Ni siquiera sabia si alguno de sus compañeros lograría llegar hasta allí para socorrorle, incluso si llegarían a verle. No, no podían verlo…

Por fin los sagath se giraron tras hablar en voz baja entre ellos. Probablemente se dijeran que no era nada, que habría sido algún animal, el viento y que fuese lo que fuese seria mejor volver. Eran suposiciones claro. Ambos orientales se giraron y encauzaron sus pasos de vuelta a su grupo. Ilidan respiro tranquilo. Entonces fue cuando se acordó de Gondagal, su mentor, en todo lo que había aprendido de el, y de cómo le estaba sirviendo en esos momentos. Le dio gracias antes de recomponerse.

Perdio de vista, desde donde estaba, a los dos sagaths, momento en el que un ruido llamo la atención del montaraz. No sabia lo que era, pero escucho pisadas hacia el este. Le habían tendido una trampa, o quizás simplemente otra pareja hubiese ido a investigar hacia una dirección cercana. Ni se movio, tal vez tampoco lo vieran.

RESOLUCION TURNO 714

Bolgo pensaba en Elendur, en su muerte, en como el montaraz había fallecido. No le había visto hacerlo, pero sabia que lo había hecho luchando, luchando por la libertad y por la defensa de un compañero, que finalmente también resulto muerto. Por la memoria de ambos, Elendur y Valdir, el mediano solto la piedra. Tenia la vista fijada en su objetivo, uno de los sagath, el soldado que estaba mas a su izquierda. Giro con mas fuerza, uno, dos y con un rápido movimiento adelanto el brazo mientras soltaba la cuerda de cuero trenzado.

Gelion estaba demasiado concentrado como para atender lo que Bolgo hacia. Pero si vio como el hobbit lanzaba con su honda. El mago tenia en mente algo menos “contundente”. Tras haber pasado unos momentos concentrado en sus plegarias, vio la oportunidad. No era un hechizo altamente peligroso, pero si salía bien entretendría al enemigo. Se fijo en su cabecilla, o al menos en el que había estado dando ordenes y gritos. No se diferenciaba demasiado en el resto salvo por un pequeño penacho de crines negras que pendían hacia atrás de su yelmo. Sobre el descargo el poder acumulado, un poder que el propio Namo, el Juicioso, le había entregado, el poder de la decisión. Asi, con su varita en la mano, abrió los ojos aun mas y señalo al oriental.

Pero la piedra de Bolgo ni siquiera llego a salir de la honda, al soltar la correa la piedra se estrello con rotundidad en el suelo, a apenas uno paso delante del mediano, suerte había tenido de no golpearse a si mismo. Esto sorprendió al propio Bolgo que cada vez estaba mas convencido de que Elendur no quería venganza.

El jefe de los orientales tuvo que apoyar la lanza en el suelo y sostenerla con su cuerpo en esa posición para dejar libre su mano. Se froto la cara, sacudió la cabeza y sin saber lo que le ocurria volvió a coger la lanza. El sortilegio de Gelion no había surtido el efecto que el buscaba, el hombre había logrado burlar la magia del bosquimano, aun sin ser consciente de ello.

Dwalin estaba nervisoso. No sabia lo que hacer. El solo no podía enfrentarse a todos, y sus congéneres no daban señales de vida. ¿Habian muerto tal vez?. La cosa se ponía fea.

El oriental miro hacia el lugar por donde debían regresar sus dos hombres, en cuanto llegaran, y a juzgar por el nerviosismo, daría las ordenes precisas para comenzar el avance en busca del enemigo, poco podía salvarlos ahora si todos caminaban hacia Gelion, Bolgo y Dwalin. Pero algo los alerto mas aun, y algunos de ellos se giraron a la vez que aparecían sus dos compañeros, habían oído algo en su retaguardia.

RESOLUCION TURNO 714

Freagulf estaba en pie junto a Temudyin, le veía como preparaba su cataplasma con total constancia. Se sincero, necesitaba a Chaka, lo necesitaba para contar todo cuanto sabia a los suyos, para alertar de los nuevos enemigos que llegaban y preparar a todos para una batalla ineludible. Pronto todo Burh Ailgra estaría en plena lucha, lucha por la superviviencia. No era fácil pelear contra los sagath, eso lo habían visto. Claro que podían morir, pero sin duda eran grandes guerreros. Eso contando con que los que habían entrado en el bosque serian simples exploradores, una sencilla partida de exploración o de caza, Temudyin sabia bien lo que les esperaba. Agerridos guerreros, temerarios, amantes de la muerte en combate, sus creencias eran otras, y atrevidas sus acciones a causa de ello. Preferian morir que rendirse, matar muriendo antes de perecer en vano.

Freagulf dejo a Chaka en sus asuntos, apremiándole, instándole a que fuese a Burh Ailgra a alertar a los suyos, desconocedor de que el aspecto oriental de Temudyin bien le haría ganar una saeta clavada en su ojo sano en lugar de un recibimiento heroico del que arriesga su vida para que el resto se salve. Temudyin machacaba la hoja una y otra vez, se estaba cansando, la piedra que le servia de mano pesaba cada vez mas, la que servia de mortero se empapaba de la savia de la hoja, poco a poco la cataplasma iba tomando forma.

Por fin el ailgratha se puso en camino, dejo al tuerto machacando la roca y se dispuso a acercarse al linde del claro para echar un vistazo.

RESOLUCION TURNO 714

Los enanos se acercaron al claro y vieron lo que en el había. El cadáver de Gallindum yacia casi en el medio, en mitad de un barrizal que se había formado. Nomuy lejos de el Arlan, también muerto, tenia varias heridas en su cuerpo, la sangre teñia el agua a su alrededor.

Al norte del claro los sagath habían crecido en numero y estaban en formación cerrada. Se les veía mas nerviosos, miraban a todos lados, parecían esperar alguna sorpresa.

Draupner entonces decidió seguir rodenado el claro, en busca de sus compañeros. Avanzo entre las sombras, procurando no hacer demasiado ruido e intentando no acercarse demasiado pero manteniendo al enemigo a la vista. Hizo una señal para que Oin lo siguiera y se puso en marcha.

Oin, sin embargo, aunque si que entendió la seña de su amigo, decidió ir antes a buscar el arco que el sagath llevaba antes de morir, y asi se lo hizo saber a Draupner con un susurro que alerto en parte a los sagath. Uno de los orientales le pareció oir algo y no dejaba de mirar hacia donde Oin estaba. Ajeno a ello el enano volvio sobre sus pasos, busco entre los cadáveres y hallo el arco. Era un enorme arco compuesto hecho de dos tipos de madera. Tenia una peculiar forma pues en lugar de un semicírculo, como la mayoría de los que había visto, este se abria en las puntas y tenia mas pronunciada la curvatura. El enano no tendría problemas con el, era el que usaban comúnmente los orientales. Asi pues lo cogió se dispuso a volver al claro. Pero se dio cuenta que sin flechas nada podría hacer con el arco y volvió a girarse para quitarle al cuerpo el carjac cargado de saetas. Ya con ellas fue en busca de su compañero Draupner. Oin caminaba entre los arbustos, esquivando ramas e intentando no tropezar con raíces o agujeros. Al contrario que su congénere Oin avanzaba sin intentar siquiera amortiguar sus pasos o procurar que las ramas no se sacudieran. Seguramente todos los sagath lo hubieran oído, pero no era probable que también lo viesen. Eso propicio, aparte de alertar al enemigo, que Oin diese alcance a Draupner.

Ya juntos, su buena visión dio con Ilidan, que completamente agachado junto a un arbusto permanecia completamente quieto. El no parecía haberles visto, y fijaba su vista en dirección a los sagaths.

Turno 715

Cuando Freagulf llego al claro vio lo que había. Nada de luz. Sus ojos llegaron a ver un gran charco de agua en el que descansaban las antorchas apagadas, humedas e inútiles. Un charco que llegaba hasta su pies, que metidos en el barro se hudieron un poco. La luz de la luna iluminaba el claro a la perfeccion con su suave y fría luz. En la parte norte del mismo estaban los sagath en formación, casi en el mismo sitio donde los había dejado. Cuatro arqueros con cuatro soldados miraban a todas partes nerviosos. Sobre todo detrás de ellos, habían oído algo.

En ese momento aparecieron dos soldados mas que se unieron al grupo. En el centro del claro algo estremecedor. Un cuerpo muerto, un cadáver desangrándose poco a poco, era Gallindum. Tenia una flecha clavada en el cuello y su mirada vacia observaba sin parpadear el infinito cielo. No muy lejos de el, al suroeste del claro, la sangre Arlan, también sin vida, teñia la tierra empapada, tornándola de carmesí. Ambos enanos habían caído a manos del enemigo.

Turno 715 - Asalto 13

¿Quedaba esperanza? Comenzaban a acabarse los trucos. Su determinación se diluía conforme fracasaba una y otra vez. Dentro de poco sólo quedarían su rabia y su alma vacía.

Dwalin, a un par de metros, se rebullía inquieto. Gelion, cautelosamente se movió un metro hasta colocarse a su lado.

Coraje, maestro enano. Todavía seguimos en pie.

No podía creer lo que acababa de decir. Él dudaba de su destino pero por lo visto se negaba a que otros lo hiciesen.

Luego comenzó a hablar otra vez, sumido en las alas del arte, forzándose, vaciándose. Intentaba utilizar la varita de sauce una vez más. Iba a seguir necesitándola. Iba a atacar con contundencia.

Turno 715, Asalto 13

Oin observa a los Sagath desde la oscuridad. Hay muchos ojos centrados en él pero pocos le ven. Es hora de moverles...

Hace una seña a Draupner de que se mueva hacia Illidan y él va en dirección contraria esta vez sí intentando no hacer ruido hasta situarse a la izquierda del enemigo. Busca un buen árbol (gordo, que le de cobertura completa) y que le permita tener visión sobre los enemigos. Deja con delicadeza el escudo en el suelo y el martillo al lado, y parapetado tras el árbol carga el arco, se asoma y dispara sobre los sagath. Inmediatamente, se parapeta tras el árbol esperando la segura respuesta de los sagath y recargando el arco.

Turno 715

Aquel enano contra el que habían peleado hacía tan solo unos minutos, o lo que Fréagulf pensaba que habían sido unos minutos ya que el tiempo había pasado con celeridad durante los últimos acontecimientos, yacía muerto en el suelo junto con uno de sus compañeros: otro enano con el que Fréagulf apenas había interactuado. Lo sintió por ellos pero poco podía hacer, trató de buscar con la vista a los demás enanos y sus compañeros pero no parecían estar allí, aquello le sorprendió en gran medida. Sobretodo se preguntaba donde estarían Oin y Draupner, los dos enanos que habían luchado codo con codo junto al ailgratha. A al ver los cadáveres del claro, por un segundo la oscuridad hizo que creyera que se trataba de ellos, pero no parecía ser así.

Un extraño charco de agua había apagado las antorchas del suelo, Fréagulf trató de recordar si había llovido durante el combate o tal vez ya estuviera allí, pero no recordaba haber pisado suelo húmedo hasta aquel instante. Todos los razonamientos lógicos que pasaron fugazmente por su mente le parecieron improbables y no logró hallar una explicación lógica a tal fenómeno. Se preguntaba si la oscuridad que les había sumido a mitad del combate tenía algo que ver. Pudiera ser que fuera provocado por el apagón de las antorchas.

Fuera como fuese los sagath seguían allí casi al completo manteniendo la formación y no había ni rastro de sus aliados. Lo más probable era que hubiesen puesto tierra de por medio entre ellos y los sagath y pensó que hacer lo propio sería lo más inteligente. Aquel grupo no eran sus amigos, apenas los conocía y otras vidas más importantes para él dependían de su pronto regreso a Burh Ailgra, además parecía que ellos tampoco se habían parado en esperarles. 

Lentamente dio la vuelta y comenzó a andar por donde había venido de regreso con Chaka para informarle de lo que había visto y de sus planes para salir de allí. A fin de cuentas para él lo importante era regresar a su pueblo para que el tuerto les diera toda la información que no había logrado conseguir por su cuenta.

Turno 715, Asalto 13

La puntería de Bolgo había empezado a fallar en el momento menos oportuno, si es que había alguno que lo fuera. Quizá la oscuridad tuviera parte de culpa, pero el mediano sabía que no era del todo verdad. Quizá fuera la rabia que le cegaba, el recuerdo de Elendur que le volvía impreciso. Intentó serenarse. Agarró una nueva piedra y la acarició con mimo.

Vamos, Bolgo. Concentración.

Respiró con calma y cargó la honda para empezar a agitarla aumentando la velocidad progresivamente. Sí, era eso. Lo sabía. Fue consciente de ello mientras hacía girar la piedra sobre su cabeza. En los anteriores lanzamientos se había precipitado. El ansia de venganza le había nublado. Ahora lo veia todo más claro. Los sagath, su objetivo, la trayectoria de la piedra. No había duda. Acertaría una vez más...

Turno 715 (Asalto 13)

Draupner hizo un leve asentimiento a la indicación de Oín y caminó en dirección a Illidan, de todos modos, consciente de que este no se había percatado de su presencia y para evitar asustarle o un accidente, le susurró. - Illidan si les ves dispara. - luego continuó caminando en busca del resto del grupo. 

Era imprescindible organizarse para poder superar aquella situación y alguien, caído Gallidum, tenía que hacer de organizador.

Turno 715. Asalto 13
 

Ilidan respiró aliviado cuando vio como los dos sagath daban media vuelta y volvían hacia la formación, olvidándose de él. Había acabado justo de perder a los enemigos, cuando escucho unas pisada provenientes del este. No podía creérselo, acaso eran nuevos enemigos. Antes había optado por la acción más conservadora y esta había dado sus frutos, así que porque no iba a funcionar otra vez. Permaneció de nuevo inmóvil, aunque esta vez tenía girada la cabeza hacia la fuente proveniente del ruido.

Entonces escucho una voz que lo llamaba por su nombre, era alguien conocido, pero no lo veía, aunque sí que intuía por el timbre que sería alguno de los enanos, igual Draupner. Este le ordenaba que disparará contra el enemigo si es que los veía, y no le hubiera gustado nada más que seguir sus ordenes, es más no sabía porque el resto de sus compañeros y los desconocidos no estaban haciendo aquello mismo por propia iniciativa dada la situación actual del combate.

Pero no podía, aunque el enano lo había reconocido, no había podido fijarse, ya que su espada estaba semi-oculta entre sus capa, en el detalle de que la empuñaba con sus siniestra, porque tenía el otro brazo roto, lo que provocaba la consiguiente incapacidad de usar su arco.

El numenoreano pensó en seguirle, al menos así podrían organizarse mejor para un ataque colectivo, ya que ninguno de sus compañeros parecía decidirse a dar el paso por sí mismo. Aunque al final optó por no abandonar aquella buena posición, esperar un rato más para ver si la organización, necesaria, que quería llevar a cabo aquel enano surtía efecto y se materializaba en una ofensiva conjunta, a la que él también se uniría desde las sombras.

RESOLUCION TURNO 715
Asalto 13

Draupner apareció entre los arboles dando un pequeño susto a Ilidan. No era la intención del enano, por supuesto. Fue una rápida visita, pues el naugrim pretendía seguir rodeando el claro en busca del resto de compañeros. Se acerco brevemente a Ilidan y le insto a disparar su arco, parecía no recordar que el numenoreano había sido gravemente herido y su brazo permanecia completamente pegado al cuerpo en un intento de que se moviese lo menos posible. Draupner, tras sus palabras, continuo su camino. Ilidan no dijo nada, sencillamente permaneció en completo silencio, inmóvil. Seria de mas utilidad asi escondido que exponiéndose a una lucha directa en la que perdería fácilmente, dado su estado. Asi pues Ilidan quedo agazapado entre los arbustos al resguardo de la oscuridad.

Draupner continuo caminando, quizás se olvido un poco de hacerlo con la cautela que había tenido hasta ahora. Sea como fuere, se marcho desapareciendo entre los arboles y arbustos del pinar.

Al poco de salir Draupner, el enemigo, a una orden de su jefe, comenzo a avanzar. Mientras lo hacían fueron abriendo filas, intentaban descubrir a los que habían visto antes y hartos ya de esperar, se lanzaron al frente en su busca.

Turno716
Percepcion

Draupner aparte de ver lo que se acercaba el enemigo, descubrió también apenas a cuatro metros de distancia el cadáver de uno de los sagath. Tenia el cuello rajado y yacia bocarriba con los ojos cerrados, junto a un gran charco de sangre que había manado de su garganta.