Partida Rol por web

Turno 902

Draupner, a la cabeza y con la cuerda en la mano tiraba del resto del grupo, al que en general, por la tensión constante de la cuerda, parecía costarle mantener su ritmo, que tampoco era demasiado elevado pues el terreno embarrado no le permitían avanzar más rápidamente.

Las horas fueron pasando y el enano no cejaba en su empeño de avanzar lo máximo posible aquella noche. Eso implicaba andar hasta el amanecer, aquél sería el momento en el que pararan, no obstante cada cierto tiempo hacía una pequeña parada para descansar las piernas, sin embargo, la lluvia tampoco invitaba a detenerse durante demasiado tiempo, aún así estaba satisfecho por la distancia que estaban recorriendo hasta el momento.

El enano escuchó las palabras de Fréagulf casi a la vez que los primeros estornudos y le respondió – Lo intentaremos,  ¿conoces algún sitio que nos pille de camino de aquí al amanecer, que será cuando paremos, que posea una piedra o varias piedras para poder intentar hacer el fuego sobre ellas? No creo que lo consigamos sobre esta superficie embarrada. -

Turno 902

Groal caminaba desanimado, siguiendo al grupo. Tratando de caminar en esa escaza visibilidad, le era dificil mantener el ritmo, y peor considerando que tenía que tratar de guiar a su querido amigo Wyd. Más de una vez deseó haber escogido una ruta diferente, pero ya no había sentido en lamentarse. Ahora habría que preocuparse de tratar de mantener al grupo sano, puesto que un resfrío fácilmente podía agravarse rápidamente en esas condiciones, y un guerrero disminuido por la enfermedad era lo último que necesitaban en esos momento. Sólo esperaba que apenas pudieran, encendieran una hogera para poder ahuyentar la enfermedad.

Sin embargo ¿Y si no podrían encender una fogata? Groal pensaba en esta posibilidad, y empezó a reflexionar acerca de lo que podría hacer él para ayudar en caso de esta eventualidad.

Turno 902

La lluvia le golpeaba y estaba completamente empapado. No se notaba bien andando y desde hace ya bastante rato no se molestaba en simular los andares de Dorhand, sin embargo, iba encorvado igual que él del cansancio que llevaba. La túnica le pesaba muchísimo y empezaba a temer que no se había recuperado del todo de sus anteriores heridas. Casi no levantaba los pies y las botas llenas de agua por dentro y barro por fuera, le pesaban como nunca las había notado. Agarrado a la cuerda para poder avanzar intentaba sin éxito no tirar de ella, para evitar cargar innecesariamente con su peso a los demás. No hablaba, solo intentaba acompasar su respiración al ritmo que llevaba, pero ni concentrandose lo conseguía y eso empezaba a pasarle factura.

La lluvia le cala hasta los huesos pero eso no dificulta su andar. Se mantiene al final de la fila echando continuos vistazos en derredor y hacia atrás para ver si alguien es tan loco de seguirlos en esta noche de perros. Aunque no le importe demasiado le está empezando a cansar tanta lluvia y sería un buen momento de buscar una cueva o algún sitio en el que resguardarse y hacer fuego. Está claro que no todos van a aguantar hasta el amanecer con la que está cayendo...

Turno 902

Torció el gesto y miró hacía atrás sin convencerse demasiado. Negó con la cabeza y se pasó una mano por la frente para despejarla del pelo mojado que le molestaba en los ojos.

-No sé si andaremos mucho más de aquí al amanecer, Draupner. A este ritmo puede que lo único que encontremos sea más barro.- El agua, la poca visibilidad, caminar todos agarrados a una cuerda con paso lento, todas aquellas cosas les hacían avanzar muy despacio. Fréagulf conocía cada rincón de aquellas zonas, las había explorado mil veces, y por supuesto conocía cada escondite donde podía refugiarse. Pero no estaba seguro de que pudieran alcanzar algún punto seguro de ese momento al amanecer.

RESOLUCION TURNO 902
 

Decidieron continuar para ver si lograban encontrar algún sitio donde resguardarse de la lluvia. Alian y Freagulf no sabían de ninguno lo suficientemente bueno para tal efecto. El mejor sitio eran aquellas rocas, sin duda, pero estaban lejos de su alcance. Su única opción era encontrar algún árbol, de los pocos y solitarios que había a los lados del camino, e intentar improvisar allí algún tipo de refugio.

Continuaron caminando, ya bastante cansados como estaban. Por el camino no vieron ningún lugar donde poder descansar con un mínimo de comodidad. Al cabo de poco más de una hora, algunos no podían ya con su alma. Arrastraban los pies de puro agotamiento, llevaban once horas de caminata. Si, habían parado varias veces para recobrar el aliento y comer, pero  no podían tenderse en el suelo para descansar sin llevarse enteramente de barro. Todos estaban cansados, pero eran sobretodo  las últimas incorporaciones, Alian, Temudyin, Freagulf, e Yves, los que más sufrían junto a Groal, que también estaba agotado. Todos ellos poco a poco fueron retrasando la marcha. Freagulf y Alian tenían la posibilidad de subirse a sus caballos, pero sin embargo optaron por ir a pie, tanto mejor para sus caballos que estaban frescos pese al largo camino. El cansancio agudizo las ideas de Freagulf, que cayó en la cuenta de algo. Un poco mas adelante había un pequeño techado usado por los pastores, no era mucho, y tal vez ni siquiera estuviese en pie. Era una pequeña estructura de madera con tablones y ramas como tejado. Carecía de paredes y de un suelo propiamente dicho, pero podría servir. El ailgratha no tenía todas consigo. Ese improvisado refugio era alzado por los pastores que pasaban por allí toda la primavera y parte del verano. Después lo abandonaban para llevar a sus ovejas a refugio del frio. El abandono tuvo lugar en los últimos días del verano, hacia ya seis meses.

La lluvia pareció amainar por momentos, pasando a ser una llovizna corriente en lugar del aguacero que había sido hasta ahora. Fue un alivio y aunque aun caía copiosamente, todos agradecieron la tregua. Les permitía ver más allá de sus narices, no demasiado por la oscuridad, pero al menos podrían prescindir de la cuerda. Algo más alegres, pero tremendamente cansados, continuaron, esta vez guiados por los ailgrathas.

 En apenas veinte minutos se salieron del camino un centenar de metros. Allí, entre una pequeña arboleda formada por un grupo de cinco robles, estaba lo que buscaban. O al menos parte de ello. El tejado se había hundido, pero la estructura de madera permanecía bien sujeta a los troncos de los arboles pelados. El refugio de pastores estaba en ruinas, pero podrían improvisar algo. Tal vez con la lona embreada, las mantas y alguna cuerda, podrían hacer una techumbre lo suficientemente pequeña como para lograr meter a todos debajo. Otra cosa será hacer fuego, la unía madera disponible era la de los robles, o la del tejado caído, y toda ella estaba mojada.

Quedaba poco para el amanecer, una hora larga tal vez. Habían estado caminando toda la noche y estaban cansados, muy cansados, y lo peor de todo es que apenas habían logrado avanzar más de treinta kilómetros. Si esa lluvia seguía así, no llegarían jamás a su destino.

Turno 902

Fréagulf recordó entonces algo que no había tenido en cuenta ya que en circunstancias normales ni siquiera se le hubiera ocurrido refugiarse en una cabaña diseñada para guarecer ovejas y cabras. Pero en aquellos momentos cualquier cosa les valdría. -Alian, ¿no había por aquí un refugio de pastores?. - Le preguntó a su compañero aunque estaba bastante seguro de ello. -Sí, es en esa dirección. Vamos. No sé en que estado estará, Draupner, pero es mejor que el barro.

Afortunadamente la lluvia dio algo de tregua mientras caminaban hacía allí y pudieron andar algo más prestos, y lo que era mejor, ver más allá de sus propios pies. Por supuesto sus botas estaban tan inundadas de agua que los pies de Fréagulf continuaban chapoteando en su interior, y la ropa estaba tan calada que estaba seguro de que tenía empapados hasta los calzones. Pero, tal vez sacando fuerzas de flaquezas, lograron aumentar el ritmo ligeramente para llegar a la cabaña de los pastores.

Fréagulf estaba muy cansado y notaba el frío y la humedad en los huesos. Fue a avisarles de que ya veía la cabaña pero un estornudo que no pudo contener se le adelantó. No hubo falta decir mucho. Todos se encaminaron a la cabaña como si sus vidas dependieran de ello, y lo cierto era que seguramente todos deseaban guarecerse de la lluvia y descansar.

El techo estaba caído, Fréagulf se lamentó por ello pero tampoco se sorprendió. Aquellas construcciones tan rudimentarias cuya utilidad solía ser única y exclusivamente en los meses de calor estaban construidas de forma precaria y en invierno solían derruirse por acción de la lluvia, el viento o los desprendimientos. Lo cierto es que en parte esperaba ya encontrarse el techo en ese estado.

-Si la lona que habéis cogido es lo suficientemente grande tal vez podamos cubrir el techo. O al menos una parte. Puede que si afianzamos unas cuerdas en el exterior que mantengan en tensión la lona y... - Se interrumpió de pronto. -¡Aaaachú!- Tardó un par de segundos en reponerse y luego habló con la voz algo congestionada. -Si ponemos una de las tablas del tejado para elevar la lona por el medio evitaremos que el agua se acumule encima y acabe cayendo por el peso. -Sorbió por la nariz visiblemente incomodo.

Turno 903

Al enano le parecieron buenas noticias de Fréagulf pues ya dudaba bastante de que en aquella extensa planicie pudieran encontrar sitio alguno donde poder descansar un poco. Además, apenas si tenían que desviarse de su ruta, lo cuál era doblemente bueno.

Cuando llegaron hasta el pretendido camizo, quedó algo decepcionado. Estaba claro que no esperaba que una construcción provisional hecha por humanos durase siglos, como ocurríría si los de su raza la hubieran hecho, pero sí que esperaba algo más de aquella joven raza. No obstante no dijo nada, ya estaba la noche bastante gris como para rebajar aún má los ánimos, así que trató de ser positivo.

Una vez que todos estuvieron allí recogió la cuerda y la ostuvo durante un momento mientras observaba con detenimiento el panorama - Bueno señores esto tiene mucho potencial, a ver si somos capaces de sacudirnos el cansancio de encima por un momento y conseguimos hacer un buen trabajo aquí. - dijo en voz alta para intentar animar un poco al resto. -

Luego le tendió la cuerda Gelión y le dijo - Marga Bolgo y tú, extender la lona. Mídela con la cuerda para saber exactamente su longitud y cuantos cabemos debajo de ella. Luego, atad fírmemente cada una de las 4 cuerdas a cada uno de los extremos. -

- El resto, tenemos que limpiar la zona del techo. Apartad las ramas con hojas a un lado y las tablas rectas empezad a colocarlas a modo de suelo. De ese modo evitaremos el contacto con el barro. - añadió mientras él mismo se ponía manos a la obra.

Estuvo pensando en la idea proporcionada por Fréagulf de poner un mástil para evitar que se acumulara el agua, sin embargo no había un madero tan largo que pudiera realizar tal función, así que tendrían que tensar bien la lona y darle un poco de inclinación para que el agua resbalase por uno de sus lados y no se acumulara encima, evitando también de ese modo que calara, y así lo explicó para que todos aunaran esfuerzos e ideas en tal sentido.

La tensión la lograrían pasando las cuerdas por la estructura fija y uniendo las cuerdas entre sí con nudos corredizos, de tal forma podrían centrar la lona en la estructura y darle tensión. Luego podrían emplear las ramas con hojas para apoyarlas en la lona y en la estructura fija para conseguir una mayor area de protección frente a la llluvia.

El tema del fuego era otro asunto que debían de tratar. Y nada baladí, a juzgar por los primeros estornudos que ya se empezaban a escuchar en medio de la noche. Estaba claro que debían de encenderlo encima de los maderos puesto a modo de suelo, sin embargo sin nada lo suficientemente seco que prender sería una tarea más que difícil para la yesca y el pedernal. Con un poco de suerte, los tableros del techo que habían quedado debajo estuvieran más secos que el resto y así se lo hizo saber a los demás para que los separasen. Luego, con un una espada o un hacha podían cortar alguno de los maderos más gordos y hacer virutas con un cuchillo de la madera de la parte central. Quizá estuviera lo suficientemente seca como para hacer que prendiera. Pero en definitiva todo dependía de la suerte.

Todavía era de noche y llovía, con lo que no estaba excesivamente preocupado por que les pudieran encontrar, sin embargo en cuanto amaneciera había que volver al sistema de guardias.

Turno 903

Agotado como estaba, fue un rayo de luz, las noticias que trajo Freagulf.... algo mas animado nos encaminamos hacia el refugio, ... al llegar la visión era cuento menos lastimosa, pero era algo mas que nada.... todos empezaron a arrimar el hombro. Nuestro guía comento de poner un mástil, pero no había nada útil pata tal fin.... y si atamos en el centro de la lona una soga y del otro extremo a una rama, así el agua no se quedara en el centro y no terminara por calar, podemos a su vez algunas mantas o las capas que llevamos extendidas en los laterales, para evitar la entrada de algo del aire y del agua ....

Hacer fuego seria otro cantar, era casi imprescindible, pero dadas las circunstancias haría falta casi un milagro, no solo para encenderlo, si no para poder mantenerlo encendido.......

... a riesgo de necesitarlas mas adelante...sopese unos segundos... si alguien tiene mas pericia que yo, podria darle la mitad de mis flechas, para iniciar el fuego, otra cosa sera como mantenerlo vivo...... me aproxime hasta los arboles, esperando encontrar alguno hueco, donde poder rascar parte de esa madera podrida, y usarla a su vez como ayuda para iniciar la hoguera, por lo menos algo mas seca si estaria.... o incluso alguna de las llagas del arbol, si habia podido producir algun tipo de resina que pudieramos usar para el mismo fin....

COFFF COOOOF COFFFF, esta tos me esta matando, pensé en voz alta....

Turno 903

La situación cada vez le parecía mas complicada y empezaba a notar que el cansancio le podía. A eso se le sumo una especie de presión interna en la nariz y el entrecejo y un constante moqueo que al principio intentaba evitar que saliera de su aguileña nariz sorbiendo cada poco rato. Esto no le ayudaba para nada y notaba que empezaba a sentirse débil por ello al rato no se preocupo y lo dejo resbalar.

Entonces fue cuando Fréagulf recordó la existencia de la cabaña y esa noticia de la posibilidad de algo de refúgio pareció darle fuerzas pasa seguir avanzando aunque estas fuerzas duraron lo que tardaron en llegar al refugio. La estructura parecía estar en buenas condiciones pero el techo se habia derrumbado.

Entre el cansancio y el malestar que empezaba a notar no podia pensar en la mejor forma de ayudar, pero se puso a ello apartando y separando lo que en un tiempo atras habia sido de techo.

Cuando hubo un silencio aprovecho para decir: - Quisass loss dueñoss no quierran, perro sse podrrían ussarr lass brridass y rriendass de lass monturass parra unirr lass mantass y la lona y assi consserrfarr lo máss intactass lass cuerrdass. A mi no me imporrtarría sederr la túnica, perro...- no terminó la frase dando a entender que aquello pondría fin al embuste, aunque él llevaba rato cansado de aquella prenda que le pesaba como una condena.

Turno 903 II

Lo cierto es que para poder intentar hacer fuego, lo primero es tener un lugar seco para iniciarlo, y luego material para prenderlo y mantenerlo... El material para iniciarlo, aunque he visto hacerlo con un arco de menores dimensiones, podríamos intentarlo con este y una flecha para hacer la fricción, sobre algún trozo de matera del techo o algo, pero a ser posible lo que este mas seco, con el primer tizón, necesitaremos algo de Yesca o un sustituto, paja seca, algún tipo de tejido o incluso un mecho grande de pelo. Las otras flechas serian para que inicie el fuego y empiece a tener fuerza, pero será necesario, tener algo de madera lo mas seca posible para poder hacer que prenda, y estar muy atento a este para avivarlo y que no se apague.

Tomemos todo lo que creamos pueda ser usado como leña y pongámoslo desde ya a cubierto, para que no siga mojándose esta. Tardaremos un rato largo en iniciar la hoguera. Porque nadie tiene una lampare de aceite, o velas, resina o algo de utilidad, mire de soslayo a Gelion, quien parecía poder tener alguno de estos "exóticos" objetos.... "exoticos" objetos....COOF COOF

Turno 903

Groal tenía frio y estaba empapado hasta los huesos. Afortunadamente, gracias a su herencia, estaba recubierto de tanto pelo que, aún sin estar en forma de oso, tenía casi tanto pelaje como uno, cosa que agradecía. Sólo podría imaginar lo que estarían sufriendo el resto de sus compañeros, quienes no tenían la protección de la que él disponía.

Mientras reflexionaba sobre estas y otras cosas, el grupo se comenzó a encaminar hacia un lugar donde refugiarse un poco de la lluvia y, si era posible, a intentar hacer una fogata para ahuyentar al frío. Como Groal no tenía mucha experiencia en ese tipo de labores, en principio no supo qué hacer. Sin embargo, pronto se dio cuenta que su talla y su fuerza serían de ayuda. En una labor dificil como esa siempre era bienvenida la ayuda de un hombre corpulento, de la misma manera en que recibieron con alegría su ayuda los almadieros.

Tan pronto como Groal entendió esto, fue a dejar a Wyd en un lugar seguro y lo más protegido de la lluvia que era posible, y se encaminó a ayudar al grupo a armar campamento.

-¿En qué puedo ayudar?- Preguntó Groal.

Turno 903 Gelion cogió la cuerda que le daba Draupner pero su evidente torpeza sólo parecía estar retrasando al resto por lo que desistió pronto de ayudar y se dedicó a algo que pensaba que se le daba bien. Normalmente encender un fuego para él habría sido muy fácil hasta el punto de que pensaba que podría hacerlo con los ojos cerrados. Pero en aquellas condiciones no era posible. Simplemente la humedad del ambiente convertía la tarea en casi milagrosa. La yesca y el pedernal que tenía no conseguían hacer nada salvo pizcas de luz. Estuvo a punto de tirarlo todo debido a la frustración. Luego pensó que quizá alguien supiese hacerlo mejor que él. ¿Quien quiere probar con esta yesca y pedernal?

Turno 903

Al ver la estructura y la falta de recursos en los alrededores, Ilidan ya intuyó que el trabajo que les quedaba por delante si querían descansar sin soportar más la lluvia y calientes iba a ser arduo. Era de la opinión que podía aportar más en intentar encender un fuego que en construir una techumbre, pero estaba más que claro que para ponerse con la primera tarea primero debería ayudar con la segunda.

Al principio simplemente iba ayudando en la construcción del techo según y conforme los demás  iban exponiendo sus ideas: atar una cuerda en el centro de la lona embreada por un extremo y el otro a una rama; y otros cuatro sogas a sus extremos para construir una especie de carpa. Pero aquello era insuficiente debían de hacer más, fue cuando le vino la idea de como unir las mantas a la lana embreada y dar aun más rigidez e impermeabilidad al techo. Debían de deshacer algo de trabajo, pera era la mejor opción, al menos en su opinión.

La parte de atar la cuerda central a la rama quedaría igual, asegurándose que la tensión era suficiente y que ese elemento no fallaría al darle muchas vueltas en la rama, pero aparte en esa parte de la lona se llevarían  las cuerdas de las cuatro esquinas previamente pasadas  y tensadas por uno de los travesaños mientras que ascendían hasta tal posición conformando un entramado tensado de diagonales únicamente en la parte que iban a cubrir luego las mantas, y debajo de estas apoyadas en el entramado ramas con hojas. Los nudos, tanto de los extremos de la lona como de las mantas, se podrían hacer durante el entramado o en el tramo anterior a pasar las cuerdas por los travesaños. Con aquellos cambios pensaba aprovechar mejor de los recursos de los que disponían, ya que sino iba a sobrar mucha cuerda, pues tampoco podían permitirse el cortarlas.

Cuando iban a asegurarse que todo estaba bien atado y tensado, y a dar el último toque al techo poniendo las ramas. El numenoreano les pidió a los que se encontraban construyendo el suelo con ramas y tablones, que fueran haciendo astillas los más secos de estos últimos.

Ahora venía la parte complicada, encender el fuego en tales condiciones, pero sobre todo mantenerlo. Espero a comprobar que la estructura que habían creado resistiera, y que no hubiera goteras importantes, pues no pensaba malgastar energías. Tras el intento de Gelion, el edain le tomó el relevo.- Deja que lo intente yo...Con la yesca me vale, tengo mi propio pedernal.- Primero, creó una estructura, donde colocaría la yesca, formando un cuadrado con dos diagonales con las astillas más largas sobre uno de los tablones del suelo. Luego, intentó hacer prender a la yesca mediante el uso de la daga como eslabón, que raspaba contra el pedernal para conseguir producir chispas.

Una vez que consiguiera una llama, tenía pensado ir poco a poco para mantenerla, y que esta no fuera muy volátil por sí misma. Cogería entre sus manos la yesca con cuidado, y soplaría muy flojito hasta obtener una llama que fuera lo suficientemente estable para su traslado hasta la estructura. Luego iría aportando material poco a poco, empezando con astillas muy finas y quizás flechas formando un tipi; después con trozos de troncos, los más secos, cortados como el melón y a los que previamente se les habría de quitar la corteza que era la parte más húmeda, y finalmente iría ascendiendo en la colocación de ramas medianas y troncos descortezados de mayor tamaño. Sin olvidar de avivar el fuego, con pequeños soplidos o mediante la agitación de la mano abierta, durante todos los pasos, si es que fuera necesario.

Turno 903

Maldita lluvia... - murmura Oin mientras caminan hacia la cabaña. Se queda un tanto pasmado por la ruina que se abre ante sus ojos; pero mas vale eso que nada...

Observa las dimensiones y estima que entrarán sin problemas... otra cosa será el tapar el techo para evitar la lluvia.

Todos empiezan a dar ideas así que se dirige a Draupner.

- Una esquina aprovechar... el agua por los laos evitaremos... inclinao al centro p'que escurra... - comenta.

La idea es aprovechar una esquina del edificio, a ser posible la menos dañada, para colocar la lona encima y que ocupe la mayor superficie posible. 

- Ramas cortar... aprovechar... techo más grande... paredes... - el resto lo comunica por señas.

Hace las señas de apoyar las ramas desde los lados hasta la lona para aumentar un poco la superficie y colocar ramas verticales desde el suelo a la lona.

Cuando ve a Illidan encender el fuego, se acerca y sacando su cuchillo del cinto, corta un trozo de su barba y lo usa para que Illidan inicie el fuego. Luego, corta un trozo de su manga para ampliar la tenue llamita y lograr una llama un poco mayor a la que poco a poco añadir algo más de tela, astillas de madera y...

Se acerca a Gelion.

- Conjurador... ¿aceite o papel tener? - comenta señalando el pequeño fuego.

Si Gelión tiene a buenas ceder un papel podrían intentar ampliar el fuego mientras añaden astillas...

Turno 903

- Cortemos un par de metros de cuerda, si la deshilachamos obtendremos varios cabos mas finos para atar entre si las mantas, de ese modo no perderemos nada de cuerda. - añadio Dwalin mientras ayudaba a sostener los tirantes

Turno 903

- Yo tambien tengo algo de yesca - dijo extrayendo un puñado de pajas secas y una maraña de ramitas muy finas. - Si logramos hacer un fuego medio decente, podria hacer alguna infusion. Tengo algunas hojas que nos podrian servir para no enfermar. - era una buena noticia.

Asintiendo las palabras de Marga... ciertamente caer enfermo nada mas emprender el viaje, no solo podría ser peligroso... si no fatal, pues estamos lejos de un lugar adecuado para tratar cualquier afección, y si somos sorprendidos... no quiero ni pensarlo... estaba claro que mis palabras eran algo obvio, pero no estaba de mas en decirlas en voz altas pues en ocasiones hasta yo mismo, lo mas claro era lo mas difícil de ver, si no te lo decían.

Tomar, aquí dejo 10 de mis flechas*, espero sean suficientes para iniciar el fuego, aunque si las untamos con algo de grasa, aunque sea la del tocino de las provisiones, algo mas duraran.....

RESOLUCION TURNO 903

La lluvia había aminado un poco, pero no lo suficiente como para estar realmente cómodos. Seguía cayendo con rabia y en cantidades ingentes, anegando el terreno, ahogando las briznas de hierba que se extendían por los alrededores. Se desviaron del camino, no demasiado, un centenar de metros, pero lo suficiente como para ser conscientes de lo complicado que hubiera sido ir campo a través. El barro fuera del camino cedía antes las pisadas, obligando a hundir el pie en el terreno. Los caballos, mas pesados, tenían el mismo problema haciendo del avance algo tedioso y molesto. Pero al fin llegaron al lugar que Freagulf les había señalado, un derruido refugio de pastores.

Era una estructura de madera, formada por cuatro postes de medio palmo de diámetro, que se clavaban en el suelo. Parecían ser recios y llevar allí mucho tiempo. Dos de ellos se habían clavado a dos de los troncos de los robles que había alrededor de la cabaña. Cinco hermosos robles, deshojados en esa época del año, que  creían fuertes unos junto a otros. Entre las cuatro columnas de madera, había unas gruesas viguetas de madera en buen estado, que unían todo, creando un espacio de cuatro metros de largo, por tres de ancho. Esa era la parte sana del refugio. Carecía de techo, estaba caído en el suelo. Ese techo lo habían formado varios tablones separados que cruzaban de un lado a otro de la estructura de madera, en su parte más corta. Después había sido cubierto con ramas de roble que algún día tuvieron las suficientes hojas como para dar una sombra decente en la que resguardarse. Nunca había tenido paredes, pues estaba más destinado a protegerse del caluroso sol de la primavera y el verano, que a los rigores del frio invierno. Era un panorama desolador, allí nunca podrían hacer un fuego medianamente decente en el que calentarse y cocinar.

Amedrentados, cansados, empapados, no duraron en ponerse manos a la obra, había que techar la estructura y hacer ese fuego. Entre unos y otros pronto tuvieron una idea de cómo hacerlo. Todo giraba en base a la lona embreada, la única que no calaría. Bajo ella podrían llegara a prender el fuego. Fue la primera que colocaron, en el centro, tensando sus cuatro puntas contra  cada una de las esquinas. La lona no alcanzaba para cubrir todo, pero al menos en el centro ya había un sitio donde el agua no caía. Decidieron usar mantas y cuerda para ampliar las partes que la lona no alcanzaba a tapar. Con un poco de cuerda, que deshilacharon en varias hebras, fueron cosiendo a base de nudos las mantas a la lona, haciendo pequeños agujeros en ambas para pasar el cordel por ellos. Así, una hora después tenían ya una techumbre. Pero haría falta algo mas. El agua se empezaba a acumular en el centro, en la lona impermeable y las mantas, a coger demasiado peso, tanto que todo amenazaba con caerse. Pusieron varios de los antiguos tablones de nuevo, reforzando la estructura que ahora había hizo falta algo más de cuerda para atarlos con fuerza e incluso reparar alguno que estaba partido. La cosa mejoro bastante, pero aun seguían creándose balsas arriba. Una buena idea tuvieron al atar una cuerda en el centro de la lona, y hacerla pasar por una rama alta del roble. Al tensar, consiguieron una cierta inclinación del techo a modo de cono, algo que les aseguro, junto a otros pequeños mástiles que fueron colocando, que el agua escurriese hacia el exterior y no cediese el tejado bajo el peso del agua acumulada en el. Más tarde, había pasado ya casi una hora, fue cuando comprobaron que el espacio que les quedaba no era mucho, y que necesitaban un poco más. Fue cuando decidieron cortar algunas ramas e irlas colocando a modo de alero, no pusieron demasiadas por miedo al peso que cogería semejante obra arquitectónica, pero las suficientes como para que con las pocas mantas que les quedaban, pudiesen agrandar ese tejado. Incluso se permitieron el lujo de colocar algunas ramas mas en el lateral por donde azotaba el viento.

Groal era grande y fue de mucha ayuda para llegar a los sitios más altos. Los enanos tensaban fuertemente las cuerdas, mientras Ilidan, Freagulf y Alian ataban los cabos a la madera y entre las mantas. Marga, Oin y Dwalin cortaban madera para crear los mástiles, mientras Bolgo, más pequeño y ligero, trepaba por las ramas para asegurar los nudos más inaccesibles. Yves y Temudyin, mano a mano, preparaban las mantas y sujetaban aquí y allí, siendo claves junto a Ilidan y Oin, en los detalles finales que dieron más consistencia al conjunto.

Dos horas más tarde, terriblemente cansados, dieron por terminada la choza. Entrarían todos debajo, protegidos de la lluvia, los caballos quedarían fuera, no les importaba mojarse. Si se tumbaban todos en el suelo, que había sido muy pisoteado, lograrían pasar una noche relativamente tranquila, aunque muy húmeda. No habían podido poner nada para aislarlos del suelo, salvo las ramas viejas y podridas que antaño fueron el tejado original, no era suficiente.

Después vino el fuego. Eso sería difícil de conseguir. Ilidan y Gelion se esforzaban en tratar de encontrar cosas que prender. Tras varios intentos, pedernal en mano y desperdiciando algo de yesca, echaron mano del sosiego y el sentido común. Mientras algunos hacían astillas, tan pequeñas como podían del centro de los troncos más grandes y por tanto menos húmedos, Ilidan preparaba una buena estructura en la que meter la yesca ya prendida. Varias flechas, un total de trece, fueron partidas y amontonadas a modo de cono. Dentro pequeñas ramitas, muy mojadas yacían a la espera de secarse. Por encima de las flechas se amontonaban otras ramas cada vez más gruesas. Tenian yesca, que prendería fácilmente, pero no era suficiente. Con sumo cuidado, Ilidan sujeto la yesca de que disponían entre sus manos, mientras el mago uso la daga a modo de eslabón para soltar chispas sobre esa yesca. Prendió sin dificultad. Ilidan soplo suavemente, cada vez más fuerte hasta que una pequeña llama apareció. Entonces metió la yesca en el hueco que había dejado en la hoguera y soplo más suave para avivar la llama. Pero no parecía que las ramas más pequeñas fuesen a prender. Entonces Oin, Draupner  y Temudyin, empezaron a dejar caer parte de esas astillas de madera que habían estado cortando antes. Esas astillas comenzaron a humear de húmedas que estaban, pero aun no prendían. La yesca comenzaba a exinguirse cuando Oin corto un poco de su barba y la coloco sobre la agonizante yesca, avivándola al momento y produciendo un nauseabundo olor a pelo quemado. Tras eso añadió un trozo de su propia manga que a punto estuvo de ahogarlo todo. De haber estado seca la tela habría conseguido el propósito que Oin pretendía. El fuego se extinguía y no podían hacer nada.

Un último y desesperado soplido de Ilidan, consiguió encender algunas astillas. Un minuto después las saetas ardían  en una fuerte llama que pronto perdería fuelle si no era alimentada. Enseguida acercaron los troncos de los que habían extraído las astillas, dejando hacia el fuego su cara interior. Media hora después tenían un humeante fuego con un buen pedazo de madera que se iba secando poco a poco. Colocaron otras ramas cerca para que fuesen cogiendo calor. Habían conseguido fuego en las que, probablemente, eran las perores condiciones para hacerlo.

Habían pasado más de dos horas desde que llegaron hasta que pudieron echarse a descansar. Dos horas en las que habían tenido que darlo todo, aun estando cansados. Algunos presentaban los primeros síntomas de un resfriado. Se acomodaron y se dispusieron a pasar la mañana descansando. El sol comenzaba a salir, pero no iluminaba más que las grises nubes que aun descargaban su agua sobre el techo, que aunque había quedado bien, tenía algunas goteras.

El fuego ardía con fuerza, disponían de la madera de roble necesaria para mantener el fuego toda la mañana, siempre y cuando se fueran calentando los troncos cerca del fuego antes de echarlos en la pira. Acurrucados, cada uno fue colocándose todo lo cerca que pudo de las llamas. Los troncos que se colocaban para secar, desprendían un vaho resultado del agua evaporándose. Los leños que se iban metiendo en el fuego soltaban un blanco humo que se alzaba hacia el cielo escandalosamente. Por suerte con la lluvia pronto desaparecía, y con tanto agua no se vería desde muy lejos. Pasarían la mañana maldurmiendo, tirados sobre el barro, para después emprender de nuevo la marcha.

Marga habia colocado un pequeño cazo metalico en el fuego, y calentaba agua en su interior. Despues añadió varios condimentos y hojas al agua para hacer su infusión. Pronto estaría preparada. Junto a ella, el resto trataba de acomodarse en sus mantas, que poco a poco comenzaban a empaparse con la humedad del suelo. Seria una noche de perros.

Turno 904

Siendo de día como era, y  amainando la lluvia, pedí a pesar de estar exhausto, la primera guardia, con la esperanza de poder descansar de un tirón el resto de la mañana.....

Si os parece bien yo haré en esta ocasión la primera de las guardias, pues siendo ocho, sin contar a Marga ni al Maestro herrero, podremos hacer por lo menos una guardia cada hora mas o menos, los que mas necesitan descansar son los convalecientes y los que se están acatarrando, eso si a Draupner le parece bien claro.

En cualquier caso necesitaremos estar aquí algunas horas, y si es posible que alguno cace algo fresco para el almuerzo mejor que mejor, si no tiraremos de zurrón y listo.