Partida Rol por web

Rusita lo reventó contra una pared, pero el muy cabrón se revolvió y nos trató de incinerar. Dentro de mi armadura me iba a cocer como en una olla express. 

—¡Cabrón! ¡Veníamos en son de paz para llevarnos la Corona de Atlantis para combatir a los cabrones estelares! ¡Ahora vamos a tener que matarte!

Disparó al tipo con ganas de atravesarle el pecho. Por fin sus armas comenzaban a funcionar y no sólo a aparentar ser unas linternas. 

Primero Videshee, después Worm, y ahora Templario. Las armas integradas en la armadura del Omega acorazado impactan en el sacerdote, y éste vuelve a caer al suelo.
No obstante, como si de una película de humor se tratase, se vuelve a levantar una vez más. Está claro que algo le protege, o no habría podido aguantar tanto castigo. De hecho su llamativa túnica está intacta pese a todos los disparos recibidos. Eso y quizás algo más parece ser que es lo que le mantiene en pie...De momento.

Roxanne no parecía estar en su mejor momento durante las últimas misiones que había tenido con el grupo. La última vez la habían cosido a balazos y esta vez una enorme bola de fuego casi la mandó al otro barrio, pero por suerte era una mujer dura. Notaba que toda su piel ardía por el lametazo de las llamas y su enfado iba en aumento. 

-Hijo de puta... si me muero pienso llevarte conmigo...

Tras decir esas palabras, la guerrera se lanzó a la carrera con la intención de atacar al protector del lugar, aunque no todas las tenía consigo. De hecho cuando llegó hasta él se encontraba demasiado cansada y su golpe falló miserablemente. 

Finalmente la única realmente herida por la explosión de fuego verde del sacerdote había sido Roxanne. La cual a pesar de sus heridas se había lanzado tozudamente contra su enemigo tratando de desmembrarlo. Pero las protecciones misticas que parecía tener lograron que ni le tocara.

Riendo a carcajada limpia, el sacerdote intensificó el fulgor de las llamas de sus manos y trató de tocar a la omega salvaje. Pero de repente algo sucedió. Algo que hizo que Roxanne le mirara con una sonrisa muy cruel.

¿QUÉ?

Las llamas de sus manos se apagaron. El halo de energía que parecía envolverle se apago. Incluso los colores tan intensos de su túnica parecieron flojear por un momento.

El resto de omegas no estaba muy seguro de lo que había pasado. Pero podían darse cuenta que no era nada bueno para el atlante.

—¿Que hostias pasa? ¿Se acaban los poderes? —dijo Templario— No, no te preguntaba a tí. Tú muere —ordenó mientras le disparaba. 

Que cosa tan extraña había pasado, pero no se iba a quejar, sino que lo iba a llenar de agujeros. 

Parecía que a aquel tío se le habían fallado las pilas, lo cual, viendo lo cabrito que era nos venía estupendamente bien porque ya había dejado claro lo duro de roer que era. 

Esta vez sí que moví a la mano, aunque fue más un tema de concentración que otra cosa y traté de cogerlo y después aplastarlo un poco. Con un poco de suerte en aquel momento sería más efectivo que volver a lanzarlo contra alguna pared. 

Cuando Roxanne sintió que el hombre acercaba hacia ella su mano con la intención de acabar con su vida sintió un desagradable cosquilleo en el estómago, algo muy similar a cuando se había encontrado bajo la superficie siendo un conejo de pruebas de unas mentes enfermas.  Lo desagradable de la situación se transformó en una sonrisa en sus labios al ver que algo se apagaba en él mientras que en ella se encendía.

-Parece que hoy no es tu día. Es normal, la suerte nos abandona en el mismo instante en el que se da cuenta de que vamos a morir.

Aprovechando su situación y tras ver que sus compañeros seguían en el combate, la guerrera lanzó dos zarpazos con la intención de atacar a su adversario. El primero de ellos se desvió como producto del dolor que sentía en sus heridas, pero el segundo fue directamente a destrozar el pecho de su adversario con una furia incontrolable.  La omega tenía que devolverle el favor que le había hecho achicharrándola viva. Faltaría más.  

Al parecer el sacerdote atlante había logrado mosquear un poco de más al grupo de omegas.

Los disparos de Templario hicieron caer una vez más a su enemigo. Pero en esta ocasión no se levantó, al menos no lo hizo solo. Videshee lo agarró con su telekinesis y lo agitó como si fuera una cocktelera "acariciandolo" contra la pared y el suelo indistintamente. Quizás si eso hubiese sido todo habría logrado sobrevivir, pero cuando miró arriba se encontró con una Roxanne muy furiosa que se lanzó a por él todo garras y salvajismo.

No era una visión particularmente agradable, pero no era nada que el grupo no hubiese visto ya más de una vez. Era una manera con la que la joven tendía a terminar más de una "discusión". Quizás alguien se lo tendría que señalar, o quizás no.

Sea como sea el sacerdote había muerto, con sus últimos estertores había alargado la mano hacia las figuras del fondo. Como si quisiera rogarles alguna cosa. Más éstas ni se inmutaron. El silencio volvió a adueñarse del templo mientras la respiración de todo el mundo, debido a la adrenalina, se iba normalizando.

Templario aprobó el salvajismo de Roxanne, era lo que se merecía. 

—¿Pero qué te creías que era esto, maldito mago submarino, una partida de Dragones y Mazmorras? Ahí lanzando bolas de fuego como un gordo barbudo comedoritos...

Luego se acercó a Roxanne. 

—Necesitamos curar esas quemaduras antes de que vayan a peor Garritas... dejame extenderte algo de crema...

Lo primero era lo primero y ahora que nos habíamos deshecho del cabronazo del fuego verde, lo mejor era que curáramos nuestras heridas tal y como decía templario, porque sino, como apareciera otro de estos, nos iba a dejar hechos un trapo. 

- Si la empiezas a dar cremita, se te van a olvidar sus heridas. - Ni que no conociéramos ya a Templario. 

Me acerqué a Roxanne, que sin duda, era la que peor pinta de todos tenía en aquel momento. 

- Puedo intentarlo de nuevo.. pero ya sabéis que no soy una experta en esto... 

Como siempre, esperé a que me diera permiso, pues Roxanne imponía un poco como para tocarla sin consentimiento y después, traté de echar un vistazo a esas heridas, a ver si podía hacer algo por ella. 

El sacerdote cayó muerto tras los numerosos y contundentes golpes de sus compañeros. Pero no era cuestión de arriesgarse. Además, Worm también quería su parte de diversión. Así que, se acercó al cadáver y, acercando el cañón de sus dos pistolas a pocos centímetros de la cara del atlante, vació el cargador, dejando únicamente una pulpa sanguinolenta donde antes había un rostro. Worm giró el cuello de izquierda a derecha, observando al muerto desde distintas perspectivas, para no dejar escapar un solo detalle y confirmar que estaba en lo cierto. Definitivamente estaba ahora más guapo.

Templario preguntó a Roxanne si podía aplicarle alguna crema para curar sus heridas, o al menos aliviarlas algo y Worm se preguntó quien sería el que, tras ese tratamiento, fuera a aliviarse más de los dos. Fuera como fuera, él no quería quedarse sin la oportunidad de masajear semejante cuerpazo. Pero entonces la rusa se adelantó y el villano supo que era mejor no meterse. Dejarla hacer sin inmiscuirse era posiblemente la mejor garantía para no encontrarse de repente él con una piedra golpeando repetidamente su cabeza.

El caso es que Videshee parecía saber lo que hacía y, de esa manera, a Worm no se le presento oportunidad para ofrecerse a ayudar.

Se giró hacía el hombre de metal.

– ¿Y bien? ¿Qué te duele a ti?

El combate acabó con el cadáver del sacerdote despedazado por el suelo y con una Roxanne en las últimas.  Tengo que pedir un ascenso con aumento de sueldo incluido. Joder, este trabajo no incluye seguro médico ni vacaciones. Me iba mejor robando y pegando palizas por placer- tenía que reconocer que en esos momentos le dolían hasta las pestañas, pero resultaba cierto –al menos en ella- que los bichos malos no morían.

La omega se levantó haciendo un gran esfuerzo y apretó sus labios con desaprobación al notar que las quemaduras le tiraban de la piel.  La primera voz que oyó fue la de Templario al que le dedicó una mirada que mezclaba su furia natural con el dolor que estaba pasando. Por suerte la broma de la rubia hizo que a Roxanne se le olvidara un poco que había estado otra vez a punto de palmarla y que se riera durante unos segundos.

-No pierdes oportunidad de meter mano, pero luego cuando me acerco yo me rehúyes. Háztelo mirar, cabeza de hojalata.

Ante el ofrecimiento de su compañera, la mujer estiró los brazos abriéndolos, dándole permiso para intentar lo que quisiera. Total, lo peor que podía hacer era cargársela, pero entonces se quedaría sola aguantando a esos dos y no creía que le interesara.

-Mejor tú que nadie. No te preocupes, lo que hagas estará bien. Ya estoy jodida por mi cuenta.

Los disparos de Worm hicieron que la mujer le echara un vistazo y se preguntara porqué los tres cabrones tenían más suerte que ella con las explosiones, disparos y demás peligros en los que se metían.  Debía reconocer que eso era bastante molesto.

-Wormy, ¿tú eres más de carne o de pescado?- preguntó al ver que se acercaba a Templario con intención de echarle un cable.  Sé que con el traje Templario puede parecer un tío atractivo y misterioso, pero en cuanto se lo quita lo pierde todo- bromeó.  Videshee y yo estamos mucho mejor en todos los sentidos, dónde va a parar, pero allá cada uno con lo que le gusta- se encogió de hombros y luego miró a la mujer. Ya, ya paro de moverme. Perdón.

Roxanne estaba herida y no conseguía curarla, Videshee se reía de mí. 

—Es mentira, Rubia ¡Puedo hacer las dos cosas a la vez! —dije, y era cierto— ¿Cuando te he hecho mal, Cantarína, o a Garritas? — afortunadamente Videshee la curaba, la pobre había acabado hecha polvo por el fuego. 

Worm trató de curarme a mí —No, estoy cocido como una cafetera, no creo que puedas ayudarme... 

Roxanne me miraba mal —Ehh, nunca meto mano cuando curo, además tengo guantes metálicos. ¡Y sólo me alejé cuando venías con las garras fuera, que uno tiene que conservar cierta partes de su anatomía! La próxima vez verás como no me alejo...

Y luego se reía diciéndome nosequé con Worm —¡Cómo que lo pierdo todo, tengo esta armadura para no deslumbrar al mundo con mi varonil expresión! pero es cierto, vosotras dos estáis mucho mejor... vamos a poner a grabar esto...

Le dí al botón de grabación de mi casco para grabar como se echaban cremita. Luego ya me dediqué a buscar por el lugar. 

—Bueno, debemos buscar la corona esa, que debe estar por aquí... 

El poco silencio que dejaban los Omegas fue roto estrepitosamente por los disparos de Worm, quien quería asegurarse de que el sacerdote no se levantase de nuevo. Si después de aquello movía nuevamente sería cuestión de echar a correr. Ante la quietud ambiental hubiera sido capaz de despertar a los muertos. Pero al hechar un vistazo a las momias del fondo seguían estando quietas como si aquello no fuera con ellas.

El grupo se dedicó entonces a la importante tarea de recuperarse y tratar las heridas. Y pese a las cremas de Templario, era bastante evidente que la que sabía hacer las cosas bien era la rubia. Los mimos de Videshee lograron que Roxanne se encontrase mejor. Y la mujer salvaje ya apenas cojeaba y podía moverse bastante bien. Pese a no estar al cien por cien.

Templario era más complicado de curar, sobretodo debido a su armadura que lo envolvía por completo, pero aún aguantaba. Así que mietras Roxy y Videshee jugaban a los médicos, el omega acorazado se dedicó a buscar lo que habían venido a recoger de aquel lugar. La Corona.
Lo cuál tampoco pareció ser muy complicado, ya que cuando se acercó al altar, ese en el que las momias estaba adorando, la vio perfectamente. Una corona digna de REYES. No había duda alguna.

Roxanne necesitaba unos pocos cuidados más de los que yo podía darle en aquella cueva, pero bueno, al menos de esa manera, podría aguantar mejor, ya que la íbamos a necesitar para salir seguro, pues ahora, tendríamos el templo rodeado de aliens no sólo deseosos de cogernos, sino que enfadados con nosotros porque habíamos conseguido entrar donde ellos no. 

En cuanto terminé y levanté la vista para mirar a ver qué hacían los dos hombres (y los clones que pudiera haber), observé cómo Templario tenía la corona en sus manos. 

- ¿Estás seguro de que es la de verdad y no algo que nos han dejado ahí en plan "a ver si cuela y se llevan esto"? 

Sí, me daría mucha vergüenza volver con un objeto falso en vez de con el que teníamos que ir a buscar, la verdad y eso, que hacía ya mucho tiempo que había perdido la vergüenza, entre otras cualidades entrañables. 

Ante la pregunta de Templario sobre hacerle mal a alguna de ellas, Rox ladeó la cabeza ligeramente- Esa vez que nos diste garrafón, por ejemplo. Creo que todavía nos duele la cabeza por ello- desde entonces no lo dejaba escoger las bebidas ni las marcas.  Venga, va, ¿quieres que te diga que eres un buenazo? Porque yo aborrezco a los buenazos. Solo me sirven para afilar las garras, y no creo que te convenga.

Cuando escuchó que la próxima vez no se alejaría cuando le sacara las garras, la guerrera se rio y notó que las nociones que debía tener la rubia sobre medicina eran bastante buenas, porque el dolor estaba menguando. Eso es lo que quiero oír. Estar conmigo tiene sus peligros, pero la recompensa siempre merece la pena- añadió a su comentario un guiño y luego se giró hacia su compañera, quien estaba terminando de dejarla casi perfecta.

-Gracias- odiaba tener que darlas, pero la chica se lo merecía. Vas a tener que enseñarme para poder hacerlo por mi cuenta en el futuro. Te invito el próximo día que salgamos, como pago.

Templario se puso a buscar y la mujer echó un vistazo al lugar por si encontraba algo de interés, ya fuese un objeto de valor o algún accesorio bonito que pudiera llevarse.  La cojera hizo que se desplazase al principio un poco más lento, pero lentamente fue retomando su ritmo habitual a base de sentir cierto dolor en su cuerpo.  El acorazado fue quien dio con el objeto que habían venido a buscar, y la pregunta de Videshee la puso en alerta. ¿Habría una trampa después de haberse cargado al cabrón? Esperaba que no y que ya tuvieran lo que necesitaban.

-¿Seguro que no podemos quedárnosla? Quedaría bien en mi habitación. Si llega a ser una copia me la pido.

Roxanne tenía su punto de razón. Malditos contrabandistas de alcohol —El garrafón* era medio dólar más barato y total, el dolor de cabeza nos lo iba a dar igual... —no sabía de que se quejaban. Además al día siguiente habían matado al vendedor. 

—¿Buenazo yo? Díselo a la momia esa... —la había hecho picadillo— me preocupo por vosotras porque si no.... ¿Quién me iba a admirar y caer rendida a mis pies?. ¡Necesito público para mis victorias! Tu llevarás pompones y me anunciarás cada vez que llegue a partir de ahora, y Rusita cantará mis virtudes en siete idiomas. Gusanito puede pegar tiros a los que no aplaudan, por cenutrios. 

—Ya verás como no me alejo, pero como rajes mucho igual te hago más agujeros de los que tienes ya. ¡Y teniendo en cuenta como te ponen cada vez que salimos de misión es harto difícil! —había que tener cuidado, que la morena no distinguía a veces— Rusita, sigue curando, sí, levanta más la tela, más cremita. Hay un mercado para esto, ¿sabéis? Cachonda cura a su amiga buenorra de quemaduras con crema. tendrá miles de visitas. 

Mientras vigilaba, me había acercado a la corona y casi la palpaba con los dedos (metálicos). 

Templario tenía la corona en sus manos. 

- ¿Estás seguro de que es la de verdad y no algo que nos han dejado ahí en plan "a ver si cuela y se llevan esto"? 

El supervillano se encontró mirando la corona de cerca, o más bien los alrededores del cacharro. 

—No sé, voy a examinarla  —dijo tomándola, no sin antes dar un buen vistazo— Espero que no sea la del Burger King. 

Templario ignoró a las momias que había junto al altar y cogió la Corona. Corona que el clon de Worm no había llegado a ver. O por lo menos no lo había dicho. Pero ahí estaba, no había duda alguna.
El acorazado se acercó a ella y con manos firmes la cogió y la levantó, tratando de admirarla a la luz que emanaba de las extrañas lamparas que había en el templo.

Mientras estaba admirando la corona, por un breve instante, a Templario le pareció que una de las momias se movía, sólo un milímetro. Pero se había movido. Aunque cuando se envaró a ellas estás se mantuvieron totalmente quietas. Como si aquello no fuera con ellas.

Se volvió al resto y la enseño. Era...bonita.

Iba a contestar a la provocación de Roxanne, preguntándola si quería saber la verdadera razón por la que le llamaban Worm y si le apetecía descubrir de lo que era capaz, usando su poder de duplicar partes de su cuerpo, cuando el hombre de lata llamó la atención del grupo hacia la corona que habían ido a buscar.

Al supervillano se la traía floja es aspecto o el posible valor de aquel objeto. Ni siquiera le importaba el posible poder que pudiera emanar de ella. Él solo quería largarse de aquel lugar cuanto antes. Y además tenía claro que el regreso a la cabina de teléfonos teleportadora no iba a ser un camino de rosas. Más motivo para marcharse cuanto antes y no dar a los bichos extraterrestres esos tiempo para organizarse. Por qué estaba claro que a esas alturas debían de haberles oído hasta en la superficie.

– ¿Qué os parece si nos damos el piro ya y ya hablaréis de vuestra próxima borrachera cuando estemos de vuelta en casa?